domingo, 29 de junio de 2014

Dos nuevas margaritas amarillas

Dimorphotheca sinuata
Ya van quedando menos especies nuevas que ver florecer en lo que resta de temporada, la cual podríamos considerar finalizada al término del verano si tenemos en cuenta que es con la llegada del otoño cuando la mayoría de plantas se siembran -en el caso de las anuales y demás herbáceas- o se entierran -en el caso de bulbos o rizomas- y la mayoría de plantas anuales ya han muerto, mientras que las perennes y vivaces se van recuperando del verano para reponer energías o aprovechar el buen tiempo para volver a florecer. En el caso de las plantas de hoy tenemos una de cada, ambas compuestas, las cuales llegaron a casa mediada la temporada, una en forma de raíces y la otra de semillas, y ha dado la casualidad que han florecido al mismo tiempo.

La Heliopsis helianthoides var. scabra es una pariente muy cercana de la zinnia, aunque quizá nos recuerde más a un girasol, los cuales, al fin y al cabo, pertenecen a la misma tribu taxonómica: de hecho, uno de los nombres vernáculos en su Norteamérica de origen es "falso girasol". En cambio, encontramos en sus hojas opuestas mayor parecido con las populares zinnias. Los capítulos son de tipo semidoble, aunque no tan recargados como en las zinnias de tipo flor de dalia. Sin embargo, existen multitud de cultivares y esto es muy variable. La altura, como casi siempre me ocurre, ha resultado ser menor a lo esperado, pues pueden superar el metro y a mí se me han quedado en unos 20-25 cm.

Esta especie la obtuve de aquella colección de plantas vivaces de LIDL. Recuerdo que hace varios años, en 2011, la vi entre dicha colección y no me llamó demasiado la atención. Pensaba que la memoria me había traicionado porque varios años después la especie no venía junto al resto de plantas en esa oferta; el motivo lo desconozco, pero el caso es que este año la encontré de nuevo y mi afición por esta familia de plantas me incitó a probar. Siempre se agradece una planta de este tipo que sea perenne, aunque desconozco si será de las que mantienen hojas todo el año o perderá la parte aérea en invierno. Sus cuidados no me han dado demasiados problemas, si bien durante un tiempo parecían tener dificultades con el crecimiento, pero mejoraron apartándolas temporalmente a una zona con menos sol. Actualmente, aunque han comenzado a florecer, su aspecto empieza a lucir de nuevo estropeado. Espero que se deba simplemente al verano y posteriormente puedan mejorar; el hecho de que hayan llegado a la floración se puede considerar un logro.

Heliopsis helianthoides var. scabra
La segunda especie es originaria del veldt sudafricano: la Dimorphotheca sinuata. Esta la obtuve de semilla, procedente de una mezcla de flores también del mismo supermercado mencionado anteriormente. Las semillas se distinguen con facilidad por su aspecto de aquenio cónico de color claro (similar en cierto modo a los de Callistephus chinensis) rodeado por un ala redonda que parece ser un envoltorio. Nada que revelar en especial sobre su siembra, simplemente germiné en casa una semilla en un envase hermético con papel de cocina humedecido y la pasé a tierra cuando asomó la raíz, y en estos dos meses ha llegado al tamaño de floración sin más dificultad.

Se trata de una planta bastante parecida a Osteospermum, cuyas plantas todavía se conocen como Dimorphotheca aunque la realidad es que este género se reserva para las especies anuales y aquél para las perennes. La planta crece postrada, y tanto ir y venir con el viento y la humedad han hecho que al final parezca una especie rastrera o colgante, pues las flores van a ir abriéndose suspendidas en un lateral de la maceta. Las hojas muestran el porqué de su nombre, con los bordes ondulados, sinuosos; las flores recuerdan bastante a las de Osteospermum aunque quizá por su colorido encontremos reminiscencias con Gazania. Ciertamente, con esta última no tendrían nada que ver pues su parentesco está más cercano a las caléndulas, mientras que las gazanias son parientes de las achicorias y dientes de león. A mí me ha salido un ejemplar de flores amarillas, pero también pueden ser anaranjadas, color crema o blancas. Todas tienen en común una banda irisada de color oscuro que rodea el disco central.

El color amarillo es bastante frecuente en las compuestas, aunque he ido descuidándolo puesto que casi todas las especies que me llaman la atención son azuladas, rojas o anaranjadas; es cierto que ahora mismo tengo también una Dahlia Mignon amarilla, pero el color fue cosa del azar; también una nueva Bidens ferulifolia, que ha surgido sin sembrarla -después de las dificultades que dieron las sembradas intencionadamente- y que vuelve a aparecer enanizada como la anterior que tuve. No entiendo cómo es que no consiguen alcanzar la talla del ejemplar original, que llenaba del todo una maceta de unos 15 cm. de anchura.

En un futuro espero que sean más las especies de margaritas amarillas en la terraza, pues dispongo de momento de semillas de dos especies más con este color. También me gustaría expandir estas Dimorphotheca, ya que parecen buenas plantas para una composición de plantas floríferas con algo más de mata, si bien quizá pruebe a poner alguna en el contenedor. Por lo que veo en la maceta donde la tengo, la planta no es demasiado grande y si hubiera crecido en vertical sobre su posición formaría una pequeña mata no más densa que la de una Tagetes, por ejemplo. Será uno de tantos "experimentos" de cara a la potencialmente emocionante próxima temporada.

sábado, 28 de junio de 2014

Salvia coccinea, una pincelada de escarlata

Salvia coccinea
En una entrada reciente señalaba que las lamiáceas estaban teniendo este año su "boom" particular. Durante el año pasado las protagonistas principales fueron las compuestas, que este año son todavía más incluso, pero al margen siempre tuve en cuenta aumentar la presencia de miembros de familias con tanta variedad y belleza como las mencionadas Lamiaceae, así como Ranunculaceae, Fabaceae y Brassicaceae, entre otras. Este año, con la protagonista de la entrada, son 7 las especies de labiadas que han florecido ya. Son pocas comparadas con las asteráceas, pero más del doble que el año pasado, que sólo fueron tres. Todavía me quedan dos especies que no han florecido -trés más bien, porque este año la hierbabuena no ha crecido correctamente- y quizá todavía lleguen a hacerlo este año.

A la Salvia coccinea la elegí por un motivo bien evidente: su explosivo color rojo. El motivo secundario habría que explicarlo más detalladamente. Hay otra salvia de color rojo, más popular todavía si cabe: la Salvia splendens. Sin embargo, me parece la menos atractiva de todas las salvias por su porte: un "repollo" de hojas anchas abajo y una espiga corta con flores apelotonadas que además tienen un aspecto que recuerda poco no ya a una salvia, sino a cualquier planta de la misma familia. La Salvia coccinea tiene un porte más agradable para mi gusto, similar al resto de salvias ornamentales, y las semillas las encontré sin dificultad e igual de sencillas han sido para germinar, cosa que hicieron allá por febrero.

