domingo, 22 de diciembre de 2013

Llegó el invierno

Geum coccineum
Aunque por las temperaturas y ambiente en general pareciese que el invierno ya lleva un mes con nosotros, ayer sábado éste comenzaba oficialmente al producirse el solsticio y, a consecuencia de éste, la noche más larga del año. La transición entre el otoño y este inicio del invierno nos ha obsequiado con más lluvia, algo más de 20 mm. precipitados entre la madrugada del jueves y la mañana del viernes. El jueves la lluvia era suave y aún así ya me ahorré regar, pero parece que desde la tarde de ese mismo día hasta la madrugada siguiente el ritmo se incrementó ya que las cubetas de agua estaban hoy totalmente llenas, algunas incluso desbordadas. Más días sin regar, pues.

Ayer fue un día nublado con algunas gotitas de lluvia presentes, pero hoy el cielo lucía totalmente azul y con temperaturas suaves aunque dentro de lo que cabe, invernales. Las noches en las últimas dos semanas han ido suavizándose y esto es incluso normal, pues todos los inviernos cuentan con un periodo de temperaturas suaves e incluso cercanas a lo que uno esperaría de los primeros días de primavera, seguidos de un corto periodo frío (que generalmente da las mínimas más bajas del año) entre finales de enero y principios de marzo, para pasar a temperaturas casi primaverales muchas veces ya a finales de febrero. Esto no quita, eso sí, que alguna vez la ola de frío haya llegado a mediados o finales de enero y al coincidir con las nubes haya dejado las montañas cercanas con las cumbres nevadas; no pasa esto en Cullera dado que la montaña allí no llega ni a los 240 msnm. en sus puntos más elevados.

No obstante, a pesar de todo, la terraza sigue llena de color debido a que muchas plantas que no experimentan un descanso invernal siguen a lo suyo o comienzan a recuperarse después de los generosos aportes de agua traídos por la lluvia. La mayoría de flores se encuentran en la zona de mayor exposición solar, mientras que en el rincón de semisombra las últimas que florecieron, los Oxalis y la Prunella grandiflora, van remitiendo; es de esperar que muchas plantas repitan más adelante aunque supongo que el Oxalis bowiei ya no volverá a florecer hasta el año que viene, pues tengo entendido que es estacional, no como otras especies que mientras tengan hojas pueden florecer en cualquier época. Habrá que esperar para comprobarlo porque es la primera vez que florece en la terraza.

Estado actual del contenedor
Hay que señalar que muchas flores que adornan la terraza proceden de aquellas últimas plantas que adquirí ya florecidas. El Erodium x variabile y la Iberis sempervirens 'Tahoe' siguen cargados de flores, mientras que la Geum coccineum va abriendo esporádicamente sus llamativas flores naranja. La Gazania ha bajado un poco su ritmo y las flores no se abren del todo todos los días, mientras que la Salvia farinacea ha vuelto a las andadas tras una breve pausa y sigue cargada de flores en sus dos únicos tallos. La caprichosa Osteospermum vuelve a abrir algún que otro capítulo a la par que reverdece, y la más escueta todavía Felicia amelloides me ha dado una sorpresa que espero que siga adelante: vienen más de 30 capullos a la vez. Siempre que he visto fotos de esta planta, aparece cargadísima de flores, mientras que la mía nunca ha sido capaz de tener más de tres o cuatro a la vez y de duración muy breve, eso cuando no salen muy pequeñas. A ver si esta vez la planta se anima y consigue lucir así de bien.

Entre las demás compuestas presentes en la terraza hay disparidad de aspectos. Así, las caléndulas cada día tienen más flores, la mayoría semidobles; las margaritas Mauranthemum paludosum florecen de poco en poco, aunque presentan un buen montón de hojas; el girasol ramificado Helianthus debilis empieza a doblarse por el peso de los montones de capítulos que coronan el tallo, y las Gaillardia aristata siguen floreciendo pese a que el estado de las plantas es tan dramático que pronto sembraré nuevos ejemplares por si acaso las plantas actuales no se regeneran y acaban muriendo esta temporada. Además, como iba presagiándose desde hace tiempo, en un tallo estropeadísimo y lleno de hongos (parece que ya el último afectado que queda), el áster Symphyotrichum novi-belgii ha abierto a estas alturas otro capítulo.

Entre las plantas que todavía van brotando, las más avanzadas son las anémonas, mientras que una gran parte de las bulbosas más atrasadas ha empezado ya a emerger tímidamente, con lo cual la floración quizá no varíe demasiado en fechas respecto a la de este año, es decir, que esperaría las primeras flores para mediados-finales de febrero.

Iberis sempervirens 'Tahoe'
Hoy he presenciado en la terraza algo que corrobora el por qué no quiero poner obstáculos ni mecanismos que asusten a los pájaros, pese a los problemas que a veces causan los gorriones: estando en la terraza ha venido en dos ocasiones un mosquitero común (Phylloscopus collybita), una pequeña ave insectívora de color verdoso que pasa el otoño e invierno en grandes cantidades en nuestra zona. El ave quizá lleva toda la semana viniendo, pues nada más aparecer por las cornisas iba directo al enrejado del contenedor de las flores, seguramente conocedor de que muchas plantas tienen pulgones. Siendo así, se trata de un gran aliado y es una lástima que se trate de una especie invernante, pues sería maravilloso tenerles en primavera-verano eliminando a estos molestos insectos. A esta especie le tengo un cariño especial, pues debido a mi actividad de anillamiento científico de aves son decenas los ejemplares que pasan por mis manos cada año, y precisamente en Cullera capturé un ejemplar con anilla de Noruega, una de los pocas recuperaciones de la especie que se tienen en España desde el país escandinavo. Hacía dos inviernos que no los veía en la terraza, desde que observé durante unos breves instantes a uno que llegaba, picoteaba las semillas de un Senecio vulgaris espontáneo en una maceta y se iba, seguramente para compensar los precarios recursos alimenticios del invierno.

Con este panorama de momento tan agradable, el invierno será una época tranquila en la que irán sucediéndose los eventos de manera pausada, con la brotación de las bulbosas, la floración de las perennes más tempraneras y el crecimiento pausado de las semilleras. No será hasta dentro de casi dos meses cuando empezará de nuevo la actividad con plantaciones de especies primaverales, siembras previas a la estación y el recolocar las macetas para optimizar espacio. De momento, parece que el mismo día de navidad volverá a llover y si bien para toda la península se espera un temporal de lluvia y viento, éste será más intenso en la parte occidental, especialmente en el noroeste; no obstante, con que llueva lo mismo que esta semana será suficiente como para no regar hasta que llegue 2014.

Nota: Como se puede comprobar, han habido varios cambios estéticos en el blog: la imagen de fondo es nueva, la "nube de tags" se ha convertido en un desplegable con todas las etiquetas por orden alfabético y debajo de cada entrada aparecen cuatro miniaturas con entradas sobre temas similares. Todo sea por dar un aspecto más llamativo y facilitar la navegación.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Girasoles y abejas en diciembre

Helianthus debilis con abejas
En la entrada anterior hablaba de los efectos negativos que producían unos animales, los gorriones, en las plantas de la terraza. La de hoy será justo para lo contrario, para alabar el trabajo de otros animales, más pequeños.

Las flores de la terraza son visitadas por muchos insectos, la mayoría himenópteros tipo abeja y avispa y dípteros como moscas y moscas de las flores. Echo en falta que vengan más mariposas, pues es difícil ver a las especies más habituales de los prados libando en las flores que generosamente ofrecen su néctar para todo el que quiera. Curiosamente, las protagonistas de hoy, las abejas de la miel (Apis mellifera) no son tan frecuentes como me gustaría, presentándose sobre todo en otoño. La ocasión que más abejas atrajo a la terraza fue la floración de 2012 del áster, con casi una abeja en cada capítulo. De hecho, la foto que ilustraba la primera entrada de este blog correspondía a esos días.

