martes, 8 de enero de 2013

Martiniáceas: las garras del diablo (I)

Martynia annua cargada de flores en 2012
Martyniaceae es una familia de plantas procedentes del continente americano. Algunos de sus miembros se cultivan por la mera curiosidad que producen sus frutos, cápsulas duras con dos "garras" de tamaño variable según la especie que tienen la desagradable función de clavarse en las patas de los animales para que estos ofrezcan un transporte gratuito a sus semillas. El tamaño, creedme, es tan exagerado (como podéis ver en la imagen) que cuesta imaginar hacia qué animales evolucionó este método, puesto que incluso para una vaca pisar uno de estos frutos puede ser desagradable. Es probable, sin embargo, que la planta se desarrollara en la época en la que América seguía poblada por miembros de la familia de los elefantes, como los mamuts, mastodontes y gonfoterios. Sólo unas bestias de este tamaño y con la piel tan gruesa serían capaces de clavarse las garras de los frutos sin inmutarse.

Flores de Ibicella lutea en 2012
Otra particularidad de las plantas es que sus hojas son pegajosas. No se trata de plantas carnívoras, puesto que no existen ni glándulas ni enzimas digestivas en ellas, simplemente los insectos de pequeño tamaño quedan pegados y acaban muriendo. Quizá se trate de un sistema de defensa para librarse de pequeños parásitos; la sustancia pegajosa es más similar a la resina que al mucílago, y conviene no acercarse mucho a la planta para no ensuciarnos con esta secreción. Siempre encontramos en ella decenas de mosquitos pegados, pero nunca insectos más grandes.

Actualmente cultivo tres especies de martiniáceas, una tan sólo desde el pasado 2012. Las más viejas llegaron a mí en 2007 en forma de semillas, compradas en eBay. Se trata de Proboscidea louisianica e Ibicella lutea. La tercera en discordia y más reciente es Martynia annua, que llegó directamente desde México gracias al intercambio que hice con otro cultivador el cual buscaba semillas de P. louisianica.

Se trata de plantas anuales amantes del calor y que no requieren demasiadas atenciones para salir adelante. Las semillas, para que os hagáis una idea, son como pipas de girasol aunque con una cáscara más dura y rugosa, tanto que puede conservarse durante años manteniendo su poder germinativo. De hecho, me ha pasado ya dos veces que la planta germinó un año después de su siembra: en 2012 aparecieron tres plantas de Ibicella en una maceta al reutilizar el sustrato de alguna ocasión que ni siquiera recordaba que había sembrado dichas semillas. Las trasplanté a una maceta más adecuada y crecieron sin problemas.

Proboscidea louisianica en 2011
Tanto les gusta el calor que, incluso en mi región, las semillas convenientemente enterradas no comenzarán a brotar hasta mediados de mayo. Esto no supone ningún problema, puesto que en la segunda mitad del verano las plantas empiezan a crecer a un ritmo inusitado y pronto estarán llenas de flores, seguidas de los primeros frutos que comenzarán a desarrollarse. Llegado el otoño, las plantas se secan y mueren. Sin embargo, en sólo medio año de vida les da tiempo a regalarnos decenas de semillas para la próxima temporada y las de los próximos años, tanto que llegaremos a acumular un buen puñado con el paso del tiempo.

Las flores tienen sus pétalos fusionados, formando una estructura tubular colgante similar a la de las dedaleras (Digitalis sp.) o al sésamo. Suelen tener un olor poco agradable, aunque su belleza es indiscutible. En P. louisianica son de un color malva pálido con una línea amarilla en el interior; en Ibicella, amarillas con líneas y manchas anaranjadas, creciendo además en racimos; en Martynia annua son más alargadas y de color blanco con los lóbulos de un rosa fuerte, y también una línea amarillenta en el interior. Además, en esta especie las flores crecen en las intersecciones entre tramas, quedando algo menos expuestas que en sus parientes.

Esta ha sido una primera aproximación global a la familia. En otra entrada os contaré cómo las cultivo y veremos particularidades y diferencias entre el aspecto de las plantas y sus frutos.

1 comentario :

  1. Hola.
    Soy nuevo en el foro. Estoy realizando un reportaje sobre las diversas estrategias de diseminación de semillas que utilizan las plantas. Me gustaría conseguir una cápsula de Proboscidea, Ibicella, Uncarina, Harpagonella, Martyinia.... En definitiva, cualquier fruto o cápsula de planta (de gran tamaño) que utilice la epi-zoocoria para diseminar sus semillas.
    El problema es que soy de Badalona y en Cataluña no encuentro en ningún lugar cápsulas de las especies descritas.
    Si alguien pudiera guiarme sobre cómo conseguir algún fruto, le estaría muy agradecido.
    Le dejo mi web para que puedan ver mi trabajo: www.albertlleal.com
    Muchas gracias.

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