sábado, 28 de febrero de 2015

El perfume de los alhelíes

Matthiola incana var. annua
El alhelí es una de esas plantas que quizá por mí mismo nunca se me hubiera ocurrido introducir en la terraza. No porque me disgustase, sino porque caía dentro de ese saco de plantas muy típicas que tiene todo el mundo y que no atraen mi interés. Además, tenía de ella la imagen de la planta silvestre, grande, de hojas plateadas y tallo que se va volviendo leñoso. Desconocía la variedad que tengo ahora y por lo que veo, es la misma que se encuentra en los comercios.

Las plantas llegaron en forma de semilla, como otras tantas, a través del intercambio con un compañero, el cual me las puso de regalo para que probase. Las sembré junto a unas adormideras, plantas que siempre me germinan y crecen bien pero me dan problemas a última hora y no he llegado a ver en flor salvo en una ocasión -los hongos las infestan en primavera y las destruyen en semanas- simplemente esparciendo las semillas sobre el sustrato y cubriendo la maceta con plástico. Germinaron rapidísimo y en gran número, y crecieron bastante deprisa. Es de las plantas que mejor me han funcionado con este sencillo método, junto a especies como la mencionada adormidera o su pariente el alhelí de Mahón, Malcolmia maritima.

Forma simple
Sus cuidados han sido muy sencillos. Conforme bajaron las temperaturas y noté que el crecimiento no daba más de sí, las puse al sol y prosiguieron su camino. Otro detalle a apreciar es que es de esas plantas que crece estupendamente en invierno, requiriendo pocas atenciones: no en vano se pasaron semanas, cuando no meses, viviendo sólo de la humedad retenida primero de cuando estuvieron bajo plástico y después gracias a las lluvias y baja evaporación. Han crecido tanto que al parecer han puesto en apuros a sus compañeras de maceta.

Forma doble
Tan pronto comenzó febrero, los ejemplares más grandes comenzaron a mostrar los futuros pedúnculos de flores. Tal y como ya me comentaron, las plantas vienen en un sólo color, que podríamos llamar magenta, y en dos tipos, simples y dobles. Las dobles son las más frecuentes, revelándose como simples alrededor de 1/4 de las plantas sembradas. Estaría bien poder seleccionar las simples simplemente conservando las semillas de flores simples, pero la mutación es totalmente aleatoria. Visto el tamaño, si fuese posible acertar con lo que saldrá, sería interesante mezclar las formas simples con otras plantas en el contenedor de las anuales. No obstante, creo que lo haré igualmente, pues las plantas tienen una talla reducida y una roseta basal que ocupa poco a su alrededor, aunque no descarto que, como ya ha ocurrido con otras especies, la mayor profundidad del contenedor propicie un crecimiento superior.

El grupo en su maceta
Las flores dobles son quizá menos de mi agrado en lo que al aspecto visual se refiere, pero me tienen ganado con su perfume. La fragancia que emanan es maravillosa y ha compensado con creces el extraño fracaso de los jacintos este año, especie que en principio había descartado pero que acabé trayendo a casa dado que venían incluidos en un pack de bulbos que compré por otras especies que traía: aquéllos apenas han brotado y las flores han quedado atrapadas al nivel de tierra, cosa que no entiendo, pues los ejemplares que tuve antaño consiguieron florecer perfectamente durante dos temporadas con problemas como inviernos cálidos y plantaciones a destiempo.

Estos alhelíes pertenecen a la variedad annua, aunque desconozco si su ciclo es anual o vivirán un tiempo más como los antirrinos. Las hojas son verdes, espatuladas y ligeramente inclinadas hacia arriba. La roseta no parece ser demasiado extensa como ocurre con las rúculas, las cuales sólo se mantienen pequeñas en macetas pequeñas, pero con tierra de sobra se vuelven descomunales. Es por ello que espero recoger suficientes semillas de estas fragantes flores para volver a sembrar al año que viene junto a otras flores e inundar todavía más la terraza con su delicado aroma.

viernes, 27 de febrero de 2015

De moscas y margaritas

Lucilia sericata
Desde la llegada del invierno, unas de las pocas flores que han estado presentes hasta hoy sin interrupción, es más, en aumento incluso, son las pequeñas margaritas Mauranthemum paludosum. Estas anuales se autosiembran en la terraza con bastante facilidad aunque muchas veces he destacado el hecho de que, cuando voy a buscar semillas para plantar, no las encuentro. Al final ni siquiera vale la pena, puesto que en los dos últimos otoños las he introducido en el contenedor de las anuales, que era mi intención, simplemente repicando ejemplares adventicios.

Debido a que suelen ser la primera "plataforma" que encuentran los insectos, no es raro encontrar allí a los pocos que se pasan durante el invierno, en este caso moscas. Las abejas y mariposas suelen preferir otras flores que también suelen estar casi siempre presentes en la terraza, como las Gaillardia aristata, cuyas cabezuelas rebosantes de polen atraen a las pocas mariposas que se pueden ver en invierno. Las abejas, más laboriosas, revisan todas las flores que encuentran.

