lunes, 31 de marzo de 2014

Breve paso de frente

Bletilla striata
Durante la semana pasada estábamos pendientes del cielo a ver cómo era ese viento fresco con nubes que tenía que venir. Bueno, al menos ha servido de alivio, pero no ha traído una gran cantidad de agua, apenas 10 mm,; seguimos en la desesperante situación que llevamos arrastrando desde finales de verano y a menos que la primavera cuente con lluvias frecuentes, sólo queda esperar a que por lo menos este otoño sea húmedo, aprovechando para preparar mejor el 2015. Para el miércoles se esperan más lluvias, pero en lugar de venir por el Mediterráneo vienen del interior, donde sí parece que lloverá bastante, así que lo más seguro es que aquí sean todavía menos llamativas que las del domingo. Hoy el cielo era de un radiante azul, las temperaturas máximas el doble de altas que ayer y sopla la brisa persistente desde el mar, con algunas ráfagas puntuales que no sé cómo no me han roto algunas de las plantas más finas.

Passiflora caerulea
En la terraza reina el contraste, la compensación entre las plantas que mejor han ido, floreciendo sin parar, y las partes que han tenido problemas para hacerlo. Esto, a pesar de lo pronto que es todavía, ya es trabajo que habrá que ir planificando de cara a la siguiente temporada, para sacar el mejor rendimiento posible. Todos los años, queramos o no, hay errores que primero nos decepcionarán, pero que a medida que vayamos analizando nos devolverán la sensación positiva de estar listos para rectificar y hacerlo mejor al año siguiente.

Antirrinos y otras plantas
Quizá la planta que encabeza esta entrada es uno de los resultados de ese cambio de planes. En marzo del año pasado llegaba a casa la Bletilla striata, la primera orquídea que se instala en la terraza y que además tiene la particularidad de ser una especie terrestre de clima templado, popular por ser tan sencilla de cultivar como una bulbosa al uso. Su órgano subterráneo es un pseudobulbo similar a un cormo aplastado del cual salen los brotes lateralmente. El año pasado la moví varias veces de sitio, del rincón de semisombra al sol, y luego a una pared donde sólo da el sol durante la mañana; sacó dos brotes con dos hojas cada uno que duraron hasta noviembre, pero nada de flores. Fue un poco frustrante, pero al menos había sobrevivido. Luego la dejé en un punto fijo, en el rincón de los Oxalis, y ya muy pronto en 2014 (principios de febrero) encontré brotes creciendo desde puntos distintos a los de 2013, doblando en número a los del año anterior. Poco después de uno de ellos aparecía una espiga color púrpura: este año sí tocaba.

A pesar de todo, la floración de momento parece que será escueta, pues en la vara sólo vienen 5 flores, cuando la planta es capaz de más. Eso sí, todavía es pronto y quién sabe si no empezarán a salir más varas dentro de un tiempo. Por lo pronto, las hojas estos días han cambiado sin casi darme cuenta, volviéndose más anchas. Sólo se ha abierto una flor y lo ha hecho totalmente girada. Supongo que irá girando hasta colocarse en su sitio, aunque como estaba perfectamente formada no he podido resistir hacerle una foto y ponerla aquí.

Nemophila maculata
Comienza a florecer también la Passiflora caerulea. Es su cuarta primavera conmigo y la que más pronto ha florecido, motivada quizá por el suave invierno en el que no ha perdido tantas hojas y tallos como otros años y ha reemprendido su crecimiento desde donde se quedó, en una cuerda que até cerca de la chimenea de la cocina a la que ha llegado tras emitir un tallo de unos tres metros. Vienen muchas flores juntas, y todavía falta que la planta siga emitiendo tallos nuevos que seguirán colonizando la reja cercana a su maceta.

El rincón central de la terraza es el más florido, con sus antirrinos, compuestas y las especies que quedan pendientes en la pared más cercana a la calle, donde florecen sólo aquellas plantas que ya vinieron en su día con flores como la Armeria maritima o la más veterana Iberis sempervirens, la cual va perdiendo hojas y dando semillas; supongo que en verano se quedará algo más vacía y recobrará su vitalidad cuando pase el calor. También hay varias especies anuales y perennes obtenidas de semillas, como las Nemophila: la segunda de las Nemophila maculata en florecer presenta flores con un diseño ligeramente distinto al de su pariente.

Malcolmia maritima
La lluvia no le ha aportado demasiada humedad al contenedor de las herbáceas, pero he aprovechado que quedaría algo de tierra empapada en las capas más bajas para pulverizar a conciencia y de paso añadir algunas semillas nuevas. Adquirí hace poco unas mezclas de semillas de LIDL, que tenía curiosidad por probar tras el éxito obtenido con las de ALDI (que este año no han traído, pero aún me quedan bastantes). Esto fue el sábado por la tarde y el domingo de noche ya tenía algunas semillas germinadas gracias a mi método del envase hermético con papel de cocina húmedo y la luz de un flexo. No parece que quede mucho sitio para colocarlas, pero de momento algunas cosas van bastante despacio. Todavía falta por ver qué habrá floreciendo en mayo y junio, porque lo de abril parece claro -una continuación de lo que hay ahora mismo.

Armeria maritima
Sin duda, dicho espacio sigue arrastrando el fallo que tuve al plantar las caléndulas en primer plano y perder todo el frontal del contenedor, que podría haber contenido otras plantas más pequeñas; además, los crisantemos tricolor también se han hecho enormes, quizá no tanto como para considerar no volver a meterlos allí pero sí para sembrarlos a partir de ahora en la parte trasera. En el punto donde crecen hay más altura delante y en el centro que detrás. Para este otoño intentaré no poner plantas de hoja ancha y/o porte extendido. A todo esto hay que sumar que algunas plantas no han crecido del todo y otras están empezando a florecer sin alcanzar altura, como la Malcolmia maritima, debido quizá al calor. Al menos han sobrevivido, pues algunas siembras de última hora hechas en febrero-marzo han desaparecido seguramente a causa del continuo resecamiento de la tierra en algunos puntos.

Hay que aprovechar estos días al máximo para realizar siembras de última hora esperando que la primavera dé alguna tregua de vez en cuando. Con la inmensa mayoría de la superficie reorganizada y ocupada, habrá que ingeniárselas para recolocarlo todo de modo que cuando las plantas florezcan puedan ofrecer la mejor combinación de colores posible.

sábado, 29 de marzo de 2014

Inestabilidad primaveral

Viola x wittrockiana
Como es habitual, en primavera el tiempo puede cambiar de un día para otro y voltear la situación atmosférica en un santiamén. Si bien lo que más falta hace, la lluvia, parece que evite aparecer incluso cuando hoy no se ha visto el sol en todo el día, al menos queda el consuelo de que las temperaturas se han suavizado un poco y en estos últimos dos días la tierra no se ha secado mucho a pesar de que el viento está volviendo a hacer de las suyas. Tanto, que llevo unos días queriendo fotografiar nuevas flores y es imposible.

