viernes, 30 de agosto de 2013

El esperado cambio de tiempo

Gaillardia aristata
Debe ser complicado que un ciclo se repita durante dos años seguidos, y más cuando la tónica habitual era que esto no ocurriese. A finales de agosto de 2012 el calor veraniego se vio disminuido por una tromba de agua que caía casi al término del mes, relajando el clima y aportando una buena cantidad de agua a las plantas. 2012 tuvo un verano más cálido y seco que el actual, pero por suerte el cambio se ha vuelto a producir. No sólo ha sido similar, sino que la lluvia está durando más y trayendo más agua, casi como si estuviésemos ya en las primeras semanas de otoño. Las temperaturas mínimas no han bajado especialmente (siguen siendo más altas que las que hubo casi hasta finales de junio) pero las altas sí, amén de que la radiación solar ha estado filtrada desde el domingo por gruesas capas de nubes.

Si el año pasado caían unos 55 mm. de golpe en un sólo día, este año ha caido eso y más. En Cullera van acumulados ya alrededor de 80 mm. desde el lunes y todavía hoy viernes sigue lloviendo. La última vez que tuve que regar fue el sábado pasado, y ahora hay agua de sobra. Subrayo lo de "de sobra", pues hay pocas plantas ya que puedan aprovecharse de la situación, si bien yo esperaba este cambio no por ahorrarme unos riegos sino por el aumento general de la humedad en la tierra y la disminución del calor que hacen que ya pueda ir empezando a subir a la terraza algunas semilleras sin miedo a que se achicharren.

Antirrinos colonizando el contenedor
A las plantas que quedan les viene genial esta situación meteorológica ya que les devuelve la frescura que no han podido tener por muchos riegos que yo les dé. En lo peor del verano, regar cada dos días muchas veces es insuficiente, máxime si se hace a horas en las que la evaporación es mayor. Entonces, nos encontramos con hojas marchitas, partes secas y los temibles hongos. Con esta lluvia, plantas como las Gaillardia o los girasoles han vuelto a recuperarse y abren de nuevo sus flores.

Pero los verdaderos protagonistas de los días venideros van a ser los semilleros y los bulbos. A mediados de julio ya sembré algunas semillas de prueba y muchas plantas de esos días siguen vivas y con un aspecto tan bueno que todo parece indicar que seguirán hacia adelante. En estos últimos 10 días, aún sin saber que estas tormentas dejarían tan suave el tiempo, he empezado a preparar un buen montón más de semilleros pensando ya en replantar el contenedor de cara a la siguiente temporada. Actualmente quedan en él un montón de antirrinos que han ido creciendo a la sombra de las otras plantas durante la primavera-verano y ahora se convierten en los amos y señores. No sé muy bien qué haré con ellos, pero aunque me pese tendré que eliminar varios ejemplares, sobre todo aquellos que han crecido tumbados y ocupan espacio innecesariamente a lo ancho.

Girasol amarillo
Además de éstos, el grupo más compacto de lo que queda en el contenedor lo forman un antirrino blanco de aspecto impecable junto al que crecen las últimas Rudbeckia que quedan en flor. A pocos centímetros, la caléndula (la misma de siempre) y todavía dos zinnias forman otro grupo compacto. Puede que elimine las zinnias, pero las demás plantas estaría bien dejarlas allí y que protejan a las de próximas siembras. Quiero estudiar la posibilidad de moverlas de sitio ya que han salido donde ellas han querido y, por cuestiones de tamaño, preferiría tenerlas en otro punto.

El tema del contenedor de los bulbos sigue parado, me he relajado bastante. Todavía no he podido encontrar un plástico adecuado pero será cuestión de días que me decida por el que más me convenza, aún a riesgo de que vuelva a dañarse. Por si acaso, este año forraré antes la estructura con sábanas viejas, el mismo método que usé en el contenedor de las herbáceas y funcionó a la perfección. De momento todavía me queda un mes para ponerlo a punto, pues los bulbos de este año comenzarán a ir llegando a las tiendas a partir de esta semana y además tengo otra tanda de especies pedida que llegará este mes también. Lo importante es que para octubre estén enterrados -este año quiero hacer las cosas bien- y si la tierra se moja, que sea en su justa medida.

A pesar de que todavía hay tiempo para que vuelvan algunos días de calor, lo de esta semana ya no cuenta como los típicos chaparrones de verano que hacen mucho ruido y mojan poco. Es el primer indicio de la llegada del otoño, que no sabemos todavía cómo será, pero sin duda una época muy ajetreada para devolverle a la terraza el esplendor que el verano le ha ido quitando.

martes, 27 de agosto de 2013

Fracasos, decepciones y fiascos

Una imagen para el recuerdo, a mediados de abril
Sacar lo malo de dentro es bueno y, por qué no, compartir aquí en el blog las decepciones además de las alegrías no tiene por qué estar de más, ya que la afición de cultivar plantas tiene, como todo, una cara buena y otra mala. Además, y haciendo leña del árbol caído -¿nunca mejor dicho?, compartir los fracasos sirve tanto para repasar lo que uno ha hecho mal, como para advertir de ello a posibles lectores; también, por qué no, es probable que aparezca alguno de éstos que deje un comentario aportando su experiencia y así ayudándome a mejorar.

Hemos visto muchas plantas en El Jardín Sucronense y la temporada ha sido estupenda, pero siempre quedan en la sombra esas especies que murieron de manera prematura, inesperada... o, directamente, ni siquiera llegué a ver crecer. Estudiar las causas de su fracaso, como digo, ayuda a no desanimarse e incluso intentarlo de nuevo al año siguiente.

Primero que todo, y aunque no me gusta hacer "contrapublicidad", he de decir que uno de los mayores causantes del desastre fue un sustrato bastante malo que compré en la cadena de tiendas de bricolaje BricoDepot. Claro, finalizaba febrero, empezaban a llegar bulbos, tubérculos y rizomas varios a casa y de repente, gran coincidencia, lanzan una oferta de sacos de sustrato de 50 l. a dos euros la unidad... ¡justo el día que tenía que ir al lado de la tienda más cercana! Me llevé dos sacos, cien litros, y la inmensa mayoría de plantas que tenía en casa esperando fueron enterradas en él, excepto las que llegaron ya en marzo cuando, nuevamente en una coincidencia que parecía destinada a remendarlo todo, volví a pillar una oferta de sacos de la misma capacidad y precio, pero de mejor calidad, en la cadena de supermercados Vidal.