Comparativa
Volvamos a las margaritas. Éstas proceden de una tienda cercana a casa que las vendía a 0,60€, un precio de lo más tentador. Compré dos, puesto que el primer ejemplar se me murió, lo que son las cosas, debido a que se le inundó el recipiente donde tenía puesta la maceta para que fuese absorbiendo agua por capilaridad debido a que la había trasplantado a una mayor. Volví a la tienda y adquirí otra, posiblemente la "madre" de todas las que ha habido desde 2013 ya que de la primera no sé si llegaron a caer semillas.

De entre los ejemplares aparecidos, la variabilidad es enorme. Conozco a la especie original silvestre porque no muy lejos de la terraza, en los prados calizos y monte bajo del oeste de Cullera, crece de manera regular y florece desde finales de otoño hasta principios de primavera, casi casi lo mismo que su homóloga domesticada. La diferencia principal radica en que la silvestre tiene hojas pequeñas y siempre son plantas de escaso porte, mientras que la cultivada tiene hojas amplias y su tamaño es muy variable, pudiendo crecer por encima de los 20 cm. de altura cuando tiene espacio para hacerlo.

Maceta con Mauranthemum
A su vez, el tamaño de los capítulos es muy variable. El año pasado aparecieron de manera espontánea ejemplares con proliferación extra de lígulas, mientras que este año ha aparecido el que posiblemente sea el más grande de toda su generación, con algo más de 45 mm. de diámetro. En la foto he intentado realizar lo más fielmente posible, ayudado de la regla que aparece, una comparativa a escala del ejemplar en cuestión con uno de los más pequeños. El tamaño habitual se sitúa a medio camino de ambas. La más grande, por supuesto, ha crecido en el contenedor, con sus cerca de 30 cm. de sustrato por debajo para crecer a gusto.

Calliphora vicina, macho
Últimamente, las Mauranthemum están sirviendo de fondo para fotografiar moscas. Además de la bonita Eristalinus aeneus, un sírfido que volví a ver el pasado jueves y del que obtuve una de las mejores fotos de insectos que he conseguido hacer hasta ahora (la que abre esta entrada), son otras las especies que he observado en la terraza y que he identificado gracias a la ayuda inestimable de los compañeros del foro de Infojardín. A finales del año pasado se acercaba una Muscina stabulans, muy común y perteneciente a la misma familia que la mosca doméstica, y durante febrero he visto a la Lucilia sericata, de color verde brillante, y Calliphora vicina, de color azul metalizado. Ambas pertenecen a la misma familia, Calliphoridae, y junto con la especie anterior se trata de moscas que depositan sus huevos en la carne en descomposición. Los adultos, como se ve, sienten predilección por las flores, aunque sólo las veo pararse en estas margaritas. A las Calliphora vicina las estoy viendo muy a menudo y únicamente visitan las Mauranthemum: el olor de las margaritas tampoco es desagradable, pero tampoco podríamos lo tildar de fragante, sino más bien "harinoso". Donde también van a parar estas moscas es, como es de suponer, a las cajas de porexpán de pescadería que he usado este año para plantar bulbos. Cuando dejé algunas de estas cajas a secar al sol las moscas azules aparecían a los pocos minutos atraídas por el olor a pescado.

Esta es sólo una muestra de lo que flores y polinizadores dan de sí cuando se encuentran. Presumiblemente, con el buen tiempo que tenemos ya instalado entre nosotros, el número de insectos aumentará, especialmente el de himenópteros, de los que he visto gran cantidad de especies estos años en la terraza y algunas no se han vuelto a repetir: me gustaría ir relocalizando a cuantas más mejor para mostrar aquí en plena armonía con las flores.

jueves, 26 de febrero de 2015

Paleta de calores

Linaria reticulata 'Flamenco'
Es sorprendente cómo en un país del tamaño de España puede haber tantas diferencias climáticas más allá de las obvias producidas por la altitud. En las noticias veo cómo el frío y sobre todo la lluvia siguen azotando a la mitad norte de la península, con barbaridades como 4 metros de nieve acumulados en algunos puntos del Pirineo y el Ebro totalmente desbordado en Navarra y Aragón, mientras que aquí una vez librados de vientos cargados de aire frío ya estamos encarando el previo a la primavera. Hoy, las plantas en Cullera disfrutaban de un día soleado con alguna nube suelta a 22ºC.

Durante esta semana el incremento gradual de las temperaturas ha propiciado una sucesión de floraciones que llegan casi al mismo tiempo que el año pasado, como ha ido ocurriendo con las margaritas, aunque la diferencia estriba en que las actuales son las primeras flores verdaderamente procedentes de las siembras y plantaciones otoñales, sin que haya habido ningún desfase salvo casos puntuales en especies que, si el otoño e invierno son demasiado suaves, comienzan a florecer nada más alcanzan el tamaño adecuado. Así, a estas alturas del invierno, el año pasado plantas como las caléndulas y las espuelas de caballero llevaban cuatro meses floreciendo, mientras que este año las primeras acaban de florecer ahora y las segundas todavía están creciendo. No obstante, sí ha habido casos como el de las Salvia coccinea, de las que ya hasta recogí semillas el mes pasado. No incluyo a las Mauranthemum paludosum en esta categoría ya que lo normal en esta planta es que florezca durante los meses suaves de invierno y primavera.

