sábado, 26 de enero de 2013

Lobelia 'Crystal Palace', un diminuto punto de atención

Lobelia 'Crystal Palace' en junio de 2012
La lobelia 'Crystal Palace' es un cultivar de la especie Lobelia erinus bastante fácil de ver en las colecciones de semillas que encontramos a la venta. Se trata de una planta anual de pequeño tamaño que destaca por su abundante floración que llega a cubrir tanto la planta que no deja ver sus tallos. Crece con facilidad a lo largo de la primavera y el verano y se resiembra bastante bien con las semillas que caen de sus cápsulas secas. Las lobelias tienen su propia subfamilia dentro de las campanuláceas. Esta especie en concreto tiene sus orígenes en el sur del continente africano.

Conseguí un sobre de semillas de la colección que traen los supermercados LIDL de cara a la primavera. Atraído por la forma y colorido de sus flores, esparcí un buen número de semillas en la parte frontal del contenedor de 150x75 a fin de llenar esta parte con una planta pequeña y llamativa. Quizá no llenaron tanto como hubiera esperado, pero hubo éxito y aparecieron al menos cinco o seis plantas más o menos espaciadas entre sí.

Sólo hubo que esperar algo más de dos meses, hacia finales de mayo, para ver las primeras flores. La planta crece derecha y tiene hojas lanceoladas con el borde dentado, de un tono verde oscuro o pardo rojizo. Las pequeñas flores son zigomorfas, es decir, que tienen simetría bilateral en lugar de radial como las margaritas o anémonas. Tienen una corola tubular que se divide en tres lóbulos grandes apuntando hacia abajo y otros dos más pequeños en la parte superior. Su coloración es azulada-violácea y en el centro aparecen dos manchitas amarillas ribeteadas de blanco.

Más flores en julio de 2012
Su color causa un efecto bastante curioso en la cámara de fotos, o al menos ocurre en la mía, quizá debido a la precisión del sensor a la hora de captar los colores. A simple vista, las flores se ven azules, sólo ligeramente moradas, color con el que destacan bastante. Sin embargo, en las fotos es imposible reflejar este color, que aparecerá siempre de un tono morado que para nada parece azul. Si este año vuelvo a verlas florecer, intentaré de nuevo captar este color probando un balance de blancos personalizado acorde con la luz existente en el momento de la fotografía, aunque no creo que mejore la cosa.

Resulta una planta muy decorativa ya que las flores tienen bastante duración, aguantando semanas y siendo reemplazadas de tal manera que la planta no vuelve a parecer vacía una vez se pone en marcha. Las flores secas se convierten en cápsulas que contienen decenas de pequeñas semillas, menores que un grano de arena, que permiten que las plantas se siembren de nuevo ellas solas. El año pasado ocurrió así, aunque al remover toda la tierra del contenedor no he podido mantener las plantas, resembrando de nuevo con semillas que quedaban en el sobre. Este año quiero permitirles que se autosiembren, para probar su resistencia al invierno.

Las plantas se secaron a finales de verano, como casi todas las anuales. Hay que decir que toleran muy bien el calor veraniego y la falta de humedad no parece hacer mella en su crecimiento. Quedo pues a la espera de repetir experiencia con ellas este año, con ganas de volver a disfrutar de su diminuta pero prolífica floración.


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