viernes, 30 de septiembre de 2016

Otoño y el regalo de la lluvia

Erica gracilis
Septiembre es uno de los meses más esperados del año si se toma en cuenta el ritmo de la vida de las plantas aquí, en nuestra región y clima. Pone punto y final a un verano siempre caluroso y, sobre todo, trae la llegada de las lluvias más importantes del año. Importancia que se magnifica cuando nos encontramos en un año deficitario en cuanto a precipitaciones; rara vez, en una etapa así, los aledaños del otoño se quedan sin recibir agua hasta que no avanza la estación. En 2013, el peor inicio de otoño entre los más recientes, sólo se recogieron 2,3 mm. a principios de mes y no volvió a llover hasta octubre, con otra cantidad ridícula para la fecha (12,2 mm.) salvándose un poco la situación con lo que llovió en noviembre y diciembre, que no fue mucho de todos modos. Eso sí, veníamos de recoger 160 mm. en agosto en apenas unos días. Afortunadamente, el principio de este otoño ya sale ganando si se compara con el de aquel año.

Symphyotrichym novi-belgii
Este mes no empezaba del todo bien, con un aumento de temperaturas seguido de unas tormentas bastante llamativas que el día 13 pasaron de largo con bastante prisa y sólo dejaron 1 mm. acumulado mientras en el entorno de la ciudad de Valencia superaban los 50. Ha habido que esperar -poco, todo sea dicho- a que las nubes volviesen a entrar al Mediterráneo y finalmente decidieran descargar sobre nosotros. Y aunque ha llovido en todo el mes lo que solía llover en un par de días de un septiembre típicamente lluvioso, lo cierto es que no nos podemos quejar: 70,9 mm. en 4 días de lluvia de los que habría que destacar el pasado lunes, con casi 25 mm. en una hora, y el jueves, con 17 en la menos de la mitad de ese tiempo. No menos llamativo fue el viernes 23, cuando se produjo una espectacular tormenta eléctrica. Las temperaturas han ido teniendo altibajos, con unas máximas que rondan los 25ºC y mucho calor debido a la alta humedad y unas mínimas que han aumentado desde los frescos valores de mediados de mes, quedándose otra vez cerca de los 20ºC.

Jasminum grandiflorum
En la terraza todo está listo para ir desplegando los preparativos para la próxima temporada. Tras dejar un tiempo el contenedor sin tocar hasta que fuese necesario, el domingo pasado saqué las plantas que todavía quedaban y las pasé a una vieja maceta que hice con una garrafa de 10 litros y que casi nunca contenía plantas salvo algunas adventicias autosembradas. Justo a tiempo, las lluvias copiosas llegaron después y han valido tanto para remojar a conciencia la tierra removida en donde coloqué las plantas como para empapar la tierra también removida y vuelta a nivelar del contenedor, en donde ya se ven decenas de plántulas germinadas que, según la especie de que se trate, se quedarán ya allí a completar su vida. Entre las plantas desplazadas se encuentra Erigeron karvinskianus, una pequeña asterácea de largos tallos con diminutas margaritas blancas que sembré el año pasado en el contenedor, pero que frenó su desarrollo al ser privada de luz por otras plantas y no retomó su ritmo hasta verano; para más inri, cuando ya iba a florecer fue picoteada por los gorriones y finalmente retrasó su crecimiento y floración hasta agosto, muy cerca de la época en la que el contenedor pasa por su reinicio. Parece, no obstante, que ha aceptado bien su nuevo emplazamiento, al igual que el resto de plantas trasladadas.

Ipomoea purpurea 'Carnevale di Venezia'
Aunque los bulbos apenas asoman y sólo los Muscari armeniacum e Ipheion uniflorum tienen hojas, he cometido el fallo de no dejar en su sitio las especies que a lo largo del verano revisé y volví a plantar con algo de sustrato nuevo aprovechando su reposo. Me gustaría también haber plantado previamente a alguna de estas jornadas de lluvia, pero confío en que octubre vuelva a traer algún episodio de precipitaciones y haya otra ocasión para hacerlo. Tengo intención de plantar a la mayor brevedad posible y dejar ese asunto solventado, centrándome en los semilleros, que finalmente comencé durante la semana pasada primero haciendo hincapié en las perennes, pero parece ser ya buen momento para hacer lo mismo con las anuales.