Abeja sobre Cosmos
Exactamente en las mismas fechas florecen las gráciles Linaria reticulata 'Flamenco'. Estas delgadas plantas son parientes de los antirrinos y tan fáciles de obtener de semilla como éstos, con similar altura pero tallos y hojas mucho más finos, así como flores menores, siendo bastante propensas a crecer apoyadas en otras plantas. Este año me está dando la impresión de que han ido mejor, con flores más grandes y bien formadas. Casi no aparece el defecto en las "espuelas" (los nectarios) que apuntan hacia abajo, que esta vez salen perfectamente desarrolladas y no arrugadas y enroscadas como el año pasado. La única pega que podría poner es que como la mayoría de ejemplares fueron sembrado en un lado en el que apenas ha dado el sol, los finos tallos están desparramados y les cuesta posicionarse para que las flores sobresalgan. La floración suele durar bastante, y espero que coincidan con otras especies que crecen alrededor de ellas.

Crocus chrysanthus
Los crocus siguen adelante y los que marcan la diferencia ahora mismo son los tommasinianus, que aparecen por doquier con un aspecto impecable. De momento sólo los acompañan los amarillos Crocus chrysanthus, que parece que duren poco sin arrugarse últimamente. Esta es la sucesión lógica de todos los años, y en pocos días no sería raro que apareciesen ya los primeros Crocus vernus morados o multicolores si la mezcla es óptima; quienes asoman ya son los nuevos Crocus sieberi ssp. sublimis 'Tricolor' que, de momento, no termino de ver ninguno que haya brotado bien del todo. Quedan varios por salir, así que espero que alguno bueno haya. A su vez, la próxima variedad de bulbos en florecer serán los narcisos, de los que ya van estirando las flores unos pocos.

Polistes dominula, hembra
Con el calor y la variedad de flores, los insectos comienzan a acudir en mayor número. Hoy posiblemente sea el día del invierno en que más especies he visto, la mayoría moscas como Eristalinus aeneus, Calliphora vicina y otras de distintos tamaños que no he podido identificar. Normalmente acuden, visitan las margaritas Mauranthemum y se van, mientras que las abejas de la miel son más curiosas y visitan todas las flores que pueden, adentrándose incluso en el rincón trasero, que este año sólo está abierto por un lateral y requiere algo de habilidad para saber por dónde hay que salir. También se ha dejado ver la primera avispa, una Polistes dominula, que ha visitado fugazmente la terraza. A partir de marzo comienzan a llegar varios himenópteros, por los que tengo gran curiosidad de intentar identificar el mayor número posible y así continuar la clasificación del año pasado; aparte, es de esperar que coleópteros, lepidópteros y hemípteros vayan apareciendo. De los últimos, claro, las especies parásitas y succionadoras de savia pueden ahorrarse el viaje.

Crocus tommasinianus 'Barr's Purple'
A nada de comenzar marzo, el tiempo de Cullera nos va metiendo en materia sobre lo que irá siendo el comienzo de la primavera. Eso sí, esta semana los litros de agua vuelan, y ya me he concienciado con el hecho de que los viajes garrafa arriba, garrafa abajo, volverán a acompañar a todas y cada una de las visitas a la terraza. Además, queda ya menos de una semana para dejar cerrada la práctica totalidad de plantaciones, distribución y colocación de las nuevas vivaces y bulbosas que vendrán a reponer todo aquello que el año pasado se llevó por delante, con intención de hacerlo mejor esta vez. Por supuesto, a ello habrá que añadir también alguna que otra novedad, de las cuales alguna ya está situada en su maceta o esperada a ser puesta bajo tierra. Y cuando todo esto esté hecho, todavía quedará ir sembrando algunas semillas al calor del sol primaveral. No hay tiempo para aburrirse.

miércoles, 25 de febrero de 2015

Las margaritas de febrero

Dimorphotheca sinuata
En la terraza ya se ha dado el pistoletazo de salida de la carrera de la floración y son varias las especies de distintas familias que despliegan sus encantos ante ese sol que empieza a alargar su presencia en el cielo. Con un gran número de ejemplares, las compuestas son desde siempre una de las familias con más presencia en la terraza, con una larga lista de alegrías, decepciones, re-intentos y abandonos. Hace casi un año, febrero empezaba a cerrar prematuramente un un invierno anormalmente cálido y seco, y multitud de especies de asteráceas perennes y anuales llenaban ya la terraza de color, algunas desde hacía semanas y hasta meses. Este año, aunque las condiciones han sido totalmente distintas, parece que el resultado no sea al fin y al cabo tan diferente.