Tubérculos de Oxalis bowiei
Dicho sustrato parece estar hecho de material de desecho triturado y mezclado, en especial cortezas y otros residuos procedentes de la madera, pues de vez en cuando aparecen trozos de la chapa que suele cubrir las piezas de conglomerado de madera; en primavera, en las macetas que mantenía húmedas aparecían incluso unas diminutas setas sobre la superficie. Ya me di cuenta del desastre durante la lluviosa primavera, que lejos de beneficiar a las plantas enterradas en este sustrato como a las demás, las ahogaba dado que éste no drenaba bien. Acumula el agua, se mantiene como una esponja empapada y, como tal, cuando el sol aprieta se convierte en una suerte de corcho seco que se despega de los bordes de la maceta incluso. Un desastre.

Así pues, las muertes directas causadas por este sustrato fueron, no necesariamente en orden, la Centaurea dealbata, la Convallaria majalis, la Saponaria ocymoides, la Monarda 'Mahogany' y, recientemente, la Astrantia major 'Lars'. Milagro es que otras dos especies, la Echinacea purpurea y el Eryngium planum hayan sobrevivido, quizá por su tolerancia a la sequía. El sustrato queda seco cada dos días, pero veremos en otoño, que por norma general llueve más que en primavera con el añadido que la humedad se conserva gracias al ambiente fresco y húmedo. Sería un disgusto muy grande perderlas, con lo que les ha costado llegar hasta aquí. Otra planta más, el Iris siberica 'Blue King', está resistiendo sin problemas en la misma tierra puesto que quizá sea la planta menos exigente de las que planté, tolerante tanto con la sequía como los encharcamientos. Y, con mayor o menor suerte, con altibajos pero habiendo alcanzado la floración aunque en estos momentos en situación dudosa -plantas secas o parte aérea ausente del todo- están la Astilbe x arendsii 'Glut' y la Asclepias tuberosa, que habrá que esperar a ver si consiguen rebrotar.

¿Repetiré con ellas? Bueno, para empezar, con la Centaurea dealbata obtenida de raíz me quedé bastante mosqueado. Llegué a comprar tres paquetes y ninguno mostraba crecimiento tras un tiempo enterrado, incluso utilizando otro sustrato. Al final, he pedido unas semillas y a ver cómo se dan, pues las centáureas no suelen ser difíciles de sacar adelante, aunque es la primera vez que pruebo con perennes. Lo mismo para las Monarda: esta planta sí salió, pero fue de las que se asfixiaron en ese sustrato tras unos días de lluvia. La que tuve era el cultivar 'Mahogany', cruce de las especies M. fistulosa y M. dydima. Pues bien, he adquirido ambas especies como semilla, y estoy haciendo pruebas previas con ellas (con la M. fistulosa sólo, que es la que tengo de momento) y parecen germinar con facilidad, pero todavía hace demasiado calor para estos menesteres. Igualmente, si van bien, no volveré a probar con el esqueje de raíz.

La Salvia farinacea de momento aguanta
Con la Convallaria majalis ocurrió algo similar. La planta sí brotó, tuvo una hoja que no llegó a desplegarse nunca, hasta quedarse seca. Podría probar una vez más en un sustrato más suelto y orgánico, como el de la dicentra, pues seguramente si la planta se hubiera encontrado en un medio más adecuado podría haber continuado creciendo desde esa hoja. Por otra parte, la umbelífera Astrantia major 'Lars' estuvo manteniendo hojas prácticamente desde marzo hasta julio. Revisé la tierra esta semana y no queda rastro siquiera de su red de raíces, como si allí no hubiera habido nada. Dada la dificultad de encontrar semillas asequibles, si tengo la oportunidad repetiré al año que viene en un sustrato mejor, pues es una pena que una planta que sí es capaz de brotar y establecerse tenga que morir de esa forma.

Otro disgusto me lo he llevado con las anémonas. Hace ya meses que se secaron y decidí sacarlas hace unos días ya que en la plantación otoñal podría reorganizarlas mejor, porque en su día las fui metiendo en las macetas que tenía a mano. Creo poder decir que no ha sobrevivido ni un 10% de lo que había. Según recuerdo, planté unas 40 'De Caen' más algunos tubérculos sueltos del año anterior, pongamos unas 45 en total. De las 'St. Brigid', aquellas dobles que me salieron en blanco y en azul, había menos, pero ha sobrevivido sólo una. Habrá que reponerlas -son fáciles de encontrar, son baratas y son bonitas... ¿por qué no repetir?- pero ante todo, habrá que averiguar qué sustrato les viene mejor. Aquí gran parte de la culpa es mía, porque regué las macetas más allá de cuando ya no quedaban hojas e incluso mucho más, dado que en algunas de sus macetas aparecieron plantas, como aquellos eneldos que tuve. Hay que resignarse: las plantas que descansan tienen que descansar en seco, y si la humedad les viene mal, pues no regar aunque crezcan anuales en la maceta. Curiosamente, los ranúnculos han sobrevivido en su inmensa mayoría, tanto los que están totalmente secos como los que han seguido recibiendo humedad.

Con los Oxalis, la cosa ha ido algo mejor: aún así, los 'Iron Cross' podrían haber tenido un desenlace fatal. Están en ese mismo sustrato nefasto, y seguí regando un tiempo. Observé al escarbar que no parecía haber ningún tubérculo del tamaño que tenían al plantarlos, quedando pequeñas piezas blancas y tiernas que parecen seguir vivas, pero envueltos en una capa seca o podrida, así que los cambié de tierra. Al sacarlos, la mayoría estaban así, algunos incluso con hijuelos, pero con un aspecto poco esperanzador comparado con cómo eran al llegar, con lo cual no sé si habrá que reponerlos en primavera. En cambio, los O. triangularis están bien y los O. bowiei, sin hojas desde hace meses, los saqué totalmente de sus macetas y me encontré un total de 18 tubérculos, muy pequeños eso sí. Estas dos últimas especies los tengo en un sustrato que es prácticamente un 60% de arena; a los últimos, los bowiei, los he replantado ya en una nueva maceta más grande con sustrato similar al que tenían.

