sábado, 29 de junio de 2013

Clematis 'Jackmanii', la enredadera florida

Flor de Clematis 'Jackmanii'
La 'Jackmanii' es probablemente la más famosa entre las clemátides que se cultivan. Aunque por mi zona no la he visto nunca -aquí se lleva lo clásico, como los jazmines, buganvillas y hiedras-, es la clemátide más fácil de conseguir, pero no por ello deja de ser una planta de aspecto espectacular. Sí que existe en Cullera, sin embargo, una clemátide silvestre: la Clematis flammula, de luminosas flores blancas.

La Clematis 'Jackmanii' lleva su "apellido" entre comillas dado que no es un nombre válido desde el punto de vista botánico, sino que es algo informal que le viene de su procedencia, los viveros Jackman de Surrey, Reino Unido. La planta se obtuvo allí a mediados del s. XIX y es un híbrido probablemente resultante del cruce de las especies Clematis viticella y C. lanuginosa. El resultado, como se ve, es esta bella planta de grandes flores moradas.

Trepando
La planta lleva sólo tres meses en la terraza, pero pronto se convirtió en una más de la familia por su vitalidad. En marzo, con toda la vorágine de bulbos, vivaces y semillas, llegan también a las tiendas las trepadoras. Mi planta vino, como casi todas, de LIDL, que trajo este año las trepadoras sin previo aviso vía folleto o página web. Como vinieron en jueves, que es el día de la semana en que traen plantas y el que suelo acercarme yo, me encontré el stand todavía sin tocar. Había varias especies que me gustaban pero sólo me llevé esta dado que era la que iba buscando; me arrepentí un poco de no escoger alguna más, pero con el tema de las trepadoras se me había echado el tiempo encima y no había preparado nada para ellas, así que tuve que improvisar sobre la marcha.

El primer fallo vino cuando pensé que las clemátides trepaban por zarcillos, como la pasionaria o los guisantes de olor que tengo. Nada más lejos, las Clematis son enredaderas en un sentido estricto, que colonizan el espacio enroscándose sobre su soporte: incluso los pecíolos de las hojas se enredan para aferrarse mejor. Había colgado en una pared una malla metálica que no era más que el somier de una cama antigua, que hubiera sido ideal para una trepadora de zarcillos, pero es inadecuada para una planta que enrolle sus tallos. No la quité: ya la tengo a punto para el año que viene para alguna futurible trepadora de zarcillos. Buscando por casa, subí a la terraza una estantería vieja del supermercado que tuvieron mis abuelos, y con eso quedó salvada la situación.

Flor con cuatro pétalos...
La planta crece primero de manera discreta y parece algo caprichosa, pues a pesar de que se ha desarrollado estupendamente, muchas veces de manera inesperada los extremos de algunos tallos se secan sin más. Durante mayo, casi sin darme cuenta, la planta que apenas pasaba del segundo estante de su soporte cubrió la estantería entera, y ha sido ahora, con el verano, cuando ha comenzado a florecer. Esta es su época habitual de floración y se supone que estará así hasta el otoño. El problema es que ha cubierto tan rápido la estantería que si quiere crecer tendrá que ser zigzagueando arriba y abajo por la misma, pues ya no tiene a donde aferrarse para ganar altura.

Es una planta de hojas verdes amplias y ligeramente lanceoladas que salen a razón de un par por cada nudo del tierno tallo. Las flores son grandes, se podría decir que algo similares en apariencia a las de sus parientes las anémonas -las clemátides son ranunculáceas- y crecen desde las axilas de las hojas. El número de pétalos es variable, debido quizá a su origen híbrido: la primera flor que se abrió tenía cuatro, pero actualmente las hay de cuatro, cinco y seis, y no sé si alguna de siete. Son de color morado oscuro, aspecto que me atrajo la atención sobre otras trepadoras típicas. Supuestamente, la planta es caducifolia, se quedará pelada en invierno.

...y otra con cinco pétalos
Y es su ciclo vital, precisamente, lo que hará que decida si cambiarla a un sitio más espacioso o no, si me permite retirarla de su actual soporte sin daños -a la pasionaria, que se seca en invierno, la he cambiado de sitio ya tres veces sin problemas. Ahora, con tiempo, y con un invierno que será bastante aburrido a menos que las siembras de verano y otoño ya empiecen a dar resultados, es probable que aproveche alguno de los pocos rincones medio vacíos de la terraza para colocar alguna valla simple elaborada con cañas, aunque para las clemátides no estaría mal una "barraca" como la que se usa para las tomateras y judías. El hábito de esta planta no se limita a lo vertical, como sí hace la mencionada pasionaria -que le basta una reja para subir por ella- así que quizá sea mejor darle un apoyo "tridimensional". De todas formas, si la sitúo bien, no me quitará mucho espacio en el suelo.

Sea como fuere, su floración no ha hecho más que empezar, con lo cual ahora, sin descuidar el futuro, la planta está dando lo mejor de sí y hay que disfrutar de ello. Toma así el relevo como miembro de la familia más veraniego, junto a las arañuelas, ya que el resto de sus parientes o se encuentran descansando o están cerca de hacerlo.

sábado, 22 de junio de 2013

Viento y tormenta de quita y pon

Arañuela azul celeste
Aunque no ha sido más que un suceso anecdótico, ayer por la tarde la entrada del verano tomó un cariz algo inesperado. Las nubes entraron poco a poco y antes de darnos cuenta, la tormenta se desataba, con rayos, truenos y grandes gotas de agua. Le acompañaba un viento fresco que esparcía el agua por todos lados.

Sin embargo, estos episodios de lluvia, aunque en los últimos años los hemos visto poco, son menos consistentes de lo que su espectacular despliegue pueda hacer creer. Tantas gotas, viento y relámpagos y al final no llegan ni a depositarse 7 mm. de lluvia. En la terraza se queda algún recipiente con una lámina de agua y algunas macetas llegan a mantenerse húmedas, pero en absoluto una lluvia de este tipo en estas fechas permite atrasar el riego un día. Con el calor de hoy y el que pueda hacer mañana, toda esa humedad desaparece y puede dar problemas. Más o menos, necesito una lluvia a partir de 18 mm. o más para poder considerar el no regar un día. Esta semana ha llovido dos veces, ambas en apariencia fuertes pero que al final no han sido más que chaparrones de poca entidad.

Carraspique rosado
El viento es otro asunto. Por las tardes, el levante es constante durante gran parte del final de la primavera y principios de verano. Es el viento que mejor puede "entrar" a la terraza, pues incide justamente por la parte donde menos protección hay, ya que hacia el este tengo otra terraza de la misma altura y un espacio abierto (el resto está rodeado de edificios más altos). Esta misma situación es la que permite que las plantas amanezcan con el sol de cara y tengan la luz que necesitan. Sin embargo, las ráfagas de viento rebotan en la pared oeste y empujan a las plantas hacia delante, que ya se encuentran en esta posición precisamente por apuntar hacia el sol. A algunas no les afecta, pero las plantas altas suelen inclinarse y quedan muy feas cuando el viento sopla varios días seguidos. Además, imagináos las semillas que puedan caer por todos lados: con razón los ageratos salen ya en cualquier maceta.