Quizá lo más destacado de la semana sea la "operación desmantelamiento" que he empezado a llevar a cabo con el contenedor de los bulbos. En éste, todo el sustrato está seco seguramente desde que enterré todo aquel montón de bulbos en octubre. Por este motivo y como descubrí gracias a que se me ocurrió escarbar en las zonas donde menos bulbos habían salido, éstos no habían pasado ni de la fase de enraizamiento. Al parecer, al faltar totalmente la humedad y compactación de la tierra, los bulbos reaccionan como si estuviesen guardados en una caja o una bolsa: las hojas brotan muy poco, y las raíces se quedan a medio salir. Como la planta no comienza su ciclo, al cabo de un tiempo se acabará secando. En muchos casos creo que es ya inevitable, pues dudo que se pueda hacer nada que empuje a la planta a enraizar. He excavado en el lateral derecho y me he encontrado a jacintos muertos (termino pues con esta especie, a la que no le he acabado de encontrar el atractivo), Crocus que no tienen ni una sola raíz cuando ya deberían haber florecido hace un mes y otro grupo de especies, en su mayoría Triteleia y Allium, brotando y con las raíces queriendo salir. Ni corto ni perezoso saqué estos bulbos, los puse en macetas y regué en abundancia. Espero que sean capaces de desarrollarse por lo menos hasta el verano y conservarlos para la próxima temporada, en la cual serán tratados de una manera mejor.

Gilia tricolor
¿Qué hacer entonces? Bueno, de momento mi decisión es que cuando todos los bulbos que han ido bien entren en su fase de descanso, los sacaré y desmantelaré el contenedor. He de reconocer que el experimento salió mal: más de mil litros de sustrato, una superficie de unos 7 m² simulando ser un trozo de jardín exclusivamente para bulbos donde pudiesen crecer a sus anchas. El resultado: el primer año más o menos bien, pero con bastantes claros a pesar de la gran cantidad de bulbos plantados. El segundo año, ya está visto: la falta de lluvias y de riego han provocado una debacle monumental y ni la mayoría de bulbos recién comprados este otoño han brotado. ¿Por qué no regaba? Bueno, el año pasado no lo hacía casi nunca, porque si escarbaba en la tierra, a unos 10 cm. de profundidad estaba húmeda. Este año, aparte de que ha llovido muchísimo menos, el calor inusual ha estado presente durante al menos tres de los cinco meses que hace que lo planté todo, es decir, que tengo gran parte de culpa por la falta de previsión. Mi idea es repartir los bulbos en recipientes más ajustados, que iré construyendo, y poder tener un mayor control sobre la humedad de la tierra. Además no renovaré todas las especies y lo más seguro es que a partir de ahora me quede sólo con las de pequeño y mediano tamaño.

Oxalis articulata (arriba) y triangularis
En el resto de plantas no hay tanto que lamentar, todo va bastante bien; quizá lo que ya empieza a ser preocupante es que el contenedor de las herbáceas ya tiene problemas para retener bien la humedad y aunque riegue abundantemente, da la sensación de que las plantas no prosperan, pero sí se deterioran por el riego a chorro, los hongos y los pulgones. Las sembradas más recientemente parecen no crecer nunca, mientras que las demás no dan demasiadas alegrías. Han comenzado a florecer las Gilia tricolor, las Centaurea cyanus y unas Malcolmia maritima que se han quedado "enanizadas". Está abriendo sus últimas flores la misma espuela de caballero que vengo mostrando desde noviembre, con la planta ya estropeadísima, a la vez que comienza a despuntar alguna arañuela y otro tipo de espuela va ganando altura, quizá de aquellas dobles que tuve el año pasado, que también sembré aquí.

Papaver nudicaule amarilla
Se ha animado a florecer de nuevo el Oxalis debilis, del cual comentaba en la entrada que les dediqué que me extrañaba esta parada repentina, uniéndose así a sus recargados parientes O. articulata y O. triangularis; parece que la Centaurea montana va tomando ritmo, los ranúnculos están espléndidos y las anémonas no acaban de estar tan radiantes como el año pasado. Algunas trepadoras florecerán pronto, mientras que por la zona menos soleada las amapolas de Islandia siguen dando color, ahora con alguna flor amarilla.

Entre las novedades de esta semana, o mejor dicho, de finales de la anterior puesto que se abrió el domingo, tenemos un pensamiento (Viola x wittrockiana) de espléndido colorido, el de la foto que abre esta entrada. Procede del segundo sobre que compré de LIDL como 'Swiss Giant', aquel mismo que en 2012 dio aquellas plantas pequeñas y variadas con más aspecto de Viola cornuta de colores que del popular híbrido de flores grandes. Esta vez, como mínimo, sí parece tratarse de una Viola x wittrockiana, y su talla no es excesivamente grande. Le ha costado muchísimo llegar hasta aquí, pues esas semillas fueron sembradas todavía en verano. No sé si al sol hubieran crecido más rápido, pero las plantas no se han ahilado en busca de luz, sino que forman rosetas muy pequeñas y perfectamente proporcionadas.

Oxalis debilis var. corymbosa
Prácticamente ya no quedan casi vivaces, nuevas o viejas, sin brotar: mientras que algunas han tenido muy mala suerte, otras vienen con mucho vigor y es posible que no tarden más de un mes en comenzar a florecer. En el apartado de las menos afortunadas, la Lamprocapnos spectabilis ha sido una de las protagonistas: asomaron unos brotes en diciembre y me animé pensando que al llevar plantada desde la temporada anterior, comenzaría antes su ciclo vegetativo. Los brotes siguen estando igual a día de hoy, con la salvedad de que unas flores han empezado a salir a ras de suelo, tumbadas. Ya me enseñaron un caso parecido y temía que me pasase a mí, y así ha sido. Ahora falta saber si sacará hojas y si vale la pena seguir manteniendo a ese ejemplar; quizá lo intente con uno nuevo en 2015, pero no sabré qué hacer si en 2016 ocurre lo mismo. Probé también con su pariente Corydalis solida y todavía peor: de 10 emergieron 3 tras muchos meses y a todas se les han secado las hojas en cuestión de días.

