domingo, 31 de agosto de 2014

Cierre de temporada

Ipomoea quamoclit
Termina agosto, aunque por supuesto no el verano, y es tiempo de afrontar grandes cambios. Dada por finalizada la temporada 2013-2014, es el momento de apresurarse en dejar todo listo para sembrar las decenas de semillas que están esperando su oportunidad, algunas desde el verano pasado, así como reacondicionar todas las zonas de la terraza que alojarán a bulbosas, vivaces y perennes, tanto de sol como de semisombra. Septiembre no va a ser aburrido, desde luego, aunque se va a echar de menos la presencia de mayor cantidad de flores mientras duren los trabajos, pues han quedado pocas plantas capaces de ponerse a florecer ahora, aunque se suavicen las temperaturas. El año pasado también fue un mes muy tranquilo y apenas unas pocas especies otoñales dieron color al noveno mes del año.

Esta segunda mitad de agosto ha tenido un poco de todo. Desde las lluvias del día 16, día en el que uno se sentía en un ambiente similar al de los primeros días de otoño, hasta la exagerada subida de temperaturas que se dió el martes 26, un día muy cálido desde primeras horas de la mañana que llegó a dar una máxima de 40,2ºC en Sueca y algo menos en Cullera, alrededor de 36ºC que no fueron a más gracias a que las brisas marinas llegaron justo a tiempo. En general, no obstante, esta quincena ha experimentado una muy ligera bajada de las máximas y ha sido algo menos calurosa que la primera mitad del mes, con una disminución del ínidice ultravioleta, aunque la sensación de calor sigue siendo elevada debido a la alta humedad del aire.

Zephyranthes carinata
La terraza ha quedado bastante vacía de plantas después de la desaparición de prácticamente todas las anuales y la triste historia de siempre: las bajas de perennes que se pudren por exceso de humedad acumulada en las macetas. Me he decidido totalmente a no rendirme con esas especies y tomar cartas en el asunto, mejorando el drenaje de las macetas sea como sea. Además, he comprobado que el verano no implica inundar las macetas cada dos días, sino aportar una cantidad justa de agua para que las plantas no pierdan su buen aspecto. Decir que he llegado a regar algún día con sólo 15 litros frente a los 60 que he llegado a usar muchos días a finales de primavera y las plantas supervivientes presentan un aspecto más que decente, salvando claro los afeamientos causados por el calor y la edad.

Entre todo el ajetreo de ir preparando ya algunas cosas de cara a la nueva temporada y tras quedar la terraza más despejada, lo más satisfactorio es ver florecer por primera vez a plantas que todavía entrarían dentro de esta temporada, meses después de haber conseguido sus semillas o bulbos. En esta última quincena aún lo han hecho dos especies nuevas, una bulbosa y una trepadora, ambas originarias de México.

Oxalis bowiei
La bulbosa tuvo que ser rebautizada tras conocer su floración. Se trata de la Zephyranthes carinata, aunque los bulbos fueron adquiridos como Habranthus robustus. No tengo ningún problema con ello, dado que la especie sigue siendo muy bonita, con grandes flores rosa similares a las de un Hippeastrum aunque más gráciles. Son de los pocos bulbos que han tenido un éxito visible en 2014, y parece que los 10 que eran al principio siguen estando vivos y con un aspecto aceptable. Eso sí, la floración se ha limitado de momento a tres plantas con una flor cada una, de la cual sólo la de la foto la conseguí ver en su esplendor, pues se estropean muy deprisa. Además se cierran cuando se va la luz, con lo cual si hubiera ido a últimas horas de la tarde, ahora que el sol se esconde antes, quizá tampoco hubiera podido verla. La principal diferencia con Habranthus, que es un pariente muy cercano, es la forma de los pétalos y de los estambres; mis ejemplares coinciden totalmente con los de Zephyranthes. Parece que se animen a florecer cuando llueve, así que no descarto ver más flores las próximas semanas, aunque habrá que sacarlas de donde están dado que he de hacer cambios.

La trepadora que ha destacado y finalmente florecido en este final de mes ha sido la Ipomoea quamoclit, una especie de aspecto bastante curioso si se la compara con otras plantas del género. Las flores, con corola fusionada igual que las demás especies de Ipomoea, son pentalobuladas en lugar de circulares. Esto es, que en lugar de tener forma de campanilla o embudo, la tienen de estrella -más bien, de trompeta con el borde estrellado-, con el valor añadido de ser de un vivo color escarlata. Son, eso sí, más pequeñas que la mayoría de especies con flores acampanadas. Las hojas también marcan la diferencia y en lugar de ser las típicas acorazonadas, palmatilobuladas o sagitadas, están divididas en lóbulos de manera tan extrema que parecen pinnadas. Para hacerse una idea, son como pequeñas raspas de pescado de color verde. Es una planta de clima tropical y no ha tenido por tanto problema con el verano: al principio parecía que empezaba a perder fuerza al llegar a unos 40 cm. de alto, pero en estas últimas semanas ha pegado un estirón y ya alcanza el tope de los dos metros, lo cual quiere decir que el tallo más largo debe estar cerca de los 2,50 m. si se desenrollase. Ahora, a sacar todas las semillas que pueda, pues perdí bastantes con todos los intentos fallidos que hubo por el camino.

