miércoles, 30 de abril de 2014

Un abril sin aguas mil

Dianthus chinensis
Termina hoy este mes de abril de 2014 y el refrán, que no tiene por qué ser infalible, no ha estado muy acertado. Según he podido consultar en Meteosueca, que registra la lluvia y otros parámetros día a día durante todo el año -y las cantidades casi siempre suelen ser las mismas para la vecina Cullera-, este abril sería el más seco en años, pues los registros más antiguos de la web llegan hasta 2008 y aquel año abril también fue significativo seco, apenas superando los 10 mm. acumulados, mientras que este año no hemos llegado ni a alcanzar los dos dígitos. Curiosamente, el mes de mayo posterior a aquel abril de 2008 es el más lluvioso de los últimos 6 años, pues cayeron casi 85 mm en todo el mes. De hecho, en aquel entonces estuve a diario en Cullera realizando unas prácticas y era maravilloso ver cómo muchas tardes el cielo se oscurecía y empezaba a llover en cuestión de segundos. Es un buen preludio al periodo más caluroso del año.

Nepeta x faassenii
¿Podría ocurrir ahora lo mismo? Sigo comparando datos y hasta ahora sólo ha habido dos meses de mayo excepcionalmente secos (2009 y 2012) siempre precedidos de meses de abril lluviosos; algunos años (2010, 2011 y 2013) los dos meses han encadenado una etapa de lluvias frecuentes. Incluso recuerdo claramente algunos años en los que el verano era inaugurado con una fuerte tormenta en pleno final de junio. No tengo ni idea de qué factores a favor o en contra y probabilidades tenemos de que mayo salve esta primera mitad de año en lo que a lluvia se refiere, pero sería estupendo; no obstante, no termino de ver posible que la situación cambie tan radicalmente. Cosas más raras se han visto: espero estar escribiendo dentro de un mes que me alegro de haberme equivocado.

Geranium sanguineum
Capítulos como los vividos el pasado fin de semana, con poniente, calor, bajada drástica de la humedad ambiental y una serie de casi cinco meses seguidos con lluvias pobres que son rápidamente evaporadas son fatales para las plantas, especialmente para las silvestres. Sobre todo, si los irresponsables organizadores de eventos festivos hacen caso omiso del riesgo de incendios. Todos vimos en montones de noticieros televisivos, periódicos digitales y escritos a nivel nacional el lamentable incendio que provocaron los fuegos artificiales en el monte de Cullera al ser disparados con un fuerte poniente. El vídeo que habéis visto en muchas páginas y en las noticias de  la tele, este, lo grabé yo el sábado -fácil de deducir cuando el nombre de usuario de la cuenta de Youtube y el del blog es el mismo. Me encontraba en Cullera precisamente para ver un espectáculo que debió suspenderse, después de la frustrante visita de rigor para regar las plantas, que se encontraban bastante castigadas.

Gazania
Durante la semana la situación ha ido mejorando levemente gracias a un cambio de vientos con preferencia de levante, que ha aportado una suave bajada de temperaturas (poco significativa ya dadas las fechas en las que nos encontramos) condicionada sobre todo por las frescas brisas marinas que soplan cada tarde. En el cielo, ni una nube. El viento ha sido el que ha determinado el hecho de que pueda seguir haciendo fotos a muchas plantas que llevan días e incluso semanas floreciendo. Si voy a regar por la tarde para evitar el máximo de sol, me quedo sin fotos por la fuerte brisa.

Lathyrus odoratus
El caso del Geranium sanguineum ha sido el más destacado. Esta bonita planta de grandes flores de color rosa vivo ha florecido sobre un solo tallo y no se está quieto por mínima que sea la brisa. La primera flor no la pude fotografiar, la segunda tampoco y la tercera por los pelos, porque todavía noto cierto desenfoque. De todos modos, es un comienzo. La planta parece en cierto modo una versión de mayor tamaño de su pariente el Erodium x variabile, aunque el diámetro completo de las flores de este último equivaldría a la longitud de un pétalo del geranio. El nombre científico parece aludir al color rojizo que toman las hojas cuando llega el otoño, no a las flores que, obviamente, nunca son rojas. Quizá haya que resguardarlo cuando haga calor porque ha crecido con poca robustez y no quisiera perderlo.

Nepeta x faassenii
En el contenedor, muy castigado por las condiciones ambientales, todavía hay tiempo para sorpresas. Casi sin darme cuenta se fueron desarrollando unas plantas con aspecto de clavel que, al superar los 20 cm. de altura, han comenzado a producir flores. Para mi sorpresa, se trata de Dianthus chinensis, especie muy común en cultivo que obtuve por semillas y que no esperaba que hubiese sobrevivido, pues fallé en dos intentos más controlados que realicé en macetas. Esta clavellina no era la única que sembré en la zona pero parece ser que ha sido la única en prosperar sin casi hacerse notar. Ha ocurrido lo mismo que con la Lavatera trimestris -de la que hay otra planta exactamente igual floreciendo. Por ahora poco más se ve: ha florecido una Gypsophila elegans, se ven plántulas que parecen ser Rudbeckia hirta y las Centaurea cyanus sobreviven como pueden. La espuela de caballero nueva ya ha perdido casi todas las flores (menos mal que le hice fotos a tiempo) y ha quedado medio pelada a la espera de que el próximo tallo que sale por un lado tome el relevo.

Brachyscome iberidifolia
Parece que el calor está sentándoles bien a los guisantes de olor: para un año que sólo he plantado tres, los tres florecen simultáneamente aun cuando no fueron sembrados a la vez. Dos ejemplares, el rosado que ya puse en la entrada pasada y uno rojo, trepan por una malla que colgué de la chimenea de la cocina que emerge por la terraza, y el tercero, el más joven, se aferra a las clemátides de la pérgola para ganar altura. Éstos, junto a la Passiflora caerulea, la Clematis 'Jackmanii' y la Cobaea scandens son por el momento las únicas trepadoras floreciendo, las cuales espero reciban la compañía de las demás especies cuando crezcan todas las que hay ahora mismo desarrollándose.

Florece al fin la pequeña Nepeta x faassenii, una lamiácea que sembré en otoño al mismo tiempo que muchas herbáceas y que tiene un porte más propio de una planta rastrera que de la mata que se ve cuando buscamos fotos en la red. En el sobre de semillas venía como Nepeta mussinii, que es un sinónimo ya en desuso. Como muchas plantas de esta familia, las hojas tienen un agradable aroma y las flores tienen un caprichoso y bello diseño con un pétalo inferior labiado y los superiores galeados, esto es, formando una estructura similar a un casco.

