miércoles, 31 de diciembre de 2014

Fin de año frío y seco

Hembra de Stomorhina lunata en un Erodium
Termina hoy el agitado 2014, el cual durante sus primeras tres cuartas partes dio alegrías y disgustos a partes iguales, resultado de la mezcla de ilusión por ampliar la colección de plantas con las duras condiciones meteorológicas que nos privaron de la lluvia necesaria desde el otoño de 2013 hasta el pasado. Ha sido en este último trimestre en el que las lluvias han vuelto tímidamente y ahora parece que también lo hace el invierno.

Mauranthemum paludosum
Durante los últimos días de 2014 hemos recibido un temporal de frío que si bien no ha sido tan intenso como las olas siberianas, sí destaca por el tremendo impacto que ha tenido en la humedad ambiental, cuyos valores han llegado a desplomarse hasta por debajo del 25%. El fuerte viento de poniente-mistral ha traído también las temperaturas más bajas de todo el año, algo que no era difícil de alcanzar pues el habitual mes más frío, febrero, este año fue inusualmente cálido. Hasta los 4ºC bajaron los termómetros de Cullera el pasado lunes.

Muscina stabulans
A partir de hoy ya se ha notado un aumento de la amplitud térmica y las máximas vuelven a sobrepasar los 15ºC, haciendo agradable quedarse un rato al sol; a lo largo de los primeros días de enero esto irá a más, subiendo las mínimas. Los insectos también lo van notando y algunas moscas se paseaban hoy entre las plantas, así como alguna abeja y las pequeñas arañitas que tejen sus finos hilos entre macetas. Flores no hay muchas, y repiten protagonismo las mismas especies que se veían al comenzar el año: la margarita Mauranthemum paludosum y las Gaillardia aristata. Después del duro verano, la primera ha tardado hasta el otoño en regenerarse desde las semillas caídas en la tierra, y las segundas han florecido de manera escasísima y errática durante algunos meses, siendo también las actuales plantas nacidas de semillas esparcidas procedentes de los primeros ejemplares que sembré en 2013.

Gaillardia aristata
Con la sequedad ambiental ha habido que regar e incluso algunas plantas que mantuve en seco por miedo a que se pudriesen, el lunes estaban pidiendo agua desesperadamente. Gracias a que el viento ha dejado de soplar y el frío retiene la humedad, espero que durante los próximos días todo vuelva a su curso, incluyendo el contenedor de las flores, el cual no se había secado como estos días durante todo el mes. Esto no ha afectado por igual a todas las macetas, pues las del rincón de semisombra siguen con la tierra oscuras por la alta humedad que retienen.

Comienza pues la cuenta atrás hacia la primavera, con esperanzas renovadas y por qué no decirlo, expectativas optimistas. Sin más, me gustaría desearos a todos un feliz año 2015, y que los sueños vayan haciéndose realidad poco a poco.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Solsticio invernal

Episyrphus balteatus
Esta medianoche, concretamente a las 0:03 horas, daba comienzo el invierno astronómico, y con ello toca cerrar el otoño y hacer balance. En general ha sido bastante satisfactorio: al tomar las debidas precauciones tras el escarmiento del año anterior, este otoño se ha caracterizado por tener un parón evidente respecto al final del verano, con una ausencia de flores casi total en la terraza, mientras que en el otro lado, en el de crecimiento de nuevas plantas obtenidas de semillas, bulbos y demás, todo está saliendo bastante bien y prácticamente se ha llegado a un punto en el que las plantas se cuidan solas, ayudadas tan solo por las lluvias y la humedad que se mantiene gracias al suave ambiente.

En el apartado meteorológico, otoño de 2014 no ha sido comparable al de 2012 y anteriores, pero sí mucho más apacible que el de 2013. Ha llovido de manera discreta pero espaciada, repartida durante toda la extensión de la estación y con tres ocasiones puntuales de lluvias destacables cuya magnitud ha ido, casualmente, de más a menos: el 1 de octubre (el día que más ha llovido), el conjunto 29-30 de noviembre-1 de diciembre y el conjunto 14-15 de diciembre. En éste último, el más reciente, se acumularon 25,6mm. en Cullera; además, este sábado y domingo pasados la humedad ambiental fue tan alta que las nieblas y el rocío provocaron que ambos días los pluviómetros marcasen hasta 0,3mm. sin caer lluvia alguna. Respecto a las temperaturas, siguen siendo atípicas para la época y aunque los valores se han mantenido entre los 10 y 18ºC casi constantes desde finales de octubre, las mínimas no han llegado a igualar a las del año pasado. De hecho, a estas alturas todavía no hemos tenido temperaturas próximas a las heladas en los campos cercanos a Cullera o Sueca. No obstante, estas temperaturas sumadas a la menor incidencia del sol en la terraza y las semanas que las nubes estuvieron presentes han refrescado el ambiente y casi no ha habido que regar en el último mes, llegando incluso a haber demasiada humedad en algunas macetas.

Ipomoea 'Early Call'
Hoy hay otro punto importante a considerar, y es que a partir de ya mismo los días van a alargarse. Comparando con el año pasado, había plantas que se mantuvieron muy pequeñas hasta mediados de enero y que entre finales de febrero y principios de abril ya estaban floreciendo; a día de hoy hay plántulas de todos los tamaños sembradas de manera alternada desde principios de octubre, fecha en la que todavía hubo que ir con cuidado debido a que las temperaturas altas y hasta muy altas seguían manteniéndose, con lo cual el grueso de las siembras comenzó en realidad a partir de noviembre y todavía he añadido algunas especies más en fechas recientes, así que no sé todavía cuándo comenzará todo a florecer de golpe. El contenedor de las especies anuales y herbáceas sembradas de semillas se encuentra a rebosar y el crecimiento es bastante dispar según especies e incluso individuos de la misma especie. Los bulbos, de igual manera, han sido sembrados durante los últimos dos meses y no presentan el mismo ritmo, pues todavía son pocas las especies que asoman. Anémonas y ranúnculos, procedentes de tubérculos secos que se plantan al mismo tiempo que los bulbos, muestran ya un follaje abundante.

Lumbricus castaneus
Entre las flores abiertas sólo encontramos los ejemplares que han ido apareciendo por el blog recientemente. Las Gaillardia han reiniciado su floración y la primera Mauranthemum paludosum de las nuevas plantas autosembradas y germinadas en otoño se abría hoy; continúan floreciendo también la primera rúcula y una Ipomoea 'Early Call' que germinó a partir de las semillas caídas de la planta que hubo esta primavera: no deja de sorprender ver una planta anual de este género en plena flor en invierno. También hay un antirrino en flor que no ha parado desde verano, y pronto se unirán los primeros de los auto-sembrados, que no son pocos. Esta especie ya se ha establecido de tal manera en la terraza que aparece sola allá donde tenga un hueco. Como requiere tan poco riego, si crecen en macetas desocupadas las dejo a su aire.