Durante estos días casi siempre ha habido al menos una abeja buscando entre las flores, pero ha sido producirse la floración de este girasol con múltiples capítulos simultáneamente y las abejas se han multiplicado. A pesar de que el tiempo se mantiene fresco desde hace casi un mes, las abejas parecen no retirarse del todo durante esta época y cualquier flor es como un regalo. Todas las abejas llevaban las patas llenas de polen y además aprovechaban para pasarse por otras flores grandes que encontraban, como las gallardias y las gazanias. Al girasol le viene muy bien tener abejas sobre él ya que ayudan en la polinización y futura producción de frutos, las pipas.

Abeja de la miel en las flores
Pero ¿qué girasol es este? No lo sé muy bien. En el sobre de semillas ponía Helianthus debilis. Esta especie originaria del sur de los Estados Unidos tiene multitud de subespecies tan distintas entre sí que podemos encontrar desde plantas rastreras que crecen en las dunas costeras hasta girasoles ramificados como el llamado cucumberleaf sunflower, el girasol con hojas de pepino (Helianthus debilis ssp. cucumerifolius) que suele ser la subespecie más típica en jardinería y el cual esperaba que me saliese a mí, aunque tengo mis dudas.

Mi planta tiene hojas anchas, acorazonadas, con menos pilosidad que los girasoles comunes (H. annuus). Sin embargo, en lugar de crecer como una planta ramificada, el girasol ha crecido hasta ahora como un girasol común, con un tallo único en el cual primero se abrió un capítulo grande (el que aparece ya con los pétalos arrugados en las fotos) pero acompañado de un montón de capítulos más apelotonados en la parte superior. Además, en cada una de las axilas de las hojas apareció una ramificación que ya venía mostrando un capítulo nuevo. Esperaba a estas alturas que esas ramificaciones hubieran convertido al girasol en algo más parecido a un pequeño arbusto, pero al parecer se llenará de capítulos más pequeños más o menos cercanos al tallo.

Obtuve las semillas en una venta "de saldo" muy curiosa, y es que un aficionado de Bilbao había conseguido un lote de semillas de una marca holandesa que al parecer había quedado sin vender y ya tenían unos años. Concretamente, estos girasoles llevaban inscrita la recomendación de plantarse antes de 2008. En septiembre puse a germinar cuatro y dos no salieron, pero los dos que sí germinaron lo hicieron con la facilidad de unas semillas frescas, en menos de dos días. Las plantas crecían muy bien y actualmente sigo teniendo los dos, pero uno de ellos muy a mi pesar tendré que destruirlo, ya que el oidio se fue extendiendo por toda la planta y a pesar de que no ha conseguido matarla, sigue presente en todas y cada una de sus hojas y la planta no ha conseguido florecer.

El girasol el pasado domingo
¿Qué es entonces este girasol? En principio lo etiquetaré como Helianthus debilis haciendo caso al nombre que venía en el sobre. A mí se me ocurre incluso que fuese un híbrido de esta especie con Helianthus annuus, pues no he sido capaz de encontrar fotos de ejemplares que cuadren con la primera y su porte, como digo, es similar a la segunda. Se parece también a muchos girasoles ramificados ornamentales, como el famoso 'Autumn Beauty', el cual desconozco si también proviene del cruce de distintas especies, o el 'Italian White', del cual no me queda claro si es un H. annuus, un H. debilis o un cruce que los implique.

Sus flores parecen ser distintas a las de otros girasoles que he tenido este año. Los capítulos son más pequeños (salvo el primero que abrió), con el centro oscuro y los pétalos algo más largos. Este aspecto es más de mi agrado que el típico girasol común con pétalos cortos y centro pardo-amarillento. Como sólo ha florecido este ejemplar no cuento con suficiente material como para poder comparar la variabilidad de estos especímenes. En primavera sembraré algunos más para ver qué sale.

A pesar de que estemos prácticamente en invierno, parece que a la planta no le afecta la temperatura dado que allí en Cullera difícilmente se baja de los 4ºC, y mucho menos llega a helar. No sólo tengo estos girasoles, pues en el contenedor consiguió prosperar uno que sembré seguramente a mediados de octubre y que ya muestra el botón de su primer capítulo. Curiosamente, a pesar de todo el sitio que tiene, ha salido un girasol llamativamente pequeño, de unos 25 cm. de altura y hojas (y futuro capítulo) de tamaño igualmente reducido. Veremos cómo progresan éste y el de esta entrada durante el invierno, pero sin duda se agradecerá la presencia de sus grandes flores en una época con algo menos de colorido.

domingo, 8 de diciembre de 2013

La vorágine destructiva de los gorriones

Commelina con todos los tallos cortados
No falla. Es llegar el otoño-invierno y los gorriones, que durante la primavera y el verano han sido visitantes testimoniales de la terraza, empiezan a obsesionarse con visitarla y romper unas pocas plantas. No lo hacen con todas, pero prácticamente ninguna se libra de recibir al menos un picotazo.

Siempre que me asomo a las plantas en invierno y abro las puertas, me salen varios gorriones allí. Los veo apostándose en la terraza ya desde la calle y se pasan varias veces cuando estoy regando o dando cuidados a las plantas, huyendo cuando se dan cuenta de que todavía no me he ido, como esperando a que me marche para venir todos en tropel a investigar qué romperán hoy. De vez en cuando también se pasa el colirrojo tizón, éste más benigno, pues es un ave insectívora que es más que bienvenida.

Su obsesión con los Oxalis es ya preocupante. Este año a lo visto han encontrado tan grandes a los Oxalis triangularis y bowiei que apenas se han atrevido a romperlos, pero con las especies nuevas que planté en otoño están haciendo igual que con los anteriores cuando llegaron a finales del año pasado: no dejan ni una sola hoja entera. Al Oxalis articulata, que vino con algunas hojas todavía y al enterrarlo siguieron creciendo, sólo le han dejado los pedúnculos. Ahora ya no está como en la foto, pues he cortado dichos pedúnculos a ras de tierra y cubierto la maceta con una jaula, a fin de que desarrolle nuevas hojas y crezcan enteras. Con los Oxalis tetraphylla no sé si han sido ellos o no, pero las plantas casi no han crecido desde finales de verano y tampoco les queda ni una hoja entera. Otros dos Oxalis, el debilis y el latifolia, directamente los hice crecer bajo jaulas para evitar más disgustos. Aún así, al primero le faltan trozos en dos hojas que parecen indicar que los gorriones, llevados por su curiosidad, se introdujeron por entre las macetas y la jaula para picotearlos (la jaula no toca suelo, sino que la apoyo en el borde de las macetas). Por suerte han abandonado este hábito explorador.

Oxalis sin folíolos
Otras plantas que comienzan su andadura en la terraza están sufriendo daños a manos de estos paseriformes. Obtuve dos esquejes de Commelina, una benghalensis y otra más pequeña sin identificar todavía. A la pequeña le rompen alguna hoja de vez en cuando, pero a la grande la están destrozando a base de bien. En la foto se aprecia cómo han cortado todos los extremos de los tallos, por donde la planta ya no podrá seguir creciendo y tendrá que sacar fuerzas extra para volver a ramificarse y crecer. Teniendo en cuenta que la planta es un esqueje que apenas lleva dos meses enterrado y necesita energía para enraizar y crecer, no creo que este incidente tenga poca importancia. Al final habrá que buscarle también una jaula para ella.

