martes, 28 de febrero de 2017

La antesala de la primavera


Como cada año, los últimos quince días del mes de febrero son testigo del despliegue de flores que abarcará los próximos meses, sin necesidad de esperar a la llegada del equinoccio primaveral. Nuestro suave clima permite que las plantas más tempranas comiencen a aprovechar estos días templados para emitir sus flores.

En esta ocasión, para evitar alargar mucho la descripción del vídeo ya que, como es habitual, se habrá hablado o se hablará de las plantas e insectos que aparecen en él en otras entradas, se opta por hacer una relación minutada del contenido de cada escena. A medida que los vídeos van creciendo en contenido y se publican a mayor ritmo, probablemente este sistema sea mejor. No obstante, si hay alguna sugerencia, los comentarios están abiertos.

00:00- Diversas flores de Iris reticulata

00:20- Una abeja de la miel libando néctar en las flores de Plectranthus neochilus

00:43- Flores de rúcula

00:49- Una abeja Lasioglossum recolecta polen en una Bellis perennis

01:05- La misma especie de abeja de la escena anterior, en esta ocasión en una Mauranthemum paludosum

01:23- Flores de Narcissus 'Winter Waltz' recién abiertas

01:28- Un macho de Anthophora plumipes se detiene unos instantes a tomar néctar de una Linaria maroccana

01:32- Narcissus 'Fortune'

01:40- Lamium amplexicaule

01:44- Hyacinthus orientalis 'Anastasia'. Al fondo a la derecha se observa la flor de un Narcissus 'Winter Waltz'

01:52- Narciso de copa pequeña sin identificar

01:56- Grupo de flores de un sólo ejemplar de Dorotheanthus bellidiformis

02:02- Heliophila coronopifolia

02:07- Dimorphotheca sinuata

02:19- De nuevo la Heliophila coronopifolia, con la Dimorphotheca sinuata en segundo plano

02:32- Plano grupal de diversos narcisos que crecen y florecen juntos: 'Dutch Master', 'Winter Waltz' y  'Grand Soleil d'Or'

02:43- Narcissus 'Grand Soleil d'Or'

02:50- Narcissus 'Winter Waltz' unos días después de la anterior escena donde aparecían en solitario

02:58- Otra imagen de Narcissus 'Grand Soleil d'Or'

03:04- Narcissus 'Loveday'

03:10- Narcissus 'Avalanche'

03:18- Las dos variedades anteriores de narciso, juntas

03:29- Narcissus 'Tête-à-tête'

03:35- Muscari armeniacum

03:42- Ipheion uniflorum

03:57- Anemone blanda

04:01- Linaria maroccana de flores blancas

04:10- Malcolmia maritima

04:14- Hembra de Anthophora plumipes recolectando néctar y polen en una Linaria maroccana

04:38- Linaria nevadensis 'Grenada Sol'

04:46- Jacinto de flores rosadas

04:53- Arctotis híbrida, con Lavandula dentata en segundo plano a su derecha

05:00- Arctotis fastuosa

05:05- Felicia amelloides

05:10- Lampranthus aureus con Osteospermum de fondo

lunes, 27 de febrero de 2017

Destellos de invierno

Heliophila coronopifolia
Como viene siendo habitual cada año, el mes de febrero, a pesar de su corta duración, experimenta el cambio transicional más acusado entre el invierno y la primavera. En nuestro particular clima, de inviernos cada vez más suaves, el breve mes se va tornando más benigno al mismo ritmo que aumentan las horas de luz. Puede haber episodios de frío, lluvias u otros elementos típicos del invierno, pero lo cierto es que siempre acaba siendo un aperitivo de la primavera. El sol durante estos últimos días consigue calentar lo suficiente para dejar una temperatura de alrededor de 20ºC, si bien éstos suelen ser producto del calentamiento, ya que las verdaderas máximas medidas a la sombra todavía se mantienen en torno a los 15-17ºC. Este año el mes ha contado con unos pocos días de lluvia que no han alcanzado a acumular unos escuetos 14 mm. en total. Con el ambiente todavía fresco, dichas cantidades aún fueron suficientes como para regar bien las macetas.

Linaria nevadensis 'Grenada Sol'
Siguiendo la tónica de este mes, la terraza ha comenzado a llenarse de flores. Éstas suelen ajustarse a alguno de estos patrones: bulbosas de crecimiento invernal, anuales de crecimiento rápido o perennes que mejoran en cuanto bajan las temperaturas. De muchos de los bulbos ya se ha hablado en las entradas dedicadas a los Iris reticulata y los narcisos, aunque todavía hay cabida en esta para los jacintos. El primero en florecer ha sido un cultivar adquirido el pasado otoño, 'Anastasia'. Se trata de un jacinto de aspecto silvestre con flores de tamaño ligeramente menor y más separadas entre sí que en las variedades ornamentales más populares. Son de color morado-azulado y como particularidad producen más de una espiga floral como norma general. Casi un mes después se han abierto las flores, precisamente, de un jacinto rosado de una variedad de flores más grandes. Éstas por lo general sólo conservan el aspecto lleno y apretado el primer año, cuando vienen preparados desde donde los cultivaron, apareciendo las flores más sueltas y separadas en temporadas posteriores. Rara vez producen más de una espiga por temporada. Estos en concreto llevan tres años floreciendo en la terraza y han ido produciendo bulbos nuevos en su base.

