jueves, 30 de abril de 2015

Abril concluye

Vista desde el centro de la terraza
Hoy despedimos el primer mes completo de la estación primaveral. Abril ha sido, por lo menos, más suave y llevadero que el del año pasado, pero aunque no lo tengamos presente y a priori parezca increíble, ha llovido prácticamente la mitad que el fatídico año pasado: menos de 6 mm. acumulados contra los poco más de 10 del mes de 2014: en aquel entonces hubo un día que llovió más que en todo el mes de abril de 2015. No da muy buenas sensaciones este dato ahora que parecía que nos recuperábamos poco a poco, y más cuando estamos a punto de entrar en el mes en que las temperaturas ya poco tienden a bajar y, para colmo, se espera que mayo comience con una gran subida de temperaturas que se acerque o supere los 30ºC durante unos días. Las lluvias que hubo en marzo quedan ya muy lejos, aunque en el campo sí se ha notado la mayor presencia de flores.

Briza maxima
Los últimos días ya han ido dejando atrás esa suavidad que persistió durante la primera mitad del mes y resulta frecuente sobrepasar los 22ºC a diario. Hay que ir regando de manera calculada, simplemente evitando hacerlo en las horas de más calor: pronto será más recomendable ir de buena mañana o cuando el sol de la tarde ya se ha retirado para que el agua empape el sustrato con garantías de persistir más tiempo. En el contenedor, por ejemplo, los requerimientos de agua no son mayores ahora pero sí más delicados al haber tantas plantas juntas y una superficie cada vez más expuesta al sol, pero este año ha tenido el pico de su desarrollo entre marzo y abril, con lo que los siguientes meses tendrán más presencia las plantas secas produciendo semillas, como las Vaccaria hispanica que ya han dado todo lo que podían, que plantas frescas empezando a florecer. que no deja de haberlas.

Lotus berthelotii x maculatus
Aunque como puede apreciarse en la primera foto, de fondo aún se ve el contenedor cargado de colores. No obstante, la gran combinación que hubo durante parte de abril va tocando a su fin y siendo reemplazada por otras flores: Clarkia bottae, Gilia tricolor o las primeras gramíneas, primero los cedacillos de la Briza maxima y ahora los pompones de la Lagurus ovatus. La primera la conseguí en un intercambio de semillas y la segunda la recolecté localmente, donde resulta abundante. La idea era tener gramíneas ornamentales y poco invasivas que destacaran por sus espigas singulares pero no creciesen mucho, aunque han florecido un poco más tarde de lo esperado. Siempre he pensado que esta familia de plantas la he tenido en poca consideración cuando hay especies atractivas, algunas incluso frecuentes en mi entorno cercano como la mencionada Lagurus. Eso sí, a las que llegan solas las acabo quitando: llevo un mes rompiendo espigas de Polypogon monspeliensis que me salen por todas las macetas.

Gilia tricolor
También llegan algo tarde las Brachyscome iberidifolia, aunque esta suele ser su época de floración. Los colores variados se han repartido entre los ejemplares que salieron por su cuenta en alguna maceta, pues los del contenedor son todos blancos. No acerté mucho con la ubicación, acercándolos al borde pensando que armonizarían con el resto de plantas, pero hubieran quedado mejor hacia la mitad sobresaliendo entre ellas. Peor lo ha tenido la Gilia tricolor, que sometida por el peso de sus compañeras ha acabado colgando totalmente por el reborde. Por arriba tiene a las Clarkia bottae, las amapolas de California y unas ya resecas Rhodanthe chlorocephala y Phacelia tanacetifolia, que también se encuentran ya en las últimas, con las ristras de flores casi consumidas hasta el extremo de sus cimas. En el centro, con muchas plantas ya agostadas, florece el único Dianthus chinensis del año en un sobrio color blanco. Con los claveles en el contenedor me quedé, a todas luces, corto en ejemplares, más cuando son plantas sencillas de obtener.

Chaenostoma cordatum
En el contenedor han florecido de momento dos Centaurea cyanus, una de ellas en un color morado que no esperaba y ahora no sé si fue error mío al utilizar alguna semilla distinta o una mutación espontánea salida del mismo paquete de semillas de la variedad regular azul. En 2013 tuve varias de colores mezclados y prueba de ello es que las que han ido saliendo en la tierra que anteriormente las contuvo empiezan a salir de varios colores ya conocidos, como la de lígulas blancas con el disco central morado. Con las espuelas de caballero puede que ocurra lo mismo, pero de entrada me está sorprendiendo el enorme tamaño de los ejemplares aparecidos, con uno todavía sin abrir las flores que parece superar el metro de altura. En el contenedor, ni uno, ni siquiera de los que repiqué bastante crecidos y que durante mucho tiempo estuvieron creciendo allí.

Brachyscome iberidifolia
A las anuales se van sumando algunas perennes y vivaces. Con mayo llegarán las primeras floraciones de dalias y de azucenas, aunque de estas últimas todavía no hay ninguna flor que esté cerca de abrirse, pero sí se encuentran en desarrollo en las diversas variedades que cultivo. Además hay perennes que ya han llegado a casa en pleno crecimiento, junto a aquel Ornithogalum dubium mostrado días atrás. Dos de ellas son plantas reptantes de aspecto muy atractivo: la primera se llama Chaenostoma cordatum, aunque el nombre común, "bacopa", resulte un poco confuso al acercarla a Bacopa monnieri, planta lejanamente relacionada con un aspecto similar. Chaenostoma cordatum es sudafricana, amante de suelos húmedos y con flores normalmente blancas, aunque yo me decanté por la variedad de color morado. La otra reptante recién adquirida no necesita tanta agua: se trata de un trébol híbrido del grupo de especies de las Islas Canarias llamados comúnmente "pico de paloma": Lotus berthelotii x maculatus, Resulta más frecuente encontrar este híbrido a la venta que las especies parentales, una de flores rojas (berthelothii) y otra amarillentas (maculatus) que dan como resultado una planta de espectacular floración anaranjada que se asemeja a pequeñas llamaradas de fuego.