Symphyotrichum novi-belgii
También algo tarde han vuelto, como todos los años, varios Oxalis. Los bowiei han tenido un crecimiento tardío y discreto, dejando la parte central de la maceta donde se encuentran, vacía; en cambio, las especies a las que les renové el sustrato, Oxalis triangularis y latifolia, han rebrotado mejor que en años recientes, llenando por completo sus respectivas macetas. Eso sí, el segundo no hace mención de florecer y lleva así desde febrero de 2014. Confío en que este nuevo aporte de nutrientes pueda solventar dicha situación. De la misma manera, el veterano Symphyotrichum novi-belgii ha vuelto este año con más fuerza que en ninguna temporada previa -a excepción de la primera- tan sólo por haber removido el sustrato y rellenado con algún aporte de tierra usada. Previamente a la próxima temporada de crecimiento, en invierno, volveré a renovarle el sustrato esta vez con material recién comprado, a fin de intentar que cada año pueda crecer más y mejor. Lejos sigue quedando aquella mata cargadísima de flores que engalanó la terraza en otoño de 2012.

Erigeron karvinskianus
Muchas de las plantas en flor durante estos días son, como casi todos los años, plantas nuevas adquiridas durante estos meses. Así, uno de los nuevos inquilinos de la terraza es un Jasminum grandiflorum, planta muy típica en los jardines de nuestra región que se caracteriza por su estupendo aroma y floración prácticamente ininterrumpida. También ha llegado un brezo sudafricano, Erica gracilis, cargadísimo de flores rosadas que espero permanezcan durante semanas y que lleguen a ser atractivas para algún insecto. Por su parte, el escueto crecimiento de las trepadoras sembradas en verano todavía deja de vez en cuando ver alguna flor, con la Thunbergia alata en un estado aceptable de floración diaria y algunas Ipomoea floreciendo de manera esporádica, como la Ipomoea purpurea 'Carnevale di Venezia'.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Insectos en septiembre

Amegilla garrula
Con las grandes diferencias que ha tenido el mes de septiembre, no solo en cuanto a tiempo atmosférico sino al número de plantas que quedan en flor en la terraza, la aparición de diversas especies de insectos ha sido un tanto caprichosa. No obstante, las escasas observaciones han tenido muchos momentos interesantes, dándose a conocer algunas especies no vistas hasta ahora o produciéndose el regreso de algunas que no se habían visto en meses. Sea como fuere, las principales visitantes de las plantas, las abejas, se encuentran ya en un punto bajo de su ciclo y la mayoría de especies habituales hasta hace poco han ido ya desapareciendo o dejando de prestar atención a las flores que quedan.

Villa sp.
Nada más comenzar el mes pude registrar, aunque demasiado brevemente, una nueva especie de mosca observada en la terraza perteneciente a una familia que se caracteriza por alimentarse en las flores. Se trata de una Villa, género muy amplio con especies muy similares entre sí, perteneciente al clado de las Bombyliidae, las llamadas moscas abejorro. Hasta ahora sólo había visto en Cullera -y la única vez en mi vida- un ejemplar del género Bombylio, una especie peluda con una trompa convertida en un tubo recto succionador de néctar. En la Villa, el aspecto es más cercano al de una mosca al uso, aunque con grandes alas oscuras que reposan extendidas hacia los lados. Lo que me llamó la atención enseguida fue observarla en vuelo, llegando a pensar que se trataba de alguna especie de abeja tampoco vista hasta ahora. Su vuelo cernido y cambios de dirección rápidos la hacen parecerse bastante a algunas especies de abeja de vuelo poderoso y directo. Debido a esta manera de moverse, apenas conseguí hacerle algunas fotos cuando se posó antes de marcharse definitivamente, sin más observaciones en días posteriores.

