viernes, 17 de marzo de 2017

Echium candicans, el orgullo de Madeira

Espiga de flores de Echium candicans
La paciencia es una virtud que viene bien al jardinero, pero he de reconocer que en los últimos años encuentro más satisfactorio el cultivo de especies o bien anuales o bien perennes capaces de florecer tan rápido como éstas -indiferentemente si hablamos de semillas para sembrar o bulbos, rizomas o esquejes para plantar directamente. Preparar el sitio, el orden y la planificación puede ser algo complejo, pero los resultados se dejan ver tan pronto que a partir de épocas como la actual, en plena transición a la primavera, uno ya ha olvidado los montones de semilleros, los movimientos de macetas de sombra a sol, la protección de las plántulas y todos los quehaceres que permiten que cada año, entre febrero y junio, las plantas luzcan con las mejores de sus galas. Y con ello, se consigue también la experiencia para hacerlo cada vez mejor. Sin embargo, la especie que protagoniza esta entrada es todo lo contrario a esto, ya que su historia se ha prolongado tres años hasta llegar al colofón final, esto es, la producción de flores, con lo cual prácticamente ha estado en segundo plano recibiendo los cuidados necesarios y poniendo en duda si había acertado con ella.


Espigas de flores
Echium candicans (sinónimo de Echium fastuosum), conocida comúnmente como orgullo de Madeira, es una de esas especies de Echium propias de la Macaronesia que destacan por su desarrollo enorme, a diferencia de las hierbas de roseta basal que tenemos en la costa mediterránea. Con espacio de sobra puede convertirse en una planta que ocupa casi dos metros de alto y otros tantos de ancho, pero en una maceta de 30 cm. de profundidad, como en mi caso, la planta es prácticamente una miniatura de ello; no obstante, sigue siendo una planta grande y muy llamativa. Llegó a la terraza en forma de semillas y en principio barajé varias opciones para ello, ya que había visto en otros blogs cómo mucha gente cultivaba estos grandes Echium en maceta. Podría haberme decantado por el espectacular Echium wildpretii, que crece en una única y alta columna de flores rojas, o el similar Echium pininana, todavía más alto y con flores moradas. Me quedé con el candicans por su crecimiento ramificado que produce múltiples espigas de flores azuladas a modo de candelabros. La idea, sin embargo, tardó unos años en confirmarse como una buena elección.

Sembré las semillas en junio de 2014, ya que en principio al ser una perenne que necesita ganar tamaño no importaba ajustarse al calendario que suelo utilizar para casi todo, esto es, la siembra otoñal. No fue mal y las plantas germinaron, crecieron y para el otoño próximo ya las estaba colocando en su maceta definitiva, donde al parecer sólo quedó una planta. Teniendo en cuenta que es una planta tolerante a la sequedad y no contaba con más sustrato universal en ese momento, simplemente utilicé tierra arcillosa de la que solía emplear cuando sembraba las anuales de la familia Martyniaceae. Lo cierto es que la planta no va mal en este sustrato, pero tiene el inconveniente de que cuando se seca demasiado (en épocas de calor o viento de poniente), la planta queda con las hojas colgando. Sin embargo esto nunca ha significado un problema ya que basta con regar para que la recuperación sea inmediata; sorprendentemente, no acusa el exceso de riego y pasa perfectamente los días de lluvias prolongadas con el plato lleno de agua. Otro problema es que la maceta pesa demasiado, pero es tarde para cambiarlo. De hecho, viendo que pasaban los años y la planta no florecía, estuve cerca de intentar sacar el cepellón de tierra, quitar todo lo posible sin dañar las raíces y rellenar con un sustrato más ligero, todo ello a riesgo de que la planta no tolerase el trasplante. Finalmente, la aparición de montones de botones florales al empezar el invierno hizo que desistiese.