Rhodanthe chlorocephala
Empezaríamos primero comentando las que menor impacto han tenido, aun cuando no ha habido realmente ninguna ausencia respecto al año pasado. Esta categoría la lideran las perennes africanas, que incomprensiblemente y tras pasar un otoño-invierno en el que casi no han necesitado riegos por la buena retención de la humedad que sucedió al duro trance del verano, no han causado el impacto del año pasado. La Felicia amelloides, la cual perdió su forma de arbusto compacto y vertical desparramándose hacia los lados, florece de manera tan pobre como los primeros días del verano en que vino a casa. Aunque desde el centro suben nuevas ramificaciones, todavía no sé si la planta irá a menos o podré esperar una recuperación de cara a la próxima temporada. Por otra parte, la Osteospermum fruticosum a estas alturas sólo ha sacado un capítulo de pétalos deformes y no sé si los demás que trae llegarán a cubrir la planta de manera tan espectacular como el año pasado. Esto vale para las dos, puesto que desconozco si en realidad lo que ha ocurrido es que el frío invernal ha causado un retraso proporcional y las plantas empezarán a llenarse de flores dentro de unas semanas.

Argyranthemum frutescens
Por otro lado, está la ausencia de la Ismelia carinata, el crisantemo tricolor, pero ésta es sólo temporal. Hay varias plantas en la terraza, que ni siquiera sembré voluntariamente dado que cayeron semillas de las plantas anteriores por doquier, y que ya están formando sus capítulos. Será más tarde, pero será. Su vecina cercana, la perenne Argyranthemum frutescens, sí parece que tras el crecimiento desarrollado en invierno volverá a llenarse de flores. Eso sí, parece que me la hayan cambiado, puesto que el año pasado los pétalos eran de un color rosa intenso y ahora son burdeos. Suele pasar, y de hecho ya me pasó con una Gazania anteriormente y sospecho que esto se debe a que las plantas que venden florecidas a finales de invierno se fuerzan con luz artificial para que estén presentables de cara a ser expuestas en los comercios.

Otra especie con grandes diferencias respecto al año pasado ha sido la caléndula. Quizá no acerté con su ubicación, pero esperaba que en la maceta donde está al menos saliesen tres o cuatro ejemplares de tamaño similar a los del contenedor durante 2013-2014, que a pesar de ocupar un sitio no deseado, fueron plantas exitosas. Se ha abierto por fin el primer capítulo de unas plantas que este año han crecido menos y no han estado exentas de problemas. A partir del próximo mes de septiembre habrá que buscar un contenedor mejor donde puedan desarrollarse a pleno rendimiento.

Mauranthemum paludosum
En la lista de las triunfadoras no podemos obviar a las campeonas indiscutibles, las Mauranthemum paludosum, la anual a la que nunca le encuentro las semillas y siempre se las apañan para aparecer no en un uno, sino en decenas de sitios a la vez, aun cuando este verano llegaron a desaparecer del todo. Les acompañan las Dimorphotheca sinuata, que tras tener que retirarlas del contenedor porque la falta de sol (¡falta de sol! justo el problema contrario al de verano) las hace crecer grandes, lacias y quebradizas, consiguieron tomar el testigo de las mencionadas margaritas perennes africanas, cubriéndose de flores en pleno invierno. Mientras el ejemplar grande ha ido sufriendo los envites del viento y ha acabado doblada y desordenada, pero aún en buen estado, un ejemplar de pequeño tamaño junto a las caléndulas se revela con un nuevo color, un naranja intenso y brillante.

Las Cosmos ya aparecieron en una entrada reciente. Si el año pasado sólo hubo un ejemplar de flores blancas, en esta ocasión los Cosmos bipinnatus rosados y los C. sulphureus anaranjados florecen juntos desde hace unas semanas. A su lado está una de las gigantes de la familia, la Leucanthemum x superbum, que vendría a ocupar la plaza que tuvo la Argyranthemum el año pasado, esto es, una planta que vino ya bonita y floreciente desde la tienda, pero que todavía tiene margen para dar más de sí. Y junto a todas ellas están las Gaillardia aristata, que llegaron para quedarse hace ya dos temporadas y actualmente conforman la segunda generación, aparecida de las semillas autosembradas de la primera.
Calendula officinalis

Finalmente quedaría hablar de una australiana, la Rhodanthe chlorocephala, que ya aparece en la entrada anterior. Esta margarita tiene la particularidad de contar con otra manera de asemejarse a una flor simple, y es que en lugar de formar una falsa corola alineando lígulas alrededor del disco floral, ha optado por colorear el interior de las brácteas del involucro. Su paisana la Brachyscome iberidifolia también cuenta con multitud de representantes en la terraza que salieron por la dispersión de semillas y las dejé a su aire; también parece que algunas florecerán pronto.

Así pues, la gran familia de las compuestas inaugura una temporada prometedora que se acerca poco a poco a los agradables días del mes de marzo. Quedan muchas más especies que ver e incluso todavía sembrar, lo cual es emocionante, más aún cuando algunas de ellas que hacen su debut esta temporada en la terraza.

lunes, 23 de febrero de 2015

Sopla que te sopla

Rhodanthe chlorocephala var. rosea
Parece que cuando el viento se empeña en soplar, no nos libramos de él durante media estación, sea invierno o primavera. Ya hemos tenido episodios bastante severos de poniente y gregal, y a lo visto esta semana esa será la dinámica otra vez. Durante el fin de semana ya he recogido varias veces algunas cosas que el viento de gregal ha tumbado o arrastrado debido a que desde esa dirección sí consigue colarse por el frontal de la terraza. Ayer, sin ir más lejos, tuvimos rachas de mistral superiores a los 60 km/h., y el único cambio que se espera para esta semana es el de dirección: de poniente-mistral por lo menos hasta el viernes.

