lunes, 29 de julio de 2013

Calor y viento, mala combinación

Flores de Asclepias tuberosa
Como se ha ido viendo, hacer entradas en el blog que muestren la alegría y color de la terraza cada vez es más complicado. Y es que, como he dicho en alguna ocasión, la parte central de nuestro verano equivale en "tristeza" a esos duros inviernos de las zonas más frías: hay que hacerse la idea que pocas plantas sobreviven o se mantienen bonitas durante ese tiempo.

Aunque este año no escatimo en riegos y procuro estar cada dos tardes en la terraza, cuando una planta encara su final no hay nada que hacer. Estos días las temperaturas han sido algo más altas, con los picos máximos del año (que, aún así, están por debajo de los de otros años) y un poco de poniente que no ha llegado a ser demasiado fuerte; da igual, sin embargo, porque el propio viento de levante sirve para agravar la falta de agua ya que no parece traer consigo la humedad que uno espera. Esto es, desde buena mañana hasta mediodía las plantas están soportando una intensa insolación y por la tarde el viento sigue retirando humedad. Eso sí, hay que reconocer que para nuestro gusto, la brisa casi continua se lleva también el calor de la terraza y se puede estar cómodamente a partir de las cinco de la tarde, cuando sólo dos horas antes el calor es infernal. No obstante, a pesar de todo esto, ya han habido varias plantas que no han podido resistir el verano, aunque todo tiene solución.

La entrada de hoy no es más que una previa a la que haré a mediados de semana, cuando comience agosto, para resumir cómo va la terraza en la mitad del verano y más de medio año transcurrido. De momento adelantar que he vaciado por completo el contenedor de los bulbos, guardando y clasificando éstos y apartado la tierra usando tan sólo bolsas de basura grandes, una solución que no había tenido en cuenta. Con la ayuda de mi hermano, igual que cuando trajimos todo, en apenas dos horas hemos guardado todo el sustrato y quedo a la espera de reconstruir de nuevo el fondo del armazón de madera con sábanas viejas y plástico negro más grueso, el cual todavía no he mirado dónde adquirir aunque tengo a mano cooperativas agrícolas prácticamente en todos los pueblos de alrededor, no creo que sea difícil, ni caro. Una vez reconstruido volveré a echar toda la tierra, pero los bulbos los plantaré en septiembre, para cuando espero tener además alguna adición nueva.

Las únicas plantas que quedaban en crecimiento allí, las Liatris, las he tenido que colocar con tierra y todo en una maceta. No creo que lleguen a florecer este año, pero al menos que terminen de crecer y en invierno ya las reubicaré, pero no en el contenedor. Algunos gladiolos enanos seguían con hojas, pero las raíces secas, y los he dejado para que terminen de secarse. Todo lo demás está convenientemente guardado y etiquetado para que no haya líos y, además, ya he podido hacer un recuento de las especies que han tenido problemas o directamente desaparecieron del todo sin dar siquiera hojas o flores. Eran las que suponía, vaya.

En la foto tenemos las flores de la Asclepias tuberosa, posiblemente la última vivaz de las que llegaron en febrero-marzo que ha conseguido florecer. La planta ha tenido una historia rara, muriendo la parte aérea hace un mes a causa de los hongos y volviendo a rebrotar, igual de torcida y pobre, pero esta vez consiguiendo florecer. Veré si al próximo día consigo una foto mejor, porque hoy el viento era bastante incordio.

Aún llegó a llover un poco el pasado sábado, pero en julio esos 2,5 mm. precipitados no se pueden ni tener en cuenta. Eso sí, 2013 está siendo curioso, pues desde que comenzó el año no han pasado más de 20 días sin que llueva aunque sea un poco, cosa que no podríamos decir del anterior 2012 mismo. Pero, de momento, hasta que no lleguen las lluvias de final de verano (si llegan) y las otoñales, no pueden hacerse planes. Del presente y futuro hablamos en unos días.

jueves, 18 de julio de 2013

(Im)paciencia

Spilostethus pandurus
Con el doble sentido con el que titulo la entrada no quiero sino definir lo que suele traer el verano en una zona tan calurosa como ésta: paciencia para esperar a la siguiente temporada, pero impaciencia por que llegue aunque sea un otoño en el que poder seguir realizando proyectos para las plantas. La prueba de este año es averiguar si durante el caluroso estío se pueden seguir sacando adelante algunas plantas para tenerlas más preparadas de cara a la llegada de la siguiente primavera. O incluso este otoño mismo.

El año pasado, más caluroso que el actual, tuve que dejar de sembrar sobre mediados de junio. Todos los intentos los realicé directamente en la terraza y el sistema que suelo utilizar en épocas más suaves, el cubrir con plástico hasta que las plántulas sacan sus primeras hojas y luego dejarlas crecer al descubierto, resulta inviable. Si no se asan bajo el plástico, se queman cuando se reseca la capa superior del sustrato. Así pues, tenía al verano como una etapa de tres largos meses (junio-septiembre) en los que ya no se puede plantar, y todo lo sembrado después se tiene que plantear como especies que se desarrollen al año próximo.

Sin embargo, no es del todo cierto que un verano caluroso sea hándicap para seguir sembrando. Tanto el pasado año como este, paralelamente a los intentos infructuosos, las plantas que pierden sus semillas en la terraza tenían más éxito resembrando que yo por métodos más rebuscados. Así, unas semillas de Tagetes patula germinaron sobre mediados de junio y crecieron, con acusados altibajos por el calor y sequedad, para florecer intensamente a lo largo del otoño e invierno, secándose en enero tras dar cientos de semillas. Algunos Antirrhinum majus empezaron su desarrollo aquel mismo verano y uno de ellos es el que todavía conservo (y sin parar de florecer). Este mismo año, las Ageratum houstonianum más jóvenes-que se han convertido casi en una plaga- ya emergen del sustrato del contenedor, y un ejército de plántulas de Cosmos bippinatus toman el sitio en el que crecieron dos plantas el otoño pasado que estuvieron dando flores hasta bien entrada la primavera. Huelga decir que las semillas frescas de esta cosmos tienen un poder de germinación tan alto que ni siquiera les importa el invierno, ya que durante éste me germinaban hasta en los recovecos de las baldosas donde conseguían arraigar.

Plántulas en semillero de verano
Visto esto entonces, ¿por qué no iban a poder sembrarse semillas a elección durante el verano? A principios del mes pasado, aunque con temperaturas menos duras, sembré una Cosmos sulphureus de la que he ido hablando en las entradas sobre compuestas y que a día de hoy está grande, verde y mostrando ya la que será su primera flor. Poco después sembré lino (Linum usitatissimum) que todavía sobrevive, pero crece muy poco a poco y no sé que será de él. Esto lo hice como simple experimento, pues puedo esperar al otoño o finales de invierno para obtener plantas que florezcan en primavera. La idea actual pasa por hacer unas pocas siembras de especies perennes y alguna que otra anual de crecimiento rápido y resistencia al otoño (que podría resumirse en "casi todas"). El calor es el adecuado para hacer germinar las semillas, la mayoría de las cuales se conforman con 17-23ºC para hacerlo (ni las mínimas actuales son tan bajas) y tan pronto como llegue el otoño podrán beneficiarse de la bajada de temperaturas y mayor humedad ambiental. Así, puede que muchas de ellas lleguen a la primavera con capacidad para florecer. Eso sí, he trasladado la zona de pruebas al patio, donde hace mucho calor, hay luz todo el día pero no da el sol directamente.

Las anuales que todavía pueden sembrarse ahora son aquellas que no tienen problema en resistir el calor durante sus primeros pasos y florecer tras sólo unas semanas de vida, independientemente de la época. La mayoría de compuestas de climas templados cálidos (plantas mexicanas, sudafricanas, mediterráneas, etc.) son adecuadas para ello. Las zinnias serían buenas candidatas, pero de momento no tengo intención de sacar adelante más mientras me queden de las actuales. Pero cuidado, hablo, de las zinnias variadas: de la Zinnia haageana 'Chippendale' sí he sembrado unas pocas semillas a la espera de poder verla cuanto antes. Germinaron en apenas dos días.

