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jueves, 19 de junio de 2014

Alegres violetas

Viola cornuta
La familia de las violáceas es de las menos representadas en la terraza. También es cierto que no hay demasiadas especies para cultivar si las comparamos con otras grandes familias, pero su popularidad es tanta que raro es que no se nos pase por la cabeza tenerlas alguna vez. De hecho, es muy frecuente encontrar en las tiendas esos pensamientos de flores enormes y multicolores con el centro de los pétalos negro, que a veces también se utilizan para decorar estacionalmente los jardines públicos. No me terminan de convencer estas flores precisamente por lo grandes y "flácidos" de sus pétalos, así que he tenido suerte en cierto modo con las Viola x wittrockiana que tengo, de una talla contenida en colores y formas muy agradables.

La historia de mis primeras violetas en la terraza ya la conté aquí. Es curioso porque siempre se refieren a ellas como plantas que podemos sembrar a finales de verano para disfrutarlas en invierno y, al menos en mi caso, las dos veces que las he tenido me van mejor cuanto más se acerca el verano o incluso durante éste, llegando al punto de que mis plantas actuales están ahora en su máximo de floración habiendo sido sembradas el verano pasado, en el caso de los pensamientos, y en noviembre en el caso de las Viola cornuta.

Viola x wittrockiana
Mis pensamientos proceden, como digo, de un sobre de semillas de LIDL en el que se indica que se trata de la variedad 'Swiss Giant'. Sigo sin ver qué tienen de "gigantes", pero son muy atractivas. El detalle más curioso, como ya conté, es que el primer sobre de semillas que sembré dio unas plantas totalmente diferentes a lo que aparecía en la foto del sobre y, visto el resultado de este año, incluso distintas a las flores que me salen ahora. Eran plantas más o menos similares unas Viola tricolor de colores mixtos (sin manchas negras, además): los tres pétalos de abajo eran pequeños y los dos de arriba, grandes y espatulados, sin el clásico aspecto redondeado y amplio de la Viola x wittrockiana. Las de este año, en cambio, tienen aspectos variables pero siempre con los pétalos con su correspondiente mancha negra y, en la mayoría de ejemplares, unos pétalos muy redondeados. La nota discordante la ponen las de color morado, que tienen los pétalos de arriba más alargados.

Conjunto de pensamientos
Desgraciadamente, de aquellos primeros ejemplares no conservo ni una sola semilla -agoté el sobre tras varios intentos infructuosos- y no sé si se debió a un error puntual o todos los sobres de semillas de aquel año contenían plantas de este tipo. El caso es que  las plantas actuales tampoco están nada mal y cada vez se acumulan más y más florecillas. El porte también es distinto, pues mientras las de 2012 crecían verticales, no sé si debido únicamente a que crecieron en el contenedor entre otras plantas, las de este año crecen postradas y ya han saltado sobre el reborde de la maceta. Han salido en cinco colores distintos, pero desconozco si realmente han sido cinco plantas diferentes o alguna ha cambiado su aspecto con los meses. El primer color que apareció en marzo no lo he vuelto a ver y en su lugar aparecen unas amarillas con un toque purpúreo en los pétalos superiores. Las otras tres son moradas, purpúreo-rojizo y amarillas con el reborde blanco respectivamente, todas con el centro manchado de oscuro.

Viola cornuta
Pasamos ahora a las Viola cornuta. Esta especie de menor tamaño también la tengo en mezcla de colores. Las semillas son de una marca llamada Canestro di Fiore, italiana como puede deducirse, que se encuentra habitualmente en los bazares chinos tan populares estos últimos años. Por lo que me han contado, en otras zonas de España también las venden en este tipo de tiendas; en mi ciudad no solían tenerlas, pero ahora ya las he visto en dos sitios y precisamente en uno de ellos fue donde las compré. La marca tiene una variedad curiosa de semillas, la mayoría cosas muy típicas -sobre todo hortícolas y aromáticas-, y por lo que veo funcionan bastante bien; también es cierto que sembré de la misma marca unas Callistephus chinensis sin éxito aunque, de momento, no puedo achacar su fracaso a las semillas en sí sino a mi poca constancia con ellas. En general he tenido poco éxito con esa especie con semillas de varias marcas y ahora, casualidades de la vida, tengo un ejemplar crecido que conseguí sin mucho esfuerzo a partir de una semilla de una mezcla de flores que puse a germinar por pura curiosidad.

