martes, 14 de marzo de 2023

Todo cambia para seguir como siempre

 


Aquí estamos, casi cinco años después del final del Jardín Sucronense, dándonos cuenta de que no fue más que un punto y aparte. Escribiendo otra historia que empieza casi igual que antaño, con los primeros calores de finales de invierno, con las abejas Anthophora plumipes zumbando y vibrando entre las flores de Cerinthe major, con exactamente la misma cámara haciendo fotos -eso sí, con un objetivo zoom renovado. Con un empeño persistente en seguir por donde nos habíamos quedado en lugar de darlo todo por perdido. Lo iremos viendo.

miércoles, 3 de junio de 2020

MPBirds

Hola a todos. Ha pasado mucho tiempo y algunos han preguntado por qué el blog está parado. Lo cierto es que el tema daría para una larguísima charla, pero basta con decir que poco más de un año después de la última entrada que se publicó -que data de abril de 2017, hablamos pues de verano de 2018- el Jardín Sucronense dejó de existir. Es amargo tener que hablar de ello, pero considero que ya ha pasado el tiempo suficiente para revelarlo y además, como el destello de una pequeña luz al final del túnel, creo que puedo decir que dentro de un tiempo podré estar de vuelta. Quizá estoy haciendo un poco el cuento de la lechera y todo esto se quede en nada, pero mantendré el tema como hasta ahora, con reservas, para anunciar novedades sólo cuando esté al cien por cien seguro.

Lo que sí me gustaría pediros humildemente es que si quisiérais seguir al tanto de las cosas que voy publicando sobre plantas, insectos y naturaleza en general, le echáseis un vistazo a mi canal de YouTube, MPBirds, que ya existía en paralelo a este blog y desde el cual os enlacé muchos vídeos de mis plantas. Si además de eso os suscribís y le dais "Like" a los vídeos que más os gusten, me haríais muy feliz. Gracias a todos y un saludo. ¡Nos vemos muy pronto!


 MPBirds


miércoles, 5 de abril de 2017

El amanecer de una nueva primavera


Un año más, una vuelta más de la Tierra alrededor del Sol y la primavera llega a nosotros. Como ya viene siendo habitual, el inicio astronómico de esta estación es casi anecdótico en nuestra región, ya que las flores y los insectos que las visitan comienzan a volverse frecuentes algo antes, un mes quizá, durante el alargamiento de los días que se empieza a apreciar a lo largo de febrero. Las temperaturas también se suavizan en la segunda mitad de este mes, por lo que muchas veces a finales de marzo ya tenemos un ambiente más que agradable. En los últimos dos años no ha sido tan caluroso, pero los días de sol y temperaturas cercanas a los 20ºC empiezan a ser la tónica de estos días. Pasemos a ver qué escenas aparecen en los distintos clips de vídeo grabados durante estas semanas:

00:00- Grupo de flores de Mauranthemum, Nemophila menziesii, Gilia tricolor y Linaria maroccana creciendo en una misma maceta
00:08- Salvia viridis 'Blue Monday'
00:14- Cerinthe major
00:20- Anthophora plumipes hembra buscando polen en las flores de Cerinthe major
00:41- La misma abeja, esta vez en flores de Linaria maroccana blancas
00:58- Ajuga reptans 'Atropurpurea'
01:04- Arenaria montana
01:10- Iris germanica
01:19- Sisyrhynchium bellum con Dimorphotheca sinuata de fondo
01:27- Eschscholzia californica con Mauranthemum de fondo
01:34- Apis mellifera recolectando polen en las flores de Mamillaria spinosissima
01:50- Narcissus 'Thalia'
01:56- Anemone blanda
02:03- Aloe humilis
02:18- Mosca Trigonospila transvittata
02:35- Grupo de flores de Ursinia anthemoides
02:40- Escarabajo Opsilia coerulescens sobre flores marchitas de Echium candicans
02:46- Borago officinalis
02:54- Hyacinthoides non-scripta
02:59- Glebionis coronaria var. discolor
03:05- Hyacinthoides hispanica
03:10- Freesia laxa
03:18- Leucocoryne 'Andes'
03:25- Nemophila maculata
03:38- Asperula orientalis
03:44- Phacelia viscida
03:52- Linum usitatissimum

sábado, 1 de abril de 2017

Colores de Sudáfrica II

Nemesia versicolor 'Blue Gem'
Las plantas de Sudáfrica, en su amplísima variedad, son garantía segura de flores y colores para cualquier espacio. Adaptadas a unas estaciones que implican otoños lluviosos, inviernos suaves para desarrollarse y una posterior llegada rápida del calor -algo que, por desgracia, va ocurriendo de manera cada vez más frecuente en nuestra región- tan pronto como los días comienzan a crecer a partir de mediados de invierno, inundan de color cualquier rincón donde se encuentren. Da igual si se trata de anuales, suculentas o bulbosas: el primer cuatrimestre del año será siempre el que cuente con mayor presencia de flores sudafricanas. A día de hoy, recién comenzado el mes de abril, son varias las que han mostrado ya sus mejores galas.

De las anuales ya queda poco que decir. Son las que más prisa se dan, aunque muchas florecen con tal profusión que podemos encontrar flores durante meses. Este es el caso de las Dimorphotheca sinuata, Arctotis fastuosa y las recién llegadas Ursinia anthemoides, las cuales llegaron al máximo de su crecimiento en febrero y parece mentira que de esas pequeñas plantas hayan salido decenas de cabezuelas suspendidas por largos y finos tallos. Aprovechando la cercanía entre ellas pude realizar una fotografía (ver más abajo) en la que se compara el aspecto entre Dimorphotheca y Ursinia, ambas de capítulos naranja con el interior purpúreo. A pesar de pertenecer a las mismas familia y subfamilia, las Dimorphotheca son parientes cercanas de las caléndulas, mientras que las Ursinia están más relacionadas con los crisantemos.

