Antirrinos, cosmos, perpetuas y otras flores. |
Estas últimas dos semanas han dejado tras de sí algunos contrastes curiosos. El domingo 28 de abril, las temperaturas eran tan bajas como en un día de mediados de invierno, con una humedad altísima (más del 90%) y tanta lluvia que parecía que no habría que regar en semanas. El martes 7 de mayo, sólo 9 días después, un abrasador viento de poniente tumbaba la humedad relativa por debajo del 50% y el termómetro superaba ya los 30ºC. Un cambio así a las plantas no les sienta nada bien.
No había regado las plantas desde el domingo, ya que en visitas anteriores ni siquiera hizo falta debido a la humedad que todavía retenía la tierra. El domingo ya se notó algo de calor y algunas plantas estaban decaídas, pero no de manera alarmante. No pude volver hasta el miércoles y ya estuve preocupado en casa viendo que el termómetro no bajaba de 20ºC ni de noche, y para colmo el mencionado poniente del martes que arrastraría la humedad de forma drástica.
El panorama el miércoles era el esperado: muchas de las plantas más tiernas estaban pidiendo agua a gritos, lacias, pero no secas. Irónicamente, todavía las regué con el agua de lluvia que quedaba acumulada en las bandejas y cubos que tengo dispuestos para tal fin. Como hoy iba a volver, comprobaría resultados y repetiría el riego para que aguanten hasta la próxima visita, que tendrá que ser obligatoriamente antes de acabar el fin de semana.
Aunque muchas plantas se han recuperado, las consecuencias han aflorado en forma de follaje y pedúnculos que ya no se enderezan, hojas verdes que caen y, en el caso de los linos que tenía sembrados desde febrero, me parece que ya no hay nada que hacer. La planta justo empezó a florecer después de las lluvias, y no hice ninguna foto dado que la vi un día de mucho viento y sólo había una flor, se iban a abrir más. Parece que habrá que esperar a ver si ha crecido alguno más (sembré muchos, pero no parecen prosperar si no se les dedica atención exclusiva, como casi todas las anuales).
Pero, a pesar de todo, parece que las cosas vuelven a la normalidad y las plantas que se encontraban floreciendo han recuperado la forma y prosiguen a lo suyo. Prueba de ello son los antirrinos de la foto, procedentes de una mezcla de semillas de su forma alta (véase uno "normal", el de color rosa, a la izquierda) que tras unos meses de vida se animan a florecer y, esta vez sí, lo hacen con una variedad de colorido impactante, algo que no suele ser denominador común en esos sobres de semillas de colores mezclados (que más bien habría que llamarlos "aleatorios"). Creo que darán para protagonizar una entrada cuando se encuentren totalmente abiertos.
El tiempo, por lo visto, se mantendrá de esta manera y supongo que habrá que mentalizarse de que el verano ya está a punto de llegar, y el riego generoso con varias decenas de litros semanales se convertirá en denominador común a todas las visitas de aquí al otoño.
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