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Lablab purpureus en noviembre |
Terminó el otoño, se alejaron las lluvias y pocos días después, con el invierno recién estrenado, toca despedir el año. Esta onomástica es tan sólo un asunto de calendario, pues en la terraza estos días transcurren como un mérito tránsito entre estaciones, encontrándonos ahora mismo en una fase relajada en la que tan sólo hay que ver a las plántulas crecer, pasar de semillero a maceta las que han tardado algo más en desarrollarse y ver a las bulbosas despuntar, asunto este que no se produce de manera homogénea ya que hay especies que brotaron en la primera mitad del otoño, como las
Freesia, u otras que se dan mucha más prisa, como los
Muscari, con especies que tienen ya hojas larguísimas y otras que están ahora mismo formando flores y que serán, por tanto, de las primeras novedades del año entrante.
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Scabiosa atropurpurea |
El año acabará con un llamativo resultado pluviométrico: 709,7 mm. acumulados, lo que lo deja en bastante buen lugar. Ni que decir tiene que prácticamente la mitad cayeron en las cuatro semanas que van del 27 de noviembre al 19 de diciembre, en tres episodios de tormentas notables como hacía años que no se veían. El otoño hasta entonces estaba siendo bastante parecido al del año pasado, con lluvias moderadas que dejaron una cantidad de precipitación acumulada aceptable. Curiosamente, en 2015 las lluvias se cortaron de golpe a principios de noviembre y no volvimos a tener unas lluvias decentes hasta marzo. Este año ha sido justamente lo contrario. Con ello, hay plantas que prácticamente no he tenido que regar en casi dos meses, contando ya con la humedad que todavía retenían desde las lluvias moderadas de octubre y noviembre. El aparente exceso de agua no ha sentado mal a la mayoría, más bien al contrario, si bien algunas sí se perdieron durante la primera mitad del otoño por la pudrición provocada por el acumulado de humedad.
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Anchusa capensis 'Blue Angel' en abril |
En cuanto a temperaturas, tampoco se puede decir que esté haciendo frío aunque al menos no estamos viviendo los cada vez más frecuentes días de otoño-invierno anormalmente cálidos. Apenas ha habido episodios de vientos secos o cálidos -no ya en las últimas semanas, sino en prácticamente todo el año- y las lluvias han ido refrescando paulatinamente el ambiente. Durante los próximos días, eso sí, se espera una bajada de temperaturas algo más acusada. Sea como fuere, el invierno en nuestra región no es el final de la temporada, sino el punto más cercano al pistoletazo de salida, pues aunque febrero suele ser el mes que da las temperaturas más bajas del año, también es el que da lugar al primer cambio significativo de tiempo, acompañado de las primeras floraciones que podrían llamarse ya primaverales. Este año, salvo incidentes, espero que la floración de las plantas sea algo más progresiva y escalonada, debido a que todavía a estas alturas sigo sembrando cosas que quedaron en el tintero o bien tuvieron algún problema en anteriores intentos.
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Scabiosa atropurpurea |
Para acompañar la última entrada del año se adjuntan fotos de plantas no necesariamente pertenecientes a esta época: también algunas que se quedaron sin lugar en su día. Sí lo son las de las
escabiosas, que tras su trasplante a principios de otoño y la gran ayuda que han tenido con la lluvia todavía no han dejado de florecer: la de flores oscuras lleva 8 meses consecutivos. La
Lablab purpureus que encabeza la entrada floreció en noviembre; todos los años ocurre lo mismo, por pronto que la siembre: la planta no comienza a desarrollarse bien hasta finales del verano y la floración es muy tardía -el año pasado
se alargó hasta diciembre- con lo que su duración es corta y nunca consigo que den legumbres con semillas. Este año, las lluvias de finales de otoño han acabado con ellas. La
Anchusa capensis protagoniza la foto más vieja, pues es de principios de abril. Mi intención era añadirla a una de aquellas entradas que dediqué a
las especies sudafricanas, pero no hubo más después de marzo. También pensaba que crecería algo más y no pasó del tamaño que tiene en la foto. Curiosamente, permaneció viva más allá del verano -incluso con varios días sin riego- y todavía llegué a trasplantarla en otoño mientras comenzaba a florecer de nuevo. Como la
Lablab, las últimas lluvias acabaron con su vida. Tengo otra planta pequeña con un par de meses de vida y volví a sembrar más semillas para aumentar las posibilidades. Es una de tantas especies que me gustaría ver en el mejor de sus aspectos.
Sin más, desear a los lectores, seguidores y amantes de las plantas y naturaleza en general un feliz y próspero año nuevo lleno de vida, flores y alegrías.
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