Aloe humilis
Entre las anuales se cuenta también a la pequeña Nemesia versicolor 'Blue Gem'. Desgraciadamente, las fotos que aparecen en la entrada son el único testimonio de su presencia en la terraza, pues las plantas apenas han crecido y se han ido secando progresivamente, cuando no han sido directamente arrancadas por los pájaros. No ha sido un buen año para este género de reciente llegada a la terraza: las Nemesia strumosa no estarán presentes este año, puesto que no conseguí ni un sólo ejemplar tras sembrar las mismas semillas de la temporada anterior: posteriormente, descubrí demasiado tarde que las semillas obtenidas el año pasado eran viables. Trasplanté las pequeñas plántulas resultantes, pero era ya tan tarde que no aguantaron bien el paso a maceta. Ahora mismo ya sólo queda aguardar al otoño que viene, esperar que tanto las semillas que quedan tanto de las strumosa como de las versicolor sigan siendo válidas y elegir un sitio para ambas. Las 'Blue Gem', como su nombre indica, son un cultivar de flores azul celeste, en contraposición a sus parientes las strumosa 'Carnival', que vienen en una mezcla aleatoria de colores cálidos. En pricipio, aunque no he podido verlas en su máximo esplendor, son plantas de pequeño porte, similares a las Lobelia erinus, en contraposición a los altos tallos de las strumosa.

Freesia laxa
En el terreno de las perennes y suculentas, uno de los añadidos para esta temporada, bastante reciente, ha sido la pequeña Aloe humilis. Se trata de una de las especies más pequeñas de este género, con una roseta de hojas de alrededor de doce centímetros de diámetro. Encontré la planta en una colección de suculentas que vendía un supermercado cercano y me llamó la atención al ver que ya venía con la espiga floral creciendo. En pocos días llegó a su máximo crecimiento y las flores comenzaron a abrirse. Éstas tienen una forma tubular y alargada que se estrecha en su extremo y son de color anaranjado, con estambres amarillos que sobresalen por la abertura de la corola. Quedan colgando hacia abajo de unos delgados pedúnculos del mismo color que las flores. Tras aproximadamente una semana, se marchitan y son sustituidas por nuevas flores que crecen desde el ápice del tallo, aún cuando parece que no quede espacio para que aparezcan más. Las hojas de la planta son lanceoladas, como en otras especies de su género, se curvan hacia el centro de la roseta y están recubiertas de protuberancias.

Dimorphotheca y Ursinia, en ese orden
Hasta finales de marzo ha esperado también la Freesia laxa para florecer. Lo hace por tercer año consecutivo e iguala la fecha de su primera temporada, habiéndose adelantado casi un mes el año pasado. Esta pequeña bulbosa es sin duda una de las mejores plantas de este tipo que poseo, pues de momento no ha defraudado ni una sola vez desde que está en la terraza, volviendo puntual cada año y floreciendo. Además, los cormos se multiplican de manera espectacular en su pequeña maceta de poco más de 12 cm. de profundidad, tamaño de sobra para albergarla pues se trata además de una especie de talla menuda. La altura máxima de la planta con sus flores rojas no suele superar los 15 cm., y la anchura del conjunto se queda en la mitad de ese tamaño, si bien al reproducirse de manera vegetativa la maceta siempre estará llena de hojas.

Varias especies sudafricanas
El resto de especies que quedan por florecer, la mayoría aizoáceas, todavía se tomarán su tiempo. lo cual dejará un pequeño receso entre floraciones de plantas sudafricanas en la terraza. Especies como la Euphorbia aeruginosa, la Felicia amelloides o la Lampranthus aureus ya llegan al final de su floración, y no hay ningún bulbosa con flores a la vista salvo la citada Freesia laxa. Como se comentó en la entrada anterior, compré una bolsa de Sparaxis tricolor animado por el éxito de una planta olvidada que floreció a principios del mes pasado. No lo hubiera vuelto a hacer dado que siempre han dado resultados negativos, pero cuestan tan poco y los intentos son tan tentadores que he vuelto a ponerlas en una maceta, bastante profunda respecto a lo pequeños que son los cormos, con la idea de "regular" el cambio de clima que van a vivir. Esto es, son plantas que deberían empezar a crecer en otoño para florecer al final del invierno, pero paradójicamente sólo podemos comprarlas cuando sus compañeras adaptadas a nuestro clima ya están en flor. Las dejaré crecer hasta que el calor empiece a afectarles a fin de suspender los cuidados y dejar que el azar haga su curso, esto es, que el calor y sequedad veraniegos las aletargue y la lluvia y suavidad otoñal las haga reaparecer.

Ursinia anthemoides
Aparte de las Sparaxis, este año también me vi tentado a repetir con una mezcla de gladiolos enanos. Los tuve los dos primeros veranos que cultivé bulbosas en la terraza (2012-2013) con un éxito mínimo el primer año y otro mucho mayor al siguiente, pero ninguno sobrevivió. Los he plantado en una maceta similar a la de las Sparaxis aunque ligeramente mayor. El atractivo de estas plantas es, aparte de su variedad de formas, que florecen cerca del verano, cuando ya prácticamente no hay otra bulbosa similar que lo haga. Les dediqué una entrada hace cuatro años no sin cierta confusión, ya que pensaba que se trataba de un grupo formado exclusivamente por híbridos complejos (como algunos Lilium) y no es del todo así, puesto que algunos cultivares que aparecieron son formas obtenidas a partir de especies como Gladiolus carneus o primulinus. Lo de "Nanus" no hace referencia a una línea de híbridos sino a un grupo o sección, como en el caso de las agrupaciones dadas a los narcisos y azucenas. Este año, si florecen, la idea es marcar cada planta para tenerla identificada en temporadas posteriores, siempre y cuando vaya todo bien.