El problema ya lo tuve el año pasado, y el áster, que creció como un pequeño arbusto, acabó tumbado casi en paralelo al suelo, tapando a las plantas que tenía debajo. Hoy me he dado cuenta que las plantas del comedor con grandes ramificaciones superiores, como los acianos y las Gypsophila, se inclinan peligrosamente con cada ráfaga. Son altas, más anchas por arriba y en esta época hay que sumar que están algo agostadas ya y que el sustrato donde enraizaron ha ido removiéndose cada vez que riego, con lo cual es fácil que acaben tumbadas. Y de las delgadas Coreopsis ni hablemos: tan pronto como se queden sin apoyo, irían al suelo. Al lado, los gladiolos enanos también empiezan a inclinarse: su forma de abanico, el peso de las flores y lo blanda que está la tierra donde los tengo son los factores que hacen que se venzan.

Hippeastrum rojo y blanco
Pero en la visita de hoy también ha habido tiempo para las cosas positivas. He seguido recogiendo semillas de varias especies (tengo un buen montón ya) y he visto a las flores que pondrán su punto de color en los próximos días. Las arañuelas (Nigella damascena) van abriéndose de manera escalonada, y me encuentro ejemplares blancos y celestes con un número irregular de pétalos. La Echinacea purpurea ya muestra sus pétalos, pero han de crecer y quedar colgantes todavía: es una flor grande, como esperaba. A su lado, la sorpresa: la Ratibida columnifera ya muestra su primer capullo. Me alegro de equivocarme cuando pensé que no podría florecer tan pronto. Luego recalculé, viendo lo rápido que estaba creciendo, y esto confirma las sospechas. Claro, es una planta perenne, pero es una hierba de pradera... ¿cómo no va a florecer tan pronto como alcance el tamaño adecuado y las condiciones lo permitan?

Visto el éxito, estoy probando con una especie hermana, la Ratibida pinnata. Las semillas germinan fácilmente en papel de cocina húmedo, pero el verano es mala época para sacar adelante plántulas precisamente por su delicado inicio: si las tapamos con plástico para preservar la humedad, se cuecen. Si las dejamos destapadas, se secan en cuestión de horas porque su raíz apenas queda en la superficie. Así, las dos primeras semillas brotadas que puse en una maceta tapada con plástico el pasado jueves, hoy eran ilocalizables. He puesto otra que había germinado y la he bajado al patio, a ver si funciona: sacar adelante plántulas en una ubicación luminosa sin sol puede funcionar, pues estos días hice una prueba con lino común (Linum usitatissimum) comenzando en el alféizar de la ventana de mi casa y puesto a la sombra en la terraza tan pronto como las plantas comenzaban a inclinarse. De momento la primera semana la han pasado bien.

Gilia tricolor
El verano comienza suave y eso me dejará ver algunas plantas más a pesar de que ya se noten los primeros indicios de decaimiento. Florece un nuevo carraspique (Iberis umbellata), pero esta vez ni es enano ni es blanco, sino que posee flores rosadas y anchas. Entre las plantas altas, unas misteriosas plantas de hojas peludas parece que comienzan a revelar su identidad: veo capullos con brácteas, un centro oscuro y posibles pétalos amarillos... ¡Rudbeckia hirta! En la mezcla de semillas en bote venía su nombre y siempre es una planta que he querido tener, pero temía que no apareciera alguna como ha pasado con otras tantas especies (alhelíes, amapolas de California...). Se abrirán esta semana ya, supongo. Si no fuera esa especie sería una sorpresa aún mayor, porque entonces no tengo ni idea de qué puede ser.

Y me despido de la terraza hoy con un viejo conocido: el Hippeastrum rojo y blanco repite floración, la primera fue algo breve y poco vistosa. Es la fecha más tardía de su historia, pues en años anteriores floreció sendas veces en febrero y marzo en 2011, sólo en abril en 2012 y hasta ahora, la anterior en mayo. Será de las pocas bulbosas que hayan florecido en verano, pues los gladiolos enanos ya van terminando, aunque hoy he visto una vara floral distinta que posiblemente corresponda a un gladiolo abisinio o acidantera (Gladiolus callianthus). No me puedo quejar este año, no: seguro que ha sido el que más flores ha visto de manera ininterrumpida.

Corrección (24-06-2013): La vara floral del gladiolo distinta no era más que un gladiolo enano de flores rojas. A lo visto tengo de dos tipos distintos ya que el aspecto de las flores es muy diferente... y sus espigas también.

viernes, 21 de junio de 2013

Ya está aquí el verano

Lino rojo
Esta madrugada, a las 7:04, daba comienzo la que será la estación más larga de 2013. El verano ya está aquí y con él continuarán los largos periodos de luz hasta el equinoccio de otoño, y se mantendrán las altas temperaturas que este año, al fin, parece que de momento han llegado a su debido tiempo y por mucho que se alargue, ya no completará otra temporada tan calurosa como las anteriores. Sí, se han superado los 30ºC en varias ocasiones este mes y el anterior, pero mientras las máximas son puntuales, hay que mirar las mínimas: hace un mes todavía tuvimos varios días seguidos en los que el termómetro se quedaba en 11-14ºC por las noches. A eso le sumamos lo lluviosa que ha sido esta primavera, y el inicio del verano se presenta más suave que en años anteriores.

Passiflora caerulea
Aunque también he hecho lo posible por no dejar sin agua a las plantas muchos días, sin escatimar en riegos -me sale a unos 100 litros por semana-, esta primavera húmeda y fresca ha favorecido sobremanera a muchas de mis plantas, que han crecido más y más frondosas. La adición de abono, del que este año dispongo en grandes cantidades, también habrá hecho su trabajo. No obstante, el sol siempre nos recuerda el clima propio de la región y a poco que asome unas cuantas horas puede causar estragos, con lo cual no conviene confiarse, ni aunque las madrugadas sean más frescas de lo habitual. Un día en que la tierra permanece húmeda parece que nos dé la opción de regar un poco más tarde, pero no hay que fiarse ni de eso, pues un día caluroso con viento de poniente entre medias basta para eliminar de un plumazo la humedad.

Nomeolvides china azul celeste
El verano no sólo es época de trabajar más en el apartado del riego, sino que también da la salida a una época más relajada en la que muchas anuales comenzarán a decaer, muriendo poco después, y muchas vivaces perderán su parte aérea, indicándonos que han entrado en su periodo de descanso. Así, varias de las mías ya se han echado a dormir: la dicentra ha quedado en una triste maraña de ramitas secas, y las anémonas y ranúnculos prácticamente han desaparecido de la superficie, dejando un montón de paja que ya retiré el otro día para evitar pudriciones, pues sigo regando las macetas dado que han crecido plantas en ellas. Por tanto, en esta época podemos usar el agua que ya no necesitarán algunas plantas para regar más a las otras. Ojo, hablo siempre desde el particular punto de vista de que en mi terraza no hay agua, y tengo que traerla de fuera en garrafas.