Ya no sé qué medidas tomar, pues se me acaban las jaulas donde esconder las plantas. He pensado incluso en aprovechar que el rincón trasero de la terraza está cubierto con un armazón de madera (un proyecto de aviario que nunca construí, hace años) para cubrirlo totalmente con malla anti-pájaros de la que suelen vender en las secciones de jardinería. Debería tapar toda la parte superior y un trozo de lateral que queda descubierto -el resto ya tiene reja metálica, por donde trepa la Passiflora caerulea. El caso es que con este sistema ni podrán entrar otros pájaros ni creo que dure mucho, porque si la malla está hecha de material plástico seguro que después del verano que viene se cae a trozos por la parte donde le da más el sol.

Está visto que cuando por fin ya no hay ni hongos ni insectos -lo segundo es relativo, pues sigue habiendo pulgones y cochinillas en algunas plantas- la amenaza continúa, aunque sea de manos (más bien de pico) de unos seres que quizá hagan esto sólo por diversión, pues los trozos de planta rota casi siempre se quedan allí, no las dañan para alimentarse. Hay que extremar la vigilancia y esperar a que en primavera vuelvan a olvidarse de ellas.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Tramo final de 2013

Erodium x variabile
Encaramos ya diciembre y con él vendrá el inicio de un nuevo invierno y el final de otro año. El tiempo de estos días ha permitido tomarse un respiro con las plantas, que requieren menos visitas y menos cuidados durante éstas, salvo aportar algo de humedad en macetas donde crecen plantas semilleras o en macetas pobladas de plantas grandes que consumen mucha agua.

Decía hace algo más de un mes que octubre fue un mes loco, pero desde luego noviembre lo ha sido mucho más: para entendernos, pareció como si pasáramos de golpe del tiempo de mediados de mayo al de finales de enero. De un calor que todavía obligaba a llevar manga corta en las horas centrales del día pasamos a una segunda mitad de mes en la que las temperaturas cayeron de media entre 7 y 10 grados centígrados. Ha llovido en días bastante separados entre sí y ha habido otras tantas jornadas de cielos tapados, pero a pesar de que la cantidad acumulada durante el mes no ha llegado ni a 50 mm., a las plantas ha habido que regarlas muy poco.

Caléndula doble
Durante estos días el número de flores visibles se ha ido reduciendo considerablemente, a pesar de que muchas plantas de clima templado parecen seguir impasibles como si estuvieran en primavera. Las caléndulas cada vez sacan flores más grandes, de un intenso color naranja que se va atenuando a medida que envejecen. Las de flores simples se cierran por las noches, mientras que las dobles, como las de la foto, se quedan inmóviles. Junto a ellas continúan floreciendo un montón de nomeolvides chinas y la misma espuela de caballero de hace casi un mes, que no sé si será por el tiempo fresco, pero las flores que tiene casi no se han estropeado y ya está a punto de abrir unas cuantas más en las dos ramificaciones que tiene a los lados del tallo central.

Consolida ajacis
Al montón de semilleros que sigo vigilando y cuidando he añadido algunas plantas nuevas traídas de vivero, con un aspecto bastante radiante para la época en la que estamos -incluso floreciendo muchas de ellas- y que espero mantengan o incluso mejoren. Una de ellas es la que aparece en las fotos, el Erodium x variabile, un híbrido que se encuentra en estado natural y que cuenta con varias formas en cultivo. La mía no venía indicada pero casi seguro que se trate de la 'Bishop's Form'. Me gustó esta planta cuando la conocí por su aspecto tan similar a los Erodium y Geranium que crecen silvestres en mi zona, aunque con un porte muy denso y compacto. Es una planta pequeña, rastrera, que parece dispuesta a expandirse siempre que se le dé superficie. Las hojas son pequeñas y crecen muy juntas, dando una sensación de plenitud. Trae muchas flores a la vez y varios capullos sin abrir, no imagino cómo puede lucir cuando alcance cierto tamaño, con temperaturas más agradables.

Las demás plantas que vinieron junto a ésta fueron la rosácea Geum coccineum, de grandes flores naranja; la crucífera Iberis sempervirens 'Tahoe', una tapizante con umbelas llenas de flores blancas pariente de los carraspiques anuales que cultivo; la cariofilácea Arenaria montana, de porte similar a la anterior y con flores blancas de cinco pétalos; y la Ajuga reptans 'Atropurpurea', una lamiácea de porte muy bajo con hojas de color bronceado y espigas de flores moradas, a la cual ya he pasado a una maceta mayor dado que venía con las raíces saliéndose por los agujeros de drenaje. Me llevé una sorpresa al encontrar a todas estas especies pues salvo la Arenaria y la Iberis ni siquiera sabía que la tienda las vendía. Son plantas que he visto en muchos blogs de jardinería y me llamaban mucho la atención.

Erodium x variabile
Las bulbosas van despertando muy poco a poco y todavía no son demasiadas las especies que asoman: Muscari armeniacum, gladiolos enanos, algunos iris holandeses, Ixia y los primeros despuntes de los jacintos son de lo poco que se ve emerger de la tierra. También asoma alguna Fritillaria uva-vulpis y los ranúnculos y anémonas cada vez cubren más sus macetas. También están fuera todos los Oxalis, aunque algunos han acabado destrozados por los gorriones. Otras especies ni siquiera han empezado a romper la tierra y llevan ya dos meses enterrados; no es raro tampoco ya que muchos bulbos emergen de golpe a finales de invierno, poco antes o casi al mismo tiempo que florecen. Además, deben comenzar primero sacando raíces y agarrándose al suelo, cosa que con este frío deben estar haciendo poco a poco.

De momento ha vuelto a salir el sol y esta semana parece que predominarán los cielos despejados sin que suban demasiado las temperaturas, aunque a lo visto a comienzos de la semana siguiente podría volver a llover. Es como si todo el otoño se hubiera condensado a correprisas en sus últimos días en los que, además, el ambiente es más propio del invierno y en zonas abiertas de campo cercanas a mi casa ya se han producido varias heladas. Veremos también cómo sale dicha estación esta vez, pues el hecho de que noviembre haya sido tan frío no tiene por qué ser preámbulo de un invierno igualmente fresco, todo puede cambiar como ya ha sucedido con anterioridad.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Otoño que ya parece otoño... o casi

Llueve en la terraza
Menos de dos semanas después de las últimas lluvias, una situación de vientos del este-noreste ha propiciado que esta semana volviésemos a tener precipitaciones, tal y como se había predicho. Con el frío y estas lluvias moderadas, por fin la terraza empieza a permanecer húmeda durante días, sin necesidad de riegos o bien sin tener que traer el agua de casa. En cuanto a temperaturas, sólo la última semana del pasado mes de febrero fue más fría que esta segunda mitad de noviembre.

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, esta época es menos dañina para las plantas que el verano. Apenas florecen y casi no se aprecia crecimiento, pero lo cierto es que mantienen un ritmo de crecimiento más bajo y se conservan verdes más tiempo. Además, las plagas más dañinas, esto es, hongos e insectos, prácticamente desaparecen por completo. Rara es la vez que una planta se me ha podrido o llenado de hongos en invierno, cosa que pasa a menudo en verano. Sin ir más lejos, una de las dalias que tuve pasó el invierno enterrada a la intemperie, rebrotó en primavera y acabó muriendo en verano.

Como se puede ver en la foto, todavía hay muchas plantas en flor. Básicamente se trata de especies que no se detienen nunca, como los antirrinos o las gallardías, o plantas que sembré en septiembre, como el girasol ramificado que se ve floreciendo a la izquierda. Mientras que las plantas que sembré a mediados o finales de verano cada vez se ponen más grandes, las semilleras sembradas durante estas semanas cálidas del otoño todavía permanecen con tamaños discretos, pero favorecidas por un ambiente menos caluroso que hace que las bajas sean prácticamente nulas, incluso al quitar la protección de plástico.