Semillas adquiridas vía eBay
Otro buen motivo para hacer esto ahora es para llenar los meses que van de noviembre a febrero, generalmente los más vacíos de flores exceptuando a las plantas de floración continua y algunos bulbos tempranos. Dado que el invierno de Cullera no parece afectar a la mayoría de anuales -raro es el día que se baja de los 8ºC-, al menos éstas pueden lucir en macetas. En el contenedor ya se verá, pues sería preferible atrasar la siembra hasta finales de septiembre o principios de octubre, con las primeras lluvias, para aprovechar la humedad y no adelantar en exceso algunas plantas. Sé por otros años que algunas plantas esperan a la primavera para florecer aunque se hayan sembrado en otoño, pero otras lo hacen cuando tienen una talla determinada y pueden ser algo prematuras secándose, como los acianos: los sembrados en primavera mueren a finales del verano, pero los otoñales pueden estar floreciendo en enero y secándose en abril, justo cuando empezarían a combinar con sus compañeras.

Mientras tanto -y para explicar la primera imagen-, las flores que quedan ahora, que tampoco son pocas, atraen a montones de insectos muy variados, como el chinche Spilostethus pandurus de la imagen o multitud de himenópteros que van desde diminutas avispas hasta los grandes abejorros y abejas carpinteras. Las mariposas, sin embargo, no son demasiado abundantes. Sí se ven de vez en cuando moscas de las flores, moscas cernícalos y, ya fuera de los insectos, arácnidos como las arañas saltadoras o las arañas cangrejo: de estas últimas encontré una blanca camuflándose en los arrugados pétalos del crisantemo tricolor, pero no ha querido posar para la foto. Los pulgones, los más indeseados, han tenido por suerte una presencia brevísima este año y no han causado daño alguno.

Así pues, todo esto queda como un experimento que seguiré con atención. Puede que en apenas un par de semanas todo se haya secado y cancele las pruebas hasta dentro de mes y medio, o puede que para esas fechas las plantas de hoy estén ya altas o incluso floreciendo. El tiempo dirá.

miércoles, 17 de julio de 2013

Tareas para la canícula

Bulbos almacenados de Crocus, Iris reticulata y otros
La canícula es el período de más calor del año. En nuestra zona suele colocarse traducionalmente entre los días 15 de julio y 15 de agosto, aunque básicamente consiste en los días en los que el sol está más alejado del ecuador terrestre y su duración varía. Realmente, por aquí eso de que sólo sean cuatro semanas no es para nada cierto, pues el calor más fuerte suele abarcar desde finales de junio a principios de septiembre, y ocasionalmente el día que da las temperaturas más altas, aunque sea puntualmente, suele caer en la segunda quincena de agosto. Este año la temperatura tomó fuerzas hace un par de semanas y veremos cuánto dura: siempre pienso en lo ideal que fue 2012 en este sentido, pues hubo unas tormentas a finales de agosto que trajeron precipitaciones importantes y dejaron un ambiente más propio de finales de septiembre que de la etapa final del verano. Apenas volvió a subir la temperatura un poco antes del inicio del otoño, y se acabó. Una suerte de "segunda primavera" que quién sabe si se volverá a repetir este año.

Aunque muchas plantas se me están resintiendo con este ambiente tan cálido, la sensación que tengo es positiva, de "trabajo bien hecho", pues la mayoría de plantas que están decayendo son anuales que han cumplido de sobra con su ciclo. No obstante, el fin de semana pasado descuidé mi puntual visita de cada dos días -me resultó imposible- dejando un espacio de tres y hubo algún que otro bajón de más que parece que no ha tenido mayores consecuencias. La peor parte, quizá, se la ha llevado la Lavatera trimestris, que prácticamente está sentenciada a muerte. Me dio el tiempo justo a hacerle fotos a sus flores durante la única semana que las ha tenido, a lo visto. Sigue teniendo partes verdes pero dudo que consiga remontar a partir de ahí, pues ya estaba bastante dañada por la sequedad y la roya.

A las zinnias les pasa algo similar, pero su problema además trae hongos. Las bonitas plantas que os enseñé hace una semana siguen floreciendo, pero el blancuzco ataque fúngico cubre las hojas de hasta más arriba y ya alcanza los pétalos de algunas flores, aunque las nuevas vienen bien. Si no sobreviven a esto habrán tenido una vida bastante "express", pues no les ha dado tiempo a ninguna ni a formar semillas; nada de esto ha ocurrido, sin embargo, con las del contendor grande, que siguen perfectas. Si no hay más remedio, habrá que dejarlas secar. No hizo falta eso mismo con la Papaver setigerum, que fue totalmente destruida por los hongos en cuestión de días, justo cuando empezaba a mostrar signos de florecer.

En el contenedor los huecos cada vez son más grandes. Dado que la mayoría de plantas van perdiendo sus flores al ritmo que maduran las semillas, he empezado a hacer cortes y dejar sólo los tallos, que siguen verdes aunque durarán poco. Así, traté de cortar y almacenar la práctica totalidad de las Gypsophila elegans, muchas Centaurea cyanus y las Coreopsis tinctoria más secas. Están ahora en flor las Cosmos bipinnatus y un ejemplar gigantesco de la especie sobresale entre todas. Del mes pasado quedaron la Agrostemma githago y las Vaccaria hispanica, totalmente ausentes ya del contenedor y reducidas a un montón de semillas listas para la próxima temporada. El proyecto que tengo para ésta es grande, pero debo esperar al menos a las primeras lluvias cercanas al otoño para asegurar que la tierra se empapa bien, pues esta vez no habrá plástico cobertor y las semillas han de crecer a la intemperie bajo los restos secos de sus antecesoras.

Bulbo de jacinto engordado y multiplicándose
Y es que, la intención de cara a 2014 es casi triplicar las especies que he tenido allí este año, en mayor o menor cantidad y con mayor o menor éxito. El principal punto a desarrollar será la omisión de plantar especies de roseta baja -este año las margaritas de Livingstone y las estátices quedarán fuera, aunque de las primeras seguro que hay decenas de semillas esparcidas- y comenzar en la parte anterior con plantas ramificadas con cierta altura, arrancando en unos 20 cm. para dejar la parte central y posterior a las plantas más altas y densas. Unas 35 especies, tanto las que ya han estado (y algunas que se sembraron y no germinaron) como otras nuevas que he ido adquiriendo a lo largo de estas semanas, tienen la misión de superar el ya espectacular macizo de flores de este año.

Justo a su lado, en el contenedor de los bulbos, está el mayor reto para estos calurosos días. Desgraciadamente, el plástico que usé para hacer de soporte no soporta, valga la redundancia, la intensa radiación solar. Mientras que el plástico del contenedor de las flores, negro y blanco, está fresco como el primer día, el de los bulbos se cae a pedazos. Así pues, aparte de la ya planificada extracción de bulbos para reorganizarlo todo, tendré que ingeniármelas para apartar sus más de mil litros de sustrato mientras coloco una tela (sábanas viejas, como en el otro contenedor) y un plástico mejor que tendré que buscar en alguna otra cooperativa agrícola. Hoy he sacado los de la parte anterior, la más dañada, y más o menos lo que esperaba: montones de Crocus, la mayoría Crocus tommasinianus, se han multiplicado a sus anchas; los Iris reticulata lo mismo, y los Iris 'Rhapsody' parece que han tenido algún problema, porque había muchos podridos.

A la vez, con esta extracción me hago la idea aproximada de qué especies puedo reponer en otoño. Básicamente, todas las especies que no brotaron o lo hicieron tarde y mal, se han podrido. Algunas quizá ni las vuelva a reponer, mientras que de otras ya sé a dónde ir. A primera hora a ALDI, LIDL y demás cuando vengan las ofertas, por tercera temporada consecutiva. Me han llamado la atención, entre otros, los narcisos que todavía siguen con raíces sanas y bien agarrados a la tierra, con lo cual no sé si hago bien sacándolos así de golpe -con razón tuvieron hojas casi hasta junio. Por otro lado, los jacintos han engordado en su mayoría, aunque nunca había visto cómo lo hacen y es curioso: parece que las capas externas del bulbo se endurezcan y se quiebren, manteniendo el núcleo blando. En sus bases crecen bulbillos nuevos que habrá que remover para que no les extraigan más energía; esto tiene que haber sido el abono, pues ese tamaño, junto con las hojas que llegaron a 40 cm. de longitud, no lo había visto antes.