Jacinto rosado
Las plantas anuales comienzan su periplo de temporada única. Podrían haber sido muchas más, pero este año he tenido que lidiar con una excepcional voracidad por parte de los caracoles. Muchas plantas han desaparecido bajo su apetito insaciable en cuanto las he dejado al descubierto, a pesar de haber hecho todos los esfuerzos posibles por protegerlas y hacerlas crecer a cubierto, sea en invernadero o bajo malla, hasta tener un tamaño que les permitiese sobrevivir. Algunas especies ya no las podré volver a sembrar hasta el otoño que viene -no vale la pena probar ya ahora- y faltará ver si las semillas, algunas con bastante tiempo, todavía germinan. Por ello, y aunque debería haberlo hecho hace mucho tiempo, me decidí a probar a utilizar cebo molusquicida. Encontré un bote de 300 gr. por 3,50€ y me puse en ello. Se trata de unos sticks coloreados de azul (supongo que para hacerlos localizables para el cultivador) que contienen metaldehído, el cual resulta fatal para los moluscos. Al parecer se les añade una proteína que llama la atención de los caracoles -información encontrada en la red, pues en el bote no se explica- y hace que se sientan tentados a comerlos. A los dos días de aplicar el cebo encontré decenas de caracoles de todos los tamaños muertos. Vistos los buenos resultados me animé a seguir quitando protecciones a muchas plantas y por el momento, todo bien. Cierto es que los caracoles todavía han aprovechado para seguir mordiendo brotes y flores allá donde no esparcí el cebo, pero los daños han sido menores y tan pronto como los he detectado he dejado caer algunos sticks alrededor.

Jacintos 'Anastasia'
La anual que primero se estableció esta temporada, con flores ya en diciembre antes incluso del inicio del invierno, fue la Linaria maroccana. Casi todos los ejemplares salían en diversas tonalidades de rosado y amarillo, y aunque han ido cambiando de aspecto, llegué a pensar que eran el resultado de un cruce fortuito entre sus progenitoras y las Linaria reticulata, cosa que todavía no descartaría del todo. Alejadas de esta duda, un par de ejemplares de flores totalmente blancas -salvo por la mancha amarilla central- han roto el esquema y, ahora sí, parece que sí hubo semillas caídas de ejemplares fuera de sospecha en lo referente a posibles hibridaciones. También florecen ya las Linaria nevadensis 'Grenada Sol', que parecen una versión agrandada de la planta de la que obtuve las semillas. Tienen las mismas flores de color morado intenso pero esta vez son plantas más altas: el año pasado las flores estaban cerca de las hojas, siendo un ejemplar compacto de apenas 12 cm. de altura. Sorprende la firmeza y rectitud del pedúnculo que sujeta las flores, más delgado y flexible en sus parientes maroccana y reticulata.

Lamium amplexicaule
Raro es que acabe dejando alguna anual adventicia allá donde ha aparecido, y la mayoría de veces es por lo que cuesta retirarlas una vez han crecido entremezcladas con las plantas cultivadas. Ocasionalmente han florecido en la terraza las amapolas Papaver dubium y este año hay varias plantas que parecen corresponder con esta especie; a éstas, por su aspecto llamativo y el poco espacio que ocupan, se les puede conceder un indulto. Desde hace un tiempo, la lamiácea Lamium amplexicaule aparece de manera habitual, cada vez en mayor número, en macetas de cualquier rincón. Lo curioso es que todos los ejemplares eran cleistógamos, esto es, que producían semillas a partir de flores que no necesitaban ni abrirse. En alguna ocasión pensé incluso en recolectar semillas nuevas, pues se trata de una especie frecuente en herbazales y es probable que sus flores atraigan abejas. No ha hecho falta: los propios ejemplares autosembrados este año, sin que conozca el motivo, han comenzado a producir flores regulares. La planta en sí no es demasiado grande, aunque crece de manera postrada y sus hojas redondeadas pueden tapar parcialmente a sus vecinas. Las diminutas flores poseen el aspecto clásico de las lamiáceas, con corola bilabiada, fusionada en un largo y estecho tubo. Por el momento no he visto a las abejas fijarse en ellas, aunque lo cierto es que hay tanto pocas flores como pocas abejas.

Arctotis híbrida
Las especies de origen sudafricano suelen copar el primer trimestre, o cuatrimestre, de cada año. Da igual si son anuales o perennes, siempre son de las primeras en el calendario. Con las bulbosas no suele ocurrir lo mismo, aunque me he pasado años intentándolo con especies en principio sencillas que no terminan de establecerse y por tanto, no puedo sacar conclusiones. Este caso es particularmente triste con las Ixia y Sparaxis, especies bastante fáciles de encontrar, muy económicas, que sin embargo nunca han tenido éxito a pesar de que brotan con aparente normalidad. Las primeras, curiosamente, florecieron la primera temporada que probé con ellas, en la primavera de 2013. Las segundas, tras muchos intentos, apenas las he visto florecer en un par de ocasiones y siempre salen flores deformadas. Mi idea al respecto es que estas plantas estarían mejor si pudieran plantarse en otoño, pero suelen salir de los viveros holandeses como bulbos de venta primaveral. No descarto seguir probando con ellas para intentar conseguir lo mismo que con sus parientes las Freesia, las cuales sí se establecieron y en la actualidad crecen con las lluvias otoñales y florecen poco antes de primavera. En estos momentos, los mismos ejemplares del año pasado están ya formando flores. Es lógico, puesto que son plantas que reposan en verano, con la sequía, y no deberían plantarse en primavera sino en otoño. Al moverlas cuando se supone que deberían estar creciendo hay que esperar tener suerte y que consigan crecer un poco hasta el verano, perder las hojas y volver a crecer con los cambios otoñales, adaptándose a una rutina más propia de su biología.

