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Cyclamen persicum |
El mes de octubre de este 2015 llega hoy a su fin. Con sus 65 mm. de lluvia acumulados, quizá alguna décima más que no llegó a marcar durante estos últimos días, continúa la buena racha de precipitaciones para este otoño que al parecer continuará dando de sí con las lluvias aparentemente abundantes que se esperan para los primeros días de noviembre. Con casi todas las visitas centradas en plantar semilleros, regar ocasionalmente y controlar a los caracoles, están siendo también unos días bastante tranquilos.
Como ya se apuntaba en otra entrada a principios de esta semana, la mayoría de floraciones en esta época suelen corresponder a especies no siempre propias del otoño, sino que muestran una recuperación a partir del final del verano y la vuelta de las lluvias. Es el caso de la
Buddleja davidii, que este año no parecía mostrar una mejora muy sustancial después del cambio de sustrato y ubicación a los que fue sometida pero sí empezó a dar buenos resultados ya con las primeras lluvias ocasionales de agosto. Hasta el momento no ha parado de florecer aunque parece que el crecimiento sólo lo concentre en un lado. Si el invierno no hace que se detenga, sería estupendo que continuase de esta manera hasta llegar a marzo, momento en el que los insectos polinizadores empiezan a diversificarse y abundar en la terraza. Es bien conocido el poder que tiene de atraer a las mariposas, pero hasta ahora la única que he visto visitarla fue una rápida
esfinge colibrí que se dio mucha prisa en probarla. Algunos himenópteros también la visitan de vez en cuando aunque no parece tener ni de lejos el poder de atracción de las
borrajas o las
Phacelia tanacetifolia.
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Mammillaria nejapensis |
Florece ya la primera de las
caléndulas, que a su vez se ha visto sorprendida por una invasión de pulgones que parece ser sólo la afecta a ella. Corresponde a las plantas que germinaron a partir de las semillas no retiradas a principios de septiembre, prácticamente sobreviviendo con riegos muy breves y la humedad acumulada. Esta está en una maceta suelta en la que debió haber otra planta que ya no recuerdo, y ha salido de las de color amarillo con el centro anaranjado. Las
Mauranthemum paludosum, parientes suyas que aprovechan la misma oportunidad que les dan las lluvias, han quedado por detrás en la carrera por florecer a pesar de que ya hace días que muestran algunos capítulos en desarrollo a punto de abrirse. Intentos frustrados, bien por fallos en la germinación o por la destrucción de las plántulas a manos de caracoles y pájaros, han sido los girasoles y las
nomeolvides chinas, especies ambas que todavía se encuentran ahora germinando y sacando sus cotiledones y es demasiado tarde ya para que se sumen a la floración de anuales de desarrollo rápido como ocurrió en años anteriores.
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Buddleja davidii |
El
Cyclamen persicum que encabeza la entrada fue traído a la terraza en la primera quincena de octubre, cargadísimo de flores hasta que lo dejé a la intemperie, pues pasó unos días dentro de mi casa hasta que lo llevé a la terraza. En ese momento se encontró de pleno con algunas lluvias y las flores fueron decayendo deprisa, además de perder también muchas de las que tenía en desarrollo. No obstante, la recuperación se produjo en pocos días y tan sólo lo tuve de cambiar de sitio para que reemprendiese su buen ritmo. Lo había ubicado en sombra total, pero teniendo en cuenta el tiempo de esta época, la mejor idea era ponerlo algo más expuesto al sol matinal para que el sustrato no esté indefinidamente mojado. Actualmente ya se encuentra de nuevo floreciendo aunque alguna pequeña criatura se dedica a agujerearle los pétalos. Se trata de una variedad miniatura de hojas compactas, puesto que me parecen más atractivas que las de hojas grandes y sueltas que en ocasiones se encuentran en los supermercados rebajadas una y otra vez durante el invierno por falta de compradores.
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Calendula officinalis |
Finalmente, el que vuelve a cargarse de flores un otoño más es el cactus
Mammillaria karwinskiana ssp. nejapensis. Aunque la novedad este año ha sido que ha producido frutos durante el final del verano, el ritmo habitual de este cactus desde que empezó a mejorar hace un par de años comprende una breve floración primaveral y otra más extensa durante el otoño, prolongándose hasta diciembre y reanudándola en ocasiones un par de meses después. Sus otros dos parientes y vecinos,
Mammillaria hahniana y
Mammillaria spinosissima han pasado el tránsito del verano al otoño de manera muy exitosa y prácticamente han duplicado su tamaño. Ambos han ofrecido ya garantías de floración -el segundo lo compré precisamente porque lo vi con flores en la tienda- con lo que se espera que, con el buen desarrollo mostrado hasta ahora, tengan energías para llenarse de sus pequeñas flores rosadas durante semanas. Pero eso tendrá que esperar al año que viene.
Con algo más de medio otoño por delante, las pocas flores que decoran la terraza alegran los días mientras se prepara, precisamente, todo lo que servirá para que el largo periodo comprendido entre el final del invierno y el principio del verano dé garantías de ver muchas, muchísimas más flores que en la actualidad. Con el régimen de precipitaciones actual el entorno se vuelve propicio para crecer, pero también para que la amenaza de los caracoles haya de ser vigilada con mayor ímpetu.
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