Vista de la planta
Esta especie, llamada salvia colibrí o scarlet sage (salvia escarlata) en Estados Unidos es originaria de México, si bien lleva tiempo extendida en un área que abarca del sur de los E.E.U.U hasta Brasil. Es perenne como casi todas las salvias y por su distribución, se entiende que es una planta propia de climas tropicales y subtropicales. Nada que preocupe, en principio, respecto a su éxito en Cullera, donde los inviernos son muy suaves y a veces incluso demasiado poco fríos, como este último que hemos tenido. Confío en que la planta pasará bien el próximo invierno, como su vecina la Cobaea scandens; al igual que ésta, dado que quiero sembrar más salvias para poner en el contenedor, sería bueno comprobar si las plantas ya crecidas en otoño pasan bien el invierno. De hecho, técnicamente este ejemplar que tengo lo sembré aún en invierno y aquí está. Las semillas germinan con facilidad en un envase hermético con papel de cocina húmedo, calor y algo de luz.

Quizá mi planta no sea el mejor ejemplo para mostrar el tamaño que alcanzan. La especie puede estar en unos 60-75 cm. de alto y a veces superar el metro, pero mi planta necesitará trasplante dentro de unos meses, porque apenas ha llegado a 20 cm. en esa pequeña maceta. El tono amarillento de las hojas también parece indicar que le están faltando algunos nutrientes. También sufrieron un ataque de los gorriones, que picotearon el ápice de los tallos aunque no se ensañaron demasiado esta vez.

Sin duda lo más especial de la planta son sus flores. Crecen grácilmente en espigas y tienen una forma tubular, con la parte inferior, el labio, dividida en dos mitades en forma de alas de mariposa; la parte superior, galeada, es breve y está sobrepasada por los dos largos estambres que tienen el mismo tono escalata de la corola.

Tenemos pues otra de esas plantas sencillas de cuidar que cuando comprobamos lo fácil que fue sacarla adelante desde semilla, hay cierto arrepentimiento de no haber puesto más y tomamos nota para que a la próxima temporada sean más. Mi idea es esa, y sobre todo poder acompañarla de plantas de otros colores donde su explosivo tono rojo todavía resulte más rompedor.

viernes, 27 de junio de 2014

Tigridia, salvando un año desastroso

De color rojo, o magenta
Que la temporada 2013-2014 fue una de las más complejas a la hora de preparar las plantas que requieren enterrar y esperar, como las bulbosas y en general cualquier herbácea de semilla, no cabe duda. Que el fracaso fue tan grande como la preparación... bueno, casi que también. Las semilleras se salvan porque a pesar del malgasto de semillas que nunca enraizaron, algo ha habido -y sigue habiendo- en el contenedor y gran parte de las plantaciones en maceta han salido adelante. El fracaso con las bulbosas ha sido mucho más estrepitoso y calculo, sin temor a equivocarme por mucho, que de todo lo que hubo plantado sólo floreció el 10%. Y hablo de floración, no de crecimiento, porque entonces las cifras son más lamentables todavía.

Cuando llegaron a casa los bulbos de verano, los que se plantan en primavera, todavía no me había enterado de que el fracaso se debía a que las escasas lluvias no habían llegado a empapar de manera permanente la parte media e inferior del sustrato del contenedor de los bulbos, lo cual sumado a que no me ocupé de regar a menudo por total ignorancia o exceso de confianza provocó la muerte de gran parte de los bulbos al no encontrar humedad donde enraizar, como si hubieran quedado olvidados en una caja con serrín. Por tanto, en aquel entonces -ya desde principios de febrero- todavía esperaba ver algo y comencé a enterrar bulbos de verano en los huecos que quedaban entre los de primavera. De estos no quedan ni los restos: en aquel entonces me llevé una bolsa de Tigridia y una de Ixia de Alcampo, ambas en mezcla de colores. No queda nada, así como tampoco de las Sparaxis de la misma marca que enterré en octubre.

Amarilla sin marcas
Aún tenía reservado un espacio en una esquina de unos 60x25 cm. para los bulbos más "prometedores" que todavía planté en el contenedor, los cuales ahora mismo podrían provocar un problema con el ritmo de los trabajos de preparación ya que no me gustaría sacarlos antes de que perdiesen las hojas y raíces: les daré de tiempo todo lo posible, pero la cuestión es que debo no sólo retirarlos antes de la plantación de bulbos, que puedo atrasar hasta octubre, sino que este año necesito hacerlo con más tiempo ya que he de desmantelar el contenedor de los bulbos para repartir el contenido en contenedores más pequeños, macetas y demás. Los bulbos suelen ser rápidos perdiendo hojas en verano: así ocurrió el año pasado con los gladiolos. El problema es que junto a las Tigridia hay al menos dos especies que quizá me hagan esperar: Nerine bowdenii, que es de floración otoñal y podría estar todavía verde hasta por lo menos octubre-noviembre, y Habranthus robustus, que es un bulbo de origen subtropical que simplemente crece y florece cuando la temperatura y la humedad son óptimas. Hasta ahora ambas tienen hojas grandes y sanas, pero no se aprecia intención de floración.

Una vista horizontal
Las Tigridia son, por tanto, los bulbos más exitosos de 2014 en cuanto a que se hicieron muy grandes y consiguieron florecer, y lo siguen haciendo, en apenas tres meses. Estas las compré en LIDL porque ya de entrada no me fiaba mucho de aquellas de Alcampo (sólo eran 10 y muy pequeñas) y porque el año pasado las había comprado en Leroy Merlin y no me gustó demasiado el resultado, si bien entiendo que escatimé mucho con los riegos y quizá podría haber ido mejor. Las tuve en maceta únicamente: este año no las puse tampoco todas en el contenedor, pues ubiqué junto al montón de vivaces y perennes de sol una maceta con unos pocos bulbos con  especies de las mencionadas (Tigridia, Sparaxis y Habranthus) que está lleno de hojas pero ningún signo de floración.

Otra sensación positiva con las Tigridia pavonia ha sido que temía no poder verlas en flor por el tema de que duren unas horas abiertas, pero no ha sido así para nada. Aunque parece que sólo son cuatro las plantas que han florecido, ya me he acostumbrado a tener una o más flores abiertas siempre que estoy en la terraza. El pasado martes apareció, además de una roja de gran tamaño, un ejemplar amarillo sin ninguna marca que hasta ahora no sé si fue un fenómeno puntual o se trata de una planta que siempre sacará así las flores.