Heliophila coronopifolia
Por otra parte, las perennes y suculentas sudafricanas suelen ser más agradecidas. Las segundas son, posiblemente, unas de las plantas más populares y fáciles de cultivar, nada exigentes, hasta el punto de que algunas especies se han vuelto invasivas en nuestros parajes naturales. Muchas de las especies de la terraza, como Lampranthus aureus o Euphorbia aeruginosa se encuentran en pleno inicio de la floración. Las herbáceas y arbustivas también comienzan a abrir sus flores antes de la primavera, algunas mucho antes: desde hace unos años las Gazania florecen mejor en otoño, y la Felicia amelloides este año empezó a hacerlo en noviembre. Por el momento ya ha durado más que el ejemplar que le precedió, que murió al segundo verano de estar en casa. Desconozco si es una planta de vida breve o simplemente hice algo mal. No obstante, el ejemplar actual ha perdido parte de su volumen al secarse algunas ramas, pero lo cierto es que esto empezó a ocurrir la primavera pasada y por el momento la planta se ve verde, sana y con crecimiento nuevo, floreciendo algo más que en los tres meses previos. También la Arctotis híbrida, que sembré en otoño de 2015 y ha duplicado su tamaño después de trasplantarla el otoño pasado, se encuentra floreciendo de manera más abundante y temprana que la temporada anterior, lógico por otra parte. El otoño-invierno le ha sentado bien, no hay duda.

Linaria maroccana blanca
Para finalizar, hablaríamos de las anuales sudafricanas. Emulando el ciclo vital que experimentan en su zona de origen, las plantas crecen deprisa durante los días cortos y florecen bastante pronto. En los prados sudafricanos germinan con las lluvias otoñales y tienen de tiempo hasta que el calor y la sequía vuelvan a apretar, posiblemente antes del verano. Dado que el clima de mi zona permite que las plantas crezcan perfectamente en invierno, tan pronto como llega el mes de enero comienzan a abrirse las más tempranas, en este caso las Dimorphotheca sinuata. Les siguen pronto las Dorotheanthus bellidiformis y. en pocos días, el resto de especies. Este año he vuelto a repetir con las Arctotis fastuosa, que han empezado a florecer ya, y algunas especies nuevas que si bien no todas han tenido éxito, las que han salido adelante añaden un toque extra de belleza. La primera, por ahora, es la crucífera Heliophila coronopifolia, un pariente de las mostazas con unas particulares flores de color azulado y hojas lineares, aspectos ambos radicalmente opuestos a lo que acostumbramos a ver en especies europeas como las mostazas, colzas y rabanizas.

domingo, 26 de febrero de 2017

Abejas de patas peludas

Macho de Anthophora plumipes descansando
La Anthophora plumipes es, aparte de las siempre presentes Apis mellifera, la abeja que más temprano comienza a visitar la terraza tan pronto como ésta se llena de flores. Si bien este año hubo una visita inusual de una hembra en la primera mitad de enero, lo habitual es que sean los nerviosos machos los primeros en emerger. No sólo en esta especie, sino en todas las abejas solitarias, puesto que su principal tarea consiste en patrullar una y otra vez los lugares florecientes para tratar de sacar ventaja frente a otros machos rivales en pos de encontrar a hembras con las que reproducirse. Ellos vivirán algo más de tiempo, pero no deja de ser una vida breve que va ligada al ciclo del clima y las plantas en flor.

Hace sólo dos años, o tres temporadas si se cuenta por estaciones, que me percaté de la presencia de esta especie. El primer año era incapaz de conseguir una imagen nítida puesto que, al parecer, sólo venían los machos, que rara vez se detienen, siendo incluso muy escuetos a la hora de beber néctar. Su vuelo poderoso y directo les lleva a recorrer, de manera repetitiva, una ruta alrededor de todos los puntos de flores de la terraza. Si bien es una especie de coloración variable, los machos de esta región se diferencian por su tonalidad grisácea. Lo que confirma su sexo son los parches desnudos de su cara de color blanco-amarillento y la pelusa rala de sus patas traseras. Las hembras tienen la cara negra y las patas traseras con una densa cubierta de pelos dorados en los que pegan el polen que recogen. Además, su librea general incluye tonalidades pardas y oscuras que faltan en los machos.

Esta especie cría en paredes de tierra consistente, donde excavan túneles que servirán de nido. El año pasado conseguí ver nidos de esta especie en Alzira, debajo de una gran roca que se sustentaba sobre un terraplén arcilloso, en el cual habían excavados multitud de agujeros. La especie no forma colmenas, pero varias hembras suelen criar cerca si el medio es el adecuado: esto ocurre con varias especies de abejas solitarias. Desconozco de dónde vendrán las que acuden a la terraza, que vuelven más frecuentes sus visitas en cuanto descubren que existen flores de su agrado. En un radio de medio kilómetro a la redonda, una minucia para recorrer volando si se es una de estas abejas, hay suficientes zonas de campo y monte para criar.