Dalia en marzo, hoy muerta
En febrero, el día aquel que granizó, enterré los Lilium y unos Eremurus stenophyllus. Los primeros fueron un éxito, qué duda cabe, pero los segundos protagonizaron uno de esos chascos incomprensibles. No asomó nada de esa maceta jamás. Ya en junio, tardísimo, excavé un poco la tierra y encontré los tubérculos prácticamente igual que cuando fueron plantados, enteros y con el punto de brote verde, como si fueran a salir. Los dejé allí, pero al volver a excavar ahora en agosto, ya me he encontrado pellejos vacíos. Qué ocurrió, ni idea, pero no sé si repetiré con la especie. Generalmente los venden en otoño, pero yo los encontré en una oferta en LIDL en febrero que no sé si volverán a repetir: la colección de bulbos "Premium", que únicamente he visto este año. Ojalá repitan, pues había cosas interesantes que no me llevé por dar prioridad a otras especies.

Los bulbos de plantación primaveral supusieron otra decepción. Ya hablé de las Triteleia 'Queen Fabiola', aunque han sido el  caso más benevolente, pues tuvieron hojas, han sobrevivido y se han multiplicado, pero sin florecer. Un caso un poco menos afortunado fueron las Leucocoryne, que apenas consiguieron sacar una hoja, pero al desmantelar la maceta saqué unos pocos bulbos, muy pequeños, pero que resistirán hasta ser plantados de nuevo. Luego tenemos a las Tigridia pavonia, que adquirí  en Leroy Merlin: brotaron, apenas crecieron y murieron. Salvé muy pocos bulbos, unos cinco, diminutos todos ellos. En los días que han estado en una caja guardados, parecen haberse podrido y no sé si llegaré a replantarlos. A su lado enterré gladiolos abisinios y dos tipos de crocosmias híbridas, la x crocosmiiflora y la 'Lucifer'. Las tres tienen en común que sufrieron un marchitamiento prematuro, a saber por qué, y dejaron de crecer. Los gladiolos han "adelgazado" y cada cormo sano enterrado se ha secado y tiene en su extremo un cormelo que es una tercera parte su tamaño, de donde brotan las hojas. Se puede decir que han sobrevivido, pero ya veremos cómo evolucionan. De las crocosmias, de momento sólo he ido sacando las x crocosmiiflora y no hay ni una viva. Las otras, todavía tengo que escarbar. Extraño que ocurra esto con plantas africanas amantes del calor y tan similares a los gladiolos enanos, que se desarrollan sin problemas e incluso se multiplican. Más de lo mismo podría decir con los Sparaxis, que este año no compré más y los del año anterior cada vez están peor. Sólo han dado flores dos veces y las abortan antes de emerger del todo.

Las perennes y vivaces no han ido mucho mejor, y han sido bajas definitivas la Lychnis viscaria, la Campanula glomerata -después de una buena temporada e incluso un repunte en pleno junio- , la Gerbera -con la que probablemente ya ni repita-, las fresas 'Ostara', las amapolas orientales (que llevaban con el mismo aspecto desde invierno, rosetas de hojas minúsculas) y la Prunella, ésta última ni siquiera alcanzo a entender el motivo, pues la planta se había secado del todo pero tenía multitud de puntos de brote con hojas verde vivo reemergiendo. De una visita a otra, en apenas dos días, no quedaba ni una. No he tirado la maceta de momento, pero parece que no hay nada que hacer. Además, y sin salir de la misma colección, los edelweiss tienen un aspecto idéntico al de invierno, esto es, con toda la roseta de hojas completamente seca, pero estamos a finales de verano, con lo cual no sé si esto es un letargo normal o han acabado muriendo. Espero que la colección vuelva a ALDI al mes que viene y reponer algunas plantas, pues me gustaría remendar errores y volver a disfrutar de ellas. De todos ellos sólo queda verde, y además brotando, el clavel Dianthus deltoides.

El contenedor a mediados de junio
El remate final e inesperado lo han dado las dalias, las cuales llevaban sin volver a crecer desde junio, cuando las acabé podando del todo para evitar la expansión de hongos. Sin riegos ni excesos de agua -la lluvia veraniega no llega ni a calar-, me dispuese a escarbar la tierra por tocar y comprobar la consistencia de los tubérculos, y estaban todos secos o todavía pudriéndose. Ya no sé qué hacer con esta especie, con lo cual la dejaré apartada de momento de mi lista de pretensiones, no descartando traer alguna nueva al año que viene o probarlas desde semilla.

Así pues, la terraza ha quedado bastante vacía, aunque hay plantas que todavía siguen floreciendo y otras que aún deberían hacerlo dentro de un tiempo, como las Nerine, las Tricyrtis o el áster, aunque éste último no tiene pinta de que vaya a alcanzar la talla para hacerlo a pesar de que ha conseguido hacer frente a meses y meses de infección fúngica. Sin embargo, el verano llega a su fin y quizá esa sea la salvación de todas ellas, pues ya estamos teniendo días nublados y descenso de las temperaturas que, ya digo, ojalá cambien la situación del todo como ocurrió el año pasado.

Lejos de suponer un motivo de desánimo, este final de temporada ya está encadenado con el inicio de la siguiente, y el ir y venir de semilleros, planificación de la siguiente temporada y la inminente llegada de los bulbos de otoño serán la tónica de estos días. Pero eso ya es otra historia, la historia que espero sirva de base para todo lo que os contaré a partir de la siguiente temporada, que queda inaugurada desde ya.

Actualización [12-09-2013]: Los sustratos que se mencionan en el texto corresponden a las marcas Globalplant (en el caso del de BricoDepot) y Valterra (el de Vidal).

Actualización [28-11-2014]: Quizá sería hora de aclarar que el famoso sustrato "malo" no ha resultado tan terrible de manera generalizada. Es pobre, sin duda, pero plantas que en el tiempo que escribí esta entrada vivían en él, han continuado adelante y hasta florecido, como el caso del Eryngium planum. Igualmente, las aguileñas 'McKana' y alpina, que viven en macetas con aproximadamente un 80% de ese sustrato y el resto del otro (el de Vidal), llevan dos primaveras floreciendo estupendamente allí. Una mala ubicación, un riego incorrecto y otros factores aleatorios pueden dar resultados totalmente opuestos a veces.

domingo, 11 de agosto de 2013

Punto y aparte veraniego

Salvia farinacea
Aún no hemos rebasado la primera quincena de agosto, pero hay que asimilar que el verano todavía tardará un poco en irse y la temporada, si se entiende como tal el periodo comprendido entre las estaciones de otoño, puede ir dándose por concluida. Ya hace semanas que, más que esperar a que se abran las flores de esta o aquella planta, lo que me tiene en vilo es si algunas serán capaces de sobrevivir.