Llegará el día en que ellas y sus acompañantes tengan que cambiar de casa, pero eso será cuando hayan terminado su ciclo. Ojalá al año que viene sigan igual de espléndidas y puedan florecer a la vez que otras especies en una combinación de lo más espectacular.

jueves, 26 de junio de 2014

La mejor tormenta en medio año

Monarda didyma 'Panorama'
Aunque la cantidad de precipitación acumulada sea apenas comparable a la de una de esas tardes típicas de primavera que cae un chaparrón, lo que llovió el martes es, desde que comenzó 2014, la mayor cantidad de lluvia acumulada en una sola jornada y, por tanto, convertirá a este mes de junio en el más "lluvioso" de lo que va de año. Fueron algo menos de 14 mm. caídos en dos partes: menos de uno por la mañana y el resto en un rato por la tarde, aunque yo no estuve para verlo, pues llegué y me fui cuando apenas habían caído esas gotas matinales. Con este dato podemos hacer comparativas curiosas: en junio ha llovido más que en abril y mayo juntos, y por poco casi se hubiera podido decir que sólo el pasado martes de San Juan acumuló tanta agua como los dos meses anteriores. Estos datos son para Cullera, pues en mi ciudad de residencia, la vecina Sueca, apenas llovió un poco esa tarde.

Dahlia Mignon amarilla
Pero lo más importante de todo es la suerte que hemos tenido en esquivar la catástrofe: en los pueblos que quedan unos kilómetros al sur de Cullera y río Júcar arriba, cayó un granizo que ha arruinado gran parte de las cosechas de frutales y que de haber caído en la terraza hubiera frustrado bastante la entrada del verano, en la que todavía quedan una buena cantidad de plantas, muchas nuevas o de reciente floración, que siguen desarrollándose. Este es uno de los mayores temores que tengo, el granizo: a pesar de que esta zona no suele ser propensa a estos episodios -aunque en diciembre de 1995 cayó en Sueca una granizada muy violenta- este fenómeno se ve tan frecuentemente en tantas regiones de la Comunidad Valenciana durante el verano, y ha estado tan cerca esta vez, que no es descartable. Nada podría hacer en esta situación: simplemente, contemplar con pena un panorama desolador y esperar que las perennes rebrotasen y al menos consiguieran sobrevivir para llegar a la temporada siguiente.

Tithonia rotundifolia
Hoy he vuelto a la terraza y todo seguía como siempre. Tanto, que incluso las plantas más grandes ya habían comenzado a secarse y comenzaban a pedir más agua a pesar de que ayer el día fue nublado y fresco: la Tithonia es una de ellas, que me está dando el mismo trabajo que daban sus parientes los girasoles, y más ahora que empieza a tener varias flores a la vez. El poco granizo que debió caer en Cullera debió ser anecdótico, pues no había ni flores rotas ni en el suelo, pero sí parece que el agua descargó con fuerza ya que algunas plantas que se sostenían mal han acabado más dobladas todavía. Por lo demás, todo sigue bien.

La mayoría de fotos las hice el martes antes de la lluvia, pero no hubiera pasado nada si las hubiera hecho hoy, porque todo ha seguido su curso sin contratiempos. Por ejemplo, la dalia Mignon amarilla ya tiene tres capítulos abiertos, y las Liatris spicata van luciendo sus plumosas flores en espiga que se comportan al revés de la mayoría de plantas que florecen de esta manera, esto es, comienzan a abrir sus flores desde el extremo en lugar de hacerlo desde la parte inferior.

Liatris spicata
Hay algunas especies nuevas más empezando a lucir sus flores por primera vez, sobre todo lamiáceas, que este año han visto aumentado su protagonismo con la justicia que les corresponde. Es el caso de las Monarda didyma 'Panorama', que a pesar de lo perjudicadas que se han visto y las pocas que eran, todavía han conseguido florecer humildemente. Las plantas fueron en su mayoría destrozadas por los gorriones y apenas les quedaban ya hojas. Pertenecen a un cultivar llamado 'Panorama' y venían en mezcla de colores; aunque a mí me hubiera gustado elegirlas sólo de color rojo, la selección llamada 'Panorama Red Shades' era algo más cara y venían menos semillas. Aún así, de esta iban pocas y es una pena que hayan sufrido estos incidentes. Durante el verano sembraré más para adelantarme (estas las puse en noviembre) y en una maceta separada para tenerlas más controladas. Las cabezuelas, todas de flores rosa vivo, son algo más pequeñas de lo que esperaba: serían algo menores que una zinnia típica. Veré si en un futuro consigo ver alguna roja.

Viola cornuta
También me han sorprendido las Viola cornuta sacando una nueva combinación de colores. Parece mentira que aún quedase alguna planta distinta por florecer con lo pequeña y vacía que está la maceta. Este ejemplar, de color amarillo en la parte inferior y con marcas oscuras en el centro tiene los dos pétalos superiores de un intenso color púrpura, muy oscuro, que parecía negro cuando aún estaba brotando. La lluvia ha dejado a la planta algo tumbada y ladeada, pero la he apoyado con cuidado y poco a poco la flor ha vuelto a ponerse derecha al buscar la luz. Ahora mismo está surgiendo además otra nueva flor en la misma planta.

Aunque las precipitaciones no hayan sido gran cosa, es esperanzador que se produzcan estos cambios, que no hacen más que alimentar el optimismo acerca de la idea de que la sequía y/o ausencia acusada de precipitaciones algún día acabará, aunque sea en otoño, y todo volverá a recuperarse poco a poco. Esto es bueno para la terraza dado que permitiría tener una etapa otoñal maravillosa haciendo crecer a las plantas que protagonizarán la temporada 2015, pero todavía sería mejor para los espacios naturales tan castigados por la larga ausencia del agua. Ojalá esta tormenta sólo sea la breve introducción de unos cambios que tanto nos gustaría que se produjesen.

domingo, 22 de junio de 2014

Entra el verano

Flores de alfalfa
La estación más larga del año vuelve a ser este verano que comenzó ayer sábado a primeras horas de la tarde, la cual nos acompañará hasta el 23 de septiembre. Las diferencias con el año pasado son varias, la primera de las cuales obviamente el hecho de que el calor llegará para terminar de apretar la ya maltrecha racha de sequía de nuestra comarca, en la que apenas ha llovido desde noviembre. Por lo demás, las temperaturas son algo más altas ahora que hace un año aunque tampoco comparables a las que llegaron poco después y que coparon unos 50 días de abrasador calor entre julio y agosto, lo normal por aquí, todo sea dicho. El año pasado el verano comenzaba con una situación de inestabilidad y llovió (poco, pero más del triple de lo que llevamos este mes de junio). Para estos próximos días se esperan nubes de nuevo y habrá que ver si dejan despedir junio con algunos litros más.