Así pues, la terraza no pierde ni un ápice del colorido que ha venido mostrando estas semanas, y mientras que la meteorología ya empieza a cansar con su poco favorable monotonía, las plantas siguen adelante y muy pronto serán muchas más las que comiencen a enseñar sus flores. La mayoría de ellas, las más esperadas, las que son nuevas para este año.

jueves, 27 de marzo de 2014

Y los antirrinos se cruzaron

Antirrino de mata baja con un nuevo color
Los antirrinos son unas de las herbáceas perennes -de vida corta- que más tiempo llevan en la terraza desde que empecé a montar todo el tinglado actual: 2011. Los primeros procedían de semillas de una planta que tenía mi tía y posteriormente sembré más con unas semillas del LIDL.

Como he contado otras veces, tengo dos formas de la misma especie, Antirrhinum majus: una es de porte bajo, de como mucho 20 cm. de altura, con las flores agrupadas en cimas dispuestas radialmente en un sólo nivel; es la forma que suele usarse para macetas colgantes. La otra forma, la más típica, produce espigas desde el ápice de los tallos donde las flores crecen unas sobre otras de manera piramidal. Siempre es más alta, hasta unos 45 cm. En mi caso, además, la gama de colores es más amplia en esta última forma dado que la obtuve de semillas comerciales en lugar de partir de una sola planta.

En la terraza, los antirrinos no han vuelto a ser sembrados desde 2012 salvo algunas semillas esparcidas en el contenedor de las anuales donde faltaban al remover la tierra. Ellos mismos dejan caer sus pequeñas semillas, que producen a cientos, y más de una vez acaban en otras macetas, donde suelo dejarlos si no molestan mucho. Lo que no había ocurrido hasta ahora había sido que se produjese polinización cruzada entre las dos formas; de la forma baja sólo obtengo plantas de color rosado claro con el centro amarillo o bien lo mismo pero sustituyendo el rosa por el blanco; en las de mata alta la gama de colores es mucho más extensa y los hay tanto monocromos como con la mancha central, siempre amarilla aunque también en distintos tonos.

La planta de la foto es una buena prueba de que los insectos hicieron su trabajo: a las abejas más robustas les encanta abrir la "trampilla" que forman los pétalos de estas flores en busca de polen. El resultado ha sido que en la maceta donde estaban los antirrinos de mata baja y donde han florecido ya plantas de ambos colores "primigenios" ha aparecido este ejemplar: color fucsia intenso, sin más matices, y hojas con un tono purpúreo. Es idéntica en tonalidad a algunos de los que tengo o he tenido de mata alta, pero conserva la disposición de las flores de los de mata baja, la cual es de suponer que ha sido la planta "madre". Esto no es más que el punto de partida para que ambas variedades empiecen a manifestarse en formas intermedias, haciendo que las próximas plantas que surjan de la autosiembra tengan un aspecto imprevisible.

viernes, 21 de marzo de 2014

Primavera otra vez

Cobaea scandens
Al fin llegó la estación más deseada del año. En esta ocasión el equinoccio se produjo el 20 de marzo, un día antes que en 2013, y un día después de terminar la festividad de las Fallas, que durante media semana han tenido a Cullera inmersa en el bullicio de la música, los petardos y la gente visitando los monumentos que fueron quemados la noche del miércoles. También las plantas se unen a este estallido de colores y formas con la llegada de esta estación, en la que se afianza el buen tiempo desde bastante temprano salvo bajadas de temperatura puntuales. Aunque de noche refresca y la humedad ambiental se hace notar, de día las temperaturas son cálidas, suaves, y la radiación solar parece que empiece a "picar" de verdad.

En la terraza, esta semana no ha sido más que la continuación de la primavera propia que las plantas ya habían iniciado hace un mes. Hay incluso plantas que ya están perdiendo sus flores, pero son las menos, pues el número de especies que florece por primera vez va en aumento. Algunas son viejas conocidas, aunque la mayoría son el resultado de la dedicación llevada a cabo desde que terminó el verano pasado. En estos seis meses han habido pocas bajas y la mayoría de siembras salieron adelante, a pesar de que algunas necesitaron varios intentos. Desde ya mismo, muchas de las anuales y perennes sembradas aquellos días empiezan a florecer, aunque algunas como la Cerinthe major 'Purpurascens' o las Nemophila llevan ya un tiempo haciéndolo. Se suman algunas de las que aparecen en esta entrada y no tardarán en hacerlo el resto.

Centaurea montana
La primera de la que hablaremos es también la que más tiempo lleva creciendo y aparece en la primera de las fotos que acompañan esta entrada. Se trata de la Cobaea scandens, una trepadora mexicana perteneciente a la familia Polemoniaceae, como las Phlox, Gilia o Polemonium y a las cuales encuentro que no se parece en absoluto. Un único detalle veo en común, y es el estilo alargado con un estigma de tres puntas que también aparece en la Gilia tricolor, única planta de esta familia que había cultivado hasta ahora. Mejor dicho, la única que ha florecido en la terraza hasta ahora, pues he probado con más especies.

La Cobaea es una trepadora perenne -aunque seguramente de vida corta- de crecimiento rápido, que prefiere climas suaves, subtropicales. Debe estar a gusto en Cullera porque germinó en agosto y ha crecido durante todo el invierno sin problema, aunque es de esperar que ahora vaya a más. La puse en el balcón porque me venía bien la barandilla para que trepase, y así también puede animar este punto de la casa. Las primeras flores comenzaron a formarse a finales de enero, pero tan sólo ha abierto una hasta el momento. Éstas tienen la forma de grandes campanillas moradas que no toman este color hasta abrirse del todo, siendo primero blanco-verdosas; del centro cuelgan los órganos reproductores con estambres y estigmas bien a la vista. Las semillas son redondeadas y planas y se recomienda sembrarlas de canto para que germinen buscando la humedad del suelo pero no se malogren al estar en contacto con ésta. Así lo conseguí tras varios intentos (alguna plántula incluso se marchitó con el calor veraniego) y vuelvo a probarlo de nuevo para intentar tener otra planta en la pérgola de cañas de la terraza. La planta trepa tanto enredándose con los tallos como aferrándose con los zarcillos que tiene en el extremo de sus ramas, llenas de folíolos ovales similares a algunas leguminosas.