Gazania
No hay que dejar de lado que este año, por fin, las Gazania parecen haber encontrado el ritmo. No han dejado de florecer desde otoño y no parece que tengan intención de dejarlo mientras los cuidados sean los correctos. A pesar de su conocida tolerancia a la falta de agua, esto hay que pasarlo por alto si están en una maceta ajustada, donde sufrirán bastante si los riegos no llegan con frecuencia. En ocasiones bastan apenas dos días para que las hojas empiecen a contraerse y enrollarse hacia afuera debido a la sequedad del sustrato; por ello, durante los meses de temperaturas cálidas las dejaré siempre con una bandeja debajo que retenga el agua un poco más. Tiempo atrás también renové parte del sustrato y eliminé las partes muertas de las plantas, la mayoría rosetas satélites que se habían propagado desde la planta original. Con todo ello, la planta de la foto, de cabezuelas naranja y hojas verdes, encara con esta su cuarta primavera en la terraza; la de capítulos amarillo-anaranjados y hojas grisáceas, la quinta.

viernes, 31 de marzo de 2017

Pequeñas criaturas

Opsilia coerulescens
La llegada de la primavera es sinónimo de aumento del número de los pequeños seres que llegan desde el cielo y se dedican a investigar las flores en busca de una fuente de alimento. Además de las abejas, que siguen mostrando una preocupante ausencia y falta de variedad este año, unos pocos insectos más se pasean por la terraza y algunos de ellos lo hacen en tal cantidad que parecen residir allí durante estas semanas. Y no sólo insectos: también las arañas, por supuesto, aunque éstas sí son residentes genuinos y de muchas ya se esperaba una presencia notable debido a que durante el verano pasado estuvieron protegiendo sus nidos y algunos ejemplares ya eligieron sus pequeños territorios en otoño e invierno, como en el caso de las arañas cangrejo. Además, como siempre, bajo tierra permanecen las trabajadoras lombrices. De los caracoles, afortunadamente, cada vez quedan menos y el que se atreve a buscar comida entre las macetas acaba topándose con el fatal molusquicida. Una mejora casi definitiva que ayudará enormemente a las siembras otoñales sin tener que emplear métodos casi herméticos para proteger las macetas.

Cacoecimorpha pronubana
Abejas aparte, los himenópteros tampoco están siendo particularmente frecuentes. A las omnipresentes Polistes habría que añadir una visita fugaz de una Vespula -que también fueron vistas en alguna ocasión durante el invierno- y la presencia más estable de unas diminutas avispas del género Crossocerus. Éstas son más pequeñas e inquietas que las abejas Lasioglossum presentes estos días. Tienen cuerpos alargados, cabeza y ojos desproporcionadamente grandes y unas alas con tonos purpúreos. Han aumentado su presencia poco a poco y tienen la particularidad de ser fieles a un punto concreto, donde se las observa con frecuencia durante días y gracias a lo cual, a base de montar guardia, conseguí hacer alguna foto decente: pocas veces aguantan más de un segundo quietas en el mismo sitio, aunque no me vean a mí y a mi cámara. Es una especie cazadora de larvas de otros insectos, algo típico de su familia (Crabronidae) y en este caso en concreto son las larvas de pequeños dípteros las que sirven de despensa para su propia descendencia.

Crossocerus sp.
De mariposas ha habido un poco de todo, pero las especies diurnas parecen tremendamente desconfiadas cuando entran en la ciudad. En una misma mañana llegué a observar macaón, vanesa del cardo y esfinge colibel y ninguna de ellas estuvo más que unos segundos en la terraza; ni que decir tiene que basta dar un paso haciendo mención de acercarme a ellas y huyen despavoridas. Esto es algo que no comprendo dado el caso de que en el campo muchas veces permanecen tan quietas que consigo acercarme a ellas a menos de un palmo; además, de la esfinge muchas veces he obtenido fotos y vídeos mientras vuelan entre las flores y la vanesa de los cardos, el año pasado, me dejó hacer lo mismo aprovechando lo entretenida que estaba con las flores de la Buddleja davidii. Es probable que para sentirse más atraídas y seguras necesiten una gran superficie llena de flores de su agrado que, dicha sea la verdad, no existe en la terraza. Al final, la única mariposa que ha posado para esta entrada es la humilde Cacoecimorpha pronubana, una polilla cuya prole ataca a diversas especies de plantas, destacando entre ellas los claveles, aunque no he visto más que unos pocos adultos y ninguna oruga.

Discomyza incurva
Los escarabajos, abundantes en el campo, se prodigan muy poco por la terraza. No falta ningún año el cetonino Tropinota squalida, que acude a darse baños de polen de diversas plantas, especialmente asteráceas. Este año se añade a la lista de especies observadas el Opsilia coerulescens, un pequeño escarabajo longicorne que vive asociado a los Echium. Casualidad o no, es el primer año que en la terraza florece una especie del género -Echium candicans. concretamente- y la primera que observo a este pequeño escarabajo de color verde metalizado y largas antenas que volaba tan pronto como detectaba mi presencia, aunque no fue difícil que se quedase quieto evitando movimientos bruscos. Sólo fue visto esa única tarde.

Finalmente, y como viene siendo habitual, las moscas son las que copan el mayor número de especies y ejemplares presentes habitualmente en la terraza. Ha habido de todo un poco: las muy abundantes Calliphoridae (Calliphora, Lucilia) y las variadas Syrphidae (Eupeodes, Eristalis, Eristalinus, Episyrphus) son las familias más frecuentes, pero también ejemplares de otras familias como Trigonospila o la pequeña Discomyza incurva, una mosca de color negro y aspecto jorobado que se pasea tranquilamente por las plantas sin volar ni siquiera al tener cerca presencia humana. Al parecer esta especie pone sus huevos en los caracoles muertos, lo cual es lógico y vendrá bien teniendo en cuenta que antes de aplicar venenos simplemente ahogaba en agua a los ejemplares más grandes y quería conservar sus conchas como eventual lugar de cría para algunas especies de abejas megaquílidas que las utilizan para tal fin. No hay que olvidar nunca que, pese a su mala fama, las moscas son de los insectos más útiles en un amplio abanico de posibilidades, desde descomponedoras hasta polinizadoras.

jueves, 30 de marzo de 2017

De bulbos y rizomas

Sisyrinchium bellum
Durante el mes de marzo, las plantas que brotan de órganos subterráneos -y para afinar más, que pertenecen a la clase de las monocotiledóneas- han continuado su periplo florífero en la terraza. Sumando las que ya estaban floreciendo y las que tenían que empezar a hacerlo, marzo es cada año el mes que más variedades reúne en flor. Los narcisos tuvieron su mayor protagonismo en febrero, aunque algunas variedades aparecieron en marzo; los Muscari copan gran parte del mes, con los macrocarpum apurando las últimas flores -empezaron en enero-, los armeniacum floreciendo hasta mediados de mes y los latifolium, aunque es su primer año y no han sido demasiado espectaculares, todavía contaban con alguna flor estos días. Pasa lo mismo con los Iris germanica, que desde enero hasta hoy han ido dosificando las flores y con apenas cuatro floraciones individuales han ocupado todas estas semanas.

