miércoles, 18 de junio de 2014

Desvaríos ambientales

Tithonia rotundifolia
En la última entrada hablaba sobre una subida repentina de temperaturas que había dado comienzo el jueves. La situación continuó hasta el sábado, durando tres días seguidos y provocando ese primer episodio de calor y sequedad extremos que todos los años se da, indistintamente, a finales de primavera. No es más que un avance del verano, pues esta situación, quizá no tan intensa, es el pan de cada día a partir de julio. El domingo la cosa cambió y el viento del noreste calmó un poco el ambiente, uniéndose al hecho de que la madrugada del lunes cayesen unas gotas y anoche, en la madrugada de este miércoles, unas pocas más -otra situación que suele producirse a finales de todas las primaveras. Ya casi ha llovido lo mismo que en mayo, una cifra que no era difícil de alcanzar por ser tan lamentablemente escasa.

Los tres días seguidos a más de 30ºC y con la humedad ambiental por los suelos no sentaron demasiado bien a las plantas, pero consiguieron sobrellevarlos razonablemente bien, no sin acabar con algunas hojas arrugadas y quemaduras. Regué jueves a mediodía, viernes al amanecer y domingo por la tarde, día éste en el que se me complicaba un poco la visita a la terraza pero vista la situación hice lo posible por acercarme dos horas antes de anochecer. El panorama desanimaba un poco, pero regué generosamente y a la vuelta, ayer martes, todo había vuelto a la normalidad. Sólo ha habido que lamentar dos bajas y se trataba de plantas semilleras que presentaban tan mal aspecto que quizá hubieran muerto de todas formas.

Echinacea purpurea
Hay plantas que resistieron por los pelos. La más remarcable sería la Tithonia rotundifolia, el girasol rojo mexicano, que el domingo estaba totalmente mustia y al borde del desastre. Es una especie que llevo queriendo tener desde hace más de un año y, cuando por fin lo consigo, este episodio de calor podría haber acabado con mis pretensiones. Poco antes de comenzar la primavera de 2013 adquirí semillas, las cuales tuvieron un porcentaje de éxito del 0%. En otoño, al intercambiar semillas con otros compañeros de afición una de las participantes me comentó que ella tenía semillas de la especie de sobra y le habían ido muy bien, así que le pedí unas pocas. Efectivamente, una vez dispuse de las semillas nuevas comprobé que funcionaban tan bien como las de un girasol común: germinan en menos de 48 horas. Sembré dos, pero las plantas crecieron de manera problemática y aún las acabé arrancando el pasado marzo. Este ejemplar actual está sembrado en la misma maceta desde entonces y ha alcanzado una talla aceptable.

Prunella grandiflora
Esta compuesta es, como bien indica su nombre, un pariente muy cercano del girasol -subtribu Helianthinae- si bien superficialmente las cabezuelas recuerdan más a las de la zinnia. Su porte es más ramificado y consigue florecer con múltiples capítulos a la vez, aunque en el centro del ápice siempre se abre el primero, como en los girasoles Helianthus. A mí se me malogró con el calor este primer capítulo aunque sólo en parte, pues se chamuscaron los pétalos pero las flores tubulares siguen frescas. Dichos pétalos son de un naranja muy vivo, brillante, bastante distinto al tono naranja más intenso que podamos encontrar en una caléndula. Las flores están cargadísimas de polen y es una planta excelente para mariposas y similares, aunque ahora mismo en la terraza pocos insectos quedan ya salvo algunas abejas. Las hojas de la planta me confundieron por el nombre rotundifolia, ya que redondas no son, sino más bien palmadas, en cierto modo similares a las de una higuera.

El verano suele ser tiempo para las asteráceas y otras dos especies ya conocidas del año pasado florecen también estos días, además también parientes cercanas del girasol y todavía más cercanas entre ellas mismas -subtribu Rudbeckiinae. Se trata de la anual Rudbeckia hirta, de las cuales este año sólo hay dos en el contenedor y son, junto a la alfalfa, las últimas flores (previstas, al menos) nuevas que aparecen allí en esta temporada, y de la Echinacea purpurea, planta que empieza a decepcionar un poco por no ser todo lo resistente a la insolación que cabría esperar. La planta florece bien, mejor que el año pasado, pero las hojas están muy estropeadas y ni siquiera los pétalos son capaces de permanecer sin marcas ni quemaduras aun cuando reciben buenos riegos cada dos días. Tampoco es que estén en la zona de más sol: pegadas precisamente a las Rudbeckia del contenedor, el sol directo se va pasado el mediodía, soportando menos insolación que, por ejemplo, los Delphinium o las Alcea. También es cierto que comienzan a florecer muy tarde y se encuentran en lo peor de la primavera/verano. Habrá que ver si siguen floreciendo bien entrado el otoño y es entonces cuando dan sus mejores floraciones.

Ocimum basilicum
Pasamos de una familia con gran presencia en la terraza a otra no menos representada: las lamiáceas. Están en flor actualmente cinco especies: la Salvia farinacea está más avanzada y ha dado sus primeras semillas ya; a la Nepeta x faasseni también van quedándole ya pocas flores; las Monarda citriodora llegan igualmente al final de su ciclo y ya hay cabezuelas secas soltando semillas. De las otras dos, una está floreciendo por segunda vez en la temporada: la Prunella grandiflora. Este año han salido las cosas mucho mejor con esta especie, que el año pasado acabé tirando a la basura en verano cuando se pudrió del todo. El ejemplar nuevo venía bastante desarrollado en septiembre y se puso a dar flores en octubre; posteriormente ha ido creciendo sin demasiada prisa pero cubriendo del todo la maceta cuadrada donde se encuentra. No parece gustarle mucho el agua ya que a menudo amarillea, así que no la riego hasta que se seca del todo la tierra y, sólo con este proceder, las hojas vuelven a ponerse verdes. Ahora mismo se encuentra en flor de nuevo desde hace una semana.

Rudbeckia hirta
Por último, la otra lamiácea que se ha puesto a florecer, bastante rápido para llevar sembrada desde abril, es una albahaca (Ocimum basilicum). Obtuve las semillas de una de las mezclas de flores que venden en LIDL intentando identificarla, pues en la misma mezcla venían otras especies de la familia algo más interesantes. De todos modos, con pocos cuidados ha llegado pronto a su "madurez", cosa que no sabía que llegaban a alcanzar tan pronto, quizá porque acostumbro a ver albahacas bastante más grandes que la mía en las tiendas y ninguna viene en flor. Poco que decir de esta popularísima aromática con un olor que se desprende apenas con tocarla un poco, como ocurre con su pariente la hierbabuena, la cual, por cierto, este año no parece que tenga muchas ganas de crecer pues está bastante estropeada y baja.

Este pulso veraniego no debe ser sino una preparación de cara a lo que se va a convertir en habitual por más de dos meses y medio a partir de ahora, con lo cual estas visitas "de emergencia" deberán reducirse a costa de no escatimar en riegos y, por qué no, preparar una zona de la terraza para ir apartando del sol las especies más delicadas antes de pudrirlas a base de riegos con agua tibia o dejar que se quemen demasiado. Ya he limpiado bastantes cosas de la terraza -anuales muertas, restos de bulbos, etc.- y sacado de bajo tierra bulbos y tubérculos siendo bastante pronto, con lo que el verano quizá sea algo más relajado al quedar bastante menos que cuidar. Será buena ocasión para preparar con detenimiento todos los proyectos de otoño.

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