Geranium sanguineum
En la terraza, las plantas poco a poco van disminuyedo de manera progresiva y, tal como se esperaba, con las correspondientes bajas previsibles -las anuales que terminan su ciclo- y las inesperadas o quizá no tanto, de especies vivaces que no han funcionado bien durante la temporada y han acabado sucumbiendo, las cuales habrá que estudiar con detenimiento para ver si se trataba de errores corregibles o simplemente son especies que no soportan bien el cambio de condiciones que les supone el adaptarse a nuestro clima, pues la inmensa mayoría vienen de Holanda, con un clima mucho más suave, húmedo y con inviernos "de verdad". De todos modos, tras la hecatombe con los bulbos no han sido muchas más las bajas de cariz dramático, pues el primer episodio de calor intenso fue superado con éxito.

Dahlia 'Mignon' amarilla
A estas alturas llevo hecho un trabajo de limpieza y acondicionamiento similar al que llevaba el año pasado en agosto, siendo la principal baza la extracción de bulbos y tubérculos de especies varias para su conservación hasta que llegue el final de la estación y lo reorganice todo. He extraído montones de iris, anémonas, ranúnculos y los Oxalis bowiei, los únicos de la familia que están ahora en letargo dado su ciclo otoñal-invernal. Respecto a anuales y vivaces, ya casi no me queda superficie libre donde colocar los tarros y demás recipientes donde conservo las cápsulas de semillas hasta que otro día las organice y guarde ya limpias -muy complicado en algunos casos por el trabajo que supone separar restos vegetales de la semilla en sí. En resumen, que lo único que queda aparte de esperar a que llegue agosto y comenzar a hacer semilleros para la próxima temporada es desmantelar el contenedor de los bulbos y reorganizar esa parte de la terraza, cuya idea es colocar macetas elevadas sobre baldas como en el centro, en el rincón trasero y en la parte que da la calle. Para ello habrá que esperar a que terminen su ciclo las actuales bulbosas veraniegas que están creciendo y, en el caso de las Tigridia, floreciendo.

Echinacea purpurea
En el contenedor de las anuales queda poco que ver y actualmente incluso hay tantos vacíos que la falta de agua entre riegos se hace menos acusada. Quedan de casi todas las plantas que han ido floreciendo en primavera excepto los crisantemos tricolor, que ya se secaron del todo y fueron retirados. Florecen las ya habituales espuelas de caballero, un par de Rudbeckia hirta y finalmente varias plantas de alfalfa que se lo han tomado con calma y han pegado un estirón de última hora para florecer, con espigas de flores que caen hacia todos los lados. Sembrar esta especie popularmente cultivada para forraje para ganado tenía como función aportar un tono de color distinto y de paso nitrogenar el suelo con sus raíces, aunque parece que su potencial ornamental ha sido algo inferior al esperado. Demasiada planta -aunque ocupa relativamente poco espacio horizontal- para tan pocas flores, quizá al año que viene la ponga en otras combinaciones pero deje el contenedor a otras especies nitrificadoras y de aspecto llamativo como Phacelia o Trifolium.

Platycodon grandiflorus
En las zonas más expuestas al sol la situación varía según las especies que observemos. Las Echinacea siguen floreciendo aunque el follaje se está estropeando más de la cuenta, si bien hay algunos tallos que siguen bien verdes y confío en que sean los que mejor aspecto tengan durante estas semanas: por lo pronto, ninguna cabezuela consigue salir con las lígulas impecables, todas tienes algún defecto o marca. Entre los bulbos, bien crecidos, siguen floreciendo las Tigridia y se quedó a medio camino una Sparaxis tricolor, que dio dos flores deformes y nada más. Llevo años intentándolo con estas iridáceas y aunque crecen, no consigo verlas florecer con normalidad. No sé qué necesitan realmente, porque ni quieren una tierra seca ni termina de gustarles un riego continuado, llegando algunos ejemplares ya desarrollados a ponerse amarillos y perder las hojas si los riego cada dos días como a todas.

Rudbeckia hirta
Un caso similar ocurre con las dalias. Llegaron a dar tantos problemas y lanzarse a perder de manera tan radical en otras temporadas que me planteé no volver a tener más esta especie, aunque llegada esta temporada no pude negarme a no contar con estas bonitas y en teoría sencillas plantas. Las semilleras que sembré en febrero comenzaron con mal pie, pero cada vez tienen un follaje más atractivo y, además, consiguen ir floreciendo sin defectos. Lo mismo hace el único ejemplar que he plantado este año desde tubérculo, una variedad de hojas púrpura y flores rojas que lleva semanas floreciendo aunque todavía espero a que consiga desarrollar un capítulo sin defectos para poder mostrarlo aquí haciendo justicia a la belleza de la planta. Si el verano no les reporta muchos problemas, quizá para otoño hagan su último esfuerzo y florezcan con mayor impacto antes de que se echen a descansar.

Consolida ajacis
En la balda frontal las tornas comienzan a cambiar. La mayoría de Monarda citriodora se han ido secando y las he ido cortando para extraer semillas, agrupando los tallos restantes con un soporte para evitar que caigan y tapen otras plantas que siguen su desarrollo. El Delphinium produce nuevas varas florales a la vez que las Liatris comienzan a florecer intensamente. Algunas especies nuevas, de las pocas que quedan ya, preparan también sus flores. Va terminando también la breve pero intensa Sidalcea, mientras que sus primas mayores las Alcea ya han sido podadas puesto que los altos tallos otrora cargados de hojas y flores ya sólo contenían cápsulas secas. No obstante, aún hay una de las plantas floreciendo a poco más de veinte centímetros del suelo. Desde luego, aprovechan bien todo el crecimiento para dar semilla.

En el rincón trasero encontramos todavía muchas de las especies que fueron sembradas más tarde, algunas a punto de florecer o haciéndolo ya como la albahaca. Son quizá el último bastión de anuales y herbáceas que quedan por mostrar sus encantos si no tenemos en cuenta a las trepadoras que, con su origen mayoritariamente tropical, todavía están en su época de siembra y son actualmente las únicas plántulas jóvenes presentes en la terraza. Se acumulan allí también las macetas vacías donde hubo plantas anuales, vivaces que han pasado a la historia o tuberosas que esperan su época. Entre las vivaces que siguen a buen ritmo, por ejemplo, el Geranium sanguineum se encuentra en su mejor momento desde que comenzó a florecer y ahora ya muestra hasta seis flores a la vez en lugar de una como venía siendo habitual. Eso sí, no es que sea la panacea en cuando a frondosidad.