Amapola de Islandia
Otra de las herbáceas perennes que por fin florece es la Centaurea montana, que se convierte también en la primera Centaurea del año en florecer: las Centaurea cyanus están cerca, mientras que algunas de las otras especies están en serios apuros por culpa de la araña roja. La mencionada Centaurea montana, conocida como aciano de montaña, fue sembrada en septiembre al mismo tiempo que otras especies del género. Todas aquéllas germinaron pronto, mientras que el aciano de montaña empezó haciéndose de rogar. Al segundo intento, de dos semillas una germinó y es la planta que hoy florece. Se trata de una mata de hojas anchas cubiertas de un vello corto que he mantenido en el rincón de semisombra sin problema, evitando el sol por si las moscas. No tenía experiencia con ella, pero conocí este verano una especie muy similar, Centaurea ligulata, presente en claros de los bosques en Teruel, e imité como pude esta ubicación. La floración empieza a producirse ahora, con un capítulo solitario al que parece que se sumarán dos más en breve. Éste es similar al de Centaurea cyanus, aunque algo más grande y con lígulas muy estrechas y alargadas, presentes en menor número. El color esperaba que fuese azulado, pero ha salido de un morado que va palideciendo conforme pasan los días.

Centaurea montana, vista superior
La tercera de las plantas nuevas floreciendo es la amapola de Islandia (Papaver nudicaule), una especie popular en jardinería que suele encontrarse en mezclas de colores variados y muy alegres. Hay que aclarar unas pocas cosas sobre esta planta: la primera, que no es originaria de Islandia sino de las estepas asiáticas; la segunda, que los ejemplares multicolores de los que disponemos en cultivo son en realidad híbridos entre Papaver nudicaule y P. radicatum. Las sembré en octubre y fui cuidando al detalle su ubicación, para que no pasaran demasiado calor -en aquellos días lo hacía- y pasaron del patio a una pared sombreada de la terraza, donde crecieron deprisa. Una vez estuvieron grandes y frondosas las dejé al descubierto justo delante de la maceta de las dedaleras, lugar en el que disponen de mucha luz pero poco sol directo. El primer objetivo está conseguido: empezaron a sacar flores y la primera en abrirse es la de brillante color naranja que aparece en la foto. La duda ahora es si resistirán bien nuestro verano o éste significará el fin de sus vidas. El mismo temor tuve en su día con las mencionadas Digitalis y no supuso mayor problema, pues sobrevivieron no a uno sino a dos veranos y la nueva generación está dispuesta a continuar sus andanzas.

Anemone blanda
Las de Islandia son amapolas al uso, con bonitas hojas lobuladas y flores con cuatro pétalos anchos que, como decía, en esta variedad pueden ser de distintos colores (rojas, amarillas, blancas o naranja). En principio son perennes de vida corta, aunque aquí como digo todo dependerá de si toleran el clima, cosa que de momento están haciendo. Si fuesen bien, quizá para el año que viene pondría algunas en la parte frontal del contenedor, pues tienen un tamaño más ajustado del que pensé en un principio y podrían compartir y combinar con muchas otras especies. Prefieren suelos húmedos y poco sol, a diferencia de otras amapolas propias de Europa y Oriente Medio.

Pasando a las plantas ya conocidas, esta semana abren también sus flores los ranúnculos. De momento han salido todos naranja, pero parece que haya más flores que el año pasado, y eso que en aquella ocasión diría que hubo al menos tres plantas a juzgar por las tonalidades de color -uno naranja brillante, otro naranja más sobrio como los actuales y uno amarillo. Parece haberse solucionado el problema de las flores que no se sujetaban derechas, aunque es inevitable que doblen los pedúnculos con su peso. Quizá no les hubiera ido mal una ubicación con más sol para crecer más rectos y compactos, aunque lo pensé cuando ya estaban bastante crecidos. No obstante, tienen muy buen aspecto. Junto a ellos siguen floreciendo las anémonas, coronaria y blanda. Estas últimas me tienen encantado con su gracioso aspecto de florecilla silvestre.

Ranúnculo
Durante la semana también han comenzado a florecer algunos iris holandeses en el desastroso rincón de los bulbos. El primero fue un 'Blue Magic' idéntico al del año pasado y que no he podido fotografiar puesto que ha tardado nada en marchitarse: el martes lo encontré abierto, pero pensaba que todavía le faltaría estirarse un poco más y daría tiempo a verlo más días. El próximo en florecer es morado, también similar a algunos del año pasado, quizá incluso el mismo.

Damos pues por comenzada la estación de las flores con esta primera y nada desdeñable muestra. Los próximos días serán una sucesión de sorpresas y alegrías con todas las novedades que ofrecerán las especies que con tanto esmero hemos ido seleccionando, sembrando y cuidando para, precisamente, alegrarnos la vista en estos espléndidos días y los que vendrán de aquí hasta el invierno próximo.

martes, 18 de marzo de 2014

Oxalis articulata y debilis, secundarios clásicos

Oxalis articulata
En otoño os hablé del Oxalis bowiei, una especie sudafricana a la que encuentro un interesante valor ornamental que entraba en esa categoría no reconocida de plantas que han dejado de aparecer en los comercios y que sobreviven, todavía en números bastante altos, en jardines "de toda la vida", desde donde en ocasiones escapan y van a parar a manos de otros cultivadores, voluntariamente o no, o incluso quedan asilvestrados en entornos antropizados. Los Oxalis protagonistas de hoy son quizá un ejemplo mayor todavía y precisamente los obtuve de esa manera, en intercambios con gente que reserva un rincón de su jardín a estas plantas.

Empezaremos por el Oxalis articulata, que ha sido el último en florecer, pero lo ha hecho con muchas ganas. Es una especie procedente de la mitad sur de Sudamérica, donde se le conoce como macachín rosa. Surge de rizomas leñosos articulados, de donde toma su nombre, y se distingue fácilmente de otros Oxalis de flores rosa por la textura de sus hojas. La forma de éstas es la más frecuente en la familia, esto es, dividas en tres folíolos acorazonados que en este caso cuentan con una hendidura visible en la separación entre los dos lóbulos. Los pecíolos son largos y dan al conjunto un porte postrado en lugar de erecto. El color es verde pálido, y lo más importante: son tomentosas, cubiertas de pelos cortos en toda su superficie. Hasta ahora no lo había visto plegar sus hojas pero conforme ha ido avanzando el tiempo, el sol ya incide durante unas pocas horas en su rincón y los folíolos se pliegan contra el pecíolo al tiempo que las flores se abren al máximo, como hacen sus parientes Oxalis tetraphylla y Oxalis triangularis.

Oxalis debilis var. corymbosa
La floración del Oxalis articulata ha tardado un poco en aparecer pero lo cierto es que ahora mismo es la especie con mejor aspecto tras la magnífica etapa que tuvo el Oxalis bowiei, el cual ahora sigue con hojas verdes pero es de esperar que las pierda a mediados de primavera para su descanso estival. Cierto es que el Oxalis triangularis se encuentra ahora mismo en flor, pero su aspecto debe mejorar (sólo tiene hojas viejas); también mostré hace poco el mexicano Oxalis latifolia pero, como la especie anterior, parece haberse tomado una pausa y ha dejado de florecer y sacar hojas nuevas, conservando las que sacó en el breve plazo en el que creció desde finales de octubre. Algo similar ha ocurrido con la especie de la que hablaremos unos párrafos más adelante.

