sábado, 28 de junio de 2014

Salvia coccinea, una pincelada de escarlata

Salvia coccinea
En una entrada reciente señalaba que las lamiáceas estaban teniendo este año su "boom" particular. Durante el año pasado las protagonistas principales fueron las compuestas, que este año son todavía más incluso, pero al margen siempre tuve en cuenta aumentar la presencia de miembros de familias con tanta variedad y belleza como las mencionadas Lamiaceae, así como Ranunculaceae, Fabaceae y Brassicaceae, entre otras. Este año, con la protagonista de la entrada, son 7 las especies de labiadas que han florecido ya. Son pocas comparadas con las asteráceas, pero más del doble que el año pasado, que sólo fueron tres. Todavía me quedan dos especies que no han florecido -trés más bien, porque este año la hierbabuena no ha crecido correctamente- y quizá todavía lleguen a hacerlo este año.

A la Salvia coccinea la elegí por un motivo bien evidente: su explosivo color rojo. El motivo secundario habría que explicarlo más detalladamente. Hay otra salvia de color rojo, más popular todavía si cabe: la Salvia splendens. Sin embargo, me parece la menos atractiva de todas las salvias por su porte: un "repollo" de hojas anchas abajo y una espiga corta con flores apelotonadas que además tienen un aspecto que recuerda poco no ya a una salvia, sino a cualquier planta de la misma familia. La Salvia coccinea tiene un porte más agradable para mi gusto, similar al resto de salvias ornamentales, y las semillas las encontré sin dificultad e igual de sencillas han sido para germinar, cosa que hicieron allá por febrero.

Vista de la planta
Esta especie, llamada salvia colibrí o scarlet sage (salvia escarlata) en Estados Unidos es originaria de México, si bien lleva tiempo extendida en un área que abarca del sur de los E.E.U.U hasta Brasil. Es perenne como casi todas las salvias y por su distribución, se entiende que es una planta propia de climas tropicales y subtropicales. Nada que preocupe, en principio, respecto a su éxito en Cullera, donde los inviernos son muy suaves y a veces incluso demasiado poco fríos, como este último que hemos tenido. Confío en que la planta pasará bien el próximo invierno, como su vecina la Cobaea scandens; al igual que ésta, dado que quiero sembrar más salvias para poner en el contenedor, sería bueno comprobar si las plantas ya crecidas en otoño pasan bien el invierno. De hecho, técnicamente este ejemplar que tengo lo sembré aún en invierno y aquí está. Las semillas germinan con facilidad en un envase hermético con papel de cocina húmedo, calor y algo de luz.

Quizá mi planta no sea el mejor ejemplo para mostrar el tamaño que alcanzan. La especie puede estar en unos 60-75 cm. de alto y a veces superar el metro, pero mi planta necesitará trasplante dentro de unos meses, porque apenas ha llegado a 20 cm. en esa pequeña maceta. El tono amarillento de las hojas también parece indicar que le están faltando algunos nutrientes. También sufrieron un ataque de los gorriones, que picotearon el ápice de los tallos aunque no se ensañaron demasiado esta vez.

Sin duda lo más especial de la planta son sus flores. Crecen grácilmente en espigas y tienen una forma tubular, con la parte inferior, el labio, dividida en dos mitades en forma de alas de mariposa; la parte superior, galeada, es breve y está sobrepasada por los dos largos estambres que tienen el mismo tono escalata de la corola.

Tenemos pues otra de esas plantas sencillas de cuidar que cuando comprobamos lo fácil que fue sacarla adelante desde semilla, hay cierto arrepentimiento de no haber puesto más y tomamos nota para que a la próxima temporada sean más. Mi idea es esa, y sobre todo poder acompañarla de plantas de otros colores donde su explosivo tono rojo todavía resulte más rompedor.

No hay comentarios :

Publicar un comentario