Bidens 'Dawn Star'
Además de las plantas perennes mencionadas, también traje a casa una compuesta que me llamó la atención por su similitud con las especies del compendio Cosmos-Coreopsis-Bidens. La planta estaba todavía sin etiquetar y a lo visto en la tienda se han quedado sin saber su identidad, pero después de una ardua búsqueda lo más cercano que encontré fue el cultivar Bidens 'Dawn Star', Supuestamente es una Bidens ferulifolia, especie que también he tenido y de la cual este año todavía ha aparecido un ejemplar autosembrado con un aspecto cada vez más demacrado -nunca he conseguido obtener ejemplares iguales al original. La diferencia es que la B. ferulifolia tiene hojas divididas en lóbulos finos (de ahí el nombre) y en la 'Dawn Star' son anchos, similares a las de una dalia. Las flores tienen un atractivo diseño de fondo blanco-rosado con los nervios rosado intenso. El aspecto del ejemplar, que no he trasplantado, no parece demasiado bueno y empeora con el calor. Si se trata de una anual puede que la presencia de esta planta se quede en algo anecdótico en la terraza, pues no veo que produzca semillas.

Dianthus chinensis blanco
Con las temperaturas dirigidas hacia una imparable subida y la terraza llena de flores desde los últimos días del invierno, parece que mayo será el primer punto de inflexión en el que unas especies definitivamente terminen su ciclo en esta temporada, provechosa y muy bien llevada, para dar paso a la segunda fase de floración de especies más propias de finales de primavera y principios del verano. Por el momento, parece incluso que he conseguido administrar mejor el agua y el transporte de ésta a cada visita se hace menos pesado, lo cual se agradece muchísimo. Eso sí, no hay que bajar la guardia, pues las especies que queden verdes cuando el calor se instale definitivamente necesitarán beber de manera frecuente y moderada. Es el reto que queda por llevar de aquí a la llegada del otoño, evento que todavía se antoja muy lejano.

miércoles, 29 de abril de 2015

Onagráceas, viveza en cuatro pétalos

Clarkia bottae
Las onagráceas son una familia de plantas repartidas por casi todo el mundo, y como tal cuentan con multitud de especies cultivadas con fines ornamentales, como las conocidas fucsias. las onagras y las Gaura. En mi región la única especie autóctona existente es la adelfilla pelosa, Epilobium hirsutum, una planta frecuente en humedales poco alterados. El resto son todas especies invasoras procedentes de las Américas: la Oenothera biennis, grande y de flores amarillas, que aparece en arenales y saladares costeros; Oenothera rosea, más pequeña y muy frecuente en los márgenes y baldíos de las zonas húmedas, especialmente arrozales, cargada de flores rosa; por último tenemos a la Ludwigia grandiflora, especie sudamericana acuática que crece estacionalmente en arrozales inundados y en remansos del río Júcar con poca corriente, como en el entorno de los azudes. Tiene grandes hojas alargadas y flores amarillas muy llamativas.

Clarkia unguiculata
En casa tengo, de momento, tres especies distintas, aunque he tenido una cuarta y sospecho que alguna ha salido también este año. Del género Oenothera tengo la Oenothera speciosa, la única vivaz y muy rápida expandiéndose por medio de unas finas raíces que parecen, en principio, fáciles de controlar. La obtuve de semillas en otoño de 2013 después de fracasar con ella -incomprensiblemente- durante varios intentos el año anterior, y no ha hecho falta volver a sembrar más. Estuvo ubicada en el contenedor como una herbácea más pero su crecimiento subterráneo es más efectivo que el vegetativo. Conservé unas cuantas raíces que puse bien en contenedores vacíos o bien compartiendo maceta con otras plantas de cuidados similares, como los Lupinus succulentus -que ya se secaron hace semanas-, pero era inevitable que al reutilizar la tierra del contenedor apareciesen más plantas a partir de pequeñas porciones de raíz perdidas. Lo cierto es que en el contenedor que antaño llenaban las milenramas -las cuales han vuelto a rebrotar- las Oenothera speciosa han encontrado su mejor ubicación y forman una masa preciosa de grandes flores rosadas y blancas.

Oenothera speciosa
Por otra parte, tenemos el género Clarkia, también llamado todavía Godetia por muchos productores de semillas. En él encontramos las especies anuales, plantas resistentes de bella floración bastante persistente, aunque todo dependerá de casos. El año pasado tuve un grupo de tres Clarkia amoena de grandes flores en combinación de tonos rosados, pero en esta ocasión, en la que puse algún ejemplar ya germinado además de sembrar semillas directamente en el contenedor, no he visto ninguna. Sí parece que la planta que me queda por florecer en una maceta con otra especie del género, procedente de una mezcla de semillas, será una amoena. La que se ha convertido en la protagonista en esa maceta "experimental" resultó ser una Clarkia unguiculata, especie de porte diferenciado con flores en forma de "X", con pétalos espatulados muy estrechos en su recorrido, con dos lóbulos laterales y el extremo redondeado. El ejemplar florece en espiga sacando flores sobre las axilas de las hojas de su tercio superior, pero mi ejemplar parece algo precipitado en su desarrollo, pues las hojas tienen un aspecto deteriorado, muy rojas por la insolación, y las flores han ido marchitándose deprisa dando lugar a cápsulas de semillas alargadas y curvas. Mi intención es sembrar esas semillas al próximo otoño en el contenedor y ver si así las plantas se desarrollan mejor y tienen mayor duración.

Clarkia bottae
La que culmina ahora su desarrollo desde el pasado otoño es otra especie anual, Clarkia bottae. Esta especie californiana parece una versión silvestre y grácil de las Clarkia amoena de múltiples colores. Sembré un montón de ellas en la esquina inferior derecha del contenedor, donde puse las anuales menos necesitadas de agua, y fue una de las especies que mejor prosperaron, hasta el punto de poner en apuros a las Brachyscome iberidifolia y a las Isotoma axillaris, que todavía no veo y no creo ya ni que estén. Su característico aspecto las hace reconocibles desde que surgen los cotiledones (idénticos en todas las Clarkia) y para este mes habían alcanzado una altura de unos 40 cm. Hace pocos días comenzaron a abrir sus flores en forma de copa de color rosa con el centro blanco y pétalos de margen ondulado, similares a una amapola. Llegan un poco tarde, pero todavía combinan con el vivo color naranja de las amapolas de California que tienen creciendo por encima.