Volviendo a las flores del Oxalis articulata, éstas son muy típicas, quizá de las más clásicas dentro de los Oxalis de flor rosa. Tienen cinco pétalos en forma de turbina o ventilador, de un color rosa intenso en el que destaca el tono púrpura del interior, que se expande hacia afuera a través de finas nervaduras. Los estambres son amarillo pálido como en la mayoría de especies. A partir de aquí es donde enlazamos con la siguiente especie, pues muchas veces se confunden a simple vista y son, en realidad, muy fáciles de diferenciar tan sólo observando sus hojas, sin necesidad de que florezcan.

Oxalis debilis var. corymbosa es la variedad de una especie originaria también de Sudamérica que más se ha extendido por el mundo, creciendo asilvestrada en muchas regiones. De porte algo más bajo que la anterior, brota de tubérculos redondeados que se asemejan a bulbos o cormos, de manera similar al Oxalis tetraphylla. Las hojas crecen más cerca del suelo debido a sus pecíolos más cortos, y los folíolos también son tres, con la misma forma acorazonada pero en esta ocasión glabros, sin pelo, aunque son ciliadas: tienen pelos cortos en los bordes. El resto es liso y con unas nervaduras bien marcadas, asurcadas, en ocasiones oscurecidas respecto al verde de la hoja. También se pliegan y son más pequeñas, como podemos observar tomando por referencia las fotos que he puesto en las que sujeto las hojas de ambas plantas con los dedos.

Hoja de Oxalis articulata
Las flores son bastante similares a las de la especie anterior. Posee también cinco pétalos dispuestos como aspas, ligeramente más estrechos y de un rosa más pálido. A pesar de que desde el centro también radian nervaduras purpúreas, el interior de la flor es en este caso blanquecino, con un tono verdoso en lo más profundo, caracter que ayuda a diferenciarlo de Oxalis articulata por ser justo lo opuesto.

Como mencionaba antes, este ejemplar floreció durante un corto periodo de tiempo y de momento no presenta más flores a la vista, aunque la roseta de hojas no ha dejado de crecer y se presenta bastante densa. Es probable que más adelante florezca a mejor ritmo y se cubra de flores como suelen hacer todos los miembros de este género. De todos los Oxalis que hay en casa, este es el único del cual partí con un sólo tubérculo de buen tamaño, que imagino no tendrá problemas en reproducirse vegetativamente.

Ambos ejemplares toleran bien una ubicación de semisombra que reciba sol durante las primeras horas del día. En estas condiciones, ni siquiera en invierno crecen alargados, aunque si florecen antes de los días del año en que comienzan a recibir mayor exposición solar las flores se pasan mucho tiempo sin abrirse. Ahora mismo ya se comportan como la mayoría de Oxalis, plegando las hojas con el sol y expandiéndolas con la sombra, con las flores haciendo lo contrario aunque en el lapso que transcurre hasta que quedan del todo cerradas llegan a coincidir hojas y flores desplegadas. Ambas especies, además, toleran bastante bien la humedad y puedo regarlas cada dos días sin que presenten problemas.

Hoja de Oxalis debilis var. corymbosa
El principal problema que tenían todos los Oxalis, y posteriormente también las Commelina, es que los gorriones se sienten muy atraídos por sus hojas, que devastan a picotazos a la mínima que tienen ocasión. Lo hicieron el año pasado con los O. triangularis tan pronto como los descubrieron, y a finales de año dejaban al O. articulata que aparece en esta entrada bastante perjudicado. Al poco tiempo se cansaron y he de decir que este invierno han estado menos incisivos que otras veces, pues no han vuelto a tocar ni a las Commelina, que las volví a sacar sin protección. Por si acaso, en la zona de semisombra cubrí la parte superior con una malla antipájaros que venden en algunos supermercados cuando ponen una sección de "todo a un euro". No cubre todo el rincón siquiera, pero debido a que corta la ruta que utilizan los pájaros para entrar (posándose en el borde del techo y lanzándose desde allí), se debieron llevar un susto al tropezar y no han vuelto. Antes de adoptar esta medida ya se veían pocos indicios de que visitaran la zona, así que de momento se puede considerar que he conseguido disuadirlos con un método totalmente inocuo.

Tenemos de nuevo otras de esas plantas que quizá han pasado desapercibidas para la mayoría, pero que quienes las seguimos cuidando apreciamos su sencillez y lo agradecido de su respuesta, floreciendo con garantías a poco que las tratemos bien.

viernes, 14 de marzo de 2014

Alerta amarilla descolorida

Nemophila menziesii
Al menos ha llovido, podríamos decir. La esperada alerta amarilla por lluvias que se preveía para el miércoles y en principio se extendía al jueves acabaron siendo un par de días de lluvias "anecdóticas", con apenas 12 mm. acumulados entre las dos jornadas. Se esperaba la mayor incidencia de las tormentas en las comarcas costeras al sur de Cullera, y resultó ser que llovió más hacia el interior, a 20 o más kilómetros de la costa. Estas precipitaciones han valido para empapar algunas macetas y hoy, no sin reservas, he evitado regar de nuevo por si la tierra estaba muy humedecida de la mitad de las macetas hacia abajo, en especial en tiestos donde hay enterradas plantas vivaces y bulbosas que todavía están brotando y hay que ir con cuidado de no provocar pudriciones. No obstante, habrá que regar algo más en la próxima visita.

Ismelia carinata
El buen tiempo continúa a pesar de la lluvia y nuevas plantas empiezan a abrir sus flores, aunque aún me harán esperar unos pocos días para contemplarlas en todo su esplendor. Cubrirán el lapso que media entre las plantaciones y siembras hechos estas últimas semanas y el resultado que éstas ofrecerán a mediados de primavera o más adelante. Mientras que algunas vivaces empiezan a despuntar sobre el sustrato, las últimas semilleras siguen su desarrollo; vienen haciéndolo desde finales de enero, cuando decidí empezar a hacer siembras de refuerzo dado que el tiempo se había suavizado y, visto lo visto, se ha mantenido así hasta llegar a fechas que quedan lejos del peligro. Todo el hueco abierto en el centro y lado derecho del contenedor tras cortar a las caléndulas más grandes ha valido para que proliferen montones de plántulas tanto en lo que fueron los pies de las plantas como en la parte trasera que cubrían con su sombra. Ahora, el nuevo titán del contendor es la Ismelia carinata de flores blancas, rojas y amarillas.

