jueves, 12 de noviembre de 2015

El agitado inicio de noviembre

Leptothes piritous en la Portulaca umbraticola
Noviembre llegó y, tras casi una mitad de mes concluida, las diferencias respecto a octubre se han hecho de notar. El mes comenzaba con la llegada de una gran tormenta que fue recorriendo el este peninsular entrando desde el suroeste y que dejó en apenas unas horas 56,4 mm. la mañana del lunes día 2, igualando prácticamente al día más lluvioso de este otoño -y del año-, el 30 de septiembre, aunque en mucho menos tiempo. Además la tormenta vino acompañada de un temporal de levante que causó algunos pequeños desastres. Apenas unos días después llegaba un potente anticiclón, atípico para el otoño, que todavía persiste hoy. Al principio las temperaturas subieron notablemente, con días durante la misma semana que comenzó con lluvias que alcanzaron los 25ºC. Con el paso de los días, la temperatura se ha ido suavizando: las madrugadas son más frescas y a mediodía el ambiente es agradable, casi como a principios de primavera. La elevada presión ambiental mantiene a raya las nubes y el rocío que dejan las neblinas es muy patente durante las primeras horas de la mañana.

Crocus speciosus
La principal preocupación en la terraza estos días son los caracoles. Sigo enfrascado con la siembra de semilleros y plantación de los que están ya crecidos y cada día los caracoles frustran un poco más este cometido. Si bien los ataques a las plántulas no son generales y algunas de ellas llevan bastantes días ya en tierra, cada poco tiempo descubro con disgusto que han devorado algún ejemplar de las especies que por un motivo u otro han costado más de obtener: semillas que han tenido poco éxito germinando y el porcentaje de ejemplares obtenidos es bajo respecto a las semillas empleadas; ejemplares obtenidos en bajo número debido a que no sembré más de los presumiblemente necesarios, con la consiguiente pérdida de días para obtenerlos de nuevo: o, simplemente, plantas que ya llevaban días plantadas y dejé de preocuparme en sembrar más. Ni siquiera espolvorear las plantas con azufre parece estar haciendo efecto, con lo que el próximo paso será cubrir todo el contenedor con malla fina de mosquitera. A este paso, con el tiempo echándose encima, el contenedor con tanto esmero preparado puede terminar igual de mal que el de 2013-2014, con montones de especies lanzadas a perder por una mala planificiación.

Pentas lanceolata roja
En el resto de la terraza predomina el verde. El temporal de levante tuvo alguna consecuencia, la más destacada de ellas el vuelco de la maceta de la Buddleja davidii que, paradójicamente, debió pasar tanto rato tumbada y rodando que el viento acabó resecando su tierra justo el día de lluvia más intensa del año, además de troncharle varias ramas. Con esto, me he quedado abruptamente sin su floración aunque la planta sigue en perfecto estado y a base de regar con un recipiente debajo he rehidratado la maceta. Faltará ver si se recupera y puede estar de nuevo llena de flores en primavera. Aparte de este incidente, el viento descolgó parte de los tallos de una de las Clematis y ha dejado algo resentida a la colgante Nolana paradoxa. Eso sí, se han notado más los beneficios del agua, con plantas que a día de hoy siguen aguantando con poco o ningún riego desde hace ya más de un mes.

Martynia annua
El otoño sigue su curso habitual para muchas viejas conocidas en la terraza. El Erodium x variabile ha regenerado su verdor y no para de emitir florecillas rosadas continuamente. Las margaritas Mauranthemum, germinadas a principios de septiembre, se suman a sus primas las caléndulas comenzando a florecer ya. Como anual de última hora, empieza a florecer la Martynia annua, que a pesar de estar sus semillas enterradas desde poco antes del verano, no germinaron hasta las continuadas lluvias de principios de septiembre. En otras temporadas ha pasado lo mismo con otros miembros de su familia (Proboscidea, Ibicella) aunque lo normal era que, tras sembrarlas en primavera, tardasen en asomar hasta la llegada del verano y, a pesar de las condiciones poco propicias, crecieran bien y floreciesen hasta otoño. Nunca he conseguido forzar a las semillas a germinar cuando yo quiero y parece que sólo lo hagan cuando la tierra está húmeda y caliente. De un modo u otro, la presencia en la terraza de las anuales de esta familia ha sido contínua desde 2008.

