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Cosmos sulphureus |
Recién estrenado agosto, ampliamos en un capítulo más la singladura de las asteráceas en la terraza. Como todo en verano, quedan ya pocas cosas nuevas que ver, pero de vez en cuando las plantas presentes también viven pequeños momentos de gloria y la tentación de fotografiarlas es grande, a la par que uno se alegra de ver que las plantas son felices y se adaptan bien.
No obstante, como ya he comentado, no todo son alegrías. La
Bidens ferulifolia, a medio crecer, se secó; el crisantemo tricolor (
Glebionis carinata) más de lo mismo. De la primera no sé qué haré todavía, pero si veo que las semillas que me dio son efectivas, no tengo problema en recuperar la especie por mis propios medios. De la segunda, como es una anual y guardaba semillas, ya he germinado unas pocas y están creciendo bajo vigilancia en una maceta aquí en casa.
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Cosmos bipinnatus |
Pero dejemos a un lado las malas noticias y vayamos con las alegrías. Lo primero, como ya iba anunciando y como se deduce por la foto, es que he conseguido que florezca mi primera
Cosmos sulphureus. Se trata del ejemplar que sembré en junio, tuve bajo control en casa y fui siguiendo con esmero hasta que llegó el momento. La planta todavía se encuentra en sus fases iniciales, algo que veo en muchas compuestas: la primera flor tarda en salir, y aún hay un lapso de tiempo apreciable entre ésta y las dos o tres siguientes, pero normalmente cogen ritmo y cuando menos nos lo esperamos, están cargadas de capítulos. Aún así la planta, aunque tiene muy buen aspecto, está teniendo un problema por el cual muchas veces el pedúnculo de los capítulos se seca, antes incluso de abrir, y queda colgando. Quizá sea por el calor y más adelante mejore.
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Coreopsis tinctoria roja |
La planta, a grandes rasgos, parece una mezcla de
Cosmos bipinnatus y
Tagetes. Las hojas están divididas pero son más anchas, palmeadas en lugar de filalmentosas o plumosas como en la
bipinnatus. Los capítulos son naranja -un color que, junto al azul violáceo, a la cámara le cuesta captar fielmente- de manera muy similar a las
caléndulas, y el disco central con las flores tubulares es pronunciado, casi cilíndrico. Al principio pensé que los capítulos se abrían y cerraban con la noche y el día, pero luego me he dado cuenta que mi conclusión fue errónea y simplemente debí pillar un capítulo todavía sin abrir que seguía replegándose de noche; posteriormente he visto un capítulo totalmente desarrollado y está abierto tanto de noche como cuando el día está nublado, como hoy.
Parece ser que quizá, después de todo, no vaya a ser el único miembro de la especie en la terraza. En el centro del contenedor detecté al menos dos plantas con toda la pinta de
C. sulphureus, aunque sólo una parece estar yendo bien. Crece despacio y no sé si llegará a coincidir con sus parientes
C. bipinnatus, las cuales tienen un desarrollo dispar: mientras alguna planta se ha ido marchitando prematuramente, víctima más de los hongos que de la sequedad, otras están floreciendo o a punto de hacerlo. Pero sin duda el ejemplar más curioso es el que no ha dejado de crecer y crecer desde que brotó. Yo ya no sé qué ocurre con esta planta, pero vuelta a medir hoy (3 de agosto) ha dado una altura desde el suelo de nada menos que 125 cm. y además se está ramificando. Sigue sin dar señales de floración y además parece que los ápices de las ramas estén dañados por el sol o los hongos. ¿Florecerá algún día?
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Rudbeckia hirta |
A sus pies sigue desarrollándose con buen ritmo la reina margarita (
Callistephus chinensis) enana, que espero sea la planta que encabece la próxima entrada sobre compuestas. Es ya de las pocas asteráceas que resisten en el contendor, junto a los
Ageratum,
Rudbeckia y
Coreopsis. De ésta última quedan pocas flores y todas muy pequeñas: sin embargo, cuando ya no se las esperaba, la planta de flores rojas ha vuelto a la carga y está exhibiendo preciosos pétalos color rojo coral. Las
Rudbeckia, por su parte, han cumplido con las expectativas y están empezando a ramificarse. Hay que ver todavía cómo les irá en los próximos meses, pero cuando prepare el contenedor para la temporada próxima me gustaría dejarlas allí. Eso sí, quizá las plantas que siembre al mismo nivel que ellas las superen en altura y las encierren un poco. No creo que suponga un problema grave debido al estilizado porte de los tallos de esta planta.
