domingo, 22 de junio de 2014

Entra el verano

Flores de alfalfa
La estación más larga del año vuelve a ser este verano que comenzó ayer sábado a primeras horas de la tarde, la cual nos acompañará hasta el 23 de septiembre. Las diferencias con el año pasado son varias, la primera de las cuales obviamente el hecho de que el calor llegará para terminar de apretar la ya maltrecha racha de sequía de nuestra comarca, en la que apenas ha llovido desde noviembre. Por lo demás, las temperaturas son algo más altas ahora que hace un año aunque tampoco comparables a las que llegaron poco después y que coparon unos 50 días de abrasador calor entre julio y agosto, lo normal por aquí, todo sea dicho. El año pasado el verano comenzaba con una situación de inestabilidad y llovió (poco, pero más del triple de lo que llevamos este mes de junio). Para estos próximos días se esperan nubes de nuevo y habrá que ver si dejan despedir junio con algunos litros más.

Geranium sanguineum
En la terraza, las plantas poco a poco van disminuyedo de manera progresiva y, tal como se esperaba, con las correspondientes bajas previsibles -las anuales que terminan su ciclo- y las inesperadas o quizá no tanto, de especies vivaces que no han funcionado bien durante la temporada y han acabado sucumbiendo, las cuales habrá que estudiar con detenimiento para ver si se trataba de errores corregibles o simplemente son especies que no soportan bien el cambio de condiciones que les supone el adaptarse a nuestro clima, pues la inmensa mayoría vienen de Holanda, con un clima mucho más suave, húmedo y con inviernos "de verdad". De todos modos, tras la hecatombe con los bulbos no han sido muchas más las bajas de cariz dramático, pues el primer episodio de calor intenso fue superado con éxito.

Dahlia 'Mignon' amarilla
A estas alturas llevo hecho un trabajo de limpieza y acondicionamiento similar al que llevaba el año pasado en agosto, siendo la principal baza la extracción de bulbos y tubérculos de especies varias para su conservación hasta que llegue el final de la estación y lo reorganice todo. He extraído montones de iris, anémonas, ranúnculos y los Oxalis bowiei, los únicos de la familia que están ahora en letargo dado su ciclo otoñal-invernal. Respecto a anuales y vivaces, ya casi no me queda superficie libre donde colocar los tarros y demás recipientes donde conservo las cápsulas de semillas hasta que otro día las organice y guarde ya limpias -muy complicado en algunos casos por el trabajo que supone separar restos vegetales de la semilla en sí. En resumen, que lo único que queda aparte de esperar a que llegue agosto y comenzar a hacer semilleros para la próxima temporada es desmantelar el contenedor de los bulbos y reorganizar esa parte de la terraza, cuya idea es colocar macetas elevadas sobre baldas como en el centro, en el rincón trasero y en la parte que da la calle. Para ello habrá que esperar a que terminen su ciclo las actuales bulbosas veraniegas que están creciendo y, en el caso de las Tigridia, floreciendo.

Echinacea purpurea
En el contenedor de las anuales queda poco que ver y actualmente incluso hay tantos vacíos que la falta de agua entre riegos se hace menos acusada. Quedan de casi todas las plantas que han ido floreciendo en primavera excepto los crisantemos tricolor, que ya se secaron del todo y fueron retirados. Florecen las ya habituales espuelas de caballero, un par de Rudbeckia hirta y finalmente varias plantas de alfalfa que se lo han tomado con calma y han pegado un estirón de última hora para florecer, con espigas de flores que caen hacia todos los lados. Sembrar esta especie popularmente cultivada para forraje para ganado tenía como función aportar un tono de color distinto y de paso nitrogenar el suelo con sus raíces, aunque parece que su potencial ornamental ha sido algo inferior al esperado. Demasiada planta -aunque ocupa relativamente poco espacio horizontal- para tan pocas flores, quizá al año que viene la ponga en otras combinaciones pero deje el contenedor a otras especies nitrificadoras y de aspecto llamativo como Phacelia o Trifolium.

Platycodon grandiflorus
En las zonas más expuestas al sol la situación varía según las especies que observemos. Las Echinacea siguen floreciendo aunque el follaje se está estropeando más de la cuenta, si bien hay algunos tallos que siguen bien verdes y confío en que sean los que mejor aspecto tengan durante estas semanas: por lo pronto, ninguna cabezuela consigue salir con las lígulas impecables, todas tienes algún defecto o marca. Entre los bulbos, bien crecidos, siguen floreciendo las Tigridia y se quedó a medio camino una Sparaxis tricolor, que dio dos flores deformes y nada más. Llevo años intentándolo con estas iridáceas y aunque crecen, no consigo verlas florecer con normalidad. No sé qué necesitan realmente, porque ni quieren una tierra seca ni termina de gustarles un riego continuado, llegando algunos ejemplares ya desarrollados a ponerse amarillos y perder las hojas si los riego cada dos días como a todas.