Detalle de la Nepeta x faassenii
El grupo de las margaritas africanas perennes vive una serie de contrastes. La Osteospermum fruticosum ha perdido frondosidad y florece a menor ritmo; lo mismo para la Argyranthemum frutescens, que empieza a preocuparme dado que muchas hojas se van poniendo marrones. A la Felicia amelloides hay que dedicarle un día, con mucha paciencia, y cortarle todas las cabezuelas secas, pues la planta quizá ha empezado a dejar de florecer porque ya no tiene más sitio. Llevándoles la contraria a todas está la Gazania, que en estos momentos está más cargada de flores que nunca: quizá sea de las cuatro la que más necesidad de calor tiene para mostrar todo su potencial. Sólo compite con ella la mata de Brachyscome iberidifolia, pues los crisantemos tricolor y caléndulas también parecen estar ya en las últimas.

Hay más plantas en flor, pero creo que son suficientemente interesantes para comenzar a dedicarles entradas individuales. Ahora sólo queda esperar a que mayo no sea muy duro, a pesar del pesimismo que inevitablemente impera en el ambiente, y que las plantas que continúan desarrollándose favorablemente puedan florecer con toda la viveza posible.

domingo, 27 de abril de 2014

Elementos en contra

Amberboa moschata
Este 2014 está siendo un año bastante duro. La terraza tiene más flores que nunca, pero la sensación de que todo pende de un delicado hilo es permanente. No llueve, aparece el temible viento de poniente y además los gorriones, que este invierno dejaron de ser un problema antes de hora, aparecen de nuevo y protagonizan su etapa más destructiva desde que tengo plantas en la terraza. Plantas que llevan a la intemperie desde que medían apenas 5 cm. y nunca fueron molestadas, ahora, ya grandes, aparecen incluso con el ápice cortado, quedando arruinadas. La zona más expuesta de la terraza está llena de hojas cortadas por los pájaros. Si la situación no cambia, entre eso y el calor, muchas plantas que todavía no han florecido podrían morir en poco tiempo.

Margarita de Swan River
Regar se está volviendo complicado también. Muchas veces sólo puedo regar a media mañana y este es el peor momento del día, ya que hace tanto calor que cuando termino de regar las últimas macetas, la superficie de las primeras vuelve a estar seca. El mejor momento es el atardecer, pero claro, a esas horas entre que la brisa marina no deja de soplar y que la mayoría de flores empiezan a plegarse (en el caso de las fototrópicas), no hay manera de ver nada. En resumen, que mayo podría complicarse más de la cuenta si todo sigue como parece que va a seguir y la "etapa en blanco" de la temporada podría alargarse meses este año. No en vano estamos padeciendo la peor sequía de los últimos 150 años: la última vez que llovió copiosamente en Cullera fue a finales de agosto y, atención: cayó más agua aquella semana lluviosa que en todos los días siguientes transcurridos hasta hoy.

Espuela de caballero
Estos días florecen aquellas plantas que han tenido tiempo suficiente para desarrollarse y están fuera de peligro. Serán las encargadas de producir semillas suficientes como para regenerar el stock inicial y probar suerte de cara a la próxima temporada. Una de ellas, y de las más esperadas, es la Amberboa moschata. Se trata de una compuesta de la que hay relativamente poca información en internet aunque parece una planta fácil de encontrar. Al parecer es originaria del Cáucaso, Turquía e Irán y tiene como sinónimos los nombres Centaurea imperialis Centaurea moschata. Aunque el porte es similar a Centaurea cyanus, lo cierto es que tiene un toque distintivo y parece tratarse de una especie relacionada pero distinta a este género, como ocurre con especies locales como Rhaponticum o Cheirolophus. Sembré en varias ocasiones, incluso en macetas para tenerlas más controladas, y la única que llegó a adulta fue esta. Ha tardado bastante en florecer, tanto en lo que respecta a su vida (lleva desde septiembre sembrada) como en el tiempo transcurrido desde que apareció la cabezuela hasta que se ha abierto. Para colmo, la flor se abrió el martes y el jueves la fotografié tal cual aparece en la entrada; el viernes estaba más bonita, pero el viento no me dejó hacer nada. Para el sábado, con el agresivo poniente seco, ya había comenzado a secarse. Habrá que esperar a que florezca de nuevo para volver a disfrutar de ella.

Antirrinos rojos
Florecen también los guisantes de olor, que este año a pesar de pasar también por el parón invernal, se han vuelto más vigorosos durante la primavera. De momento el primer ejemplar, de flores rosa claro, va bastante bien y es de los más floríferos que he tenido hasta ahora. El segundo, más joven, florece de color rosa oscuro. La mayoría de las trepadoras obtenidas de semillas que tengo están bajo estricta vigilancia dado que casi todas están todavía en sus primeras etapas de vida y necesitarán este calor para crecer, pero la falta de agua en esta fase puede ser fatal.

Lavatera trimestris
Una Lavatera trimestris me ha sorprendido en el contenedor, pues llevaba todo este tiempo pensando que sería una Malope trifida. Lejos de convertirse en la típica mata ramificada que suele ser, la planta ha tenido un crecimiento pobre, con un solo tallo y pocas hojas, pero la floración ha sido espectacular, con una flor grande e inmaculada que a día de hoy ya se ha marchitado. Tampoco sé si es uno de los ejemplares del cultivar 'Silver Cup' que vende LIDL -el que tuve el año pasado- o una de tantas semillas que saqué de la mezcla que tengo del ALDI del año pasado. La única diferencia que observo, aparte del porte, es que esta planta tiene flores de un rosa más intenso.

Las margaritas de Swan River continúan floreciendo cada día más, y entre ellas ha aparecido un ejemplar con una combinación distinta a las vistas hasta ahora: disco floral negro (en realidad, un púrpura muy oscuro) y lígulas de un blanco inmaculado, posiblemente la combinación que más me ha gustado hasta ahora junto con las moradas de centro también oscuro. A pesar de lo castigadas por el tiempo que se encuentran, siguen formando una masa compacta cargadísima de flores. A falta de que llegue el verano, siguen pareciendo unas plantas que toleran bastante bien el calor y la sequedad ambiental.

Amberboa moschata
Entre las arañuelas han comenzado a aparecer flores de pétalos múltiples, con lo cual el ejemplar de cinco pétalos visto durante la semana pasada ha sido una excepción, del cual habrá que guardar cuidadosamente sus semillas. Dudé incluso sobre si se trataba de otra especie, pues los pétalos parecen más redondos, pero la más parecida es Nigella arvensis y sus cápsulas de semillas no son globosas como las de este ejemplar sino similares a las de una aguileña: se queda en damascena pues.

Un pariente suyo, la espuela de caballero, está en pleno esplendor. No se trata ya de aquel ejemplar que florece desde noviembre, que parece encarar definitivamente su etapa final, sino de un ejemplar con un tallo más alto y estrecho que aparece en la zona que hubiera estado llena, de no tener tan mala suerte, de flores de porte similar y de todos los colores. El ejemplar nuevo tiene el mismo color y aspecto que el viejo, con lo cual es un digno sucesor.