En la terraza se han aficionado a las plantas con nectarios tubulares y a ser posible que permitan un acceso y retirada sencillos para su lengua. Visitan a varias de las linarias y a la ocasional Misopates, pero no a los antirrinos, que requieren de una visita más prolongada abriendo la corola y entrando en ella. Las salvias, borrajas y Cerinthe también forman parte de su recorrido. Este año las dos últimas no han florecido en febrero, aunque están cerca de hacerlo en las próximas semanas. A la Lavandula dentata han dejado de prestarle atención, pero en cambio he descubierto que se detienen a recolectar el polen de los estambres de los Iris germanica.

El macho de la foto tuvo un comportamiento un tanto excepcional. Suelen detenerse a descansar de vez en cuando, pero se marchan en cuanto entramos en su campo visual. Este en concreto estuvo tanto rato posado que me dio tiempo de sobra a acercarme y enfocar lo mejor posible. Las hembras, por su parte, llegan a ser más fáciles de fotografiar o grabar una vez se las encuentra enfrascadas en alguna planta que les proporcione alimento. Este año han aparecido prácticamente a la vez que en el anterior, pero han tenido que encontrarse con una menor variedad de especies de su agrado, limitándose a las Linaria maroccana que, eso sí, han florecido en distintos puntos.

sábado, 25 de febrero de 2017

El reinado de los narcisos

Narcisos de diferentes variedades
Este año el mes de febrero llegará a su final con algunas pequeñas diferencias respecto a otras temporadas. Si bien son varias las plantas que llevan floreciendo todo el invierno, o incluso desde antes, y hay muchas anuales y perennes entre ellas, parece que los episodios de temperaturas bajas y lluvias abundantes de los últimos tres meses han conseguido atrasar ligeramente el ritmo habitual observado estas temporadas anteriores, las cuales también cabría destacar por sus meses de diciembre y enero anormalmente cálidos que de seguro dieron un empujón al desarrollo de la mayoría de plantas provocando que febrero acabase con la terraza llena de flores de toda clase.

Narcissus tazetta 'Avalanche'
Los narcisos son, eso sí, plantas cuya floración en nuestras latitudes comienza en pleno invierno de manera perfectamente natural. Las tres especies silvestres que existen en Cullera florecen entre septiembre y marzo, siendo el último de ellos, el Narcissus dubius, el más tardío, cuya floración termina mucho antes del inicio de la primavera. La mayoría de especies cultivadas no son excepción y tan pronto como el invierno llega a su mitad, comienzan a florecer unas detrás de otras. Son las bulbosas que pueblan la terraza en mayor número y variedad desde hace un par de años y, aunque en ocasiones no todos florecen, este mes de febrero terminará con un balance muy positivo en lo referente al éxito con estas plantas. Es desde ya mismo, sin ninguna duda, la temporada que más narcisos han florecido en la terraza.

'Grand Soleil d'Or'
Conviene recordar algunos puntos referentes a los narcisos en cultivo, a modo de introducción. En estas flores, los pétalos propiamente dichos se han fusionado y convertido en la corona interior que rodea los órganos reproductores. El perianto se ha convertido a su vez en una suerte de "doble corola" y los tépalos, de vivos colores, rodean la corona a modo de pétalos, faltando por tanto los sépalos que encontramos en el cáliz de otras flores. Existen centenares de variedades y otras tantas decenas de especies circulando en cultivo. Se dividen en varias secciones según el aspecto de la corona (de copa grande o pequeña, de trompeta...), de flores dobles, variedades miniatura o variedades con gran carga genética de algunas de las especies más utilizadas en la obtención de híbridos (cyclamineus, poeticus, jonquilla, tazetta), así como las variedades indefinidas o las especies puras. Sobre esto último, cabe destacar que la Península Ibérica es la región del planeta que alberga la mayor variedad de especies de Narcissus, muchas de ellas endémicas y seriamente amenazadas.

'Winter Waltz'
Volviendo a la terraza, los primeros en abrirse este año fueron los de grandes trompetas amarillas. Los 'Dutch Master' son la variedad más popular de este tipo y vienen muchas veces en las mezclas comerciales de narcisos. De hecho, los que tengo han salido de una mezcla de narcisos de ALDI y parece ser que ésta se compone de esta variedad y de momento una más, a juzgar por lo que se ve hasta ahora y teniendo en cuenta que la mayoría de rosetas de hojas han producido ya flores o están a punto. Dichos 'Dutch Master' son los que tienen las flores más grandes de todos los narcisos presentes en la terraza, con la corona en forma de trompeta con el extremo vuelto hacia atrás. Algo menos prominentes, aunque igual de altos, son los 'Fortune', que florecen de nuevo este año. Éstos tienen una trompeta algo menor y teñida de un color anaranjado. No he visto por el momento ningún 'Carlton', de aspecto muy similar al 'Fortune' aunque con las flores totalmente amarillas. También eran de los más tempranos en su día, floreciendo entre febrero y marzo.