A. triquetrum y H. hispanica
Poco antes de la llegada de marzo, y solapándose con el final de la floración de los narcisos, comienzan los Allium triquetrum. Debo decir de esta especie que fui demasiado considerado con ellos y no hice caso de la advertencia, vox populi entre todos aquellos que los han cultivado alguna vez, de que son tremendamente invasivos. En lugar de limitarlos a una sóla maceta los dejé estar en otras dos más combinados con otros bulbos, probablemente porque no supe ya diferenciarlos de los Allium neapolitanum, que también se reproducen a un ritmo alto aunque en absoluto ocupan el mismo sitio que sus parientes y, por tanto, pueden dejarse en compañía de otras plantas sin problema. Los bulbos de Allium triquetrum son como los de cualquier otro ajo-cebolla pequeño, pero es probable que sean los que producen en proporción la mayor parte aérea al crecer. Las rosetas de hojas son mayores que las de los narcisos, cuyos bulbos a veces quintuplican el volumen de estos pequeños ajos. Por ello y por la facilidad de reproducirse vegetativamente, los triquetrum acaban alfombrando la superficie de allá donde se encuentren y empiezan los problemas con sus vecinas. Para finales de verano intentaré extraerlos todos de la maceta que comparten con narcisos y muscaris, aunque probablemente implique mover de sitio a los narcisos 'Tête-à-tête', que por su talla mediana quedan mejor en el centro mismo de la combinación. En la otra maceta donde hay exceso de triquetrum también hay mezclados neapolitanum, lo cual va a complicar las cosas. Los bulbos apenas se diferencian y es probable dejarse alguno, con lo que la forma más drástica sería sacarlos todos, plantarlos en una maceta sólo para ellos y un año después, separar a conciencia las dos especies una vez vistas sus hojas y flores.

Hyacinthoides non-scripta
Puntuales con el calendario han aparecido otras parientes de los ajos, las chilenas Leucocoryne 'Andes'. Probablemente se trate de una de las mejores bulbosas con las que cuento. Tras adquirirlas en primavera de 2015, hubo que esperar a que se acostumbraran a su nuevo emplazamiento climático -teniedo en cuenta que venían de Holanda- y para el otoño del mismo año ya empezaron a crecer de manera acorde a las estaciones. La floración de 2016 fue espectacular, pero la de este año ha sido incluso superior. Cada planta ha generado un tallo con 4-6 flores de excepcional perfume, y el número final de plantas ya debe superar los diez ejemplares originales que probablemente habrán aumentado a base de reproducirse vegetativamente, Todo ello en una maceta tipo cuenco que apenas cuenta con 10 cm. de profundidad; y es que, todo hay que decirlo, a pesar de las grandes flores con las que cuenta la especie, los bulbos y hojas son verdaderas miniaturas. Todo un acierto, sin duda. Es una pena que no haya facilidad para obtener otras especies de este género, las cuales seguramente funcionen tan bien como la ya presente.

Leucocoryne 'Andes'
Este año también los Hyacinthoides hispanica se han sumado a la fiesta. El año pasado prácticamente no florecieron aunque formaron rosetas de hojas perfectamente normales y los bulbos aparecieron en perfecto estado cuando removí la tierra en algunos puntos. Debe ser sin lugar a dudas una de los bulbosas con mayor tolerancia a la tierra húmeda, ya que muchos de ellos están plantados con otras especies perennes que requieren de varios riegos semanales todo el año, sin que los bulbos, carentes además de una piel protectora, se vean afectados. No sólo han florecido más y mejor este año, sino también antes que nunca, con varias flores abiertas en marzo. Por otra parte, su especie hermana Hyacinthoides non-scripta se ha quedado sin efectivos en la terraza, con lo que seguramente intentaré adquirir más bulbos al finalizar la temporada. Originalmente esta especie nunca la planté junto a su pariente con tal de no repetir en un mismo emplazamiento dos plantas tan parecidas. La decisión resultó ser un tanto desacertada ya que la planta es tan pequeña y tardía que no es capaz de florecer bien entre otras bulbosas mayores, con lo cual separé los ejemplares restantes este otoño -dos- colocándolos en una maceta. Una vez han florecido, compruebo que uno de ellos no es non-scripta sino hispanica, y probablemente ya viniese errado al adquirir los bulbos originales. Para el año que viene pienso que será más acertado plantarlas con los narcisos 'W. P. Milner' y quizá con Fritillaria meleagris e incluso Muscari latifolium, que parece ser el más tardío de todos. Todos ellos son plantas de tamaño similar: en efecto, los Hyacinthoides non-scripta tienen rosetas de hojas menos densas que las de hispanica y las espigas florales son más pequeñas. Éstas crecen sobre un tallo que se arquea en el extremo y tienen una forma más tubular, quedan colgantes y los extremos de los pétalos se curvan hacia atrás en mayor medida que los de sus parientes.

Allium neapolitanum
Durante marzo también han florecido varias bulbosas sudafricanas: las Freesia híbridas y una Sparaxis tricolor, que aparecieron en una entrada anterior, y las Freesia laxa, que aparecerán en otra entrada dedicada a las flores procedentes de esta región. Algunos tulipanes han hecho el intento de florecer, y si bien han aparecido hojas de todas las especies presentes en la terraza, salvo que ocurra algo excepcional este año pasará en blanco para ellos, ya que los que han producido flores las han perdido antes de abrirlas. Misma historia para los Crocus, los cuales no renové ya este otoño pensando que ya era hora de descartarlos si no son capaces de aguantar entre temporadas. En efecto, aparecieron un par de flores amarillas que se comieron los caracoles y nada más. Ni siquiera los exitosos 'Barr's Purple' del año pasado han hecho mención de aparecer. A diferencia de estas variedades primaverales, el otoñal Crocus speciosus sí está creciendo bien, aunque no floreció esta temporada y habrá que esperar unos meses a averiguar si repetirá.