El tiempo, no sé si es impresión mía, parece que ha hecho un ligero cambio por las noches. La temperatura se está suavizando un poco, e incluso el viernes y sábado de madrugada se llegó a bajar de los 20ºC, algo que no suele ser nada habitual en estas fechas. Sin embargo, de día sigue haciendo calor y el pasado miércoles se marcaron las temperaturas más altas en lo que va de año, por encima de 35-37ºC, ayudados por supuesto por el viento de poniente que ademas dejó la humedad relativa muy baja. Pensaba que afectaría a las plantas pero no supuso un problema mayor que el del calor de todos los días. En resumen, que no hay que fiarse, pues todavía es pronto para pensar en que el calor va a dar una tregua. Llover no llueve, aunque sí hubo un brevísimo chaparrón de apenas 10 minutos el sábado de la semana pasada, el 3 de agosto.

A pesar de que la tónica general de estos días la ocupan las perennes tiernas agostadas, las anuales que no soportan el calor y las hojas secas por todas partes, hay un poco de todo. Plantas que pensaba que descansarían o tendrían una bajada, como las aguileñas, siguen en pie y además creciendo. Las Aquilegia alpina están rebosantes, cargadas de hojas, mientras las híbridas sí empiezan ya a decaer pero, eso sí, con nuevas hojas saliendo desde la base. La diferencia con el año pasado es ya abismal.

En la foto vemos una vara floral, no demasiado espectacular, de la Salvia farinacea. La planta lleva prácticamente un mes en casa y no ha estado siempre del todo bien, aunque consigue hacer frente al calor a poco que se la riegue y no deja de florecer. Me recuerda, en cierto modo, al comportamiento que tiene la Osteospermum fruticosum, que tuvo unos inicios similares y si bien resiste el calor sin problemas, no es que sea muy tolerante con la falta de agua. Posiblemente se harían buena compañía juntas en una maceta grande debido a que piden ser cuidadas de manera similar. De momento, a esta salvia no la he expuesto en la zona soleada porque tiene que reforzarse. Espero que en otoño, al pasarla allí y recibir más agua y menos fuerza del sol, sus espigas de flores sean más bonitas.

El fuerte decaimiento de su pariente la Prunella parece que ya deja respirar de alivio. Todas las hojas que tenía se han puesto marrones y el verde de los brotes en la base empieza a ganar altura, con lo cual parece que la planta simplemente ha hecho una "renovación total" y estará presentable de nuevo todo el invierno. La Campanula glomerata está totalmente al límite, con sólo dos puntos de crecimiento muy juntos que mantienen verde. No sé si será capaz de recuperarse desde ahí, o si incluso las raíces volverán a emitir tallos desde otros puntos, pero pinta bastante mal. También un edelweiss se ha secado de golpe, aunque al no faltarle el agua ni sufrir el mismo destino la otra planta que le acompaña, llego a pensar que quizá ha sido un parón veraniego. Hasta que no la vea rebrotar no estaré tranquilo.

El resto de plantas siguen aguantando bien, pero con aspectos poco elegantes. Y mientras, en el contenedor, parece que todo está finiquitado y ya habrá que pensar en el año que viene. Sólo asoman como si nada las Rudbeckia, que sin hacer mucho ruido están demostrando ser unas plantas resistentes al calor que nunca se arrugan por falta de humedad. Las demás especies tienen aspectos pobres, incluso la Callistephus chinensis, que no sé si después de todo conseguiré ver en flor. Las Cosmos bipinnatus da pena verlas, marrones por el ataque de los hongos: la grande posiblemente acabaré cortándola pronto, pues los ápices de los tallos están arrugados, con aspecto enfermo, y no creo que sea capaz de florecer. La que tenía flores se quedó seca de golpe, aunque ha dado muchas semillas. Da la impresión de que no les gusta el verano.

Quedan pues todavía unos días en los que habrá poco color en la terraza, pero que de momento facilitan algo más los riegos. Mientras tanto, sigo preparando y diseñando con ilusión los motivos que ocuparán la terraza desde el invierno. Este otoño será una época bastante ajetreada.

Lupinos a prueba: fracasos y replanteamientos

Lupino superviviente
Aunque lleno de optimismo, el experimento con los lupinos de Russell que comenzó el mes de octubre del año pasado, se comentó aquí en enero y volví a comentar hace sólo mes y medio cuando aparentaba ir bien, no ha dado los resultados que se esperaban y se encuentra en un punto delicado.

La maceta con varios ejemplares continuó sus andanzas a finales de junio e incluso el ejemplar central, el más grande, empezó a sacar un intento de espiga floral que se secó sin sobrepasar el punto de brote de la planta. Posteriormente, todos los lupinos de esta maceta comenzaron a perder hojas, algo que achaqué a la estación veraniega. Pero en estas siete semanas transcurridas, la pérdida masiva de hojas se volvió común a todos los ejemplares y para finales de julio ya no quedaba ni uno verde. Hoy he ido tirando de los salientes de los rizomas y éstos, todos ellos, están muertos. Después de casi once meses de cuidados, el experimento ha fracasado.

Pero no está todo perdido. Ya comenté que hice una segunda prueba, casi sin darle importancia, y sembré otra vez unas pocas semillas a finales de invierno. El resultado fue que una de las macetas prosperó y ha tenido, y sigue teniendo, lupinos creciendo al principio más rápido que sus parientes -se pusieron a la par en tamaño en apenas 2 meses- y que posteriormente, y tras malograrse algunos ejemplares, han ralentizado su ritmo pero siguen verdes. Y cuando digo verdes no sólo me refiero a que tienen crecimiento nuevo y hojas sanas, sino que tampoco han presentado nunca el problema de amarilleo que afectaba a los otros.

¿Conclusión? Bueno, no es ningún secreto que a los lupinos de Russell no les gusta el calor, pero entran en juego otros factores. ¿Por qué, entonces, sí han sobrevivido los que sembré más tarde? Y no sólo sobrevivir, sino que han aguantado estoicamente varios golpes de calor, días de poniente y alguna que otra demora en el riego... y todo ello nada menos que en la zona de mayor exposición solar de la terraza. El secreto quizá esté en el sustrato, un punto que no tuve muy en cuenta y podría ser la clave.

Por lo que veo en la maceta, con ese montón de piedrecitas de perlita sucias, seguramente rellené ésta con restos de turba rubia y perlita que tenía en casa. Este sustrato es muy orgánico (está compuesto mayoritariamente de musgo de esfagno), ácido y suelto, y junto con la perlita retiene la humedad pero sin aprisionar y ahogar a las raíces. Además, la maceta es bastante alta, unos 20 cm., con espacio de sobra para las raíces. En la maceta larga donde tuve a los otros, en cambio, usé sustrato del que llevo años utilizando, con mucha arena mezclada. En invierno, como se riega poco y la tierra casi siempre está humeda, veía la capa superficial oscura y no me preocupaba. Pero, eso sí, había que echar quelato de hierro cada poco porque las plantas amarilleaban.