Tigridia visitada por una avispa
La última especie en llegar ya crecida a la terraza fue la Platycodon grandiflorus, una campanulácea de flores enormes originaria de China. Hace dos veranos que las vi en el Eroski de Cullera y de entrada no me llamaron la atención, aunque al llegar a casa e informarme vi que parecía una especie interesante y me arrepentí un poco de no habérmela llevado, en lugar de las gerberas que siempre acababan muriéndose. Dos veranos después la he vuelto ha encontrar y esta vez se ha venido a casa sin dudarlo. Ahora deberá adaptarse para convertirse en una planta grande y frondosa con flores que crezcan en altos pedúnculos en lugar de pegados a la mata como las tiene ahora mismo. Además, se trata de una vivaz con raíz napiforme que se queda seca en invierno y rebrota en primavera, con lo que con unos cuidados adecuados se le puede sacar mucho partido. La planta llegó a casa el pasado jueves y tiene un aspecto impecable, aunque las flores que traía ya se le han marchitado y se espera que en breve abra los capullos que traía en desarrollo.

Vista del Geranium sanguineum
Comienza pues la época más dramática del año para las plantas y en la que muchas veces ni los cuidados más estrictos consiguen paliar los efectos del calor unido a la humedad ambiental aportada por el mar. No obstante, esta temporada las cosas han ido relativamente bien y ha habido más flores que nunca en cualquier época, y el verano no será excepción, pues todavía quedan a estas alturas especies nuevas con buen aspecto que van a florecer en breve si no ocurren imprevistos. Las previsiones meteorológicas apuntan a que el martes habrá tormentas: es difícil imaginar, siguiendo esta mala racha, que vayan a traer una buena cantidad de agua, pero desde luego sería lo deseable para afrontar los al menos dos meses seguidos de intenso calor que nos quedan por delante.

jueves, 19 de junio de 2014

Alegres violetas

Viola cornuta
La familia de las violáceas es de las menos representadas en la terraza. También es cierto que no hay demasiadas especies para cultivar si las comparamos con otras grandes familias, pero su popularidad es tanta que raro es que no se nos pase por la cabeza tenerlas alguna vez. De hecho, es muy frecuente encontrar en las tiendas esos pensamientos de flores enormes y multicolores con el centro de los pétalos negro, que a veces también se utilizan para decorar estacionalmente los jardines públicos. No me terminan de convencer estas flores precisamente por lo grandes y "flácidos" de sus pétalos, así que he tenido suerte en cierto modo con las Viola x wittrockiana que tengo, de una talla contenida en colores y formas muy agradables.

La historia de mis primeras violetas en la terraza ya la conté aquí. Es curioso porque siempre se refieren a ellas como plantas que podemos sembrar a finales de verano para disfrutarlas en invierno y, al menos en mi caso, las dos veces que las he tenido me van mejor cuanto más se acerca el verano o incluso durante éste, llegando al punto de que mis plantas actuales están ahora en su máximo de floración habiendo sido sembradas el verano pasado, en el caso de los pensamientos, y en noviembre en el caso de las Viola cornuta.

Viola x wittrockiana
Mis pensamientos proceden, como digo, de un sobre de semillas de LIDL en el que se indica que se trata de la variedad 'Swiss Giant'. Sigo sin ver qué tienen de "gigantes", pero son muy atractivas. El detalle más curioso, como ya conté, es que el primer sobre de semillas que sembré dio unas plantas totalmente diferentes a lo que aparecía en la foto del sobre y, visto el resultado de este año, incluso distintas a las flores que me salen ahora. Eran plantas más o menos similares unas Viola tricolor de colores mixtos (sin manchas negras, además): los tres pétalos de abajo eran pequeños y los dos de arriba, grandes y espatulados, sin el clásico aspecto redondeado y amplio de la Viola x wittrockiana. Las de este año, en cambio, tienen aspectos variables pero siempre con los pétalos con su correspondiente mancha negra y, en la mayoría de ejemplares, unos pétalos muy redondeados. La nota discordante la ponen las de color morado, que tienen los pétalos de arriba más alargados.

Conjunto de pensamientos
Desgraciadamente, de aquellos primeros ejemplares no conservo ni una sola semilla -agoté el sobre tras varios intentos infructuosos- y no sé si se debió a un error puntual o todos los sobres de semillas de aquel año contenían plantas de este tipo. El caso es que  las plantas actuales tampoco están nada mal y cada vez se acumulan más y más florecillas. El porte también es distinto, pues mientras las de 2012 crecían verticales, no sé si debido únicamente a que crecieron en el contenedor entre otras plantas, las de este año crecen postradas y ya han saltado sobre el reborde de la maceta. Han salido en cinco colores distintos, pero desconozco si realmente han sido cinco plantas diferentes o alguna ha cambiado su aspecto con los meses. El primer color que apareció en marzo no lo he vuelto a ver y en su lugar aparecen unas amarillas con un toque purpúreo en los pétalos superiores. Las otras tres son moradas, purpúreo-rojizo y amarillas con el reborde blanco respectivamente, todas con el centro manchado de oscuro.

Viola cornuta
Pasamos ahora a las Viola cornuta. Esta especie de menor tamaño también la tengo en mezcla de colores. Las semillas son de una marca llamada Canestro di Fiore, italiana como puede deducirse, que se encuentra habitualmente en los bazares chinos tan populares estos últimos años. Por lo que me han contado, en otras zonas de España también las venden en este tipo de tiendas; en mi ciudad no solían tenerlas, pero ahora ya las he visto en dos sitios y precisamente en uno de ellos fue donde las compré. La marca tiene una variedad curiosa de semillas, la mayoría cosas muy típicas -sobre todo hortícolas y aromáticas-, y por lo que veo funcionan bastante bien; también es cierto que sembré de la misma marca unas Callistephus chinensis sin éxito aunque, de momento, no puedo achacar su fracaso a las semillas en sí sino a mi poca constancia con ellas. En general he tenido poco éxito con esa especie con semillas de varias marcas y ahora, casualidades de la vida, tengo un ejemplar crecido que conseguí sin mucho esfuerzo a partir de una semilla de una mezcla de flores que puse a germinar por pura curiosidad.