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Girasol de flores amarillas |
Vuelven a lucir también los
girasoles en la terraza. El ejemplar de la foto procede de unas siembras que fui llevando a cabo entre mayo y junio para sustituir a los ejemplares anteriores que se secaron, utilizando esta vez las semillas de la mezcla de ALDI en vez de aquellos
'Sinfonie' de LIDL. El capítulo de la foto, aunque no le falta agua ni la planta parece estar mal, ha abierto todas las flores pero se ha arrugado. Sin embargo esta vez creo haber acertado en mi búsqueda de girasoles ramificados, pues en la base del capítulo hay dos o tres capítulos más pequeños floreciendo, aunque dudo que la planta pudiera llegar a crecer ramificada durante unos meses más, a juzgar por su aspecto ya envejecido. Mientras, del último intento en junio, paliando algunos fracasos intermedios, me siguen sobreviviendo otros cinco girasoles de las mismas semillas que ya muestran sus capítulos. A ver si esta vez, por fin, consigo que salga alguno que no sea totalmente amarillo.Supongo que estos sí deben ser de la variedad 'Autumn Beauty'.
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Echinacea purpurea llena de polen |
En la balda donde crecen las compuestas perennes africanas, éstas van aportando su color de una manera intermitente. Habitualmente, pasan un tiempo floreciendo y luego lo alternan con una pausa, pero sin parar de crecer. La
Felicia amelloides hace semanas que no saca flores, y sin embargo los extremos de sus ramas se han vuelto frondosos y visiblemente más cargados que la base. A la
Osteospermum parece que le cueste más aguantar el calor y quizá se deba a una tierra que no retiene muy bien la humedad. La idea, si encuentro cómo, es juntar a las dos especies en una maceta mayor, ya que tienen requerimentos similares y un porte lo suficientemente distinto como para que no tropiecen entre ellas. Es algo que ya iré viendo cuando el tiempo vuelva a enfriarse.
Las
gazanias hacen lo mismo que sus paisanas. Tan pronto están sacando flores como se quedan sin ellas, aunque el crecimiento que han experimentado es muy visible y el calor y sequedad no las amedrentan. o que he notado es que los capítulos en verano son más pequeños que en otras ocasiones: habrá que ver si más adelante aumentan su tamaño; en la margarita de El Cabo también ha ido variando el tamaño de sus capítulos según la época.
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Gazania amarilla |
Por lo que respecta a las especies americanas, tenemos a unas
Liatris spicata que he tenido que sacar del contenedor tras su vaciado y han quedado desordenadas y tumbadas. No parecía que fuesen a florecer ya, con lo cual me puedo conformar con que sigan verdes hasta invierno para reubicarlas correctamente y esperar al verano siguiente a ver si el abonado de este año ha hecho efecto. La
Echinacea purpurea empieza a sacar los capítulos de dos en dos, también cada vez más pequeños; los más viejos todavía no han perdido los pétalos siquiera, aunque estén ya estropeados. La
Ratibida columnifera ha encontrado su ritmo y no deja de florecer, aunque totalmente horizontal sobre la maceta y con los capítulos casi tocando el suelo por su peso, una pena. Si la vuelvo a sembrar no lo haré en el lateral de la terraza, pues esa búsqueda del sol hacia un sólo lado siempre causa este problema. En realidad, si la planta hubiera conseguido germinar en invierno, como las
Gaillardia que sembré al mismo tiempo, estaría luciendo sus espigas y estandartes firmes y verticales en la zona de más sol, pero conseguí que brotaran
in extremis cuando ya hacía calor, evité llevarla a ese punto de la terraza y éste ha sido el resultado.
A las
Gaillardia aristata les he hecho una buena limpieza de capítulos sin pétalos o secos. Seguro que antes de que me dé cuenta, la planta vuelve a estar llena de ellos. Las hojas van envejeciendo, el calor se nota bastante cuando les falta agua, pero es increíble la energía que demuestran no habiéndose quedado ni una sola vez sin flores desde que se abrió la primera. Si tienen una etapa de mejora con el otoño, su color flamígero será muy bien recibido.
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Tagetes patula |
Traigo hoy por primera vez a las
Tagetes patula a esta serie de entradas. Hace tanto tiempo que las tengo, y funcionan tan bien sin que les haga caso -sólo riegos y eliminar los capítulos cargados de semillas- que casi pasan desapercibidas hasta que se cargan de flores, como ya están haciendo. Este año han salido anaranjadas, sin casi rojo, similares a las primeras que tuve en 2011 pero distintas a las del año pasado, a pesar de que seguramente todas ellas sean antecesoras y descendientes de las mismas plantas. La planta es anual y florece en pocas semanas tras su germinación, pero a veces se lo toman con calma y duran bastante. Las de este año no creo que lleguen a invierno porque llevan unos dos meses floreciendo, pero las del año pasado, que también germinaron cuando ellas quisieron, fueron aguantando el verano como buenamente pudieron y estuvieron en flor de octubre a enero hasta que murieron.
Por lo demás, sigo sembrando especies nuevas con mayor o menor éxito. Puedo decir que tengo plántulas de unas cuantas especies, pero prefiero contener la sorpresa para cuando de verdad ésta tenga efecto, es decir, el día que pueda lucir orgulloso a las plantas en flor. Mientras tanto, a seguir pendiente del cambio de estación y, como siempre digo, seguro que a pesar de que en estos momentos no queden muchas novedades que enseñar, antes de lo esperado ya estaré escribiendo una nueva página sobre esta inmensa familia.
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