Oenothera speciosa
Tenemos por tanto un grupo de plantas muy decorativas, prolíficas en su floración y fáciles de establecer aunque su ciclo vital sea distinto: a la Oenothera hay que recluirla en macetas para evitar su propagación, y andar con cuidado cuando se reutiliza el sustrato, dejándolo secar concienzudamente para evitar que cualquier trozo de raíz regenere una planta nueva; las semillas no parecen ser problema puesto que las plantas producen pocas o ninguna. A las Clarkia, en cambio, basta con sembrarlas todos los años y cuidarlas lo mínimo necesario para que alcancen un tamaño aceptable y nos obsequien con montones de flores rosadas.

martes, 28 de abril de 2015

Un Oxalis bowiei desubicado

Oxalis bowiei floreciendo a destiempo
El Oxalis bowiei es una de las especies más bonitas que cultivo y una de las que tiene la estacionalidad mejor marcada, abarcando un periodo vegetativo que va desde el final del verano hasta mediados de primavera y floreciendo en abundancia desde que aparecen las primeras hojas hasta más o menos la primera mitad de diciembre. Por eso, que aparezcan flores ahora resulta bastante extraño.

Desde que obtuviera la especie sacando unos pequeños tubérculos del margen de un cultivo, cada año la he ido sacando de tierra y cambiando de maceta dado que se multiplica una barbaridad. Esta temporada pasada, de hecho, acabé perdiendo algunos tubérculos que se quedaron sin sitio, pero el más tardío, el del ejemplar que aparece en la entrada, lo enterré brotado en noviembre, cuando preparé un contenedor mixto de bulbos, tubérculos y perennes tiernas porque pensé que no quitaría demasiado sitio. Al final, entre este y un Oxalis pes-caprae que ha aparecido varias veces fotografiado ocupan más de la mitad del espacio disponible en dicho emplazamiento.

Sorprende ver al ejemplar en flor justo cuando el resto de la especie, cumpliendo con su ciclo habitual, están ya tan marchitos que en pocas semanas las hojas se podrán desprender sin esfuerzo y empezar a cribar los tubérculos resultantes, los cuales serán intercambiados o regalados a otros jardineros. Por el momento, con esta floración a destiempo, sólo hay tres especies de Oxalis del total de 10 variedades presentes en la terraza que no se encuentran floreciendo ahora mismo, pero no se espera que tarden en hacerlo.

lunes, 27 de abril de 2015

Tiempo de geranios

Geranium himalayense
Tendemos a asociar el concepto de geranio con las populares especies de patio, de origen sudafricano, conocidas también como gitanillas o murcianas, posiblemente una de las plantas de maceta más populares en nuestro país que, además, tolera casi todo: falta de luz, falta de agua o falta de espacio; siempre están verdes, rebrotan con facilidad y florecen durante un largo periodo de tiempo. Estas son las Pelargonium, con multitud de especies e híbridos disponibles. Aunque nunca he descartado tener alguna especie de flores bonitas, actualmente no hay ninguna en la terraza: al referirme a "geranio" hablo estrictamente de Geranium o, en su defecto, los muy similares Erodium.

Los Geranium suelen ser plantas más tiernas, vivaces o anuales, procedentes de zonas de clima templado. Hay una buena cantidad de especies silvestres en mi entorno, casi todas de flores diminutas, igual que ocurre con sus parientes Erodium, algunos de los cuales son de las hierbas más frecuentes en huertas, jardines descuidados y terrenos baldíos en general. Existen asimismo multitud de especies cultivadas con fines ornamentales y en países europeos son mucho más frecuentes éstas que nuestros clásicos Pelargonium, de ahí quizá que las dos especies que más fácil me ha resultado conseguir vengan de la cadena alemana LIDL.

Geranium sanguineum
Las dos especies adquiridas en este supermercado están repitiendo en 2015, y de hecho los dos ejemplares de 2014 no fueron demasiado mal, consiguiendo incluso florecer. Se trata del Geranium sanguineum, el cual acabé perdiendo el año pasado, y Geranium himalayense, que floreció tan deprisa que ni lo llegué a ver en flor, pero temiendo perderlo comencé a regar mucho menos y ha aguantado vivo hasta esta temporada, aunque por asegurar volví a comprar un ejemplar nuevo, lo que ha resultado ser un acierto. Es la planta cuya foto encabeza el blog y comenzó a mostrar botones florales apenas un mes después de plantado. Parecen haberse beneficiado del tiempo más suave que ha habido durante esta primera etapa de la primavera, pero habrá que vigilar con el agua cuando empiece a hacer más calor. Si he conseguido que un ejemplar aguante de un año para otro, no debe ser tan difícil. Eso sí, después de sacar dos de sus flores grandes y de color malva, el himalayense no parece que vaya a continuar, de momento, con su floración.

Al Geranium sanguineum ya lo conocía bien del año pasado. Es de esas plantas que una vez vemos aparecer su primera flor, se sabe que vendrá seguida de un montón más. En lo que el himalayense ha tardado en sacar dos flores, el sanguineum lleva más de seis. Las flores son ligeramente mayores en esta especie y de un vivo color magenta: lo de sanguineum hace referencia a las manchas rojas que adquieren las hojas en otoño, no al color de las flores. El año pasado lo tuve al sol, pero al notar que se quemaba demasiado lo moví a una ubicación con menos horas de exposición, en la que acabó muriendo después de darme cuenta que la raíz que quedó ya no rebrotaba. Espero poder mantenerlo esta temporada: como en otras plantas, el secreto está en evitar seguir mojando excesivamente el sustrato cuando éste ya se encuentra húmedo por abajo y recalentado por el sol.

Erodium x variabile
Hay más especies de Geranium en la terraza actualmente. Desde otoño de 2013 hay plantados unos cuantos Geranium tuberosum, los cuales como su nombre indica emergen desde pequeños tubérculos similares a patatas diminutas. Tiene unas hojas llamativas, más estrechas que las de sus parientes anteriores y de color más pálido, que he visto surgir en las dos primaveras que lleva en casa, pero se resiste a florecer y actualmente ya se han secado. La otra especie con la que ando lidiando es el popular Geranium pratense, que he obtenido en dos ocasiones desde semilla: los de 2014 crecieron mucho desde febrero hasta finales de verano, pero se pudrieron. Los de este año, sembrados en otoño, casi no crecen. Uno, al menos, permanece vivo en una maceta donde sendos ejemplares de Cerinthe major y Borago officinalis están ya en las últimas, con lo que se convertirá en ocupante exclusivo de la maceta.

