martes, 7 de marzo de 2017

Dos muscaris

Muscari latifolium
Estamos en la época álgida de floración para muchas plantas bulbosas. Los narcisos y jacintos, que fueron los protagonistas indiscutibles del mes pasado, empiezan a acercarse progresivamente al final de esta etapa, aunque quedan todavía varias especies que están tomando o podrían tomar el relevo en las próximas semanas, tanto de narcisos como de otras amarilidáceas, liliáceas, iridáceas y asparagáceas. A lo largo del mes de marzo es de esperar que florezca la mayor variedad y posteriormente, antes de terminar la primera quincena de abril, la inmensa mayoría de especies de floración primaveral habrán terminado. Habrá que aguardar a la siguiente etapa a la espera de que repitan floración algunas azucenas y los gladiolos plantados esta temporada. Entre todas esas plantas encontramos también a los Muscari, cuyo miembro más madrugador, Muscari macrocarpum, comenzó a florecer en el mes de enero. Eso sí, uno de ellos todavía ha llegado a mantener abiertas sus flores estos primeros días de marzo, aunque su etapa florífera puede darse por terminada ya.

La especie más abundante en la terraza es el Muscari armeniacum. Plantados desde 2011, y aunque todavía quedan ejemplares procedentes de aquella época, los diversos bulbos repartidos por varias macetas proceden de unas tres o cuatro ocasiones distintas en las que se compraron a fin de obtener ejemplares más vigorosos. Afortunadamente, parece que los más recientes, los que se plantaron en 2015, han vuelto este año con un vigor similar al de la temporada de plantación, a pesar de que se han demorado un poco respecto a ésta. Son los más altos y de flores más voluminosas, aunque también los que se encuentran en una zona más sombría de la terraza. De todos los ejemplares, los que están a pleno sol suelen ser los primeros en florecer, aunque siempre son los más pequeños, quizá por la sobrepoblación de la maceta en la que se encuentran. No cabe duda que son bulbos muy tolerantes que pueden soportar por igual el no recibir agua desde el final de la primavera hasta que llueve en otoño como vivir en macetas con riego continuo. De hecho, todavía a estas alturas me aparecen pequeñas hojas de esta especie en muchas macetas donde he usado tierra que pudo estar en algún momento en contacto con ellos. Tampoco habría que descartar que algunos sean germinados allí, pues producen semillas en gran cantidad. En ocasiones pueden volver a crecer tras su descanso tan pronto como a finales de agosto.

Muscari armeniacum
Este año he introducido una tercera especie de Muscari en la terraza. Después del fallido intento con Pseudomuscari azureum -la típica especie de bulbosa de la cual florecen sólo unas pocas plantas y posteriormente, los bulbos se pudren en verano- me decidí por probar con especies más cercanas en aspecto al M. armeniacum. El elegido fue Muscari latifolium, especie con el aspecto típico del género cuya principal característica son sus hojas, que en lugar de las numerosas y largas, acanaladas y reptantes que poseen los armeniacum se limitan a un par de hojas cortas, anchas y verticales que envuelven el pedúnculo de las flores, algo similar a las hojas de un tulipán recién brotado. Las flores tienen la particularidad de ser moradas, sin reborde blanco, siendo las que coronan el extremo de las espigas de una tonalidad algo más clara, y estériles . Por ahora sólo ha florecido uno y apenas encuentro otro más brotado, pero parece ser en general algo más tardío y todavía podrían aparecer más. Confío en que sea una especie que consiga establecerse y vuelva un año tras otro. Y quién sabe, puede que en próximas temporadas decida traer otras especies que si bien son muy parecidas, cada una tiene su particular encanto.

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