Viola cornuta
Dichas violetas también han tardado lo suyo en florecer, creciendo muy poco a poco desde noviembre y quedándose en un tamaño estático desde hace ya meses. Un ejemplar se secó, incluso, aunque parece que en total quedan unos cinco. Son unas plantas encantadoras, muy pequeñas y con colores variados con aspecto de pensamiento en miniatura, pues las flores apenas tienen dos centímetros y medio, ubicadas sobre un fino y alto pedúnculo. Mi idea es poner varias en el contenedor a partir de este otoño para la próxima temporada, aunque si tardan en florecer tanto como este año perderá algo de gracia el asunto, que no era otro que combinarlas con otras flores bajas para la parte frontal, algunas de las cuales he tenido este año y florecen muy, muy pronto, lo cual pone difícil la esperada combinación. Por ejemplo, una combinación agradable la formarían con las azuladas Nemophila menziesii, pero desaparecieron del todo a finales de abril, pues comenzaron a florecer en febrero. Claro, que también quizá influyó el excesivamente suave invierno. Curiosamente, las violetas fueron sembradas apenas unas semanas después.

Estas pequeñas flores pasan a formar parte de la gran lista de especies que han funcionado bien en 2014 y espero que todavía vayan mejor en 2015, siempre que las condiciones lo permitan, con otras especies de ciclo similar. Habrá muchas especies que, por no prever que a veces la meteorología es caprichosamente negativa, se han quedado en el tintero y todavía empezarán su periodo de prueba este otoño, pero sin duda las gráciles violetas han superado con nota su primera etapa y se han ganado su hueco en la terraza para las próximas temporadas.

sábado, 1 de febrero de 2014

Pensamientos del pasado

Viola sp.
En esta entrada retrospectiva hablaré de unas florecillas que tuve en la temporada 2012, la primera en la que el contenedor-jardinera empezó a servir de área de siembra de plantas de toda clase. No sólo había semillas de anuales y otras herbáceas, sino que además metí todo lo que conseguí de cara a la primavera: plantas rizomatosas como los lupinos y las aguileñas, tubérculos como los ranúnculos y anémonas, cormos como los gladiolos, Freesia y Sparaxis...

Entre aquellas semillas se encontraba una mezcla de pensamientos de la marca que vende LIDL, etiquetada como Viola x wittrockiana 'Swiss Giant'. Aunque este tipo de violeta generalmente no me llaman la atención por sus flores excesivamente grandes -y posiblemente porque la tengo muy vista entre las plantas más típicas que se venden en todos lados-  pensé que no estaría mal usarlas como aporte de color de pequeña talla para la parte frontal. Así pues, ya en primavera, sembré las semillas a voleo al descubierto, sin más tratamiento que regar de vez en cuando.

En amarillo
Las primeras flores se abrieron hacia principios de junio, a la par con las Lobelia erinus 'Crystal Palace' y los Ageratum houstonianum 'Blue Mink' con los que compartían sector y después de que las pocas anémonas y aguileñas que habían florecido fuesen desapareciendo. Lo que surgió no era ni mucho menos lo que uno se encuentra si busca 'Swiss Giant' entre los cultivares de violetas híbridas, pero de todos modos no me desagradó en absoluto, al contrario.

Las flores aparecidas giraban en torno al morado, blanco, amarillo y tonos lila. Su tamaño era más contenido y ninguna de ellas contaba con las típicas manchas negras en la base de los pétalos, que si bien no son comunes a todas las selecciones de Viola x wittrockiana, sí las esperaba en estas. De hecho, la conclusión a la que llegué es que su identidad es un misterio, pues las plantas son sólo ligeramente similares a algunos tipos del mencionado híbrido y además presentan mayor parecido morfológico con las Viola cornuta de jardinería, más gráciles y también presentes en mezclas de colores. Especie que, por cierto, he cultivado este año y quizá me sirva para comparar.