Anemone coronaria 'De Caen'
Pero el viento no es lo único que nos depara la meteorología. El sábado salió un día con intervalos nubosos y alguna llovizna matinal poco o nada apreciable, o totalmente nula en el caso de Cullera. Fui a regar, que buena falta hacía con tanto viento y el aumento de las temperaturas -y, por supuesto, el aumento de la demanda hídrica de unas plantas cada vez mayores- y nada más abandonar Cullera, conduciendo de vuelta a Sueca, estalló una breve tormenta con rayos, truenos, lluvia intensa y hasta granizo de pequeño tamaño que me dejó preocupado por si rompía alguna de las flores que están apareciendo. Hoy compruebo que los daños han sido inexistentes: es más, el granizo me pilló ya en Sueca y fueron sólo 5 mm. precipitados en unos pocos minutos, mientras que en Cullera cayeron la mitad. Nada que ver con aquella granizada que dejó blanca la terraza en segundos, en una fecha similar pero hace dos años, que sorprendentemente sólo rompió alguna hoja sin  provocar daños de mayor relevancia.

Crocus tommasinianus 'Barr's Purple'
Entre tantos altibajos atmosféricos, las plantas continúan su carrera hacia la primavera y no dejan de sorprenderme con sus nuevas apariciones cada 48 horas. Las más rápidas en hacerlo son aquellas bulbosas que florecen al poco de emerger de bajo tierra, como los muscaris y crocus. Durante estos días se han ido abriendo los gráciles Crocus tommasinianus, a quienes echaba de menos desde hace dos años, y algunos de los amarillos C. chrysanthus. Asoman más Muscari armeniacum, Pseudomuscari azureum y Crocus sieberi, especie que el año pasado ya tuve y arruiné por falta de cuidados. Esta vez espero disfrutar de ellos en todo su esplendor.

Muscari armeniacum
Con las anuales es un poco más fácil saber qué esperar porque las flores tardan en desarrollarse semanas. Hoy por fin abre sus flores una de las Rhodanthe chlorocephala, especie que el año pasado conseguí tener a duras penas pero sólo vi, por pura aleatoriedad, un ejemplar de capítulos blancos. Este año ha aparecido la variante rosada y no puedo estar más contento: su aspecto es más rico, con las brácteas rosadas que parten de una base blanca y el disco de flores tubulares con un tono tostado que contrasta con el amarillo de los estambres, algo similar a lo que ocurre con algunas variantes de Brachyscome iberidifolia, pariente y paisana de esta Rhodanthe. Veremos también si se repite la extremada duración de los capítulos, puesto que el año pasado estuve viendo al mismo abrirse día a día durante más de dos meses. Son muchas las compuestas que se cierran cuando se va la luz, pero el caso de esta especie es el más patente, cerrando bien apretadas las brácteas que simulan ser pétalos.

Oxalis pes-caprae
Hay más anuales floreciendo o en trámites de hacerlo, pero hoy todavía no las he encontrado del todo dispuestas, con lo que quizá tenga que esperar a finales de semana para disfrutar de ellas. Sí encontramos a pleno desarrollo una de las clásicas vivaces de la terraza, la Anemone coronaria 'De Caen', que si bien ya comenzó a florecer hace alrededor de una semana, las dos primeras flores salieron deformadas con pétalos reducidos, hasta que surgió este ejemplar de color morado y gran tamaño. Sigo encontrando que el sustrato donde las tengo tiene un drenaje tan exagerado que no hay manera de mantenerlo húmedo más de dos días, y eso que todavía estamos en invierno. Vienen varias flores más, que serán una lotería de color puesto que este año conviven los restos de las plantas de la temporada anterior más un montón de tubérculos adquiridos en ALDI la primavera pasada que guardé pacientemente hasta el otoño.

Armeria maritima
En el rincón de semisombra los Oxalis pes-caprae siguen siendo los únicos en lucir palmito con sus flores mientras algunos bulbos se encuentran en camino. Este año la presencia de vivaces en este punto será algo menor y de momento he trasladado a gran parte de las azucenas y a las clemátides allí, para comprobar si esto sirve de mejora. Ahora todavía no llega el sol tanto como llegará en primavera, a pesar de que en la zona abierta de la terraza ya se deja ver durante más rato debido a que comienza a rebasar el edificio que limita con la parte trasera de la casa. Se trata de un intento de suavizar las condiciones durante el periodo de crecimiento de estas plantas, que suelen estar verdes y florecientes de cara a o dentro mismo del verano y en ocasiones pueden verse perjudicadas por la intensidad del sol.