Bella de día en maceta
Precisamente, haré este repaso desde el rincón de la terraza hacia afuera, que es el orden que he establecido para regar y no dejarme ni una planta. Allí detrás, las únicas ranunculáceas que siguen en pie son las aguileñas: la alpina dejó de florecer y sus hojas se van deteriorando, aunque todavía he visto crecimiento nuevo. Las híbridas decaen poco a poco pero a estas alturas todavía se abren nuevas flores. Tanto una como la otra han sido convenientemente despojadas de las cápsulas de semillas maduras, que han dado centenares de granos que ya tengo secándose -las cápsulas son pegajosas y las semillas a veces se impregnan- para almacenar. Podría hacer ya si quisiera un experimento de siembra con ellas, pues tengo muchísimas.

Kalanchoe blossfeldiana
Los Oxalis también se apagan. Los bowiei se han echado a dormir, y los tetraphylla van decayendo poco a poco. Sin embargo, a los triangularis parece que no se les acabe la energía nunca, y por la mañana siguen regalando su cúpula de flores rosadas que por la tarde da paso a la mata de grandes hojas moradas desplegadas. Es de suponer que en otoño-invierno volverán a estar las tres otra vez en marcha. Los guisantes de olor se van marchitando, y aunque sigue habiendo crecimiento nuevo, no parece que vaya a poder continuar. La reja se convierte ahora propiedad de la pasionaria (Passiflora caerulea), que lleva un tiempo floreciendo casi a diario, siendo este quizá su mejor año hasta ahora en ese aspecto. La hierbabuena parece que no dará mucho más de sí y las dedaleras, tan grandes que han tapado la maceta, todavía a estas alturas siguen emitiendo espigas florales a la vez que dan sus primeras semillas. Junto a la hierbabuena, las Kalanchoe siguen creciendo y hasta floreciendo, pues no sé por qué motivo, las ramas de Kalanchoe blosffeldiana que quedaron a la sombra de la aromática han seguido sacando flores hasta hoy, manteniendo así su floración casi medio año ya.

Nigella damascena
En el lateral de la terraza siguen haciendo su vida varias compuestas y azucenas de las que ya hemos hablado en otras ocasiones, además de llevar un tiempo floreciendo la única martiniácea que ha salido adelante este año, una Proboscidea louisianica de momento muy pequeña, y tras ella otra trepadora: la Clematis 'Jackmanii', que ha crecido bastante el último mes y ya empieza a abrir sus flores. Hablaremos de ella en una entrada muy pronto.

En el contenedor-jardinera predominan las compuestas, salpicadas de otras tantas especies. Se encuentran en flor con ellas las Gypsophila, lobelias, antirrinos, nomeolvides chinas, bellas de día, Gilia tricolor, margaritas de Livingstone (que ya van quedando menos) y carraspiques; las Vaccaria hispanica están todas secas y dando semillas, y se han abierto las primeras arañuelas (Nigella damascena), de delicado follaje: la que aparece en esta entrada es blanca y muy pequeña, además de tener multitud de pétalos, pero justo encima de ella se abría otra más grande, con el color azul, el número de pétalos y el tamaño más propio de las plantas silvestres. Esto se debe quizá a que planté dos mezclas distintas y posiblemente las pequeñas y blancas sean las que proceden de los sobres de semillas "Number One" de ALDI, ya que el año pasado todas las arañuelas eran como ésta de hoy.

Bella de día azulada en el contenedor
Otra planta que por fin luce con ellas es el lino rojo (Linum grandiflorum, también llamado rubrum), de flores de un intenso color escarlata que no duran más de un día, además de tener una apertura bastante irregular, pues hay veces que no llegan al mediodía y otras que duran hasta la tarde. Me ha costado bastante encontrar ejemplares bonitos para las fotos, pues las flores suelen salir con marcas y arrugas, no sé si por el calor, pero desde luego al año que viene repiten y serán sembradas antes junto a otros parientes de su familia. Las flores son prácticamente el doble de grandes que las del lino común.

En el contenedor grande de los bulbos, los gladiolos enanos terminan ya su floración y con ello habré recopilado las imágenes necesarias para dedicarles una entrada muy pronto. La anémona que salió por sorpresa empieza a secarse, al igual que las Camassia cusickii, que parece que no florecerán, pues sólo queda una en buen estado que quizá se seque pronto. Las que están verdes y no deberían tardar en florecer son las Liatris spicata, a las que posiblemente saque de allí esta temporada, pues considero que debería separarlas de las bulbosas verdaderas. En una maceta cercana, crecen sanos y sin parar los Ornithogalum saundersiae, aunque no tengo ni idea cuándo florecerán.

Gilia tricolor
El resto de bulbosas en macetas no han ido demasiado bien. Muchas hojas se han secado de manera prematura y permanecen verdes unas pocas que no sé si serán gladiolos abisinios o crocosmias, que planté juntos; las Triteleia 'Queen Fabiola' han tenido un ciclo decepcionante, pues sacaron sus rosetas de hojas en primavera y ya se han secado por completo, prácticamente equiparándose a algunas bulbosas de primavera que se han secado hace relativamente poco, como los narcisos o los muscaris. Las Tigridia siguen verdes, pero con un aspecto pobre. Veremos si florecen.

Ya en el centro de la terraza, nos encontramos con la alfalfa (Medicago sativa) floreciendo con fuerza, los edelweiss aguantando bastante bien el calor y uno de los Hippeastrum, el más veterano, volviendo a florecer. Las fresas han hecho una pequeña pausa en cuanto a producción de frutos y los nardos empiezan a crecer: a ver si este año florecen. Otras bulbosas, las Nerine bowdenii, siguen con sus hojas verdes a la espera de su floración otoñal. A su lado, el áster presenta un aspecto depauperado por los hongos, que ya parece que remiten. No sé si darán el estirón veraniego como el año pasado, pues las plantas siguen como rosetas a ras de suelo, mientras que hace un año, en fechas como hoy, el tallo central ya tenía más de un palmo de altura.

Flores de alfalfa
Las Campanula glomerata se han regenerado y tienen hojas y flores nuevas; a su lado, la Lychnis viscaria también se renueva y la Dianthus deltoides cada vez está más verde, pero las flores no parecen aumentar en número. La Prunella sigue sin florecer, y la Lavandula stoechas parece haberse quedado algo estancada. A su lado, varias compuestas siguen luciendo y florece sin parar también otra bella de día, de flores algo más claras. Aquí la planta sí crece rastrera, con tallos prostrados en cuyos extremos hay una flor prácticamente cada día. Los antirrinos, aunque más pelados y con las hojas amarilleando, siguen floreciendo a diario.

