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Rhynchium oculatum |
Junio no sólo ha sido variado en cuanto a presencia de abejas, pues el otro gran grupo de himenópteros, las avispas, también se ha presentado en multitud de formas. Algunas son ya viejas conocidas, pero siguen viéndose otras nuevas y otras que han dejado el misterio en el aire al no dejarse fotografiar. La terraza es sitio de paso y parada también para estos insectos por lo general omnívoros que en la gran mayoría de casos también resultan, a su manera, útiles para las plantas, especialmente aquellas que se alimentan de polen o las que cazan orugas para dar de comer a las larvas que. al igual que lo harán las abejas solitarias, crecerán protegidas y surtidas de alimento en agujeros o en elaborados nidos.
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Scolia hirta |
Al igual que ocurre con las abejas, las avispas pueden ser solitarias o formar enjambres, aunque, eso sí, a pesar de que existen especies con claras preferencias por las flores, ninguna acumula néctar y polen en exclusiva para alimentar a su descendencia. La más frecuente de las avispas en la terraza, la
avispa papelera, es una de las que viven en colonias de varias hembras que colaboran en alimentar a las larvas de la hembra dominante, que no es estrictamente una reina como ocurre en otras especies. A pesar de su omnivorismo, siempre sacan provecho de las flores que encuentran abiertas. Observo a menudo ejemplares de distintos tamaños y proporciones, probablemente machos y hembras.
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Liris sp. |
Durante este mes también ha sido habitual, aunque no numerosa, la presencia de la avispa roja
Rhynchium oculatum. Esta es una especie solitaria doblemente beneficiosa, pues los adultos se alimentan de polen, viajando de flor en flor, a la vez que las hembras cazan orugas para surtir los nidos donde depositan sus huevos. Éstos son muy simples, pues simplemente utilizan cavidades que van tapando con barro. No sería raro que hubiesen criado en temporadas anteriores, en la antigua estructura de cañas que hice para las trepadoras -hoy sustituida por una nueva, más sólida- pues encontré algunos extremos tapados de barro. Parecen sentir preferencia por las compuestas amarillas y la
Buddleja. Observo ejemplares de distintos tamaños, llamando la atención algunos muy voluminosos, casi con total seguridad hembras. Los machos, de tamaño más reducido, son similares en talla a las avispas papeleras.
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Odynerus sp. |
Otra avispa que se ha presentado en repetidas ocasiones es la alfarera
Odynerus. Esta especie, constructora de pequeños nidos de barro, probablemente ya haya aparecido otras temporadas en la terraza sin que supiera identificarla. De hecho, el verano pasado observé en un par de ocasiones una pequeña avispa que cargaba con una oruga verde que no se detuvo en ningún momento, aunque no es la única avispa de este aspecto que tiene estas costumbres y desconozco si este género captura orugas de lepidópteros, pues al parecer algunas se alimentan de larvas de gorgojo. En la primera ocasión en que la observé, a la que pertenece la foto que ilustra la entrada, un ejemplar se entretenía mordisqueando las flores secas de
Digitalis, probablmente atraíada por el sabor ya desvaído del néctar. En otras ocasiones simplemente la he visto pasearse por algunas plantas.
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Polistes dominula |
El resto de avispas observadas en la terraza han realizado una sóla visita o puede que, al menos, una sola parada. La
Scolia hirta es una avispa de gran tamaño bastante común en la región aunque suele ser menos frecuente en las ciudades. La pude fotografiar ayer, aunque me pareció verla sobrevolando la terraza en días anteriores. Sea como fuere, no la observé acercándose a las flores a pesar de que los adultos, solitarios, sí suelen alimentarse de nectar. Las larvas se alimentan a su vez de larvas de algunos escarabajos en los cuales las hembras han depositado los huevos. En la misma tarde también pude observar una
Liris, que se detuvo un rato, se puso a correr y se fue. Esta avispa también parasita a otros insectos, parece ser que grillos, que deposita en madrigueras. Otras dos especies de avispa que visitaron la terraza esta semana no pudieron ser fotografiadas: a una la tuve muy cerca y se marchó para no volver mientras hacía foco con la cámara: probablemente se trataba de una
Sceliphron, otra alfarera. La otra, de color negro y largas patas traseras similares a las de un saltamontes, la he observado otras veces tanto en la terraza como en varios lugares más (incluso en el portal de mi casa), pero sigo persiguiendo capturar una imagen que permita identificarla. Espero que se presenten en alguna ocasión más durante el verano.
La presencia de avispas solitarias en la mayoría de ocasiones suele ser más testimonial que la de las abejas, quizá por su menor interés en las flores, aunque lo más seguro es que todas ellas sean especies habituales en los distintos ecosistemas de Cullera donde tendrán bien cubiertas sus necesidades.
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