Además de la semana ventosa que nos espera, las temperaturas siguen con su esperado ascenso y sólo el frío que transporta el viento rebaja un poco la calidez, que ya va acercándose a los 20ºC diarios durante la transición de la mañana a la tarde. La belleza de las flores tiene un precio, y es que ya va llegando el momento de volver a la tónica habitual y traer decenas de litros de agua en cada visita, sacrificio que sin duda vale la pena.

viernes, 20 de febrero de 2015

Pasos intermedios

Cosmos bipinnatus
Parece que termina este breve episodio de temporal que, como la pasada entrada de frío, a nosotros nos ha tocado bien poco. El viento no ha sido demasiado virulento, lo cual está bien, pero la lluvia se ha limitado a esos chaparrones breves con cielos muy tapados que dejan la cantidad justa de agua como para formar algún charco y dar la impresión de que ha llovido más de lo que parece. En realidad, en tres días apenas hemos acumulado unos 7 mm. que, por lo menos, han valido para mantener la humedad que quedaba en muchas macetas y me vuelven a ahorrar el riego en una semana en que lo que más trabajo está dando es reorganizar macetas e ir plantando las nuevas adquisiciones.

Muscari armeniacum
En casa ya han entrado bulbos, rizomas y raíces varias de las plantas que florecerán, espero, de aquí al verano y más allá. Todavía faltan algunas cosas -estoy, como siempre, pendiente de LIDL- pero muchas de las especies que perdí el año pasado están listas para reponer. Todo esto ocurre mientras sigo observando a los bulbos plantados en otoño creciendo y empezando a mostrar asomo de flores, cuando no flores ya abiertas, que son todavía pocas y un tanto discretas.

Pseudomuscari azureum
Los primeros en darse prisa en florecer son los Muscari armeniacum más viejos. Salen diminutos, no sé qué les falta ni cuánto necesitan para engordar, pero hasta las hojas parecen de otra especie más pequeña. Los pedúnculos no van muy cargados de flores y éstas se han quedado de color lila, lejos del azulado que encontramos al buscar por Internet que, si bien tampoco tuvieron en su primer y mejor año, sí eran algo más oscuras. Se acerca más al azul un pariente suyo, el Pseudomuscari azureum. En esta temporada los volví a adquirir ya que el primer año los perdí todos por un despiste imperdonable: no controlar la humedad de donde estaban. Hablando claro: que les faltó riego al confiarlo todo a la lluvia y se quedaron con el brote de las hojas y flores a medio salir, sin conseguir enraizar en busca de agua. Esta vez lo he hecho algo mejor y además los he repartido, y ya se va apreciando su desarrollo. Aunque suelen brotar como los jacintos, con las flores abriéndose paso entre las hojas todo a una, el ejemplar de la foto salió directamente con el pedúnculo y aún no hay hojas a la vista. Ha quedado con un aspecto muy humilde, pero ya me voy haciendo una idea de cómo son. Las flores son azul celeste como en la Scilla siberica, especie que ya he descartado dado que los bulbos no llegan a sobrepasar el verano los tenga como los tenga.

Cosmos sulphureus
Este año me esforcé en separar los bulbos en combinaciones interesantes, pero algo me dice que al año que viene volveré a juntar algunos de ellos puesto que algunas macetas siguen todavía muy vacías, y eso es espacio desaprovechado tanto en superficie de terraza como en lo referente al aprovechamiento de macetas, que podrían estar sirviendo para otras plantas. Para muchos bulbos que quería combinar utilicé cajas de porexpán de pescadería, y entre otras cosas en ellas están los Muscari armeniacum nuevos del año pasado, los cuales están mucho más grandes y espero den floraciones tan interesantes como las de 2012.

Cosmos bipinnatus
Por otra parte están las herbáceas, todas ellas de semilla, que se encuentran al borde de su primera explosión floral. Hoy me he encontrado algunas en proceso de apertura aunque las que más destacan son las Cosmos bippinatus y sulphureus, que ya empiezan a abrir varias flores a la vez y en esta ocasión sí consiguen desplegarlas del todo, aportando nuevas notas de color. No sé qué tardarán en masificarse los insectos, pero en el centro de la terraza hay ya un buen despliegue de margaritas, si bien parece que las de especies africanas perennes han perdido algo de fuelle esta temporada.

A pesar de la entrada de viento del noreste, las temperaturas no se han resentido demasiado y todo sigue según lo previsto. A menos de diez días para acabar el mes, las primeras pinceladas de color en la terraza empiezan a tomar protagonismo.

domingo, 15 de febrero de 2015

Invierno en la rampa de descenso

Eristalinus aeneus sobre Mauranthemum
Febrero es un mes bastante divertido. Salvo casos como el año pasado, en que fue un mes anormalmente cálido, es uno de los meses con mayores contrastes del año. Se dan casi siempre las temperaturas más bajas absolutas, que en esta ocasión han estado muy cerca de llegar al 0 del termómetro, pero ello no es óbice para que en la segunda mitad, corta por ser un mes de 28-29 días, comience la escalada hacia la primavera. Nunca hay que cantar victoria antes de tiempo porque el invierno no termina hasta la segunda quincena de marzo, pero por lo general la subida de temperaturas se va abriendo camino por mucho que el frío se empeñe en quedarse un poco más. Y así estamos hoy, con poniente suave, 20ºC de máxima y 13ºC de mínima, valores que duplican los de hace una semana.