Evania appendigaster
El regreso más llamativo ha sido el de la Amegilla tentativamente asignada como la especie A. garrula, que vi una única vez al comienzo de julio. No sólo ha aparecido en diversas ocasiones en la terraza, sino que he tenido la oportunidad de observar ejemplares muy parecidos en el campo que no han hecho más que ampliar las dudas. Los ejemplares que vienen a la terraza siempre son iguales: hembras con escopas peludas en sus patas traseras, abdomen color pajizo con bandas ralas de pelo oscuro y ojos verdes, con dos marcas verticales en la cara. Sin embargo, en el campo he observado ejemplares que cumplen todas las características con la salvedad de que el abdomen poseía bandas negras y claras bien definidas; además, con ellos aparecía de vez en cuando algún ejemplar totalmente cubierto de pelo castaño rojizo. Parece tratarse de machos y hembras, pero desconozco si aquéllos tienen relación con la especie que se presenta en la terraza. Sea como fuere, las escasísimas flores que quedan, sean las escabiosas o, más a menudo, la Buddleja, han sido suficientes para realizar observaciones y fotografías de esta especie que tanto recuerda en comportamiento a su pariente primaveral Anthophora plumipes. En el campo observé que las albahacas atraían a estas abejas, haciendo caso omiso de las lavandas o romeros. En la terraza florecerá en breve una albahaca que ha crecido discretamente toda la temporada, pero quedará algo justa de tiempo, pues seguramente las abejas solitarias no duren mucho más.

Eupeodes sp.
Sí ha habido, sin embargo, presencia continuada de otras especies de abejas solitarias durante todo el mes, que presumiblemente también llegarán a permanecer en octubre. Las Lasioglossum han sido observadas hasta esta semana, aunque han disminuido su presencia notablemente. Se mantienen algo más estables las Hylaeus, que curiosamente son mucho más frecuentes en la única menta del balcón de casa que en la misma planta -acompañada por otras dos especies más del mismo género- que hay en la terraza, ambas con pocas flores ya. De las Megachile hace tiempo que no sé nada, ausentes quizá desde muy a principios de mes, aunque todavía he observado recortes de hojas en algunas plantas que parecen haber aparecido recientemente. En otro punto, en Sollana, todavía observo con frecuencia a otras especies del género que a estas alturas están construyendo nidos o buscando agujeros donde hacerlo.

Amegilla garrula
Las moscas tampoco abundan demasiado durante este mes, incluso las de costumbres necrófagas. Los sírfidos, por su parte, han tenido su mayor representación en la Syritta pipiens, aunque hace dos semanas se dejó ver por unos instantes una especie de Eupeodes de tamaño grande que no había visto hasta ahora. "Grande" si se la compara con la frecuente Eupeodes corollae: la observada era del tamaño aproximado de una mosca común y se detenía a recoger néctar en los pequeños estambres de la Gaura y una Commelina. En otro orden de cosas, las avispas tampoco han tenido mucha presencia en la terraza más allá de las típicas Polistes. Eso sí, pude finalmente fotografiar -e identificar- a la pequeña Evania appendigaster, una avispa de color negro y largas patas traseras parecidas a las de un saltamontes que llevo viendo de manera puntual desde hace años. Se trata de una especie que parasita las ootecas de las cucarachas, resultando pues beneficiosa de manera indirecta para nosotros, principal objetivo de dichos insectos. Además de dípteros e himenópteros, a la esfinge colibel la he observado realizando de vez en cuando visitas vespertinas a las flores de la Buddleja. A partir de ahora, no obstante, vendrán los meses de menor actividad en los que las primeras flores nuevas apenas recibirán visitas de polinizadores más allá de las siempre atentas abejas de la miel y algunas mariposas que siguen activas en invierno.

martes, 20 de septiembre de 2016

Un paso hacia el otoño



Durante la última semana las condiciones ambientales y meteorológicas han conseguido devolver a su cauce el progresivo viaje hacia el otoño. Septiembre comenzó batiendo todos los récords de calor; mes de septiembre más cálido en décadas, días y noches más cálidos de todo este verano de 2016... Las temperaturas dieron su pico máximo de manera repentina el domingo día 4, con un calor intenso que se prolongó un par de días más y fue dejando su rastro patente hasta la llegada del primer frente de tormentas el pasado martes día 13.