La fauna de la terraza ha ido variando un poco. Ya hace tiempo que no veo al colirrojo tizón y la única ave que se detiene en la terraza de vez en cuando además de los gorriones es la lavandera blanca. Han desaparecido casi del todo los caracoles grandes, pero los pequeños deben andar todavía por ahí debido a los agujeros que me encuentro en algunas plantas. Insectos se ven muy pocos, aunque el otro día encontré a juntos a tres ejemplares de tres especies distintas: una abeja Apis y dos moscas de las flores, Episyrphus y Eupeodes. Ya no los he vuelto a ver más, pero espero que empiecen a volverse frecuentes tan pronto como asomen las primeras floraciones.

Rúcula
Cabría destacar como especies importantes aunque difíciles de ver a las lombrices, que aunque en un segundo plano, están presentes en la terraza. En algunos sustratos, especialmente en el que tenía en el contenedor grande de los bulbos, encontré algunos ejemplares que siempre devuelvo a la tierra para que prosigan con su vida. Al remover este sustrato encontré muchos ejemplares que aún sigo viendo de vez en cuando al llenar macetas. Lo más seguro es que se trate de Eisenia andrei y Lumbricus castaneus, especies epígeas que viven en el compost y no en el subsuelo, con lo que se desenvuelven perfectamente en las macetas y contenedores de la terraza donde la tierra es ligera y poco profunda. La mayoría de ejemplares que encuentro los deposito en el contenedor de las herbáceas para que aireen el suelo y conviertan la materia orgánica en humus, aportando valor a la tierra.

Los próximos días no serán muy diferentes de las últimas semanas: tan sólo revisar que las macetas sigan húmedas, reubicar algunas macetas y comprobar que todas las especies sembradas siguen adelante. Eso sí, todo ello acompañado ahora de las celebraciones de las fiestas navideñas que hay de por medio.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Progresión otoñal

Rúcula (Eruca sativa)
Durante la última semana el otoño ha seguido avanzando al mismo ritmo pausado al que lo ha ido haciendo este año, sin los saltos de contraste que tuvo el año anterior, en el que pasamos de un tiempo demasiado suave para la época a noches por debajo de los 10ºC en apenas una semana. Este año el descenso ha sido más progresivo y de por medio hemos tenido las tormentas comentadas en la entrada anterior, que han aportado una buena cantidad de agua que sigue a día de hoy siendo suficiente para mantener a las plantas. No he utilizado en toda la semana más agua que la necesaria para humedecer las macetas nuevas que he ido preparando con siembras, así como una breve pulverización del contenedor en el día de hoy para remojar las zonas más propensas a resecarse, principalmente en los bordes.

Tras dos semanas con nubes yendo y viniendo, a partir del pasado martes los cielos quedaron totalmente despejados y recorridos por vientos que van variando del suroeste al norte, con lo cual la bajada de temperaturas ha sido más evidente. Hoy domingo hemos tenido la mínima más baja desde principios de febrero, 5,7ºC, pero sólo en Sueca: en Cullera, con el consabido suavizado producido por el mar, las mínima se ha quedado en 8ºC, que igualmente tampoco se veían desde mediados del invierno pasado.

Erodium x variabile
Con esta llegada definitiva del ambiente fresco propio de finales de otoño, las plantas no necesitan tantas atenciones, tienen suficiente con la humedad acumulada y crecen poco a poco. Ejemplares como Erodium x variabile han reverdecido y florecen mejor ahora que en meses cálidos; también parece que mejoran las margaritas africanas Felicia, Osteospermum y Argyranthemum, las cuales espero que florezcan durante el invierno como hicieron el año pasado.

En el contenedor siguen apareciendo plantitas pequeñas y algunas ya comienzan a ser reconocibles. Es probable que este año con la siembra atrasada convenientemente consiga hacer coincidir a más especies durante la primavera, o finales de invierno, con lo que la terraza se llenaría de color y del zumbido de los insectos de manera simultánea entre muchas especies. Está claro que no es el caso de las Salvia coccinea, que siguen a la suya floreciendo, aunque dos ejemplares más jóvenes están ahí por si hubiera que tomar el relevo en primavera. También los bulbos se lo están tomando con calma y sólo unos pocos como Muscari armeniacum toman la delantera.

Salvia coccinea
Ha florecido esta semana una rúcula de las dos que hay en la maceta donde estuvieron el invierno pasado. Dudaba sobre si se trataba de esta especie o no ya que la roseta de hojas se hizo especialmente grande, a diferencia de las plantas precedentes, de las que sin duda habrán surgido estas nuevas a partir de las semillas que fueron cayendo. Es una de las rúculas más grandes que me han salido -al principio pensé si sería un rábano, que no recordaba si habría sembrado alguna vez allí- y la más temprana, que de bien seguro aportará un buen montón de flores durante el invierno, aunque pocos insectos habrá para aprovecharlas. No obstante en el contenedor hay muchas más para formar parte de la futura mata de flores. Las suyas me parecen curiosas y me gustó mucho ver que a la esfinge colibrí le encanta detenerse a libar en ellas.

Para estos días la principal tarea es seguir revisando el crecimiento de las plantas e ir organizando macetas según convenga mejorar su ubicación. Todavía siguen quedando bulbos pendientes de plantar aunque se encuentran en perfecto estado y el retraso no supondrá problemas. De hecho, algunos que llevan un mes plantados están igual, sin brotar. Diciembre apunta a ser un mes bastante tranquilo para la terraza este año.

lunes, 1 de diciembre de 2014

El regreso del temporal de levante

Oxalis triangularis
En la última entrada cerraba comentando que se esperaba una tormenta interesante para despedir noviembre y quedaba a la espera de ver qué habría de cierto en ello. El pronóstico, esta vez sí, se cumplió. Se aplazó un poco sobre lo previsto, pero hoy ha sido al fin uno de esos extraños días en los que la visita a las plantas se ha convertido en un ajetreo de movimiento de macetas para quitarles las bandejas y cubetas que hoy se desbordaban después de mucho tiempo. Justo lo contrario de un día de verano, vaya: hay que dejar a las macetas que escurran todo el agua y algunas incluso hay que ponerlas en la ubicación con más sol para que se sequen pronto estos días.

Las lluvias en esta ocasión, al contrario de lo que ocurrió con la tormenta del 1 de octubre, han sido más generosas en Sueca, donde vivo, que en Cullera, lo cual no significa en absoluto que las de Cullera se hayan quedado cortas. Mientras que en Sueca se han sumado entre los días 28 de noviembre y 1 de diciembre un total de 89,8mm, en los mismos cuatro días en Cullera han caído 62,4mm. En conjunto suman más que todo lo que llevábamos de otoño hasta ahora, aunque la lluvia del 1 de octubre fue más abundante individualmente, y también la más poderosa de este 2014 por la manera y escaso tiempo en que cayó. Eso sí, ayer domingo salió un día excepcional en el que llovió de manera prácticamente ininterrumpida desde alrededor de las 7 de la mañana hasta unas 12 horas después. Las lluvias se produjeron, como suele ocurrir en nuestros otoños, gracias a una borrasca situada en el Golfo de Valencia que fue llegando empujada adecuadamente por los vientos, que variaron desde el SE hasta el N.

