viernes, 11 de octubre de 2013

La transformación del Mammillaria nejapensis

Aspecto actual, en floración
Reconozco que nunca he puesto interés en plantas como los cactus y las crasas más resistentes - plantas tipo Aloe, Echeveria, Crassula, etc.- y que las pocas que tengo llegaron "de rebote" a mis manos e incluso perdí algunas por el camino, pero ello no significa que las desprecie, pues no me importa guardarles un sitio en la terraza. Pero este año, algunos de los cactus que tenía "de toda la vida" han hecho algo que quizá consiga que les preste más atención a este tipo de plantas a partir de ahora: florecer, demostrando que pueden ser tan llamativas como las que más.

Este año, después de recuperar a los cactus y darle el tratamiento necesario, esto es, dejarlos totalmente secos en invierno (por supuesto, a resguardo incluso de la lluvia) y sacarlos al sol y regarlos en verano, he conseguido que dos especies florezcan. De una de las dos, desgraciadamente, no conseguí obtener documentos gráficos que lo atestigüen, y en parte fue por la manía de buscar el perfeccionismo que tengo a veces. Se trataba de un Ferocactus que ni siquiera recuerdo cuántos años hace que llegó a casa. Durante el mes de agosto empezó a crecerle una flor que acabó estando lista para abrirse justo aquella semana que llovió tanto en Cullera. La pillé a medio abrir y no le hice fotos por eso, y ante la amenaza de lluvia se me ocurrió bajarla al patio para evitar que se estropeara. La siguiente vez que volví la flor permanecía medio cerrada, con lo cual tampoco hubo fotos, y la dejé en la terraza. Resultó ser que a partir de esa noche cayeron las lluvias más intensas, así que para cuando volví ya no había flor que ver, quizá en parte por las lluvias y en parte porque las flores de cactus duran poco. Total, que no hice fotos ni de la flor a medio abrir, de un bello color naranja, y tendré que esperar a repetir suerte al verano que viene.

Detalle de las flores
El caso que nos ocupa en la entrada ha tenido bastante más suerte. Se trata de un pequeño Mammillaria karwinskiana ssp. nejapensis, una de tantas especies de cactus de este amplio género, caracterizados por su talla contenida, formas redondeadas y multitud de pequeñas espinas. Este cactus llegó como regalo quizá allá por 2010-2011, junto con los Kalanchoe blossfeldiana que aún tengo y una bromelia Guzmania que en mi casa tiraron a la basura cuando se secó y no pude conservarla con la posibilidad de que algún hijuelo volviera a ocupar la maceta. Este pequeño cactus tenía una forma casi esférica y venía en una de esas pequeñas macetas en las que suelen venderlos en los comercios, en la que todavía sigue, pero hasta que termine su ciclo.

El cactus estuvo mucho tiempo en casa, en un mueble, desde donde muchas veces se cayó al suelo por un tropezón. En 2011 me lo llevé y fue el primer año que, tras seguir algunos consejos, se me ocurrió eso de guardarlos a cubierto en invierno. Dos temporadas después, en 2013, empezó a mostrar sus primeros cambios.

En mayo el pequeño cactus comenzaba a tomar una forma más cilíndrica y me sorprendió con 4-5 florecillas de color blanco amarillento con líneas pardas verticales en los pétalos. Era la primera vez que conseguía que un cactus floreciese, y eso era especial. Fue entonces cuando le puse nombre, preguntando, pues ahora ya podía ser más fácil identificarlo. Y así fue: Mammillaria karwinskiana ssp. nejapensis es, por lo menos, la subespecie y especie que más le cuadran.

Aspecto y floración en mayo
A lo largo del verano el cactus seguía dando que hablar, pues empezó a "desdoblar" su tallo, proceso llamado división dicotómica. Esto es, que en lugar de ser un cilindro con un ápice, se convierte en una suerte de dos tallos pegados, en forma de corazón, con dos extremos en su parte superior. Pero la sorpresa ha sido que, tras el verano y este proceso, en pleno otoño ha vuelto a florecer y de manera más abundante.

No sé si en un futuro acompañaré a este pequeño cactus con algún pariente, dado que todavía me cuesta mucho identificarlos -y nunca los venden con nombre- y me gustaría, por ejemplo, obtener alguna especie más del mismo género pero con flores rosadas. Ya se verá. Por lo pronto, dejaré al cactus a su aire hasta que el tiempo se vuelva más fresco y húmedo -este año parece estar tardando- y toque bajarlo de nuevo al patio. Una vez haya pasado el tiempo de crecimiento, poco antes de volverlo a subir, lo pasaré a una maceta más grande para que continúe dividiéndose, si quiere, durante la temporada próxima. Y es que no hay nada más satisfactorio que una planta que dé buenos resultados después de buscar para ella los cuidados más adecuados.

No hay comentarios :

Publicar un comentario