jueves, 25 de septiembre de 2014

El otoño esperanzador

Zephyranthes carinata con ocho pétalos
Hace dos días que entramos oficialmente en otoño y parece que el ambiente comience a mejorar. Las temperaturas han bajado visiblemente, más las máximas que las mínimas -lógico, por otra parte- y lo que es más importante: llevamos casi una semana con nubes rondando nuestras cabezas y se espera que se queden unos días más. No hemos registrado las cantidades que se han precipitado en muchas zonas cercanas, pero al menos ha llovido lo suficiente para no haber regado nada desde hace una semana. Las primeras lluvias llegaron el domingo por la noche y se han ido sucediendo de manera muy moderada: no se habrá llegado a 40mm en todos estos días, pero lo importante es que se han combinado los factores necesarios y están haciendo efecto, que buena falta hacía.

Ischnura graellsii
Por eso, la actividad de preparación de la nueva temporada se ha vuelto a poner en marcha casi apresuradamente, pues son muchísimas las semillas que hay que depositar en semilleros además de las que se sembrarán en su lugar definitivo que, valga la redundancia, todavía no tienen su hueco disponible a estas alturas. Los bulbos también aguardan su turno, muchos de ellos en su paquete original, aunque éstos sólo necesitarán disponer del sitio pues sólo hay que enterrar y esperar sin más traslados a posteriori. Mientras tanto, las plantas supervivientes van recuperando vigor y algunas incluso comienzan a tener ahora sus mejores momentos.

Oxalis triangularis
Uno de estos casos son las Zephyranthes carinata, de las que no hablé hasta agosto a pesar de haber llegado a casa a finales de febrero. Claro, que son bulbosas y poco tienen que ofrecer hasta que desarrollan una buena roseta de hojas. Pero estas además tienen algo diferente: en lugar de culminar su ciclo con una floración y echarse a dormir hasta la siguiente temporada, las Zephyranthes responden a la llamada de la lluvia. No han fallado ni una vez: ya puedo regarlas cada dos días, que siguen impasibles con sus hojas verdes y brillantes. Hay una tormenta y, por poca agua que caiga, al día siguiente está asomando una vara floral que acabará regalando una flor en pocos días. El único mecanismo que me han explicado para que esto ocurra es que detectan las variaciones del nitrógeno atmosférico provocadas por los rayos, pero estoy buscando más información al respecto. Con estas lluvias recientes, las mejores que han vivido desde que están en casa, han sido 4 las plantas que se han animado a florecer simultáneamente. Como se ve en la foto, incluso uno de los ejemplares -que si no me equivoco es el primero que floreció este verano- ha sacado una flor con un par de pétalos de más, ocho en total.

Zephyranthes carinata
Mientras tanto, vuelven los Oxalis como el bowiei, exclusivo del otoño, o el triangularis, que se recupera del verano en estas fechas y vuelve a lucir haciéndole compañía al anterior. Los demás siguen todos sacando hojas excepto el tetraphylla, el cual es posible que un año más no haya sobrevivido por falta de drenaje. Debería volcar el contenido de la maceta cuanto antes y comprobar si queda alguno sano para enterrarlo en un sustrato arenoso seco.

Se sigue echando en falta a los insectos, aunque estas últimas dos semanas ha habido visitantes de lo más diversos. Han llegado en masa los adultos de los caballitos del diablo Ischnura graellsii, tan frecuentes en esta zona y que recuerdo desde mis estancias allí en la misma casa siendo un niño, cuando solía capturarlos de las alas en el balcón o en el patio. Además de esta libélula se presentan otros ejemplares de otra especie más grande y abundante, la Sympetrum fonscolombii. Pero el ejemplar que más me llamó la atención, que no pude fotografiar ni identificar, fue una abeja de tamaño menor a las de la miel y color grisáceo oscuro que no paraba de visitar algunas plantas con hojas; su propósito, como descubrí, no era otro que recortar algunos trozos con sus mandíbulas para llevárselos.

Zephyranthes carinata, otra más
No hay cosa que desee más en este momento que el ritmo al que han ido bajando las temperaturas y llegando las lluvias se mantenga periódicamente aunque sea a este nivel. Que no sea flor de un día y suponga el restablecimiento de los ciclos habituales de lluvias que tanto hemos echado de menos desde hace un año, siendo todavía la última semana de agosto de 2013 la última vez que hubo lluvias de importancia, no regulares, pero sí frecuentes puntualmente en nuestra zona. Todo sea por recuperar el esplendor y subir el ánimo de cara a preparar todavía mejor la próxima primavera.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Un mal comienzo

Catharanthus roseus
Septiembre era el mes en el que había puestas esperanzas en presenciar un cambio de tiempo que suponga, primero y más razonable, un descenso de temperaturas, y segundo, el regreso de la inestabilidad atmosférica propia del otoño que llevamos esperando prácticamente desde el año pasado o incluso el anterior. Sin embargo, no se ha producido ni una cosa ni otra, al contrario; por tanto, la razón nos dice que sería prudente atrasar el nuevo inicio de la temporada jardinera hasta que las condiciones sean al menos similares a las de principios de primavera. No es complicado darse cuenta de que hay que ser paciente: simplemente, con el potente sol y las temperaturas sobrepasando los 30ºC a diario, a nadie se le ocurriría exponer a las delicadas plántulas a la luz directa porque sería una pérdida de semillas considerable e innecesaria.

