jueves, 27 de octubre de 2016

Exprimiendo los cielos

Plecthanthus 'Mona Lavender'
A pesar de encontrarnos en un año en el que el déficit de lluvias está siendo notable, el actual mes de octubre que ya llega a su fin consigue pasar con aprobado ya que ha sido muy similar al del año pasado, con lluvias intermitentes quizá algo más repartidas que en 2015. A día de hoy llevamos 61,2 mm. acumulados, que han caído repartidos en 12 de estos últimos 27 días. La última, este pasado martes, vino acompañada de polvo en suspensión y por tanto las gotas dejaron residuos arenosos que, no obstante, no han llegado a ensuciar en exceso a las plantas. El domingo y hoy mismo otro fenómeno atmosférico, una intensa niebla, ha ayudado a seguir manteniendo la humedad ambiental a un nivel elevado. Con todo ello, apenas he tenido que regar durante todo el mes y si lo he hecho tan sólo he necesitado tomar agua de lluvia acumulada en las diversas cubetas, cubos y cacharros y filtrarla al verterla en la regadera. No hay que dejar de destacar que las temperaturas, si bien muy diferentes a las del mes pasado, no están siendo todo lo bajas que uno esperaría para un mes de octubre. Las máximas rara vez están superando los 22ºC -hoy mismo lo han hecho- pero las mínimas siguen en promedio a unos 18ºC.

Thunbergia alata
Lo mejor de esta situación atmosférica es el hecho de no tener que dedicar demasiado tiempo a las plantas que quedan en macetas, incluyendo a muchas que son divisiones, trasplantes o siembras recientes. Los trasplantes, por ejemplo, los he tenido que hacer muchas veces de manera poco ordenada dado que es algo complicado meter en una misma maceta algunas plantas que tienen tres veces más extensión de raíces que de parte aérea. Por suerte, todas las veces que lo he hecho ha llovido y ello ha contribuido a asentar y distribuir apropiadamente la tierra de la nueva maceta entre el sistema radicular de las nuevas inquilinas, que incluso han continuado floreciendo sin decaer. No fue el caso de las primeras plantas que saqué del contenedor para prepararlo de cara a la nueva siembra, ya que una tras otra han ido cayendo y sólo ha quedado una, un Dianthus deltoides 'Microchip' que ha sacado una flor solitaria, la primera, en estos últimos días. Se trata de plantas que sembré en el contenedor pensando que florecerían a la vez que las anuales y que sin embargo se quedaron pequeñas y casi sin crecer hasta que el resto de sus vecinas se fueron secando.

Dianthus deltoides 'Microchip'
He traído también alguna planta nueva a la terraza, entre ellas el híbrido sudafricano Plectranthus 'Mona Lavender'. Esta pariente de los coleos me llamó la atención desde que empecé a ver fotos en Internet y supe que era una planta relativamente común de encontrar en comercios. Depende siempre de la variedad que ofrezcan las tiendas locales, claro, y donde vivo no es precisamente una zona con gustos amplios por la jardinería, con lo que algunas plantas populares no se encuentran con tanta facilidad. Sea como fuere, al fin encontré un ejemplar grande y cargadísimo de flores a un precio estupendo (menos de dos euros y medio) que destaca en un rincón sin sol directo, característica que todos aquellos que lo cutlivan suelen resaltar, con lo que lo he ubicado en la misma pared que a su congénere el coleo (Plectranthus scutellarioides). Las hojas del 'Mona Lavender' son de un atractivo color verde oscuro con el envés púrpura, y las flores, de tamaño grande, son violáceas y aparecen por decenas en largas espigas ascendentes.

Gazania
Octubre también le está sentando bien a las trepadoras. Varias Ipomoea han alcanzado un tamaño cercano a los dos metros y están produciendo flores a diario, y con ellas la Thunbergia alata, que produce casi cada día nuevas flores pareadas como si fuesen dos grandes ojos amarillos, Las Gazania comenzaron a florecer tras el remojado continuo de la tierra por la lluvia, y otra sudafricana, la Felicia amelloides, se ha adelantado varios meses en la producción de sus primeras flores, que solían aparecer en enero-febrero. La lluvia, aunque caiga de forma pausada y no llegue a cantidades muy notables, siempre acaba produciendo en las plantas un efecto mucho más positivo que cualquiera de los riegos proporcionados a mano. Así, mientras siga lloviendo, el estado de muchas de las residentes en la terraza no hará más que mejorar.

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