jueves, 6 de agosto de 2015

A medio camino

Zephyranthes carinata
Estamos situados más o menos en la mitad del verano y me da la impresión que la opinión colectiva en nuestra región debe ser que ojalá pase pronto. Con datos en la mano, el mes de julio de 2015 ha sido el más caluroso de la historia desde que se tienen registros. Pero no solo el mes entero, sino que la situación de calor agobiante lleva con nosotros desde la última semana de junio, con lo cual pensar que todavía queda una mitad de verano por delante no anima demasiado. La anomalía térmica para nuestra región se ha situado en una media de alrededor de 2ºC más de lo normal para estos días y han habido varias noches en las que no se ha bajado de 26ºC.

A este larguísmo trance de temperaturas que no parece marcharse todavía hay que sumar otro episodio meteorológico que por suerte quedó en una mera curiosidad. Desde hace unos años las tormentas veraniegas de granizo de tamaño considerable se vuelven frecuentes en la zona oriental de la península. Nosotros nos salvamos por los pelos, ya que parece que no tengan tendencia a caer en zonas cercanas a la costa. El pasado viernes 31 de julio, a últimas horas de la tarde, a todos nos pilló por sorpresa el estruendo que hacía al caer en Sueca un granizo del tamaño de aceitunas. Apenas duró unos pocos minutos pero me temía lo peor si aquello se estaba produciendo también en Cullera, pues con ese tamaño las piedras de hielo podrían romper varias plantas e incluso dañar algunas estructuras de la casa que van necesitando ya algún remendo.

Zephyranthes carinata
Afortunadamente, durante la visita el día después de la tormenta no encontré daño alguno. Según he podido saber tiempo después, en Cullera el granizo apenas cayó unos segundos para inmediatamente dejar paso a la lluvia, sólo 6.9 mm. que a lo visto cayeron en pocos minutos y que. con las pocas plantas que me quedan, me sirvieron para no regar desde el miércoles hasta el lunes -hay que sumar 0,5 mm. del jueves y 3,3 del sábado; posteriormente desde el lunes hasta hoy jueves las plantas han aguantado perfectamente con un sólo riego a base del agua acumulada de la lluvia. Los tres primeros días después de la tormenta las temperaturas se suavizaron hasta valores algo más agradables, pero progresivamente hemos vuelto al calor húmedo y agobiante anterior a este evento meteorológico.


Las únicas plantas que aparecen en la entrada de hoy guardan relación con todo lo explicado anteriormente. Se trata de las Zephyranthes carinata, especie de bulbosa americana que tiene una gran tolerancia con el sustrato húmedo. Cualquier otro bulbo de clima templado se pudriría si fuese sometido a los mismos cuidados que éstas. Como se ve en las fotos, en su maceta han habido plantas tiernas que hace tiempo que se secaron -se trata de las Brachyscome iberidifolia de esta entrada- y los bulbos han estado bajo tierra recibiendo agua durante su letargo. Esta especie florece cuando coinciden calor y lluvias, si bien normalmente sacan unas primeras flores hacia mediados de verano aún cuando no haya llovido. El hecho de regar con frecuencia en verano no les hace creer que esté lloviendo, pues sólo responden ante los cambios atmosféricos, incluso cuando se producen tormentas sin precipitaciones. Era pues de esperar que con lo ocurrido la semana pasada se animasen a florecer de golpe, y supongo que, como el año pasado, su periodo de esplendor se producirá con las primeras lluvias de otoño, cuando se juntan las tormentas frecuentes con las temperaturas cálidas.

Zephyranthes carinata
Entre el resto de habitantes de la terraza, como ocurre todos los veranos, hay pocas flores que ver y algunas bajas lamentables debido a la tremenda humedad ambiental que no permite que las plantas tengan un respiro entre riegos. Una de las especies que han sucumbido ha sido la bonita azucena blanca que tan grande y florífera estuvo durante el mes de mayo. Sé que la culpa ha sido mía, puesto que seguí regándola tiempo después de ir secándose su tallo, pero espero poder traer otra a casa de la misma tienda donde compré la primera hace dos años.En cuanto a flores, lo único que queda ahora mismo son unas pocas clavellinas (Dianthus chinensis y Dianthus plumarius) y muy pocas flores ya de la Pentas lanceolata que. aún con todo, sigue llamando la atención de varias abejas.

Nos encontramos una vez más en el peor momento del año para la terraza, en el que poca novedad queda ya por ver hasta la llegada del otoño, en el que sigo comprobando que hago mal algunas cosas pero, sobre todo, en el que más ganas hay por hacer las cosas mejor a la temporada siguiente. Temporada que, aunque ya hay un montón de ideas sobre la mesa, todavía es muy pronto para ponerse en marcha. Agosto es el mes que más paciencia requiere para afrontarlo desde el punto de vista jardinero, sin duda.

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