Ipomoea quamoclit
Algunas plantas que se encuentran ahora en flor, además de las pocas que todavía no han parado, podrían considerarse adelantos de la temporada 2014-2015. Es el caso de los Oxalis bowiei, que comenzaron a sacar alguna raíz tras apenas un mes guardados para replantar y fueron enterrados a principios de agosto; curiosamente, sólo han crecido y florecido en un extremo de la maceta, y no entiendo muy bien por qué, sería raro que en tan poco tiempo se hubieran estropeado el resto de plantas. Ahora mismo, salvo el Oxalis articulata que fue podado a ras recientemente, todas las especies de la familia en la terraza están sacando hojas, algunos tras un descanso y otros todavía desde primavera.

Sin duda, el factor que acompañará al mes de septiembre es el tiempo. Ello determinará si se pueden acelerar los trabajos de siembra y plantación o habrá que armarse de paciencia y esperar. Y, por supuesto, aparte de la esperada bajada de temperaturas, miramos con impaciencia al cielo: ¿volverá el régimen habitual de lluvias otoñales o encadenaremos otro fatídico período de escasez de precipitaciones?

jueves, 14 de agosto de 2014

El cénit del verano

Dianthus chinensis
Va a parecer que, con tantos días sín escribir, haya dejado el blog cerrado por vacaciones. No es así para nada: simplemente, la comunidad de plantas de la terraza ha entrado en una monotonía por otra parte habitual de estas fechas. Las visitas son más cortas: sólo hay que regar lo justo y lo poco que queda, ya que este año tampoco se ha librado de ver caer a muchas plantas de las que esperaba más. A su vez, mientras las anuales terminan su ciclo, las bulbosas-tuberosas todavía no han reiniciado el suyo o lo están haciendo poco a poco. Son menos macetas que regar.

También hay que remarcar que el verano se ha endurecido, aunque dentro de lo normal para las fechas, durante esta quincena. Ha hecho bastante calor de manera más frecuente que el mes pasado y sólo hoy se puede hablar de un punto de inflexión, ya que una masa nubosa está moviéndose desde el noreste y la primera entrada de nubes ha dejado unos escuetos 1,8mm en Cullera que no han estado nada mal, volviendo a dejar charcos en las calles y cielos grises. Se espera más para mañana y pasado, aunque todo apunta a que serán lluvias discretas, nada que ver con las fuertes tormentas que algunos años han tenido lugar en agosto, además a finales de mes.

Oenothera speciosa
Lo importante ahora es organizar un esquema de trabajo para realizar todos los cambios posibles de la manera más dinámica. Por ejemplo, en el contenedor de las flores sólo quedan unas pocas plantas y podría ir planteando ya el vaciado del sustrato para colocar inmediatamente el nuevo, almacenado allí al lado, y con ello ya tendría listo para plantar uno de los puntos más importantes de la terraza, aunque con este calor y a falta de saber si las nubes se volverán más habituales, la preparación de los semilleros de momento intentaré dejarla de tal manera que las primeras plantas deberían empezar a ocupar su sitio definitivo no antes de mediados de septiembre. Quedan todavía plantas allí que a estas alturas vuelven a florecer, como el Dianthus chinensis o las Oenothera speciosa. Por lo demás, el grueso principal del verde que queda son todo alfalfas, que puedo arrancar sin preocuparme.

En otros rincones, necesito hacerme con algunos recipientes grandes para reorganizar las plantas y buscar, una vez más, ese emplazamiento definitivo ideal que me permita disfrutar de ellas sin grandes cambios entre temporadas. El rincón trasero de semisombra, que tan bien quedó al remodelarlo este invierno colocando nuevas baldas, está ahora lleno de macetas bien ordenadas pero vacías, algunas de las cuales pertenecientes a proyectos que no consiguieron ni arrancar -una de las macetas más grandes iba a estar llena de aguileñas y ni siquiera germinaron. Mi idea es colocar contenedores ajustados para juntar plantas herbáceas de cuidados similares, incluyendo a las ya presentes Digitalis purpurea, las cuales ya merecen un cambio a mejor debido a que llevan años creciendo en una humilde maceta con apenas 15 cm. de tierra. También irán allí algunos bulbos para minimizar riesgos derivados de la exposición al sol que, aunque cueste de creer, en marzo ya empieza a ser peligroso. Actualmente, además de pequeñas plantas en crecimiento, vivaces todavía verdes y las resistentes crasas y especies como los Oxalis que esperan al otoño para retomar su actividad, florece con profusión la Callistephus chinensis.

Callistephus chinensis
Hablando sobre la parte negativa, he perdido un número significativo de plantas y todas ellas por el mismo motivo: exceso de humedad acumulada en la mitad inferior de sus macetas. Para la próxima temporada habría que encontrar el término medio: si bien este año me he preocupado más en mantener una constancia con los riegos, ahora hay que entender que algunas especies necesitan una menor cantidad o bien un sustrato que pueda dejarse secar con más eficacia para evitar excesos. Casi todas las plantas que se han ido pudriendo podrían haberse salvado simplemente dejando de regar tantas veces como hiciera falta hasta ver a la planta ya necesitada de agua. El problema es que muchas veces, sobre todo en verano, un mal día de viento seco puede acelerar el proceso con demasiado poco margen de corrección. Así que, a partir de ahora, más agujeros de drenaje y más arena, perlita o vermiculita mezcladas con la tierra.

Los apenas quince días para que termine el mes se van a hacer eternos si no hay un cambio de tiempo muy destacado, pero no serán más que una pequeña espera antes de que empiece a acumularse el trabajo de preparación de la nueva temporada. Así pues, es hora de tomarse esto como un breve descanso antes de comenzar a urdir los planes para que la próxima temporada sea mucho más espectacular.