De color lila
Las flores alegraron la última etapa del contenedor en una temporada que no fue tan colorista como 2012, entusiasmándome cada vez que aparecía un color nuevo. Debieron florecer apenas unas siete plantas en total y duraron hasta mediados de julio. Mucha gente a la que le enseñé estas fotos se sorprendían de que tuviese pensamientos en verano, pues atribuían la planta a algo más típico de épocas tempranas. Lo cierto es que la mayoría de plantas anuales en cultivo suelen poder crecer en cualquier época y el verano no es la excepción, pues con la protección y cuidados adecuados el calor puede ser un beneficio, aunque las plantas se desgastan antes.

Las flores se mantenían bastantes días aunque parece que con diferencias: las de color lila solían ser las que más cambios sufrían en menos tiempo, usualmente abriéndose de un tono más claro (blanco incluso) y pigmentándose con el tiempo como lo haría una hoja de árbol caducifolio en otoño. Además, tenían los pétalos más anchos y solían durar menos tiempo erguidos que en las amarillas y moradas. Las hojas de las plantas se mantuvieron verdes y firmes durante toda su corta vida, y eran las típicas de este tipo de plantas, con un dentado romo en los bordes. No aprecio en las fotos si su anchura ayudaría en su identificación, pero eran más bien estrechas.

En blanco
Estas violetas tuvieron la duración de las plantas anuales, germinadas en marzo y no llegando más allá de agosto. Es curioso porque ese mismo año varias especies de vida más larga (como comprobé después) se fueron secando en verano aun cuando compartían sitio con otros ejemplares de su especie que sobrepasaron e incluso duplicaron su vida. En aquel entonces, los ageratos más pequeños se secaron y un par de los más grandes sobrevivieron todo el invierno hasta principios de primavera de 2013; un antirrino sembrado en otoño de 2011 murió ese verano, mientras que uno de los que sembré esa primavera duró hasta agosto del año pasado y otro (de 2011) sigue vivo ahora. Igualmente, las Xerochrysum bracteatum se secaron ese verano mientras que un par de ejemplares se mantuvieron estáticos y no fue hasta primavera de 2013 cuando se "reactivaron" creciendo y floreciendo. Pequeños misterios.

En morado
De estas violetas, que dejé secar y no retiré de inmediato del contenedor, aparentemente no cayó ninguna semilla al suelo o bien no sobrevivieron, pues nunca han aparecido como espontáneas. Hay que tener en cuenta que en primavera de 2013 planté sobre tierra poco removida y con algún aporte nuevo, y las únicas plantas que quedaron en tierra y resurgieron fueron los ageratos, los cuales incluso han sobrevivido a la siguiente puesta a punto (en agosto) y uno de ellos ya está crecido y cerca de florecer. No los siembro voluntariamente desde 2012 por este mismo motivo.

Queda un poco lejos aquel verano de 2012, y lo cierto es que estas violetas han tenido un "año en blanco" desde entonces hasta hoy, pues no sé por qué razón no conseguí más germinaciones y quizá lo fui dejando de lado hasta este otoño. Cierto es que no entraron ya en los planes de formar parte del contenedor en 2013, y no sé muy bien por qué, pues por talla hubieran combinado perfectamente. Con las lobelias 'Crystal Palace' sí repetí y un par de plantitas crecían al frente bajo plantas más altas.


No fue ya hasta el verano pasado, con algún fracaso más, cuando agoté el sobre de semillas de 2012 y estrené el de 2013, y finalmente hacia agosto comenzaron a crecer unas pocas plántulas, que se han mantenido hasta hoy y presentan un buen aspecto, aunque no son muy grandes. Quizá no haya que esperar mucho para verlas florecer y el retorno de las violetas y pensamientos a la terraza no esté muy lejano.