Echinacea purpurea |
Ya hablé hace poco de las zinnias, que se encuentran en su punto álgido, aunque los hongos parece que avanzan sin freno. Volvieron también a atacar al áster, que parece ser más resistente con ellos aunque a estas alturas sigue preocupantemente pequeño, con un tallo que no termina de crecer. Habrá que rociarlo con un spray insecticida-funguicida que conservo de hace un tiempo, a ver qué ocurre. Si dejo de regarlo para que la humedad no se acumule, se reseca demasiado. De aquí al otoño saldré de dudas.
Ratibida columnifera pulcherrima |
La floración nueva de la semana ha sido, como ya venía anunciando, la de la Ratibida columnifera var. pulcherrima. La alargada estructura portadora de flores comienza a desarrollar en su base unos pequeños pétalos verdes que acaban convirtiéndose en banderolas rojas y amarillas de aspecto redondeado, a la vez que las flores van abriéndose paulatinamente de abajo a arriba. La planta ha crecido totalmente inclinada por su posición en la terraza y esa pose ya no puede corregirse, aunque si la cambiase quizás las flores apuntarían hacia arriba. Se ha abierto la primera, pero como siempre pasa, hay un montón de flores en camino que empezarán a abrirse a la vez llamando a la tentación de volver a realizar fotos, esta vez a todo el conjunto. Algo similar a lo que pasó con las Gaillardia, cuya espera desde que aparecieron los capullos se hizo eterna y ahora veo pasar los capítulos uno tras otro y otro cada semana.
Rudbeckia hirta |
En el mismo contenedor, vuelven a ofrecer su floración las Cosmos bipinnatus, cuya presencia terminó hace poco en otro pequeño contenedor frente a ellas. Las plantas de aquí son enormes, con casi un metro de altura, y de momento sólo está floreciendo una mientras las otras siguen creciendo más todavía, sin mostrar signos de aparición de flores. Crecen con una impecable verticalidad y salvo un ejemplar con el follaje algo estropeado, verdes y sanas. En el contenedor anterior permanecen los tallos secos de la otra generación con todavía alguna semilla colgando, y todas las que cayeron o esparcí intencionadamente a sus pies están brotando de tal manera que la continuidad de la especie parece que irá para largo. Mientras tanto, el hueco lo ocupan todavía las dos Xerochrysum, con menos flores, y un pequeño grupo de Tagetes patula, otra anual que tiene su sitio hecho a base de autosiembras.
Cosmos bipinnatus |
Las margaritas (Mauranthemum paludosum) resultantes de la planta que adquirí en marzo lucen mucho mejor que su progenitora. La maceta está llena de tallos más bajos y rectos que aquélla, además de tener capítulos más anchos. A su lado, a la margarita de El Cabo (Osteospermum fruticosum) se le empieza a notar que ha crecido y florece con mejor ritmo, aunque algún insecto -posiblemente alguna avispa- se dedica a morder sus pétalos, cosa que también ocurre con las dedaleras.
Gazania rigens |
Por el momento, la variedad de especies es grande, pero van quedando pocas novedades ya. De plantas adultas, quedarían por florecer las Liatris spicata, el áster de Nueva York, la milenrama (con tallos asomando ya) y poco más. El resto, casi todas anuales como los girasoles o la nombrada Cosmos sulphureus, todavía tardarán un poco. Paralelamente, las nuevas especies que han llegado a casa lo han hecho en forma de semilla, por lo que las plantas, si todo va bien, crecerán para dentro de unos meses y según especies es posible que la floración haya que esperarla ya para la próxima temporada. Así pues, a falta de unas pocas especies que siguen floreciendo o lo harán pronto, cuándo habrá para llenar una entrada hablando de compuestas es algo que está todavía en el aire. Aunque, viendo cómo crecen estas plantas, quizá sea antes de lo esperado.
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