Pues así se han puesto las cosas en la terraza estos días. No serán muchas las plantas que lleguen a aprovecharse del futuro otoño cuando éste llegue, pero sí quedan especies exclusivas de esta etapa que darán color a partir de dentro de unos dos meses, para los cuales aún queda camino. No obstante, después de una primavera y verano ejemplares, el final del otoño y las dos terceras partes del verano se harán interminables ante la nueva temporada; de hecho, ya empiezo a impacientarme por poder ver muchas de las nuevas especies que han ido llegando o llegarán de aquí al otoño. Pero, como ha demostrado esta temporada, la más minuciosa de las preparaciones es esencial para disfrutar de unas floraciones espectaculares y duraderas.

sábado, 13 de julio de 2013

Compuestas en la terraza (VI)

Echinacea purpurea
Con el verano apretando sin piedad, las compuestas siguen dominando la terraza gracias a que no les quito ojo de encima. Cuando ya parece que no queden más flores que ver, las especies que se encontraban a medio camino abren algunas y hacen su aporte de color a la azotea.

Ya hablé hace poco de las zinnias, que se encuentran en su punto álgido, aunque los hongos parece que avanzan sin freno. Volvieron también a atacar al áster, que parece ser más resistente con ellos aunque a estas alturas sigue preocupantemente pequeño, con un tallo que no termina de crecer. Habrá que rociarlo con un spray insecticida-funguicida que conservo de hace un tiempo, a ver qué ocurre. Si dejo de regarlo para que la humedad no se acumule, se reseca demasiado. De aquí al otoño saldré de dudas.

Ratibida columnifera  pulcherrima
Empieza a tomar ritmo la floración de la Echinacea purpurea. Ya tiene cuatro capítulos abiertos, y aunque los pétalos no lucen demasiado bien ya que se arrugan a los pocos días, aún pillé una pasable para fotografiarla. La planta ha alcanzado sobre medio metro de altura y de vez en cuando lo pasa mal con el calor todo y que es una planta acostumbrada a ello. Los capítulos, muy llamativos, son de un tamaño apreciable, destacando sobre todo la estructura que contiene las flores. Ésta es ancha (5-6 cm.) y lo que al principio creía que serían los tubos que contienen las flores, en realidad son espinas rígidas. Las flores se encuentran entre ellas y van mostrando sus estambres cada poco, y el conjunto se va abombando más conforme las flores maduran. Con razón leía en algunos sitios que estas estructuras siguen siendo vistosas tras secarse la planta: será algo parecido a las cardenchas y cardos, con espinas resecas aguantando meses.

La floración nueva de la semana ha sido, como ya venía anunciando, la de la Ratibida columnifera var. pulcherrima. La alargada estructura portadora de flores comienza a desarrollar en su base unos pequeños pétalos verdes que acaban convirtiéndose en banderolas rojas y amarillas de aspecto redondeado, a la vez que las flores van abriéndose paulatinamente de abajo a arriba. La planta ha crecido totalmente inclinada por su posición en la terraza y esa pose ya no puede corregirse, aunque si la cambiase quizás las flores apuntarían hacia arriba. Se ha abierto la primera, pero como siempre pasa, hay un montón de flores en camino que empezarán a abrirse a la vez llamando a la tentación de volver a realizar fotos, esta vez a todo el conjunto. Algo similar a lo que pasó con las Gaillardia, cuya espera desde que aparecieron los capullos se hizo eterna y ahora veo pasar los capítulos uno tras otro y otro cada semana.

Rudbeckia hirta
Las Rudbeckia siguen apareciendo poco a poco en el contenedor, con diversos tamaños y combinaciones de color. Son desde luego bastante duraderas, pues mientras que la primera de ellas sigue aún abierta y en bastante buen estado, otras parientes como las Coreopsis han abierto y cerrado montones de flores desde entonces. De momento no veo que los tallos muestren algún signo de que vayan a ramificarse, aunque viendo la calma con que se lo toma todo esta planta, supongo que habrá que esperar.

En el mismo contenedor, vuelven a ofrecer su floración las Cosmos bipinnatus, cuya presencia terminó hace poco en otro pequeño contenedor frente a ellas. Las plantas de aquí son enormes, con casi un metro de altura, y de momento sólo está floreciendo una mientras las otras siguen creciendo más todavía, sin mostrar signos de aparición de flores. Crecen con una impecable verticalidad y salvo un ejemplar con el follaje algo estropeado, verdes y sanas. En el contenedor anterior permanecen los tallos secos de la otra generación con todavía alguna semilla colgando, y todas las que cayeron o esparcí intencionadamente a sus pies están brotando de tal manera que la continuidad de la especie parece que irá para largo. Mientras tanto, el hueco lo ocupan todavía las dos Xerochrysum, con menos flores, y un pequeño grupo de Tagetes patula, otra anual que tiene su sitio hecho a base de autosiembras.

Cosmos bipinnatus
Se han recuperado también las Gazania, que no dejan de desarrollar sus flores una tras otra a pleno sol, con lo que finalmente puedo mostrar imágenes del ejemplar anaranjado que llegó a casa en junio. Es curiosa la necesidad que tienen de tener al sol incidiendo directamente encima de ellas, pues de esto depende que las flores se abran o no. En los momentos de mayor insolación, los capítulos se abren y van haciendo lo propio las flores tubulares. Tan pronto como el sol desaparece, sea porque lo tapan ya los edificios o las nubes, los capítulos comienzan primero a plegar hacia adentro los pétalos y éstos posteriormente se pliegan verticalmente. Este proceso se irá repitiendo hasta que hayan florecido del todo y comiencen a formar semillas, aunque de momento las plantas están bastante sanas y he optado por no dejar madurar ningún fruto, cortando las flores viejas para que aparezcan más.

Las margaritas (Mauranthemum paludosum) resultantes de la planta que adquirí en marzo lucen mucho mejor que su progenitora. La maceta está llena de tallos más bajos y rectos que aquélla, además de tener capítulos más anchos. A su lado, a la margarita de El Cabo (Osteospermum fruticosum) se le empieza a notar que ha crecido y florece con mejor ritmo, aunque algún insecto -posiblemente alguna avispa- se dedica a morder sus pétalos, cosa que también ocurre con las dedaleras.

Gazania rigens
Justo en el mismo punto, ayer me encontré ya al crisantemo tricolor (Glebionis carinata) desplegando su primera flor. He tenido suerte, pues ha salido de uno de los colores que me parecen más llamativos: blanco con dos aros interiores, rojo y amarillento. La flor estaba a medio desplegar y no hice ninguna foto, a la espera de que se abra completamente y no haya problemas con el calor. A escasos centímetros se encuentra la Cosmos sulphureus, que ha crecido espectacularmente en su primer mes de vida y posee bastantes hojas amplias y divididas que, como las flores de Gazania, se pliegan cuando el sol se va.

Por el momento, la variedad de especies es grande, pero van quedando pocas novedades ya. De plantas adultas, quedarían por florecer las Liatris spicata, el áster de Nueva York, la milenrama (con tallos asomando ya) y poco más. El resto, casi todas anuales como los girasoles o la nombrada Cosmos sulphureus, todavía tardarán un poco. Paralelamente, las nuevas especies que han llegado a casa lo han hecho en forma de semilla, por lo que las plantas, si todo va bien, crecerán para dentro de unos meses y según especies es posible que la floración haya que esperarla ya para la próxima temporada. Así pues, a falta de unas pocas especies que siguen floreciendo o lo harán pronto, cuándo habrá para llenar una entrada hablando de compuestas es algo que está todavía en el aire. Aunque, viendo cómo crecen estas plantas, quizá sea antes de lo esperado.

viernes, 12 de julio de 2013

Verano de verdad

Lavatera trimestris 'Silver Cup'
Hace una semana, de manera repentina, se nos acabó la suerte que estábamos teniendo con estos meses que en otros años acostumbraban a ser más cálidos. De golpe y porrazo vinieron las temperaturas sofocantes, lo típico de siempre, aunque nos ha pillado algo desprevenidos y parece que estemos viviendo en un horno desde el pasado jueves.