Seguimos pues con la esperanza de que la primavera tenga lluvias regularmente, cosa que ayudaría a que las plantas creciesen frondosas y encarasen mejor un verano que, aunque todavía lejano, seguro que empieza a sentirse antes de lo esperado.

martes, 11 de marzo de 2014

Días estables

Tropinota squalida en un crisantemo tricolor
En las últimas dos semanas ha ido remitiendo el poniente, que aumentaba más la sequedad de esta ausencia de lluvias, para ir dando paso por fin a la tendencia primaveral de las brisas marítimas, que han aportado también una ligera bajada de las mínimas durante la madrugada. El tiempo sigue siendo cálido y agradable y las plantas pueden crecer bien sin los problemas del inminente calor primaveral. Parece, no obstante, que a media semana tendremos otro cambio meteorológico y éste puede que sea lo que estábamos esperando desde hace meses: una situación de lluvias que ha disparado la alerta amarilla para el miércoles y se prolongará durante el jueves. Estaría muy bien un buen aporte de agua para empapar las macetas que han ido perdiendo humedad a causa del poniente seco y darles un empujón a muchas otras, como los bulbos.

Tulipa 'Little Beauty'
La semana comineza también con la última fase de los preparativos de configuración de la terraza de cara a este periodo cálido. Ya han sido plantadas todas las bulbosas y vivaces más recientes y sólo queda esperar a que broten, mientras termino de colocar las nuevas baldas y cajones en la parte frontal de la terraza donde irán ubicadas las perennes más grandes, parte de las cuales ya han sido puestas hoy. Faltará, espero, un sólo día más de trabajo para dejar las cosas totalmente listas. Aparte, ahora ya podré dedicar tiempo a sembrar algunas de las semillas que quedan pendientes y que todavía estoy a tiempo de ver crecer.

Esfinge colibrí
En la terraza da gusto estos días llegar a la hora que el sol incide sobre las flores. Varios insectos, la mayoría abejas, avispas, moscas de las flores y mariposas, pululan de planta en planta buscando polen y néctar para llevarse. También han aparecido pequeñas arañas saltadoras de distintos tipos que tengo pendientes de identificar, o al menos intentarlo. Entre los zumbidos de los abejorros, hace dos domingos llegó un escarabajo Tropinota squalida en busca de flores. Estos escarabajos son frecuentes en el monte de Cullera, aunque tienen algunos parientes como los Oxytherea que se dedican a comerse las yemas de las flores, especialmente en los Asphodelus. Su foto me gustó tanto que la he usado para una nueva cabecera del blog.

Campanula glomerata
Las mariposas no son especialmente abundantes en la terraza y quizá las más frecuentes sean los piéridos. De vez en cuando se acercan las esfinges colibrí (Macroglossum stellatarum) con su fugaz vuelo que las hace difíciles de captar. Sin embargo, la semana pasada tuve la suerte de que un ejemplar, y luego otro, se distrayesen lo suficiente con las rúculas como para poder fotografiarlas. Al ser por la tarde y no haber sol directo no pude emplear velocidades de obturación mayores, con las que quizá hubiera llegado a "congelar" el rapidísimo movimiento de sus alas. Parece que sus favoritas son las flores con largos tubos (rúculas, compuestas tipo margarita...) y con nectarios, como las capuchinas, a las que acceden perfectamente desde el aire ya que su lengua es casi tan larga como su cuerpo. Muchas veces las esfinges llegan, se detienen unos segundos en una flor y se marchan no sé a dónde para no volver, pues no hay terrazas ni jardines cercanos que tengan flores.

Kalanchoe x houghtonii
Volviendo a las plantas, desde finales de la semana pasada se ha sumado una nueva bulbosa a la escasa lista de flores que estas plantas están abriendo. Se trata del tulipán 'Little Beauty', un cultivar de la especie Tulipa humilis de flores muy bajas que casi se asemeja más en morfología a un Crocus, Colchicum o Merendera que a un tulipán, y desde luego es muy distinto a los clásicos tulipanes híbridos holandeses. Es una planta que quedaría todavía mejor en un parterre abierto, donde las flores pudieran lucir desde su bajísima posición. En mi caso quizá los acerqué demasiado al borde del contenedor, aunque esta es sólo la primera planta que florece, todavía quedan más. No me ha salido muy "estándar" este ejemplar, pues las flores de este cultivar suelen tener unos colores bien definidos y separados, siendo los pétalos color magenta, con la base violeta separada del resto por una franja blanca, formando un aro en el conjunto. A mí me han salido estos colores totalmente difuminados entre sí.

Rhodanthe chlorocephala var. rosea
Otro caso de colores atípicos lo han protagonizado las Campanula glomerata. El ejemplar de 2013 murió en verano y adquirí uno nuevo en septiembre, que para evitar problemas se ha quedado desde entonces en la zona de semisombra. El ejemplar ha crecido bastante y parece confirmarse que venía más de una planta en aquella maceta, cosa que salta más a la vista con las flores. Durante el tiempo que estuvieron formándose los capullos, éstos parecían que iban a preceder a unas flores blancas, posibilidad con la que no contaba pues la planta es de color morado. Posteriormente salió otra vara floral con capullos de color lila y entonces vi lo que iba a ocurrir: una vara ha salido de un color rosado muy pálido y la otra del morado habitual. La de color rosado es la vara más cargada y compacta que ha tenido nunca la especie desde que la tengo. Espero que en esta ubicación las plantas no den problemas cuando llegue el verano y sigan haciéndose todavía más grandes y recargadas.

Lino rojo
Cerca de ellas, la Kalanchoe x houghtonii sigue floreciendo en abundancia con sus estandartes de flores colgantes, mientras la Bellis perennis ha sufrido un cambio después de que su cabezuela se cubra totalmente de lígulas. En la base de la misma planta viene ya otro capítulo, no así en el resto de ejemplares de la maceta. De momento el rincón trasero de la terraza está dominado por las anémonas coronaria y blanda, aunque muchas especies vienen ya con flores y para cuando llegue el equinoccio de primavera este emplazamiento se habrá llenado de color.