'Loveday'
En días posteriores, los narcisos de tipo cyclamineus -híbridos que contienen genes de esta especie- se han ido uniendo. Los primeros fueron una variedad que se estrena este año en la terraza: 'Winter Waltz'. Se trata de narcisos de tamaño pequeño-mediano con tépalos blancos vueltos hacia atrás y corona en forma de trompeta que va variando en tonalidad a medida que las flores envejecen. Primero son amarillas, pasando a adquirir una tonalidad más asalmonada que primero falta en el reborde de la trompeta, acabando por adquirir también ésta dicho colorido y quedando el resto de un tono más claro. En las fotos que ilustran la entrada, tomadas a lo largo de un par de semanas y con ejemplares abriéndose en días diferentes, se puede apreciar el contraste progresivo entre unos y otros, así como el bonito impacto visual al mezclarse con narcisos de color amarillo. El otro ejemplar de este grupo es un viejo conocido, el 'Tête-à-tête', que finalmente he conseguido que vuelva a florecer sin tener que comprar bulbos nuevos. Lo hice hasta en cuatro ocasiones seguidas y la mayoría de veces perdía los bulbos por los continuos cambios de sitio. En esta ocasión las plantas permanecen donde ya florecieron el año pasado y por lo que se va observando, han crecido prácticamente igual de grandes que la temporada anterior.

Narciso de copa pequeña sin identidad
Los siguientes en abrirse han sido los de corona en forma de copa y los derivados de la especie N. tazetta. Uno de los primeros fue un ejemplar de tépalos amarillo pálido con una corona muy pequeña de intenso color naranja. Desconozco a qué variedad puede pertenecer e incluso dudé al principio sobre cómo había llegado allí, pero revisando en casa encontré que en otoño de 2015 había adquirido una mezcla de narcisos grandes en LIDL y seguramente la repartí en dos puntos, uno de ellos donde ha florecido este ejemplar que, además, pasó la temporada anterior allí sin florecer, Tiene la altura y tamaño de los demás narcisos grandes ('Dutch Master', 'Fortune') y es tan duradero como éstos, llevando más de una semana en flor sin apenas mostrar desgaste. Otra sorpresa, aunque no tan bien recibida, ocurrió con los Narcissus tazetta 'Avalanche'. Los diversos ejemplares que florecieron primero resultaron estar errados, pues se trataba de tazetta aunque de alguna variedad doble. Si bien tienen un perfume agradable, lo cierto es que estéticamente encuentro tan poco agraciados a los narcisos dobles -considero que desvirtúan totalmente el aspecto ya de por si curioso y atrayente de estas flores- que mi intención es dejarlos terminar su ciclo y sacarlos para regalarlos. Sí acabó apareciendo, afortunadamente, un verdadero 'Avalanche' de flores simples e igualmente perfumadas.

'Dutch Master'
Durante la última semana completa de febrero, tanto los tazetta dobles como los 'Avalanche' han podido seguir floreciendo con normalidad después de verse atacados por los caracoles poco antes de abrirse, aunque en una entrada posterior explicaré cómo he conseguido resolver el problema. El 'Avalanche' en sí es un tazetta con una gran cantidad de flores por vara -lleva una semana y no ha terminado todavía de abrir- con tépalos blancos puntiagudos y una corona de color amarillo pálido. Tiene un perfume suave y agradable. Por otra parte, de la mezcla de narcisos de ALDI ha aparecido otra variedad de tazetta que parece corresponderse con el popular cultivar 'Grand Soleil d'Or'. Se trata de un tazetta de flores más grandes y de un vivo color amarillo con corona de intenso color naranja. Las flores, en menor cantidad por vara, tienen un perfume estupendo, muy dulce: probablemente se trate del narciso más perfumado que he tenido hasta ahora. Hay tres floreciendo de momento, con entre dos y cuatro flores por vara, así como uno que todavía está empezando y que por tanto, llegará a coincidir con el inicio de marzo. Cabe decir que los tazetta asilvestrados en esta zona florecen muy pronto, en diciembre-enero: habrá que ver si en temporadas posteriores los de la terraza reajustan su ciclo.

'Fortune'
Todavía quedan unas cuantas variedades de narcisos por florecer que espero vayan sumándose progresivamente a este festival florífero a lo largo de marzo. En diversos puntos todavía observo ejemplares que han crecido menos, y queda la certeza de que algunas variedades añadidas como novedad el otoño pasado todavía no se han manifestado. Por otra parte, existen algunos que ya florecieron el año pasado y no debería ser difícil que floreciesen de nuevo, como el 'Thalia'; además, un buen puñado de narcisos que se plantaron aquel 2015 no florecieron en 2016: el ejemplar amarillo pálido y naranja de esta entrada es una muestra de que algunos podrían darse a conocer todavía este año. El otoño ha sido lluvioso y los narcisos han tenido la humedad necesaria para desarrollarse. Convendrá, eso sí, aportar buenas cantidades de abono tan pronto como termine la floración. Debido a las veces que he sacado sus bulbos de la tierra para cambiarlos de sitio sé que son capaces de mantener todavía raíces bien entrado el verano, cuando hace semanas que perdieron por completo sus hojas. Es por ello también que lo mejor es no moverlos a menos que sea imprescindible y, de hacerlo, hay que esperar al menos hasta agosto-septiembre.

