lunes, 31 de agosto de 2015

Acaba agosto

Cardiospermum halicacabum
Este verano ha dejado una terraza particularmente despoblada en lo que a variedad de plantas se refiere. Resulta extraño, pues a priori parecía que la temporada, que dio tantas flores desde finales de invierno hasta finales de primavera, mantendría un mínimo de nivel en esta rutina una vez entrase el verano, pero el resultado ha sido el opuesto: uno de los veranos con menor cantidad de plantas en flor a la vista. Esto, por supuesto, implica que la pérdida de especies haya sido particularmente dramática, tanto por los ejemplares que funcionaron bien hasta primavera como aquellos que ni siquiera pudieron terminar de desarrollarse.

Repasando de manera breve el tiempo, el agobiante calor que batió todos los récords desapareció definitivamente tras el inicio de la segunda quincena del mes. Los valores se relajaron bastante, con un calor que, si bien persistente, ya se acercaba a lo que uno consideraría normal para el verano, con días en los que podíamos ver los termómetros bajar de los 30ºC a partir de media tarde. Respecto a las lluvias, aquella tendencia de llover todos los fines de semana hizo un alto a partir de la mitad de mes, aunque todavía llovió un poco el sábado 15 -tan poco que ni los pluviómetros llegaron a registrarlo- y el día 18 (1,3 mm). Tras una pausa de un par de semanas, hoy, el último día del mes, ha vuelto a llover moderadamente (6,9 mm), con lo que el mes cierra con unos nada desdeñables 30,7 mm. Agosto ha sido el doble de lluvioso que mayo y casi seis veces más que abril, los meses en los que uno esperaría mayor régimen de precipitaciones. Además, la semana se presenta movida, con posibilidades de lluvia presumiblemente para todos los días de aquí a una semana.

Dianthus plumarius
Entre las plantas, la situación varía drásticamente entre especies. Se ha secado ya el Dianthus chinensis var. heddewigii mientras que su vecino de la variedad simple, más viejo, sigue floreciendo. Lo hacen también sus parientes más resistentes Dianthus plumarius. La trepadora Cardiospermum halicacabum, que se ha pasado meses con una talla reducidísima y sólo floreció en una ocasión tan lejana que ya hace tiempo que guardé hasta las semillas que dio, de repente ha pegado un estirón y multiplicado su tamaño, volviendo a emitir sus diminutas flores de color blanco. Es la única trepadora que queda ya además de un Lablab purpureus que no ha conseguido destacar en todos los meses que lleva de existencia. La planta del año pasado floreció en noviembre, con lo que no es descartable que pueda crecer aún, aunque me temo que no la mantendré tanto tiempo si reestructuro la zona de las trepadoras.

Especies como el cactus Mammillaria nejapensis y el Iris domestica se encuentran ahora produciendo frutos. Las Zephyranthes carinata han dejado de florecer al mismo ritmo que se han ausentado las tormentas, aunque es presumible que prosigan ahora que los cielos vuelven a descargar rayos y lluvia. Las bulbosas que planté en primavera definitivamente no han hecho nada más allá de sacar hojas, mientras que algunos Muscari armeniacum me han pillado por sorpresa y se han puesto ya a sacar hojas. También lo hace el Oxalis bowiei, la especie que mejor representa los últimos días de verano como indicador de que el otoño dará comienzo pronto.

La Pentas lanceolata sigue sacando flores en los pocos ápices que quedan medio ocultos bajo las hojas o las cáspsulas de las anteriores floraciones, aunque el número de insectos que atrae ha disminuido notablemente, seguramente porque éstos ya no se fijan durante sus transectos en las poco visibles flores que quedan. Habrá que esperar, si se da el caso, a las primeras floraciones que pueda conseguir en otoño tras sembrar herbáceas de crecimiento rápido.

A la espera tan sólo de que las temperaturas comiencen a descender, durante las últimas visitas la terraza ya ha ido siendo acondicionada para recibir a la próxima generación de bulbos, semilleros y vivaces que tomarán el protagonismo de esta nueva temporada que prácticamente ya se encuentra en sus comienzos. Aún sin saber si este otoño volverá a la normalidad del anterior, con lluvias bien repartidas, parece que la muestra que nos ha dado agosto es consecuencia de lo que la fuerte evaporación del mar por el calor es capaz de hacer. De seguir así, quizá no falten las precipitaciones durante los próximos meses, facilitando la labor de sacar adelante nuevas vidas vegetales.