Hyacinthoides hispanica
El que ha mejorado considerablemente este año ha sido Sisyrhinchium bellum, un diminuto iris rizomatoso de origen norteamericano que obtuve de semilla en otoño de 2015 después de fracasar el otoño anterior, con lo cual su éxito actual resulta mucho más satisfactorio si cabe. El año pasado floreció a mediados de mayo de manera discreta y poco después fue recortado por los gorriones que se pasean por la terraza. Gracias a que se detuvieron ahí y no sacaron la planta de raíz, pasó desapercibido el resto del tiempo y pudo ir regenerándose durante los meses siguientes hasta llegar a la actualidad, habiendo producido un sinfín de flores sobre tres rosetas distintas. He podido conocer mejor a la especie, que no ha parado de florecer en todo el mes y cuyas flores duran más de lo que pensaba en un principio. En el extremo del tallo donde se abren no permanecen solitarias, sino que van apareciendo varias siguiendo un orden radial, con lo cual la sensación de lleno nunca se desvanece. Durante la mañana los pétalos cuelgan lacios y es a partir de mediodía cuando las flores se ponen planas. Desconozco la finalidad de este comportamiento.

Iris germanica
El último bulbo en unirse al calendario de floraciones de este mes de marzo ha sido el ya mencionado Allium neapolitanum. Esta especie sí resulta mucho más acorde para una mezcla de bulbos, ya que sus hojas, aunque largas, tienen una base muy estrecha y pueden crecer en cualquier recoveco, haciéndolas menos agresivas con el espacio que sus parientes los triquetrum. Eso sí, por tamaño y época no termino de encontrar bulbos con los que quedarían bien de compañeros, aunque en este caso no sería estrictamente necesario que sus acompañantes fuesen otras bulbosas: como buenas plantas tolerantes con la sombra que son, también están acostumbrados al continuo remanente de humedad que suele haber en estos puntos. A pesar de no ser tan invasivos como los triquetrum, lo cierto es que ahora mismo hay muchos más que aquellos diez ejemplares que planté al principio. En efecto, en algún que otro intento de purgar el exceso de ajos saqué muchos de la tierra que acabaron siendo neapolitanum, que dejé depositados sobre la tierra de algunas macetas vecinas, los olvidé y acabaron enraizando igualmente con el bulbo al descubierto. Sus umbelas de flores blancas crecen altas y tienen un perfume agradable.

Allium triquetrum
Es inevitable que con el final de marzo el número de bulbosas y rizomatosas quede reducido drásticamente. No hay otra época en el año que concentre tantas variedades, eso es seguro, pero no significa que el final para estas especies haya llegado y tengamos que esperar un año. En abril todavía son varias las especies que pueden continuar e incluso empezar, entroncando ya en mayo con las especies de primavera tardía. Prácticamente podría haber plantas de este tipo en flor todos los meses del año, quizá descontando noviembre y diciembre. Por otra parte, parece casi seguro que el increíble aporte natural de agua que han tenido este otoño-invierno les ha sentado estupendamente bien y ha repercutido en su floración. Ahora, por su parte, comenzarán pronto el reposo y el gasto de agua en riegos se reducirá considerablemente. Además de ser especies muy bonitas, también son prácticas.

miércoles, 29 de marzo de 2017

Narcisos de marzo

Narcissus 'W. P. Milner'
Aunque la mayor reunión de narcisos se produjo en febrero y duró tan poco que apenas llegó a ver comenzar el mes de marzo, algunas de las variedades presentes en la terraza este año han sido más pacientes a la hora de florecer, pudiéndose considerar más o meos como tardías, aunque no tanto como ocurriría en zonas más frías, donde algunas variedades quizá esperan a florecer en abril o mayo. Sea como fuere, los narcisos son de las bulbosas más tempranas y raro es que quede alguno en flor durante el mes de abril, con lo cual los protagonistas de esta entrada casi seguro serán los primeros encargados de dar por finalizada la floración de un género de plantas al que cada vez le dedico más espacio por su belleza, aroma y provecho, ya que son de los pocos bulbos que en la gran mayoría de casos vuelven a florecer al año siguiente de su plantación, o más allá.

Narcissus 'Thalia'
La primera variedad que floreció este mes fueron los 'W. P. Milner'. Se trata de un atractivo narciso de trompeta clásico -se hibridó en el s. XIX-  de flores grandes e individuales en un conjunto de apenas 15 cm. de alto. La corona en forma de trompeta es grande y de color amarillo pálido, mientras que los tépalos son blancos y quedan inclinados hacia adelante. El aspecto es pues muy similar al de Narcissus pseudonarcissus, especie que seguramente se encuentre entre la ascendencia de este cultivar. Tienen un perfume agradable como la mayoría de narcisos y las flores, teniendo en cuenta que ahora las temperaturas son más altas, parecen tener una duración destacable. Prácticamente han florecido todos los ejemplares y además de manera escalonada: el primero fue devorado parcialmente por los caracoles, en pleno proceso de exterminio -al final el molusquicida ha acabado de golpe con ellos- y aún así se abrió y duró muchos días. Los últimos ejemplares se han abierto tan recientemente que sin lugar a dudas llegarán a los primeros días de abril. Es probable que al año que viene, ahora que conozco sus dimensiones y fecha de floración -aunque no sería descartable que una vez establecidos florezcan antes- los mezcle con otras bulbosas de talla y época de floración similares, como pudieran ser Hyacinthoides non-scripta, Muscari latifolium o Fritillaria meleagris.

A partir de la segunda mitad del mes, en una combinación de bulbos invadida ahora por las blancas flores de los Allium triquetrum, aparecían los capullos de dos en dos de los Narcissus triandrus 'Thalia', que este año han encontrado su redención. El año pasado los caracoles los encontraban irresistibles y las flores sólo duraban intactas uno o dos días, no pudiendo ver nunca esas parejas de flores abiertas que este año, y por partida triple, han durado semanas. De hecho, siguen todos intactos aunque comenzando ya a marchitarse. También he podido comprobar que sí poseen un perfume agradable, algo curioso ya que el año pasado noté que tenían un olor algo más rancio, probablemente debido a que habían sido mordidos y ya empezaban a degenerar. Esta degeneración del perfume también la he podido comprobar en los Narcissus tazetta, tanto los que tengo en casa como los que crecen en el campo.