Arañuela doble blanca
El grupo de antirrinos "veteranos" parece que empieza a ir debilitándose, pues aunque han florecido a toda máquina desde enero, las hojas cada vez amarillean más. No obstante, van necesitando ya una poda de todos los tallos con cápsulas de semillas y esperar a que florezcan de nuevo. Tengo ya tantas semillas de estas plantas que no sé dónde meterlas, y casi las guardo más para evitar que se expandan por todas las macetas -ya he arrancado varias plantas de diversos puntos- que para conservarlas.

Prácticamente ya no queda ningún bulbo de floración primaveral no ya con flores, sino con hojas, salvo unos Muscari armeniacum que se salvaron de la catástrofe gracias a que crecieron en una maceta. Los de floración estival deberían relevarles, y de momento van creciendo bien y no les falta el agua, aunque no todos tienen un aspecto óptimo. Quizá sea el caso que más me impacienta, pues todavía tengo que seguir regando en un contenedor prácticamente pelado en el que antes de decidir desmantelarlo, todavía planté una gran cantidad de bulbos primaverales en una esquina que reservé para tal fin.

Guisante de olor rosado
Lo mismo que se ha dicho para las bulbosas se puede aplicar a las anémonas y ranúnculos. El año pasado, con el fresco y húmedo mes de abril que tuvimos, vivieron su mejor momento. Actualmente, las Anemone blanda hace ya días que dejaron de producir flores y sus hojas se han estropeado; las anémonas 'De Caen' que quedan en flor son "polizontes" que aparecieron en otras macetas y sólo sacan ya flores defectuosas; la 'St. Brigid' ha funcionado bien siendo la que más exposición solar recibe, pero ya comienza a decaer; los ranúnculos dejaron de florecer casi de los últimos, pero tampoco duraron mucho sin estropearse. Al año que viene podría probar a poner todas estas plantas al sol: la 'St. Brigid' se ha desarrollado estupendamente, al fin y al cabo, y generalmente estas plantas pueden comenzar a florecer en febrero, cuando todavía no hace calor. Las resguardé porque el año pasado, en marzo, ya comenzaban a sufrir los efectos de la deshidratación entre riegos. Vigilaré esto y probaré al año que viene con todas excepto las A. blanda, que van muy bien en semisombra; el objetivo es conseguir plantas más compactas que no se doblen hacia los lados.

Con días que la cantidad de agua que empleo en riego ya supera los cincuenta litros cada 48 horas, habrá que armarse de mucha, muchísima paciencia para disfrutar de los meses que quedan para salir de cuentas, esto es, hasta septiembre, y desear con fuerza que las lluvias vuelvan con la normalidad de todos los otoños.

sábado, 19 de abril de 2014

Rehmannia elata, exotismo del Lejano Oriente

Rehmannia elata
Muchas veces hay que echar un ojo a los catálogos de semillas en busca de especies curiosas que además de vivir más allá de una temporada, se obtienen fácilmente comenzando desde el principio. Los viveros suelen tener plantas de este tipo englobadas bajo el erróneo nombre -en la mayoría de casos- de "vivaces", cuando lo más adecuado sería llamarlas "herbáceas", término más global ya que no todas tienen una etapa de descanso. Sin embargo, en las tiendas de por aquí es raro que la variedad de plantas sea interesante, por lo que descubrir especies perennes que se dan tan bien desde semilla siempre es un punto a favor, y más económico.

La dedalera china (Rehmannia elata) a la que dedico esta entrada es uno de esos casos. Fácil de obtener desde semilla, muy bonita y además perenne. Se trata efectivamente de una planta procedente de China que en un principio podría considerarse relacionada con las dedaleras europeas (Digitalis) y sus parientes, pero que después de la reclasificación de la familia Scrophulariaceae y la inclusión de gran parte de sus miembros en Plantaginaceae (como los antirrinos y las propias dedaleras), más la creación de nuevas familias, deja a la Rehmannia elata en la familia Orobanchaceae, donde curiosamente es de las pocas especies totalmente "autónomas", ya que la mayoría de miembros de la familia son parásitas o hemiparásitas.

En perspectiva
Visualmente, se entiende que la dedalera china reciba este nombre por su razonable parecido con las Digitalis purpurea: tiene una roseta de hojas anchas y oblanceoladas a ras de suelo y las flores, rosadas, acampanadas y con el interior moteado, cuelgan de espigas que crecen verticales desde el centro de la planta. Pero son bastantes las diferencias: las hojas tienen una consistencia algo más dura, son muy peludas y tienen los bordes ondulados y nervaduras marcadas, recordando quizá un poco más a algunos Verbascum. Las inflorescencias son mucho más laxas, no hay más que verlo en la foto: tres flores separadísimas entre sí, aunque a la planta todavía le faltan por abrir unas cuantas arriba. La D. purpurea las tiene mucho más juntas y en mayor cantidad, así como en pedúnculos más largos: aunque en casa no se han hecho tan grandes, la Digitalis puede llegar a dos metros y la Rehmannia aproximadamente a uno y medio.

Las flores son, sin ninguna duda, espectaculares. La primera impresión que dan es que recuerdan a antirrinos, con sus dos lóbulos hacia arriba y tres hacia abajo, pero con el aspecto acampanado de las dedaleras. Son más grandes que las de éstas y tienen unas cerdas prominentes en el interior, bellamente moteado en una combinación de rosa, blanco y amarillo. De momento llevan sólo media semana, así que no sé todavía cuánto duran.

Vista del pedúnculo
Sobre la historia de la planta en la terraza, de momento es breve pero ha sido tan sencilla que casi no me he tenido que preocupar de ella. Primero las sembré a finales de septiembre, pero debido quizá a que usé un sustrato algo reseco, costaba bastante humedecer la superficie -las semillas son bastante pequeñas- y a duras penas germinaron dos plantas que crecían lentas, alargadas y raquíticas debido al constante movimiento de la maceta para evitar que se secara. Así pues, en noviembre removí la tierra, me aseguré de que quedase bien mojada y repetí la siembra. Esta vez fue mejor, más despacio -si las plantas de septiembre hubieran ido bien, quizá hubiera estado viendo flores en febrero- y, aprovechando la suavidad del invierno, las puse a pleno sol cubiertas con plástico. En enero todavía eran pequeñas plantas con dos pares de hojas verdaderas, pero a finales de marzo se habían hecho grandes y ya se notaba el espigamiento del que saldrían las flores. No la he movido de sitio desde entonces.