Dimorphotheca sinuata
Las plantas, indistintamente de una cosa u otra, se estiran a toda velocidad haga frío o calor. Es uno de los meses en que más rápido se ven los cambios, pues los bulbos terminan de brotar, alguno ya con flores, y las herbáceas que hasta enero casi no se veían crecer de repente ganan volumen y los botones florales aparecen por doquier. Es tiempo de ir plantando las novedades en lo referente a vivaces y bulbosas veraniegas, que todavía tardarán en dar de sí, pero que de un año para otro estarán lo suficientemente aclimatadas como para unirse al unísono con el resto de plantas de la terraza. También es tiempo para continuar sembrando algunas anuales o perennes herbáceas de crecimiento rápido.

Armeria maritima
Sólo se echan en falta aquellas plantas que necesitan algo más de calor para comenzar y que en estos momentos son las que más empeño van a necesitar dado que prácticamente no hay ninguna, como las zinnias, los girasoles o, especialmente, las trepadoras: la pérgola quedó vacía con la llegada del invierno, pero son muchas las especies a sembrar, algunas repetidas de otras temporadas, anuales -como las Ipomoea- y otras tantas nuevas, pues esta estructura sólo tiene un año y todavía no he conseguido explotar su potencial debidamente El primer año fue "de prueba" y apenas conseguí cubrirla discretamente, incluso con trepadoras perennes o vivaces ya establecidas.

Oxalis pes-caprae
Antes del fin de semana, un par de días con el sol completamente escondido bajo las nubes proporcionaron un poco de humedad extra a las plantas, con escuetas lluvias que no sumaron ni 3 mm. entre dos días. Hoy algunas ya estaban pidiendo agua, especialmente en el contenedor, donde muchos ejemplares de gran tamaño crecen juntos y se han encargado de recordarme que lo que en invierno se puede aplazar, cuando comienza el calor hay que mantenerlo bajo una rigurosa vigilancia: había plantas que tenían los tallos totalmente doblados hacia el suelo, que por suerte han comenzado a enderezarse nada más les he dado de beber.

Eristalinus aeneus en Iberis
A las flores ya presentes se van sumando unas pocas más. Continúa su ascenso la Dimorphotheca sinuata, que se acerca ya a la treintena de capítulos producidos, pero que ha sido doblada con un cambio de viento a gregal que la empujó hasta dejarla totalmente horizontal; la nueva Armeria maritima se anima a sacar sus flores en umbelas con un vivo color y suave perfume que han encandilado durante unos instantes a una abeja que pasaba por allí; el Oxalis pes-caprae sigue siendo el único de la familia que florece y pronto tendrá varios pedúnculos cargados a la vez; las margaritas blancas de Leucanthemum x superbum y Mauranthemum paludosum brillan con luz propia, las segundas en varios puntos de la terraza.

Abeja sobre la Armeria
Van apareciendo especies de nuevas siembras poco a poco, algunas viejas conocidas como las Cosmos bipinnatus, que quizá no estaría mal que ampliase el número de ejemplares dado que los actuales se han quedado algo pequeños y amarillentos y las flores ni siquiera terminan de desplegarse; florece también un Cosmos sulphureus, especie cercana e igual de sencilla que por un motivo u otro me ha dado tantos problemas en otras ocasiones que a estas alturas aún es la segunda planta que consigue mostrar sus flores anaranjadas desde que comencé a probar con la especie en 2013.

Trigonella foenum-graecum
Otra de las macetas con herbáceas semilleras, como caléndulas y otras cosas, ha tenido algunos problemas cuyo motivo exacto no he conseguido averiguar, pero que ya parecen empezar a remitir. La tierra estuvo sin utilizarse en 2014 -fue una maceta sembrada de Aquilegia que no funcionó- y apenas la he regado durante el invierno, pero las plantas han amarilleado muchísimo. Aporté primero quelato de hierro y posteriormente un poco de abono completo y se intuye cierta mejoría. Todavía no florecen las plantas más grandes que hay allí pero sí una que venía en una mezcla de semillas que compré el año pasado y puse allí para ver cómo se desarrollaba: el fenogreco (Trigonella foenum-graecum). Desconozco por qué motivo incluirían estas semillas en una mezcla de flores ornamentales: las flores no son gran cosa, con el típico aspecto de las leguminosas cercanas a las habas y tréboles, de un pálido color blanco. Eso sí, quizá el motivo se debe a que, como todas las leguminosas, nitrifica la tierra gracias a las bacterias que viven en simbiosis con sus raíces. No obstante, no entiendo por qué una hierba culinaria y medicinal de flores discretas en lugar del popular Lotus corniculatus, que a su vez es autóctono en Cullera.