Así empieza el verano. Mientras disfruto de lo mucho que todavía queda por ver, ya me impaciento por la llegada del otoño por el simple hecho de regenerarlo todo de cara al año que viene, con las especies nuevas que tengo listas para introducir o con la experiencia que he adquirido con las que he tenido este año. Sí, es una locura estar pensando en el año que viene cuando este tiene tanto que ofrecer todavía y puedo dar gracias a que ha ido muy bien, pero la experiencia de este año me ha demostrado que la preparación a conciencia con antelación es la mejor de las recetas. Seguro que estas ansias se ven un poco aplacadas cuando empiecen a secarse algunas vivaces y pueda empezar a reorganizar algunos rincones para tenerlo todo listo de cara al otoño. Ahora, a disfrutar de los colores y llevar mucha, mucha agua.

Llegó la caballería

Mariquita en aciano lleno de pulgones
Una terraza llena de plantas es un festín para los insectos. Los hay que alegran la vista con su presencia y, además, no son en absoluto dañinos. Hablo de las moscas, abejas y mariposas de distintos tamaños y especies que pululan por las flores, alimentándose de su néctar y polen. Los insectos y otros artrópodos siempre me han llamado la atención, pero reconozco que su abundancia me sobrepasa, y nunca he sido capaz de identificar más allá de las cuatro especies más populares o aquello que puede encontrarse fácilmente en una guía. Mismamente, en la terraza recibo a tal cantidad de dípteros e himenópteros que no soy capaz de distinguir en realidad cuántas especies distintas hay.

Pero los insectos también pueden venir a hacer daño. Los más conocidos son los áfidos, los pulgones, que se aferran con sus mandíbulas a las plantas para extraer sus jugos. Llegan a ser muy abundantes y no necesitan de ambos sexos para tener descendencia, pues la inmensa mayoría son hembras que son capaces de reproducirse por partenogénesis, esto es, "clonándose" a sí mismas. Salvando las distancias, es tan eficaz como la reproducción vegetativa de las plantas, con la que consiguen generar individuos nuevos valiéndose de ellas mismas para hacer una "copia".

Pero los pulgones no carecen de enemigos. Las mariquitas, las crisopas y otros insectos cazadores las devoran. Sin embargo, algunas hormigas los defienden, dado que los pulgones excretan el exceso de azúcares que obtienen al chupar la savia y para las hormigas este desperdicio es un manjar de un valor incalculable. Por ello los "pastorean", vigilándolos y defendiéndolos ante atacantes a fin de preservar su fuente de glucosa. No creo que se llegue a dar el caso en mi terraza porque la presencia de hormigas allí siempre ha sido testimonial: el año pasado aparecieron alimentándose de los restos de las dalias podridas, posiblemente escalando desde la calle. Retiradas las dalias, desaparecieron las hormigas.

La presencia de pulgones en mis plantas es, de manera puntual, exagerada. A algunas no las tocan y con otras ni siquiera llegan a coincidir: de hecho, no he visto una sola bulbosa afectada por los áfidos. Sin embargo, tan pronto como llega la primavera y comienzan a subir las temperaturas, llegan los primeros pulgones alados y se establecen, extendiéndose como la pólvora. Dado que no aprecio daños en las plantas -los acianos, los más afectados, siguen floreciendo con normalidad y han superado los 70 cm. de altura- no me molesto siquiera en usar insecticidas. Al igual que con los pájaros, que un gorrión de vez en cuando picotee plantas no merece que haga por evitar la presencia de aves en la terraza, pues las visitas del colirrojo tizón, la lavandera blanca o el mosquitero durante los inviernos son bien recibidas.

Crisopas he visto alguna vez, muy puntualmente, pero mariquitas no había visto hasta ahora. Durante la semana he detectado un par de mariquitas de siete puntos (Coccinella septempunctata) y al menos una, no sé si la misma, continuaba dos días después en las plantas. Alguna vez incluso llegué a pensar en capturar unas cuantas en algún punto donde abunden y soltarlas en la terraza, pero tarde o temprano era inevitable que llegasen por sus medios. Ahora, a ver si son capaces de llegar en mayor número, establecerse y reproducirse, para así dejar todo un ejército de larvas combatiendo los pulgones. Éstos desaparecerán hacia el otoño, y las mariquitas para entonces supongo que entrarán en algún tipo de letargo, preparadas para la temporada siguiente.

jueves, 20 de junio de 2013

¿Siguen a prueba los lupinos?

Grupo de lupinos
Hace ya medio año que hice una entrada hablando sobre los lupinos y mi experiencia con ellos, explicando cómo estas plantas se hicieron un hueco en mi terraza por un método que resultó ser válido pero efímero -no sobrevivieron tras el verano- y cómo estaba probando con un sistema diferente: por semillas. La entrada ha tenido bastantes visitas durante algún tiempo y supongo que se debe a que hago mención a que los primeros que tuve pertenecían a una colección que venden en LIDL; de hecho, la mayoría de entradas hablando sobre las plantas de esta colección han estado siempre en el top de entradas más vistas, imagino que debido a que hay poca información en español sobre ellas y el blog sale en las primeras búsquedas. Reconozco que yo hacía lo mismo, y me alegra que el blog sea útil en ese sentido. No obstante, me gusta puntualizar siempre que esto ha sido bajo unas condiciones determinadas, que quizá en otras regiones las plantas no necesiten tantas atenciones especiales.

Finalmente, este año no volví a comprar los esquejes de raíz de LIDL porque mis lupinos semilleros han funcionado bien, no hay más que verlos en la foto y comparar cómo eran hace seis meses. Han alcanzado prácticamente la misma talla que sus antecesores en la terraza sacados de esqueje, pero el motivo por el que no había vuelto a hablar de ellos es simplemente que todavía no han florecido. Las plantas están sanas y no dejan de crecer, siempre hay hojas en la base a punto de emerger. No sé si al proceder de semillas la floración no vendrá condicionada por las estaciones y aún serán capaces de florecer en verano u otoño, o bien habrá que esperar al año que viene.

Estos lupinos están ahora en la parte de la terraza que recibe menos sol, para evitar al menos que el calor lo pasen recibiendo la incidencia directa de los rayos solares. A mediodía ya han dejado de tener al sol encima y pueden tener una pequeña tregua hasta el día siguiente. Cuando esto ocurre, las hojas extienden sus folíolos en posición normal: cuando hace más calor algunos se pliegan hacia arriba, como se ve en la foto. De manera paralela, y siguiendo con las pruebas, sembré otros lupinos allá por marzo que no sólo tienen medio año de vida menos que los grandes, sino que los mantengo a pleno sol para ver cómo les va. De momento, han crecido hasta ponerse casi a la par con los más viejos. No suele fallar: las siembras de primavera dan plantas con un desarrollo más rápido por el simple hecho de tener más horas de luz y calor.