'Tête-à-tête'
Parece mentira que años atrás no prestase atención a este género de bulbosas. Me parecían demasiado grandes -quizá tenía una imagen de ellos errónea, basada en los tulipanes híbridos- y poco llamativos. Lo cierto es que, si bien sus bulbos son bastante grandes y cuesta ubicarlos en una terraza con macetas, he acabado reuniendo una cantidad enorme debido también a lo fáciles de encontrar y económicos que resultan. Cuentan con la baza de que son capaces de crecer en los puntos menos soleados, con lo que permiten un excelente reparto por toda la terraza sin ocupar la ya de por sí poblada zona de sol. Después de probar decenas de especies y variedades de bulbosas y perder una gran cantidad de ellas cada año, descartando por completo repetir con algunas de ellas, los narcisos parecen sumarse a ese selecto club de bulbosas que encuentran acogedoras las condiciones de vida en la terraza y vuelven cada año. Esto, claro, lleva de nuevo al impulso de curiosear y buscar variedades nuevas que sumar cada vez que se ofertan en los meses previos al otoño. Si todos los años son capaces de inaugurar de manera tan espectacular la temporada de floración como en este 2017, bienvenidos sean.

martes, 14 de febrero de 2017

Unos Iris reticulata tempranos y variados

Iris reticulata azulado
Con la llegada de mejores condiciones atmosféricas entramos ya en esa segunda fase del invierno, no necesariamente en coincidencia con el inicio de su segunda mitad aunque suele estar cerca, en la que decenas de plantas dan por comenzada su temporada de floración. No sólo las plantas nos ayudan a verificarlo, pues también las primeras aves locales comienzan a lanzar al viento sus cantos nupciales, como el roquero solitario o los verdecillos. Con una gran ventaja en forma de energías acumuladas en sus órganos subterráneos, las bulbosas y otras plantas con tubérculos y rizomas pueden florecer rápidamente en cuestión de días. En esta quincena se han ido sucediendo unas cuantas de ellas y casi sin darme cuenta, los Iris reticulata han desplegado sus complejas y bonitas flores en la que es la ocasión más temprana de todas las veces en que lo han hecho.

Iris reticulata morado
Esta especie es, en principio, muy sencilla de cuidar. El problema es que en muchas ocasiones no han conseguido pasar de su segundo año, perdiendo su masa de manera drástica y quedándose los pequeños bulbos totalmente secos. He comprado bulbos nuevos en diversas ocasiones y esta ha sido una de ellas. Siempre los he comprado en los supermercados ALDI por ser la que mejor oferta tiene, 30 bulbos de buen calibre a un euro y medio. Son tantos que algunos años, y este tampoco ha sido excepción, no consigo plantarlos todos, pero viendo los resultados me empiezo a arrepentir un poco y quizá todavía plante los que quedan, aunque tenga que ser amontonados y este año sólo consigan sacar hojas, dado que es muy tarde. En 2012 planté además otra variedad, 'Rhapsody', que presenta flores de pétalos más anchos y de color azulado. Florecieron casi todos en 2013, unos pocos más en 2014 y posteriormente ya los di por perdidos al no volver a verlos florecer nunca más. En LIDL, donde los compré, ya no volvieron a venderse en años siguientes.

Iris reticulata azules, vista superior
La primera flor de este año se había abierto ya este pasado domingo, siendo la más temprana que he visto nunca y sin que prácticamente me hubiese dado cuenta en la semana precedente de que iba a aparecer. Tampoco en ese momento vi más indicios de floración y hoy, dos días después, ya me encuentro cuatro flores más. Al tratarse de una especie de flores pequeñas y de escaso porte no necesitan mucho más de 36 horas para pasar de nada a todo. Lo que más me ha llamado la atención es que las flores nuevas son de un color que no había visto nunca, azulado y con amplias marcas blancas. Es probable que en esta ocasión el paquete de bulbos de ALDI haya incluido distintas formas de Iris reticulata sin indicarlo en el envase; tampoco puede tratarse de una confusión mía puesto que no tengo plantado ningún otro Iris que se le parezca. Ha sido una grata sorpresa, pues los ejemplares son verdaderamente bonitos. Me fijo, además, que el de flor morada más típica tampoco es exactamente igual a los de otros años, dado que le falta la mancha amarilla en el centro de los pétalos. Ahora mismo, la floración del resto de ejemplares que se observan ya crecidos queda pues sujeta a sorpresas.

Otro de los ejemplares azulados
El Iris reticulata es también una planta la cual es preferible ubicar de manera aislada, quizá en una maceta pequeña sólo con ejemplares de la misma especie o similares, u otras bulbosas pequeñas como los crocus o incluso algunos muscaris. Primero aparecen unas hojas verticales no muy largas que la mayoría de veces tropiezan con las propias flores. pero es después de marchitarse éstas cuando empiezan a crecer y doblarse por su peso, alcanzando a veces el tamaño de las de sus parientes mayores los Iris híbridos holandeses. Mezclarlos con bulbosas mayores, como he hecho yo al ponerlos con unos narcisos, puede resultar en que queden escondidos entre sus hojas. Más complicado todavía lo tenían los Iris 'Katharine Hodgkin' del año pasado, dado que las flores son más grandes y se abren prácticamente a ras de suelo. No me quedó ni uno, por cierto: se empezaron a pudrir los bulbos antes de llegar el verano incluso.

Me cuesta encontrar bulbos que aseguren el éxito durante varias temporadas, pero poco a poco van siendo varias las especies que están consiguiéndolo. Estos Iris reticulata, que siempre alegran la vista con su maravilloso colorido y su pequeño porte, han demostrado que son capaces de hacerlo pero todavía les falta superar la marca de las dos temporadas. Veremos dentro de unos años si estos lo han conseguido.

sábado, 11 de febrero de 2017

En la mitad del invierno


Como se apuntaba en la entrada anterior, el invierno ha empezado a tener sus primeros episodios de buen tiempo y cada vez que el día reune todos los ingredientes necesarios -sol, calor adecuado y poco viento- la terraza se llena de colores y movimiento, de manera todavía humilde eso sí, puesto que aún son pocas las especies en flor. No obstante, muchos insectos polinizadores van realizando visitas periódicas a fin de aprovechar todo lo que puedan. Con ello, ha sido posible realizar este breve vídeo que contiene escenas grabadas entre finales de enero y estos primeros días de febrero.