En años anteriores hemos tenido días más agobiantes. Temperaturas llegando a los 33-35ºC a diario aguijoneadas por vientos tórridos de poniente o sur-suroeste que quitan las ganas de salir en las horas centrales del día. Ahora estamos en máximas de 30-32ºC, un poco menos en Cullera (sobre los 27-29ºC) gracias a la acción atenuante del mar, aunque el sol aprieta igual. El verdadero cambio se nota por las noches: la temperatura en ocasiones no llega a bajar de los 23ºC en las horas más frescas de la madrugada, y cuesta hasta dormir, sobre todo para los que no tenemos aire acondicionado. El ventilador, que al menos refrescaba, ahora sólo consigue remover el aire caliente de las estancias.

Espigas de hierbabuena
Pero, ¿y las plantas? De momento, y mientras pueda, gracias al esfuerzo de estar allí puntualmente cada dos días, la terraza sigue llena de colores. Aún así, no quiero imaginar lo que sería no poder ir en 3-4 días, pues ocasionalmente algunas macetas se resecan demasiado y las plantas ya comienzan a desfallecer. Hasta especies pretendidamente resistentes a la sequía, como algunas compuestas americanas, sufren con el excesivo calor. Claro, aquello que es resistente lo será en jardín, pero en una maceta el agua puede desaparecer en horas.

Con todo, el año parece que no ceja en su empeño de tener lluvia todos los meses, y cuando ya parecía que el verano iba a imponer sus largas semanas sin precipitaciones, de repente el martes cae alguna gotita acompañada de aparato eléctrico y el miércoles a últimas horas del día el cielo se cubre por completo y un pequeño chaparrón deja unos escasos 3 mm. en el registro. Claro, si la última lluvia de junio, con menos calor, ya no sirvió de nada, ni que decir tiene que el efecto de esta habrá durado lo que ha tardado en asomar el sol por el horizonte, pues hoy el día ha salido tan ardiente como los anteriores.

Hippeastrum rojo-blanco
En la terraza, precisamente, las compuestas imperan sobre el resto de especies, que ya van siendo menos aunque por el simple hecho de que se encuentran sin flores o simplemente en su descanso estival. Florece por fin la primera malva, la Lavatera trimestris 'Silver Cup', aunque el conjunto no la acompaña demasiado: la planta, que lucía verde en primavera y de vez en cuando tuvo algún bajón al secarse, recuperó el tono pero las hojas se vieron teñidas por la roya. El verde pasó a ser amarillo y blancuzco, aunque las flores rosa pálido crecen con fuerza. Corté algunas hojas superiores, muy afectadas, para dejar más luz a las flores y evitar que se propague su mal. De la otra malva, la Malope trifida, no veo señal alguna de floración a estas alturas.

Uno de los hitos del año es que, tras al menos 6 años en casa, las plantas de hierbabuena (Mentha spicata) comienzan a florecer por primera vez. Si no recuerdo mal, la planta llegó a casa allá por 2007 y estuvo malviviendo en el balcón de casa durante mucho tiempo. Creo recordar que la llevé a Cullera y volvió otra vez a Sueca, para volver definitivamente a Cullera en 2011. La saqué de su jardinera rectangular para darle otro uso a esta maceta y la dividí en macetas separadas. Finalmente, decidí intentar darle mejores atenciones y segué la planta por completo, volviendo a pasar las raíces totalmente peladas a una jardinera rectangular en invierno. La planta rebrotó sin problemas y cubrió su nueva estancia en cuestión de semanas, pero las continuas subidas de temperatura la dejaron de nuevo estropeada y ya no mantenía el porte derecho. Aún así, en los últimos días de junio empecé a ver aparecer la primera espiga en un tallo, que de momento es el primero que tiene flores, pero no el único que las ha sacado. No hay duda que se ha visto muy beneficiada por el generoso aporte de abono que ha recibido este año. Las flores, muy pequeñas y con largos estambres, crecen en apretadas espigas que van multiplicándose en los ápices de los tallos.

Campanula glomerata
Su pariente el cantueso (Lavandula stoechas) me tiene algo preocupado. Perdió las flores hace tiempo -no llegué ni a ponerlas aquí- y lleva tiempo poniéndose marrón y amarillenta, aunque parece que en los extremos de los tallos todo sigue más o menos bien. Las hojas están plegadas y el aspecto general de la planta me recuerda a algunos arbustos durante el verano en los matorrales, con aspecto depauperado, pero que se recuperan durante el otoño-invierno. Espero que así sea y saque en casa un buen montón de sus curiosas inflorescencias.

Justo a su lado, su otro pariente la Prunella sigue sin hacerse el ánimo de florecer, mientras que la clavelina Dianthus deltoides ha dejado temporalmente de hacerlo; la otra, Dianthus barbatus, en un alarde de robustez, vuelve a florecer desde cada axila de los envejecidos tallos florales que ya han dado montones de semillas. Junto a ellas, las Campanula glomerata han hecho una recuperación que se ha reflejado en un crecimiento bien visible, mejor todavía al limpiarle las hojas secas que ya se desprendían con facilidad. La planta más grande casi ha triplicado su tamaño y de ella volvió a brotar un tallo con flores que esta vez sí creció bien separado de la planta, aunque con las flores más dispersas. Realmente no ha dejado de florecer desde que empezó en marzo, aunque hasta la aparición de este tallo la floración se estaba tornando más pobre y poco llamativa.

Arañuela azul celeste
Por el rincón de semisombra todo va bastante bien. Todos los guisantes de olor ya se han secado, las dedaleras hacen frente al calor sin problemas y las aguileñas se resisten a perder su verdor: de hecho, las alpinas siguen sacando hojas bastante grandes. La Astilbe se secó pero tan pronto como me fijé en este asunto, encontré hojas nuevas brotando. Corté lo seco y la planta empieza nuevamente a repoblar su maceta. Justo a su lado está la maceta llena de tallos de las Tricyrtis formosana, que de momento se mantienen frescas. Más allá, la dicentra, totalmente segada, me plantea dudas sobre cómo mantenerla en este estado. Humedezco la tierra un poco a cada visita a fin de que no falte humedad, aunque temo que esto la pudra. No sabré si esto ha valido de algo hasta que rebrote, que tampoco sé cuándo lo hará aunque espero que sea sobre el otoño. Las propias Tricyrtis también desaparecen de esta manera tan acusada una vez termina su ciclo y las trato igual, manteniendo la tierra ligeramente húmeda, y rebrotan. Claro, que esto pasa en invierno; humedad y calor son más peligrosos.

Lino rojo
Precisamente, la planta que peor lo ha tenido de todas, que me temo que perderé muy pronto, es una amapola que ha sido destruida totalmente por los hongos. Se trataba de una maceta donde sembré juntas Papaver setigerum y P. glaucum, aunque por el aspecto posiblemente fuese la primera. La planta había crecido bien y se mantenía verde y recta, en un rincón donde recibe el sol de la mañana. De repente, un día apareció cubierta de polvillo blanco y apenas una semana después casi todas las hojas estaban negras. Es prácticamente imposible que sobreviva, así que tendré que volver a intentarlo sembrándola ya de cara a la temporada siguiente. Las amapolas parecen resistirse a revelar sus flores en la terraza: tengo también unas Papaver orientale que tienen casi un año y no han pasado de ser una pequeña roseta de hojas peludas.

Y es que, con la llegada del calor, los hongos campan a sus anchas entre las plantas. Temo más a esta plaga que a los pulgones, que acaban desapareciendo -ya lo han hecho- sin mayores daños. Los hongos pueden aparecer como algo de escasa entidad y destruir plantas enteras en cuestión de semanas, y hay poco que hacer con ellos. Tanto el exceso de humedad como el de sequedad en verano son su caldo de cultivo, así que en ocasiones cuesta mantenerlos a raya. Acabaron en pocas semanas con los pocos tallos que tenía la Asclepias tuberosa, aunque los corté del todo y la planta inmediatamente emitió unos nuevos, que habrá que ver si llegan a florecer. La planta, dicho sea de paso, crece con un aspecto extraño, torcida y poco consistente. Esperaba una mata más firme y densa.

