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Lino rojo |
Esta madrugada, a las 7:04, daba comienzo la que será la estación más larga de 2013. El verano ya está aquí y con él continuarán los largos periodos de luz hasta el equinoccio de otoño, y se mantendrán las altas temperaturas que este año, al fin, parece que de momento han llegado a su debido tiempo y por mucho que se alargue, ya no completará otra temporada tan calurosa como las anteriores. Sí, se han superado los 30ºC en varias ocasiones este mes y el anterior, pero mientras las máximas son puntuales, hay que mirar las mínimas: hace un mes todavía tuvimos varios días seguidos en los que el termómetro se quedaba en 11-14ºC por las noches. A eso le sumamos lo lluviosa que ha sido esta primavera, y el inicio del verano se presenta más suave que en años anteriores.
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Passiflora caerulea |
Aunque también he hecho lo posible por no dejar sin agua a las plantas muchos días, sin escatimar en riegos -me sale a unos 100 litros por semana-, esta primavera húmeda y fresca ha favorecido sobremanera a muchas de mis plantas, que han crecido más y más frondosas. La adición de abono, del que este año dispongo en grandes cantidades, también habrá hecho su trabajo. No obstante, el sol siempre nos recuerda el clima propio de la región y a poco que asome unas cuantas horas puede causar estragos, con lo cual no conviene confiarse, ni aunque las madrugadas sean más frescas de lo habitual. Un día en que la tierra permanece húmeda parece que nos dé la opción de regar un poco más tarde, pero no hay que fiarse ni de eso, pues un día caluroso con viento de poniente entre medias basta para eliminar de un plumazo la humedad.
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Nomeolvides china azul celeste |
El verano no sólo es época de trabajar más en el apartado del riego, sino que también da la salida a una época más relajada en la que muchas anuales comenzarán a decaer, muriendo poco después, y muchas vivaces perderán su parte aérea, indicándonos que han entrado en su periodo de descanso. Así, varias de las mías ya se han echado a dormir: la
dicentra ha quedado en una triste maraña de ramitas secas, y las
anémonas y
ranúnculos prácticamente han desaparecido de la superficie, dejando un montón de paja que ya retiré el otro día para evitar pudriciones, pues sigo regando las macetas dado que han crecido plantas en ellas. Por tanto, en esta época podemos usar el agua que ya no necesitarán algunas plantas para regar más a las otras. Ojo, hablo siempre desde el particular punto de vista de que en mi terraza no hay agua, y tengo que traerla de fuera en garrafas.
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Bella de día en maceta |
Precisamente, haré este repaso desde el rincón de la terraza hacia afuera, que es el orden que he establecido para regar y no dejarme ni una planta. Allí detrás, las únicas ranunculáceas que siguen en pie son las
aguileñas: la
alpina dejó de florecer y sus hojas se van deteriorando, aunque todavía he visto crecimiento nuevo. Las
híbridas decaen poco a poco pero a estas alturas todavía se abren nuevas flores. Tanto una como la otra han sido convenientemente despojadas de las cápsulas de semillas maduras, que han dado centenares de granos que ya tengo secándose -las cápsulas son pegajosas y las semillas a veces se impregnan- para almacenar. Podría hacer ya si quisiera un experimento de siembra con ellas, pues tengo muchísimas.
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Kalanchoe blossfeldiana |
Los
Oxalis también se apagan. Los
bowiei se han echado a dormir, y los
tetraphylla van decayendo poco a poco. Sin embargo, a los
triangularis parece que no se les acabe la energía nunca, y por la mañana siguen regalando su cúpula de flores rosadas que por la tarde da paso a la mata de grandes hojas moradas desplegadas. Es de suponer que en otoño-invierno volverán a estar las tres otra vez en marcha. Los
guisantes de olor se van marchitando, y aunque sigue habiendo crecimiento nuevo, no parece que vaya a poder continuar. La reja se convierte ahora propiedad de la pasionaria (
Passiflora caerulea), que lleva un tiempo floreciendo casi a diario, siendo este quizá su mejor año hasta ahora en ese aspecto. La hierbabuena parece que no dará mucho más de sí y las
dedaleras, tan grandes que han tapado la maceta, todavía a estas alturas siguen emitiendo espigas florales a la vez que dan sus primeras semillas. Junto a la hierbabuena, las
Kalanchoe siguen creciendo y hasta floreciendo, pues no sé por qué motivo, las ramas de
Kalanchoe blosffeldiana que quedaron a la sombra de la aromática han seguido sacando flores hasta hoy, manteniendo así su floración casi medio año ya.
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Nigella damascena |
En el lateral de la terraza siguen haciendo su vida varias
compuestas y
azucenas de las que ya hemos hablado en otras ocasiones, además de llevar un tiempo floreciendo la única
martiniácea que ha salido adelante este año, una
Proboscidea louisianica de momento muy pequeña, y tras ella otra trepadora: la
Clematis 'Jackmanii', que ha crecido bastante el último mes y ya empieza a abrir sus flores. Hablaremos de ella en una entrada muy pronto.