La lluvia de hoy ha dejado casi 20 mm. acumulados en lo que va de día y parece que las nubes se marcharán, posiblemente volviendo al domingo. Poco trabajo queda ya por hacer en la terraza más allá de controlar los semilleros e ir pensando dónde colocar a las plantas cuando crezcan, además de reservar sitio a las especies que vendrán a finales de invierno; es buena época también para cambiar a una maceta mayor a algunas plantas que han crecido bastante. Aparte, cómo no, hay que ir con ojo vigilando que los gorriones no rompan más cosas de la cuenta.

En resumen, que por fin llega lo que podría considerarse la época más relajada del año, contando con impaciencia los días que faltan para que llegue ya no la primavera, sino el final de invierno, cuando se verán las primeras flores, se podrá continuar haciendo semilleros y habrá nuevas plantas para elegir.

domingo, 17 de noviembre de 2013

El tiempo patas arriba

Consolida ajacis
Cullera, lunes 11 de noviembre de 2013, a mediodía: 25ºC de temperatura, sol y un ambiente agradable prácticamente idéntico a los primeros días del mes de mayo. Madrugada del sábado 16 de noviembre: nubes, lluvia, ráfagas de viento y nada menos que 6ºC de temperatura. No exagero ni un ápice: esto es lo que ha sucedido. Ahora vendría bien añadir la manida expresión "el tiempo está loco".

El otoño ha llegado de golpe en apenas una semana. Sí es cierto que las temperaturas mínimas ya comenzaron a descender progresivamente desde mediados de semana, pero el tiempo todavía era suave e incluso molestaba la manga larga entre media mañana y primeras horas de la tarde. El viernes por la noche comenzó a soplar el viento con fuerza y las nubes cubrían el cielo, descargando 25 mm. de lluvia en Cullera, una cantidad muy adecuada que no suele ser excesiva para muchos propósitos ni insuficiente para otros. Por ejemplo, apenas ha dañado a las plantas -algunas semilleras dobladas y poco más- y ha sido bastante como para no tener que regar en unos días, ni siquiera en los contenedores más grandes: el de los bulbos ya está completamente empapado y, si no se reseca mucho, con esta humedad tiene para mantener a las plantas en condiciones óptimas durante semanas.

La única pega de este cambio tan repentino es que el ambiente se ha enfriado a los valores propios de finales de otoño o incluso invierno, con lo cual ya hay que posponer muchas cosas. Las plantas semilleras ralentizarán su crecimiento, y los nuevos semilleros habrá que dejarlos ya para la fase previa a la primavera y verano, en febrero-abril. Prácticamente no he dejado apenas cosas pendientes, con lo cual estoy bastante satisfecho dentro de lo que cabe y sólo queda esperar a que las estaciones sigan su curso para ver plantas grandes y florecientes. Si de algo me puedo quejar es de que en el contenedor las plantas no han crecido todas al mismo ritmo y unas cuantas especies se han apoderado de casi todo el espacio, con lo que apenas me quedan huecos para sembrar lo que faltaba. No obstante, dentro de unos meses se habrán producido cambios y todavía llego a tiempo para sembrar en primavera especies que florecen más adelante, como he comprobado este año.

Lo bueno de este cambio de tiempo es que no sólo la lluvia aporta humedad, sino que además el frío evita que se evapore demasiado pronto, quitándome bastante trabajo en ese sentido. Hoy he dejado los últimos semilleros que comencé esta semana en la terraza y he resguardado a los tres cactus que tengo, bajándolos al patio. Esto se hace para asegurar que pasarán el periodo frío sin recibir agua, particularidad que ayuda a que cumplan sus ciclos vegetativos adecuadamente y consigan florecer durante primavera y verano. Este año lo he conseguido, y espero repetir al próximo.

Si el tiempo volverá a cambiar o no, ya no lo sé. Lo normal es que, a estas alturas, si la temperatura sube de nuevo no lo haga a los valores que habíamos tenido en octubre, y la bajada nocturna es más acusada. Lo interesante será ver si sigue lloviendo, pues se esperan lluvias para hoy y mañana, aunque ha amanecido con sol -y frío.¿Podremos ponernos ya en modo invierno?

viernes, 15 de noviembre de 2013

Flores y un tiempo suave

Cynoglossum amabile
Aunque parece que por fin llegarán las temperaturas frescas más propias de esta época, actualmente la terraza sigue beneficiándose del prolongado periodo de temperaturas propias de mediados de primavera. Bueno, de eso y de que no les haya faltado agua, porque la lluvia no ha ayudado y los riegos han sido obligatorios cada dos días. Precisamente, ayer cayó un buen chaparrón en Sueca que no se replicó en Cullera, donde apenas había algún indicio en forma de calles mojadas y pequeños charcos. Las macetas ni siquiera estaban húmedas, así que no me he ahorrado el riego de hoy. Se anuncian más precipitaciones para el fin de semana, que espero que esta vez sean ya las lluvias otoñales definitivas, porque noviembre de momento ha dado menos agua que octubre, y ya ha expirado medio mes.

Consolida ajacis
Tan propicio ha sido el ambiente para el desarrollo de las plantas que ya hay bastantes ejemplares floreciendo de aquellos que fueron sembrados entre agosto y septiembre. En general, y como no podía ser de otra manera, las compuestas ganan en variedad, pues son nueve especies distintas en flor: las caléndulas sembradas en septiembre han alcanzado tal tamaño que están poniendo en apuros a las plantas más pequeñas de su alrededor; las margaritas Mauranthemum paludosum, que tras desaparecer en agosto volvieron a rebrotar a partir de semillas; las Gaillardia aristata, que se han visto beneficiadas por la poda de capítulos secos y por el descenso de las temperaturas y vuelven a sacar flores de gran diámetro; la Gazania, cuyas flores cada vez salen más coloradas, aunque sólo me queda esa ya que el ejemplar de flores totalmente amarillas fue estropeándose poco a poco y ha acabado muriendo; el edelweiss que vino en septiembre, aunque su floración ha sido más pobre y breve que la de los otros ejemplares en primavera; la Zinnia elegans, de la que finalmente sólo he dejado un ejemplar que salió espontáneo en el contenedor, el único que no tenía un aspecto lamentable; otras Zinnia, las haageana 'Chippendale', cuyas flores diminutas no son lo que esperaba, aunque de momento crecen bien. A ellas añadir las africanas Felicia amelloides y Osteospermum fruticosum, que sacan flores cuando les parece, después de tomarse sus pausas. Pronto se sumará además el girasol Helianthus debilis y puede que el áster repita, pues la planta ha empezado a mejorar y crecer ahora y parece que otro capítulo asoma desde un nuevo tallo.

Mauranthemum paludosum
A las caléndulas del contenedor se les añade la bella nota de colores y formas de la espuela de caballero (Consolida ajacis), con un ejemplar que no esperaba ver floreciendo tan pronto. Ha salido de manera más vistosa que el que brotó en verano, con una espiga llena de flores moradas, aunque más sueltas que las de la forma doble que también tuve en flor esta primavera. Me gustan mucho más los de este tipo simple, aunque no creo que la planta llegue a primavera, así que habrá que resembrar para además conseguir más plantas repartidas por el contenedor. Con ellas están las nomeolvides chinas (Cynoglossum amabile) que son actualmente la especie con más ejemplares floreciendo del contenedor, con cinco o seis plantas llenas de sus cimas escorpioides con pequeñas flores de auténtico color azul. Lo mismo que para la anterior: si no llegan a primavera sembraré unas cuantas más. No faltan tampoco los antirrinos multicolores, la Salvia farinacea y el alquequenje, cargado de flores que ya empiezan a madurar. Los Oxalis tampoco se detienen y el bowiei sigue cargado de flores rosadas, al igual -aunque en menor medida- que el triangularis.