Lilium 'Stargazer'
En el rincón cercano a la puerta, junto a una Clematis de la que cada vez hay más flores, las macetas que repetían este año con las martiniáceas van a tener que ir dedicándose a otro uso. Sembré las tres especies y sólo germinó una, la Proboscidea louisianica, con una planta muy pequeña y poco lustrosa que ahora comienza a dejar ver sus primeros frutos. Habrá que resignarse y dejar temporalmente de lado a estas especies, de las que tengo semillas para aburrir, y dejarlas pasar por alguna temporada. Es cierto, no puedo salir a la terraza y ver dos macetas grandes vacías que no están teniendo uso, y más ahora que con la llegada de nuevas semillas puedo aprovecharlas para intentarlo con especies grandes. Algo similar ha ocurrido con la Mimosa pudica, que con un par de intentos infructuosos de germinado, este año la he dejado correr. No obstante, con esta si volveré a probar al año que viene.

A estas alturas, por fin abren las primeras flores las azucenas 'Stargazer'. Durante semanas, la entrada que escribí sobre ellas a principios de año, con los ejemplares del año pasado, no deja de ser la más visitada del blog, supongo que por lo mismo de siempre: son plantas que florecen ahora y mucha gente busca información en español. Las flores este año se han abierto con un mes de diferencia respecto al año pasado y de momento escalonadas, pues en la ocasión anterior se abrieron todas a la vez y duraron cuatro días. Por ahora tengo sólo dos y hay capullos que están todavía tan verdes que todo apunta que podría haber 'Stargazer' hasta agosto. Habrá que ver también si las flores duran algo más, pues sus parientes las híbridas asiáticas tenían flores durante unas dos semanas.

Proboscidea louisianica
Y nos acercamos ya al contenedor-jardinera. Allí, qué decir, las plantas van terminando con lo suyo de una manera digna, todavía con poco afeamiento. Las compuestas presentes siguen floreciendo aunque cada vez menos, pero todos los acianos, Coreopsis y la caléndula están formando semillas. Del resto de especies, las Gypsophila van terminando y están haciendo madurar su simiente; las margaritas de Livingstone han desaparecido del todo y la Gilia tricolor sigue floreciendo con cada vez menos intensidad, aunque tengo otra planta en una maceta que tomará su relevo. Todavía se ve algún carraspique, aparecen cada poco tiempo nuevas flores de arañuela (Nigella damascena) y los linos rojos, los únicos dos ejemplares que hay, siguen sacando varias flores a diario. La única planta que todavía no había florecido y lo está haciendo ahora es la estátice (Limonium sinuatum), aunque justamente me ha salido el color menos llamativo: la planta produce espigas de pequeñas flores blancas que están rodeadas por brácteas de colores, siendo las azules o violeta las más típicas y cuyo contraste llama la atención. Pues no: a mí me han salido de un rosado pálido, casi blanco, que apenas destacará con las flores.

He acompañado la entrada con una foto más de la última vara floral de los Hippeastrum, obtenida el 24 de junio. Ha sido la temporada más tardía para esta planta, aunque la vara lleva tiempo cortada. Ya no van a necesitar más agua, aunque las hojas durarán y durarán meses. Meses que veremos cómo se comportan, pues con este año tan extraño quién sabe si el verano no tiene un final suavizado como el año pasado, que sería lo ideal: un mes de agosto que termina con lluvias abundantes y un refrescamiento de la atmósfera muy agradable. Aunque, eso sí, habría que temer por las terribles granizadas que todos los años caen en otros puntos de la Comunidad Valenciana por esas fechas y que hasta ahora no llegan a este rincón. Por el momento, a seguir con los esfuerzos como hasta ahora y tomar fuerzas para lo que viene, pues tengo una recopilación de semillas para la próxima temporada que posiblemente ya doble o triplique la de la presente.

jueves, 11 de julio de 2013

Gladiolos enanos: mariposas botánicas

Gladiolo 'Atom'
Con los gladiolos enanos me he llevado este año una sorpresa. Más bien, quizá debería decir que he conocido una variedad mayor y gracias a ello me he maravillado con las formas que son capaces de ofrecer las flores de esta bulbosa de origen híbrido y, además, han sido de los pocos bulbos de verano que han conseguido florecer.

Primero, habría que hablar brevemente de los ejemplares del año pasado. Los compré en una tienda Schlecker, una franquicia alemana de pequeñas tiendas que se encuentra en mi zona y que parece que ha tenido problemas económicos. De hecho, en otoño trajeron bulbos, un poco tarde (finales de septiembre), pero en primavera ya no llegaron.  Estos los compré en primavera de 2012 y aunque crecieron bastante bien, sólo floreció uno, en junio, que iba abriendo flores a razón de una por día que se marchitaban antes de abrirse la siguiente: tras tres o cuatro flores, la planta terminó su floración. Puse la única foto de sus flores en la entrada que escribí a principios de año sobre las bulbosas de 2012. A lo largo del verano se fueron secando y llegado el otoño brotaron de nuevo, aunque no les sirvió de mucho dado que acabaron secándose a finales de primavera y este año no han florecido, pero los cormos parecen haberse beneficiado de su nueva ubicación y han engordado.

Gladiolo enano rosa-blanco
Los gladiolos enanos son una serie de híbridos y realmente eso de Gladiolus x nanus no sería del todo adecuado, ya que se trata de una hibridación artificial. Ésta es compleja y se compone de varias especies, todas ellas provenientes de África: Gladiolus alatus, G. cardinalis, G. carneus y G. undulatus. La hibridación fue llevada a cabo por Van Tubergen en Holanda hace un siglo, y precisamente en países con climas más fríos se aprecia la resistencia que estos gladiolos presentan a las bajas temperaturas, algo irrelevante aquí. Imagino que en climas frescos los gladiolos más grandes, también de origen sudafricano, sí corren el riesgo de malograrse con las heladas. Aquí, como digo, les es tan indiferente esto que pueden volver a brotar en otoño. Veré este año, que van a estar enterrados ya sin tocar más desde dicha estación, si crecen bien y florecen antes.

Gladiolo enano blanco-amarillo
A mi entender, tampoco son demasiado "enanos" dentro de lo que cabe, pues mis ejemplares más grandes han estado cerca de los 90 cm. de altura, quizá iguales o apenas medio metro menos que un gladiolo grande de verdad. Poseen espigas con menos flores que los gladiolos más grandes, los típicos de los ramos de floristería, y se abren unas cuantas a la vez. Parece que hay dos tipos básicos pues incluso las espigas antes de abrir son distintas, tanto que llegué a pensar que la última planta en florecer sería el Gladiolus callianthus.

Las plantas de este año son 15 cormos (unos pocos aparecen en esta entrada) de la colección "Exclusiv" de ALDI, que llega en febrero. La variedad parece distinta a la de los ofrecidos en Schlecker, aunque tampoco puedo saberlo si sólo me floreció uno. Éste tenía pétalos planos y puntiagudos, y los de ALDI han salido la mayoría de ellos similares a los gladiolos más grandes, con pétalos anchos e incurvados hacia atrás, y algunos de ellos con bordes ondulados. De los 15 cormos, calculo que han llegado a florecer hasta 10, y conté 6 tipos distintos de colores, los que aparecen en las fotos. Uno de ellos, el rojo con bordes blancos, lo he podido identificar como el cultivar 'Atom'. El resto de momento no consigo ubicarlos, aunque podrían ser simples mezclas aleatorias. Hay uno rojo más simple, similar al rosa del año pasado. Si encuentro sus nombres, iré editando la entrada.

Gladiolo 'Sapporo'
Su cultivo no puede ser más sencillo. Enterrados a unas tres veces su altura, o 7-10 cm., los cormos se plantaron a principios de marzo y a finales de mes ya asomaba alguna puntita. En junio han alcanzado una talla respetable, con unos 50 cm. sólo las hojas, que crecen pegadas en abanico similares a los iris rizomatosos. A principios del mes empezaron a abrirse las primeras flores, que abarcaron, con todas las plantas, unos 20-25 días alternándose. Semanas antes ya vemos las espigas, que en el caso de los de flores amplias son ovaladas y planas, con las brácteas muy rectas, y en los de flores más simples aparecen más separadas y con un cáliz más tubular. Además, parece que las de flores grandes abren 2-6 a la vez y las simples, solo una. Parece que lo del año pasado, aunque efímero, no era tan raro.