Los lupinos prefieren temperaturas suaves y no demandan demasiada agua, pero claro, eso hay que saber llevarlo aquí, donde poco riego se traduciría en plantas secas en pocos días. Los riego a cada visita y de momento no han dado problemas, incluso resistieron sin mayor problema unos días de poniente que pillaron por sorpresa en mayo apenas un par de días después de unas lluvias y que afectaron e incluso mataron a alguna planta (los linos).

Sin más, ahora queda ver cómo sobrellevan el verano estas plantas, que "se han criado" aquí y de momento van bien, pero el calor no ha hecho más que empezar. Si todo sale bien, en otoño quizá todavía siembre unos cuantos más en algún otro punto, donde puedan combinar con otras plantas de su tamaño.

lunes, 17 de junio de 2013

Compuestas en la terraza (IV)

Coreopsis tinctoria
Sólo ha pasado una semana desde la última pero, viendo el ritmo desenfrenado que llevan las asteráceas estos días, ¿quién puede resistirse a no dedicarles una nueva reseña?

Efectivamente, y aunque seguramente hablaremos varias veces incluso de especies que ya habían aparecido anteriormente, la terraza se engalana semana tras semana con nuevas flores que las plantas de esta familia ofrecen y es tentador compartirlas con todos. Son momentos en los que muchas veces la sorpresa es la mayor de las protagonistas, pues no sé de qué color saldrá la flor o qué aspecto tendrá hasta que no se abra. Y claro, como no son pocas las plantas de esta familia que alojo en la terraza, pues en esta época de máxima actividad cada pocos días hay "premio".

Centaurea cyanus
Empezaremos por la Coreopsis tinctoria, especie que ha resultado más exitosa de lo que esperaba, ya que hace un mes apenas era capaz de adivinar lo que sería. Hice una pequeña introducción en la entrada anterior donde también mostré la primera flor que se abrió, aunque parece que ahora es cuando las plantas van en serio, apareciendo ejemplares de diversos colores. Esta especie me venía en una mezcla de semillas, las cuales no llegué a distinguir pues esperaba que fuesen alargadas y visisbles como las de sus parientes las cosmos, y a lo visto son mucho más pequeñas y similares a las de otras compuestas menos relacionadas. Las plantas son extremadamente gráciles, con tallos rectos y delgados que cuesta entender cómo son capaces de no doblarse con el viento -parece que, como las amapolas, les ayuda crecer mezcladas con plantas más robustas. Tienen además muy pocas hojas, divididas y muy separadas entre ellas a lo largo del tallo, y no he llegado a apreciar si tienen roseta basal.

Calendula officinalis
El color original de los capítulos es amarillo con el centro rojo, como el de la foto que abre la entrada. Sin embargo, mis semillas vienen en mezcla de colores, pues han salido de color rojo oscuro y totalmente amarillas que, además, no tienen los pétalos exactamente igual que las de color original, que son más anchos y con tres lóbulos en el extremo. En un principio, cuando todavía no tenía claro qué especie era, creía que habían salido dos o tres plantas, pero observando con atención ahora encuentro botones florales a punto de abrirse diseminados por todo el contenedor, con lo cual, sean amarillas, rojas o los dos colores a la vez, van a formar un mosaico estupendo con el azul predominante actual.

Zinnia rosada-anaranjada
Pero no son las únicas compuestas nuevas en el contenedor. Se ha abierto también esta semana la primera caléndula (Calendula officinalis), de flores naranja y simples, como esperaba que fuese. De esta especie, muy clásica, existen varios cultivares y entre ellos algunos dobles, aunque creo que no se pueden comparar con la flor original, con el aspecto de una margarita de un color naranja brillante. No sé muy bien cuál es su ciclo vital pero diría que son perennes, pues hay un lugar por el que paso habitualmente donde año tras año florecen en primavera, y viendo el resto de plantas que las acompañan (crasas o plantas resistentes a la sequía) dudo que todos los años vayan a plantar nuevas. No tenemos esa suerte aquí en los jardines públicos.

Los acianos siguen siendo los reyes del contenedor, floreciendo más cada semana. Nunca había tenido tantos en épocas calurosas como esta, y parece que todavía van a durar más. Entre los ejemplares típicos de intenso azul, y aparte de los blancos, esta semana han aparecido un par de color morado, aportando un toque distintivo. De momento no veo que haya plantas con otros colores distintos a los aparecidos hasta ahora, aunque hay tantos ejemplares juntos que posiblemente todavía quede alguno sin florecer y dé alguna sorpresa.

Mauranthemum paludosum
Junto a ellos, se ha abierto una nueva zinnia de las grandes, de un color que según luces aparece anaranjado o salmón, original cuanto menos. Las zinnias 'Liliput' siguen también floreciendo y ha aparecido un ejemplar verdaderamente pequeño, con un capítulo de pétalos rosados-asalmonados. Éste no llega ni a 3 cm. de diámetro, siendo más pequeño que sus compañeras del mismo cultivar o incluso las margaritas.

Hablando de margaritas, las finalmente identificadas como Mauranthemum paludosum están en su mejor momento. En la maceta donde murió la primera planta y brotaron nuevas, ahora mismo crecen unos cuantos ejemplares de poca altura todavía, pero con flores casi perfectas y más grandes que las del ejemplar anterior. Están resistiendo el sol incluso mejor que sus antecesoras, debido quizá a que han crecido a plena exposición. Ahora sí puedo presumir de ellas con orgullo: además, como parece ser que se resiembran ellas mismas bastante bien, puede que pueda mantenerlas durante tiempo y además expandirlas.

Zinnia 'Liliput' color salmón
No muy lejos, a pleno sol, se encuentran floreciendo las perpetuas (Xerochrysum bracteatum) de color blanco. Las rojas siguen a lo suyo aún a estas alturas e incluso la planta, que se encuentra tumbada en el suelo como conté, se ha ramificado y tiene varios tallos con flores. Las nuevas, de color blanco, son de un tamaño similar a las rojas, algo mayores que las del año anterior. Lo que me extraña es que no haya salido ninguna en el contenedor, cosa que ya sucedió el año pasado por más que sembré semillas incluso en varias ocasiones. Es decir, que las dos plantas que me quedan todavía proceden de la primera y única tanda de semillas sembradas que ha prosperado en la terraza, la de septiembre de 2011. Este otoño vuelvo a repetir, quizá funcionen mejor si pasan antes por el invierno. De hecho, las actuales ya han vivido dos.