viernes, 14 de agosto de 2015

La mitad de agosto

Colpa sexmaculata ♀
Ya ha expirado prácticamente la mitad de este agosto de 2015 y se podría decir que mientras la terraza ha experimentado pocos cambios, el tiempo ha dado un par de episodios curiosos. El sábado día 8 llegaron las nubes y descargaron una lluvia breve pero intensa que dejó cerca de 20 mm. en menos de media hora, lo que convierte a esta jornada en el día más lluvioso en Cullera de todo 2015. En los meses de febrero, abril, mayo y junio pasados no se acumuló tanta lluvia como esa tarde de sábado: sirva sólo como comparativa para hacerse una idea de la magnitud de este chaparrón veraniego en este periodo que llevamos arrastrando desde 2013 en el que las lluvias no han dejado de escasear respecto a años anteriores. Como ocurre en estas ocasiones, guardé tanta agua que toda esta semana he podido ir regando con ella dado que actualmente estaba utilizando algo menos de 20 litros cada dos días debido al ya escaso número de plantas presentes.

Este verano está siendo de récord en cuanto a calor, pero las lluvias han empezado a asomar con frecuencia e intensidad, fenómenos que pueden estar perfectamente relacionados ya que el agua evaporada del recalentado Mediterráneo sirve de aporte de energía a las tormentas que van llegando a nuestra región en principio ya debilitadas. Llevamos dos semanas seguidas en las que llueve el fin de semana, y todo apunta a que habrá una tercera, pues se espera que a partir de esta madrugada se active la alerta amarilla de nuevo por tormentas y lluvias puntualmente fuertes. Aunque no se puede saber con tanta antelación, esta misma tendencia podría darnos también un otoño muy lluvioso si se dan las circunstancias adecuadas.

Zephyranthes carinata
Por otro lado, ayer tuvimos el que todavía es el primer episodio de viento cálido y seco de poniente de este verano, pero no del año: el día que todavía ostenta el récord de temperaturas de este siglo, aquel 14 de mayo que vio los termómetros sobrepasar los 40ºC, el viento de poniente arrastró hacia nosotros el aire cálido que había entrado desde el sureste a mediodía. En esta ocasión no ha sido tan intenso pero junto con los tórridos 35ºC que se alcanzaron sí se dio una gran caída de la humedad ambiental similar a la de mayo, dejándola sólo al 12%. Poco después de anochecer los vientos cambiaron y el intenso calor se fue disipando. Ha hecho tanto calor en lo que va de verano que de este episodio de poniente se podría decir que "no fue para tanto".

Durante la semana he ido aprovechando para revisar algunas bulbosas y vivaces. Todo apunta a que pocas de las últimas han sobrevivido, mientras que las primeras parece que tienen mejor aspecto. No obstante, estoy bastante atrasado en lo que respecta a sacar bulbos de la tierra para revisarlos y reclasificarlos antes de mirar cuáles y cuántos se sumarán a la próxima temporada dentro de pocas semanas, pues septiembre está a la vuelta de la esquina.

Ferocactus herrerae
Mientras tanto, las únicas plantas con flores atraen a algunos insectos que se han instalado estos días en la terraza, como la avispa Colpa sexmaculata, una especie corpulenta relacionada con las enormes Scolia y que hasta ahora nunca había visto. La planta sobre la que se encuentra, la Buddleja davidii, florece de manera laxa y poco llamativa. Aunque lo ha hecho antes que el año pasado, el resultado parece ser el mismo y no sé qué medidas buscar para intentar que produzca esas chorreras cónicas de flores que suelen verse en las fotos. Es una buena planta para mariposas, lo que significa que también lo es para otros insectos amantes de las flores.

Los otros ejemplares en flor son la Pentas lanceolata, que a pesar de estar muy cerca ya de quedarse sin flores por primera vez desde hace más de un mes sigue atrayendo abejas, y el Ferocactus herrerae, que sigue con su excepcionalmente prolongada floración escalonada con la que no ha dejado de abrir flores desde finales de junio, y al parecer todavía le quedan más. Por último, las que hace poco se unieron a la fiesta y tienen visos de continuar son las Zephyranthes carinata, que impulsadas por las tormentas recientes empezaron a florecer el mes pasado y posiblemente lo sigan haciendo durante dos meses más. Lo hacen a gran ritmo, pues las flores no duran más de dos días, pero no dejan de emitirlas siempre y cuando haya lluvias cerca y temperaturas cálidas.

Cómo seguirá cambiando el tiempo durante estas próximas semanas es una incógnita. Por lo pronto se puede decir que estamos ya hartos de tanto calor y lo que más deseamos es que las temperaturas se suavicen cuanto antes, aunque sea a principios de septiembre. Esto además permitiría que empezase a sembrar algunas plantas, especialmente perennes y bienales, las que requieren un poco más de tiempo si se quiere que estén listas para florecer a la próxima primavera. Aún están lejos los primeros días del otoño, pero ya va quedando menos y el tiempo pasa volando.

jueves, 6 de agosto de 2015

A medio camino

Zephyranthes carinata
Estamos situados más o menos en la mitad del verano y me da la impresión que la opinión colectiva en nuestra región debe ser que ojalá pase pronto. Con datos en la mano, el mes de julio de 2015 ha sido el más caluroso de la historia desde que se tienen registros. Pero no solo el mes entero, sino que la situación de calor agobiante lleva con nosotros desde la última semana de junio, con lo cual pensar que todavía queda una mitad de verano por delante no anima demasiado. La anomalía térmica para nuestra región se ha situado en una media de alrededor de 2ºC más de lo normal para estos días y han habido varias noches en las que no se ha bajado de 26ºC.