Lo ideal para ilustrar la entrada de hoy hubiera sido una foto de las estupendas nubes que observé sobre todo la tarde del sábado, cuando también estuve en la terraza y la tormenta volvía a girar para traer la abundante lluvia del domingo. No lo eché en cuenta y a cambio de eso sólo tengo para poner esta foto de hoy de una de las flores del Oxalis triangularis, que es uno de los tres Oxalis en flor ahora mismo y ya de las escasas especies que quedan floreciendo en toda la terraza.

A menos que la cosa cambiara muy radicalmente, este final de año y comienzo de temporada de preparación para la primavera-verano 2015 está resultando más adecuado para la propagación de plantas que el anterior. El otoño, aunque todavía deficitario en cuanto a precipitaciones y con temperaturas todavía suaves, parece estar siendo más benévolo que el anterior. Ha llovido de momento más que en el de 2013 pero menos que en el de 2012, 2011 y cualquiera desde al menos los últimos 10 años. No obstante se nota que en esta ocasión la humedad es mayor y las temperaturas estables por debajo de los 20ºC contribuyen a un desarrollodo pausado pero seguro en las plantas. El contenedor no deja de llenarse de plantas tanto de semillas que deposité ya germinadas o simplemente sembradas directamente. También ayuda mucho el material empleado, sobre todo la vermiculita. El año pasado no había manera.

Eso sí, al comenzar más tarde este año no hay floraciones otoñales de importancia. El año pasado por estas fechas tenía caléndulas grandes y repletas de flores y las de este año de momento apenas tienen seis hojas. Posiblemente haya que esperar más allá de enero para que la terraza vuelva a llenarse de flores, con lo que posiblemente ya enlace directamente con la primavera y verano; los bulbos este año, aunque todavía me quedan cosas por plantar -los de primavera de 2013 los planté en enero y florecieron estupendamente- seguramente comiencen a florecer en su momento puntual. No les ha faltado agua como a los de 2013-2014 y el crecimiento ya se aprecia en muchas especies, especialmente los Muscari armeniacum, que asoman en todas las macetas donde los he puesto.

Con este panorama por delante, diciembre apunta a que será un mes muy tranquilo. Todos los cambios están hechos ya, la humedad acumulada me evitará regar durante días y las plantas todavía se tomarán un tiempo en florecer, con lo que me puedo dar por satisfecho.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Crecimiento otoñal

Lablab purpureus
Continúa noviembre, cerca ya de su final, manteniéndose regular en cuanto a lo que situación atmosférica se refiere. La temperatura es muy suave todavía y el hecho de que ya llevemos una semana sin que el cielo aparezca del todo despejado más que unas pocas horas, destacando una lluvia que dejó 2 mm. la madrugada del miércoles, hace que tengamos días con cierto calor húmedo que no hace que las macetas se sequen ni requieran grandes atenciones. Porque en esta situación, sin vientos que resequen, las plantas pueden vivir sin problemas incluso sin la ayuda de alguien que les cuide, a pesar de que el termómetro ha llegado a los 20ºC en alguno de estos días. De hecho destacarían casos como el de un girasol rojo (Tithonia rotundifolia) que surgió de una semilla caída en la maceta donde este verano tuve un ejemplar, y que prácticamente se cuida solo. Tan saludable es su aspecto que ya lo voy a dejar vivir hasta donde llegue, pues mi intención de resembrar la especie la hubiera atrasado hasta febrero o marzo. Si floreciese en primavera en lugar de esperar al verano será un añadido más que interesante para los insectos de la zona.

Por fin puedo decir que he cerrado el movimiento que más trabajo iba a dar de la terraza. En dos días saqué la tierra del contenedor de los bulbos en bolsas grandes, desmonté el armazón de madera y monté la estantería modificada que previamente había cortado a medida -dentro de esos mismos dos días. Lo único que queda ya es buscarles un sitio a los bulbos más grandes que quedan por plantar, iris y narcisos varios, y podré dar por concluido el trabajo proyectado para 2015: obviamente no sería un punto final sino el cierre de las actividades más destacadas, pero no descarto seguir haciendo experimentos con semillas. Tengo tierra de sobra, macetas no demasiado grandes y tampoco mucho espacio, pero habrá tiempo para probar con algunas especies que se resistieron o me despisté en su día.

Albahaca
En el contenedor de las semillas se aprecia multitud de crecimiento a partir de las siembras sistemáticas realizadas estos días. Dado que muchas especies son nuevas o muy pequeñas todavía, he de dar un margen razonable de tiempo -cerca de un mes, quizá- para comprobar si hay algo destacable que se eche en falta y resembrar, pero viendo los resultados actuales parece que las cosas van bastante bien sobre lo previsto. Siguen llamando la atención, eso sí, las dos Salvia coccinea que tomaron ventaja y llenan su espacio con montones de flores escarlata, flores que, por cierto, caen continuamente y hay que vigilar que no lo hagan sobre las semilleras más pequeñas y las arruinen. Las Dimorphotheca sinuata compiten en cuanto a tamaño y desarrollo y no descartaría que floreciesen también antes de lo previsto.

Esta semana ha comenzado a abrir sus flores la que posiblemente sea, ahora ya sin ninguna duda, la última planta que entraría en la categoría de siembra de la temporada anterior. Se trata de la leguminosa Lablab purpureus, también conocida por el nombre Dolichos lablab. Se trata de un fríjol o poroto originario de África tropical que crece como planta trepadora o rastrera. En mi caso consiguió subirse a duras penas por las cañas de la pérgola tras rompérsele el primer tallo que tenía en verano. La planta ha llegado a una altura superior a los dos metros y cada vez tenía hojas y tallos más finos. Por su manera de trepar creo que se hubiera beneficiado más haciéndolo sobre una estructura tipo malla con agujeros muy grandes, como en un vallado.

Las flores, que suelen ser las protagonistas visuales de las entradas del blog, siguen siendo muy escasas por la ausencia de especies que cuenten con ejemplares desarrollados. Además de las mencionadas salvias, otra labiada, la albahaca, la misma que sembré esta primavera, parece decidida a no cesar su actividad florífera. Desconocía si la planta era anual o no, pero a lo visto sobrepasa esa denominación. Dicho ejemplar ya carece de hojas en los dos tercios inferiores de la planta, con varios verticilos floreciendo y semillas, semillas que como otros miembros de la familia caen por doquier y han dado de sí otros ejemplares que se ven tan sanos que, dado que ocupan macetas vacías, da pena erradicarlos.

Salvia coccinea
A quien sí que voy erradicando como puedo es a los caracoles. Debo haber retirado ya unos siete ejemplares mientras estaban poniendo huevos en distintas macetas; mantengo lo dicho sobre que apenas veo en la terraza plantas mordidas por los adultos, pero los juveniles, diminutos, no son tan benévolos dado que sería extraño que no tocasen las plantas que tienen a su alcance. Muchas hojas en distintas especies presentan un sinfín de agujeros y no he encontrado orugas en los tallos, con lo cual deduzco que los primeros sospechosos a considerar son estos caracoles. Nunca había tenido tantos en la terraza ni mucho menos los había sorprendido antes haciendo puestas. No me gusta tomar esas decisiones radicales a la hora de evitar animales potencialmente peligrosos pero pensando que lo próximo que pueden comerse los caracoles son las plántulas recién germinadas que tanto trabajo han costado de obtener, no me tiembla la mano a la hora de eliminarlos.