Coreopsis tinctoria amarilla
Esta semana ha llegado otra compuesta a la terraza. Sí, otra... y además "repetida". Se trata de una nueva Gazania rigens, esta vez del color más cercano a la planta original, naranja con los pequeños parches en la base de los pétalos con brillo metálico. La adquirí en el mismo sitio que la primera, y al mismo precio: 0,60 €, una ganga teniendo en cuenta que se trata de una planta perenne crecida y bien establecida. Venía muy cargada de flores, pero algo irregulares, así que tan pronto como salga una bien desarrollada aparecerá en una de estas entradas. De la planta anterior no he puesto más imágenes porque parece que le cueste florecer, y cuando lo hace, es de manera breve y poco elegante. La planta está bien, eso sí, frondosa y muy verde. Tanto, que estoy empezando a pensar si el problema será un exceso de nitrógeno, pues su compañera es más grisácea. Como se sabe, el exceso de este elemento hace que las plantas crezcan mucho, pero condiciona la floración reduciéndola, además de producir hojas de un verde más intenso de lo normal. Por tanto, y de manera cautelar, no volveré a abonarla en un tiempo.

Las que también siguen a toda mecha son la gallardias, cuyas tres plantas están en flor. Las flores son algo distintas entre ellas, pues mientras la primera era más anaranjada, la segunda ha salido más rojiza y la tercera tiene un color rojo más vivo, con un amarillo muy brillante y bien diferenciado en los extremos. No tardarán en aparecer por aquí tampoco, tan pronto como el riego más frecuente les devuelva la fuerza. Son plantas que resisten bien el calor y la falta de agua pero, cuando el ambiente es muy seco, los pétalos tubulares se doblan, cuelgan o se arrugan y rompen la estructura circular de los capítulos, dando un aspecto algo irregular, menos estético, que no obstante sigue llamando poderosamente la atención por sus vivos colores.

Xerochrysum bracteatum blanca
Entre las demás plantas de la familia, la Echinacea purpurea sigue haciendo crecer sus capítulos y con ello mi impaciencia, pero algo me dice que cuando arranque, se pasará semanas sacando flores una detrás de otra, como las gallardias. Las dalias parece que estén entrando prematuramente en su fase de agostamiento estival: la decorativa ha sacado dos capítulos hasta ahora, muy pequeños, y las hojas inferiores empiezan a estropearse de manera lenta. Las de flores simples están mucho más afectadas, dejando de producir flores y poniéndose bastante feas, aunque entre los tallos viejos emergen nuevos más verdes. Este año ya me hago la idea que, por mucho que se sequen, no hay que aumentar el riego si no quiero que se pudran. Lo lógico es que ahora sufran esta bajada y en otoño tengan su momento de mayor esplendor.

Centaurea cyanus morada
Los ejemplares en desarrollo siguen transmitiendo buenas sensaciones. La Ratibida columnifera está tan grande que creo que me precipité al pensar que quizá no floreciese este año, pues estamos todavía en junio y parece que cada semana aumente un tercio su tamaño; como está visto que no le afecta demasiado el calor, es posible que el verano no retrase su crecimiento y el día menos pensado vaya y le encuentre botones florales asomando. A su lado, las zinnias plantadas hace un mes ya muestran casi todas el primer capítulo que abrirán: veremos qué colores ofrecen. La pequeña de la colección, la Cosmos sulphureus, de momento parece que aguanta con éxito su traslado a una zona de más sol, precisamente junto a las mencionadas zinnias, gallardias, Ratibida y Echinacea, y también un crisantemo tricolor. Las primeras hojas verdaderas ya han crecido y puedo apreciar que son bien distintas de las de su pariente C. bipinnatus, así que veo que no pueden confundirse y que, aparentemente, parece que efectivamente no creció ninguna en el contenedor, con lo cual este ejemplar tiene la misión de ser el primero en florecer de la terraza.

De momento se puede decir que ya quedan muy pocas especies nuevas por florecer, pero ya se sabe, la variedad dentro de las mismas es amplia e impredecible, y seguro que antes de lo esperado, estaré volviendo a hablar de esta fascinante familia. Nos vemos para entonces.

domingo, 16 de junio de 2013

Azucenas asiáticas: estrellas multicolores

Azucena asiática roja y negra
Entre las azucenas más típicas de las colecciones, además de algunas especies cultivadas desde hace mucho, las híbridas procedentes de Asia son quizá las que copan la mayoría de posiciones en cuanto a popularidad, tanto como planta viva como para flores cortadas para ramos y arreglos florales.

Estas agrupaciones de híbridos se llaman divisiones, y no todas proceden de un mismo cruce, sino que puede haber distintas especies involucradas. En el caso de la división de Lilium asiáticos, puede haber genética de especies e híbridos como L. bulbiferumL. pumilumL. tigrinumL. cernuumL. concolorL. davidiiL. amabileL. maximowicziiL. x hollandicum o L.x maculatum. Un buen montón, vaya. Sobra decir que Asia es la cuna de la mayor variedad de azucenas de todo el planeta, aunque el género se extiende desde Europa hasta Norteamérica.

Azucena asiática amarilla
Las azucenas en principio no me llamaban demasiado la atención por su aspecto tan clásico, por ser la planta que siempre aparece en los ramos (junto a los crisantemos y gerberas, rosas y claveles, etc.), pero en 2012 probé con uno oriental, el Lilium 'Stargazer', y quedé bastante contento. Leyendo un poco más sobre las azucenas más fáciles de encontrar y cuidar, me llamaron la atención las asiáticas, cuyo aspecto me parecía algo más atractivo. Así que decidí introducir algunas esta temporada.

Llegada la época de venta de bulbos, adquirí dos bolsas de azucenas asiáticas, una de mezcla de colores y otra del cultivar `Pixels', de flores bicolores de distintos tonos con la coloración central difuminada sobre la de fondo. Venían tres de los primeros y cuatro de los segundos, y en esta ocasión parece que ha salido bien la jugada con la mezcla de colores, pues salvo un par repetidos, han salido todos diferentes. Buen detalle teniendo en cuenta las pocas unidades plantadas -no como otros bulbos, que se venden en paquetes de 20, 30 o 40 unidades- y lo espectaculares que resultan una vez florecen.

Azucenas 'Pixels'
Las azucenas asiáticas difieren de las orientales en la forma de la planta, si bien las flores son bastante similares. Los tallos crecen rectos y suelen alcanzar mayor altura que sus parientes, y están cubiertos densamente de hojas lanceoladas, mientras que en los orientales son oblanceoladas, esto es, más o menos elípticas. Las flores crecen agrupadas en estructuras a modo de umbelas y pueden aparecer bastantes de ellas juntas, aunque supongo que en ambos casos dependerá del cultivar. De hecho, de mis dos tipos distintos de Lilium de esta división, unos han sacado más flores a la vez que los otros. Suelen abrirse progresivamente en pocos días y llegan a coincidir un tiempo. Al igual que me pasó con las orientales, las flores duran perfectas varios días pero antes de lo esperado, los pétalos caen de golpe. No sabría decir con exactitud, pero me ha dado la impresión que estas han durado bastante, pues los 'Stargazer' del año pasado no duraron ni una semana, si me descuido no salen ni en la foto. La roja y negra todavía tiene flores ahora, ha sido la más exitosa y duradera.