Comenzamos echando un vistazo a las flores de los Muscari macrocarpum, que desde dos ubicaciones distintas comenzaron a abrirse ya desde mediados de enero. Tras ellos, observamos las espigas de una Linaria maroccana que ha ido floreciendo desde principios de enero y cambiando de aspecto progresivamente. De aquí pasamos a observar la especial atracción que ejercen las lavandas sobre las abejas, siendo en esta ocasión la Lavandula dentata, el espliego rizado, la que mantiene ocupada a una abeja durante un rato. Esta especie, aunque el ejemplar en cuestión lleva en la terraza un par de meses, tiene tendencia a no dejar de florecer en ninguna época del año, con lo que resulta un buen añadido si se pretende atraer y beneficiar a los polinizadores.

Tras estas imágenes observamos a la primera y temprana flor del Iris germanica, y después a una vieja conocida, la araña cangrejo, en esta ocasión cazando sobre la Osteospermum. Es probable que se trate del mismo ejemplar observado alrededor de este rincón de la terraza desde finales de otoño, el cual comenzó primero a utilizar la Felicia amelloides como zona de caza y, tras quedarse ésta temporalmente sin flores, ha pasado a las de su vecina, cuyo color ayuda más si cabe a su mimetismo. Otras compuestas de origen africano florecen también en el entorno, como la Kleinia grantii de flores intensamente anaranjadas y las habituales caléndulas. Los Muscari armeniacum, asentados en la terraza desde hace ya seis años, también comienzan a florecer tímidamente durante estos días.

De manera bastante rápida ha florecido la Armeria maritima, una especie que ya había tenido en dos ocasiones anteriores y en ambas las perdí tras el verano. Esta vez adquirí un ejemplar grande y sano en otoño y es la primera vez que la floración comienza directamente en la terraza. Tras ella observamos a la primera Dimorphotheca en flor, una habitual de los inviernos y de las primeras anuales en florecer, y la también sudafricana Plectranthus neochilus, de grandes flores ubicadas en estructuras engrosadas en el extremo de los tallos.

La siguiente en aparecer es la Bellis perennis, una margarita de escaso porte la cual sólo había tenido en una ocasión aunque de la variedad de flores en forma de pompón, siendo las actuales de aspecto silvestre, que personalmente encuentro más atractivas. Tras ella observamos una serie de especies anuales típicas de la terraza: Calendula officinalis, Linaria reticulata y Linum usitatissimum. Posteriormente observamos otro ejemplar cambiante de Linaria maroccana, el cual al principio me hizo dudar puesto que parecía mostrar caracteres intermedios entre esta especie y reticulata. Finalmente, echamos un fugaz vistazo a un macho de Anthophora plumipes bebiendo néctar, necesario para servir de combustible durante sus poderosos vuelos.

viernes, 10 de febrero de 2017

Días en crecimiento

Muscari macrocarpum
Este invierno está resultando particularmente movido. A mediados de enero tuvimos un temporal de viento y lluvias muy intenso que poco después tuvo su réplica en el lado opuesto de la península, suficientemente fuerte como para llevarnos a nosotros unos días de vientos de oeste-noroeste que llegaron a ser muy notables en algunas jornadas. Desde luego, ser un árbol en una ubicación expuesta ha tenido que ser bastante difícil durante estos últimos dos meses, teniendo que soportar de manera reiterada ráfagas de viento que han acabado con muchos de ellos. Afortunadamente, en esta última ocasión el viento que sopla desde el interior no ha tenido repercusiones para las plantas de la terraza, ya que la ubicación de ésta queda protegida gracias a los edificios vecinos que lindan por ese lado. Ha llovido también en este inicio de febrero, pero de manera casi anecdótica, con poco más de un milímetro en sendas ocasiones en las que la lluvia hizo acto de presencia.

Plectranthus neochilus
Lo que sí podría destacarse como positivo es el progresivo aumento de temperatura en las horas centrales del día, llegando en más de una ocasión a los 20ºC. No es, obviamente, lo más normal para finales de enero y principios de febrero, pero nos hemos ido acostumbrando estos últimos años. Parece que la tónica habitual de febrero, que solía comprender una primera mitad más fresca -y frecuentemente la que marcaba las temperaturas más bajas del año- y un final ya más cercano a lo que será el mes de marzo, ha quedado como cosa del pasado. En los últimos años, todo el mes funciona como una transición hacia la primavera, algo así como una ampliación de las primeras semanas de marzo. Por ello, las plantas que hasta diciembre parecían todavía pequeñas reciben ya al mes de febrero crecidas y con sus flores abiertas.

