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Dianthus plumarius |
El verano de 2015 ha comenzado fuerte, demasiado fuerte. Aún vamos a entrar ahora en lo que popularmente se conoce como la canícula, ese periodo conformado por la segunda quincena de julio y la primera de agosto que suele albergar los días más cálidos del año, y ya estamos más que hartos de calor. Tras aquella excepcional -y puntual- subida que tuvimos a mediados de mayo, el tiempo volvió a sus valores normales y todavía disfrutamos de algunas lluvias, pero apenas unos días después del solsticio de verano nos invadió una nueva ola de calor norteafricano que ha ido encadenando más y más entradas de aire cálido. Llevamos desde el día 24 sin bajar de los 20ºC y el día 7 volvía a activarse la alerta roja por temperaturas máximas, igual que el 14 de mayo, llegando a los 40,5ºC en mi ciudad local, Sueca. Por suerte ninguno de estos días de intenso calor ha estado acompañado de poniente, que sería ya el acabóse: en el interior peninsular están padeciendo más calor todavía que nosotros. Gracias a esto, las diferencias térmicas entre Sueca y Cullera son notables, ya que en la ciudad donde tengo las plantas la brisa marina todavía se hace notar, consiguiendo que la máxima alcanzada en el peor día se quedase en unos aceptables 32,5ºC. Esa es prácticamente la tempetura máxima diaria habitual que estamos teniendo en Sueca desde que comenzó el verano.
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Ferocactus herrerae |
A pesar de estos tremendos datos, las habitantes de la terraza no están teniendo problemas y las plantas viven bien con un chorrito de agua cada dos días. Hay que señalar, en referencia a la mencionada ausencia de vientos de poniente fuertes, que la humedad ambiental se mantiene alta y los vientos soplan con suavidad, con lo que la desecación no pasa de la que pueda producir la radiación solar. La mayoría de bulbos se han quedado secos y no necesitan riego, y alguna que otra tuberosa también, con lo que el gasto de agua no está siendo en absoluto elevado, cosa que se agradece ya que es menos pesado rellenar y subir 20 litros que 40.
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Lobelia cardinalis |
Aunque hay pocas flores ahora mismo, todavía hay tiempo para sorprenderse con las plantas que regresan o florecen por primera vez a pesar de las condiciones. Sigue en flor tras dos semanas la anteriormente mostrada
Iris domestica y también la más grande de las
Zinnia 'Persian Carpet', aunque desgraciadamente es la única superviviente de su especie; desde principios de mes la azucena
Lilium henryi, la cual aparecerá en breve en una entrada, no ha dejado de tener flores. Los
Dianthus chinensis de manera sorpresiva vuelven a la carga en lo más caluroso del verano, regalando grandes flores de color blanco y rosa. La variedad doble
heddewigii, en cambio, no ha dejado de florecer desde principios del mes pasado. A ellos se suma una especie nueva, perenne, que es tan rápida desarrollando las flores que por más que revisara las plantas no fui capaz de darme cuenta de que iba a comenzar su floración. Se trata de
Dianthus plumarius, clavellina de flores pequeñas de aspecto muy similar a otras especies del género, con rosetas de hojas estrechas y glaucas un tanto duras al tacto. Parece resistir muy bien estas condiciones y prueba de ello es que haya esperado a florecer en estas fechas, siendo sembrada en otoño como el resto de herbáceas. Las flores tienen un delicado perfume, aunque no lo consigo apreciar si no es acercándome mucho.
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Anacridium aegyptium |
Entre los regresos, tenemos el caso cercano en el tiempo del
Ferocactus herrerae, que hace unas pocas semanas abrió su primera flor del año y en esta ocasión parece que ha adelantado su formación y dosificado su apertura. El año pasado las flores se abrieron en días sucesivos durante una semana del mes de julio, pero este año parece que el plazo se alargará un mes o más. En la foto se aprecia cómo aguardan otras dos flores más debajo de la que se ha abierto al comenzar esta semana, pero por su estado de desarrollo puede deducirse que habrá que esperar como mínimo una semana para que se abra la siguiente.
La otra planta que ha vuelto con fuerza es la
Lobelia cardinalis, la espectacular especie norteamericana de flores escarlata. Cumpliendo un ciclo similar a las ya desaparecidas
Lobelia siphilitica, la planta pierde las hojas más grandes hacia el final del verano y queda durante gran parte del año como una roseta muy pequeña. A mediados de primavera aumenta su tamaño y en lo más caluroso del verano emerge la vara floral, que se ha adelantado unos días respecto a la temporada anterior y está más densamente poblada de flores. Al ser una planta de ribera resulta menos probable pasarse con el riego, aunque por lo general en su ubicación a semisombra esta cuestión nunca ha dado problemas. A su pariente
siphilitica los hongos le jugaron una mala pasada la primera temporada y en la segunda acabaron definitivamente con ella.
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Dianthus chinensis |
A pesar de que los calores veraniegos suelen favorecer a los insectos, la ausencia de flores en la terraza suele hacer que el verano sea una época de poca presencia invertebrada. Incluso el compost está tan caliente y seco que parece que las moscas rehuyan a depositar sus huevos en él. Sólo veo estos días avispas papeleras
Polistes, moscas y chinches
Graphosoma lineatum, que llevan instalados en los
eneldos (ya secos) desde finales de abril y desconozco el porqué. También he recibido en este tiempo la visita de dos saltamontes o langostas de la especie
Anacridium aegyptium, el primero de ellos con una sóla pata saltadora, que volvía a la terraza a pesar de que lo lanzase al aire en distintas ocasiones. El segundo, el de la foto, se pasó un par de semanas escondido en el mismo punto, pero no lo he visto más en estos últimos días.
Es un alivio que a pesar de las agobiantes condiciones ambientales las plantas se las apañen tan bien con el mismo riego que han tenido hasta ahora. En cambio, esta situación hace más incómoda la presencia en la terraza y mis visitas están siendo bastante fugaces, con sólo media hora en la que compruebo todo, hago algunas de las fotos que aparecen en el blog y riego. De todos modos, habrá que echarle valor y comenzar con algunas tareas de mantenimiento, como la comprobación de bulbos que ya llevan semanas o meses en letargo, y la más pesada limpieza de la casa que tengo pendiente de hacer. Sería raro que el calor remitiese de manera notable, pero la situación actual es tan dura que podría darse el caso que la canícula fuese algo más suave que este primer cuarto de verano.
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