Bulbo de azucena asiática
Una de las cosas que me llamó la atención cuando adquirí los bulbos es que en el paquete de los 'Pixels' venía uno diferente (el que aparece en la foto) y sigo sin saber si se trataba de un error al empaquetar, aunque agradezco el equívoco viendo el resultado. De los cuatro bulbos, tres eran rosados y pequeños y uno blanco y grande. De los tres pequeños salieron tres pequeñas azucenas con los colores típicos de los 'Pixels', uno blanco-púrpura y dos rosa-naranja, pero del bulbo grande salió una planta mayor que es la de las flores rojas que abre la entrada. Hay varios cultivares con ese aspecto, así que por desconocimiento lo dejo sin identificar. Como digo, no hay de qué quejarse, pues la planta que ha salido se ha convertido en una de mis favoritas. A sabiendas de que podría ocurrir esto, la planté en una maceta aparte, y parece que además es la más alta de todas.

Azucena asiática naranja
Las azucenas asiáticas "clásicas" han salido perfectamente mezcladas, y no hay ningún color repetido entre las tres. La primera que abrió era de un naranja intenso, sin manchas, brillante y vibrante. La segunda era roja, con manchas ligeras en el centro, y los pétalos salieron algo estropeados, quizá por el calor. Por último, las que han abierto esta semana han sido amarillas, también sin manchas en el centro. Han estado floreciendo progresivamente desde finales de mayo hasta hoy, y en perfecto escalonamiento, pues apenas han coincidido entre ellas. Quizá al año que viene estén más sincronizadas y florezcan a la vez, acortando su presencia pero regalando así una bonita combinación de colores. Están en macetas bastante grandes que, en principio, no creo que sea necesario sustituir durante un buen tiempo, y supongo que de hacerlo será más por la división vegetativa de las plantas que por el aumento de tamaño en sí.

Azucenas asiáticas rojas

Los tres 'Pixels' que comparten maceta salieron muy bajitos. No entiendo muy bien por qué ya que el tamaño del bulbo suele importar poco: de hecho, los 'Stargazer' del año pasado tenían bulbos de tamaño similar cuando llegaron y dieron plantas más altas. Al ser tan bajitos, las grandes flores crecían muy apretadas y casi ninguna llegó a abrirse totalmente extendida sin doblarse o tropezar con las de su lado, con lo cual sólo pude conseguir una foto decente encuadrando una vista global del grupo entero. Veremos si al año que viene crecen un poco más y quedan más sueltas, pues los colores eran bastante llamativos.

Los ejemplares más altos, con el rojo-negro a la cabeza, han alcanzado sobre los 40-50 cm., flores incluidas. Es de suponer que puedan crecer algo más en años venideros, pues pueden llegar al metro. No me imagino lo espectaculares que deben ser con ese tamaño.

Azucenas asiáticas rojas y negras
Otra cosa que he notado, y no sé si es un caso concreto de las variedades que tengo o en general es así, es que las asiáticas no huelen nada o muy poco, difícil de detectar si no acercamos la nariz. Las orientales del año pasado emanaban un perfume denso y penetrante que en estas no encuentro. Ese mismo aroma es precisamente el típico que olemos en los ramos, con lo que deduzco que los híbridos orientales serán los preferidos en el mercado de la flor cortada.

La floración está a punto de llegar a su fin, pero si se comportan como las orientales -que serán las siguientes en florecer aunque parece que todavía les queda-, los tallos con hojas serán capaces de llegar casi hasta el invierno. Será tiempo de abonar adecuadamente para que se recuperen, engorden y al año que viene sean capaces de volver con más fuerza. Siempre procuro mantener la tierra húmeda, más que con otras bulbosas, pues esta especie posee bulbos más delicados ya que carecen de la capa de tejido que los cubre, como sí ocurre en los ajos, tulipanes o gladiolos. No obstante, tampoco requieren mucha agua, bastante menos que las plantas "tiernas" herbosas como las anuales o vivaces. Sin embargo, no las descuido mucho, y hasta ahora lucen brillantes sin marcas o quemaduras.

He quedado tan contento con estas plantas, con las cuales al principio me resistía, que seguro que introduciré algún cultivar nuevo al año que viene y, por qué no, si surge la oportunidad quizá traiga a casa alguna otra de las especies típicas de cultivo como Lilium candidum o Lilium regale. Su rinconcito en la terraza lo tienen ganado y reservado.

lunes, 10 de junio de 2013

Compuestas en la terraza (III)

Gaillardia aristata
Las asteráceas siguen con su hegemonía en la azotea. Son ahora mismo la familia predominante en flores abiertas al sol o a punto de hacerlo, y todavía protagonizan la mayoría de macetas que a estas alturas aún se encuentran con pequeñas plantas semilleras en desarrollo.

Empezaremos hablando de la Gaillardia aristata, gallardía o "Blanket Flower" en su Estados Unidos natal. Se trata de una compuesta de cuidados sencillos, perenne, que ofrece unos capítulos de gran tamaño y radiante colorido. Tengo tres plantas, que saqué de semillas en enero. Al mismo tiempo también sembré la Ratibida columnifera pulcherrima, pero fracasó varias veces y sólo ahora he conseguido sacar una planta adelante, con un aspecto algo feo, que quizá no florezca ya este año. Volviendo a la Gaillardia, decir que mide unos 40 cm. de altura, con porte recto, es de color verde claro y está cubierta de pilosidad que quizá es lo que impide que no esté atacada por los pulgones como otras plantas de la terraza. Sus hojas son lobuladas en la parte baja y algo más lanceoladas en la parte superior.

Felicia amelloides
El aspecto de los capítulos se encuentra a medio camino entre el de los acianos y el de cualquier margarita o girasol. Son redondos y poseen pétalos alrededor que en realidad son tubos como trompetas, como en el aciano, en lugar de planos como los de un girasol. Sin embargo, lo más seguro es que esas flores sean estériles ya que la planta florece en profusión en la parte central, con flores tubulares como es habitual en la familia. Conforme pasa el tiempo, las flores van abriendose del contorno hacia adentro, la estructura central se va abombando y la corola va retrotrayéndose hacia el tallo. Finalmente, cuando ya se han abierto todas las flores y comienza la maduración de los los frutos, sólo queda una esfera parda en el extremo del tallo, sin pétalos. Éstos son de un color amarillo y rojo, con mayor o menor profusión (una de mis plantas es más roja que el resto), espectaculares como llamaradas de fuego.