Como novedades futuras, parece que todas las previsiones apuntan a que dentro de unas horas, no se sabe cuántas, las tormentas llegarán a estas tierras. Parece ser que podría ser el regreso de una situación de precipitaciones propias del otoño y para el sábado está activada la alerta amarilla. Tanto si se cumplen las previsiones como si no, seguro que ello quedará patente en la próxima entrada.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Otoño por el buen camino

Salvia coccinea
Después de haber llegado a la mitad de noviembre, parece que el otoño se haya estabilizado un poco y comience a parecerse a lo que debería ser: una estación fresca y húmeda, en la que por desgracia siguen faltando los temporales de lluvia y la poca que llega lo hace por poniente, arrastrada por fuertes vientos que vuelven a repetir el patrón de la estación en el pasado año. Aunque el cambio de tiempo haya ido bien en lo que se refiere a temperaturas, parece que seguimos arrastrando el temible déficit de lluvias que comenzó en septiembre de 2013, nada menos. 2014 va camino de cerrarse con una acumulación total de precipitaciones casi cuatro veces inferior a la de 2012, el último año de calendario completo antes de gestarse la sequía.

Oxalis articulata
De todos modos, noto mejoría en el avance de determinados proyectos respecto a hace un año. En aquel entonces, comencé precipitadamente la siembra de flores durante el mes de septiembre, y los repetidos embates del calor lanzaron a perder muchas germinaciones, favoreciendo a unas pocas especies que además resultaron ser una mala elección y su tamaño eclipsó al resto de plantas, especialmente las caléndulas. Esta temporada he llevado a cabo una rigurosa selección y no hay plantas de hojas grandes en el contenedor, aunque como la combinación de las caléndulas con otras herbáceas de flores de colores me resultó de lo más agradable, la he repetido en una maceta. No obstante, otro punto clave ha sido la paciencia: el trabajo de verdad con las siembras ha comenzado cuando terminó el riesgo de que volviese el calor. Resulta paradójico que la mayoría de instrucciones de siembra en el mundo anglosajón adviertan de sembrar las semillas "cuando desaparezca el riesgo de helada" mientras que yo tengo que hacer todo lo contrario: esperar a que el termómetro baje de los 20ºC diarios.

Colirrojo tizón
Aún así, mi impaciencia me hizo sembrar algunas semillas en pleno agosto, por si hubiera sonado la flauta en lo que a bajada de temperaturas y llegada de las lluvias se refiere. No fue así y me detuve a tiempo antes de provocar el desastre, aunque todavía he conseguido sacar adelante a plantas de aquel momento: dos Salvia coccinea que ya han comenzado a florecer, con apenas dos meses y medio de vida. La especie la tuve ya este verano, sembrada en febrero: creció más lentamente, no se hizo tan grande y acabó muerta a mediados del verano. A lo visto tanto el tamaño de la maceta como lo pobre del sustrato fueron malas elecciones: la planta tenía las hojas amarillentas, mientras que los ejemplares actuales lucen un brillante y sano color verde. Es de esperar que esta vez la planta se siga desarrollando y continúe floreciendo en primavera, cuando sus pequeñas vecinas de multitud de especies ya habrán crecido.

Oxalis bowiei
Todas las medidas tomadas para conseguir una buena plantación en el contenedor no son más que el resultado de lo aprendido la temporada pasada tras múltiples decepciones. En aquel entonces lo sembré casi todo a voleo sobre la tierra y a menudo sembraba semillas pregerminadas pensando que arraigarían con mayor facilidad. Si la tierra se secaba a los dos días, todo esfuerzo era en vano. Así, este año he plantado la mayoría de especie preparándolas antes en semilleros que he ido enterrando cuando las plantas están lo suficientemente crecidas. Al haber ya mucha densidad de semilleros enterrados, he cubierto la superficie restante con una capa de vermiculita y he ido repicando plantas, enterrando semillas pregerminadas o esparciendo las especies de semilla más pequeña con sumo cuidado, pulverizando con agua para que se asienten entre el sustrato. De momento parece que funciona y hasta las plántulas más diminutas resisten a la intemperie regándolas cada dos días. Incluso noto que en algunos puntos la tierra no se seca del todo y alguna que otra planta aparece más amarilla de lo normal. Además hay que sumar al paquete de medidas una malla antipájaros que evita que los gorriones provoquen alguna catástrofe.

El otro tema pendiente es la plantación de bulbos. Con casi todos enterrados, sólo me quedan los iris y los narcisos por plantar, así como montones de bulbos sueltos de ejemplares que rescaté de la temporada anterior; a todo ello hay que sumarle que hay que dejar su ubicación final lista, con lo que antes de diciembre -a ver si ahora sí- debería haber guardado en bolsas el sustrato del antiguo contenedor de bulbos, desmontar el armazón y colocar las baldas donde irán ahora las macetas de la zona de sol. Otras plantas de órgano subterráneo, como las anémonas y los ranúnculos, llevan una semana plantadas. La única anémona que quedó sin sacar de tierra la temporada pasada, una 'St. Brigid' que aparece en esta entrada, lleva desde octubre creciendo y cuenta ya con una mata frondosa de hojas.

El rincón de los Oxalis
Flores ya quedan bien pocas. A la novedosa Salvia coccinea sólo le acompañan los últimos coletazos de la Ipomoea tricolor, una Ipomoea 'Early Call' que surgió de semillas caídas y los dos Oxalis más prolíficos, el bowiei y el articulata, que crecen despampanantes uno al lado de otro. Además, a estas alturas sigo teniendo con hojas a todas las plantas del género que tengo, incluyendo a los pocos tetraphylla que sobrevivieron.

En cuanto a la fauna, no hay día que no me visite el colirrojo tizón y los gorriones. Los insectos escasean, claro está, debido a la ausencia de flores. No lo hacen sin embargo los caracoles, de los cuales retiré a dos ejemplares el jueves que habían excavado un agujero en la tierra -uno en el contenedor, por suerte sin causar destrozos- y estaban depositando huevos. Vale que no me muerdan las plantas, pero esto ya no: seguro que los caracolillos recién eclosionados tendrán hambre, y algo me dice que las plántulas tiernas serían un buen bocado. Mejor evitar sustos.

viernes, 31 de octubre de 2014

Otro octubre atípico

Ipomoea tricolor
Si no fuese porque el mes empezó con la culminación de unas lluvias que habían comenzado a finales de septiembre, este año sin duda estaríamos hablando de que octubre ha sido peor que el anterior: más cálido, igual de seco y más similar a un mes de junio que a uno de abril. Tras la compensación de los aproximadamente 50mm. caídos durante el primer día del mes tuvimos que enfrentarnos a un duro día de poniente con 34ºC de máxima, aunque las temperaturas han seguido un descenso progresivo -pero lento- y actualmente el ambiente se ha suavizado bastante, pero no sé si lo suficientemente seguro como para iniciar la etapa de semilleros al sol o fiarme de exponer a mayor luz las plantas más jóvenes de la nueva temporada que acaba de empezar.