Con el aumento de las temperaturas y el constante remover de la tierra al regar, la capa superior del sustrato fue revelando que contenía un montón de arena, y cada vez que se secaba de más tomaba un aspecto reseco y apelmazado, falto de materia orgánica y soltura. Así pues, y a falta de ver si el lupino superviviente consigue llegar a la tregua del otoño-invierno, llego a la conclusión de que la planta es capaz de tolerar el calor siempre y cuando se desarrolle aquí desde su germinación y si tiene una mezcla adecuada donde enraizar.

Para el próximo año, la idea era probar a dejar crecer alguno en el contenedor, donde el sustrato está algo más equilibrado -hay sustrato universal, una pizca de arena, turba rubia, perlita y montones de raíces muertas compostándose en el subsuelo- y además tiene buena profundidad, a lo que hay que sumar que pienso añadir una capa superficial de humus tan pronto como empiece la época de lluvias para asegurar una cama esponjosa y húmeda a las plántulas en sus primeras etapas. Pero, por si acaso, repetiré una maceta exclusiva de lupinos, con una mezcla similar a la que me ha ido bien, para probar suerte de nuevo. El objetivo, por supuesto, que en 2014 los estandartes cargados de flores de esta bella leguminosa vuelvan a lucir en la terraza.

domingo, 4 de agosto de 2013

Compuestas en la terraza (VII)

Cosmos sulphureus
Recién estrenado agosto, ampliamos en un capítulo más la singladura de las asteráceas en la terraza. Como todo en verano, quedan ya pocas cosas nuevas que ver, pero de vez en cuando las plantas presentes también viven pequeños momentos de gloria y la tentación de fotografiarlas es grande, a la par que uno se alegra de ver que las plantas son felices y se adaptan bien.

No obstante, como ya he comentado, no todo son alegrías. La Bidens ferulifolia, a medio crecer, se secó; el crisantemo tricolor (Glebionis carinata) más de lo mismo. De la primera no sé qué haré todavía, pero si veo que las semillas que me dio son efectivas, no tengo problema en recuperar la especie por mis propios medios. De la segunda, como es una anual y guardaba semillas, ya he germinado unas pocas y están creciendo bajo vigilancia en una maceta aquí en casa.

Cosmos bipinnatus
Pero dejemos a un lado las malas noticias y vayamos con las alegrías. Lo primero, como ya iba anunciando y como se deduce por la foto, es que he conseguido que florezca mi primera Cosmos sulphureus. Se trata del ejemplar que sembré en junio, tuve bajo control en casa y fui siguiendo con esmero hasta que llegó el momento. La planta todavía se encuentra en sus fases iniciales, algo que veo en muchas compuestas: la primera flor tarda en salir, y aún hay un lapso de tiempo apreciable entre ésta y las dos o tres siguientes, pero normalmente cogen ritmo y cuando menos nos lo esperamos, están cargadas de capítulos. Aún así la planta, aunque tiene muy buen aspecto, está teniendo un problema por el cual muchas veces el pedúnculo de los capítulos se seca, antes incluso de abrir, y queda colgando. Quizá sea por el calor y más adelante mejore.

Coreopsis tinctoria roja
La planta, a grandes rasgos, parece una mezcla de Cosmos bipinnatus y Tagetes. Las hojas están divididas pero son más anchas, palmeadas en lugar de filalmentosas o plumosas como en la bipinnatus. Los capítulos son naranja -un color que, junto al azul violáceo, a la cámara le cuesta captar fielmente- de manera muy similar a las caléndulas, y el disco central con las flores tubulares es pronunciado, casi cilíndrico. Al principio pensé que los capítulos se abrían y cerraban con la noche y el día, pero luego me he dado cuenta que mi conclusión fue errónea y simplemente debí pillar un capítulo todavía sin abrir que seguía replegándose de noche; posteriormente he visto un capítulo totalmente desarrollado y está abierto tanto de noche como cuando el día está nublado, como hoy.

Parece ser que quizá, después de todo, no vaya a ser el único miembro de la especie en la terraza. En el centro del contenedor detecté al menos dos plantas con toda la pinta de C. sulphureus, aunque sólo una parece estar yendo bien. Crece despacio y no sé si llegará a coincidir con sus parientes C. bipinnatus, las cuales tienen un desarrollo dispar: mientras alguna planta se ha ido marchitando prematuramente, víctima más de los hongos que de la sequedad, otras están floreciendo o a punto de hacerlo. Pero sin duda el ejemplar más curioso es el que no ha dejado de crecer y crecer desde que brotó. Yo ya no sé qué ocurre con esta planta, pero vuelta a medir hoy (3 de agosto) ha dado una altura desde el suelo de nada menos que 125 cm. y además se está ramificando. Sigue sin dar señales de floración y además parece que los ápices de las ramas estén dañados por el sol o los hongos. ¿Florecerá algún día?

Rudbeckia hirta
A sus pies sigue desarrollándose con buen ritmo la reina margarita (Callistephus chinensis) enana, que espero sea la planta que encabece la próxima entrada sobre compuestas. Es ya de las pocas asteráceas que resisten en el contendor, junto a los Ageratum, Rudbeckia y Coreopsis. De ésta última quedan pocas flores y todas muy pequeñas: sin embargo, cuando ya no se las esperaba, la planta de flores rojas ha vuelto a la carga y está exhibiendo preciosos pétalos color rojo coral. Las Rudbeckia, por su parte, han cumplido con las expectativas y están empezando a ramificarse. Hay que ver todavía cómo les irá en los próximos meses, pero cuando prepare el contenedor para la temporada próxima me gustaría dejarlas allí. Eso sí, quizá las plantas que siembre al mismo nivel que ellas las superen en altura y las encierren un poco. No creo que suponga un problema grave debido al estilizado porte de los tallos de esta planta.