Calendula officinalis semidoble
Aprovechando el buen tiempo, sigo haciendo semilleros casi a cada visita ya que ahora puedo dejarlos directamente en la terraza, sacándole partido al suave calor diurno (21-25ºC) y la ligera bajada nocturna (18-15ºC). Esta situación durará poco, porque inevitablemente llegará el frío y las pocas horas de luz no ayudan demasiado. Sin embargo, casi todo lo sembrado últimamente se está desarrollando a buen ritmo y como mínimo hay varios especímenes con cotiledones, aunque aún es pronto para saber cuál de todas las plantas germinadas será la primera que alcance el tamaño suficiente como para colocarla en su ubicación definitiva, pues hay tanto plantas de pleno sol como de semisombra. Ocupan su ubicación final, eso sí, especies que fui sembrando entre septiembre y octubre en macetas, entre las que se encuentran cuatro especies de Centaurea perennes, Tithonia, Alcea, Lobelia, Viola... una buena variedad que espero dé lo mejor de sí en primavera y verano.

Los tantas veces mencionados lupinos están teniendo resultados dispares. Los 'Russell' siguen perfectamente, cada vez más grandes, pero de los Lupinus angustifolius he acabado arrancando todas las plantas. Llegan a un punto, a partir del segundo o tercer par de hojas verdaderas, en el que amarillean de manera muy brusca y se marchitan. Usé un sustrato poco especial para ellos ya que no supuse que estos lupinos fueran a ser muy exigentes, debido a que se usan en plantaciones para fijar nitrógeno en el suelo. He germinado otra semilla y la he puesto en una maceta con un sustrato más ligero, a ver qué pasa esta vez.

Gazania
En el gran contenedor de los bulbos, poca actividad todavía. Asoman hojas de Muscari armeniacum, Ixia y despuntan los extremos de los jacintos. Aunque no regué porque la tierra estaba todavía empapada por las lluvias de agosto (la tenía guardada en bolsas a la intemperie), el calor y viento de las últimas semanas la ha acabado secando y de vez en cuando sí tengo que echar un poco de agua. Basta con que llueva una vez de manera moderada (15-25 mm. al menos) para que el contenedor absorba bien la humedad y las plantas no vuelvan a necesitar ser regadas hasta nueva orden.

Mientras tanto, aún a la espera de que el tiempo se enfríe, siguen apareciendo esporádicamente las plagas en la terraza. Las últimas Cosmos bipinnatus han sucumbido a los hongos y ahora también a los pulgones, sin lograr siquiera dar semillas. En otras plantas, la presencia de hongos parece haber ido atenuándose. También aparecen pulgones de color negro y con alas en las plantas jóvenes de Centaurea cyanus que sembré para la temporada próxima, a la par que están tan atacadas de hongos que no sé si las veré florecer. Para terminar de redondear esta situación, los gorriones vuelven a sus travesuras invernales y dejan su firma en forma de picotazo en varias plantas: en dos Centaurea perennes en particular se han cebado bien, tirando de una hoja y desgarrándola. Por suerte las plantas son ya grandes y pueden sobrevivir con una hoja menos.

Gaillardia aristata
Por otro lado, el fin de semana pasado organicé todo el rincón trasero de la terraza colocando nuevas baldas, mejor niveladas, y ampliando su extensión hasta una esquina que había estado llena de madera de muebles viejos. Ahora las plantas están mucho más ordenadas, tanto en espacio como en sentido práctico, ocupando un rincón que dará verdadera sombra a las plantas que se conforman con la luz diurna sin verle la cara al sol. Eso sí, creo que conforme vaya añadiendo plantas, tanto de las sembradas ahora como algunas que tenía pensado traer en primavera, volverá a quedar todo muy apretado. Ahora me queda por organizar otro rincón, junto al contenedor de las flores, donde también hay restos de madera y mucho alambre desperdigado, procedente de los cables que sujetaban antaño la antena de televisión de la casa y los que se utilizaban para tender. Además, me gustaría habilitar en el lateral paralelo a la puerta una zona con cañas, cuerdas o alambres para ir colocando a las trepadoras, pues al año que viene serán unas cuantas. En este punto solía tener algunas flores y conservaré allí a las azucenas, pero no me arriesgo a poner otras herbáceas puesto que acaban creciendo tumbadas al seguir el movimiento solar en verano, que les toca muy de lado. Las trepadoras no tendrán ese problema ya que ellas eligen su posición escalando.

Calendula officinalis simple
Pues así sigue el otoño, suavizándose lentamente, con su ajetreo de preparaciones varias de cara al año que viene amenizado por unas floraciones que parece que nos digan que el invierno todavía tardará en dejarse caer. ¿Lloverá suficiente esta semana? Quién sabe. Lo que sí parece cierto es que por fin las temperaturas tendrán una bajada que, en caso de verse sorprendidas por otra conjunción de anticiclones, vientos cálidos y demás, esta vez ya dejarán que guardemos de una vez la ropa del verano y vayamos pensando en algo "de entretiempo". Esto las plantas ni lo van a sentir, pues la mayoría de especies que tengo estarían perfectamente adaptadas a vivir inviernos mucho más fríos. Eso sí, las anuales serían otro cantar, porque bajo la nieve no creo que crecieran. Aquí, para su tranquilidad, ni siquiera llegarán a saber lo que es una helada.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El ventoso comienzo de noviembre

Physalis peruviana
Poco duró el alivio de ver los termómetros empezando a bajar. Tras una transición de octubre a noviembre con temperaturas que ya llegaban a descender de los 15ºC, el viento comenzó a soplar desde el interior el sábado y con ello la humedad vuelve a bajar y las temperaturas se sitúan, por enésima vez, más allá de los 25ºC. Ayer martes se dió todavía una situación de "noche tropical", expresión que hace referencia a una noche-madrugada en la que no se baja de 20ºC. ¡Sí, estamos en noviembre! El otoño hace más de un mes que comenzó. Por supuesto, de lluvia ni hablamos. Se ha quedado toda en el interior y norte de la península.

Pocos cambios en la terraza, salvo el visible progreso en varias macetas utilizadas como semilleros individuales, con muchas plántulas estirándose. De nuevo el calor y sobre todo el viento de poniente resecan la superficie de la tierra, y si bien a las plantas adultas esto ya no les está afectando tanto como en los meses primaverales y veraniegos, en el contenedor el riego con pulverizador comienza a ser insuficiente para las plantas grandes y escaso para las pretensiones de mantener la tierra húmeda mas de dos días. Hoy ya he regado con regadera, a riesgo de desplazar muchas semillas y plántulas, pero al próximo día no tendré más remedio que hacer un riego similar y más profundo si quiero volver a sembrar algunas plantas de las cuales no las tengo todas que hayan conseguido sobrevivir tras la siembra de varias especies que hice el 8 de octubre y que no parece haber cumplido las expectativas. El contenedor sigue teniendo "calvas" sin plantas en los mismos rincones de siempre y los huecos que se han cubierto en este tiempo no han sido a base de germinaciones, sino con las hojas de las plantas que han conseguido crecer.