Narcissus 'W. P. Milner'
Han habido unos cuantos narcisos más en marzo, pero que no he fotografiado por diversas razones. Durante el mes han florecido unos tazetta del mismo paquete que compré como 'Avalanche' y nuevamente, casi todos salieron dobles: este retraso se debe a que me quedé sin sitio para ellos y los planté mucho más tarde en una maceta. Entre ellos apareció uno de flor simple, al que no hice fotos porque di por sentado que era un 'Avalanche' igual que el que floreció en febrero. Ya a punto de marchitarse las flores me he dado cuenta que la corona interior no se ha vuelto amarilla nunca, permaneciendo blanca como el resto de la flor. ¿Sería una variedad distinta? ¿La falta de luz -los mantuve en el patio interior- les ha afectado? Habrá que esperar ya al año que viene. Por otra parte, de la misma mezcla de donde salieron los 'Dutch Master' y los 'Grand Soleil d'Or' han empezado a salir unos narcisos muy bajos (unos 12 cm. de alto) con flores grandes en pares. Al principio pensaba que serían algo similar a un Narcissus dubius, pero han resultado ser una variedad que tiene los tépalos libres y una especie de crecimiento extra dentro de la misma copa, a modo de pétalos arrugados, resultando en algo totalmente antiestético para mi gusto, pues rompe la belleza intrínseca que poseen las ya de por sí complejas flores de los narcisos.

Puede ser, entonces, que en este todavía joven 2017 estos sean los últimos narcisos que florezcan en la terraza. No han vuelto a aparecer, por ejemplo, los 'Carlton', que también florecían en marzo; además, junto a los 'Thalia' he visto brotar distintos pedúnculos de narcisos cuyos capullos se ponen marrones y se marchitan sin llegar a formar flores, sin excepción. Por tanto, y aunque abril todavía conocerá a alguna de estas estupendas flores, llegamos al fin de una etapa que. sin lugar a dudas, ha sido la mejor para estas plantas hasta la fecha.

jueves, 23 de marzo de 2017

Una nueva primavera

Asperula orientalis
El pasado lunes día 20 por la mañana daba comienzo de manera oficial la primavera. Día y noche se igualaban en duración y el invierno, que no ha sido especialmente frío pero sí el más lluvioso de las últimas décadas, tocaba a su fin. La estación invernal comenzó tras un colofón lluvioso de tres temporales seguidos que dejaron buenas cantidades de agua desde finales de noviembre. El primer mes fue bastante tranquilo, pero la calma fue rota por un cuarto temporal más duro que los anteriores. Después de ello vino otro mes y medio relativamente tranquilo con lluvias dispersas y poco cuantiosas y terminaría, a falta de una semana para el cambio de estación, con otro temporal de lluvias y viento que a nosotros no llegó a afectarnos de manera tan grave como ocurrió en Alicante y Murcia, pero que proporcionó una cantidad de lluvia apreciable y muy bienvenida. Al final, el invierno queda con más de 300 mm. acumulados, algo insólito si miramos atrás. Las temperaturas se han vuelto a suavizar y el inicio de primavera está siendo más benevolente que en años anteriores. Una entrada de aire frío ha refrescado gran parte de la península, provocando una bajada ligera de las mínimas en nuestra región. De lluvias, por el momento, no estamos del todo seguros si veremos alguna gota los próximos días.

Arenaria montana
Lo que es indiscutible es que la cantidad de flores es cada vez más grande y variada. Diversas especies llevan casi un mes floreciendo sin parar y otras tantas se han ido apuntando estos últimos días. Entre las anuales habría que citar a las Nemophila menziesii, las cuales empezaron esta vez con los ejemplares correspondientes a la variedad 'Penny Black', curiosamente los únicos que fueron puntuales a su floración a partir de febrero. Ya en marzo aparecieron las de color blanco y finalmente, con el paso de los días, la forma original de color azul celeste ha hecho aparición de manera patente. Pero sin duda, la gran sorpresa ha sido la floración de la Nemophila maculata. El año pasado me quedé sin semillas de la especie salvo las que pudiera haber por azar de la recogida conjunta de todas las plantas que florecieron en 2015, y el único ejemplar que creció se secó en plena floración sin más, sin producirse ningún descuido en el riego ni nada parecido. Por ello, me quedaba provisionalmente sin semillas y quizá hubiera tenido que comprar más. A lo largo del invierno, un ejemplar de Nemophila me llamó la atención por su gran tamaño en una maceta en la que mezclé otras anuales, pero di por sentado que sería una menziesii. He olvidado del todo si esta recién revelada como maculata llegó allí porque trasplanté una planta aleatoria del semillero, hecho con las mencionadas semillas mezcladas de 2015, o simplemente salió de una semilla perdida en el sustrato. El caso es que se convierte en una segunda oportunidad para recoger semillas de la especie y recuperarla paulatinamente en los próximos años.

Nemophila maculata
Otras especies no tuvieron tanta suerte y este año no están presentes en la terraza. Las Layia platyglossa nunca han sido capaces de dar semillas viables -las que producen siempre están huecas- y tristemente, este otoño pasado las semillas que guardaba ya no germinaron, con lo cual habrá que conseguir nuevas y esperar al año que viene. No ocurre lo mismo, por fortuna, con las Malcolmia maritima. Aunque me descuide y muchas plantas acaben perdiendo las semillas antes de que las recoja, basta con que consiga guardar unas pocas para tener éxito a la siguiente temporada. Además, a estas alturas todavía germinan las semillas originales de 2013 con las que introduje la especie en la terraza. De manera similar, guardo todavía bastantes semillas de Collinsia heterophylla desde 2015, que también empieza a florecer esta semana, aunque el ejemplar parece que esta vez no consiguió ganar ventaja al crecer y las espigas no son tan espectaculares como las de aquel año. En general, el intento de dejar el contenedor de anuales a su aire a base de autosiembra no ha salido demasiado bien, y a ello hay que sumarle que el temporal de enero arrasó la parte trasera por la fuerza combinada de la lluvia y las fuertes ráfagas de viento, pudriendo a muchos de los ejemplares de plantas arraigados allí. Este otoño queda claro que todo irá a base de semilleros, y más todavía con ese enorme avance que ha supuesto el uso de molusquicida para acabar con los caracoles.