Anemone blanda
En el contenedor comienzan a ganar altura algunas especies que tomarán pleno protagonismo durante la primavera, secundando al rincón que se encuentra florido desde hace meses en el que plantas como los crisantemos tricolor empiezan a florecer en serio mientras que otras se despiden tras una vida plena, como la espuela de caballero, la cual ha dado semillas que ya han sido sembradas allí mismo. Al otro extremo del bello colorido escarlata de los linos rojos ha florecido una nueva compuesta (¡otra más!), la Rhodanthe chlorocephala var. rosea, conocida también por los viejos sinónimos Acroclinium y Helipterum. Se trata de una planta bastante similar a las Xerochrysum, en el aspecto de que lo que simula ser los pétalos de una flor no son lígulas, sino las brácteas del involucro, de fino tacto similar a papel cebolla. Es una planta más grácil y de aspecto más delicado que su pariente, incluso más pequeña. Tiene la particularidad de que los capítulos empiezan a crecer colgando hacia abajo y se vuelven hacia arriba cuando van a abrirse.

Bellis perennis
Ya sólo queda una parte de terraza sin las primeras flores, pero no por falta de plantas, sino porque estas empiezan a crecer ahora. En la reciente pérgola para trepadoras, la Clematis 'Jackmanii', que despertó de su letargo en enero, alcanza ya los dos metros de altura. Cerca de ella se encuentran varias azucenas, con las veteranas asiáticas y las 'Stargazer' emergiendo de bajo tierra y apresurándose en formar roseta, siendo éstas últimas su temporada más temprana, pues les costaba algo más arrancar. También entre las nuevas azucenas hay crecimiento, pero habrá que esperar por lo menos dos meses para que hayan alcanzado un buen tamaño.

Así está todo en la terraza, cada vez más y más llena de color y con la emoción de siempre al pensar que esto no ha hecho más que comenzar y muchas de las futuras protagonistas todavía están rompiendo tímidamente la tierra. Esperemos que la meteorología sea algo más benigna durante estos meses previos al verano para compensar el seco invierno, aunque sea por ahorrar algo de agua.

jueves, 6 de marzo de 2014

Nemophila, bellezas norteamericanas

Grupo de Nemophila
Todavía me sorprende a veces lo poco que cuesta encontrar plantas bellísimas y perfectamente adaptadas a nuestro clima que, sin embargo, aún son desconocidas al gran público no sólo en España, sino en casi todos los países de habla hispana, que sigue sembrando pensamientos, petunias y alhelíes como únicas plantas sencillas para obtener desde semilla. De hecho, diría que al menos en España ninguna marca comercial de semillas de las que encontramos en cualquier tienda cuentan con las especies del género aquí presentado entre sus colecciones, y no entiendo por qué.

Las Nemophila son un pequeño género de 11 especies en su mayoría procedentes de la costa pacífica estadounidense y territorios adyacentes. Al menos dos especies, Nemophila menziesii y Nemophila maculata, son plantas ampliamente cultivadas por su tremendamente especial colorido, bien por el color en sí, bien por el diseño de éste. A su vez, son flores muy sencillas, clásicas actinomorfas de cinco pétalos con unos breves estambres sobresaliendo del centro. Su clasificación es un tema controvertido, pues antaño formaron junto a otras especies emparentadas la familia Hydrophyllaceae, que hoy día se considera como subfamilia, Hydrophylloideae, dentro de la familia de las borrajas, nomeolvides y viboreras, Boraginaceae.

Nemophila 'Penny Black'
Las semillas llegaron a casa en otoño, del intercambio con un compañero que las cultiva desde hace algún tiempo y a través del cual, precisamente, me enteré de la existencia de estas plantas. Se trata de anuales de tamaño relativamente pequeño, de las que habría que colocar en la parte más frontal de una combinación de plantas herbáceas para que las especies más grandes no las cubriesen. Germinan con relativa facilidad esparcidas sobre el sustrato, y por lo que veo necesitan poco tiempo para alcanzar el tamaño de floración, pues comenzaron a hacerlo en pleno febrero, teniendo en cuenta claro está lo suave de este invierno. Otras anuales sembradas a la vez, allá por noviembre, todavía necesitarán unas semanas para florecer.

Los rasgos generales comunes a las tres variedades son el porte, ligeramente rastrero, compuesto por unas rosetas de hojas muy divididas y lobuladas prácticamente indistinguibles entre especies. Las flores miran hacia arriba y cuando empiezan a aparecer son seguidas inmediatamente por otras muchas, quedando las plantas cargadas de flores en poco tiempo.

Nemophila menziesii
Hablemos de la primera especie, Nemophila menziesii. Es la de las flores azules con el centro blanco, las mayores de las tres (cerca de 3 cm. de diámetro las más grandes), que se abren totalmente como un plato llano. Son, con su color azul celeste -ni un ápice de tonos violáceos- tremendamente llamativas sobre el fondo verde de las hojas. Es una pena que no hubiera preparado unas pocas semillas para germinar en el contenedor, pues esparcí algunas y no tuvieron demasiado éxito dado que su zona fue cubierta pronto por plantas grandes.

La planta con diminutas flores de color oscuro es el cultivar 'Penny Black', curiosamente perteneciente también a la especie N. menziesii. No he encontrado más información sobre la increíble diferencia que existe entre las flores habituales de la especie y estas, pero lo cierto es que no sólo son casi la mitad de grandes, sino que hasta la estructura central de la flor es distinta, así como los pétalos, más redondeados y con dos pequeños lóbulos en el extremo. Es probable que derive de una subespecie distinta, pues se reconocen tres para esta especie y tanto la forma como los colores se asemejan a la subespecie atomaria, de flores blancas con líneas oscuras. Ni que decir tiene que lo que más llama la atención y da nombre a la pequeña 'Penny Black' es su color: un púrpura tan oscuro que se ve negro incluso desde bastante cerca, con unos bordes blancos que rompen formando un contaste evidente. Un color también poco usual entre plantas que desde luego no pasa desapercibido.

Nemophila maculata
La segunda especie y tercera de las variedades que crecen en la terraza es la Nemophila maculata. El caprichoso diseño de sus pétalos se compone de un color blanco nacarado de fondo atravesado por finas nervaduras de color púrpura, que culminan en el extremo de cada pétalo formando una amplia mancha redondeada de este color. Las flores son apenas un poco más pequeñas que la Nemophila menziesii y suelen quedarse en forma de copa, rara vez consiguiendo abrirse más.