Colirrojo tizón
Y es que, con este plan, ha terminado octubre con más de tres cuartas partes de lo que llevo planeando desde agosto sin hacer. Esto es: faltan muchas plantas por sembrar en el contenedor y en macetas mixtas, el antiguo contenedor de los bulbos sigue sin desmontar y los mencionados bulbos siguen en en una caja; afortunadamente están todos en buen estado y este fin de semana, ahora sí, comenzaré a plantar los de semisombra, que son mayoría. Aprovechando el suavizado de temperaturas también he reanudado algunas siembras y muchas especies progresan correctamente, pero tendrán que enfrentarse a la realidad cuando pasen al contenedor; las plantas supervivientes que sembré aprovechando las lluvias de primeros de mes están estupendamente, y sólo los Lupinus hartwegii parece que no vayan a prosperar, pues se ponen amarillos y uno de los tres ya ha muerto, problema que me ocurría con los Lupinus angustifolius y que de momento parece que no afecte a otra especie que he sembrado, Lupinus succulentus -al parecer una especie genuinamente resistente a suelos pobres, arenosos y cálidos. Por otra parte, las dos Salvia coccinea que planté en esta misma etapa parece que se han acelerado más de la cuenta y están desarrollando las espigas de las que saldrán flores. No pasa nada si son capaces de seguir creciendo luego, ya que se supone que son perennes (aunque el ejemplar que tuve este verano se acabó secando).

Ipomoea tricolor
Al margen de las preparaciones, todavía hay lugar para las sorpresas. Son poquísimas las plantas sembradas a finales de la temporada pasada (en primavera) que quedan y que no hayan florecido, pero una de ellas lo ha hecho de manera espectacular. Se trata de la Ipomoea tricolor, una trepadora con las clásicas flores en forma de embudo de este género. En su caso llaman la atención por su gran tamaño -entre 10 y 11 cm. de diámetro, una de las flores más grandes de la terraza- y un color azul muy similar al del lino: aunque se ve plenamente azul cuando la flor está en su punto álgido, lo cierto es que no es una "true blue" como la Nemophila menziesii o la Commelina benghalensis, dado que antes de abrirse y al marchitarse cada flor presenta un color morado. La planta se ha desarrollado mucho durante los últimos dos meses y llegó a superar la altura de la pérgola de cañas por la que trepa y continuar creciendo buscando donde asirse, aunque quedó suspendida. De estar cerca de otra estructura donde continuar trepando, seguramente hubiera alcanzado y superado los tres metros.

Ipomoea tricolor cargada de flores
Que el otoño está aquí no lo ponen en duda los seres que se desplazan durante esta época del año. Hace unas semanas me pareció oír su voz de contacto, y ahora ya se deja ver: el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), una pequeña ave insectívora que pasa la época no reproductora aquí (aunque no están muy lejos las poblaciones reproductoras). No puedo saber si el mismo individuo vuelve año tras año o es una simple casualidad, pero desde hace unos pocos inviernos siempre hay un ejemplar tipo joven/hembra (de color gris sin las marcas negras y blancas de los machos) que se acerca de visita a la terraza. Tanta es su curiosidad que muchas veces se asoma por debajo de los cristales de la claraboya hacia el patio -como se aprecia en la foto-, aunque no sé si cuando no estoy es capaz de bajar hasta dentro de casa. No he encontrado rastros de deyecciones, pero no me importaría que se hospedara allí durante el invierno. Es una de esas especies que suele ubicar sus nidos en graneros, cuadras, corrales y otras construcciones humanas, con lo cual no tiene desconfianza alguna. Mientras tanto, va pululando entre las macetas y ayer lo sorprendí debajo de la pérgola, donde hace poco encontré un hormiguero y quizá ya lo haya descubierto también.

Además, las golondrinas y aviones comunes han desaparecido del todo y son los aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) los que de vez en cuando se dejan ver desde la terraza ocupando su sitio, aunque esta especie es algo menos dada a los ambientes urbanos. Mientras tanto los locales, los gorriones, además de volver a ensañarse únicamente con la misma planta, una dalia, también han dejado patentes sus fechorías esparciendo tierra de macetas vacías para darse baños de arena. Tanto ímpetu ponen que llegan a vaciarlas hasta la mitad con sus sacudidas.

Noviembre debería ser, ahora sí, el mes que deje definitivamente la terraza lista para la primavera -o el invierno más bien. Cierto es que el desajuste meteorológico llega a desanimar bastante, pero basta con acumular experiencias -el año pasado supe lo que es un otoño atípico sin lluvias y las consecuencias que tiene si no se está preparado- y tener algo de paciencia retrasando las cosas hasta el momento exacto para que el éxito, si no total, esté lo más cerca posible de su nivel más óptimo.

martes, 21 de octubre de 2014

Un pequeño infierno en octubre

Mammillaria karwinskiana ssp. nejapensis
Como ya se adelantaba en la anterior entrada, octubre comenzó con un día de lluvia sobre Cullera que supuso la mayor precipitación registrada en un año entero, pero al marcharse las nubes el calor volvía a tomar el mando ayudado por el pertinaz viento de poniente. Hoy podemos hablar de otro récord, pero de temperaturas máximas: 34ºC un día 21 de octubre, con el otoño estrenado hace ya un mes. Uno de los días más calurosos del último año y en una época en la que se espera que las temperaturas vayan bajando. Son más de 10ºC de diferencia al alza si lo comparáramos con el 21 de octubre de 2013, año en el que este mes también fue atípicamente cálido.

Por suerte, las noches transcurridas entre el fin de semana pasado y hoy han tenido temperaturas agradables, inferiores a los 20ºC, y las plantas no han sufrido demasiado este golpe de calor repentino al contar todavía con humedad retenida en el sustrato, ni siquiera las más jóvenes. No ha sido el único meteoro curioso de estos últimos siete días: recién comenzada la madrugada del domingo se instaló sobre Cullera y Sueca una espesa niebla que no dejaba ver más que unos pocos metros al frente, disipándose cerca del amanecer. Debió aportar casi tanta humedad como una lluvia ligera al convertirse en rocío y resbalar hacia la tierra.

Nezara viridula
La imagen que encabeza la entrada, la del cactus Mammillaria karwinskiana ssp. nejapensis, no está puesta adrede para enfatizar la temática del calor inusual: lo cierto es que este pequeño cactus ha comenzado a florecer a mediados de este mes, tras el sofocante verano y las lluvias de inicios de otoño. El año pasado lo hizo tímidamente en mayo, se detuvo y volvió a comenzar en septiembre, llenándose de flores que se llevó a su "retiro" invernal, el patio de abajo, donde lo resguardo de la lluvia hasta primavera. Ha comenzado poco a poco pero se observan muchos botones florales, con lo que se quedará un tiempo más en la terraza.