Contando con esto, sabemos pues que tiene dos ventajas frente a las Digitalis: crece mucho más rápido, pues los ejemplares de aquélla que tengo sembrados desde verano todavía muestran pocos signos de una futura floración (sólo un ejemplar emitiendo un pedúnculo) y parece ser que toleran la exposición solar sin problema, aunque con la Digitalis quizá me he dejado llevar demasiado por la prudencia y seguramente no pasaría nada por cultivarlas a pleno sol. Parece que la humedad es clave, pues la Rehmannia parece ligeramente menos sensible a la falta de agua que la otra.

Tenemos pues otra de esas especies sencillas que alegran un rincón soleado sin hacer mucho esfuerzo. Las semillas se encuentran sin dificultad en eBay y no suelen ser ni caras ni de las que vienen muy poca cantidad. Un añadido sin duda interesante y bello para cualquier terraza o jardín.

viernes, 18 de abril de 2014

Lobelia erinus, ¿anual?

Lobelia erinus 'Crystal Palace' en su segunda temporada
Hay ocasiones en las que algunas plantas nos hacen dudar sobre la duración de su ciclo vegetativo. La mayoría de veces, se trata de plantas que se etiquetan como anuales y que pueden ser en realidad perennes de vida corta que florecen durante dos o más temporadas seguidas, tanto si se siembran en otoño como si se hace en la misma primavera. Lo curioso es cuando se trata de plantas que, ofrecidas como anuales, ya se ha comprobado antes que efectivamente ese era su ciclo.

En el caso que los ocupa, la pequeña Lobelia erinus 'Crystal Palace' tuvo su mayor número de ejemplares en la terraza durante la temporada 2012. Aquellas plantas fueron sembradas a principios de marzo y las más longevas duraron hasta agosto. El mismo año, en octubre, sembré unas pocas acompañando a los antirrinos y espuelas de caballero dobles en su maceta -la que aún conservo-, bordeándolos. Crecieron y florecieron para la primavera de 2013, y a su vez una planta hizo lo mismo en el contenedor, procedente quizá de los restos de semillas de las de 2012, ya que no sembré ninguna.

La planta del contenedor acabaría igual que sus "padres", no llegando a superar el verano. En cambio, la de la maceta de los antirrinos dejaba de florecer y continuaba creciendo, volviéndose rastrera y con las hojas cada vez más oscuras. Es una planta que crece verde y suele coger color gradualmente, volviéndose purpúrea o rojiza, con lo cual este ejemplar, que ya ha visto dos primaveras, está más "bronceado" que ninguno. Y está floreciendo otra vez.

Casos curiosos como este los he visto más veces, y lo más misterioso es que los dos más significativos han ocurrido en una misma maceta que construí aprovechando una garrafa de plástico duro: en dicho recipiente crece un antirrino de mata baja de flores blancas que no ha dejado de ocupar ese lugar desde otoño de 2011. Me sorprende porque la planta parece ser sólo un poco más grande cada año (dentro de unos límites) y nunca se ha secado, aunque en otoño-invierno de 2012-2013 tuvo un comportamiento similar al de una vivaz, haciendo un descanso y rebrotando más tarde; se trataría del antirrino más longevo de todos cuantos tengo, con tres temporadas a sus espaldas y ahora mismo sin dejar de florecer desde principios de 2013.

La misma maceta improvisada fue hogar de las Xerochrysum bracteatum durante la temporada 2012. Allí crecieron, florecieron y murieron en verano dando todo de sí. Dos ejemplares se quedaron más pequeños y parecía que iban a secarse sin florecer; nada más lejos, quedaron "suspendidos" hasta 2013, que fue cuando completaron el mismo ciclo que sus compañeras, como si se hubieran saltado una temporada entera.

También es cierto que el contenedor es más difícil de mantener en condiciones que las macetas, y si ahora, con el pulverizador y todos los riegos posibles, ya es complicado que la humedad se retenga de manera uniforme, en 2012 muchas plantas debieron morir simplemente cuando el calor y falta de humedad del verano se hicieron intolerables. También ocurrió con los Ageratum houstonianum: mientras que unos ejemplares vivieron apenas 5 meses desde su germinación hasta su muerte, algunos sobrevivieron al invierno posterior.

Por este motivo, aunque algunas plantas no luzcan tan perfectas como en su primera temporada, siempre y cuando se encuentren en macetas que no voy a tocar para nada, prefiero dejar a las plantas agotar sus recursos hasta donde puedan. Este año van por el mismo camino las Gaillardia aristata, aun consideradas perennes de vida corta: están sequísimas, con apenas unas pocas hojas, pero no han dejado de florecer desde mayo de 2013. Es increíble.

jueves, 17 de abril de 2014

Pascua Florida

Incarvillea delavayi
Aunque es mayo el mes de las flores por excelencia, con esta "primavera latente" desde que comenzó el invierno las cosas han empezado a rodar y hace ya varias semanas que me encuentro una flor nueva prácticamente en cada visita a la terraza, evento que sucede cada dos días.

Muchas de las plantas que están floreciendo o a punto de hacerlo fueron sembradas entre noviembre y febrero, lo que es relativamente poco tiempo. Hay anuales que fueron sembradas antes, desde la última semana de agosto, que sin embargo también han estirado su ciclo hasta estos días y no han comenzado a florecer hasta encontrarnos en primavera. Es probable que si el conjunto otoño-invierno hubiese sido más fresco y húmedo, la explosión floral se hubiese producido de una manera más plena y simultánea. Por ejemplo, las Centaurea cyanus han conseguido atrasar la floración hasta estos días, pero no se han librado en todo el invierno de los ataques de hongos y áfidos, con lo cual prácticamente no hay ni una que luzca tan bien como las del año pasado. Algo así, o incluso peor, ocurrió con las que sembré en primavera de 2012. Antes había tenido unas que, sembradas en septiembre de 2011, tuvieron su máximo al enero siguiente, debido seguramente a que aquel invierno también fue inusualmente cálido.

Nigella damascena
Las que están en su máximo ahora son las margaritas de Livingstone. Este año decidí dedicarles una maceta rectangular en lugar de sembrarlas con las demás anuales, a las que quitan bastante sitio debido a su porte rastrero y la velocidad a la que crecen aun en invierno. El resultado es más impactante al tener todas esas flores tocándose unas con otras. Lo que al principio parece una maceta ocupada de manera irregular acaba convirtiéndose igualmente en un torrente de flores multicolor en el que no hay ni un solo hueco vacío.