Las lluvias no fueron gran cosa -1 l./m² para Cullera- pero la mayor intensidad se produjo en el interior peninsular, con lo que esta vez el viento de poniente que sopló durante días fue reduciendo las temperaturas a medida que se llevaba también parte de la humedad. Con ello, desde hace una semana las temperaturas por fin han ido estabilizándose en valores que rondan los 25ºC de máxima y 18 de mínima, todavía similares a los de la segunda mitad de la primavera. En zonas abiertas y más alejadas de la costa, eso sí, las mínimas ya caen por debajo de los 15ºC con asiduidad.

En la terraza, la actividad se ha reducido al mínimo. Riego con apenas 15-20 litros a cada visita y ya me puedo permitir dejar sin atender a las plantas durante tres días. Por otra parte, el grueso de la actividad ya empieza a concentrarse en los semilleros para la próxima temporada, que tendrán bastantes semanas de trabajo, pero espero que valga la pena y la recompensa se traduzca en muchísimas más flores al año que viene. Sobre el tiempo, parece que 2016 sigue en su línea de ser el año más seco y con las precipitaciones más localizadas de la última década. Sobre el horizonte, parece que comienza a vislumbrarse para la semana que viene una concentración de nubes sobre el Mediterráneo que debería darnos ya las primeras lluvias otoñales de importancia.

En el vídeo observamos el amanecer del jueves día 15 grabado en time-lapse desde las inmediaciones de la orilla sur de la laguna de L'Estany Gran de Cullera, donde se aprecia la cantidad de nubes viajando hacia el este que tuvieron lugar aquellos días.

lunes, 5 de septiembre de 2016

El verano golpea al final

Portulaca umbraticola
Que el verano no termina hasta finales de septiembre es algo que cada año tengo presente, especialmente para no tener que arrepentirme por empezar demasiado pronto con los preparativos para la temporada siguiente. Siempre cabe la posibilidad de que haya días calurosos en septiembre, hasta en octubre o incluso noviembre, pero cuanto más tarde se producen más anecdóticos resultan, pues suelen ser jornadas aisladas en las que el sol calienta toda la península y el viento del oeste se encarga de hacer un trueque en nuestra contra: humedad ambiental por calor. De manera inusual, en todo 2016 no habíamos tenido todavía ningún episodio de poniente importante más allá de aquellos días de enero de temperaturas primaverales. Sin embargo, ayer se repitió una situación muy parecida a la de aquel 14 de mayo de 2015, en el que llegó una masa de aire cálido del sureste que estuvo azotándonos todo el día y que, para terminar de rizar el rizo, viró a poniente volviendo a pasarnos por encima todo el calor acumulado en el interior.

Ha habido unas cuantas diferencias respecto aquella ocasión, aunque mínimas. Por la mañana los 30ºC se superaron pronto: aunque cueste de creer, no habíamos rebasado ese valor en todo el mes de agosto, que ha resultado ser bastante benevolente. El tope de ayer se había quedado en 34,1ºC por la tarde, pero con el giro del viento a poniente, el arrastre de calor ha conseguido sobrepasarlos ya con el sol escondido: 36,6ºC a las 21:20, la temperatura más alta en Cullera en 2016. En Sueca hemos llegado a los 39, y todavía me sorprende que no se hayan rebasado, aunque fuese por poco, los 40.

Hoy de nuevo nos queda por delante una jornada calurosa, quizá más que cualquier día del pasado agosto, y parece que parte del resto de semana será así. Las plantas, por suerte, ni se han inmutado gracias al riego adecuado que reciben cada dos días. Aunque no deje de ser una curiosidad y quizá en unas semanas nos hayamos olvidado, es hasta frustrante pensar que el verano ha esperado escondido para dar su mayor golpe a pocas semanas de su fin. A largo plazo, es todavía más decepcionante comparar lo irregular que se ha vuelto septiembre, con años recientes en que todavía se recogían más de 200  mm. de lluvia en todo el mes y refrescaba por la noche, hasta volverse ocasionalmente en una exagerada prolongación del verano meteorológico. Es más, incluso el año pasado, con todo un mes de julio tan agobiante como el día de ayer, a finales de agosto el tiempo dio una tregua y para estas fechas tuvimos las precipitaciones más importantes del año. Precipitaciones que ahora estamos esperando con impaciencia.