Gladiolo 'Mirella'
Requieren muy poca agua, con lo que apenas los he regado mientras florecían a la vez que aprovechaba para diluirles algo del abono granulado que esparcí a sus pies. Las hojas suelen ser bastante resistentes y a pesar de que empiecen a ponerse feas, tardan bastante en estropearse del todo. El único problema que presentan a veces es que al formar una palma tan plana y estar aferrados por un cormo, éste pivota cuando el viento incide sobre las hojas y llega en ocasiones a inclinar la planta casi hasta tumbarla. Esto ocurre en bulbosas relacionadas como Freesia o Sparaxis, muy similares aunque de menor talla. De momento no he tenido este problema, quizá por lo cerca que están de la pared.

Gladiolo enano rosa-púrpura
A fin de no hacerles gastar más energías de las necesarias, tan pronto como se marchitaba la última flor cortaba la espiga floral. Al hacer eso la planta queda algo fea, ya que dicha espiga crece tan apretada entre las hojas que es imposible eliminarla desde la base, quedando el pedúnculo truncado a la vista. De todos modos, no soy nada maniático a la hora de realizar este tipo de podas ya que prefiero anteponer la salud de la planta a la belleza ornamental, que ya ofrecen de manera suficiente cuando estalla la floración.

Así pues, tenemos con los gladiolos enanos una planta bulbosa de talla contenida, cuidados discretos y bellísima floración. Es posible que en macetas con suficiente profundidad y buen drenaje también lleguen a darse bien, pues sus cuidados no se diferencian demasiado de plantas populares resistentes como los Iris germanica o los jacintos. Una opción sin duda a tener en cuenta para llenar de color los últimos y cálidos días de la primavera con poco esfuerzo.

Nota (2017): Se han modificado las etiquetas de la entrada, no su contenido, para ajustarlas a una clasificación más acorde. Se ha eliminado el concepto erróneo de "Gladiolus x nanus" dejándolo sólo como "Nanus", que hace referencia a este grupo de especies y cultivares. Además se han añadido nombres específicos de algunos de los gladiolos de los que provienen determinados cultivares que aparecían en esta entrada. Estos cambios, como es lógico, se extenderán a todas las entradas donde se hablase de estas plantas.

Las zinnias son para el verano

Zinnia flor de dalia rosa claro
Como he ido comentando en las entradas dedicadas a las compuestas, allá por el final de mayo preparé un pequeño contenedor con sustrato y varias semillas de zinnias pregerminadas para intentar sacar algo más de variedad de manera paralela al contenedor grande, donde de momento parece que sólo hay tres zinnias grandes y una cantidad similar de 'Liliput'. La verdad es que la cosa ha salido a pedir de boca y estos son los resultados, que he decidido separar en una entrada aparte por la cantidad de fotos.

Las zinnias crecen muy rápido con el calor, y si utilizamos para germinarlas el método del papel de cocina húmedo en un envase hermético, tenerlas listas para pasar a maceta es cuestión de 2-4 días. En sólo un mes pueden empezar a florecer, aunque necesitarán atención con los riegos si el contenedor es pequeño, como una maceta. A mayor cantidad de tierra, menos exigencia con el agua, y supongo que plantadas en un jardín pueden ser bastante tolerantes con el calor y sequía.

Vista del conjunto
Hice este contenedor partiendo de semillas procedentes de la mezcla que compré en ALDI en marzo, el bote de semillas variadas, del que tenía esperanzas que saliese alguna flor distinta a las que salen de los sobres de semillas que venden como "Mezcla flor de dalia". Curiosamente son de la misma marca, Number One, pero las del bote han resultado ser más variopintas tanto en tipo como de colorido. No ha salido, sin embargo, ninguna rojo-naranja como aparecía en la ilsutración del bote, la que posiblemente es una zinnia mexicana (Zinnia haageana), que no descarto que alguna haya en toda la mezcla, pero claro, hay que encontrarla. No obstante, en breve recibiré algunas semillas de esa especie, concretamente del cultivar 'Chippendale', y a estas alturas hay tiempo suficiente para sembrar alguna e incluso verla florecer antes de otoño si resulta ser tan rápida como su pariente.

Zinnia roja-rosada
En cambio, lo que sí que ha aparecido y por fin veo su aspecto en vivo son plantas del tipo "flor de dalia", con capítulos en forma de apretados pompones. Es curioso, porque en los sobres que venían con este nombre, aún siendo de la misma marca, nunca me salió ninguna así. En las fotos pueden compararse y apreciar las diferencias entre lo que son zinnias dobles, que simplemente tienen mayor cantidad de pétalos distribuidos en "niveles" pero con el cono central de flores siempre visible, y las "pompón", con pétalos más pequeños y muy apretados entre sí, tanto que apenas dejan asomar a las flores entre ellos. Además, las dobles la mayoría de veces se abren como simples y van añadiendo lígulas conforme maduran, mientras que la pompón abrió ya con los pétalos bien apretados, que han ido completando la forma creciendo hasta que no queda más sitio.

Zinnia rosada pequeña
Otro logro que ha dado este contenedor es que por fin me ofrece zinnias rojas de verdad. Digo "de verdad" porque también hay una de color intermedio, que parece roja al ir abriéndose pero que finalmente tiene un tono difuminado que se confirma al ver los pétalos totalmente extendidos, pues tienen la base de un color rosado que va formando un degradado con los extremos rojos. Ya tuve una así el año pasado, pero mucho más pequeña y que nunca llegó a extenderse del todo; la mostré en la entrada que hice a principios de este año hablando de las plantas que tuve en 2012 y que parece que estos días está teniendo éxito, supongo que por coincidir con la época de floración de las zinnias y por consiguiente la gente estará buscando información sobre ellas.

Zinnia doble roja
De las plantas mencionadas y que vemos en las fotos de arriba también hay que apuntar un detalle, y es que son las zinnias con los capítulos más grandes que he tenido hasta ahora. Los ejemplares más grandes, la rosa pompón y sobre todo la roja-rosada, tienen unos 10 cm. de anchura. Esto las hace mayores que sus parientes las dalias, al menos las mías, que nunca llegan a crecer más allá de unos 7 cm. de diámetro, y eso que la de tipo decorativa que tengo podría llegar a tener flores mayores que las zinnias. Actualmente, además, las zinnias les han sobrevivido, pues las dalias se han puesto tan feas que las he tenido que podar a ras y no creo que las vuelva a ver activas hasta otoño.

Ha aparecido también un ejemplar que da flores pequeñas como margaritas y, en principio, parece que de pétalos simples. Además, el cono central con las flores se alarga de manera prominente, dándoles un aspecto muy curioso. No sería raro que se tratase de un ejemplar del cultivar 'Liliput', pues es apenas un poco más grande que los que tengo, aunque no sería descartable que simplemente fuese una planta de menor talla. El año pasado, cuando planté zinnias en macetas pequeñas, las plantas tenían un tamaño contenido y los capítulos apenas sobrepasaban unos cinco centímetros de diámetro.

Zinnia flor de dalia rosa intenso
El único problema que están teniendo las zinnias por el momento es, como está pasando en muchas otras plantas, la aparición de hongos en las partes verdes. Se presentan en forma de círculos blancos sobre las hojas y de momento no están causando un daño aparente a las plantas, y espero que no llegue a afectarles tanto como para acabar con ellas. Lo ideal sería que no pasase de las partes inferiores mientras las plantas se desarrollan, secándose las hojas afectadas. El año pasado, las zinnias más grandes seguían floreciendo arriba mientras abajo las hojas se ponían negras.

A falta de haber visto algún color nuevo fuera del rango conocido -blancas, amarillas o alguna naranja como la que tuve efímeramente el año pasado- y con la mejora aprendida para su siembra con pregerminado, sigo insistiendo en que las zinnias son una opción ideal para cualquiera que quiera llenar un rincón soleado con flores de colores alegres que crecen muy rápido y duran lo suficiente como para disfrutar de ellas durante los días más cálidos del año. A la temporada que viene vuelvo a repetir con ellas, sin duda.

lunes, 8 de julio de 2013

Cambio de estrategia para los bulbos

Cormo de Triteleia laxa repleto de cormelos
Estamos en la primera mitad del verano y viendo el panorama, parece que ya puedo dar por concluida la temporada de bulbosas para este año. Sólo quedan por salir de cuentas dos especies: Nerine bowdenii, que como planta de floración otoñal que es sigue con las hojas verdes e impecables, y Ornithogalum saundersiae, que siguen con sus hojas en crecimiento y no tengo idea aún de cómo se desarrollará. El resto, incluso especies que podrían haber florecido ahora en verano, están secas o a punto de hacerlo.