Vista general de la planta en flor
Con la planta ya bien desarrollada -prácticamente sin cambios desde finales de 2015- en cada uno de los extremos de los tallos empezaron a adivinarse las futuras espigas. Aguantaron sin problemas el granizo caído a mediados de enero y al fin, a principios de marzo, empezaron a abrirse rápidamente. El tono azulado de las flores tarda un poco en aparecer, ya que al principio son de color violeta como ocurre con nuestros Echium herbáceos. Como era de esperar, todas las abejas presentes en esta época se han acercado a tomar alimento de ellas. En estos momentos faltan ya bastantes flores, pero no consigo discernir si las estructuras que aparecen entre ellas son las cápsulas de semillas en formación o nuevos botones florales que irán llenando los huecos que quedan. Desconozco también si la planta durará mucho tiempo, ya que suelo encontrar la información de que es una perenne de vida corta. Supongo que siendo la primera vez que florece será capaz de repetir al menos a la temporada que viene.

La floración del orgullo de Maderia es pues un premio digno a la espera y constancia puesta en ella durante estos tres años, y un añadido excepcional al conjunto de flores espectaculares y llamativas para los insectos que pueblan la terraza. Podría haber tenido compañía, ya que durante 2016 tuve también unos Echium vulgare que, desgraciadamente, se pudrieron con las primeras lluvias de otoño y, visto lo visto, si no lo hubieran hecho entonces los hubiera perdido después con los continuos temporales. Sin embargo, no desisto en mi empeño de traer más especies de este género, aunque sea a base de recolectar semillas de los abundantes Echium creticum ssp. coyncianum que pueblan esta región.

2 comentarios :

  1. Yo traje hace 4 años unas semillas de Echium Fastuosum syn candicans, salió soslo una plantita con bonitas hojas pero de flores nada, al año siguiente ya medía aprox. 1 metro, y de pronto la gran sorpresa de hermosas varas llenas de florecillas, cuando pasó la floración la planta murió, como tenía aún otras semillas repetí la siembra pero parece que alli habia menos horas de sol o sea que la planta creció con las ramas buscando el sol y hubo que ponerle soportes para apuntalar las pesadas flores que duraron unos 10/12 dias hasta que una intensa tempestad de dos dias y noches las estropearon, se pusieron todas las flores amarronadas, y al secarse
    tomaron la característica forma de cabezas de vivora o flechitas negras. Corté algunas con bastante tallo para darle fuerza a las varas que aún no florecieron, corte los tallos quitando 2/3 de hojas y con polvo para germinar las meti en tierra y la mitad de las semillas las distribuí en tierra por el jardín y en una caja plástica de las que traen con comida delivery con tierra liviana y algo de arena como testigo para ver si tengo éxito en reproducirlas . (Esta experiencia la hice en octubre, el sobre alemán que trae muchas indicaciones dice que se puede reproducir dentro de la casa en cualquier época del año, y sacar pasadas las noches heladas... la primavera empezó aqui en la provincia de BsAs el 21 de septiembre, florecieron principios de octubre, aqui de heladas nada, cuandoves que paso les cuento ! saludos gauchos!

    ResponderEliminar
  2. Hola mutter47, perdón por tardar años en contestar, pero el blog lleva parado desde 2017 y sólo dejé una entrada suelta en 2020, y desde entonces los comentarios se quedan "pendientes de moderación" dado que por aquellas fechas me entraba mucho spam. Me he dado cuenta hoy de que tenía unos cuantos sin aprobar.

    Justamente ahora mismo tengo una nueva Echium candicans que compré ya como plantita, no semillas, y tengo muchas ganas de verla en floración dado que ahora la tengo en un huerto con espacio de sobra. Ha sobrevivido por los pelos a unas cuantas semanas con heladas breves y ahora está sacando hojas aunque sigue igual de pequeña. Dicen que puede vivir varios años, pero creo que la planta es bienal, así que no espero verla florecer este año, pero lo que más me interesa ahora es ver si se resiembra. Tengo un Echium herbáceo, Echium plantagineum, que ha logrado el "milagro": recolecté las semillas en 2019, probé a sembrarlas en 2021 y en 2022 tuve una sola planta, que se hizo enorme, y tan sólo con tirar por el suelo los tallos florales secos me ha dado como resultado decenas de plantas. Si la Echium candicans es capaz de hacer eso me haría mucha ilusión, imagina tener 10 o 12 arbustos al máximo de floración :D Con esto digo que las Echium son facilísimas en cuanto a rusticidad, aquí crecen en sitios degradados y están en flor ya en pleno invierno. La única diferencia que hace especial a la E. candicans es que viene de una isla atlántica subtropical, a ver qué tal va.

    ResponderEliminar