Ceratitis capitata
La floración continúa, igual de laxa que siempre, entre los Dianthus plumarius, estando ahora mismo el Dianthus chinensis más cargado de flores que ellos. Al de flores blancas y rojas parece que le cueste más florecer, aunque ahora mismo los de flores rosa no tienen ninguna flor abierta, si bien sí siguen produciéndolas. Más extraño resulta el ejemplar que creció en otra maceta, que está tanto o más grande que los que están floreciendo desde verano y jamás ha dado signos de florecer. En la maceta de los primeros crecen tímidamente algunas plantas con aspecto de crisantemo, algunas arañuelas y una Cerinthe que como siempre ocurre, sufre los picotazos de los gorriones que no pueden resistir romperlas nada más las encuentran. Es otra especie que todavía no me he puesto a colocar en macetas aunque ya tengo dos semillas germinadas listas para poner en su ubicación definitiva. Dado lo rápido de su crecimiento, da tiempo de sobra todavía a que sean de las primeras en florecer al próximo año. Son varias las boragináceas que espero tener este año en flor en la terraza, algunas de ellas bastante grandes y propicias para que los insectos polinizadores se sientan atraídos.

Dianthus plumarius
Insectos ahora mismo se ven pocos. La mayoría son moscas, las que han ido naciendo del compost o incluso se han criado en los lixivados de éste producidos por las lluvias, como las Eristalis tenax. También he observado unas pocas Ceratitis capitata algo aturdidas. A pesar de sus llamativos colores, pocas son las simpatías que levanta esta mosca, temida y odiada por infestar los naranjos y otros frutales. También se ha dejado ver alguna que otra mariposa, entre ellas un par de ejemplares de Leptothes piritous, de alas azul metálico con el envés maculado y dos pequeñas manchas como ojos, y al menos una blanquita de la col. Hay que decir que, aunque en la foto aparezca la primera especie posada en una flor de la Portulaca umbraticola, no llegaron con intenciones aparentes de libar néctar. La blanquita prefirió pararse en las hojas de las bulbosas antes que probar, por ejemplo, las flores de la Pentas.

Erodium x variabile
De las Pentas, como se deja ver en la foto, he añadido otro ejemplar, esta vez de flores rojas. Me gustaban tanto los de flor roja como los de flor rosada, pero en su momento cuando encontré el primero que adquirí, el rosado, no había otro en la tienda. Recientemente vi que las tenían en una cadena de supermercados donde solemos ir, y al encontrar en el de mi ciudad una planta de flores rojas en estado excelente y a 0,99€, no me pude resistir. Viendo los buenos resultados del ejemplar que ya tengo, que no ha parado de producir flores en estos cinco meses aunque el aspecto general de la planta ha quedado algo más desordenado, será interesante tener de dos colores y ver qué sucede en primavera, cuando coincidan -espero- con las borrajas y otras especies que atraen abejas. Visto está que las Pentas también pueden ser del gusto de los himenópteros, a juzgar por las visitas de varios de ellos durante el verano.

Mauranthemum paludosum
En el rincón trasero de la terraza parece que las historias de las plantas sean distintas al resto del emplazamiento. Asoman algunas bulbosas más y entre ellas reconozco algunas hojas de Allium neapolitanum, que junto a los Allium triquetrum son los únicos ajos que han conseguido florecer el primer año que se plantaron y sobrevivir a la siguiente temporada. Los Oxalis en flor comienzan a decaer muy despacio, y probablemente los pes-caprae comiencen a hacerlo lo suficientemente tarde como para no coincidir con sus parientes de flores rosadas. Los Crocus speciosus inician la recta final de su floración con un último grupo en el que se puede comprobar que todos, los diez cormos plantados, han producido al menos una flor. Es de esperar que pronto crezcan las hojas que durarán hasta la primavera. Pocas flores más se pueden ver en el rincón, como las del Cyclamen persicum, dado que las Clematis dieron por terminado su espontánea floración otoñal.

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