Efectivamente, y aunque no me sorprenda, la inmensa mayoría de bulbos de plantación invernal se han quedado sin florecer. Sólo lo han hecho los gladiolos enanos -ahora ya puedo dedicarles una entrada, pues han terminado su ciclo- y, si queremos incluirlas, las azucenas, a las que tengo como grupo de plantas aparte. Esto es, que lo referente a bulbos y cormos secos ya no da más de sí y muchas especies están listas para extraer, llenas de propágulos, sin hojas y hasta sin raíces. Y aunque esta no era la idea inicial, lo cierto es que con todo sobre la mesa ahora es el momento ideal para reorganizar el contenedor de bulbos.

El hecho de no haber florecido no es del todo malo siempre y cuando las plantas hayan aprovechado este año para tomar fuerzas. No obstante, resulta curioso que la mayoría de veces que he plantado bulbos de verano ocurra esto; mi hipótesis al respecto es que las plantas, de origen holandés, se encuentran con un cambio demasiado brusco de temperaturas y no son capaces de formar flores. Todo fue plantado la primera semana de marzo, en macetas separadas -no podía tocar nada del contenedor, que se encontraba en época de floración- y prácticamente todas las plantas han sacado sus hojas: Triteleia, Tigridia, Gladiolus callianthus y un par de tipos de Crocosmia. Sólo quedan verdes las hojas de algunas de éstas últimas, pues las Triteleia 'Queen Fabiola' fueron de lo primero en secarse y ya las he sacado, y las Tigridia, verdes hasta hace poco, han ido decayendo y no creo que se recuperen ya.

En un caso más extremo tenemos las Leucocoryne, que ni siquiera han llegado a sacar hojas aunque al escarbar la maceta encontré todavía pequeños cormos en buen estado. A los Allium moly les pasa un caso similar que me tiene ya mosqueado: plantados en otoño o invierno, no llegan siquiera a asomar, pero al desenterrarlos en verano están blandos y con un brote que no llega a estirarse y convertirse en hojas. Después de esto casi siempre acaban muriendo, así que este año si los repongo serán de un origen distinto.

Como se ve en la foto, los bulbos se reproducen de manera vegetativa a pesar de no florecer, y vaya si lo hacen. Estas Triteleia eran 40 al plantarlas pero, aunque no he contado cuántos cormos grandes he recuperado, cada uno de éstos ha generado de 10 a 15 cormelos nuevos, con lo que si han sobrevivido las 40, habré sacado más de 450 pequeños cormelos que no me sirven de mucho y tendré que regalar o incluso tirar. También he desenterrado los iris holandeses 'Blue Magic' (que han engordado bastante), las Ixia, algunos gladiolos enanos del año pasado (que se secaron en invierno y ni siquiera han tenido hojas esta primavera) y varios bulbos que me he ido encontrando por el camino al desenterrar.

Ahora el objetivo es, como decía, organizarlo todo para volverlo a enterrar únicamente en el contenedor grande. Puedo combinar plantas de altura similar y juntar muchas similares, como los crocus, que los planté separados por tipo y no hubiera pasado nada si los hubiera entremezclado, ya que no tengo más de cuatro tipos y todos son perfectamente reconocibles. Con este sistema lograré compactar incluso un poco más las especies presentes, que todavía dejaron muchos claros vacíos el año pasado a pesar de haber tantos bulbos juntos.

La parte mala, a la que de momento no sé qué solución darle, es que el plástico del contenedor de los bulbos se está resquebrajando por culpa del sol. Hace más de un año, cuando hice el contenedor de las anuales, me vendieron un plástico negro y blanco más resistente (que de hecho sigue igual de bien que entonces), pero cuando volví a pedirlo en la misma cooperativa, me dijeron que aquello fue un rollo que tuvieron de casualidad hasta agotarlo, así que tuve que optar por otro plástico grueso y transparente. Sacar la tierra y volver a forrar el contenedor es un poco complicado -hay más de mil litros-, pero puedo reforzar la parte anterior dejando caer alguna lámina más de plástico con cartón, para al menos protegerlo del sol. Ya veré, desde luego el verano va a cundir lo suyo.

martes, 2 de julio de 2013

Compuestas en la terraza (V)

Rudbeckia hirta
Han pasado dos semanas desde la última entrada y ya van quedando menos compuestas que mostrar, pero esto no termina aquí ni mucho menos, pues las que quedan irán escalonándose de tal manera que darán mucho que hablar durante todo el verano y principios de otoño.

Ya ha florecido la Echinacea, pero la primera flor ha salido con los pétalos feos y arrugados, por lo cual he optado por no hacer todavía la foto "oficial" de la especie, a la espera de que alguna de las otras cuatro flores que tiene asomando den mejor la talla. Por cierto, que la planta está teniendo problemas con el sustrato, una mezcla que adquirí en BricoDepot cuya marca no recuerdo, pero que es bastante mala -contiene hasta trozos de madera triturada- ya que no drena cuando se empapa y se reseca como el corcho con el calor. Así, la Echinacea se ha quedado con las hojas y capítulos lacios en dos ocasiones tras sólo dos días sin riego, algo bastante peligroso. En invierno habrá que añadir alguna mezcla al sustrato, aprovechando el descanso de la planta, para que no pase lo mismo a la próxima temporada. Espero poder hablar de ella en la próxima entrada, a ser posible con fotos.

Centaurea cyanus de color rosa
De la que sí os hablaré es de un pariente muy cercano de aquélla, tanto que incluso compartieron género antaño: la Rudbeckia hirta. Se trata de una planta más tierna y pequeña que Echinacea, o al menos ese es su estado actual, pues las plantas nacieron de semillas provenientes de una mezcla, la misma de las Coreopsis y los acianos de colores. Según he podido contar hay unas siete plantas, y sólo tres han llegado a la floración esta semana. La planta parece de crecimiento bastante pausado, pues es de las últimas plantas que han florecido en el contenedor teniendo en cuenta cuándo se sembró, qué tamaño han alcanzado y el tiempo que hace que venía viéndolas y no sabía qué eran hasta que vi que las flores asomaban en una estructura que tenía que ser un capítulo, a juzgar por su aspecto. Por ello, han coincidido ya con pocas especies con las que puedan lucir, dado que muchas anuales están empezando a secarse, a dar semillas o simplemente doblarse por el viento.

Coreopsis tinctoria amarilla
Las plantas son de color verde claro, con hojas más o menos espatuladas aunque angulosas, y muy vellosas, aspecto que hizo que tuviera dudas sobre su identidad durante sus primeras semanas (o meses) de vida. En principio han sacado un sólo capítulo en el ápice del solitario y rectilíneo tallo, aunque supongo que más adelante se ramificarán desde las axilas de las hojas superiores, como muchas otras compuestas hacen, especialmente las especies americanas (salvo los girasoles del tipo agrícola). Las flores son muy llamativas, con el centro color púrpura salpicado por los estambres amarillos, color éste también mayoritario en los pétalos, muchas veces salpicados de rojo oscuro en la base. Tienen un diámetro de unos 6-7 cm., siendo mayores que las Coreopsis pero menores que las Gaillardia o la Echinacea, esta última mucho más grande (como un margaritón, más o menos, aunque con el disco de las flores mucho mayor).

Grupo de Gaillardia aristata
Era una planta que hacía tiempo que quería tener, aunque la mayoría de marcas de semillas que encuentro tienen la extraña costumbre de no venderla suelta, sino que aparece en los paquetes de mezclas de semillas tipo "flores silvestres" o "flores de verano" que suelen venderse. No me queda muy claro su ciclo vital, pero me da la impresión de que con mi clima será perenne, con lo que ya quedan situadas en el contenedor en una posición que ocuparán al año que viene y así podré elegir a sus acompañantes para que combinen con sus colores. También presentan una buena ocasión para obtener, separar y aprendar a identificar sus semillas, ya que no fui capaz de distinguirlas al revisar la mezcla.