Viola cornuta
Dichas violetas también han tardado lo suyo en florecer, creciendo muy poco a poco desde noviembre y quedándose en un tamaño estático desde hace ya meses. Un ejemplar se secó, incluso, aunque parece que en total quedan unos cinco. Son unas plantas encantadoras, muy pequeñas y con colores variados con aspecto de pensamiento en miniatura, pues las flores apenas tienen dos centímetros y medio, ubicadas sobre un fino y alto pedúnculo. Mi idea es poner varias en el contenedor a partir de este otoño para la próxima temporada, aunque si tardan en florecer tanto como este año perderá algo de gracia el asunto, que no era otro que combinarlas con otras flores bajas para la parte frontal, algunas de las cuales he tenido este año y florecen muy, muy pronto, lo cual pone difícil la esperada combinación. Por ejemplo, una combinación agradable la formarían con las azuladas Nemophila menziesii, pero desaparecieron del todo a finales de abril, pues comenzaron a florecer en febrero. Claro, que también quizá influyó el excesivamente suave invierno. Curiosamente, las violetas fueron sembradas apenas unas semanas después.

Estas pequeñas flores pasan a formar parte de la gran lista de especies que han funcionado bien en 2014 y espero que todavía vayan mejor en 2015, siempre que las condiciones lo permitan, con otras especies de ciclo similar. Habrá muchas especies que, por no prever que a veces la meteorología es caprichosamente negativa, se han quedado en el tintero y todavía empezarán su periodo de prueba este otoño, pero sin duda las gráciles violetas han superado con nota su primera etapa y se han ganado su hueco en la terraza para las próximas temporadas.

miércoles, 18 de junio de 2014

Desvaríos ambientales

Tithonia rotundifolia
En la última entrada hablaba sobre una subida repentina de temperaturas que había dado comienzo el jueves. La situación continuó hasta el sábado, durando tres días seguidos y provocando ese primer episodio de calor y sequedad extremos que todos los años se da, indistintamente, a finales de primavera. No es más que un avance del verano, pues esta situación, quizá no tan intensa, es el pan de cada día a partir de julio. El domingo la cosa cambió y el viento del noreste calmó un poco el ambiente, uniéndose al hecho de que la madrugada del lunes cayesen unas gotas y anoche, en la madrugada de este miércoles, unas pocas más -otra situación que suele producirse a finales de todas las primaveras. Ya casi ha llovido lo mismo que en mayo, una cifra que no era difícil de alcanzar por ser tan lamentablemente escasa.

Los tres días seguidos a más de 30ºC y con la humedad ambiental por los suelos no sentaron demasiado bien a las plantas, pero consiguieron sobrellevarlos razonablemente bien, no sin acabar con algunas hojas arrugadas y quemaduras. Regué jueves a mediodía, viernes al amanecer y domingo por la tarde, día éste en el que se me complicaba un poco la visita a la terraza pero vista la situación hice lo posible por acercarme dos horas antes de anochecer. El panorama desanimaba un poco, pero regué generosamente y a la vuelta, ayer martes, todo había vuelto a la normalidad. Sólo ha habido que lamentar dos bajas y se trataba de plantas semilleras que presentaban tan mal aspecto que quizá hubieran muerto de todas formas.

Echinacea purpurea
Hay plantas que resistieron por los pelos. La más remarcable sería la Tithonia rotundifolia, el girasol rojo mexicano, que el domingo estaba totalmente mustia y al borde del desastre. Es una especie que llevo queriendo tener desde hace más de un año y, cuando por fin lo consigo, este episodio de calor podría haber acabado con mis pretensiones. Poco antes de comenzar la primavera de 2013 adquirí semillas, las cuales tuvieron un porcentaje de éxito del 0%. En otoño, al intercambiar semillas con otros compañeros de afición una de las participantes me comentó que ella tenía semillas de la especie de sobra y le habían ido muy bien, así que le pedí unas pocas. Efectivamente, una vez dispuse de las semillas nuevas comprobé que funcionaban tan bien como las de un girasol común: germinan en menos de 48 horas. Sembré dos, pero las plantas crecieron de manera problemática y aún las acabé arrancando el pasado marzo. Este ejemplar actual está sembrado en la misma maceta desde entonces y ha alcanzado una talla aceptable.

Prunella grandiflora
Esta compuesta es, como bien indica su nombre, un pariente muy cercano del girasol -subtribu Helianthinae- si bien superficialmente las cabezuelas recuerdan más a las de la zinnia. Su porte es más ramificado y consigue florecer con múltiples capítulos a la vez, aunque en el centro del ápice siempre se abre el primero, como en los girasoles Helianthus. A mí se me malogró con el calor este primer capítulo aunque sólo en parte, pues se chamuscaron los pétalos pero las flores tubulares siguen frescas. Dichos pétalos son de un naranja muy vivo, brillante, bastante distinto al tono naranja más intenso que podamos encontrar en una caléndula. Las flores están cargadísimas de polen y es una planta excelente para mariposas y similares, aunque ahora mismo en la terraza pocos insectos quedan ya salvo algunas abejas. Las hojas de la planta me confundieron por el nombre rotundifolia, ya que redondas no son, sino más bien palmadas, en cierto modo similares a las de una higuera.

El verano suele ser tiempo para las asteráceas y otras dos especies ya conocidas del año pasado florecen también estos días, además también parientes cercanas del girasol y todavía más cercanas entre ellas mismas -subtribu Rudbeckiinae. Se trata de la anual Rudbeckia hirta, de las cuales este año sólo hay dos en el contenedor y son, junto a la alfalfa, las últimas flores (previstas, al menos) nuevas que aparecen allí en esta temporada, y de la Echinacea purpurea, planta que empieza a decepcionar un poco por no ser todo lo resistente a la insolación que cabría esperar. La planta florece bien, mejor que el año pasado, pero las hojas están muy estropeadas y ni siquiera los pétalos son capaces de permanecer sin marcas ni quemaduras aun cuando reciben buenos riegos cada dos días. Tampoco es que estén en la zona de más sol: pegadas precisamente a las Rudbeckia del contenedor, el sol directo se va pasado el mediodía, soportando menos insolación que, por ejemplo, los Delphinium o las Alcea. También es cierto que comienzan a florecer muy tarde y se encuentran en lo peor de la primavera/verano. Habrá que ver si siguen floreciendo bien entrado el otoño y es entonces cuando dan sus mejores floraciones.