Es probable que estas plantas sean las únicas que vayan a florecer en la terraza este año salvo si lo hacen también algunos ejemplares que han crecido en el contenedor. Parece que prefieren crecer durante el otoño y a estas alturas no sé si tendría éxito sembrando alguna más, aunque no sería mala idea poner algún ejemplar pregerminado en los escasos huecos que quedan sin plántulas en el contenedor. Por lo pronto, la misión de este pequeño grupo de plantas tan especial es el de llevar su ciclo a buen puerto y producir semillas frescas que sí sembraría en mayor cantidad para la próxima temporada, pues la belleza de estas especies bien merece ser perpetuada.

martes, 4 de marzo de 2014

El bajo rendimiento de las bulbosas

Ipheion uniflorum
Algo malo tenía que tener este inicio de temporada. Mientras las demás plantas han encontrado un ritmo de crecimiento y floración estupendo para la época en la que estamos, los bulbos, grandes protagonistas de la terraza -no en vano ocupan un espacio de 2,8x1 metros ellos solos, más los que hay en macetas- están funcionando de manera discreta e incluso en algunos casos la cosa apunta hacia lo preocupante.

La plantación esta temporada se hizo lo mejor que se pudo. Hacia finales de octubre ya tenía en casa todos los bulbos que había que plantar y todos ocuparon su lugar desde ese mismo momento (algunos bastante antes), dejados a su suerte según los cuidados que requieren, que en el caso de algunos son bastante pocos. El otoño no estuvo mal en cuanto a que el calor inusual terminó a mediados de noviembre y los bulbos pudieron disfrutar de una temporada de temperaturas frescas al natural. Comparado con la temporada anterior, en la cual enterré casi todos los bulbos a correprisas a principios de enero, parecía que podía sacar algo de provecho de esa ventaja. Nada más lejos, parece que les fue mucho mejor a algunos bulbos que el año pasado estuvieron cuatro meses o más dentro de una caja guardados que los que este año han permanecido en tierra desde entonces.

Iris reticulata
Lo primero que llama la atención es la ausencia de Crocus. Casi ninguno, ni los que guardé de la temporada anterior (en esta entrada se ve cuántos había y lo sanos que estaban) ni los llegados este otoño, han florecido todavía, y un gran número ni han sacado sus hojas. Si escarbo un poco la tierra éstas están brotando, pero ello no es garantía de que vayan a salir, pues muchos bulbos se quedan parados en esta fase y se secan. El año pasado, en esta misma primera semana de marzo, los Crocus chrysanthus y los Crocus tommasinianus 'Barr's Purple' daban el pistoletazo de salida y eran inmediatamente seguidos por los Crocus vernus de colores y el cultivar 'Jeanne d'Arc'. Este año sólo un par de Crocus vernus morados han florecido hasta ahora, tras un Crocus sieberi ssp. sublimis cuya flor se secó tan rápido que ni tan siquiera la vi desplegada del todo. Esta especie es nueva este año y hay más a punto de florecer, pero desde luego el comienzo ha sido frustrante.

Scilla siberica
La misma suerte han ido sufriendo los Iris reticulata. El primero en abrirse fue uno del cultivar 'Rhapsody' que encontré abriéndose y dos días después, en la siguiente visita, ya se estaba secando. Al menos volví a encontrar otro, el de la foto, que ha tenido una duración breve pero sin secado prematuro. Los Iris reticulata corrientes, entre los cuales hay ejemplares nuevos y otros del año pasado, van por un camino similar. Las flores duran unos días pero la mayoría no consiguen salir bien de entre las brácteas que las envainan.

Uno de los que aparentemente mejor está funcionando en el contenedor es Ipheion uniflorum, un pariente cercano de los ajos procedente de Argentina y bastante popular en Europa, siendo de las pocas bulbosas "clásicas" que encontramos por aquí en algunos jardines. Sus flores en forma de estrella con un suave tono celeste se han desarrollado bastante bien y son de las pocas especies que cuentan con buenas rosetas de hojas en el contenedor. Es el primer año que están en la terraza.

Crocus vernus
Por un lado tenemos también que los iris holandeses cuentan con una buena cantidad de hojas y es de esperar que florezcan más adelante; sin embargo, no se puede decir lo mismo de los narcisos. Siendo probablemente el género del cual más bulbos enterré después de los Crocus, ni todos han emergido ni los que tienen hojas muestran signos de floración, salvo los 'Tête-à-tête', que se han adelantado respecto al año pasado pero están sacando decepcionantes varas florales con una sola flor en el extremo y tan mal desarrolladas que algunas flores casi tocan el suelo.

Tan mal va la cosa este año que hasta los jacintos se han quedado bloqueados y no sé que será de ellos. Floreció uno, atrapado sin poder emerger de entre las hojas, y las flores se han secado ya. Del resto sólo asoman las hojas desde hace casi un mes y de ahí no han conseguido pasar. El primer año florecieron desde febrero casi todos a la vez; el segundo, incluso enterrados ya brotados, florecieron para las mismas fechas y tuvieron un crecimiento vegetativo espectacular. Si este año no funcionan, me temo que entrarán en la lista de plantas que saldrán del contenedor.

Iris reticulata 'Rhapsody'
Entre los bulbos más veteranos, los que llegaron en 2011, hay un curioso contraste. Los Muscari armeniacum no crecen demasiado y las floraciones son muy escasas, habiéndolo hecho sólo unos ejemplares medianos que dejé en una maceta. Los bulbos originales cada año van a peor y es casi seguro se deba al mal trato que les he dado: el primer año (2012) los saqué con hojas y todo porque me urgía reconfigurar el sitio donde estaban; después (2013) crecieron sin casi florecer tras haber estado almacenados algunos ejemplares casi nueve meses sin plantar. Quizá si quiero volverlos a ver en su esplendor debería hacerme con ejemplares nuevos a partir de septiembre. Es una especie muy agradecida que siempre va a más si se la deja plantada. Mejores noticias parecen traer las Fritillaria uva-vulpis: florecieron unas pocas en 2012 y en 2013 no lo hizo ninguna. Me propuse "aislar" a los bulbos en macetas y los tengo en el rincón de semisombra. Hoy he comprobado que entre las hojas de dos ejemplares vienen de camino unos botones florales.

En el rincón de semisombra, las pocas especies de bulbos que separé en macetas van relativamente bien, mejor que las del contenedor si hacemos un cómputo global. Sin embargo, tenemos el extraño caso de las Scilla siberica, de las cuales sólo un ejemplar ha florecido y lleva ya cuatro varas florales consecutivas, mientras que las otras siguen a medio brotar. También habría que mencionar a los Lilium, posiblemente las bulbosas de gran tamaño más exitosas de la terraza. Están brotando todos los ejemplares que ya hubo el año pasado y también algunas de las especies nuevas de esta temporada.

¿Habrá que tener paciencia? Para nuestro clima, es extraño que los bulbos sufran estos atrasos de manera natural. Si no han salido ya hay que empezar a investigar, y si en abril la cosa siguiese igual, entonces habría que tomar medidas. Esperemos que todavía se salve algo y que las especies de floración estival no lo tengan tan difícil como estas.