Por último, también puede considerarse geranio al Erodium x variabile, planta que cuenta con un ejemplar en la terraza desde diciembre de 2013. Este híbrido es perenne y requiere de menos atenciones que sus parientes, persistiendo con un chorrito de agua que echo siempre con cuidado por miedo a que se pudra, pues no parece necesitar demasiado líquido para vivir. Continuamente, sin responder a un patrón, reverdece y florece, da igual si es en invierno o en verano. Desde luego, una de esas plantas que sólo por lo fáciles que son y lo bonitas que llegan a ponerse en momentos puntuales merece la pena tener.

domingo, 26 de abril de 2015

Una Gilia con pétalos de más

Gilia tricolor con siete pétalos
Las mutaciones espontáneas suelen ser frecuentes entre las plantas de la terraza, casi siempre dándose como casos puntuales la proliferación extra de pétalos, como ocurre con la protagonista de esta entrada. Muchas veces ya no sólo se trata de casos concretos en una planta, sino que ésta continúa produciendo flores normales después de aparecer las formas aberrantes. No es lo mismo, por ejemplo, en las margaritas de varios pétalos, las cuales aparecen todas las veces que la planta florece.

En este caso se trata de Gilia tricolor, una polemoniácea que cultivo desde 2013 y todavía sigo haciéndolo desde el paquete inicial de semillas con el que comencé. Este año las daba por perdidas por partida doble: primero porque, aunque empecé a ver ejemplares pequeños en las partes delanteras del contenedor, les perdí la pista una vez que el resto de plantas crecieron, y seguramente algunas murieron bajo las hojas de las grandes rúculas. Finalmente apareció un ejemplar colgando por una esquina, "camuflado" entre las similares hojas de las Brachyscome, pero estaba siendo atacada por unas pequeñas orugas que mordían los pétalos. Eliminé un par a mano y el problema desapareció.

Una vez la planta se vio libre de sus atacantes, la floración ha continuado correctamente. Los primeros días en que empecé a ver flores nuevas e inmaculadas me sorprendió la de la foto, de gran tamaño debido a que cuenta con una corola de siete pétalos en lugar de los cinco habituales. Por el momento ya no se ha repetido el fenómeno ahora que la planta ha empezado a florecer en abundancia.

sábado, 25 de abril de 2015

Dos Ornithogalum muy distintos

Ornithogalum dubium
Los Ornithogalum son plantas bulbosas al uso, parientes muy cercanos de los jacintos y escilas. Están repartidas por la región mediterránea, Cáucaso y Sudáfrica. De hecho, incluso hay una especie autóctona aquí en Cullera, el Ornithogalum narbonense, de gran belleza. La mayoría de especies tienen las flores blancas o de un tono pálido verdoso o amarillento, siendo la excepción el Ornithogalum dubium, que aparece en esta entrada. Hay varias especies de este género conocidas en el mundo de las plantas ornamentales, incluyendo a las sudafricanas Galtonia (según autores ahora deberían ser Ornithogalum) o la conocida como "cebolla preñada" Ornithogalum caudatum, nombre ya desfasado de la actual Albuca bracteata, especie también africana cuyo bulbo sobresale de tierra a modo de cáudice.

Ornithogalum umbellatum
En la terraza se plantaron, hasta marzo, tres especies de Ornithogalum y una de Galtonia, más otro Ornithogalum que llegó este lunes. Los primeros en plantarse fueron los Ornithogalum umbellatum, una especie autóctona del Mediterráneo que se encuentra a gusto en las mismas condiciones de semisombra y humedad donde planté otros tantos bulbos que tan bien han ido este año. Estos los adquirí en la firma holandesa Eurobulb junto con otro montón de bulbos que han ido apareciendo desde febrero en el blog. De momento son los de plantación otoñal que más tarde han florecido, pero no tienen la última palabra todavía dado que he empezado a ver emerger especies excepcionalmente tarde (más que algunos de plantación pre-primaveral). No son tampoco los Ornithogalum más veteranos de la terraza, pues los sudafricanos Ornithogalum saundersiae llevan plantados y brotando con esta tres primaveras desde que llegaran a finales de febrero de 2013, todavía sin florecer ninguna de las temporadas pero sí multiplicándose vegetativamente a medida que los bulbos originales se van agotando.

Se pueden contar ya como casi seguros fracasos los Ornithogalum magnum, que adquirí a finales de noviembre y erróneamente me esperé a plantar con los narcisos e iris en enero, cuando lo mejor hubiera sido plantarlos inmediatamente en una maceta a los dos juntos y a semisombra: ni siquiera han emergido y dudo que sigan en buenas condiciones bajo tierra. De las Galtonia viridiflora tampoco puedo decir nada dado que los cuatro bulbos que adquirí tenían una pequeña parte blanda que acababa convirtiéndose en una pudrición que abarcaba casi la totalidad del bulbo, con lo cual es probable que ya estén formando parte del compost de la tierra. Una pena.

Vara de O. dubium
A los Ornithogalum umbellatum los planté en los dos contenedores de bulbos a semisombra y han tenido éxito en ambos puntos. A pesar de su aspecto blando y delicado, al cabo de varias semanas vi emerger sus hojas verde oscuro con una línea clara en el nervio central. Los puse al fondo pensando que serían plantas bastante grandes y sobresaldrían sin dificultad, pero lo cierto es que han resultado ser todo lo contrario. Encuentro que quedarían mejor en la parte frontal junto a los bulbos más pequeños, y a ser posible sin compartir mucho espacio con los Allium triquetrum, de los cuales tengo que hacer una gran criba cuando se sequen del todo dado que juntar muchos ejemplares en un mismo punto resulta poco compatible con otras plantas con hojas más pequeñas. Los umbellatum empezaron a florecer en la segunda mitad de abril: sus delicadas flores de seis pétalos blancos nacarados se abren paso entre la maraña de hojas de otras plantas. En este caso, se van abriendo de una en una o de dos en dos, sin llegar a formar una umbela muy llena.