Girasol de flores amarillas
Vuelven a lucir también los girasoles en la terraza. El ejemplar de la foto procede de unas siembras que fui llevando a cabo entre mayo y junio para sustituir a los ejemplares anteriores que se secaron, utilizando esta vez las semillas de la mezcla de ALDI en vez de aquellos 'Sinfonie' de LIDL. El capítulo de la foto, aunque no le falta agua ni la planta parece estar mal, ha abierto todas las flores pero se ha arrugado. Sin embargo esta vez creo haber acertado en mi búsqueda de girasoles ramificados, pues en la base del capítulo hay dos o tres capítulos más pequeños floreciendo, aunque dudo que la planta pudiera llegar a crecer ramificada durante unos meses más, a juzgar por su aspecto ya envejecido. Mientras, del último intento en junio, paliando algunos fracasos intermedios, me siguen sobreviviendo otros cinco girasoles de las mismas semillas que ya muestran sus capítulos. A ver si esta vez, por fin, consigo que salga alguno que no sea totalmente amarillo.Supongo que estos sí deben ser de la variedad 'Autumn Beauty'.

Echinacea purpurea llena de polen
En la balda donde crecen las compuestas perennes africanas, éstas van aportando su color de una manera intermitente. Habitualmente, pasan un tiempo floreciendo y luego lo alternan con una pausa, pero sin parar de crecer. La Felicia amelloides hace semanas que no saca flores, y sin embargo los extremos de sus ramas se han vuelto frondosos y visiblemente más cargados que la base. A la Osteospermum parece que le cueste más aguantar el calor y quizá se deba a una tierra que no retiene muy bien la humedad. La idea, si encuentro cómo, es juntar a las dos especies en una maceta mayor, ya que tienen requerimentos similares y un porte lo suficientemente distinto como para que no tropiecen entre ellas. Es algo que ya iré viendo cuando el tiempo vuelva a enfriarse.

Las gazanias hacen lo mismo que sus paisanas. Tan pronto están sacando flores como se quedan sin ellas, aunque el crecimiento que han experimentado es muy visible y el calor y sequedad no las amedrentan. o que he notado es que los capítulos en verano son más pequeños que en otras ocasiones: habrá que ver si más adelante aumentan su tamaño; en la margarita de El Cabo también ha ido variando el tamaño de sus capítulos según la época.

Gazania amarilla
Por lo que respecta a las especies americanas, tenemos a unas Liatris spicata que he tenido que sacar del contenedor tras su vaciado y han quedado desordenadas y tumbadas. No parecía que fuesen a florecer ya, con lo cual me puedo conformar con que sigan verdes hasta invierno para reubicarlas correctamente y esperar al verano siguiente a ver si el abonado de este año ha hecho efecto. La Echinacea purpurea empieza a sacar los capítulos de dos en dos, también cada vez más pequeños; los más viejos todavía no han perdido los pétalos siquiera, aunque estén ya estropeados. La Ratibida columnifera ha encontrado su ritmo y no deja de florecer, aunque totalmente horizontal sobre la maceta y con los capítulos casi tocando el suelo por su peso, una pena. Si la vuelvo a sembrar no lo haré en el lateral de la terraza, pues esa búsqueda del sol hacia un sólo lado siempre causa este problema. En realidad, si la planta hubiera conseguido germinar en invierno, como las Gaillardia que sembré al mismo tiempo, estaría luciendo sus espigas y estandartes firmes y verticales en la zona de más sol, pero conseguí que brotaran in extremis cuando ya hacía calor, evité llevarla a ese punto de la terraza y éste ha sido el resultado.

A las Gaillardia aristata les he hecho una buena limpieza de capítulos sin pétalos o secos. Seguro que antes de que me dé cuenta, la planta vuelve a estar llena de ellos. Las hojas van envejeciendo, el calor se nota bastante cuando les falta agua, pero es increíble la energía que demuestran no habiéndose quedado ni una sola vez sin flores desde que se abrió la primera. Si tienen una etapa de mejora con el otoño, su color flamígero será muy bien recibido.

Tagetes patula
Traigo hoy por primera vez a las Tagetes patula a esta serie de entradas. Hace tanto tiempo que las tengo, y funcionan tan bien sin que les haga caso -sólo riegos y eliminar los capítulos cargados de semillas- que casi pasan desapercibidas hasta que se cargan de flores, como ya están haciendo. Este año han salido anaranjadas, sin casi rojo, similares a las primeras que tuve en 2011 pero distintas a las del año pasado, a pesar de que seguramente todas ellas sean antecesoras y descendientes de las mismas plantas. La planta es anual y florece en pocas semanas tras su germinación, pero a veces se lo toman con calma y duran bastante. Las de este año no creo que lleguen a invierno porque llevan unos dos meses floreciendo, pero las del año pasado, que también germinaron cuando ellas quisieron, fueron aguantando el verano como buenamente pudieron y estuvieron en flor de octubre a enero hasta que murieron.

Por lo demás, sigo sembrando especies nuevas con mayor o menor éxito. Puedo decir que tengo plántulas de unas cuantas especies, pero prefiero contener la sorpresa para cuando de verdad ésta tenga efecto, es decir, el día que pueda lucir orgulloso a las plantas en flor. Mientras tanto, a seguir pendiente del cambio de estación y, como siempre digo, seguro que a pesar de que en estos momentos no queden muchas novedades que enseñar, antes de lo esperado ya estaré escribiendo una nueva página sobre esta inmensa familia.

jueves, 1 de agosto de 2013

Agosto, el meridiano de todo

Espuela de caballero (Consolida ajacis)
Agosto ya está aquí y con él se equilibra la balanza del verano: todavía quedan muchos días de calor, pero ya queda menos para que el tiempo vuelva a suavizarse y podamos seguir disfrutando tanto de las plantas que quedan por dar lo mejor de sí como para poder comenzar en serio la puesta a punto para la próxima temporada y, por qué no, intentar preparar algún adelanto para el otoño-invierno. Eso sí, en estos días hay que armarse de paciencia, pues ni se puede plantar nada ni las plantas dejan de dar disgustos, estropeándose rápido, muriéndose incluso, y el calor hace poco agradable la estancia en la terraza; como casi siempre voy por la tarde, lo que me encuentro es a las pocas flores de temporada que quedan cerradas, o el viento hace imposible fotografiarlas (en especial cuando son plantas que no puedo meter en casa).