Zinnia elegans
Las zinnias, otra especie americana, este año parecen tener un poco menos de protagonismo que el pasado. Sólo dos ejemplares grandes y unos cuatro de 'Liliput' aparecen en el contenedor-jardinera. Aparte, en un contenedor de unos 40x40 cm. sembré nuevas plantas "en cuadrícula" aunque no todas han salido, quedando relegadas casi todas a un lado. El año pasado ya hice una siembra tardía y se dio bastante bien a pesar de hacer más calor -aunque hoy por la mañana ya era agobiante- y además este año dispongo de semillas de dos fuentes distintas, con lo cual espero que salga algo más aparte de las ya típicas flores rosa. De hecho, este año no estoy seguro si las plantas que han salido son de la misma mezcla, pues las del año pasado alcanzaban algo más de altura y, aunque las flores dobles no llegaban a convertirse en esferas de pétalos, sí sacaban varias filas de éstos. Las de este año tienen sólo dos filas y así se quedan durante semanas (por cierto, duran bastante abiertas sin deteriorarse).

Centaurea depressa
Los ásters africanos (Felicia amelloides) comienzan a tomar el ritmo de nuevo y ya empiezan a aparecer flores de vez en cuando a pleno sol. Como comentaba en la entrada anterior, no le hice fotos cuando la traje a casa y he tardado todo un mes en conseguir que estuviera presentable: con la Bidens ferulifolia de la entrada anterior, si no lo hubiera hecho, estaría arrepintiéndome, pues la planta ha perdido casi todas las flores y está dando montones de semillas, y parece que tardará en recuperar su cobertura de pétalos amarillos. Entre medias, me parece que la pasaré a una maceta mayor sin romper su cepellón de tierra ya que resulta algo incómoda de regar al ocupar toda la maceta y tener el sustrato muy compactado, algo típico de las plantas de vivero que puede darnos un disgusto si descuidamos la duración entre riegos.

Jacobaea maritima
Los acianos siguen imponiendo su dominio. El de la especie Centaurea depressa, tan pronto como tuvo abierto su primer capítulo empezó a sacar uno detrás de otro. El viento y el peso me han obligado a ponerle un pequeño apoyo para que no se vuelque. Por su parte, entre las Centaurea cyanus han empezado a aparecer flores que aparentemente vendrán de aquel nuevo aporte de semillas variadas, pues han surgido los primeros capítulos que no son del habitual color azul: el fin de semana empezaron a aparecer algunos con pétalos blancos y el centro violeta típico, y hoy he visto uno enteramente blanco, hasta con las flores tubulares negras del centro totalmente descoloridas. Este original ejemplar seguramente sea hipocrómico, esto es, con los pigmentos en muy baja concentración. El aspecto de la planta es indistinguible del de sus compañeras típicas.

Centaurea cyanus hipocrómica
Lleva floreciendo un tiempo también la cineraria marítima (Jacobaea maritima, antes Senecio cineraria), proveniente de un esqueje que hice en marzo de 2012. La planta creció inclinada y le ha quedado un aspecto un poco antiestético, pero esto quizá quede disimulado en un futuro cuando llene -aunque este invierno va directa a una maceta mayor, pues sufre bastante entre riego y riego. Los capítulos aparecen floreciendo primero sin pétalos y esto me extrañó, pero en cuestión de semanas las flores tubulares del centro se han multiplicado y los pétalos amarillos cuelgan alrededor del involucro.

Entre las especies a puntito de florecer, destaco a tres. En primer lugar, Coreopsis tinctoria, de la que hoy ya he encontrado un capítulo en flor totalmente rojo granate: falta ver si las plantas serán mezcla de colores o todas así, pues me gustaría que apareciera alguna del color original, con pétalos amarillos en el exterior y rojos en el interior y centro oscuro, que aportaría una combinación muy interesante al predominio azul de los acianos; hay varias plantas dispersas por todo el contenedor. También en el contenedor asomaba ya sus pétalos hoy una caléndula (Calendula officinalis) con su llamativo color naranja. Parece de flor simple, ya que se apreciaba el centro. Las prefiero a las dobles, siempre resulta bonita una flor tipo margarita de este vivo y poco usual color. Por último, sigue escalando hacia la floración la Echinacea purpurea, que con un aspecto impecable ya iguala o supera en altura a la mayoría de sus vecinas las azucenas. Espero con ansias ver sus flores.

Coreopsis tinctoria roja
Quedan más compuestas que todavía están creciendo. Además de las zinnias y la Ratibida, tengo creciendo aparte un crisantemo tricolor (Glebionis carinata) de la mezcla de semillas que compré en marzo, y que también sembré en el contenedor pero a lo visto no salió adelante ninguno. Este ejemplar salió después de varios intentos y de momento es bastante pequeño pero muy ramificado. De la misma manera, tengo una Cosmos sulphureus germinada hace sólo una semana que ya comienza a mostrar su primer par de hojas verdaderas. Por lo que veo en fotos, las hojas divididas de esta cosmos son más anchas que las de su pariente Cosmos bipinattus, más similares a las tagetes. Bajo esta premisa, en las continuas revisiones que hago en el contenedor-jardinera no he sido capaz de encontrar ninguna planta que se le parezca (alguna tagetes, pero a ésas ya me las conozco), así que primaba sacar al menos un ejemplar por separado para verlo florecer y obtener algunas semillas extra. Veremos si lo consigo, hace mucho calor y puede pasar de todo, aunque en esta misma tesitura las bipinnatus crecieron el año pasado y florecieron en otoño.

Centaurea cyanus blanca
Asimismo, sembré girasoles nuevos y hubo algún que otro fracaso, si bien ya hay un ejemplar que despunta entre los demás, con unos 10 cm. de alto y varios pares de hojas. Parece crecer agusto a pleno sol. Esta vez sólo usé pipas de los botes de mezcla de semillas, veremos qué sale de ahí, pero lo ideal sería que fuesen unos girasoles menos "típicos" que la otra vez.

Las margaritas, de las que sospecho definitivamente que serán Mauranthemum paludosum de jardinería (las Leucanthemum vulgare tienen tallos y capítulos mayores y los de las mías apenas llegan a 3 cm. de diámetro), aquellas que costaron 0,60€, que se secó una y compré otra, parece que tienen todavía mucho que decir. A lo visto sus semillas son muy efectivas ya que, para empezar, cuando corté la planta seca había plántulas a ras de suelo, que no aparté del sol y seguí cuidando. Bien, pues a día de hoy tienen bastantes hojas y están a punto de florecer. En el rincón de la terraza donde estuvieron al principio también aparece una planta creciendo en la maceta de los ranúnculos, que seguramente "saltó" de alguna flor madura. La planta nueva está algo reseca y no sé si sobrevivirá, pero es que viendo lo bien que se reproducen ellas mismas creo que no hubiera hecho falta ni reponerla.

Pues hasta aquí esta nueva singladura entre las asteráceas de mi terraza. Con un calor bastante duro ya instalado estos días y pocas probabilidades de lluvia en el horizonte, las compuestas, como el resto de plantas, van a pedirme atención más a menudo y no podré descuidarme más de tres días. No vendría mal una lluvia a mediados de junio que diese un último empujón pre-veraniego, pero me temo que eso puede ser difícil, aunque quién sabe, viendo cómo se está dando este 2013.