martes, 14 de marzo de 2017

Flores y meteorología cambiante

Nigella orientalis
Esta primera quincena de marzo parece recuperar la racha de récords que empezaron con el pasado enero, el más lluvioso en décadas, pero en esta ocasión sumaremos datos de temperaturas. Con 27,2ºC en Cullera, 28,8 en Sueca y más de 30 en varias localidades valencianas, este pasado viernes día 10 se convertía en el día de invierno más caluroso en la Comunidad Valenciana desde que se tienen registros. Y no fue algo aislado, ya que el calor empezó a apretar el día anterior y las temperaturas fueron muy similares. Dos días de principios de marzo que bien podrían haber sido de finales de mayo. El pasado mes de febrero fue bastante templado, algo que tampoco debería ser lo habitual. Y es que el preocupante cambio climático es cada vez más patente: hasta las golondrinas y aviones sobrevuelan ya estos días la terraza. Para terminar de añadir interés a la situación, el domingo llegó por el noroeste una bolsa de aire frío que provocó una lluvia moderada que dejó 72 mm. en menos de 24 horas cayendo ininterrumpidamente, lo cual es una ayuda estupenda para las plantas en esta época. El viento fue menos intenso de lo que se esperaba -menos mal- y la bajada de temperaturas ayer lunes fue notable, reducida a la mitad respecto a días anteriores. Ahora tenemos ya el mes de marzo más lluvioso desde 2012 y hoy martes el sol volvía a lucir.

Rhodanthe manglesii
Eso sí, con la maquinaria de la floración puesta ya en marcha, las especies de plantas en flor que hay en la terraza ahora mismo son variadísimas. Hay de todo: especies nuevas, especies conocidas y algunas que quedaron pendientes ya que si bien había tenido floreciendo antes, por un motivo u otro éstas tuvieron un desarrollo irregular. De este último tipo de casos habría que destacar al Lupinus angustifolius. Hace años que cultivo la especie, que es relativamente fácil de encontrar ya que se vende como abono verde: la planta nitrifica el suelo durante su vida y posteriormente puede segarse y utilizarse como mantillo. A mí me interesaba ver sus flores azules, pero con el tiempo fui descubriendo que es netamente acidófila. No obstante, el primer resultado positivo lo obtuve plantándolos en un sustrato ácido (turba rubia) pero regando con agua calcárea. En aquel entonces las plantas resultaron ser cleistógamas y produjeron semillas sin abrir sus flores. En posteriores intentos, lo mismo. Este año los sembré en un sustrato a base de arena, arcilla y pinocha regado con agua de lluvia o descalcificada y filtrada por ósmosis. Los primeros ejemplares empezaron a repetir la historia y de hecho están formando frutos desde hace semanas; de semillas sembradas posteriormente he obtenido al fin al primer ejemplar capaz de abrir flores. Éstas aparecen en estructuras irregulares que no siempre llegan a formar las altas espigas típicas del género. Son de un llamtaivo color azulado oscuro con el centro de la flor violáceo. Ahora toca comprobar si el resto de ejemplares florecen igual y si será posible conseguirlo más a menudo a partir de ahora.

Lupinus angustifolius
Otro caso parecido es el de las ranunculáceas Nigella orientalis. Hace años que cultivo a sus parientes, las Nigella damascena, que tienen la peculiaridad de aparecer por cualquier parte ya que las semillas tienen bastante éxito germinando sin asistencia. Aunque lleguen a germinar en septiembre, siempre florecerán en la segunda mitad de la primavera. Las orientalis parecen no tardar tanto y ya hay un ejemplar en flor, así como otros formándolas. Esta especie me vino en una mezcla de semillas y éstas son muy fáciles de diferenciar, ya que en lugar de los granos negros y rugosos de su pariente damascena éstas tienen semillas aladas en forma de disco de color pardo, con el centro -la semilla propiamente dicha- hinchado, y germinan con facilidad. La planta cuenta con hojas igualmente divididas, finas, y las flores a grandes rasgos se diferencian de sus parientes por los prominentes folículos que se erigen en el centro y por el color amarillo y rojo de sus pétalos. El año pasado sembré algunas por probar, algo tarde, y florecieron a finales de primavera, durando apenas un par de días. Eso sí, produjeron semillas. Las cápsulas, en lugar de la estructura globosa de su pariente damascena, se limita a unas vainas que prácticamente vienen a ser los folículos engrosados y secos, con un aspecto similar a las de Consolida o Delphinium.

Nemophila menziesii blanca
Respecto a especies nuevas, toca hablar de la australiana Rhodanthe manglesii. Similar a Rhodanthe chlorocephala, que cultivo desde hace algunos años, se diferencia por tener hojas redondeadas que abrazan los tallos, perfoliadas. Las brácteas que simulan ser flores parecen ser también mayores en proporción al disco floral central que en su pariente. Debido a problemas con exceso de humedad, caracoles y demás, sólo he obtenido un ejemplar de pequeño tamaño de los tres que hubo en principio, desconociendo si el tamaño menor es una característica de la especie. Por otra parte, entre las especies conocidas, aparecen en de nuevo las Nemophila menziesii blancas. Aunque ya se han abierto algunas azules típicas, lo cierto es que ni siquiera llegué a sembrar las semillas recogidas específicamente del ejemplar de flor blanca del año pasado, con lo cual la mutación parece hacerse cada vez más dominante entre los ejemplares replicados año tras año. No me molestaría en absoluto que la mutación se mantenga siempre y cuando las plantas azules sigan apareciendo en, digamos, un 50% de los casos al menos.

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