En el contenedor-jardinera predominan las compuestas, salpicadas de otras tantas especies. Se encuentran en flor con ellas las
Gypsophila,
lobelias,
antirrinos,
nomeolvides chinas,
bellas de día,
Gilia tricolor,
margaritas de Livingstone (que ya van quedando menos) y
carraspiques; las
Vaccaria hispanica están todas secas y dando semillas, y se han abierto las primeras arañuelas (
Nigella damascena), de delicado follaje: la que aparece en esta entrada es blanca y muy pequeña, además de tener multitud de pétalos, pero justo encima de ella se abría otra más grande, con el color azul, el número de pétalos y el tamaño más propio de las plantas silvestres. Esto se debe quizá a que planté dos mezclas distintas y posiblemente las pequeñas y blancas sean las que proceden de los sobres de semillas "Number One" de ALDI, ya que el año pasado todas las arañuelas eran como ésta de hoy.
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Bella de día azulada en el contenedor |
Otra planta que por fin luce con ellas es el lino rojo (
Linum grandiflorum, también llamado
rubrum), de flores de un intenso color escarlata que no duran más de un día, además de tener una apertura bastante irregular, pues hay veces que no llegan al mediodía y otras que duran hasta la tarde. Me ha costado bastante encontrar ejemplares bonitos para las fotos, pues las flores suelen salir con marcas y arrugas, no sé si por el calor, pero desde luego al año que viene repiten y serán sembradas antes junto a otros parientes de su familia. Las flores son prácticamente el doble de grandes que las del lino común.
En el contenedor grande de los bulbos, los
gladiolos enanos terminan ya su floración y con ello habré recopilado las imágenes necesarias para dedicarles una entrada muy pronto. La anémona que salió por sorpresa empieza a secarse, al igual que las
Camassia cusickii, que parece que no florecerán, pues sólo queda una en buen estado que quizá se seque pronto. Las que están verdes y no deberían tardar en florecer son las
Liatris spicata, a las que posiblemente saque de allí esta temporada, pues considero que debería separarlas de las bulbosas verdaderas. En una maceta cercana, crecen sanos y sin parar los
Ornithogalum saundersiae, aunque no tengo ni idea cuándo florecerán.
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Gilia tricolor |
El resto de bulbosas en macetas no han ido demasiado bien. Muchas hojas se han secado de manera prematura y permanecen verdes unas pocas que no sé si serán gladiolos abisinios o crocosmias, que planté juntos; las
Triteleia 'Queen Fabiola' han tenido un ciclo decepcionante, pues sacaron sus rosetas de hojas en primavera y ya se han secado por completo, prácticamente equiparándose a algunas bulbosas de primavera que se han secado hace relativamente poco, como los
narcisos o los
muscaris. Las
Tigridia siguen verdes, pero con un aspecto pobre. Veremos si florecen.
Ya en el centro de la terraza, nos encontramos con la alfalfa (
Medicago sativa) floreciendo con fuerza, los
edelweiss aguantando bastante bien el calor y uno de los
Hippeastrum, el más veterano, volviendo a florecer. Las fresas han hecho una pequeña pausa en cuanto a producción de frutos y los nardos empiezan a crecer: a ver si este año florecen. Otras bulbosas, las
Nerine bowdenii, siguen con sus hojas verdes a la espera de su floración otoñal. A su lado, el
áster presenta un aspecto depauperado por los hongos, que ya parece que remiten. No sé si darán el estirón veraniego como el año pasado, pues las plantas siguen como rosetas a ras de suelo, mientras que hace un año, en fechas como hoy, el tallo central ya tenía más de un palmo de altura.
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Flores de alfalfa |
Las
Campanula glomerata se han regenerado y tienen hojas y flores nuevas; a su lado, la
Lychnis viscaria también se renueva y la
Dianthus deltoides cada vez está más verde, pero las flores no parecen aumentar en número. La
Prunella sigue sin florecer, y la
Lavandula stoechas parece haberse quedado algo estancada. A su lado, varias compuestas siguen luciendo y florece sin parar también otra bella de día, de flores algo más claras. Aquí la planta sí crece rastrera, con tallos prostrados en cuyos extremos hay una flor prácticamente cada día. Los antirrinos, aunque más pelados y con las hojas amarilleando, siguen floreciendo a diario.
Así empieza el verano. Mientras disfruto de lo mucho que todavía queda por ver, ya me impaciento por la llegada del otoño por el simple hecho de regenerarlo todo de cara al año que viene, con las especies nuevas que tengo listas para introducir o con la experiencia que he adquirido con las que he tenido este año. Sí, es una locura estar pensando en el año que viene cuando este tiene tanto que ofrecer todavía y puedo dar gracias a que ha ido muy bien, pero la experiencia de este año me ha demostrado que la preparación a conciencia con antelación es la mejor de las recetas. Seguro que estas ansias se ven un poco aplacadas cuando empiecen a secarse algunas vivaces y pueda empezar a reorganizar algunos rincones para tenerlo todo listo de cara al otoño. Ahora, a disfrutar de los colores y llevar mucha, mucha agua.
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