A este larguísmo trance de temperaturas que no parece marcharse todavía hay que sumar otro episodio meteorológico que por suerte quedó en una mera curiosidad. Desde hace unos años las tormentas veraniegas de granizo de tamaño considerable se vuelven frecuentes en la zona oriental de la península. Nosotros nos salvamos por los pelos, ya que parece que no tengan tendencia a caer en zonas cercanas a la costa. El pasado viernes 31 de julio, a últimas horas de la tarde, a todos nos pilló por sorpresa el estruendo que hacía al caer en Sueca un granizo del tamaño de aceitunas. Apenas duró unos pocos minutos pero me temía lo peor si aquello se estaba produciendo también en Cullera, pues con ese tamaño las piedras de hielo podrían romper varias plantas e incluso dañar algunas estructuras de la casa que van necesitando ya algún remendo.

Zephyranthes carinata
Afortunadamente, durante la visita el día después de la tormenta no encontré daño alguno. Según he podido saber tiempo después, en Cullera el granizo apenas cayó unos segundos para inmediatamente dejar paso a la lluvia, sólo 6.9 mm. que a lo visto cayeron en pocos minutos y que. con las pocas plantas que me quedan, me sirvieron para no regar desde el miércoles hasta el lunes -hay que sumar 0,5 mm. del jueves y 3,3 del sábado; posteriormente desde el lunes hasta hoy jueves las plantas han aguantado perfectamente con un sólo riego a base del agua acumulada de la lluvia. Los tres primeros días después de la tormenta las temperaturas se suavizaron hasta valores algo más agradables, pero progresivamente hemos vuelto al calor húmedo y agobiante anterior a este evento meteorológico.


Las únicas plantas que aparecen en la entrada de hoy guardan relación con todo lo explicado anteriormente. Se trata de las Zephyranthes carinata, especie de bulbosa americana que tiene una gran tolerancia con el sustrato húmedo. Cualquier otro bulbo de clima templado se pudriría si fuese sometido a los mismos cuidados que éstas. Como se ve en las fotos, en su maceta han habido plantas tiernas que hace tiempo que se secaron -se trata de las Brachyscome iberidifolia de esta entrada- y los bulbos han estado bajo tierra recibiendo agua durante su letargo. Esta especie florece cuando coinciden calor y lluvias, si bien normalmente sacan unas primeras flores hacia mediados de verano aún cuando no haya llovido. El hecho de regar con frecuencia en verano no les hace creer que esté lloviendo, pues sólo responden ante los cambios atmosféricos, incluso cuando se producen tormentas sin precipitaciones. Era pues de esperar que con lo ocurrido la semana pasada se animasen a florecer de golpe, y supongo que, como el año pasado, su periodo de esplendor se producirá con las primeras lluvias de otoño, cuando se juntan las tormentas frecuentes con las temperaturas cálidas.

Zephyranthes carinata
Entre el resto de habitantes de la terraza, como ocurre todos los veranos, hay pocas flores que ver y algunas bajas lamentables debido a la tremenda humedad ambiental que no permite que las plantas tengan un respiro entre riegos. Una de las especies que han sucumbido ha sido la bonita azucena blanca que tan grande y florífera estuvo durante el mes de mayo. Sé que la culpa ha sido mía, puesto que seguí regándola tiempo después de ir secándose su tallo, pero espero poder traer otra a casa de la misma tienda donde compré la primera hace dos años.En cuanto a flores, lo único que queda ahora mismo son unas pocas clavellinas (Dianthus chinensis y Dianthus plumarius) y muy pocas flores ya de la Pentas lanceolata que. aún con todo, sigue llamando la atención de varias abejas.

Nos encontramos una vez más en el peor momento del año para la terraza, en el que poca novedad queda ya por ver hasta la llegada del otoño, en el que sigo comprobando que hago mal algunas cosas pero, sobre todo, en el que más ganas hay por hacer las cosas mejor a la temporada siguiente. Temporada que, aunque ya hay un montón de ideas sobre la mesa, todavía es muy pronto para ponerse en marcha. Agosto es el mes que más paciencia requiere para afrontarlo desde el punto de vista jardinero, sin duda.