Cosmos sulphureus
Entre las bulbosas cada vez son más las que asoman y ya lo hacen hasta las que planté en tiempo de descuento, hace sólo un mes, las cuales espero no tengan problemas y repitan un éxito similar al de 2013, cuando también retrasé la plantación in extremis. Las primeras que están enseñando sus flores, sin embargo, son las que cuentan con la ventaja de haber comenzado esta temporada enterradas en la misma maceta que el año anterior: unos pequeños Muscari armeniacum que aún derivan de los primeros bulbos que adquirí en 2011.

El calor de hoy, el más intenso de lo que va de invierno, ha empezado a mover ya a algunos insectos. Lo primero que he visto al salir a la terraza ha sido una esfinge colibrí que ha huido rápido. Las moscas de las flores tienen más paciencia, como la hermosa Eristalinus aeneus, de color bronce y ojos de colores, que se ha paseado por varias flores a pleno sol. Dentro de unas semanas, espero, con más flores abiertas y las temperaturas en escalada, los insectos también se multiplicarán.

Parece que esta próxima semana volverá a ser protagonista el viento, de poniente y de gregal, y las lluvias volverán a hacer acto de presencia. Espero que sean lo suficientemente abundantes como para restablecer la humedad arrastrada por los vientos y estos primeros calores y dar un nuevo aliento a esta carrera hacia la primavera.

jueves, 5 de febrero de 2015

Impacto invernal

Leucanthemum x superbum
Estos últimos días que enlazan el final de enero con el inicio de febrero hemos tenido de todo un poco en cuanto a condiciones atmosféricas, más lo que nos queda por presenciar. Como explicaba en la última entrada hace exactamente una semana, el viento de poniente iba a ser el primero de los protagonistas y dejó registros de récord, con fuertes rachas de hasta 80 km/h. el pasado viernes que se fue prolongando hasta al menos el día de ayer. Sólo hoy y el lunes las ráfagas han quedado por debajo de los 40 km/h. Hubo lluvia de por medio, pero tan sólo 4 mm. el sábado y 0,5 el miércoles, algo anecdótico que ha servido de poco a la hora de aliviar la resta de humedad provocada por el viento, que a pesar de todo ha sido menos acusada que en diciembre, con los vientos de tramontana que dejaron algunos días la humedad incluso por debajo del 25%. Finalmente, lo que nos ha llegado ahora ha sido una masa de aire frío continental que está dejando nieve muy cerca, pero que aquí va entrando a trompicones. Ayer mismo esperaba ver nieve en las sierras cercanas y no la hubo, puesto que las mínimas todavía quedaron por encima de los 4ºC. Hoy han sido 2,8ºC en Sueca - y 4 en Cullera- pero curiosamente las máximas han estado un grado por encima de los 12 de ayer. Parece ser que el punto álgido se dará entre mañana y el sábado, con una cota de nieve situada tan baja (200 msnm) que si lloviese con suficiente abundancia, hasta la montaña de Cullera se cubriría de blanco. La verdad, lo veo difícil.

Leucanthemum y Mauranthemum
En la terraza las plantas parecen ajenas a todos estos cambios y siguen aprovechando el alargamiento del día y el calor que reciben durante la mañana para apresurarse en florecer. Van tan lanzadas ya que todo apunta a que varias herbáceas de la siembra otoñal, anuales o no, florecerán antes que muchos bulbos, los cuales en teoría cuentan con la ventaja de ser plantas adultas aletargadas que tan sólo deben despertar y crecer.

En febrero además, como todos los años, comienzan a aparecer en las tiendas las plantas, bulbos, rizomas y otros que pueden adquirirse para contar con ellas de inmediato o tras una breve espera. Ya he repuesto algunas especies que perdí el año pasado y otras están de camino, pero siempre acabo tentado por algún ejemplar que no había podido encontrar hasta ahora y me llama la atención. Es el caso del enorme margaritón de la foto, una Leucanthemum x superbum que he encontrado en un vivero de Cullera. La planta parece en este estado una versión gigantesca de una Bellis, con roseta abajo y un capítulo enorme de más de 10 cm. de diámetro sobre un pedúnculo con hojas sésiles (sin peciolo), pero en realidad puede crecer hasta casi un metro de altura. Es un híbrido muy popular y tradicional en jardinería, resultado del cruce de Leucanthemum maximum y L. lacustre. En la terraza cuenta con sus parientes Mauranthemum paludosum y, si todo funciona según lo previsto, la más contenida Leucanthemum vulgare, de la que hay plantas todavía muy pequeñas en el contenedor. La idea es colocar a esta gran compuesta junto a otras grandes margaritas, como puedan ser dalias o equináceas, para que den color durante la primavera-verano.

Habrá que ver pues cómo prosigue este inicio de la segunda mitad de invierno que se presenta interesante desde el punto de vista meteorológico, que pese a todo no debería resultar demasiado preocupante dado que la tendencia habitual cuando ocurren estos episodios de frío es que remitan en pocos días y el camino hacia la primavera continúe con total normalidad. Es difícil, aunque no imposible, que el agua se congele en la terraza aunque sea unos minutos.