Abeja en una caléndula |
Las buenas temperaturas, falta de insolación y elevada humedad ambiental hacen que, como cada año por estas fechas, los cuidados de las plantas sean mínimos. Las plantas semilleras van cubriendo espacio sin que casi me dé cuenta aunque, no obstante, las especies que tuvieron que ser sembradas más tarde por fallos en la germinación o los problemas con los caracoles se desarrollan muy despacio. Sin embargo, las sensaciones son mejores que hace un mes, cuando parecía que quizá me había demorado demasiado en hacer algunas siembras. Aunque es cierto que todavía tengo muchas cosas pendientes de ver crecer o incluso sembrar, las plantas de espacios grandes como el contenedor y algunas macetas ya van lanzadas a un buen ritmo y lo más seguro es que dentro de dos meses empiecen a alcanzar la talla para la floración.
Aparte de los pájaros como gorriones y el siempre simpático colirrojo, poca vida más se puede observar en la terraza. A pesar de que hay unas pocas flores disponibles, los insectos no parecen estar demasiado interesados en la terraza. Durante esta última semana las abejas han descubierto las flores de la caléndula y se han decidido a buscar néctar en cada uno de sus flósculos. De no haber tenido problemas, primero con los pájaros y después con los caracoles, quizá ahora estarían disfrutando de unas flores de girasol. Habrá que esperar también a la primavera para que los compañeros de las flores, los insectos, comiencen a trabajar en equipo con las plantas. Por ahora, a esperar pacientemente y disfrutar de las fiestas que vienen.
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