jueves, 10 de abril de 2014

Margarita de Swan River, una maraña de blancos y lilas

Brachyscome iberidifolia de tonos lilas
Todas las temporadas pruebo con multitud de plantas obtenidas desde semillas. Cuantas más son, más complicado resulta que haya una buena representación de todas ellas, debido principalmente a que la mejor manera de controlarlas sería dedicando una maceta por especie, como sí ha sido en algunos casos y concretamente con el que nos ocupa en esta etrada, aunque la mayoría de veces he intentado combinarlas a todas juntas en el contenedor que dispongo para tal fin y no ha sido posible, sobre todo en años como éste en el que la humedad y la temperatura no ayudan. En 2013, los antirrinos altos y variados y las margaritas de Livingstone causaron sensación y se incorporaron a la vegetación de la terraza para quedarse cuanto haga falta. A los primeros los sigo teniendo en el mismo sitio -son perennes- así como desperdigados, mientras que a las segundas dejé de cultivarlas en el contenedor para reunirlas en una maceta, donde todavía impactan más al florecer tan apretadas. Y algo así hice con la especie que protagoniza este post.

Brachyscome iberidifolia blancas
La margarita de Swan River (Brachyscome iberidifolia) es una pequeña compuesta australiana. A veces el género aparece como "Brachycome", y esto se debe a un largo debate sobre si sería correcto de uno u otro modo al utilizar las palabras griegas "brachys" (corto) y "kome" (pelo) juntas, características que definen el aspecto de sus frutos. Actualmente se acepta como correcto Brachyscome, pero en muchas tiendas de semillas las seguiremos encontrando sin la "s" en medio. El nombre específico iberidifolia debe significar "hojas similares a Iberis", aunque lo cierto es que no les veo parecido al menos con las especies de Iberis que conozco, tengo o he tenido.

Lila con centro oscuro y anillo blanco
Sea como fuere, se trata de una curiosa planta que por la floración no difiere demasiado de muchas especies que conocemos en Eurasia, África y las Américas, lo que solemos conocer como crisantemos, margaritas o caléndulas. La Brachyscome iberidifolia es anual y tiene tallos rojizos recorridos por hojas lineares alternas, muy finas, recordándonos un poco a algunas Cosmos, aunque si comparásemos a ambas observaríamos diferencias por la manera en la que se dividen. Los tallos son erectos aunque parece que tienen tendencia a inclinarse y quizá la planta no tenga problemas en crecer postrada, como ya están haciendo algunos de mis ejemplares.

Blanca con el centro amarillo
Estas plantas las conseguí a finales del verano pasado en forma de pequeñas semillas. Dispuse una maceta redonda y baja idéntica a la de los antirrinos la cual llené de tierra, sembré intentando repartir lo mejor posible las plantas y cubrí con un plástico transparente para ayudar a conservar la humedad durante sus primeros pasos. Lo hice en el patio de la casa para evitar que el calor excesivo les afectase o que algunos rayos solares les alcanzasen directamente y secaran la tierra, puesto que en aquel entonces todavía nos encontrábamos en la fase de calor peligrosa para las siembras.

Lila con el centro oscuro
Efectivamente, tuve dificultades al principio porque el más leve secamiento de la superficie dificultaba la germinación homogénea de las semillas. Como la maceta parecía tener el sustrato más hundido en los rebordes, fue aquí donde comenzaron a aparecer las primeras plántulas, pero al mínimo descuido se secaban casi todas. En una segunda siembra que ya hice sobre octubre, con la maceta a la sombra en la terraza, la cosa comenzó a funcionar mejor e incluso me pude permitir descubrirlas para que se mojasen con la poca lluvia que cayó allá por noviembre. Fue en aquel entonces cuando tuvieron su máxima expansión hasta alcanzar los escasos 25 cm. que tienen ahora, en su tamaño final.

Estado de las plantas en abril
Las plantas han crecido desde entonces a pleno sol y parecen ser de esas anuales que se fortalecen si se siembran con bastante antelación, pero no sé qué ocurriría haciendo una siembra primaveral con ellas, pues no he vuelto a sembrar y cuando lo haga volverá a ser de cara al otoño. Parece que, paradójicamente, incluso les moleste el exceso de agua cuando ya tienen un tamaño -amarillean con facilidad-, con los problemas que dio eso a la hora de comenzar con ellas. Esto es, que sin pasarse, tienen cierta tolerancia a la escasez de riego y además se conforman con poco a la hora de elegir sustrato. A pesar de los problemas con el reparto y establecimiento inicial de las plantas, la maceta se ha llenado de manera homogénea y, finalmente, a mediados de marzo comenzaron a aparecer las primeras flores.

Lila con centro castaño
Éstas tienen el aspecto de una margarita al uso, con disco de flores flosculosas en el centro y lígulas formando una corola alrededor. No son muy grandes: apenas unos 3 cm. de diámetro. Recuerdan a los ásters por sus lígulas estrechas y numerosas, sobre todo las de colores lila. El color es un detalle importante: en la mezcla de colores que tengo, las plantas se presentan en combinaciones con apenas un par de colores: pueden tener los pétalos blancos con las flores centrales amarillas o de color castaño, o bien pétalos lila con el centro amarillo, castaño o púrpura; las del centro púrpura tienen los pétalos algo más oscuros. La otra opción se presenta con pétalos lila, flósculos castaño y un anillo blanco rodeando el disco central. Además, como es lógico, los estambres de las flores siempre son amarillos. Como se ve, con pocos colores las posibilidades son tremendamente llamativas.

Blanca con centro castaño
Al creer que tendrían un porte más postrado, elegí no plantarlas en el frontal del contenedor. Hubiera sido un gran error no hacerlo de no ser porque este espacio ha funcionado tan mal que no hubiera podido disfrutar de ellas, o me hubieran salido pocas y mal, como ha ocurrido con las Nemophila menziesii o con las Gilia tricolor y Linaria reticulata 'Flamenco', especies que sólo he sembrado allí y han salido de manera laxa y dispar. Ni que decir tiene que al otoño que viene, si mejoro el sistema sembrando sobre vermiculita húmeda, estas margaritas no van a faltar en el frontal del contenedor. Su porte plumoso, su resistencia una vez establecidas y sus colores perfectamente combinables y complementarios respecto a las demás especies de flor pequeña que cultivo las convierte en candidatas ideales para el bouquet de anuales.

Así pues, nos encontramos ante otro de esos descubrimientos que probamos por mera curiosidad y acaba convirtiéndose en una de las favoritas a quedarse en la terraza por mucho tiempo. Ahora sólo queda disfrutar de ellas mientras dure esta explosión floral en la que se encuentran y ver qué longevidad alcanzan, pues las anuales suelen ser bastante imprevisibles y en ocasiones incluso no sólo duran una temporada. Estas, por lo pronto, han tardado casi medio año en comenzar a florecer, con lo cual ya es más que muchas anuales de vida primaveral.

Actualización (otoño de 2014):
La duda de cómo se comportaría la planta en una siembra primaveral quedó resuelta automáticamente al comprobar que las semillas caídas prácticamente en verano todavía fueron capaces de germinar con la exigua humedad de la tierra, crecer -menos, eso sí, que las sembradas en otoño- y florecer en la misma estación. Actualmente la terraza está llena de plantas de la especie resultado de la dispersión de semillas de las plantas que aparecen en esta entrada. Las siembras intencionadas, realizadas en noviembre, todavía son muy pequeñas y parece que la ausencia de calor y alta humedad no les gustan demasiado.

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