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Rúcula (Eruca sativa) |
Durante la última semana el otoño ha seguido avanzando al mismo ritmo pausado al que lo ha ido haciendo este año, sin los saltos de contraste que tuvo el año anterior, en el que pasamos de un tiempo demasiado suave para la época a noches por debajo de los 10ºC en apenas una semana. Este año el descenso ha sido más progresivo y de por medio hemos tenido las tormentas comentadas en la entrada anterior, que han aportado una buena cantidad de agua que sigue a día de hoy siendo suficiente para mantener a las plantas. No he utilizado en toda la semana más agua que la necesaria para humedecer las macetas nuevas que he ido preparando con siembras, así como una breve pulverización del contenedor en el día de hoy para remojar las zonas más propensas a resecarse, principalmente en los bordes.
Tras dos semanas con nubes yendo y viniendo, a partir del pasado martes los cielos quedaron totalmente despejados y recorridos por vientos que van variando del suroeste al norte, con lo cual la bajada de temperaturas ha sido más evidente. Hoy domingo hemos tenido la mínima más baja desde principios de febrero, 5,7ºC, pero sólo en Sueca: en Cullera, con el consabido suavizado producido por el mar, las mínima se ha quedado en 8ºC, que igualmente tampoco se veían desde mediados del invierno pasado.
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Erodium x variabile |
Con esta llegada definitiva del ambiente fresco propio de finales de otoño, las plantas no necesitan tantas atenciones, tienen suficiente con la humedad acumulada y crecen poco a poco. Ejemplares como
Erodium x variabile han reverdecido y florecen mejor ahora que en meses cálidos; también parece que mejoran las margaritas africanas
Felicia,
Osteospermum y
Argyranthemum, las cuales espero que florezcan durante el invierno como hicieron el año pasado.
En el contenedor siguen apareciendo plantitas pequeñas y algunas ya comienzan a ser reconocibles. Es probable que este año con la siembra atrasada convenientemente consiga hacer coincidir a más especies durante la primavera, o finales de invierno, con lo que la terraza se llenaría de color y del zumbido de los insectos de manera simultánea entre muchas especies. Está claro que no es el caso de las
Salvia coccinea, que siguen a la suya floreciendo, aunque dos ejemplares más jóvenes están ahí por si hubiera que tomar el relevo en primavera. También los bulbos se lo están tomando con calma y sólo unos pocos como
Muscari armeniacum toman la delantera.
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Salvia coccinea |
Ha florecido esta semana una
rúcula de las dos que hay en la maceta donde estuvieron el invierno pasado. Dudaba sobre si se trataba de esta especie o no ya que la roseta de hojas se hizo especialmente grande, a diferencia de las plantas precedentes, de las que sin duda habrán surgido estas nuevas a partir de las semillas que fueron cayendo. Es una de las rúculas más grandes que me han salido -al principio pensé si sería un rábano, que no recordaba si habría sembrado alguna vez allí- y la más temprana, que de bien seguro aportará un buen montón de flores durante el invierno, aunque pocos insectos habrá para aprovecharlas. No obstante en el contenedor hay muchas más para formar parte de la futura mata de flores. Las suyas me parecen curiosas y me gustó mucho ver que a la
esfinge colibrí le encanta detenerse a libar en ellas.
Para estos días la principal tarea es seguir revisando el crecimiento de las plantas e ir organizando macetas según convenga mejorar su ubicación. Todavía siguen quedando bulbos pendientes de plantar aunque se encuentran en perfecto estado y el retraso no supondrá problemas. De hecho, algunos que llevan un mes plantados están igual, sin brotar. Diciembre apunta a ser un mes bastante tranquilo para la terraza este año.
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