Ocimum basilicum
Pasamos de una familia con gran presencia en la terraza a otra no menos representada: las lamiáceas. Están en flor actualmente cinco especies: la Salvia farinacea está más avanzada y ha dado sus primeras semillas ya; a la Nepeta x faasseni también van quedándole ya pocas flores; las Monarda citriodora llegan igualmente al final de su ciclo y ya hay cabezuelas secas soltando semillas. De las otras dos, una está floreciendo por segunda vez en la temporada: la Prunella grandiflora. Este año han salido las cosas mucho mejor con esta especie, que el año pasado acabé tirando a la basura en verano cuando se pudrió del todo. El ejemplar nuevo venía bastante desarrollado en septiembre y se puso a dar flores en octubre; posteriormente ha ido creciendo sin demasiada prisa pero cubriendo del todo la maceta cuadrada donde se encuentra. No parece gustarle mucho el agua ya que a menudo amarillea, así que no la riego hasta que se seca del todo la tierra y, sólo con este proceder, las hojas vuelven a ponerse verdes. Ahora mismo se encuentra en flor de nuevo desde hace una semana.

Rudbeckia hirta
Por último, la otra lamiácea que se ha puesto a florecer, bastante rápido para llevar sembrada desde abril, es una albahaca (Ocimum basilicum). Obtuve las semillas de una de las mezclas de flores que venden en LIDL intentando identificarla, pues en la misma mezcla venían otras especies de la familia algo más interesantes. De todos modos, con pocos cuidados ha llegado pronto a su "madurez", cosa que no sabía que llegaban a alcanzar tan pronto, quizá porque acostumbro a ver albahacas bastante más grandes que la mía en las tiendas y ninguna viene en flor. Poco que decir de esta popularísima aromática con un olor que se desprende apenas con tocarla un poco, como ocurre con su pariente la hierbabuena, la cual, por cierto, este año no parece que tenga muchas ganas de crecer pues está bastante estropeada y baja.

Este pulso veraniego no debe ser sino una preparación de cara a lo que se va a convertir en habitual por más de dos meses y medio a partir de ahora, con lo cual estas visitas "de emergencia" deberán reducirse a costa de no escatimar en riegos y, por qué no, preparar una zona de la terraza para ir apartando del sol las especies más delicadas antes de pudrirlas a base de riegos con agua tibia o dejar que se quemen demasiado. Ya he limpiado bastantes cosas de la terraza -anuales muertas, restos de bulbos, etc.- y sacado de bajo tierra bulbos y tubérculos siendo bastante pronto, con lo que el verano quizá sea algo más relajado al quedar bastante menos que cuidar. Será buena ocasión para preparar con detenimiento todos los proyectos de otoño.

viernes, 13 de junio de 2014

El verano llama a la puerta

Cucurbita pepo
Era inevitable que, con lo "desplazadas" que parece que estén las estaciones, los primeros pulsos veraniegos comenzasen a notarse antes de la llegada oficial de éste. Mucha suerte estábamos teniendo hasta principios de esta semana, con abundantes brumas nocturnas y matinales y temperaturas cálidas pero no agobiantes. Ahora, a menos que haya una pequeña tregua hasta el mes que viene que de momento no se espera, las temperaturas parece que han llegado a su tendencia veraniega.

Ayer jueves comenzó todo y ya vimos los termómetros rebasar los 30ºC desde media mañana, cosa que se ha repetido hoy también y se espera que al menos también ocurra mañana. Las mínimas ya se empiezan a situar en lo que se llama coloquialmente "noche tropical", esto es, que no bajamos de 20-22ºC ni al amanecer, empezando a resultar incómodo al dormir, puesto que sin aire acondicionado para refrescar la casa, el calor acumulado en el interior de la vivienda es tan alto que parece que estemos en un horno.

Tigridia pavonia
Las plantas me empezaron a preocupar ayer, pues había ejemplares que ni siquiera los había regado dos días antes por permanecer todavía húmedos y ahora les faltaba agua. Tanta fue mi preocupación, a pesar de que las plantas no sufrieron demasiado el golpe de calor, que he ido a regar dos veces seguidas y quizá hoy viernes no hubiera sido necesario, pudiendo aplazarlo hasta mañana. Pero es que el calor muchas veces no respeta a la planta aunque tenga las raíces húmedas: por ejemplo, la primera floración de Echinacea purpurea está insalvable. Se ha abierto correctamente, las flores tubulares están perfectas, pero la corola de pétalos está ya arruinada, con las puntas quemadas, debido al intenso calor. Parece mentira que sea una planta del sur de los Estados Unidos, donde debe soportar estas condiciones igual de frecuentemente o más que aquí. Las Gaillardia aristata parecen tener menos problemas que ellas, pues increíblemente siguen sacando capítulos inmaculados al sol a pesar de que con el tiempo cada vez queda menos planta a la vista y la tierra no dura mojada más de un día.

Viola x wittrockiana
Otra compuesta que florece esta semana, conocida en parte -ahora explico por qué- es el alazor (Carthamus tinctorius). Digo "en parte" porque, si bien ya tuve a la planta el año pasado, el ejemplar de esta temporada procede de unas semillas distintas que, a la vista de los resultados, pertenecen a una variedad distinta con mayor enfoque ornamental. El año pasado tuve este ejemplar, de flores amarillas y brácteas espinosas, procedente de una mezcla comercial de semillas para alimento de loros. La planta que he sembrado este año surgió de unas semillas que me ofrecieron y el resultado ha sido el que aparece en la foto: capítulos más "suaves" con brácteas sin espinas y lígulas de color anaranjado. Por lo que he comprobado en los días posteriores, los capítulos se abren amarillos, se vuelven naranja en su momento cumbre y cuando se marchitan se vuelven rojos. La planta la tengo en una pequeña maceta solitaria y, como ocurría con la Agrostemma 'Milas', es tan fina y alta y las flores tan grandes que queda hasta desgarbada. Visto que no se ramifica y apenas ocupa espacio horizontal, al año que viene intercalaré varias de ellas en el contenedor, donde podrían pasar por ser unas "primas mayores" de las Centaurea anuales.

Carthamus tinctorius
La planta que aparece arriba del todo es una calabaza ornamental (Cucurbita pepo) de esas variedades mezcladas que dan pequeños calabacines de formas variadas que pueden utilizarse una vez cosechados para decorar en casa. El origen de la planta responde a una de esas demostraciones de durabilidad que las semillas demuestran de vez en cuando. El sobre de semillas, de LIDL, me lo trajo mi madre como curiosidad allá por 2007, época en la que yo ni siquiera conocía estas ofertas de "todo para su jardín" porque no me llamaban la atención. Técnicamente, hace años que el sobre sobrepasó la fecha límite recomendada para su siembra, pero probé por la idea de intentar poner una de estas calabazas con el resto de trepadoras y funcionó, vaya que si funcionó. Las semillas tardan unos días en germinar pero lo hacen casi todas. Ahora mismo la planta mide sobre un metro y está floreciendo, teniendo apenas un mes de edad. El problema es que no la entutoré y en lugar de agarrarse y subir hacia arriba, repta por el suelo lanzando sus zarcillos a las macetas y objetos que encuentra por su camino. Comparte maceta con capuchinas e ipomeas, pero ella es la mayor planta de todas.