Agrostemma githago 'Milas'
La altísima Agrostemma githago 'Milas' ha tenido que ser arrinconada a una esquina para evitar que las ráfagas de viento la rompan. Primero fue una ramificación quebrada, luego un par de flores... antes de que me quede sin ella y sin sus preciadas semillas, prefiero que vea algo menos de sol pero al menos siga floreciendo y cumpliendo con su ciclo vital. Y es que no es para menos: por curiosidad la medí y su altura total es de un metro. Un metro de planta delgadísima, con flores de más de 5 cm. de diámetro y aferrada a una maceta de sólo 10 cm. de alto. Se me hace difícil hasta imaginarla mezclada con otras anuales, pues acabaría sobrepasándolas a todas. Imagino que tal porte es una adaptación para crecer en herbazales y sobresalir cuando toca florecer: sólo he tenido otro caso similar, el de las Coreopsis tinctoria, tan finas que no creo ni que pudieran sostenerse por sí solas mucho tiempo mientras florecen.

Dorotheanthus bellidiformis
Otras plantas de aspecto delicado que están comenzando a florecer son las arañuelas. Empezaron a aparecer en el contenedor sin que hubiese sembrado las semillas que he usado en los dos años anteriores, de un sobre de ALDI. Ello se debe a que separé semillas de espuela de caballero de una mezcla de flores (también de ALDI) y debí confundir muchas con las arañuelas dado que ambas son muy similares; al final acabé aprendiendo a distinguirlas (son más angulosas las de las espuelas) pero sembré igualmente las de arañuela. Me gusta el resultado obtenido, pues a diferencia de la mezcla de arañuelas dobles que sembraba antes, que salían siempre azules, rosadas o blancas, lo que se ha abierto ahora es una flor azulada con pétalos grandes y anchos. Si son todas así me ocuparé de mantener este tipo para futuras siembras, pues lo encuentro más atractivo.

Centaurea montana
Entre las vivaces y tuberosas se ve muy buen ritmo de crecimiento, pero todavía parece que les vaya a faltar a la mayoría un mes para comenzar a florecer. No es el caso de las Incarvillea delavayi, que han sido mucho más rápidas y efectivas este año. Han crecido las tres que venían en el paquete y todas de manera bastante igualada, aunque hay una que todavía no ha abierto las flores. Eso sí, se han quedado algo más bajas y las flores parecen ligeramente más pequeñas. Espero que el éxito continue tras el verano: el año pasado cuando las plantas comenzaron a perder las hojas fui reduciendo los riegos, pero al escarbar en la tierra pocos meses después sólo quedaban los restos resecos de sus tubérculos.

Bletilla striata
En el rincón de semisombra, decepciona un poco la Bletilla striata. Hoy ha terminado con su última flor y no hay signos de que vaya a emitir más varas. En el peor de los casos, la planta quizá florezca mucho más al año que viene, pues su crecimiento vegetativo ahora mismo es desmesurado comparado en el año pasado. Los cuatro brotes tienen hojas anchas y grandes, a diferencia de las del año pasado, que se mantenían rígidas y verticales. Lo importante es que el sitio parece haberle gustado y ya no hay que moverla más en busca de mejores condiciones. Por otra parte, la Centaurea montana que crece a un metro de ella ha encontrado el ritmo y las flores se van sucediendo periódicamente. No obstante, la primera cabezuela ya se secó del todo y no he encontrado semillas dentro, debido quizá a que necesiten una polinización más efectiva. Hoy la abeja roja (Rhodanthidium sticticum) ha descubierto la planta (y creo que incluso el rincón, porque hasta ahora sólo lo visitaban las abejas de la miel) y se ha pasado un buen rato allí, así que en un futuro habrá que comprobar si ese capítulo desarrolla sus cipselas.

Rhodanthidium sticticum
Estos son también, precisamente, días de recoger algunas semillas a pesar de lo temprano de la época. Muchas plantas las están dando en buena cantidad porque están en su fase terminal, algunas incluso habiendo dejado de florecer. Llevo semanas así con la Cerinthe major, y ahora corto con cuidado las cápsulas, silicuas y otros frutos de especies como la Nemophila menziesii, la rúcula o la Iberis sempervirens, antes de que se sequen del todo y las semillas se caigan.

El cielo sigue sin cambios. Aunque tenemos nubes y nieblas procedentes del mar todos los días desde hace casi dos semanas, y una brisa que comienza ya a mediodía y no para en toda la tarde (con la dificultad que ello añade al hacer fotos macro), la previsión real de lluvias parece haberse esfumado, con alguna pequeña posibilidad que casi seguro se quedará en nada. Las temperaturas ya son altas, y ahora mismo una jornada de vientos de poniente podría resultar fatal para algunas plantas. Mientras no falte el riego, esta temporada todavía tiene muchas sorpresas que ofrecer.

sábado, 12 de abril de 2014

Los jacintos de las sombras

Hyacinthoides hispanica
Desde 2012 hasta este año en la terraza habían florecido los jacintos, siempre los mismos ejemplares. Con el problema que he tenido este otoño-invierno, éstos fallaron en su misión de profundizar con sus raíces en el suelo y ninguno consiguió siquiera hacer crecer sus hojas salvo un ejemplar que tuvo una floración defectuosa. Es su última temporada aquí, pues tal y como van a estar, con toda la energía malgastada, habrá que tirarlos. Ya no quiero más jacintos de este tipo, no me gusta su porte y se me hacen difíciles de combinar con otras plantas. Las inflorescencias son cortas y las hojas anchas, más grandes de lo que uno espera al principio. En resumen, que pasan a ese grupo de bulbosas "típicas" que quise probar el primer año, como algunos tulipanes, que no terminaron de gustarme.

Sin embargo en su familia, las asparagáceas, siguen habiendo muchas plantas encantadoras que tienen su presencia en la terraza y que incluso me gustaría poder ampliar en próximas temporadas. Los Muscari armeniacum y las Scilla siberica son parientes cercanos del jacinto, miembros de la subfamilia Scilloideae y tribu Hyacintheae, así como otras especies que he tenido este año y que no han conseguido brotar por culpa de las condiciones ambientales. La primera de las plantas que nos ocupa es otro miembro de parentesco muy próximo a este grupo.

Convallaria majalis
El Hyacinthoides hispanica, conocido como jacinto de bosque o escila española, es una planta frecuente en cultivo desde hace tiempo y autóctona de nuestro país y aledaños de la zona mediterránea. Ha recibido infinidad de nombres científicos, encontrándose todavía arraigado el de "Scilla campanulata" con el que algunas marcas siguen vendiéndolos, casi siempre en mezcla de colores (azulados, rosas y blancos). Ha pasado por los géneros Scilla, Endymion, Agraphis y Usteria, con multitud de nombres específicos dentro de cada uno de ellos. Finalmente recaló en Hyacinthoides, género que comparte con otras especies siendo la más popular H. non-scripta, la forma de origen centroeuropeo-británico.