Sobre su pariente el Opuntia monacantha se encontraba un insecto muy frecuente de la familia de los Pentatomidae, los chinches de aspecto poligonal y colores variados tan frecuentes entre las plantas: se trata de la Nezara viridula, el chinche verde o pudenta ("hedionda") como se la conoce en valenciano debido al desagradable olor que desprende si se la obliga a defenderse. Es un insecto que se alimenta de vegetales, succionando sus jugos con su aparato bucal. Parece que lo estaba intentando con el cactus, pero no debe haber tenido mucho éxito, pues ha abandonado poco después.

Este es el panorama que se presenta cuando noviembre se encuentra ya a la vuelta de la esquina. Una supuesta bajada de temperaturas sería lo esperable a partir de ahora y dentro de un mes deberíamos haber dejado ya esos mediodías a más de 25ºC, pero nunca se sabe. Más preocupante aún es que las lluvias han desaparecido totalmente del panorama y no se las espera en breve, y da que pensar si lo que ocurrió hace unas semanas será toda la lluvia que veremos este otoño, repitiéndose la pesadilla de la sequía.

lunes, 13 de octubre de 2014

No tan deprisa

Tulbaghia violacea
Con el precedente del año anterior y el propio mes de septiembre que dejamos atrás hace un par de semanas, suponer que el calor volvería a aparecer tras las dos semanas de nubes era algo muy plausible. Y efectivamente, aunque las mínimas se han mantenido invariables, con 18-20ºC y madrugadas más frescas que las agobiantes noches veraniegas de septiembre, un frente de poniente ha llegado esta semana no con ráfagas de viento muy fuertes, pero sí con las consecuencias típicas de este viento: calor y sequedad. Otra vez hemos visto a los termómetros situarse entre los 27 y hasta 31ºC por las tardes, que siguen siendo bastantes aunque la radiación solar ya no apriete tanto como en verano. Las plantas crecidas apenas se han resentido porque muchas siguen aprovechándose del aporte de la lluvia y están resurgiendo, pero el entusiasmo de los semilleros sufre un nuevo retraso.

Commelina benghalensis
No ha sido una "masacre" generalizada, pero como cuando comencé a pasarlos al contenedor de tierra ésta estaba todavía húmeda hasta abajo del todo, aproveché para poner toda clase de plantas, algunas tan sólo con cotiledones. Lo hice así porque los semilleros originales no tengo más remedio que ponerlos a resguardo donde dé menos el sol -si los expusiera, las plantas se quemarían en cuestión de horas- y a consecuencia de esto el diminuto tallo inicial se alarga muchísimo hasta que la planta encuentra la luz que necesita y deja parte de éste postrado en el suelo, apuntando finalmente hacia arriba. La mayoría de plantas de semilla pequeña se han quemado, supongo que más por el viento seco que por el sol, ya que esto ocurrió tras tres días plantadas y muchas plántulas de las que coloqué el pasado día 2 siguen resistiendo sin problema. Esta vez me he curado en salud y las futuras plantas crecen bajo la protección de una pequeña malla antipájaros, que ya han inaugurado su etapa destructiva otoñal rompiéndome el tallo de una dalia que comenzaba a rebrotar tras el shock veraniego.

Ipomoea quamoclit
Poco a poco la terraza vuelve a llenarse de flores de plantas conocidas y alguna que otra nueva; llaman la atención de lejos los azules de la Commelina benghalensis y los rojos de la Ipomoea quamoclit; cerca de ellas florece la Buddleja davidii, de la que todavía no he puesto fotos esperando a que aumente la densidad de sus racimos de flores, cosa que quizá no tarde; también florece de nuevo el Erodium x variabile, que ha aguantado estoicamente el duro verano y demuestra así lo resistente que es. En la parte trasera de la terraza siguen en su máximo los Oxalis bowiei acompañados más discretamente de los Oxalis triangularis, y por detrás ya se evidencia que pronto el Oxalis articulata se unirá a la fiesta.

Erodium x variabile
La novedad para esta semana ha sido la floración de la Tulbaghia violacea. Esta especie me la regalaron en agosto y ha tenido una rápida adaptación en la terraza, como puede verse. Se trata de un pariente sudafricano de los ajos, rizomatosa en lugar de bulbosa Aunque huele como sus parientes y el "aroma" se encuentre igualmente en las flores -que huelen a ajo, a diferencia de las de éstos que son perfumadas- no es una planta utilizada como alimento -si bien ocasionalmente se utilizan las flores para dar sabor-, aunque sí con fines medicinales. Las flores en forma de estrella, rosadas, crecen en umbelas y le dan cierta similitud también a la también africana Agapanthus, pariente suya aunque taxonómicamente más alejada. Las hojas son lineares, finas, y en plantas grandes pueden formar densos cepellones. En mi planta son todavía pocas, lo que le da un aspecto encantador de pequeña bulbosa.

Salamanquesa común
Además de los gorriones, otras especies de fauna se van dejando ver por la terraza. Quizá los voladores más frecuentes todavía sean las libélulas, de los pocos insectos que se ven salvo ocasionales himenópteros, mariposas o las hormigas que nunca sé de dónde salen pero siempre están presentes. Entre los vertebrados nunca faltan las salamanquesas (Tarentola mauretanica) que desde hace años se esconden de día bajo las cubetas y detrás de algunas macetas y estantes. A la de la foto me la encontré dentro del contenedor del compost, del que puede salir y entrar cuando quiera. Parece que el ejemplar en cuestión ha tenido algunos percances en su vida, a juzgar por esa cola crecida después de haberla perdido o la falta de dedos en alguna de sus patas.

Tulbaghia violacea
En resumen, que tras las lluvias de septiembre parece que se vuelva a repetir el patrón del año pasado con sólo unas leves diferencias: ausencia de nubes, temperaturas hacia arriba y un otoño atípico que sólo se deja adivinar por el suave frescor de las madrugadas y el acortamiento de los días. Parece que para seguir adelante con los semilleros deberé imitar el modelo del año pasado, en el que me fié de plantar directamente y el desastre fue tal que el contenedor quedó empobrecido: plantar en noviembre. Las mejores floraciones de anuales y otras herbáceas se dieron gracias a las condiciones más suaves del mes de noviembre, en el que ya se puede exponer a las plantas al sol sin peligro e incluso hacer germinar las semillas en las mismas condiciones. Por tanto, debería darme más prisa en dejar el montaje para bulbosas hecho -los Crocus están brotando ya en sus paquetes- y dejar los semilleros para dentro de una quincena como mínimo.

lunes, 6 de octubre de 2014

Octubre y un cambio de ciclo

Caracol de jardín (Helix aspersa)
A finales de septiembre la llegada del otoño cumplía con las expectativas y finalmente una serie de lluvias moderadas suponían el primer cambio importante frente a la prolongada sequía que veníamos padeciendo desde inicios de septiembre de 2013. Durante aquel largo periodo el único punto de inflexión fue noviembre del año pasado, en el cual se llegó a acumular una cantidad de lluvia que aún fue inferior a la que hemos tenido en un sólo dia particularmente lluvioso de este mes de octubre recién comenzado. Es casi imposible que a finales de año nos acerquemos a las cifras habituales de precipitación acumulada, pero sería un gran alivio que episodios de lluvia como este se repitiesen al menos una vez al mes hasta diciembre, como todos los años.