Collinsia heterophylla
No obstante, la variedad en el contenedor no es del todo mala a pesar de que faltan bastantes especies emblemáticas que no habían faltado estos últimos dos años, como las Agrostemma, Centaurea cyanus o Schizanthus. De las presentes, hace ya días que florecen las Salvia viridis y ahora comienzan a abrir sus flores las amapolas de California. Las demás especies es de esperar que florezcan ya en abril, quizá un poco antes. Haciendo ya un esbozo de lo que debería ser la lista de plantación para el contenedor este próximo otoño, sin duda introduciría a una planta que llega este año a la terraza: la Asperula orientalis. Se trata de una rubiácea anual de porte ligeramente postrado que tolera de buen grado la sombra, aunque obtuve tantos ejemplares en una única siembra que los repartí por todas partes y a pleno sol, aunque más pequeñas, las plantas adquirieron tonalidades oscuras y empezaron a florecer antes. Su floración consiste en unos pequeños ramilletes de flores tubulares con 4-5 lóbulos de color lavanda. Su tolerancia al trasplante es tal que llegué a desplantar ejemplares cercanos a la floración por accidente, replantarlos en otras macetas y continuar con su vida hasta florecer. Dado que el contenedor pasa muchas horas en sombra durante el otoño-invierno, considero que podrían ser una adición excelente para este punto. Además, los tallos y hojas son largos y estrechos y crecen perfectamente entre otras plantas, ajustándose en tamaño tanto como les sea posible.

Ajuga reptans 'Atropurpurea'
En cuanto a las perennes, quizá aún es un poco pronto para que muchas empiecen a florecer. Todavía durante estos días se están revelando muchas bulbosas, algo que era de esperar dado que empezaron a mostrar crecimiento de flores bien entrado marzo, y es probable que algunas duren hasta abril o incluso no empiecen hasta entonces. Dejando de lado a estas plantas, de las que hablaremos en una entrada aparte, las perennes herbáceas también despiertan tímidamente. Tenemos, por un lado, a las Anemone blanda, las cuales empezaron a florecer en febrero, de manera tan irregular que pensaba que no vería más flores en lo que quedaba de año. Sin embargo, parece ser que están despertando de manera muy escalonada y todavía a estas alturas empiezan a emerger hojas con nuevas flores de debajo de la tierra. En el mismo entorno de semisombra que ellas, multitud de lamiáceas han rebrotado con fuerza y vuelven a desbordar sus respectivas macetas. La mayoría de ellas, mentas y relacionadas, pueden crecer tranquilas ya que sus aceites aromáticos disgustan a los caracoles. Sin embargo, una de ellas fue severamente atacada pero conseguí salvarla a tiempo rodeándola de molusquicida: se trata de la ya conocida Ajuga reptans 'Atropurpurea', que empieza a llenarse de flores. Tuve un ejemplar con anterioridad que tardó muchísimo en florecer y nunca terminaba de crecer bien, hasta que murió. El actual parece ir por mejor camino y seguramente, ahora que está libre de ataques, consiga volver a llenar su maceta.

Malcolmia maritima
En el lado opuesto, esto es, a pleno sol y protegida apenas por las espigas florales de las Freesia híbridas que se doblan por su peso, florece de manera abundante la Arenaria montana. Se trata de otra especie que tuve años atrás, pariente de los claveles, y que aunque conseguí que floreciese, lo hizo de manera pobre e irregular. Nada que ver con el ejemplar actual, que empieza a cubrirse de flores blancas como la nieve que aumentan en número cada día. Casi todas estas especies de perennes que compro ya crecidas en tiendas sobreviven y florecen bien durante un tiempo, pero no consigo que pasen del verano. He probado distintas mezclas de sustrato, ya que necesitan que éste sea a la vez rico en materia orgánica, ligero y que drene bien, y parece ser que no hay que complicarse demasiado al respecto. Mi gran experimento durante esta temporada es comprobar si de verdad habrá una gran diferencia al haber eliminado por completo el uso de agua calcárea en el riego, algo que dejé de hacer a mediados de agosto. Por el momento puedo hacerlo con facilidad ya que o bien riego con el agua recogida de lluvia (decenas de litros desde septiembre hasta hace unos días) o bien puedo recogerla de una planta pública de ósmosis en mi ciudad, donde el agua viene descalcificada y filtrada. Hasta ahora las macetas aparecían con una gran cantidad de cal acumulada en las paredes interiores y es probable que muchas plantas tuvieran problemas para absorber algunos nutrientes por este motivo, empezando a pudrirse y favoreciendo la aparición de hongos.

Anemone blanda
Las diferencias meteorológicas también van a aportar cambios significativos. Hay especies que se han desarrollado prácticamente igual que el año pasado, otras van varias semanas por delante y otras se atrasarán hasta casi un mes respecto a la temporada anterior. El por qué ocurre esto es complicado de adivinar ya que muchas veces no parece que influya si el conjunto otoño-invierno es más o menos fresco o lluvioso. En años anteriores he visto Centaurea cyanus sembradas en septiembre y floreciendo en enero, o Consolida ajacis floreciendo en noviembre, apenas dos meses después de la siembra y en un otoño bastante seco. Es probable que este año se asemeje más, salvando las distancias, a 2013, en el cual las temperaturas bajas reaparecieron en abril y hasta mayo. Por el momento, cabe destacar que este mes de marzo terminará algo más frío de lo que empezó y que visto lo visto, con las masas de aire frío polar que no dejan de llegar desde el Polo Norte debido al inusual calentamiento de esta zona del planeta durante el pasado año, quizá podríamos esperar una primavera algo menos calurosa y con buena presencia de lluvias. Las del año pasado, aunque escasas y repartidas, fueron bastante decentes.