La entrada tendrá poquitas fotos y mucho texto, pero me es imposible colocar más imágenes dado que, como digo, las plantas están muy estropeadas o hay poca novedad que enseñar, y eso cuando no son efímeras. Aunque cuando reúna alguna foto más haré otra entrada sobre las compuestas -quizá la última hasta otoño- las situaciones que han ido viviendo algunas las comentaré aquí mismo. Veamos:

- En la primera foto aparece una espuela de caballero, Consolida ajacis. Me la encontré hace un par de fines de semana en el contenedor, en una de las esquinas traseras, y fue toda una sorpresa. La flor era grande y muy bonita, sin imperfecciones. Durante las siguientes tres visitas la tuve allí y conseguí hacer fotos aceptables, pero a la próxima la flor había desaparecido, literalmente: ni se había caído, ni secado, ni doblado al regarla. Parece ser que entraría algún pájaro y se llevaría la flor y media planta, pues sólo quedaban dos hojas. No sé qué esperaba el ave con esto, pues casi no han tocado ninguna otra planta y además esta precisamente es tóxica. No encontré siquiera rastros de que la hubieran depositado por allí en lugar de llevársela. Se trataba esta vez de una flor simple, mucho más bonita a mi parecer que las dobles que también tuve; seguramente surgió de las semillas mezcladas del ALDI.

- Han habido bastantes bajas, aunque muchas de anuales. La Lavatera trimestris se secó de repente, floreciendo, sin dar semillas. También retiré la Convolvulus tricolor de maceta que, sin embargo, se ha secado después de una vida plena, montones de flores y parece que unas cuantas cápsulas de semillas. La Centaurea depressa llegó al mismo punto, aunque no he encontrado ni una sola semilla. Mucho me temo que la planta quizá necesite la polinización cruzada con otros individuos y no sea capaz de autopolinizarse, con lo cual puedo dar su presencia en la terraza por terminada hasta que se diese la casualidad de que algún día volviese a la zona donde la recolecté, aunque si la planta definitivamente necesita de varios ejemplares de genética distinta para perpetuarse, dudo que lograse salir adelante en casa.

- Parece que en apenas unos días he perdido definitivamente a la Bidens ferulifolia. Algunas partes de la planta aparecían marrones, pero parecía que seguía brotando por otros puntos y todo iba bien -de hecho, se ha pasado este tiempo creciendo, y no floreciendo. Últimamente los brotes aparecían amarillentos y dañados, y no daba esperanzas de que se solucionase. Está toda seca, pero conservaré la maceta un tiempo por si rebrota o al menos veo que vuelve a regenerarse a partir de semillas caídas, como hizo la Mauranthemum paludosum, que le supuso una mejora exponencial. De todas formas, guardo muchísimas semillas de la Bidens y probaré con ellas. Y si no, podría considerar conseguir otro ejemplar del mismo sitio de donde la traje.

Malope trifida
- Finalmente conseguí que floreciera la Cosmos sulphureus, y es preciosa. El problema es que el primer día que fui, la única flor se estaba cerrando (parece que lo hace con la oscuridad, como muchas plantas) y dos días después los pétalos ya estaban estropeándose. He fotografiado una flor más o menos bien pero la planta da problemas como, por ejemplo, quemarse y doblarse los pedúnculos florales sin más, impidiendo que las flores reciban suministro energético y secándose. Esta situación de irregularidad ha sido continua con el crisantemo tricolor (Glebionis carinata), del que no he podido ni hacer fotos. Ha tenido unos cinco capítulos a lo largo de su vida y todos han salido deformes y con huecos sin pétalos, y he tenido que arrancarlo ya porque estaba totalmente seco. Repetiré, eso sí, pues me quedan semillas.

- La enorme Cosmos bipinnatus que crece en el contenedor fue medida hace poco y alcanza unos tremendos 115 cm. de altura. Como se veía venir, tanta altura, tanto viento y el sustrato secándose pronto hacen que la planta haya empezado a perder su rectilínea verticalidad y haya tenido que atarla para que no se doble más. Justo a sus pies, totalmente pegada, la planta que meses atrás me pareció una reina margarita (Callistephus chinensis) tiene toda la pinta de serlo, y no debe tardar ya en florecer. Hay que ir con cuidado con el conjunto, pues cada vez que la cosmos se mueve con el viento, presiona a la margarita. El contenedor sigue lleno de estas cosmos y sólo una está en flor, aunque parece que el verano no les sienta muy bien. En el otro extremo, una planta que no conseguía identificar al final ha revelado su identidad a través de las flores: se trataba de una Conyza canadensis, u otra especie muy similar, y ha acabado cortada y arrojada al compost.

- Una de las pocas plantas totalmente nuevas del contenedor y que os adelanto en esta entrada es la Malope trifida, una malva por lo visto veraniega, de muy vistosas flores. No he conseguido verlas por la mañana y supongo que durante esas horas estarán abiertas al máximo, más que en la foto. Si lo consigo le dedicaré una breve entrada.

- Como comenté, el contenedor de los bulbos ha tenido que ser vaciado por rotura del plástico y ello ha servido para hacer un recuento y puesta al día. Han sobrevivido, crecido y multiplicado estupendamente los narcisos, iris y crocus, así como los Muscari armeniacum y Chionodoxa forbesii, que no florecieron. Lo mismo para los jacintos, las Ixia y algunos gladiolos enanos. Han sobrevivido los Iris reticulata y unos pocos del cultivar 'Rhapsody' aunque bastante estropeados. Las Scilla siberica no tienen demasiado buena pinta, y parece que, al contrario de las demás, han "adelgazado", con lo cual quizá toque reponerlas o directamente olvidarme de ellas. Los tulipanes 'Red Riding Hood' han sobrevivido, pero no los 'Van Tubergen', y de los tarda apenas han quedado unos pocos bulbos pequeños; un año más, los Allium moly han aparecido brotados y secos -no tengo ni idea de por qué pasa esto- y otras especies, todas aquellas de las que no vi rastro cuando estaban las plantas creciendo, directamente se han volatilizado. Es decir, que si no brotaron cuando tocaba, posiblemente pasaron la temporada pudriéndose y convirtiéndose en compost. Muchas de ellas puede que las reponga este año porque quizá la culpa de que esto ocurriese fue plantarlas tan tarde.

- De los bulbos de verano también hablé hace poco y la situación es la esperada: no ha habido éxito. A lo largo del mes sacaré también todo lo que estaba en macetas (gladiolos abisinios, crocosmias y trigridias) para replantarlo en otoño. Únicamente siguen su camino los Ornithogalum saundersiae, aunque parece que les cueste crecer más y sigo sin ver señales de floración. Aunque, para estancamiento, el de la orquídea urna Bletilla striata. Creció y no ha cambiado (ni pierde hojas ni crecen más) desde hace ya casi dos meses. No creo que florezca aunque me alegra que siga bien, dado que es la única de las cuatro adquisiciones que hice en febrero a Eurobulb.nl que sigue visiblemente sana.