Symphyotrichum novi-belgii
Las lluvias se han prolongado de manera intermitente desde el domingo 21 de septiembre hasta el viernes 3 de octubre en Cullera. No dispongo de datos para su consulta, pero la cantidad total acumulada habrá estado alrededor de los 90mm. Destaca sobre todo el día 1 de octubre, el día al que hago referencia más arriba, en el que se desató un poderoso aguacero que dejó unos 45mm en apenas una hora y algunas calles de Cullera llevaban agua hasta la altura del tobillo. Con tanta cantidad de agua precipitada, en la terraza ya he tenido que sacar todas las plantas de sus cubetas y platitos, hasta ahora de poca utilidad, porque el agua llega al borde y hay peligro de que las plantas se pudran. Del mismo modo, prácticamente no he tenido ni que regar en estas dos semanas y la cantidad de agua acumulada en todos los cacharros de la terraza será almacenada, como hago todos los años, para futuros usos. Eso sí, aunque no es ni de lejos la lluvia más abundante caída sobre la terraza -en agosto de 2013 mismo llovió más- van a hacer falta muchas garrafas para acumularla.

Oxalis bowiei
Desde el sábado ha vuelto el sol, y aunque ayer domingo el cielo volvía a ponerse oscuro y de hecho las predicciones apuntaban a lluvia segura, ya no cayó ni una gota. No es ninguna sorpresa que a partir de este momento, las temperaturas máximas sigan superando los 25ºC. Las mínimas bajaron junto a la llegada de las lluvias y se han dejado atrás aquellas madrugadas a más de 21ºC que todavía tuvimos durante casi todo septiembre, pero en general todavía parece que estemos a finales de primavera o principios de verano, situación que no hay manera de saber todavía cuándo variará. A las plantas les va a sentar bien teniendo en cuenta la cantidad de agua que han recibido y la menor intensidad solar, pero más pronto que tarde habrá que volver a regar con asiduidad.

Commelina benghalensis
Pocos cambios en la terraza salvo los que estoy llevando a cabo con los semilleros: el contenedor ya ha sido puesto en marcha de nuevo, con el sustrato sustituido y las primeras plántulas introducidas. He sido tan generoso preparando semilleros que en sólo dos días de plantación ha quedado tan lleno que el resto de siembras, de plantas que prosperan con bastante facilidad sin preparativos, lo haré de manera directa. Sólo queda ver si la vuelta de los cielos despejados y calor no afecta demasiado a las plantas ya establecidas.

Por lo demás, se combinan tres factores: el resurgir de algunas perennes y vivaces, la continuidad de algunas especies de la temporada pasada como las efectivas Zephyranthes carinata y su pasión por la lluvia y la vuelta infalible de las especies otoñales como Symphyotrichum novi-belgii u Oxalis bowiei; la baja para este año, como se veía venir, han sido las Tricyrtis formosana, que tendré que ver si vuelvo a adquirir a la próxima primavera. Las plantas pasaron de tener su mayor densidad en 2013 a asomar a duras penas en 2014. También la Commelina benghalensis vive ahora su mejor momento, cargándose de flores por las mañanas que se cierran y caen pasado el mediodía.

Zephyranthes carinata
Tras las lluvias no pueden faltar los caracoles. Me sigue sorprendiendo muchísimo la cantidad de caracoles que llegan a la terraza por varias razones: de dónde vendrán, puesto que no hay jardines cercanos; y su uso exclusivo de las plantas como refugio sombreado y no como alimento. Esto es así, nunca he encontrado hojas mordidas con su correspondiente rastro de babas: siempre que las plantas han sufrido ataques queda visible o bien el recorte triangular del pico de un gorrión o la destroza total de tallos, cosa que un caracol no haría. Al ejemplar de la foto lo encontré así, tan atrevido, cruzando la terraza a pleno sol. Hay montones como él escondidos bajo cubetas, contenedores y algunas plantas.

Esta época es un poco delicada. Atendiendo al patrón de otros años, al verano parece que le cueste marcharse y el calor sigue haciendo acto de presencia durante unas cuantas semanas más. Lo importante ahora es hacer sitio a todas las plantas, sobre todo a los bulbos, para evitar que se debiliten por la demora. Va a ser un mes movido.

jueves, 25 de septiembre de 2014

El otoño esperanzador

Zephyranthes carinata con ocho pétalos
Hace dos días que entramos oficialmente en otoño y parece que el ambiente comience a mejorar. Las temperaturas han bajado visiblemente, más las máximas que las mínimas -lógico, por otra parte- y lo que es más importante: llevamos casi una semana con nubes rondando nuestras cabezas y se espera que se queden unos días más. No hemos registrado las cantidades que se han precipitado en muchas zonas cercanas, pero al menos ha llovido lo suficiente para no haber regado nada desde hace una semana. Las primeras lluvias llegaron el domingo por la noche y se han ido sucediendo de manera muy moderada: no se habrá llegado a 40mm en todos estos días, pero lo importante es que se han combinado los factores necesarios y están haciendo efecto, que buena falta hacía.

Ischnura graellsii
Por eso, la actividad de preparación de la nueva temporada se ha vuelto a poner en marcha casi apresuradamente, pues son muchísimas las semillas que hay que depositar en semilleros además de las que se sembrarán en su lugar definitivo que, valga la redundancia, todavía no tienen su hueco disponible a estas alturas. Los bulbos también aguardan su turno, muchos de ellos en su paquete original, aunque éstos sólo necesitarán disponer del sitio pues sólo hay que enterrar y esperar sin más traslados a posteriori. Mientras tanto, las plantas supervivientes van recuperando vigor y algunas incluso comienzan a tener ahora sus mejores momentos.

Oxalis triangularis
Uno de estos casos son las Zephyranthes carinata, de las que no hablé hasta agosto a pesar de haber llegado a casa a finales de febrero. Claro, que son bulbosas y poco tienen que ofrecer hasta que desarrollan una buena roseta de hojas. Pero estas además tienen algo diferente: en lugar de culminar su ciclo con una floración y echarse a dormir hasta la siguiente temporada, las Zephyranthes responden a la llamada de la lluvia. No han fallado ni una vez: ya puedo regarlas cada dos días, que siguen impasibles con sus hojas verdes y brillantes. Hay una tormenta y, por poca agua que caiga, al día siguiente está asomando una vara floral que acabará regalando una flor en pocos días. El único mecanismo que me han explicado para que esto ocurra es que detectan las variaciones del nitrógeno atmosférico provocadas por los rayos, pero estoy buscando más información al respecto. Con estas lluvias recientes, las mejores que han vivido desde que están en casa, han sido 4 las plantas que se han animado a florecer simultáneamente. Como se ve en la foto, incluso uno de los ejemplares -que si no me equivoco es el primero que floreció este verano- ha sacado una flor con un par de pétalos de más, ocho en total.