Nemophila menziesii
Sin más, llegamos a la época predilecta que todo aficionado a las plantas de las regiones templadas ha estado esperando justo desde el otoño anterior. En concreto, en Cullera son los meses de febrero a junio los de clima más benigno y los que concentran el mayor porcentaje de floraciones para la inmensa mayoría de plantas, sean cultivadas o silvestres. Con ellas, y con el avance de la estación, es de suponer que también los insectos se irán animando. Aunque de momento lo hacen tímidamente, especialmente las abejas, es probable que la referencia que tenía del año pasado, con aquel invierno tan insólito, no sirva como ejemplo para comparar con la presente temporada. Habrá que vivir el paso de las próximas semanas para comprobarlo. Como siempre, y más desde que el cambio climático es más que patente, uno siempre desea que la primavera tarde un poquito más en arrancar si a cambio el calor desolador del verano también se retrasa de manera proporcional. Ya habrá tiempo para esas semanas con temperaturas mínimas más altas que las máximas actuales.

domingo, 19 de marzo de 2017

Pocas abejas

Lasioglossum sp.
El invierno prácticamente ha terminado y tras él, el número de especies de abejas que irán visitando las flores de la terraza es de prever que aumentará a lo largo de las próximas semanas. Existen unas pocas especies que para estas fechas ya son abundantes y de hecho, muchas de ellas llevan zumbando entre las flores desde la segunda mitad de febrero. El caso es que, de manera anecdótica, este año la variedad de especies, e incluso de ejemplares de éstas, está siendo mucho menor respecto al año pasado en la misma época. En aquel entonces había dedicado un par de entradas ya a la variedad de especies que visitaban las flores presentes. Claro, que habría que tener en cuenta que apenas fue el año pasado cuando comencé a interesarme por identificar a todas y cada una de las especies que venían, conociendo sólo a unas pocas de años anteriores y entendiendo que 2016 quizá no fuese un buen año de referencia, ya que el invierno excepcionalmente suave que tuvimos pudo acelerar el ciclo vital de muchas de las especies que aparecieron antes del 20 de marzo.

Actualmente sólo he contado cuatro especies en la terraza. A las habituales abejas melíferas habría que sumar una visita fugaz de un abejorro el pasado día 12, que se detuvo un instante en las rúculas y se marchó. Me detuve para observar de lejos qué hacía y si me daría tiempo a coger la cámara, pero el animal se limitó a probar dos o tres flores y se fue volando sobre los edificios. Es frecuenter que pase esto y en los últimos años apenas cuento unas tres ocasiones en las que los abejorros se tomaron su tiempo en la terraza, especialmente hace tres años cuando pusieron atención a buscar néctar en los Anthirrhinum majus y las Digitalis purpurea. Esta primavera podría ser que ambas especies florezcan, con lo cual habrá que estar al tanto.

Lasioglossum sp.
Las Anthophora plumipes este año no faltan, pero lo cierto es que cuesta encontrar el momento en que la visitante sea una hembra. A pesar de la observación muy temprana el pasado 12 de enero, las hembras de esta especie este año están escaseando incluso cuando ya hay distintas plantas en flor demostradamente atractivas para ellas: las Linaria, las borrajas y Cerinthe, las salvias S. officinalis y S. viridis o la reciente Echium candicans, entre otras. Hasta ahora parece ser que la especie no suele verse más allá de finales de abril, pero desconozco totalmente si esta aparente ausencia se verá traducida también en una presencia más prolongada. Por otro lado, las pequeñas Lasioglossum aparecen a menudo buscando alimento en las margaritas desde principios de febrero. El año pasado, aunque seguramente no me fijaría bien, no llamaron mi atención hasta abril o mayo.

El año pasado por estas fechas había visto a varias de las mencionadas y al menos otras cuatro más. Por un lado tenemos a las Rhodanthidium, que empezaron a venir a mediados de marzo, si bien en años anteriores aparecieron a mediados de abril; las Osmia hembra aparecieron a finales de febrero en 2016, pero en 2015, que fueron más abundantes, llegaron la segunda quincena de abril; los machos de este mismo género, aunque no sé si pertenecen a la misma especie que las hembras anteriormente observadas, fueron vistos en sendas ocasiones separadas a finales de marzo y finales de abril. Las Halictus, de presencia bastante amplia pero irregular, también empezaron a dejarse ver en marzo. Apareció también antes de primavera una especie de Andrena sin identificar que sólo vi un par de días. Por otro lado, ahora mismo echo en falta algunas plantas llamativas que hubieran venido bien para las abejas visitantes: las Cosmos bipinnatus, que los caracoles y las tormentas echaron al traste, o las Ismelia carinata, que ya no tienen facilidad para aparecer solas y habrá que volver a resembrar. Aparte, habrá que ver cómo termina el mes, pues esta primera semana de primavera parece que comienza con descenso de las temperaturas provocada por otra bolsa de aire frío que podría provocar de nuevo una situación de lluvias importante para el fin de semana próximo. Por suerte, todavía queda un buen montón de especies de plantas que florecerán a partir de ahora y de seguro darán una buena acogida a las abejas que decidan visitar la terraza las próximas semanas.

sábado, 18 de marzo de 2017

El invierno se despide


Dentro de dos días diremos adiós oficialmente al invierno, aunque la primavera climática ya se ha instalado sobre nosotros. Con días de sol, algunos de ellos excepcionalmente cálidos, y una jornada de lluvias que dio un empujón importante al desarrollo de las plantas, esta primera quincena de marzo está a la altura de las expectativas que se han impuesto como norma desde que cultivo plantas de flor en la terraza. Pasemos ahora al desglose de las distintas escenas que componen el vídeo:

00:00- Un par de flores de los pequeños Narcissus 'W. P. Milner'
00:20- Varias Linaria nevadensis 'Grenada Sol' con unas linarias de forma intermedia entre reticulata y maroccana al fondo
00:27- Nigella orientalis
00:32- Rhodanthe manglesii
00:37- Un macho de Eristalis tenax alimentándose en unas flores de rúcula
00:46- Cerinthe major
00:50- Mariposa del geranio (Cacyreus marshalli)
00:52- Arctotis fastuosa
01:04- Felicia heterophylla
01:12- Ursinia anthemoides 'Solar Fire'
01:26- Un escarabajo Tropinota squalida recorre las flores de la Osteospermum
01:38- Freesia híbrida de color rojo
01:47- Freesia híbrida de color blanco
01:54- Lampranthus aureus
02:01- Sparaxis tricolor
02:07- Nicotiana mutabilis
02:17- Gilia tricolor
02:20- Matthiola longipetala
02:26- Muscari latifolium
02:31- Syritta pipiens sobre flores de Malcolmia maritima
02:37- Argyranthemum frutescens
02:45- Sisyrhinchium bellum
02:48- Lupinus angustifolius
02:55- Echium candicans
03:21- Apis mellifera sobre las flores de Echium candicans