Flor de O. umbellatum
Ornithogalum dubium es una planta muy distinta. Se trata de una especie con flores de un excepcional color naranja que aparecen apretadas en lo alto de un pedúnculo, amante del sol y de unas condiciones menos húmedas. Es muy parecido a otras especies vecinas como O. arabicum o el mencionado O. saundersiae. Encontrar a esta especie en las tiendas no es raro, pero por alguna extraña costumbre se suele vender como planta enmacetada y ya en floración, en lugar de vender sus bulbos en seco. Escogí entre sólo dos ejemplares restantes en el vivero y me llevé el más grande, con dos varas florales. Mi intención es dejarlo terminar su ciclo hasta secarse y al año que viene plantarlo en el contenedor de los bulbos africanos, donde el drenaje funciona muy bien y ya hay varias plantas creciendo, incluyendo a sus parientes saundersiae. Eso sí, falta ver si su excelente floración será capaz de repetirse al año que viene, pues por lo que he ido leyendo por la red no parece un objetivo fácil de conseguir aunque me da que se debe al proceso de forzado al que son sometidos para que estén presentables durante su venta. Mientras tanto, sigo disfrutando de sus luminosas flores.

viernes, 24 de abril de 2015

Sírfidos, las moscas de las flores

Ceriana vespiformis 
Una terraza llena de flores es un imán para los insectos en muchos sentidos, desde la estricta atracción por el alimento que la floración les ofrece hasta el interés en alimentarse de las propias plantas, como hacen los pulgones y las orugas de algunas mariposas. También puede atraer a insectos depredadores aprovechando la situación, que en ocasiones resultan bienvenidos por tratarse de depredadores de las especies nocivas; pero no sólo insectos: las arañas aparecen enseguida y van instalándose en sus diminutas parcelas, y hasta las salamanquesas aprovecharán para capturar algo al salir de su escondrijo diurno, algo frecuente en la terraza. En invierno, incluso, algún pájaro como el colirrojo tizón, la lavandera blanca o el mosquitero común se pasearán por la terraza en busca de algo que picotear, a ser posible con buen contenido proteínico.

Eupeodes corollae
Los protagonistas de esta entrada son los sírfidos, las moscas de las flores, moscas cernidoras o moscas cernícalo. Y ello no se debe a una minuciosa tarea de recopilación de imágenes durante semanas: ayer jueves me encontré, todo de golpe, con la mayor concentración de especies de una sola tacada que jamás haya podido ver en la terraza. Hasta ocho especies distintas investigando margaritas, eneldos y otras flores -y más cosas, pues encontré a las hembras de Syritta pipiens sobrevolando el cesto de compostaje- se dejaron ver con facilidad durante unas pocas horas en las que el sol luce con fuerza. Se trataría de todas las especies que he conseguido identificar en los últimos meses, exceptuando las dos Eristalinus, la taeniops y la aeneus, que fueron las únicas que no estuvieron presentes.

Eristalis tenax 
Primero que todo, y como siempre conviene aclarar, los insectos son algo que se me resiste. Aprendí a identificar aves, fui autodidacta en cuanto a conocer la flora silvestre aunque todavía me queda mucho por aprender sobre especies que necesitan ser revisadas basándose en claves, pero los insectos tienen tantos matices y es tan complicado encontrar guías completas, que siempre acabo pidiendo ayuda a gente con experiencia para que me orienten. Sin ellos, esta entrada quizá no hubiera existido dado que tendría un montón de fotos de moscas de colores de las que no sabría dónde mirar para identificarlas correctamente, puesto que muchas veces lo que parece una cosa es otra debido a que hay montones de especies similares que ocupan distintos rangos geográficos.

Chrysotoxum intermedium 
Algo que he aprendido enseguida es que, en las moscas, la forma de los ojos determina en la mayoría de casos el sexo del individuo. Los ojos de los machos se tocan en la parte superior de la cabeza mientras que en las hembras se ve una separación clara. Como ocurre con algunos animales, las hembras en ocasiones son similares entre varias especies y es el aspecto del macho el que puede ayudar a discernir de cuál se trata. Este era el caso con las Eupeodes corollae, cuyas hembras han aparecido varias veces en el blog como Eupeodes sp. y así seguirán apareciendo dado que, aunque posiblemente todas pertenezcan a esta especie, no se puede asegurar al 100%. En cambio, ayer tuve la suerte no sólo de ver un macho, sino de captar una cópula en la que el carácter de la cloaca pronunciada ayudó a determinar la identidad de la especie.

Xanthogramma pedissequum 
Posiblemente ya había estado antes alguno de estos años, pero el jueves reparé en la presencia de la Eristalis tenax, la mosca zángano. Lo primero que llama la atención de este sírfido es que es grande, como una abeja de la miel. De hecho se parece bastante al zángano, pero el tórax brillante y los grandes ojos me llamaron la atención al instante. Es, como ocurre con muchos sírfidos, un caso más de mimetismo batesiano: el animal presenta similitudes con una especie peligrosa o agresiva para confundir a posibles enemigos. Las larvas de esta especie viven en aguas estancadas y se alimentan de bacterias: la alimentación de las larvas en esta familia es bastante variable, pues además de acuáticas las hay cazadoras de pulgones como en el caso de las nombradas Eupeodes, y son esas las que me interesa que depositen sus huevos en las plantas, aunque este año de momento los áfidos están siendo muy escasos.

Sphaerophoria scripta 
Después de un rato observando las plantas y comprobando cómo había aumentado la comunidad de insectos, con varias abejas de distintas especies, avispas papeleras, moscardas y el también muy común sírfido Episyrphus balteatus, una mosca del tamaño de la doméstica con rayas amarillas y negras llamó mi atención. Estuvo un rato moviéndose por las caléndulas y estuve varias veces a punto de conseguir fotografiarla con la cabeza por delante, pero siempre que se ponía en esta posición era para salir volando antes de que consiguiese ajustar el foco. Se fue volando a unas hojas enmarañadas en el contenedor y al hacerla salir, se fue para no volver. Se trataba de Xanthogramma pedissequum, una hembra, especie poco común con colores que imitan a una avispa. Parece ser que esta especie deposita sus huevos en hormigueros.