Zephyranthes carinata
Mientras tanto, vuelven los Oxalis como el bowiei, exclusivo del otoño, o el triangularis, que se recupera del verano en estas fechas y vuelve a lucir haciéndole compañía al anterior. Los demás siguen todos sacando hojas excepto el tetraphylla, el cual es posible que un año más no haya sobrevivido por falta de drenaje. Debería volcar el contenido de la maceta cuanto antes y comprobar si queda alguno sano para enterrarlo en un sustrato arenoso seco.

Se sigue echando en falta a los insectos, aunque estas últimas dos semanas ha habido visitantes de lo más diversos. Han llegado en masa los adultos de los caballitos del diablo Ischnura graellsii, tan frecuentes en esta zona y que recuerdo desde mis estancias allí en la misma casa siendo un niño, cuando solía capturarlos de las alas en el balcón o en el patio. Además de esta libélula se presentan otros ejemplares de otra especie más grande y abundante, la Sympetrum fonscolombii. Pero el ejemplar que más me llamó la atención, que no pude fotografiar ni identificar, fue una abeja de tamaño menor a las de la miel y color grisáceo oscuro que no paraba de visitar algunas plantas con hojas; su propósito, como descubrí, no era otro que recortar algunos trozos con sus mandíbulas para llevárselos.

Zephyranthes carinata, otra más
No hay cosa que desee más en este momento que el ritmo al que han ido bajando las temperaturas y llegando las lluvias se mantenga periódicamente aunque sea a este nivel. Que no sea flor de un día y suponga el restablecimiento de los ciclos habituales de lluvias que tanto hemos echado de menos desde hace un año, siendo todavía la última semana de agosto de 2013 la última vez que hubo lluvias de importancia, no regulares, pero sí frecuentes puntualmente en nuestra zona. Todo sea por recuperar el esplendor y subir el ánimo de cara a preparar todavía mejor la próxima primavera.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Un mal comienzo

Catharanthus roseus
Septiembre era el mes en el que había puestas esperanzas en presenciar un cambio de tiempo que suponga, primero y más razonable, un descenso de temperaturas, y segundo, el regreso de la inestabilidad atmosférica propia del otoño que llevamos esperando prácticamente desde el año pasado o incluso el anterior. Sin embargo, no se ha producido ni una cosa ni otra, al contrario; por tanto, la razón nos dice que sería prudente atrasar el nuevo inicio de la temporada jardinera hasta que las condiciones sean al menos similares a las de principios de primavera. No es complicado darse cuenta de que hay que ser paciente: simplemente, con el potente sol y las temperaturas sobrepasando los 30ºC a diario, a nadie se le ocurriría exponer a las delicadas plántulas a la luz directa porque sería una pérdida de semillas considerable e innecesaria.

Aunque el año pasado el calor inusual se prolongó prácticamente hasta mediados de noviembre, lo cierto es que no puede compararse con lo que está sucediendo ahora. No en vano se calcula que es el inicio de septiembre más caluroso en 50 años; datos en mano, sólo hay que revisar temperaturas y pluviometría del cálido final de verano y primera mitad del otoño pasado para observar que ha quedado en nada comparado con lo que estamos teniendo ahora. Bueno, en lluvias salimos ganando: el domingo día 7 cayó un chaparrón que dejó poco más de 5 mm., lo cual hace que este septiembre haya llovido ya el quíntuple que el del año pasado. Además, en 15 días no ha habido ni un sólo día que haya amanecido a menos de 20ºC: parece que sigamos a principios de agosto. Triste y desesperante.

Las previsiones tampoco son muy alentadoras. Tenemos por lo menos otra semana de calor y ausencia de precipitaciones de importancia por delante. Lo más cercano que tenemos es una borrasca atlántica que va a estar enviando nubes a la península y dejando lluvias donde siempre: al oeste, algo en el centro y por el noreste hasta la mitad superior de Castellón. Y es que no tan lejos de aquí están teniendo lluvias considerables desde hace al menos un mes, mientras que nosotros vemos pasar unas nubes que no tienen fuerza ni para tapar el sol y mucho menos para dejar algo de agua. El Mediterráneo sigue cálido y despejado y los vientos de levante no traen otra agua que no sea la que se encuentra en suspensión en el aire, que aumenta en casi ocho grados la sensación de calor respecto a la temperatura real.

Con las plantas que quedan en la terraza las cosas no van demasiado bien. Muchas especies que consiguieron superar el umbral aproximado de la canícula, alrededor de la primera mitad de agosto, no han conseguido ver la luz al final del túnel. Las bajas han sido cuantiosas incluso entre especies que habían perdido sus hojas y estaban rebrotando. Otras, simplemente, están bajo observación dado que todavía se ha rescatado su sistema radicular que parece conservar las partes que acumulan energía -rizomas, engrosamientos...- pero esto no garantiza nada. Algunas plantas de este tipo acabaron igual el verano pasado y no rebrotaron en este 2014.

Ipomoea quamoclit
Con un comienzo tan desalentador, las tareas previstas para acondicionar la terraza o producir nuevas plantas han quedado suspendidas. Los semilleros más delicados han acabado perdiendo todas las plántulas que había creciendo y han quedado desecados hasta nueva orden, mientras que algunos que ya llevé al rincón de sombra de la terraza siguen creciendo moderadamente. La gran mayoría de bulbos y tubérculos para plantar están ya guardados a la espera de mejores condiciones e "instalaciones". No quería atrasar mucho la plantación de algunas especies, pero visto lo visto y con experiencias previas, las cosas pueden esperar: en la temporada iniciada en 2012, los bulbos fueron plantados en enero de 2013. No es lo mejor y de hecho perdí bastantes plantas, pero aún así la floración fue muy superior en cantidad y duración respecto a la de este año. Con las semillas, lo mismo: la mayor variedad de plantas la obtuve de siembras realizadas en macetas entre noviembre y febrero, mientras el contenedor no hacía más que recibir semillas pregerminadas que morían por desecamiento a los pocos días.

Lo realmente sorprendente es que especies ornamentales muy populares lleguen a la terraza y prosperen sin apenas prestarles atención. Nunca hubiera tenido por mis gustos una Catharanthus roseus como la de la foto que abre la entrada. Sin embargo, la planta apareció en agosto en la maceta del Lilium henryi y creció beneficiándose del riego que éste recibía. Mantendré la planta tanto cuanto resista ya que no veo por qué no va a tener sitio una especie que florece hasta en lo peor del verano; siempre que haya flores, más insectos habrá en la terraza. Por otro lado, de las especies residentes, la Ipomoea quamoclit sigue floreciendo a estas alturas y parece que va a dar muchas semillas. Junto con el Oxalis bowiei , la albahaca y la anteriormente mencionada Catharanthus es, tristemete, una de las pocas especies en flor ahora mismo. Debe ser una de las veces desde que comenzaron a haber plantas en la terraza que hay tal escasez de flores.

¿Qué hacer? Lo primero es no perder la calma ni el ánimo. Cuanto antes, debería dejar la terraza lista para comenzar a plantar tan pronto como el tiempo lo permita, eso sí, evitando las horas de más calor. Por otra parte, los desvaríos meteorológicos no deberían minar la moral, sino ser observados con paciencia y sosiego y pensar que el tiempo es relativo: el invierno, por lo menos, sí llegará algún día.