Se trata de una planta con bulbos irregulares, tanto que cuando los adquirí llegué a pensar si no se habrían equivocado de especie, pues se asemejan a pequeñas patatas en lugar de tener una forma redondeada como cualquier otro de sus parientes. En efecto, son bulbos con este curioso aspecto y pronto encontré el punto de crecimiento de las raíces y el opuesto, el de las hojas. No se me ocurrió hacer alguna foto y ahora hubiera venido bien para ilustrar estas líneas. Los enterré tan pronto como pude ya que según me había informado, podía plantarlos en sombra total, así que dispuse una maceta alargada sólo para ellos y no la he movido desde aquellos días de primeros de octubre.

Detalle de la flor de Hyacinthoides
Las plantas crecen bastante bien y además tienen la particularidad de soportar tanto la sombra (entendiendo esto como la ausencia total de sol directo, no necesariamente oscuridad propiamente dicha) como el riego continuado. Por tanto, si hubiera que combinarlos con plantas que necesitan algo más de agua, no habría problema más allá de que sus hojas ocupan mucho, creciendo primero verticales y tumbándose por su propio peso, pues son bastante largas y desproporcionadas con las flores. Los pedúnculos comenzaron a aparecer sobre marzo y a finales de mes se abrieron tímidamente las primeras flores. En principio parece que son inflorescencias muy laxas, con pocas flores y bastante separadas, y además se van abriendo poco a poco y cuesta encontrar varias abiertas a la vez y frescas, como ocurre con el jacinto. Tienen la misma forma acampanada de éstos y un color violeta azulado. Carecen de olor, aunque a las abejas les encantan y siempre están pululando por sus estambres azules.

Detalle de las flores de Convallaria
La siguiente planta no es propiamente un jacinto, pues a pesar de pertenecer a la misma familia, se la clasifica en una subfamilia muy distinta, Nolinoideae, en la cual se encuentran otras asparagáceas muy distintas entre sí y respecto a la especie de la que hablamos, como por ejemplo Dracaena, Liriope o Ruscus. La planta en cuestión es la Convallaria majalis, conocida como lirio de los valles o muguet. A diferencia de los jacintos, bajo tierra no hay bulbos, sino raíces rizomatosas que se extienden por estolones. De cada tallo brotan dos hojas envainadas y entre éstos aparecen las inflorescencias. Esta planta, de origen europeo, suele venderse con regularidad a finales de invierno con los rizomas empaquetados en turba o fibra listos para plantar. Al igual que la planta anterior, le gusta la sombra y la humedad.

El año pasado ya tuve estas plantas, pero no conseguí hacerlas crecer al utilizar un sustrato muy malo para ellas, que se apelmazaba drásticamente tan pronto como iba perdiendo la humedad. Se quedó una hoja a medio salir que tras unas semanas se secó y con ello dejó de existir la planta. Este año repetí la historia pero utilizando un sustrato más suelto y con capacidad de retener la humedad, y las plantas crecieron pronto, tanto que a finales del mes pasado ya se veía venir la primera y de momento única inflorescencia. Han salido tres tallos, aunque uno todavía parece estar en crecimiento.

Abeja en los jacintos
Las delicadas flores en forma de campanilla semiesférica son de un color blanco puro y están perfumadas, esto sí, igual que los jacintos. Se van abriendo poco a poco de abajo a arriba y les ha faltado nada para coincidir todas inmaculadas, pero como se ve en la foto, finalmente las de más abajo han comenzado a marchitarse. Hace sólo dos días estaban todas blancas pero faltaba por abrirse la de más al extremo, como se ve en la foto de la abeja. Si todo va bien se convertirán en unas brillantes pero tóxicas bayas rojas. Falta ver si es cierta esa capacidad de cubrir el suelo de la que tiene fama, todo dependiendo de cómo sobrelleven el calor del verano.

Siempre es interesante contar con bulbosas y herbáceas que puedan tolerar la sombra en un clima con el nuestro, donde el implacable calor veraniego se hace realmente duro cuando no hay posibilidad de esconderse del sol hasta que éste desaparece por su recorrido. Posiblemente algunas especies de las que he perdido podrían haber acompañado a estas dos hermosas plantas en ese rincón donde no falta la luz y las especies propias de los bosques pueden crecer a salvo.

jueves, 10 de abril de 2014

Margarita de Swan River, una maraña de blancos y lilas

Brachyscome iberidifolia de tonos lilas
Todas las temporadas pruebo con multitud de plantas obtenidas desde semillas. Cuantas más son, más complicado resulta que haya una buena representación de todas ellas, debido principalmente a que la mejor manera de controlarlas sería dedicando una maceta por especie, como sí ha sido en algunos casos y concretamente con el que nos ocupa en esta etrada, aunque la mayoría de veces he intentado combinarlas a todas juntas en el contenedor que dispongo para tal fin y no ha sido posible, sobre todo en años como éste en el que la humedad y la temperatura no ayudan. En 2013, los antirrinos altos y variados y las margaritas de Livingstone causaron sensación y se incorporaron a la vegetación de la terraza para quedarse cuanto haga falta. A los primeros los sigo teniendo en el mismo sitio -son perennes- así como desperdigados, mientras que a las segundas dejé de cultivarlas en el contenedor para reunirlas en una maceta, donde todavía impactan más al florecer tan apretadas. Y algo así hice con la especie que protagoniza este post.

Brachyscome iberidifolia blancas
La margarita de Swan River (Brachyscome iberidifolia) es una pequeña compuesta australiana. A veces el género aparece como "Brachycome", y esto se debe a un largo debate sobre si sería correcto de uno u otro modo al utilizar las palabras griegas "brachys" (corto) y "kome" (pelo) juntas, características que definen el aspecto de sus frutos. Actualmente se acepta como correcto Brachyscome, pero en muchas tiendas de semillas las seguiremos encontrando sin la "s" en medio. El nombre específico iberidifolia debe significar "hojas similares a Iberis", aunque lo cierto es que no les veo parecido al menos con las especies de Iberis que conozco, tengo o he tenido.

Lila con centro oscuro y anillo blanco
Sea como fuere, se trata de una curiosa planta que por la floración no difiere demasiado de muchas especies que conocemos en Eurasia, África y las Américas, lo que solemos conocer como crisantemos, margaritas o caléndulas. La Brachyscome iberidifolia es anual y tiene tallos rojizos recorridos por hojas lineares alternas, muy finas, recordándonos un poco a algunas Cosmos, aunque si comparásemos a ambas observaríamos diferencias por la manera en la que se dividen. Los tallos son erectos aunque parece que tienen tendencia a inclinarse y quizá la planta no tenga problemas en crecer postrada, como ya están haciendo algunos de mis ejemplares.

Blanca con el centro amarillo
Estas plantas las conseguí a finales del verano pasado en forma de pequeñas semillas. Dispuse una maceta redonda y baja idéntica a la de los antirrinos la cual llené de tierra, sembré intentando repartir lo mejor posible las plantas y cubrí con un plástico transparente para ayudar a conservar la humedad durante sus primeros pasos. Lo hice en el patio de la casa para evitar que el calor excesivo les afectase o que algunos rayos solares les alcanzasen directamente y secaran la tierra, puesto que en aquel entonces todavía nos encontrábamos en la fase de calor peligrosa para las siembras.

