jueves, 26 de enero de 2017

Un cuarto temporal consecutivo y un enero de récord

Consencuencias en la costa de Cullera tras el temporal

Enero suele ser un mes que a menudo refleja la situación pluviométrica de su tiempo. En años de falta de lluvias apenas suele llover y en otros, es uno de tantos meses en los que la lluvia puede aparecer en cualquier momento aunque sin grandes acumulaciones. Es más, todo lo dicho podría aplicarse, en general, a la estación invernal en su totalidad. Las lluvias más abundantes suelen quedar relegadas a los meses que van de septiembre a noviembre y el resto de meses pueden ser muy variables, con la salvedad de julio, mes en el que es bastante difícil encontrar un día que destaque por su pluviosidad. No obstante, puede haber excepciones y sólo hay que mirar atrás un mes, con un reciente diciembre que trajo las precipitaciones más destacables del pasado otoño y de las más espectaculares de los últimos años. Costaba imaginar que las cosas no fueran a terminar ahí.

La escalada de datos que sorprenden en lo referente a la virulencia de los temporales que se han ido sucediendo no llega a su fin. Tuvimos uno a finales de noviembre, otro a principios de diciembre tras sólo una semana -no tan intenso aunque dio el día más lluvioso del año hasta el momento- y el más duro de todos, el de mediados de diciembre, que alcanzó todos los récords de 2016. Éste tuvo un impacto generalizado con fuertes rachas de viento y lluvias abundantes que afectaron a gran parte de Valencia y Alicante. Por ello, era difícil esperar que enero, el tranquilo mes de días fríos y lluvias ocasionales, fuese testimonio de un cuarto temporal a la altura de los más poderosos de algunos otoños, pero ya en invierno. La primera mitad del mes fue bastante tranquila, con vientos del oeste que bajaron un poco la humedad y mantuvieron las temperaturas frescas, y que irónicamente estaban empezando a secar la tierra de algunas macetas que no había regado demasiado desde aquellas lluvias de diciembre. De pronto, movimientos atmosféricos nos traen primero una masa de aire frío que hace bajar todavía más las temperaturas -sin llegar a producirse heladas, como en principio se apuntaba- y el dato anecdótico de ver nevar durante unos instantes en Cullera el martes 17, con apenas 1 mm. acumulado. El miércoles 18 fue el día más frío, con menos de 3ºC de mínima y con cielos cubiertos aunque sin dejar caer gota alguna. Típico de algunos inviernos aunque poco frecuente, pues hacía que no veía algo así desde febrero de 2012. Hasta aquí el principio de estos cambios.



La segunda parte es un poco más dura. El jueves llegan las lluvias (que no estaba al tanto de que fueran a ser tan extremas) y el viento gira a gregal soplando más fuerte que durante el temporal del mes pasado, agitando el mar hasta provocar un temporal sin precedentes, con olas de casi 7 metros medidas en el Golfo de Valencia. Primera consecuencia: este día estuve apenas unos minutos en la terraza, por la mañana, y todo parecía ir bien. Por la tarde el viento fue aumentando, con una racha máxima que llegó a 82 km/h. Al día siguiente realicé una revisión en busca de posibles daños y uno de los invernaderos que estaba utilizando para sacar adelante las plantas semilleras en maceta había desaparecido. Ni rastro, ni plantas rotas a su alrededor por un eventual arrastre por la terraza, nada. Como si hubiese despegado en vertical. Seguramente una racha lo levantaría y la otra entraría en la cúpula empujándolo como una vela, que lo debió hacer volar sobre la barandilla y caer a la calle, con lo que alguien debió recogerlo o tirarlo a la basura, de lo cual no tengo noticia alguna. Hacía cuatro semanas que lo había comprado y, por suerte, es el único daño verdaderamente significativo a lamentar de este temporal en la terraza. Lo cual no deja de ser tremendamente frustrante.

Por su parte, la precipitación del jueves arrebató su marca al día más lluvioso de 2016: 117,1 mm. se recogieron ese día 19, y no paró de llover hasta media mañana del viernes, para posteriormente seguir lloviendo de manera menos intensa hasta el domingo. En las 24 horas de mayor intensidad de esos días 19 y 20 llovió más que en los meses de enero a agosto de 2016, unos 185 mm. en total. En un sólo día. Por si fuera poco, el colofón final de dicho episodio lo cerró una intensa granizada que dejó las calles de Cullera blancas por un momento. Fue justo en ese instante cuando me acerqué a la terraza porque temía lo peor. Afortunadamente, el granizo no provocó daños ni siquiera en las plantas con botones florales en desarrollo y no pasó de la anécdota de ver varios centímetros de hielo acumulados en algunas macetas. Eso sí, debido al "vuelo" del mencionado invernadero, las plántulas más pequeñas que había dentro de éste sí acabaron trituradas por el granizo y he perdido algunas especies.


Otra anécdota ocurrida, que reconozco que no hice demasiado por averiguar a posteriori, se produjo la noche del viernes. Preocupado como estaba por el tiempo, tenía la web de MeteoCullera abierta prácticamente todo el día. Cerca de la medianoche, y pasando ya al sábado, el pluviómetro empezó a sumar agua acumulada hasta el punto que daba como resultado casi 100 mm. acumulados ¡en veinte minutos! Con todo lo caído y esa velocidad llegué a temer incluso por la integridad de la casa. La página se bloqueó poco después y al día siguiente la cantidad acumulada había desaparecido, lo cual intuyo que debió ser algún tipo de fallo de la estación que necesitó de asistencia manual para restablecerse. De haber llovido eso, posiblemente me hubiera enterado por otros medios ya que ese ritmo da para inundar calles y garajes. Finalmente comprobé en persona que no había ocurrido nada, quedando más tranquilo. Y viendo que estos fallos ocurren, me pregunto incluso si aquellos 220 mm acumulados la noche del 29 de septiembre de 2012 fueron reales y no otro fallo. De aquel día tengo fotos en Cullera que sólo muestran que las nubes ya se habían marchado, pero seguramente recordaría las consecuencias en la terraza. Además, en Sueca ese mismo día se registraron apenas 11 mm. No es imposible tal diferencia, pero sí algo extraña. Del mismo modo, la cantidad real acumulada en Cullera durante este temporal no se podrá calcular de manera precisa debido a esa falla.

Sea como fuere, este temporal de enero ha superado con creces al de diciembre, al menos en nuestra zona, y por poco iguala a la suma de todo lo acumulado el mes pasado. Ha estado a punto de poner en un aprieto a muchas plantas de la terraza y casi seguro que la primavera tendrá un poco menos de variedad de lo que tenía previsto, siempre y cuando las siembras que me dé tiempo a hacer, con intención de recuperar algunas plantas, salgan adelante tan sólo desarrollándose algo más tarde respecto al año anterior. De haber tenido un mes de enero similar al de 2016, quizá estaría viendo ya las primeras floraciones en masa a principios del inminente mes de febrero. Pero la realidad ha sido otra: el mes de enero más lluvioso en Valencia desde que existen registros. Un récord que podremos rememorar y contar durante años. Además, en los seis días que quedan para que acabe el mes todavía se esperan algunas lluvias más, con lo que no está todo cerrado. Eso sí, todo apunta a que serán más suaves, y esperamos que así sea.

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