Aunque el año pasado el calor inusual se prolongó prácticamente hasta mediados de noviembre, lo cierto es que no puede compararse con lo que está sucediendo ahora. No en vano se calcula que es el inicio de septiembre más caluroso en 50 años; datos en mano, sólo hay que revisar temperaturas y pluviometría del cálido final de verano y primera mitad del otoño pasado para observar que ha quedado en nada comparado con lo que estamos teniendo ahora. Bueno, en lluvias salimos ganando: el domingo día 7 cayó un chaparrón que dejó poco más de 5 mm., lo cual hace que este septiembre haya llovido ya el quíntuple que el del año pasado. Además, en 15 días no ha habido ni un sólo día que haya amanecido a menos de 20ºC: parece que sigamos a principios de agosto. Triste y desesperante.

Las previsiones tampoco son muy alentadoras. Tenemos por lo menos otra semana de calor y ausencia de precipitaciones de importancia por delante. Lo más cercano que tenemos es una borrasca atlántica que va a estar enviando nubes a la península y dejando lluvias donde siempre: al oeste, algo en el centro y por el noreste hasta la mitad superior de Castellón. Y es que no tan lejos de aquí están teniendo lluvias considerables desde hace al menos un mes, mientras que nosotros vemos pasar unas nubes que no tienen fuerza ni para tapar el sol y mucho menos para dejar algo de agua. El Mediterráneo sigue cálido y despejado y los vientos de levante no traen otra agua que no sea la que se encuentra en suspensión en el aire, que aumenta en casi ocho grados la sensación de calor respecto a la temperatura real.

Con las plantas que quedan en la terraza las cosas no van demasiado bien. Muchas especies que consiguieron superar el umbral aproximado de la canícula, alrededor de la primera mitad de agosto, no han conseguido ver la luz al final del túnel. Las bajas han sido cuantiosas incluso entre especies que habían perdido sus hojas y estaban rebrotando. Otras, simplemente, están bajo observación dado que todavía se ha rescatado su sistema radicular que parece conservar las partes que acumulan energía -rizomas, engrosamientos...- pero esto no garantiza nada. Algunas plantas de este tipo acabaron igual el verano pasado y no rebrotaron en este 2014.

Ipomoea quamoclit
Con un comienzo tan desalentador, las tareas previstas para acondicionar la terraza o producir nuevas plantas han quedado suspendidas. Los semilleros más delicados han acabado perdiendo todas las plántulas que había creciendo y han quedado desecados hasta nueva orden, mientras que algunos que ya llevé al rincón de sombra de la terraza siguen creciendo moderadamente. La gran mayoría de bulbos y tubérculos para plantar están ya guardados a la espera de mejores condiciones e "instalaciones". No quería atrasar mucho la plantación de algunas especies, pero visto lo visto y con experiencias previas, las cosas pueden esperar: en la temporada iniciada en 2012, los bulbos fueron plantados en enero de 2013. No es lo mejor y de hecho perdí bastantes plantas, pero aún así la floración fue muy superior en cantidad y duración respecto a la de este año. Con las semillas, lo mismo: la mayor variedad de plantas la obtuve de siembras realizadas en macetas entre noviembre y febrero, mientras el contenedor no hacía más que recibir semillas pregerminadas que morían por desecamiento a los pocos días.

Lo realmente sorprendente es que especies ornamentales muy populares lleguen a la terraza y prosperen sin apenas prestarles atención. Nunca hubiera tenido por mis gustos una Catharanthus roseus como la de la foto que abre la entrada. Sin embargo, la planta apareció en agosto en la maceta del Lilium henryi y creció beneficiándose del riego que éste recibía. Mantendré la planta tanto cuanto resista ya que no veo por qué no va a tener sitio una especie que florece hasta en lo peor del verano; siempre que haya flores, más insectos habrá en la terraza. Por otro lado, de las especies residentes, la Ipomoea quamoclit sigue floreciendo a estas alturas y parece que va a dar muchas semillas. Junto con el Oxalis bowiei , la albahaca y la anteriormente mencionada Catharanthus es, tristemete, una de las pocas especies en flor ahora mismo. Debe ser una de las veces desde que comenzaron a haber plantas en la terraza que hay tal escasez de flores.

¿Qué hacer? Lo primero es no perder la calma ni el ánimo. Cuanto antes, debería dejar la terraza lista para comenzar a plantar tan pronto como el tiempo lo permita, eso sí, evitando las horas de más calor. Por otra parte, los desvaríos meteorológicos no deberían minar la moral, sino ser observados con paciencia y sosiego y pensar que el tiempo es relativo: el invierno, por lo menos, sí llegará algún día.