La situación crea impotencia y desespero. En 2012 no pude hacer siembra otoñal porque no tenía sitio ni macetas disponibles para hacerlo a gran escala. La siembra primaveral de 2013 no fue muy bien en un principio, puesto que para abril el contenedor seguía vacío, aunque consiguió remontar y la situación quedó salvada. Otoño de 2013 iba a ser la redención, con las mismas plantas que funcionaron en primavera más un montón de especies nuevas, y la lluvia y la suavidad de las temperaturas iban a ser grandes aliadas. Aliadas que, visto lo visto, sólo nos visitaron la última semana de agosto, y seguimos esperándolas. Con una capa de tierra que no dura húmeda ni un día y medio, las semillas pequeñas no tienen nada que hacer. Ni las medianas, puesto que he enterrado muchas semillas de especies que ya he cultivado con éxito anteriormente y que tras unas semanas no encuentro indicios de que estén creciendo, probablemente tras morir por falta de humedad.

Palpita vitrealis
Esta situación de viento y altas temperaturas termina mañana, pero lo que vendrá después es un misterio. Que la temperatura se suavizará de nuevo es lógico, pues aunque las mínimas en la ciudad se quedan en 17-18ºC otra vez, en el campo refresca algo más. El anticiclón, eso sí, vuelve a abrazarnos y no hay tormenta que valga a la vista, y la previsión a 10 días no es demasiado optimista aunque hay que tomársela con prudencia.

Este otoño cuasi-veraniego propicia que algunas plantas subtropicales prosperen bien. Por ejemplo, los alquequenjes (Physalis peruviana) han seguido el mismo ciclo del año pasado, rebrotando desde el centro y volviendo a florecer en todos los tallos que quedan verdes. Por otra parte, el chile habanero (Capsicum chinense) sigue floreciendo y algunos frutos maduran. Los insectos también siguen visitando la terraza, para bien o para mal; así, diversas avispas, moscas cernícalo y algunas mariposas, y hasta libélulas, continúan acompañándome mientras riego las plantas, como la Palpita vitrealis de la foto, una curiosa mariposa blanca de alas traslúcidas cuyas orugas se alimentan de oleáceas (olivos, jazmines, aligustres...). Algunos insectos no se dejan ver, pero son los claros autores de los agujeros y hojas medio comidas en mis girasoles y otras plantas. En las hojas de Alcea rosea, sembradas en septiembre y muy grandes ya, unas orugas constructoras de "tiendas de campaña" destrozaron el impoluto aspecto de las plantas. Por suerte ya no he encontrado más tras eliminarlas a mano una a una, sólo habrá que esperar que las plantas se regeneren.

Ante esta situación hay que dejar el pesimismo a un lado y pensar que tarde o temprano el tiempo de otoño llegará, aunque sea en diciembre. En el peor de los casos, muchas anuales todavía conseguirían florecer a tiempo aunque fuesen sembradas ya casi en primavera, pero las bienales deberían aguantar y sobrevivir al verano para florecer al menos en 2015. Sólo queda sentarse a esperar y disfrutar de las plantas que no paran de dar sensaciones positivas, que no son pocas. Y, por qué no, animarse a seguir plantando cosas.

jueves, 31 de octubre de 2013

Termina un mes de octubre loco

Prunella grandiflora
Desde luego, este octubre de 2013 ha dado mucho que hablar. Encadenando un septiembre cálido y seco, que no tuvo precipitaciones más allá de cuatro gotas insignificantes que cayeron durante la primera semana, octubre entró por la puerta grande de los récords comenzando con un primer día de mes a casi 35ºC, seguido de tres días más llegando a los 30ºC. Cuando parecía que esos episodios iban a quedar atrás, el día 16 se volvían a alcanzar esas temperaturas y, para no dejar de sorprendernos, este mismo domingo día 27 el termómetro llegaba de nuevo a esa cifra. A todo eso hay que sumarle que los días previos y posteriores a esos picos de temperatura no suelen bajar de los 27ºC de máxima. En resumen, que hemos tenido un mes de octubre con una media de máximas superior a los 27ºC y una media de mínimas por encima de 18ºC. Eso, de otoño tiene poco: de hecho son los valores típicos de los meses de mayo, y este año, en el que mayo todavía estuvo dentro de la dinámica de la primavera fresca que tuvimos, octubre ha sido más cálido que mayo, como si fuesen papeles invertidos.

Oxalis bowiei
Cuando llovió a finales de agosto y titulé una entrada como "El esperado cambio de tiempo", me estaba precipitando sin saberlo. Aliviado por la ayuda que habían supuesto esos días y litros de lluvia, que cortaron de golpe el verano, pensaba que iba a pasar como en 2012, cuando tras unas lluvias similares, las temperaturas bajaron y se estabilizaron en un tiempo más suavizado. Sí, realmente el paso de agosto a septiembre supuso una bajada sustancial de las mínimas, pero la sensación de que el verano realmente no había terminado nos ha acompañado hasta nada menos que el fin de semana pasado. Los meteorólogos han debido de estar volviéndose locos todo el mes ante las preguntas de la gente, como "¿cuándo lloverá?" o "¿cuándo vendrá el frío?". La lluvia fue imprevisible y en nuestra zona cayó concentrada en una sóla noche, con 81 mm. en Sueca y entre 11 y 38 en Cullera, según puntos. Todas las previsiones aproximadas que hubo a lo largo del mes, salvo la mencionada, acabaron quedando en días nublados y lluvias que pasaban de largo. Resulta paradójico, pero las cifra precipitada harían que la media mensual fuera igual o superior a otros años... pero la realidad es otra, y bien simple: ha llovido mucho un día, y ha hecho calor el resto. Eso "no vale", puesto que otros años no ha sido tanto la cantidad precipitada, sino los temporales, días nublados y el enfriamiento general lo que ha hecho que octubre tenga más pinta de lo que es: la llegada del otoño.

Calendula officinalis
Justo cuando escribo esta entrada se ha hecho efectiva otra previsión meteorológica, y es que a partir de la noche del martes entraba un frente frío que iba a colocar al termómetro en sus valores normales para esta época, lo que supone bajadas tan radicales que algunas máximas equivalen a las mínimas de días pasados. Así, ahora ya podemos disfrutar de agradables tardes a sólo 20ºC y el día amanece a 10-15ºC. Sólo espero que los próximos vaivenes de la temperatura no vuelvan a traer subidas marcadas, porque sería ya una locura. Se podría decir pues que este 2013 ha tenido un septiembre de 61 días de duración e invertido, es decir, con más calor en la segunda mitad que en la primera, pero con 1/4 menos de lluvia de la habitual.

Con las plantas, una de cal y otra de arena. El alargamiento del tiempo veraniego ha hecho que muchos hongos hayan seguido proliferando y los ocasionales capítulos de vientos del oeste y del sur unidos al implacable sol han sido momentos peligrosos en los que las plantas más pequeñas han sobrevivido de milagro. La peor parte es que el contenedor ha progresado de manera totalmente desequilibrada, con unas plantas sembradas en septiembre tan crecidas que muchas están floreciendo -caléndulas, nomeolvides chinas, zinnias y zinnias de México- o a punto de hacerlo, y una segunda siembra en octubre que empezó relativamente bien pero ha acabado dejando de nuevo mucha superficie aclarada ya que algunas plántulas no han conseguido prosperar en un ambiente tan seco y caluroso.