Lila con el centro oscuro
Efectivamente, tuve dificultades al principio porque el más leve secamiento de la superficie dificultaba la germinación homogénea de las semillas. Como la maceta parecía tener el sustrato más hundido en los rebordes, fue aquí donde comenzaron a aparecer las primeras plántulas, pero al mínimo descuido se secaban casi todas. En una segunda siembra que ya hice sobre octubre, con la maceta a la sombra en la terraza, la cosa comenzó a funcionar mejor e incluso me pude permitir descubrirlas para que se mojasen con la poca lluvia que cayó allá por noviembre. Fue en aquel entonces cuando tuvieron su máxima expansión hasta alcanzar los escasos 25 cm. que tienen ahora, en su tamaño final.

Estado de las plantas en abril
Las plantas han crecido desde entonces a pleno sol y parecen ser de esas anuales que se fortalecen si se siembran con bastante antelación, pero no sé qué ocurriría haciendo una siembra primaveral con ellas, pues no he vuelto a sembrar y cuando lo haga volverá a ser de cara al otoño. Parece que, paradójicamente, incluso les moleste el exceso de agua cuando ya tienen un tamaño -amarillean con facilidad-, con los problemas que dio eso a la hora de comenzar con ellas. Esto es, que sin pasarse, tienen cierta tolerancia a la escasez de riego y además se conforman con poco a la hora de elegir sustrato. A pesar de los problemas con el reparto y establecimiento inicial de las plantas, la maceta se ha llenado de manera homogénea y, finalmente, a mediados de marzo comenzaron a aparecer las primeras flores.

Lila con centro castaño
Éstas tienen el aspecto de una margarita al uso, con disco de flores flosculosas en el centro y lígulas formando una corola alrededor. No son muy grandes: apenas unos 3 cm. de diámetro. Recuerdan a los ásters por sus lígulas estrechas y numerosas, sobre todo las de colores lila. El color es un detalle importante: en la mezcla de colores que tengo, las plantas se presentan en combinaciones con apenas un par de colores: pueden tener los pétalos blancos con las flores centrales amarillas o de color castaño, o bien pétalos lila con el centro amarillo, castaño o púrpura; las del centro púrpura tienen los pétalos algo más oscuros. La otra opción se presenta con pétalos lila, flósculos castaño y un anillo blanco rodeando el disco central. Además, como es lógico, los estambres de las flores siempre son amarillos. Como se ve, con pocos colores las posibilidades son tremendamente llamativas.

Blanca con centro castaño
Al creer que tendrían un porte más postrado, elegí no plantarlas en el frontal del contenedor. Hubiera sido un gran error no hacerlo de no ser porque este espacio ha funcionado tan mal que no hubiera podido disfrutar de ellas, o me hubieran salido pocas y mal, como ha ocurrido con las Nemophila menziesii o con las Gilia tricolor y Linaria reticulata 'Flamenco', especies que sólo he sembrado allí y han salido de manera laxa y dispar. Ni que decir tiene que al otoño que viene, si mejoro el sistema sembrando sobre vermiculita húmeda, estas margaritas no van a faltar en el frontal del contenedor. Su porte plumoso, su resistencia una vez establecidas y sus colores perfectamente combinables y complementarios respecto a las demás especies de flor pequeña que cultivo las convierte en candidatas ideales para el bouquet de anuales.

Así pues, nos encontramos ante otro de esos descubrimientos que probamos por mera curiosidad y acaba convirtiéndose en una de las favoritas a quedarse en la terraza por mucho tiempo. Ahora sólo queda disfrutar de ellas mientras dure esta explosión floral en la que se encuentran y ver qué longevidad alcanzan, pues las anuales suelen ser bastante imprevisibles y en ocasiones incluso no sólo duran una temporada. Estas, por lo pronto, han tardado casi medio año en comenzar a florecer, con lo cual ya es más que muchas anuales de vida primaveral.

Actualización (otoño de 2014):
La duda de cómo se comportaría la planta en una siembra primaveral quedó resuelta automáticamente al comprobar que las semillas caídas prácticamente en verano todavía fueron capaces de germinar con la exigua humedad de la tierra, crecer -menos, eso sí, que las sembradas en otoño- y florecer en la misma estación. Actualmente la terraza está llena de plantas de la especie resultado de la dispersión de semillas de las plantas que aparecen en esta entrada. Las siembras intencionadas, realizadas en noviembre, todavía son muy pequeñas y parece que la ausencia de calor y alta humedad no les gustan demasiado.

miércoles, 9 de abril de 2014

Hostilidades ambientales

Agrostemma githago 'Milas'
Lo de este período otoño-invierno-primavera no es normal. A finales de agosto hubo unas lluvias copiosas, igual que había ocurrido en 2012, y aunque sabíamos que el verano no había terminado todavía, parecía ser el primer signo de que el otoño estaba próximo. Nada más lejos, fuimos encadenando récords meteorológicos nefastos: el septiembre más seco en muchos años, el octubre más cálido (con un montón de días que las mínimas no bajaban de 20ºC) y un noviembre que seguramente dio las temperaturas mínimas y máximas más altas registradas en la historia reciente, pues todavía llegó a haber una mínima de 20ºC y una máxima por encima de los 30. Y todo esto sin llover, o con lluvias que parecen mucho el día que caen pero son insuficientes, sin que la temperatura ayude. El invierno fue excepcionalmente suave y febrero, el mes que uno espera que vengan los últimos coletazos de frío, tuvo máximas superiores a las del pasado marzo. Y aquí estamos, en abril, con la mitad de lluvia acumulada en 2014 que durante los primeros tres meses del año pasado (50 mm. frente a 100).

Limonium sinuatum
Hoy he estado en algunas zonas donde he fotografiado durante estos años plantas silvestres para mi blog Flora de Cullera y el aspecto es desolador, pero lógico. En puntos donde las plantas dependen exclusivamente del agua que acumule la tierra por las lluvias y humedad ambiental, hay tierra seca y paja en lugar de la maraña de hojas de las leguminosas, fumarias y geranios. Las orquídeas y bulbosas silvestres han terminado muy pronto su ciclo y sólo florecen las plantas más resistentes al hábitat pedregoso de matorral. Así, se entiende que en casa muchos bulbos del contenedor no hayan sido capaces ni de enraizar o las semilleras del otro contenedor hayan tenido bajas incluso regándolas cada dos días, eso cuando no han quedado raquíticas. Sólo han prosperado las más adaptables.