Episyrphus balteatus 
El mimetismo con los himenópteros me puede engañar hasta a mí. Conforme estoy regando las plantas, van apareciendo insectos y entro a por la cámara por si puedo fotografiarlos. En un momento dado, llegó una pequeña avispa alfarera y fui a ello. Al salir no estaba donde la había visto, pero encontré algo muy similar libando un eneldo. Estuve un rato haciéndole fotos y no me di cuenta hasta verlas en casa que se trataba de una mosca, Ceriana vespiformis. En este sírfido el mimetismo parece ir un poco más allá ya que tiene una constitución física más similar a la de una avispa, en lugar de encontrarnos con un cuerpo de mosca con rayas negras y amarillas. Fue sin duda una de las especie más atractivas de las que encontré; sus larvas viven en las moreras, árbol relativamente frecuente en nuestras ciudades y campos.

La mañana siguió distraída puesto que no paraban de llegar especies nuevas, como si todas se hubiesen puesto de acuerdo, Localicé por separado dos ejemplares de mosca con bandas negras y amarillas de pequeño tamaño y abdomen alargado, una hembra primero y un macho después. Se trataba de sendos ejemplares de Sphaerophoria scripta, una especie pequeña, relativamente común que se reproduce a un ritmo bastante elevado. Al principio no pensé que los dos ejemplares perteneciesen a la misma especie, ya que la hembra tenía el abdomen acabado en punta y abombado hacia los lados, mientras que el del macho era casi cilíndrico y con el extremo romo.

Sphaerophoria scripta 
Finalmente, y ya a punto de irme, volví a encontrar en los eneldos -punto de encuentro durante toda la mañana- una mosca de tamaño medio de vivos colores amarillo y negro que pensé que pertenecería a la misma especie vista antes e identificada como Xanthogramma, pero en esta ocasión un macho, Después de unas cuantas fotos me enteraría de que no, que estaba ante una especie muy parecida en aspecto, Chrysotoxum intermedium (o elegans). Me di cuenta que la especie anterior tenía una línea lateral continua de color amarillo en el tórax y esta Chrysotoxum la tenía partida en el punto donde se unen las alas, y además tiene unas antenas largas llamativas. Esta especie es interesante dado que sus larvas se alimentan también de áfidos.

Tenemos pues otro de los beneficios que presenta cultivar tantas especies de floración variada y abundante. La relación entre plantas e insectos como estas moscas de las flores es recíproca: las plantas las atraen y las moscas las polinizan e incluso las protegen: por el camino, mientras tanto, aprendo cosas sobre este fascinante mundo de criaturas de seis patas.

jueves, 23 de abril de 2015

Vivaces de vuelta

Incarvillea delavayi
Entrados en la segunda mitad de abril, las vivaces ya empiezan a llegar al punto de desarrollo óptimo para mostrar sus flores. Pueden tener bajo tierra tubérculos, rizomas o raíces gruesas, pero todas ellas tienen el común la capacidad de perder parte de su desarrollo vegetativo en épocas de precariedad para volver a rebrotar durante los periodos que les son favorables. Es precisamente por ello que muchas de estas plantas se venden empaquetadas en seco como los bulbos, aunque no todas toleran pasar mucho tiempo sin plantar. Algunas pueden ser almacenadas durante meses, mientras que otras sólo lo justo para ser transportadas a las tiendas, motivo por el cual muchas veces siguen a la venta estando muertas, por puro desconocimiento ya no sólo de la tienda, sino del comprador que se las lleva a casa inocentemente cuando llevan un mes queriendo ser plantadas.

Aquilegia alpina
En efecto, muchas de las vivaces las acabé volviendo a comprar este año debido a los nefastos resultados del año pasado, con pudriciones que acabaron con ellas de manera sucesiva. En verano siempre suelo regar de más sin darme cuenta y esto no hace más que animar a proliferar a los hongos en las macetas de plástico, que retienen la humedad aunque no lo parezca. No sólo afecta a las vivaces, pues algunas perennes también acaban sucumbiendo y muchas plantas que ya no he podido reponer han pasado a la historia en la terraza, conservando algunas semillas que espero alguna vez consigan devolver a estas especies a la terraza en caso de no volver a encontrarlas en las tiendas donde fueron adquiridas en su día.

Oxalis debilis blanco
Todo es más fácil con las vivaces de tubérculo, aunque muchas veces las dalias también me han dado problemas y no han pasado del verano. A los Oxalis nada más hay que dejarlos en seco o regarlos muy poco en épocas menos calurosas en las que tienen hojas. Por ejemplo, después de casi un año, los Oxalis debilis var. corymbosa de flores blancas que recogí en Algimia de Almonacid (Castellón), donde es una invasora frecuente de los cultivos, se animan a crecer y florecer, aunque de manera un tanto dispar. Arranqué la planta del suelo en junio del año pasado a golpe de azada, con flores y todo, y a pesar de quebrarle el rizoma principal siguió verde durante un tiempo. Posteriormente las hojas se secaron y aparecieron los típicos tubérculos similares a bulbillos que brotan del contorno del rizoma, pero la maceta estuvo vacía mucho tiempo, con los tubérculos asomando y desperdigándose por encima de la tierra. Accidentalmente debí dejar caer alguno sobre la maceta de la Bletilla y ahí me he encontrado sus primeras flores, blancas como la nieve. No obstante, en la maceta original ya hay crecimiento, con lo que pronto se llenará de flores al igual que su pariente rosa, que ya florece estos días.

Rehmannia elata
También salen de gruesos tubérculos las Incarvillea delavayi. Es la tercera vez que compro esta planta, en un paquete que vienen tres tubérculos que hasta ahora siempre han brotado y florecido todos ellos, pero pierdo las plantas cuando empieza a hacer calor, pudriéndose sin remedio de manera muy dramática. Probablemente lo único que debería hacer es dejar de regar al primer signo de marchitez en las hojas -como hago con las anémonas- para evitar que el agua quede retenida y haga mella en los tubérculos, que a grandes rasgos tienen una textura similar a los de las dalias, La planta es una bignoniácea, familia de la que estamos acostumbrados a ver trepadoras y arbustos, pero Incarvillea crece como una bulbosa: una roseta de hojas en el suelo con una vara cargada de grandes flores que brota del centro.