Abeja en una Linaria maroccana
Con las perennes y bulbosas es, obviamente, mucho más fácil de advertir que la floración es inminente. Semanas antes de que se produzca ya empezamos a observar cómo los extremos de los tallos o el centro de sus rosetas de hojas empiezan a adquirir una forma distinta, presagiando que las inflorescencias se están desarrollando. Así, los racimos de Muscari macrocarpum comenzaron a emerger de la tierra a finales de diciembre, con lo que a mediados de enero ya había flores en marcha. Esta estupenda bulbosa es, desde el pasado año, la primera de todas en florecer. En esta ocasión ha mejorado al multiplicarse, puesto que ha producido muchas más espigas de flores. Al juntarse tantas resulta mucho más evidente su fragancia a plátano, que huele de manera idéntica a la variedad comercializada antaño, la 'Gros Michel', cuyo aroma todavía se utiliza en repostería y golosinas. Cabe destacar que el Muscari macrocarpum es más rápido que los armeniacum, los cuales también han empezado a florecer ahora, poco después de su pariente, pero sus hojas aparecieron en septiembre. Los macrocarpum, en cambio, no crecen hasta bien entrado el otoño.

Iris germanica
Mucho más rápidos han sido en esta ocasión los Iris germanica. En apenas dos semanas, justo tras las lluvias, han ido apareciendo unos pocos tallos con flores que ya se encuentran abiertas y que no durarán mucho más allá de mediados de este mes a menos que otros tallos les sucedan. Se ha mostrado como una planta bastante irregular ya que, de entrada, vio pasar las primeras dos primaveras que estuvo en casa sin florecer; en 2015 floreció a finales de marzo, en 2016 a principios de mayo y en esta ocasión, a principios de febrero. Algunos ejemplares han desaparecido, pero los que quedan han crecido de manera significativa y probablemente se hayan visto beneficiados por la abundante pluviosidad de estos últimos cinco meses. Dado que no han mostrado nunca un esquema de floración predecible, no habría que descartar que este año sean capaces de seguir floreciendo un tiempo más o hacerlo en primavera tras una eventual pausa. Algunas abejas gustan de su polen y si el año pasado era la Xylocopa la que se encargó de visitarlos, en esta ocasión más temprana son las Apis mellifera las que se pasean por sus estambres alineados.

Muscari macrocarpum
Las plantas de origen sudafricano son sin duda las más numerosas en floración durante el primer trimestre del año. A la Felicia amelloides, que  ha hecho una pausa, y la Osteospermum, hay que añadir ya a las primeras Dorotheanthus bellidiformis, las cuales han empezado a florecer en macetas donde llegaron de manera involuntaria, puesto que la maceta que sembré intencionadamente va un poco más atrasada aunque también allí empiezan a formarse flores. Lo mismo está ocurriendo en varias especies originarias de dicha región, las cuales seguramente irán abriéndose de aquí a marzo. La que ha dado por comenzada su floración desde ya mismo es la Plectranthus neochilus, una lamiácea suculenta que tengo desde diciembre de 2015, pero que ha tardado todo este tiempo en decidirse a florecer. La planta permaneció prácticamente invariable hasta el otoño de 2016, cuando aumentó de tamaño a medida que iba recibiendo agua de lluvia. Es curioso, puesto que lo que había leído de ella era que no necesitaba demasiada agua y efectivamente, trataba de regarla lo justo para no estropearla. Con las lluvias y la bajada de temperaturas ha mejorado considerablemente, sacando más y más hojas de un tono más verde, al punto de que los tallos cuelgan por un lado de la maceta. Su floración aparece en unas estructuras engrosadas muy similares a las de la Lavandula stoechas, aunque sus flores son más grandes que las de ésta. Recuerdan a una versión sobredimensionada de las de sus parientes los coleos y al parecer producen un néctar atractivo, puesto que he visto a varias abejas metiendo la cabeza en ellas y permaneciendo un buen rato en cada flor.

Dorotheanthus bellidiformis
Los insectos, por supuesto, empiezan su movimiento tan pronto como aparecen los primeros coletazos de buen tiempo. Entre enero y febrero, pero especialmente durante los días cálidos y soleados de esta semana. he ido observando visitas ocasionales de algunas moscas y de la esfinge colibel, que realiza visitas tan breves que en ocasiones ni siquiera se detiene a beber algo de néctar. Durante estas últimas dos semanas ha ido en aumento la presencia de insectos más propios de la primavera, como los sírfidos, las abejas melíferas y las primeras observaciones anuales de las pequeñas Lasioglossum, abejas pequeñas de preferencias generalistas cuya presencia en la terraza se prolonga durante meses, aunque desde octubre que no las había vuelto a ver. Y, por supuesto, regresan ya las Anthophora plumipes, especie que ya había adelantado su presencia a principios de enero con una hembra muy temprana que se pasó unos instantes por la terraza. En esta ocasión estoy observando machos, lo más lógico, pues en las abejas solitarias siempre son éstos los primeros en emerger y encargarse de patrullar el terreno listos para detectar a las hembras con las que aparearse. Como ya ocurriese el año pasado, sólo las Linaria tienen flores lo suficientemente complejas y de su agrado para que estos incansables voladores dejen de aletear por un instante mientras se alimentan.

La meteorología todavía tendrá tiempo para mostrarse variable durante semanaes. Por ejemplo, hoy mismo las temperaturas han vuelto a descender y el viento de poniente ha cesado, dando paso a ráfagas que vienen del lado opuesto. Para los próximos días se espera que sople algo más fuerte de gregal y venga acompañado de algunas lluvias. Buena ocasión para compensar la pérdida de humedad que ha ido provocando el poniente de la última semana. No hay mal que por bien no venga.