El áster de Nueva York: no apto para impacientes

Flores en octubre de 2012

El áster de Nueva York, de Escocia, o cielo estrellado (Symphyotrichum novi-belgii, antes Aster) es una compuesta vivaz que procede de la costa este de Norteamérica. Sus tallos y hojas se secan todos los inviernos y vuelve a rebrotar, expandiéndose vegetativamente por medio de sus raíces y, por supuesto, por medio de sus semillas.

¿Por qué digo en el título que no es apto para impacientes? Bueno, el motivo es el siguiente: para observar su espectacular floración tendremos que esperar prácticamente un año entero. Así como otras compuestas vivaces que cultivamos como ornamentales se pasan varios meses e incluso todo el año floreciendo, como las conocidas margaritas africanas Osteospermum, el áster sólo lo hace unas pocas semanas a comienzos del otoño, pero vale la pena la espera.

Compré esta planta por una oferta de los supermercados LIDL -ya os hablaré algún día de lo que me gustan ésta y otras tiendas para conseguir algunas plantas a precios irrisorios- que trae una colección de plantas vivaces que vienen como esquejes de raíz, rizoma o tubérculo en una bolsita con turba, que has de plantar tan pronto como sea posible. En el caso del áster, viene un trozo de raíz no demasiado grande que, desde luego, no acabas de creer que se convertirá en un arbusto de casi un metro de altura.

Primeras flores, septiembre de 2012

Cuando lo planté en marzo de 2012 lo puse en un contenedor con tierra en el que mezclé vivaces y anuales, pensando que tendría un crecimiento algo más contenido. Justamente al abrir la bolsa encontré un trocito de raíz suelta que planté en otra maceta y me dio otra planta. Parece ser una planta fácil de sacar adelante con este método, teniendo en cuenta que de aquella pequeña raíz salió una planta de considerables dimensiones.

Al principio sólo veremos brotar del suelo unas hojas de color verde oscuro y algo carnosas. Se pasará así un tiempo, hasta que llegue el verano, que será cuando empiece a crecer de forma vertiginosa. Primero desarrollará tallos verticales que, posteriormente y desde las axilas de las hojas, se expandirán lateralmente, ramificándose. Mi planta tomó ese aspecto pero acabó medio tumbada por culpa del viento, con lo que perdió algo de gracia y además invadió el espacio de las otras plantas que tenía cerca. Acabó alcanzando unos 80-90 cm. desde la base.

La planta es poco exigente y soporta sin problemas el calor y falta de humedad en verano. Será muy a finales de éste, al menos en mi caso, cuando por fin veremos salir de las axilas de prácticamente todas las hojas los capullos que darán paso a sus capítulos florales. Éstos ya empiezan a impacientarnos, pues aún tardarán un poco en abrirse, pero cuando lo hagan lo harán casi todos a la vez en pocos días. Y ahí es cuando dotan de belleza a nuestra planta.

La planta principal repleta de flores

Los capítulos florales tienen el centro (las verdaderas flores) de color amarillo y los pétalos azulados. Aparecen a decenas, cientos, y cubren la práctica totalidad de la planta. Disfrutaremos de ellas apenas 2-3 semanas, pues pasado este periodo de tiempo empezarán a secarse y producir las semillas. Poco tiempo después, la planta se irá secando por completo. Cuando esto ocurrió rápidamente la corté (el tallo se vuelve leñoso) para despejar el lugar y evitar también que las semillas cayeran por todos los lados.

Hace poco le he dado algo de movimiento a la planta. Me propuse sacarla del contenedor (que a partir de ahora lo usaré para sembrar semillas de otras anuales y vivaces) y plantar la mayor parte de ella en una maceta, sin más. He comprobado que la planta no desaparece del todo en invierno, sino que desde el justo instante en que la planta principal deja de florecer y se seca, desde la tierra ya empiezan a emerger nuevos tallos, y en mayor número. Tanto es así que ajustando el tamaño de la planta a la maceta arranqué bastantes raíces y estolones perimetrales que iré regalando a gente cercana para que disfruten de ella; y como yo, a esperar otra vez hasta el otoño para disfrutar de su explosión de color azulado.