La Rehmannia elata es otra vivaz que se encuentra cargada de flores estos días, y es una de las pocas que he obtenido desde semilla. Con esta plantas es muy fácil, ya que crece con la facilidad de una anual y resiste y sigue creciendo durante el verano. No parece necesitar mucha agua y sigue desarrollándose vegetativamente bajo tierra y generando más brotes. Este año son dos las rosetas que emiten hojas, pero el verano pasado llegó a sacar otra por uno de los agujeros de drenaje, que acabó malográndose. Otras vivaces exitosas que obtuve de semilla son la Ratibida columnifera var. pulcherrima, que empieza a emitir sus tallos en los que crecerán las flores, la Oenothera speciosa, que lleva días abriendo sus flores por toda la terraza, y algunas Achillea millefolium que tras unos años poco productivos -se sembraron en otoño de 2011- volverán a florecer esta primavera.

Incarvillea delavayi
Veteranas son también las aguileñas. Tras un fracaso en 2012, las Aquilegia 'McKana' y Aquilegia alpina adquiridas en 2013 llevan con esta su tercera primavera consecutiva en la terraza floreciendo, con algunos "extras" añadidos: el año pasado consiguieron esparcir semillas por todos lados y, como ocurre con algunas anuales, al final acabo dejando macetas donde se desarrollen sin molestias. Alguna de ellas ya ha florecido, una 'McKana', y parece que me ha salido un color nuevo, amarillo. Fue la primera en llamar la atención, pero casi sin darme cuenta ya estaban las Aquilegia alpina haciendo crecer unas cuantas de sus grandes flores moradas.

Hay muchas vivaces más brotando y creciendo, algunas con flores a la vista, pero serán protagonistas seguramente para la segunda mitad de la primavera, esto es, casi hacia el final de la primera quincena de mayo. De algunas de ellas que también están en flor, como los geranios, hablaremos muy pronto.

miércoles, 22 de abril de 2015

Desde una pequeña semilla

Glebionis coronaria var. discolor
Abril ha ido experimentando una leve subida de temperaturas con vientos que no resecan demasiado la tierra, el sol apretando unas pocas horas y los instantes de sombra y nocturnos todavía bastante suaves. Las plantas que fui sembrando durante el otoño empezaron a florecer pronto en su mayoría, pero este tiempo benévolo ha permitido que duren lo suficiente para coincidir entre ellas. Eso sí, ya he empezado a notar que no conviene dejar semillas recién sembradas al sol puesto que se resecan antes de recibir su segundo riego. Sólo sobreviven y siguen creciendo las que puse a principios de mes: las lluvias tampoco están ayudando mucho, puesto que ya no han vuelto a aparecer desde hace una semana, a pesar de las nubes que han ido llegando con probabilidad de precipitación. Abril está siendo muy seco aunque la suavidad ambiental haga que esto pase desapercibido.

Leptosiphon androsaceus
La mayoría de especies que siembro desde semilla son anuales o perennes tiernas, de poca longevidad, que germinan igual de fácil que las anuales y florecen tan pronto como ellas. Algunas son vivaces y llevan años en la terraza, como la Ratibida columnifera que actualmente se encuentra perdiendo la roseta de hojas y volviendo a desarrollar el crecimiento vertical con el que florece. Otras comenzaron como semilla y las he ido propagando por cortes de raíz, como la Oenothera speciosa que florece estos días; algunas, simplemente, han ido autosembrándose y parece que siempre hayan estado ahí, aunque se trate de ejemplares nuevos: este es el caso de las Gaillardia aristata.

Nicotiana alata 
Sin duda alguna, el punto de referencia donde más éxito han tenido las anuales ha sido el contenedor. Algunas especies comienzan ya a decaer durante esta semana mientras otras, que empezaron más tarde a florecer, siguen adelante con su progresión. Por ejemplo, hay un buen montón ya de amapolas de California formando las cápsulas de semillas a la par que siguen produciendo flores que se abren al sol y tiñen de naranja las patas de las abejas cuando recolectan su polen. Las Leptosiphon androsaceus pierden sus primeras flores pero, como si de la hidra se tratase, por cada una que pierden aparecen dos más. Las Convolvulus tricolor de color azulado se han multiplicado junto a las Mauranthemum y forman una combinación espectacular, mientras comienza a florecer un ejemplar de flores rosadas.

Convolvulus tricolor
Fuera del contenedor existen varias macetas con combinaciones de anuales. Sólo unas pocas de ellas se hicieron voluntariamente, en otoño, y en algunas las plantas han crecido muy despacio y no han llenado del todo su maceta. La idea es que estas combinaciones fuesen tan exuberantes como las del contenedor ocupándolas con plantas que no se encuentran allí, pero se lo han tomado con más calma. En una de ellas combiné caléndulas, Cerinthe major, borrajas y otras especies que han tardado increíblemente en florecer, como la nomeolvides china, cuyos ejemplares de 2013 se adelantaron demasiado y estuvieron floreciendo el mismo otoño de su siembra y ahora no he visto flores hasta medio año después de su siembra. También hay algunos claveles en la misma maceta que siguen creciendo todavía, una amapola de California medio escondida, un par de fenogrecos produciendo vainas y malvas Lavatera trimestris muy pequeñas aunque a lo visto, cerca de florecer. El sustrato que utilicé es el mismo del contenedor, pero no entiendo por qué algunas plantas han crecido tan poco.