Tricyrtis formosana
El lado bueno sería, obviamente, que muchas de las plantas recién sembradas en esta etapa se han ganado unas semanas extra de tiempo primaveral y han crecido mucho. Los lupinos 'Russell' han triplicado su tamaño en un mes, y la gran mayoría de semilleras mantenidas aparte que sembré entre finales de agosto y mediados de septiembre han alcanzado un tamaño ideal para pasar el invierno -en el caso de las perennes- o para florecer antes de que haya poca luz y calor. Por ejemplo, las que mayor talla han alcanzado son los girasoles Helianthus debilis, una especie nueva que estoy probando y que de momento se ha hecho más grande que los Helianthus annuus que he tenido este año. Tengo dos, y uno de ellos ya muestra el primer capítulo entre las hojas del ápice. En teoría esta especie es un girasol ramificado, y así debe ser pues las plantas tienen un brote emergiendo en cada axila de cada hoja. Junto a uno de ellos planté zinnias y están floreciendo esta semana, pero he tenido que arrancar casi todas, pues a partir de los primeros signos de floración se empezaron a secar. No tengo ni idea de qué ha pasado, pero sospecho que, por un lado, el girasol les ha robado todos los nutrientes (éste está inmaculado) y posiblemente las plantas no se enterraron bien al brotar y a cada riego las raíces quedaban removidas y al aire, dañando a la planta. Los hongos e insectos han hecho el resto. Al menos alguna flor he visto, casi todas rojas.

Martynia annua
En lo respectivo a las perennes y vivaces, los Oxalis bowiei parecen haber llegado a su pico máximo de floración y han empezado a bajar el ritmo levemente. Los Oxalis triangularis, por su parte, siguen de manera más sostenida, con muchas hojas y alguna vara floral ocasional. Las aguileñas, sobre todo las alpinas, siguen todas con hojas. De las adquisiciones del mes de septiembre no puedo estar más contento, pues todas las plantas han aumentado su tamaño: la Prunella grandiflora acabó floreciendo desde los pedúnculos que traía al venir a casa, aunque parece que la floración es muy breve -quizá por no ser su época-; también la edelweiss nueva ha encontrado ocasión para florecer, en una estación en la que no le corresponde. Las demás mantienen una roseta de hojas muy tupida, salvó quizá el Astilbe chinensis var. taquetii, que parece haber dejado de crecer hace días. Nada raro en principio, pues es una planta con descanso invernal y quizá incluso pierda toda la parte aérea en lo que queda todavía para primavera.

Zinnia roja
Hay plantas que parece que no tengan ninguna intención de abandonar. Sería el caso de las Gaillardia aristata, que siguen floreciendo y fueron sometidas a una "limpieza" (cortar los capítulos secos) hace poco para que vuelvan a llenarse de flores. A la Ratibida columnifera le corté los tallos, que habían crecido totalmente laterales este verano, aprovechando que vi la roseta basal muy desarrollada. La planta parece estar regenerándose desde abajo: la he cambiado de sitio, con más sol ahora, con la intención de que los próximos tallos con flores crezcan verticales y luzcan adecuadamente. Por su parte, todavía muchos antirrinos altos -que ya tienen un año de edad- siguen floreciendo en tallos radiales que rodean la espiga principal de esta primavera; además, han aparecido plantas adventicias en la maceta de los edelweiss (los cuales no sé si han sobrevivido), que son los que aparecen en la foto. De los dos de porte bajo he perdido uno, el rosado, con poco más de un año de vida pero sin dejar de florecer ni una sola semana desde que abrió su primera flor. He dejado crecer algunas de las plantas que surgieron de las semillas que cayeron al suelo y algunas ya están a punto de florecer, aunque parece que esta vez no serán rosadas. El pequeño antirrino blanco "hermano" del anterior sigue con flores y acaba de cumplir este mes dos años. Como se ve, una longevidad muy variable.

Cosmos bipinnatus rosada
Las Tagetes las acabé cortando todas, pues estaban infestadas de hongos (nunca me había pasado) mientras que las Cosmos bipinnatus han aguantado bastante bien, dando flores blancas, rosa claro y unas rosa más oscuro que también tienen los pétalos más anchos. Todo esto a base de dejar caer las semillas propias una y otra vez. Las plantas actuales no tienen pinta de que vayan a durar mucho más, y se han quedado muy delgadas. Aunque no he mirado con detenimiento, no me ha parecido ver por el momento que haya semillas a la vista. Otro caso curioso fue el de las Lobelia siphilitica: todavía en plena floración, los tallos, hojas y flores empezaron a deteriorarse a un ritmo tan rápido que pensaba que perdía las plantas. En la base de los tallos empezaron a salir hojas, así que corté las partes afectadas. Las hojas de momento siguen verdes y parece que la planta seguirá creciendo desde ahí, quedando todo en un susto y un final prematuro para la floración, que era muy bonita.

En el balcón ha florecido durante gran parte del mes una Ipomoea anual que todavía intento averiguar qué especie es. La llevo cultivando desde el año pasado y la planta actual pertenece a una tercera generación tras las primeras semillas que sembré (añgo así como la "nieta" de la primera planta que tuve). No he podido hacer casi fotos porque las flores se empiezan a cerrar mucho antes del mediodía y muchas veces el viento todavía frustra más mis intenciones. No obstante algún día haré una entrada, pues tengo además fotos de la planta anterior, la de 2012.

Cosmos bipinnatus rosa oscuro
Todavía he tenido que lamentar una baja, un Iris siberica 'Blue King' que tuvo hojas y aguantó sin problema el verano, pero que empezó a pudrirse en estas últimas semanas. Brotaban hojas, amarilleaban al poco tiempo y se secaban. No entiendo por qué, puesto que la tierra no ha estado excesivamente mojada (¿cómo va a estarlo con este calor?) y éste es un iris apto para estanques, adaptado tanto al agua como a suelos moderadamente secos. Habrá que reponerlo a la próxima temporada si es posible, pues es una planta bonita que quería ver en flor y no pudo ser.

Las Martynia annua que brotaron tras las lluvias de agosto han llegado a buen puerto y estos últimos días de octubre se los han ido pasando floreciendo. Es curioso, pero al haber más plantas juntas no se han hecho tan grandes como la solitaria del año pasado. Su aspecto no es muy bueno ya, quizá porque la época en la que comenzaron a crecer quedó muy alejada del verano, pero ya parecen adivinarse algunos frutos en las flores que han caído.

Antirrhinum rosado
Las Tricyrtis han florecido durante todo el mes y se meterán en noviembre floreciendo, pero han ido muy escalonadas. Claro que también influye el hecho de que este año han sido más del triple de tallos floreciendo que el año pasado. De todos modos, muchos de éstos están empezando ya a pedir ser podados, pues están totalmente secos. Aunque para poda masiva las que han sufrido dos plantas vecinas de la anterior: a la maceta de hierbabuena, que corté desde la base en septiembre y se había regenerado estupendamente, he tenido que volver a podarla al ras porque las hojas estaban siendo pasto -nunca mejor dicho- de algún insecto, y habían perdido su porte y su aspecto impoluto. A las Digitalis purpurea me he visto obligado a eliminarlas totalmente. No a la especie, sino a todas las plantas adultas, las que sembré en 2011 y florecieron en 2012 y 2013. Estoy realizando un replantado en la maceta a base de trasplantar todas las plantas que fueron creciendo en macetas contiguas a partir de todas las semillas que cayeron. Muchas de ellas tienen un buen tamaño, pero tengo dudas sobre si serán capaces de alcanzar la talla para florecer en primavera. Si no, a esperar a 2015.

