sábado, 29 de junio de 2013

Clematis 'Jackmanii', la enredadera florida

Flor de Clematis 'Jackmanii'
La 'Jackmanii' es probablemente la más famosa entre las clemátides que se cultivan. Aunque por mi zona no la he visto nunca -aquí se lleva lo clásico, como los jazmines, buganvillas y hiedras-, es la clemátide más fácil de conseguir, pero no por ello deja de ser una planta de aspecto espectacular. Sí que existe en Cullera, sin embargo, una clemátide silvestre: la Clematis flammula, de luminosas flores blancas.

La Clematis 'Jackmanii' lleva su "apellido" entre comillas dado que no es un nombre válido desde el punto de vista botánico, sino que es algo informal que le viene de su procedencia, los viveros Jackman de Surrey, Reino Unido. La planta se obtuvo allí a mediados del s. XIX y es un híbrido probablemente resultante del cruce de las especies Clematis viticella y C. lanuginosa. El resultado, como se ve, es esta bella planta de grandes flores moradas.

Trepando
La planta lleva sólo tres meses en la terraza, pero pronto se convirtió en una más de la familia por su vitalidad. En marzo, con toda la vorágine de bulbos, vivaces y semillas, llegan también a las tiendas las trepadoras. Mi planta vino, como casi todas, de LIDL, que trajo este año las trepadoras sin previo aviso vía folleto o página web. Como vinieron en jueves, que es el día de la semana en que traen plantas y el que suelo acercarme yo, me encontré el stand todavía sin tocar. Había varias especies que me gustaban pero sólo me llevé esta dado que era la que iba buscando; me arrepentí un poco de no escoger alguna más, pero con el tema de las trepadoras se me había echado el tiempo encima y no había preparado nada para ellas, así que tuve que improvisar sobre la marcha.

El primer fallo vino cuando pensé que las clemátides trepaban por zarcillos, como la pasionaria o los guisantes de olor que tengo. Nada más lejos, las Clematis son enredaderas en un sentido estricto, que colonizan el espacio enroscándose sobre su soporte: incluso los pecíolos de las hojas se enredan para aferrarse mejor. Había colgado en una pared una malla metálica que no era más que el somier de una cama antigua, que hubiera sido ideal para una trepadora de zarcillos, pero es inadecuada para una planta que enrolle sus tallos. No la quité: ya la tengo a punto para el año que viene para alguna futurible trepadora de zarcillos. Buscando por casa, subí a la terraza una estantería vieja del supermercado que tuvieron mis abuelos, y con eso quedó salvada la situación.

Flor con cuatro pétalos...
La planta crece primero de manera discreta y parece algo caprichosa, pues a pesar de que se ha desarrollado estupendamente, muchas veces de manera inesperada los extremos de algunos tallos se secan sin más. Durante mayo, casi sin darme cuenta, la planta que apenas pasaba del segundo estante de su soporte cubrió la estantería entera, y ha sido ahora, con el verano, cuando ha comenzado a florecer. Esta es su época habitual de floración y se supone que estará así hasta el otoño. El problema es que ha cubierto tan rápido la estantería que si quiere crecer tendrá que ser zigzagueando arriba y abajo por la misma, pues ya no tiene a donde aferrarse para ganar altura.

Es una planta de hojas verdes amplias y ligeramente lanceoladas que salen a razón de un par por cada nudo del tierno tallo. Las flores son grandes, se podría decir que algo similares en apariencia a las de sus parientes las anémonas -las clemátides son ranunculáceas- y crecen desde las axilas de las hojas. El número de pétalos es variable, debido quizá a su origen híbrido: la primera flor que se abrió tenía cuatro, pero actualmente las hay de cuatro, cinco y seis, y no sé si alguna de siete. Son de color morado oscuro, aspecto que me atrajo la atención sobre otras trepadoras típicas. Supuestamente, la planta es caducifolia, se quedará pelada en invierno.

...y otra con cinco pétalos
Y es su ciclo vital, precisamente, lo que hará que decida si cambiarla a un sitio más espacioso o no, si me permite retirarla de su actual soporte sin daños -a la pasionaria, que se seca en invierno, la he cambiado de sitio ya tres veces sin problemas. Ahora, con tiempo, y con un invierno que será bastante aburrido a menos que las siembras de verano y otoño ya empiecen a dar resultados, es probable que aproveche alguno de los pocos rincones medio vacíos de la terraza para colocar alguna valla simple elaborada con cañas, aunque para las clemátides no estaría mal una "barraca" como la que se usa para las tomateras y judías. El hábito de esta planta no se limita a lo vertical, como sí hace la mencionada pasionaria -que le basta una reja para subir por ella- así que quizá sea mejor darle un apoyo "tridimensional". De todas formas, si la sitúo bien, no me quitará mucho espacio en el suelo.

Sea como fuere, su floración no ha hecho más que empezar, con lo cual ahora, sin descuidar el futuro, la planta está dando lo mejor de sí y hay que disfrutar de ello. Toma así el relevo como miembro de la familia más veraniego, junto a las arañuelas, ya que el resto de sus parientes o se encuentran descansando o están cerca de hacerlo.

3 comentarios :

  1. Clematis jackmanii T. Moore ha sido publicada válidamente.

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  2. Fue publicada válidamente en Proceedings of the Horticultural Society of London 3: 364. 1863 por Thomas Moore.

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    Respuestas
    1. Hola Cyril,

      Pero eso hace referencia a que se acepta el nombre hortícola o al nombre taxonómico? Una cosa es lo primero (como el tomate Kumato) y otra lo segundo (que un híbrido lleve nombre creo que implica necesariamente que ocurra de manera natural, como pudiera ser por ejemplo Sarracenia x moorei). Una cosa no quita la otra.

      Saludos.

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