Amapola de California
En otra maceta, mi intención era hacer una combinación tupida de Cosmos bipinnatus y sulphureus más unos Linum grandiflorumGlebionis coronaria var. discolor. Las dos primeras germinaron, pero sólo las C. bipinnatus han crecido de manera normal, mientras que las C. sulphureus han quedado todas muy pequeñas y las plantas tuvieron una vida muy corta aunque, bien mirado, ha sido el año que más flores y ejemplares de esta especie he tenido en la terraza. En cuanto a la Glebionis coronaria, se trata de una planta que obtuve a partir de semillas de un grupo de plantas que existe en una huerta en la localidad donde vivo, donde las plantas crecen muy grandes y cargadas de flores desde marzo. En el caso de mis ejemplares, dos, su germinación fue prácticamente "a ciegas" dado que no conseguía que las semillas germinasen por métodos forzados. Enterré cuatro semillas en la misma maceta y bastante tiempo después aparecieron dos plantas con las hojas características de la especie, Con unos 20 cm. de alto, ambas plantas se han puesto a florecer simultáneamente esta semana. La variedad discolor presenta lígulas blancas con una base amarilla, haciendo que los capítulos se vean como un disco bicolor. La variedad nominal es totalmente amarilla.

Centaurea cyanus
En esta misma maceta fui sembrando también algunos claveles que iba germinando durante el otoño y apareció por sorpresa otra Cerinthe major, posiblemente mezclada con la tierra. Tierra que, por cierto, reunía sustrato de varias macetas utilizadas hasta el año pasado y quedó con una capa superior de trozos de corteza que no retiene nada la humedad. En otoño las plantas germinaron y crecieron perfectamente, pero en la actualidad no he conseguido que las zinnias que estoy germinando duren más de dos días sin quemarse. Como no es cuestión ya de mover la maceta a semisombra, si quiero ver zinnias variadas quizá deba hacerlo en otra maceta.

Consolida ajacis
La otra maceta combinada contiene a la ya mostrada Phacelia grandiflora, una Malva sylvestris que todavía no muestra signos de querer florecer -y es la única malva que sigue sin hacerlo- y unos tabacos ornamentales Nicotiana alata, más especies que han llegado como polizontes en la tierra como las nombradas Oenothera speciosa y los antirrinos. Los tabacos han llegado a la fase de floración algo estropeados, quizá porque hay demasiadas plantas juntas, pero ello no es óbice para que abran cada atardecer sus flores blancas en forma de trompeta. Parece que es una especie que florece durante la noche y entonces debe ser cuando emite su perfume, porque de momento no huelo nada en las flores que quedan abiertas de día. No he podido visitar la terraza totalmente de noche, pero todavía estoy a tiempo de hacerlo, pues las plantas siguen produciendo flores estos días.

Caléndulas
El resto de anuales, viejas conocidas de la terraza, han aparecido de manera dispersa en todas las macetas que o bien se quedaron en el mismo sitio tras perder su contenido el verano pasado o bien contienen el sustrato de éstas reutilizado. Dado que tampoco había urgencia en utilizarlas y el sitio que ocupan es poco, a la inmensa mayoría las he dejado y de paso me ahorro sembrarlas o repicarlas por mi cuenta: es más, algunos de estos ejemplares espontáneos acabaron repicados a su vez en el contenedor y no tuve que usar semillas, aunque no funcionó igual de bien con todos. La mayoría de ellas han aparecido en macetas con bulbos, a los que han llegado a cubrir del todo.

Linaria reticulata
Destacan sobre todas ellas las Dorotheanthus bellidiformis, que formaron alfombras de flores durante el final del invierno y esta primera parte de primavera, pero ya se acercan a su final, Tomando el relevo a medio camino, las Ismelia carinata comenzaron a desplegar sus capítulos a la vez que han ido floreciendo ejemplares de plantas silvestres que llegaron accidentalmente a la tierra, como Spergularia, Papaver dubium o Melilotus. A éstos últimos los estoy eliminando minuciosamente ahora que todavía comienzan a florecer ya que llevan dos años apareciendo por la terraza sin que me dé cuenta. Deben haber cientos de semillas en el sustrato viejo del contenedor, donde aparecieron por primera vez, y no quiero que haya más. A las amapolas también las estoy "decapitando" sistemáticamente tan pronto como les caen los pétalos.

Anthirrinum majus
No todas las plantas que han invadido estas macetas son silvestres oportunistas. Plantas muy bonitas que he cultivado los dos últimos años están apareciendo ahora en forma de ejemplares grandes y saludables. Por ejemplo, florecen los primeros acianos que, a su vez, también lo hacen en el contenedor. También comienzan a abrirse las flores de las espuelas de caballero que dejé crecer voluntariamente en algunas macetas de bulbos, dando unas plantas espigadas y cargadas de flores. El caso es que esta especie la sembré y posteriormente repiqué algunos ejemplares en el contenedor, pero no veo ninguno que sobresalga. Al año que viene, si vuelve a ocurrir lo mismo, aprovecharé para repicar todos los ejemplares que encuentre y matar dos pájaros de un tiro: meterlos con todas las anuales y despejar la tierra de los bulbos. Lo mismo parece ocurrir con las arañuelas, con dos ejemplares a punto de florecer que llevan desde el verano pasado creciendo, pero no encuentro ninguna en el contenedor.

Consolida ajacis
Otras especies que no dejan de aparecer son los antirrinos, muchos de los cuales he arrancado o dejado secar en macetas totalmente abandonadas -e increíblemente soportan la ausencia de riego y se vuelven a levantar si llueve- y que descarté plantar en el contenedor por su tendencia a doblarse y llenarlo todo de semillas, que ya hay suficientes por toda la terraza; su pequeña pariente la Linaria reticulata ha resultado ser igual de oportunista y sale en varias macetas, al igual que el lino rojo, que se muestra esplendoroso tanto a pleno sol como en semisombra. Las Brachyscome iberidifolia el año pasado tuvieron su propia maceta y no recogí ni una semilla, con lo cual se resembraron y la siguiente generación ya comenzó a florecer en verano; en otoño sembré ejemplares en el contenedor que fueron bastante mal y ahora empiezan a florecer, pero sólo un par. Es posible que también las deje caer este año por todas partes para obtener ejemplares que repicar. Finalmente, también mantengo a las Isotoma axillaris gracias a este sistema: sus finísimas semillas cayeron por el entorno de la maceta donde se encontraban y los ejemplares que tengo para que florezcan este año son todos autosembrados. En el contenedor, más de lo mismo: siembras y repicados que no dieron resultado. Las semillas son así de caprichosas: tanto, que este año incluso tengo Mauranthemum y caléndulas creciendo en grietas de las baldosas.