Limnanthes douglasii
Debido a esto y esperando que la situación cambie al menos para la temporada 2014-2015, he comenzado a ir ideando posibles soluciones para el año que viene. A los bulbos los iré colocando en recipientes menos aparatosos, y para el contenedor de herbáceas tengo pensado añadir una capa superficial de vermiculita, que retiene el agua, a ver qué pasa. Por lo pronto, sigo disfrutando de unas pocas especies que han florecido bien allí, y las que no -no todas, porque había muchas- al menos he tenido la suerte de sacarlas adelante en macetas dado que hice esto con la intención de asegurar plantas que me diesen semillas, aunque hubiera preferido también tenerlas a todas combinadas en aquél espacio.

Vaccaria hispanica
He puesto muchas fotos de floraciones hasta ahora, y es que prácticamente el inicio de la primavera pareciera haberse dado a finales de enero, con lo cual, a menos que mayo sea excepcionalmente fresco y lluvioso, este espacio temporal que queda entre el fin de las floraciones de temporada y el inicio del otoño puede hacerse angustiosamente largo. Si todo empezó antes, acabará antes. Sin embargo, gracias al microclima creado en las macetas, con el calor ambiental y buena humedad proporcionada por los continuos riegos, además de la movilidad -que me permite mantener a las plantas en un rincón iluminado sin sufrir el sol directo hasta que son grandes- muchas de las plantas en recipientes están más bonitas que nunca. Ya hablé de las Nemophila, las amapolas de Islandia, las Fritillaria y otras, y ahora sus compañeras se unen a la fiesta de la floración.

Fritillaria meleagris
En el rincón de más sol de la terraza se yergue esplendorosa la Agrostemma githago 'Milas'. El año pasado tuve la variedad original, la neguilla, una planta típica de los cultivos de cereal con cáliz globular, largas brácteas y unas flores que parecía que no se abrían nunca. La variedad 'Milas' soluciona este problema y de qué manera: nunca he visto una cariofilácea de flores tan grandes -a excepción de claveles del florista y similares-, rosadas y con el clásico aspecto de cinco pétalos de muchos miembros de su familia, como la Vaccaria hispanica que también florece estos días en el contenedor aunque de manera raquítica, nada que ver con los ramilletes de flores del año pasado. A la 'Milas' también la puse en el contenedor, pero las plantas no han crecido bien. Esta de la foto, sin embargo, mide casi un metro de alto y tiene sus raíces en una maceta de apenas 10 cm. de profundidad y anchura. La planta es ideal para combinar con otras hierbas, pues es estrechísima, como un carrizo, y las flores destacan enormemente con sus 5-7 cm. de diámetro.

Lychnis viscaria
A su lado, aunque mucho más abajo, florece con intensidad la Limnanthes douglasii, conocida como "huevos fritos" por su aspecto. Una encantadora planta del mismo tamaño y procedencia que las Nemophila aunque perteneciente a su propia familia, Limnanthaceae. Sus hojillas divididas están adornadas por grupos de flores con pétalos mitad blancos mitad amarillos, una combinación que se nos antoja similar a la de las margaritas aunque se ve mucho más contrastada incluso de lejos. La planta florece muy de golpe: apenas ha pasado una semana desde que se abrió la primera y solitaria flor y ya hay más de 20 a la vez. Otra planta excelente para combinar con pequeñas herbáceas y que extrañamente no prosperó en el contenedor, pues las pocas plantas que había han desaparecido totalmente de allí.

Oenothera speciosa
Sí han funcionado en dicho espacio plantas como la estátice, Limonium sinuatum. Esta especie comencé a sembrarla en primavera de 2013 y no fue demasiado bien, aunque aún conservo una maceta con dos plantas de aquel entonces. En el contenedor hubo una que floreció muy mal en verano, y no le hice mucho caso. Cuando preparé el sitio para volver a plantar no sembré ninguna más debido a que sus rosetas de hojas son muy anchas y tapan mucho suelo. Sin embargo surgió un ejemplar en el centro, que visto el estado del contenedor lo dejé en su sitio pues no molestaba mucho. Me alegro de haberlo hecho, porque ha crecido perfectamente y por vez primera puedo disfrutar de sus flores. Éstas son pequeñas y blancas y crecen en cimas sobre tallos alados, pero lo que llama la atención es que están envueltas en unas brácteas similares a papel de colores, en este caso morado.

Commelina benghalensis
También se abre en el contenedor la hermosa Oenothera speciosa. Me parece increíble no haber tenido esta planta el año pasado, pues las semillas me las regalaron en una compra por eBay en enero de 2013, y sembré en macetas al menos dos veces. En el contenedor, en el peor sitio (el que más sol recibe) ahora mismo hay varias plantas que salieron tanto de semilleros como de siembras a voleo. Las flores son desproporcionadamente grandes, con unos 5 cm. de diámetro y situadas en lo alto de tallos de apenas 15 cm. Tienen un bello color rosa pálido y blanco con nervaduras finas, el centro amarillento y los estambres claros. Me hubiera gustado verla combinada con otras plantas de su tamaño, pero crece casi aislada, a los pies de la estátice mencionada antes.

En las macetas dedicadas a anuales y perennes es donde más colorido encontramos. Ha florecido ya la Lychnis viscaria nueva del año pasado, con sus esplendorosas flores rosadas que este año sin entender muy bien por qué se ven de un color más oscuro. Cerca de ella hay una anémona que creció al reutilizar la tierra en una maceta y que ha resultado ser una Anemone coronaria 'St. Brigid', una variedad que fui perdiendo poco a poco y que actualmente sólo estaría representada por este ejemplar y uno que hay en la maceta de las anémonas, del mismo color morado. Las blancas de momento no las he visto y, al igual que los ranúnculos amarillos, no descartaría que hubiesen desaparecido del todo.

Anémona 'St. Brigid'
La Commelina benghalensis va aumentando poco a poco su floración. Es una planta que cuesta un poco de ubicar ya que crece reptando por el suelo, así que en una maceta queda algo desproporcionada, pues se precipita por los lados y serpentea por el perímetro, no siendo capaz de enroscarse como una trepadora. Si estuviese en una maceta colgante, posiblemente crecería demasiado larga hacia el suelo. Quizá la mejor ubicación sería sobre un punto elevado y amplio, haciendo que lo coronase con sus tallos. Las flores son muy originales, pequeñas, también de las pocas privilegiadas en ofrecer un azul auténtico.

Todavía queda mucho por ver en esta primavera y sobre todo en el largo periodo que queda aún para ponerse a preparar mejor la temporada siguiente, aunque las buenas ideas no dejan de fluir desde ya mismo. Por lo pronto hay que tener claras dos cosas: que va a hacer falta mucha agua para mantener bonitas a las plantas y que este es precisamente el objetivo a conseguir: ver crecer la belleza.