- Las dalias se quedaron estancadas y tras la poda total y sin regarlas desde hace al menos un mes, siguen teniendo los tallos verdes. Espero que, como el año pasado, rebroten en otoño y sigan floreciendo hasta mediados de éste. Lo mismo debería ocurrir con las Nerine bowdenii y espero que con el nardo (Polianthes tuberosa), que el año pasado no floreció y este año debería conseguirlo tras multiplicarse. Eso sí, es probable que los saque con tierra y todo y los ubique en el contenedor una vez hayan florecido, para que sigan su vida allí. Muchos bulbos que planté separados porque los esperaba más grandes en realidad cabrían perfectamente en este sitio y ganarían en espacio, y yo ahorraría mucho en agua, pues el contenedor ha demostrado ser un eficiente y equilibrado resguardo de humedad.

Asclepias tuberosa
- El áster (Symphyotrichum novi-belgii) sigue lidiando con los hongos. Con lo tarde que es, no termina de crecer y sigue en forma de roseta a ras de suelo con apenas dos tallos apuntando hacia arriba. Ya de por sí es increíble lo que está aguantando el ataque, pues otra planta quizá hubiera muerto hace tiempo. Posiblemente ya ni llegue a florecer, con lo que tendría que plantearme cambiarlo de maceta y hacerle una limpieza a fondo en invierno para probar a regenerarlo de cara a la temporada próxima.

- No se puede decir que hayan ido mal este año las aguileñas. Mientras que las híbridas han ido decayendo poco a poco -aunque siguen con hojas- incluso sacando alguna de esas flores que salen como por despecho, las alpinas, no entiendo muy bien por qué, empezaron a rebrotar y se han puesto verdes de nuevo, e incluso han aparecido flores de nuevo, pero más pequeñas y discretas. Me alegra este éxito puesto que el año pasado por estas fechas creo que no había nada más allá de algunas hojas solitarias que salían y duraban poco tiempo.

- Los lupinos sí se están echando atrás. Los más viejos han perdido casi todas las hojas y falta ver si el leñoso rizoma que han desarrollado será capaz de rebrotar cuando el tiempo mejore. No obstante, y para mi asombro, los que sembré en primavera permanecen verdes al sol y, es más, nunca han tenido los problemas de amarilleamiento de sus compañeros, así que quizá después de todo la planta no exige grandes cantidades de hierro sino que yo usé la tierra que más falta tenía de este elemento.

- Las dedaleras siguen haciendo frente al verano sin apenas ceder, con un buen montón de hojas todavía. A su lado, la Astilbe 'Glut' rebrota tímidamente y las Tricyrtis de momento están dándose mejor que ninguna de las temporadas anteriores, todavía frescas, rectas y muy altas; no obstante, no hay que cantar victoria todavía, pues en agosto aún pueden perder su frescura. Si no ocurre esto, la floración este año será espectacular. Mientras, a su lado, en la maceta de la dicentra están creciendo un montón de plántulas que no tengo ni idea de qué serán, pero por la proximidad, o bien son semillas de la propia planta que cayeron, o lo son de sus plantas vecinas, las mencionadas Digitalis y Astilbe.

- La hierbabuena (Mentha spicata) sigue en flor como comenté, por primera vez en todos los años que hace que la tengo. Para el año que viene me gustaría encontrarle un recipiente mayor y que conserve mejor la humedad a fin de evitar que decaiga a mediados de primavera y pierda el aspecto elegante que tiene hasta entonces, pues lo cierto es que las flores han salido en tallos caídos y con hojas muy estropeadas.

- A mediados de julio llegó a casa una nueva especie, pariente precisamente de la hierbabuena. Se trata de la Salvia farinacea, una bonita salvia de flores y tallos añil con hojas amplias de color verde claro. De momento está adaptándose, aunque parece estar costándole. La tuve que transplantar deprisa porque la pequeña maceta que traía, junto con la altura de la planta, eran la combinación perfecta para que el viento vespertino la tirase al suelo. Se dice que es una planta resistente a la sequía pero ya se sabe, aquí hay que vigilarla. Si el tiempo se vuelve muy seco y caluroso, las hojas se ponen mustias e incluso se caen estando verdes. Espero que no sufra más y en otoño se reponga.

- Otras lamiáceas siguen en el punto de mira. La Prunella ni florece ni parece ahora que quiera crecer, secándose más que nunca, así que le he quitado sol. La Lavandula stoechas parece estar en estivación, pues a pesar de no estar visiblemente muerta, se ha quedado suspendida en un estado seco, aunque con hojas aún tiernas, pero compactadas, así que también espero que el otoño la reavive. Las campanuláceas han tenido destinos tibios: las plantas de Campanula medium murieron sin florecer y la Campanula glomerata, tan bien hasta hace poco, está perdiendo hojas de manera alarmante. Esperemos que sólo sea una fase.

Dejaremos este resumen aquí de momento, para no extendernos demasiado. Básicamente, cualquier planta que no haya aparecido por aquí comentada o fotografiada, o bien ha terminado su ciclo o está momentáneamente parada. Entre las compuestas perennes muchas siguen a lo suyo, soportando los rigores del verano de mejor o peor manera (las gazanias y la Felicia son las que mejor lo llevan, como buenas plantas africanas que son) y las anuales cuesta hacerse con ellas en esta época.

He llevado a cabo un "plan B" para los semilleros, y es que han funcionado unos pocos, pero con matices. Los que ya tienen plántulas se han quedado en Cullera a fin de que puedan pasar a la terraza cuando estén preparados, pero otros no han conseguido hacer frente al calor. Los que empiece ahora, de nuevo de pruebas -o, siendo sincero, mejor decir que no escarmiento hasta que veo que es imposible del todo-, los haré en casa. El alféizar de la ventana ha resultado tener unas condiciones magníficas para sacar adelante plantas que ni se queman ni crecen alargadas por falta de luz, y de ahí salió en junio la Cosmos sulphureus para demostrarlo, y actualmente un chile habanero (Capsicum chinense) que ya se ha ido a Cullera a probar suerte. Si todo sale bien, podré tener listas para septiembre, de días más suaves, algunas plantas que consigan florecer para entonces.

Seguiremos pues viendo cómo se desarrolla agosto, si no es demasiado cruel, a la vez que nos impacientamos por la llegada de septiembre. Con él, se va el agobiante calor, vuelve una breve "segunda primavera", comienza la temporada de elección de bulbosas primaverales y, con ellas, la preparación general para las plantas del año próximo. De momento, paciencia y mucha agua.