En el contenedor, la mayoría de plantas encarrilan su final de ciclo al tiempo que otras comienzan a ponerse a trabajar. Los acianos se han abierto ya casi todos, con lo cual os muestro las dos últimas coloraciones que me han aparecido: uno de flores malva y otro, más llamativo, de un suave color rosa pastel. Este último es de los pocos que se tienen en pie, pues el fuerte viento de levante de todas las tardes ha ido doblando al resto de plantas, que crecen inclinadas y ya empiezan a mostrar las primeras cápsulas de semillas secas. No obstante, los seis colores (azul original, morado, blanco-morado, blanco, malva y rosa) siguen todavía presentes, dado que no se ha secado del todo ninguna planta. Siguen predominando los azules, eso sí.

Centaurea cyanus de color lila
Las Coreopsis acompañan a los acianos entre su follaje, sacando flores continuamente con una gran variabilidad en la extensión del rojo y el amarillo de sus pétalos, con algún ejemplar prácticamente amarillo del todo y muy pocos enteramente rojos. Por encima de todos ellos, las enormes Cosmos bipinnatus de este año ya han comenzado a florecer tímidamente. Hay tres ejemplares que llegan a unos 75 cm. de alto, siendo las plantas más grandes del parterre. Otra compuesta del contenedor, la caléndula, parece que sigue correctamente con su vida aunque me la estoy perdiendo, y esto se debe a que, tan pronto como se retira el sol de encima suya, la planta cierra sus flores. Como hace semanas que voy a regar las plantas al final de la tarde -para evitar, entre otras cosas, un calor que evapore demasiada agua y me moleste a mí- pues sólo consigo ver los pétalos plegados. Por su parte, las zinnias, viendo lo que hay a estas alturas, se han quedado como están: el ejemplar de flores rosa tiene varias abiertas y se conservan muy bien, mientras que el de flores asalmonadas de momento está a la espera de abrir todavía la segunda flor. Las 'Liliput' también escasean, y uno de los ejemplares más pequeños se secó al estar en un extremo del contenedor donde supongo no llegó bien la humedad alguna semana y acabó con la planta.

Pero las zinnias no se limitan al contenedor, pues las que planté a modo de "extra" ya están floreciendo y son, de momento, muy bonitas. La primera en abrir es rosa, como siempre, aunque esta vez ha salido una planta de flores enormes con multitud de pétalos -van cuatro "filas" y sigue sacándolos en el centro-; a su lado, un ejemplar rojo como nunca antes había tenido, y otro de flores pequeñas color pastel que no corresponde, que yo sepa, al cultivar 'Liliput', pues aquí sólo utilicé semillas de los botes de mezcla y del sobre del tipo dalia. Empiezan a demandar mucha agua, eso sí, y entre riegos las hojas se arrugan bastante. Les falta muy poco para estar totalmente desplegadas, así que espero poder mostrarlas en la siguiente entrada.

Rudbeckia hirta
Las Gaillardia aristata empiezan a mostrarse menos presentables debido a la gran cantidad de capítulos en proceso de maduración que hay, además de darme la impresión de que tanto calor (que languidece los pétalos) y viento (que los arranca) está contribuyendo a que la planta no luzca como en la foto de grupo que aparece en la entrada, que es del pasado día 22. De todas maneras, dejo estas "bolas" para obtener semillas y no dejo de ver nuevos capítulos en formación, con lo cual la planta siempre se mantiene floreciendo y puedo deducir que, en cuanto baje un poco el calor, la planta volverá a convertirse en un globo de vivos colores flamígeros.

A su lado, la Ratibida columnifera no deja de sorprenderme, ¡qué rápida es esta planta! Me da la impresión de que cada día que voy ha crecido unos centímetros de manera visible. Ya asoman varios capítulos, y tienen una curiosa forma de hacerlo que más que a una compuesta me recuerdan a las espigas del llantén, los cereales o algunas labiadas: la pronunciada "mazorca" se está desarrollando en tamaño, y supongo que será cuando alcance su pleno desarrollo cuando empiecen a aparecer las florecillas tubulares y se estiren los pétalos. Cualquier otra compuesta abre sus capítulos como una flor simple, revelando el centro cuando los pétalos se despliegan. Aquí la estructura central que porta las flores es tan grande que es lo primero en desarrollarse, a lo visto.

Gaillardia aristata de flores rojizas
A escasos centímetros de allí, comienza a tomar forma la Cosmos sulphureus que sembré el mes pasado, con varias hojas a la vez y haciendo frente a un montón de pulgones; en el contenedor están empezando a aparecer ahora plantitas que se asemejan a ella, y no me extrañaría que fuesen lo mismo, aunque me parece algo raro que estén germinando tan tarde viendo lo grandes que están sus hermanas C. bipinnatus, sembradas en las mismas fechas. He retirado de aquí al crisantemo tricolor (Glebionis carinata) para exponerlo al sol junto con sus compañeras de familia, dado que ya asoma desde el centro su primera flor. A su lado, la Gazania de flores amarillas por fin se vuelve a animar y florece con profusión, mientras que sigo a la espera de que lo haga la de flores anaranjadas que todavía no he mostrado por aquí. Las demás -Mauranthemum, Osteospermum, Felicia, Bidens...- siguen dando flores, y los alazores (Carthamus tinctorius) hace semanas que se secaron tras la floración, como estrictas bienales. Parece que tuve éxito con las siembras que hice a mediados de primavera en el contenedor, pues hay tres plantas, al menos muy parecidas, surgiendo en la parte trasera de éste.

Gaillardia aristata amarillo-rojo
En la zona central, el áster parece haber ganado su batalla con los hongos y algunos tallos comienzan a tomar altura: lleva un mes de retraso respecto al año pasado, pero también hay que ver la influencia del clima. Clima que, de momento, me está respetando a los edelweiss, que siguen sacando hojas y hasta han aparecido nuevas flores; sin embargo, esta semana mismo ha empezado a hacer calor de verdad -los 30ºC a diario de rigor- y falta ver cómo se comportarán. Espero que simplemente pasen por un "estiaje" y den un breve estirón en otoño antes de hibernar. Frente a ellos, las dalias han comenzado ya su agónica travesía veraniega y a base de podas -había bastantes hongos en las hojas y tuve que sanear para evitar males mayores- las he dejado casi peladas. El experimento este verano es simple: cuantas menos hojas tengan, menos regaré. Ya lo hago una sola vez por semana o más y de momento no ha habido problemas. Visto lo visto, deberían recuperarse en otoño y funcionar bien hasta noviembre, pero no entiendo a qué se debe este decaimiento tan agresivo cuando hace calor siendo como son compuestas con órganos de reserva a las que se les presupone resistencia al calor: otras plantas con tolerancia a esta situación (prácticamente todas las mencionadas antes) resisten sin problema, y la otra compuesta con órganos de reserva que tengo, la Liatris, justamente sólo se desarrolla y florece en verano.

Las más jóvenes del lugar continúan con éxito su desarrollo. Los diversos girasoles que fui sembrando y consiguieron establecerse van empezando a tomar altura. Uno de ellos ya está lo bastante grande como para mostrar indicios del primer capítulo, y permanezo a la espera de comprobar si se trata finalmente de una planta de tipo ramificado y no de tallo simple. Hay otras cinco plántulas todavía sin hojas verdaderas que crecen bastante bien, aunque no las tengo todas conmigo de que prosperen todas ellas: calor, pájaros... En un entorno más protegido, en el patio, tengo desarrollándose una diminuta plántula de Ratibida pinnata, que de momento lleva aguantando una semana: faltará ver si consigue superar la aparentemente larga fase que pasa sólo con cotiledones, como ya ocurrió con sus parientes las R. columnifera. No descartaría llegar un día y que se hubiera secado, aunque no es un tema preocupante, pues las semillas germinan con enorme facilidad al ponerlas sobre papel húmedo. Si este intento falla, habrá que aplazar el experimento a finales de agosto.

Así siguen pues las cosas con las compuestas. Muchas cosas poniéndose interesantes, un verano que al fin se pone serio y un montón de ideas y proyectos a llevar a cabo tan pronto como se pueda.