Commelina tuberosa
Mientras en el frontal de la terraza siguen abriéndose las Tigridia pavonia, en el rincón trasero los ya "viejos" pensamientos experimentan un pico en su floración que hasta ahora ha sido lenta e irregular. Entre las Tigridia se abren ejemplares de color amarillo y magenta que hoy he podido pillar abiertos por los pelos, sin estirar del todo, dado que antes de las nueve de la mañana tenía que irme y la planta, a pesar de durar poco en flor, no es muy madrugadora que digamos. Su mayor esplendor se da sobre el mediodía, pero a primeras horas de la tarde las flores ya se han cerrado. No parecen durar mucho más los mencionados pensamientos que, al menos, cuando se cierra uno ya se ha abierto otro. Están apareciendo, todavía ahora, flores de colores que todavía no había visto. Se ve que prisa no tienen, puesto que hace casi un año que los sembré y se han atrasado casi medio para mis expectativas, pues esperaba verlos bien cargados de flores ya a finales de febrero.

Gaillardia aristata
A diferencia del poco hábito madrugador de las Tigridia, las Commelina tuberosa sí se dan prisa en abrirse tan pronto como rompe el alba. Con razón ayer no pude verlas a pesar de que los pétalos se veían asomar, pero ninguna de las flores apareció abierta durante el rato que estuve allí. Hoy de buena mañana, en cambio, casi todas se habían abierto ya al máximo. La planta mejora por semanas conforme va alcanzando altura y llenando sus tallos de las espatas que contienen cada una su "cargamento" para producir una sucesión de flores.

Es probable que demos paso ya al periodo estival puro y duro y todavía es un misterio saber cuándo y cómo terminará, si tendremos tormentas en agosto como los dos últimos años o llegaremos a noviembre todavía con reminiscencias estivales como el año pasado. Sea como fuere, este año las ganas de que llegue el otoño y que con él vuelva la lluvia y la serenidad son enormes.

martes, 10 de junio de 2014

Repetir para mejorar

Iberis amara 'Empress White'
Una particularidad del lugar donde cultivo las plantas es que no las tengo nada más salir de casa, como suele ser común para mucha gente, que tiene su vivienda con jardín, terraza o balcón y sólo tiene que asomarse para ver qué tal van las plantas. Yo las tengo a unos 8 km. y las visito cada dos días siempre que sea posible. Antes solía dejar pasar más tiempo y los resultados eran los que eran.

Todo esto lo digo porque muchas veces cuando voy a atenderlas es el único momento que tengo para fotografiarlas, y las plantas obviamente cambian de un día para otro, y no digamos cada dos. Desde flores que sólo duran un día, como las Commelina o las Tigridia, hasta flores que sufren algún problema y me quedo sin esa fotografía ideal hasta que vuelvan a florecer; a veces, simplemente, el viento hace imposible cualquier foto: al próximo día, la flor ya no está en las mismas condiciones. Me ha pasado todas las veces con las Amberboa moschata, que tienen una duración demasiado efímera. No he conseguido sacar una foto que haga realmente justicia a la belleza de la planta en su momento álgido.

Eryngium planum
Por eso, en esta entrada de breve contenido, repetiré con imágenes mejoradas de plantas que han estado floreciendo estas últimas semanas y que fotografié y publiqué en el blog tan pronto como dispuse de las fotos, hace relativamente poco. Algunas son simplemente fotos desde otro ángulo, como la del Eryngium planum, que poco ha cambiado desde hace una semana aunque hoy he descubierto que la segunda planta también está sacando un tallo con flores.

Hay diferencias de unas plantas a otras. Por ejemplo, mientras que la Viola cornuta lo único que ha hecho ha sido estirar su pedúnculo y quedar la flor más expuesta y grácil, la Veronica longifolia 'Blauriesin' destaca por haber conseguido que una de sus espigas tenga más de la mitad de su longitud cubierta de flores en buen estado. Hasta ahora, sólo la parte inferior de las espigas permanecía unos días inmaculada, afeándose conforme las flores de la mitad superior comienzan a abrirse.

Viola cornuta
Debido a que este fenómeno acaecido en la Veronica suele ocurrir a menudo, con la Iberis amara 'Empress White' tomé precauciones e hice la foto tan pronto como hubo varias flores abiertas, pensando que para cuando estuviera casi toda la umbela completa, las de abajo estarían totalmente deterioradas. Para mi sorpresa no ha sido del todo así, y la planta cada vez tiene un conjunto de flores más voluminoso en el que apenas se marchitan unas pocas de la parte inferior, con lo cual el aspecto es bastante distinto y más bonito al de hace diez días. Ahora parece que ya sólo quedan dos "líneas" de flores por abrirse, las de la parte más central. Con ello, esta especie anual logra marcar la diferencia con mi otra Iberis de flores blancas, la sempervirens, a la que supera en cantidad de flores por umbela. A las Iberis umbellata, por desgracia, no las he conseguido hacer crecer esta temporada.

Veronica longifolia 'Blauriesin'
Hoy mismo también he descubierto que ha comenzado a florecer una segunda Tigridia pavonia, con flores rojas, aunque he encontrado su primera flor ya marchita y la segunda parece que no iba a abrirse hoy, puede que quizá mañana, cuando no estaré. Espero que dentro de dos días haya otra y pueda disfrutarla. Posiblemente tampoco sea la única flor nueva que habrá ese día, pues hay más especies comenzando a florecer que para dentro de dos días estarán en su momento óptimo. Una de ellas es la Echinacea purpurea, que este año ha florecido antes. Casi lo mismo pasará, aunque parece que a esta le queden más dias, con su muy similar pariente la Rudbeckia hirta, siendo ya de las últimas especies nuevas que quedan por florecer esta temporada en el contenedor de las anuales.

Vista superior de Iberis amara
Siempre habrá flores que me dejen con las ganas de fotografiarlas. Por ejemplo, antes se han lanzado a perder las Ismelia carinata de color rojo-amarillo que he conseguido encontrar una flor que valiera la pena fotografiar; más desesperante fue el caso del Ferocactus herrerae, que justo vino a florecer por primera vez en su larga estancia en la terraza la semana con más tormentas de todo 2013, a finales de agosto. Este año podría repetir perfectamente, pues su aspecto sigue mejorando y ya se observan los "ojuelos" desde donde saldrán las flores. Aunque, todo sea dicho, creo que tengo más ganas de que se repita una tormenta así que de ver florecer al cactus que, de un modo u otro, siempre puedo resguardar si se diera el caso.