Ahora que ya hace fresco espero que el tiempo dedicado al riego ocupe menos y las plantas puedan ir a su ritmo. Mientras tanto, y con la mayoría de tareas importantes ya realizadas, durante noviembre toca dejar la terraza lo más aseada posible: todavía quedan muchos trozos de madera de muebles viejos que fueron apartados allí arriba hace años, que están en su mayoría podridos. Una vez hecho esto podré ampliar y reorganizar muchos puntos donde colocar plantas, especialmente en el rincón de semisombra, donde podré conseguir entre otras cosas hacer más efectivo este punto, colocando plantas en una pared -hoy ocupada- donde no da nada de sol directo. Los semilleros que mantengo en el patio los tendré que ir subiendo, porque ya apenas llega luz allí. Desde luego, aunque ya no sea tiempo de flores, aburrido no voy a estar.

lunes, 21 de octubre de 2013

Plantación de bulbos

Bulbos antes de ser cubiertos
Aunque la meteorología nos ponga en una tesitura que hace parecer que todavía estamos a finales de verano, lo cierto es que ya hemos encarado la recta final de octubre y el tiempo apremia en cuanto a realizar tareas otoñales se refiere. Plantar los bulbos, todos los que tengo, era la última de las grandes propuestas que tenía pendientes de cara a esta preparación de la temporada que viene.

Mucha gente prefiere esperar a que haga más frío, pero me parece irrelevante dado que, por una parte, muchos bulbos pueden estar creciendo perfectamente si se les planta desde septiembre, hasta aquellos que nos venden en primavera -como los gladiolos enanos o los iris holandeses- y, por otra, si me tuviera que esperar al frío no plantaría hasta navidad: esta semana el poniente nos ha traído un par de días a más de 30ºC, y la semana que viene no parece que afloje mucho más.

El domingo día 13 estuve varias horas en la terraza e hice la parte más difícil: reconstruir el contenedor de los bulbos. Esta estructura de 280x100 cm. de superficie y 40 cm. de altura la construí y llevé a la terraza entre finales de 2012 y principios de 2013 (muy tarde, pues debería haberlo terminado al menos en septiembre del año pasado). Está hecha con listones de madera provenientes de palets usados que me proporcionaron amablemente en una carpintería donde trabajé hace unos años. Al ser tan grande no tuve madera suficiente como para construir un cajón totalmente cerrado, así que tiene un espacio abierto entre los bordes superior e inferior. Para colocar la tierra hice como en el contenedor de las anuales y herbáceas, aunque después de mucho buscar no conseguí ningún plástico que se pareciese al de aquél. En dicho contenedor, hecho con una estantería metálica y malla, forré el interior con una sábana vieja y sobre ésta puse el plástico, blanco por fuera y negro por dentro, y hasta ahora muy resistente, pues no ha adquirido esa fragilidad típica del plástico expuesto al sol, que se va desintegrando poco a poco. Desgraciadamente, esto sí pasó en el contenedor de los bulbos.

Apenas siete meses, de enero a julio, duró el plástico en este contenedor. Aquí tuve que usar el primer plástico que encontré, uno transparente de los que se usan para hacer esos pequeños túneles que cubren las plantas en las huertas. Lo puse tal cual, grapado a los bordes, y lo llené. En verano estaba ya imposible, con desgarros en los bordes y algún agujero por la mitad donde empezaba a caer tierra, así que saqué con paciencia todos los bulbos, que se encontraban ya en reposo o a punto de hacerlo, y fui guardando los más de mil litros de sustrato en bolsas de basura grandes, la única solución sencilla que tenía a mano. Esta vez, aunque han pasado unos meses desde el desmantelamiento, me he ocupado de que las cosas lleguen justo a tiempo. A finales del mes pasado adquirí un nuevo plástico, semitransparente -no hay de otra clase- pero más grueso: en la tienda me informaron de que puede durar al sol unos 3-4 años, esperemos que más. El domingo día 13 lo que hice fue recubrir el armazón con sábanas viejas, para no tener la tierra a la vista como antes, y sobre éstas puse el plástico.

Para la capa de fondo aproveché para ir deshaciéndome de una pila de compost que llevo casi un año preparando y que en su mayoría ya se había convertido en una masa homogénea e inodora de color marrón oscuro, con lo cual me gané unos centímetros de sustrato y abono para la tierra. Dado que a ciertos niveles del contenedor importa poco el sustrato, también he hecho un intercambio añadiendo aquí sustrato de peor calidad para reservar algunos litros del que había en el contenedor para plantar semillas y otras cosas: este sustrato contiene turba negra y rubia, perlita y fibra de coco. De todos modos, la inmensa mayoría ha vuelto a su lugar de origen, que es el contenedor.

Ha pasado una semana hasta que he puesto los bulbos, no por nada, sino porque requiere un tiempo y entre semana no encontré ningún día para hacerlo. Aún así, se me ha hecho de noche en la terraza al dejar para el final el riego del resto de plantas. Colocar los bulbos (más de mil) no tiene mayor secreto, pero sí requiere un poco de estrategia el decidir cómo ordenarlos. Lógicamente pongo en el frontal los de altura baja y subo progresivamente hasta los más altos, que van al fondo. Además hay que tener en cuenta la morfología de la planta y su posible intromisión en el espacio de otros bulbos. Así, especies como los Crocus, los Iris y los gladiolos crecen verticales y apenas ocupan espacio hacia los lados; en cambio, algunos como Muscari armeniacum o Tulipa tarda crecen no tanto en anchura, sino en horizontal: las hojas se arrastran por la superficie. Hay que tener en cuenta pues este detalle para evitar que las hojas cubran las plantas más bajas. Especial atención habría que poner con los jacintos: el primer año tuvieron una floración muy compacta y hojas breves y apretadas, pero el segundo año, con una floración más laxa, las hojas empezaron a crecer como locas tras cortar las varas florales. Tanto fue, que habiéndolas colocado delante de unos narcisos tipo miniatura, consiguieron taparlos a la vista. Este año los he puesto pegados a un borde flanqueados sólo a un lado por pequeños Allium, a ver qué pasa.

En la foto se ve que ya hay dos bulbosas con hojas. La de arriba son nardos (Polianthes tuberosa) que tenía en una maceta desde mayo de 2012. Nunca han conseguido florecer y espero que este espacio extra mejore esta condición. La segunda es una Nerine bowdenii: tenía tres, pero una se pudrió antes del verano. Las dos restantes habían ido muy bien pero hace poco una de ellas perdió las hojas: pensé que simplemente iba a entrar en reposo, pero hoy he confirmado que el amarilleo de las hojas no respondía a la caída natural de éstas, sino que el bulbo se había podrido. Posiblemente sea la enésima víctima del sustrato "Globalplant". Así pues, la planta restante -ya dividida en dos- es la única que cumple con mi plan inicial de pasar al contenedor, ya que es una planta de tamaño adecuado y no vale la pena tenerla separada en una maceta. Su floración es otoñal pero, a pesar de que tiene bastantes hojas, de momento no aparece ningún signo de ella. Aún podría estar a tiempo.

Cubiertos ya los bulbos con algo menos de tierra que el año pasado (unos 5-7 cm., suficiente para la mayoría de plantas), ahora ni siquiera tengo que regar. Es lo bueno de este tipo de plantas y el sustrato que empleé, que retiene la humedad de la lluvia sin encharcamientos y prolonga su efecto durante semanas, permitiendo que los bulbos tengan para beber durante su fase activa y sequedad para su reposo. Sólo en casos puntuales tengo que regar, y no demasiado. Si un contenedor tan grande estuviese dedicado a anuales y herbáceas, casi seguro que en verano sería una locura mantenerlo y necesitaría no menos de 25 litros semanales para él solo.

Como en todos los casos, espero que los bulbos esta temporada supongan una experiencia mejorada respecto a la anterior. He hecho lo posible para que así sea, así que ya sólo resta esperar y contemplar cómo van apareciendo las primeras hojas durante las siguientes semanas. Para las flores habrá que esperar un poco más, unos cuatro o cinco meses, pero si sale todo bien serán las primeras plantas en llenar de flores la terraza en el tramo final del invierno.