Rudbeckia hirta
Un caso similar ocurre con las dalias. Llegaron a dar tantos problemas y lanzarse a perder de manera tan radical en otras temporadas que me planteé no volver a tener más esta especie, aunque llegada esta temporada no pude negarme a no contar con estas bonitas y en teoría sencillas plantas. Las semilleras que sembré en febrero comenzaron con mal pie, pero cada vez tienen un follaje más atractivo y, además, consiguen ir floreciendo sin defectos. Lo mismo hace el único ejemplar que he plantado este año desde tubérculo, una variedad de hojas púrpura y flores rojas que lleva semanas floreciendo aunque todavía espero a que consiga desarrollar un capítulo sin defectos para poder mostrarlo aquí haciendo justicia a la belleza de la planta. Si el verano no les reporta muchos problemas, quizá para otoño hagan su último esfuerzo y florezcan con mayor impacto antes de que se echen a descansar.

Consolida ajacis
En la balda frontal las tornas comienzan a cambiar. La mayoría de Monarda citriodora se han ido secando y las he ido cortando para extraer semillas, agrupando los tallos restantes con un soporte para evitar que caigan y tapen otras plantas que siguen su desarrollo. El Delphinium produce nuevas varas florales a la vez que las Liatris comienzan a florecer intensamente. Algunas especies nuevas, de las pocas que quedan ya, preparan también sus flores. Va terminando también la breve pero intensa Sidalcea, mientras que sus primas mayores las Alcea ya han sido podadas puesto que los altos tallos otrora cargados de hojas y flores ya sólo contenían cápsulas secas. No obstante, aún hay una de las plantas floreciendo a poco más de veinte centímetros del suelo. Desde luego, aprovechan bien todo el crecimiento para dar semilla.

En el rincón trasero encontramos todavía muchas de las especies que fueron sembradas más tarde, algunas a punto de florecer o haciéndolo ya como la albahaca. Son quizá el último bastión de anuales y herbáceas que quedan por mostrar sus encantos si no tenemos en cuenta a las trepadoras que, con su origen mayoritariamente tropical, todavía están en su época de siembra y son actualmente las únicas plántulas jóvenes presentes en la terraza. Se acumulan allí también las macetas vacías donde hubo plantas anuales, vivaces que han pasado a la historia o tuberosas que esperan su época. Entre las vivaces que siguen a buen ritmo, por ejemplo, el Geranium sanguineum se encuentra en su mejor momento desde que comenzó a florecer y ahora ya muestra hasta seis flores a la vez en lugar de una como venía siendo habitual. Eso sí, no es que sea la panacea en cuando a frondosidad.

Tigridia visitada por una avispa
La última especie en llegar ya crecida a la terraza fue la Platycodon grandiflorus, una campanulácea de flores enormes originaria de China. Hace dos veranos que las vi en el Eroski de Cullera y de entrada no me llamaron la atención, aunque al llegar a casa e informarme vi que parecía una especie interesante y me arrepentí un poco de no habérmela llevado, en lugar de las gerberas que siempre acababan muriéndose. Dos veranos después la he vuelto ha encontrar y esta vez se ha venido a casa sin dudarlo. Ahora deberá adaptarse para convertirse en una planta grande y frondosa con flores que crezcan en altos pedúnculos en lugar de pegados a la mata como las tiene ahora mismo. Además, se trata de una vivaz con raíz napiforme que se queda seca en invierno y rebrota en primavera, con lo que con unos cuidados adecuados se le puede sacar mucho partido. La planta llegó a casa el pasado jueves y tiene un aspecto impecable, aunque las flores que traía ya se le han marchitado y se espera que en breve abra los capullos que traía en desarrollo.

Vista del Geranium sanguineum
Comienza pues la época más dramática del año para las plantas y en la que muchas veces ni los cuidados más estrictos consiguen paliar los efectos del calor unido a la humedad ambiental aportada por el mar. No obstante, esta temporada las cosas han ido relativamente bien y ha habido más flores que nunca en cualquier época, y el verano no será excepción, pues todavía quedan a estas alturas especies nuevas con buen aspecto que van a florecer en breve si no ocurren imprevistos. Las previsiones meteorológicas apuntan a que el martes habrá tormentas: es difícil imaginar, siguiendo esta mala racha, que vayan a traer una buena cantidad de agua, pero desde luego sería lo deseable para afrontar los al menos dos meses seguidos de intenso calor que nos quedan por delante.

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