miércoles, 2 de octubre de 2013

Las flores del otoño

Symphyotricum novi-belgii
Ya comenzó octubre, y lo hizo con una preocupante entrada de viento de poniente que llegó a disparar los termómetros hasta 34ºC. Si bien acababa de regar las plantas por la mañana y quizá no haya mayor problema, lo que hay que tener en cuenta es que el poniente suele tumbar la humedad relativa de manera drástica, y quizá a las jóvenes plántulas de cortas raíces no les haya sentado nada bien. Saldré de dudas en la próxima visita. Visita que, si las previsiones se vuelven a cumplir tal cual acertaron con este calor, posiblemente esté pasada por agua: se esperan las primeras lluvias otoñales para todo este final de semana, el momento ideal que andaba buscando para terminar de sembrar las anuales y demás herbáceas. Resulta curioso, y es hasta un alivio, que este episodio se haya producido un 1 de octubre. Si llega a ocurrir en julio o agosto, los termómetros hubieran subido mucho más y el efecto del poniente hubiera sido un duro golpe para muchas plantas. Ya ocurrió en mayo y tuvo sus consecuencias.

Tricyrtis formosana
El otoño, en un clima templado con poco frío como el nuestro, es una época de resurgir. No en vano muchas plantas de nuestro entorno son, incluso, exclusivas de esta estación. Los montes de Cullera ven abrirse en estas fechas a plantas como Lapiedra martineziAllium moschatum, Narcissus autumnalis, Prospero obtusifolium y autumnale, Spiranthes spiralis, Satureja y otras tantas. También las margaritas Bellis sylvestris comienzan ya a florecer, en su etapa de esplendor que durará hasta mediados de invierno. Muchas plantas que florecen en otras fechas tendrán en el otoño su mejor momento, como los romeros y aliagas. En los campos, aparecerán en gran número multitud de hierbas que durarán hasta principios de primavera en flor, pero que será durante el otoño cuando luzcan sus mejores galas: Erodium, ranúnculos, cerrajas, rabanizas...

En casa pasa un poco de todo. Hay plantas eminentemente otoñales que florecen exclusivamente en esta etapa, mientras que otras simplemente retoman lo que llevaban haciendo desde antes de que el verano se volviese demasiado agobiante. Algunas, más simples todavía, son anuales o perennes tiernas que consiguen florecer si fueron sembradas a finales de primavera o durante el verano. Climáticamente, nuestro otoño es una progresión casi proporcional a la primavera, esto es, que el calor se retira poco a poco y durante el mes de octubre las similitudes con la primavera son muchas. La falta de heladas o precipitaciones en forma de nieve como ocurre en otros puntos de la península, la cercanía al mar y la baja altitud hacen que, por ejemplo, las temperaturas medias de diciembre sean casi iguales a las de marzo, con el condicionante de que diciembre tiene muchas menos horas de luz natural.

Chile habanero
De esas plantas que florecen en otoño, destacaré al áster Symphyotrichum novi-belgii. Me he pasado el año hablando de esta especie, preocupado por los hongos que no han dejado de atacarle nunca, ni siquiera ahora. El crecimiento de la planta fue totalmente distinto al del año pasado y es de esperar que la infección tuviese la culpa. Sin embargo, y contra todo pronóstico, en apenas un mes un tallo ha emergido de la planta con la misión de florecer. Obviamente no se acerca ni por asomo al resultado del año pasado, cuando la planta creció con normalidad y formó un arbusto de casi un metro de alto. Esta vez, un tallo de apenas 20 cm. de alto tiene la misión de abrir al sol sus capítulos color lila. En la foto aparece el primero de ellos, con lo cual seguro que haré más fotos cuando estén abiertos varios a la vez. Espero que la planta sea capaz de mejorar y volver a alcanzar grandes tamaños para el año que viene.

Al mismo tiempo, se abre la primera flor de la Tricyrtis formosana, que al contrario del áster ha tenido en éste su mejor año. Vienen cerca de 14 tallos, si no más, con flores en su extremo, creciendo de manera pausada. Esta liliácea de raíces carnosas, sin bulbos, es una especie de floración eminentemente otoñal y descanso invernal, permaneciendo sin hojas hasta marzo y creciendo a lo largo de los meses más cálidos del año. Esta temporada no ha sufrido plaga alguna, aunque es evidente que el calor ha impedido que llegue totalmente inmaculada, difícil por otra parte al tratarse de una planta que no renueva sus hojas hasta la temporada siguiente. De todos modos, la diferencia con el año pasado es abismal, y las flores aparecerán en tallos de hasta 40 cm. de alto y en mucha mayor cantidad. También volverán a aparecer por aquí cuando eso ocurra.

Lobelia siphilitca
Las Cosmos bipinnatus del verano hacen frente como pueden a este inesperadamente cálido y seco final de verano y principio de otoño, del cual podrán salir airosas una vez comience a llover y la temperatura se suavice. Todavía se ven pocas flores grandes, pero entre ellas ha aparecido la primera planta de pétalos blancos desde que tengo la especie en la terraza. En principio este color se encuentra dentro del rango del tipo de plantas que sembré inicialmente, pero esta planta no ha surgido directamente de la propia mezcla, sino que ha aparecido de manera espontánea tras un par de generaciones. Técnicamente, la planta es "nieta" de las primeras cosmos sembradas la primavera de 2012, que florecieron por estas mismas fechas y dieron multitud de semillas que iban germinando en macetas y yo iba trasplantando a este mismo contendor. De dicha generación surgieron otras tantas plantas cuyas semillas también dejé caer o yo mismo depositaba a los pies de las plantas adultas. Con todas las plantas en mezcla de colores estos casos son habituales: mis antirrinos de mata baja salen en su mayoría rosados, y otros pocos son blancos: la planta de donde saqué las semillas era de flores amarillas, y quizá este color aparezca cuando menos lo espere.

Cosmos bipinnatus blanca
En el rincón trasero de la terraza siguen en flor las Lobelia siphilitica, con una estilizada vara floral de intenso color añil, o azul violáceo si se prefiere. Aunque la foto es de hace una semana y en aquel momento lucían bien, lo cierto es que no tengo muchas esperanzas depositadas en ellas puesto que las hojas se han llenado rápidamente de hongos y están muy estropeadas, algo que ocurrió de manera muy similar con una Papaver setigerum hace unos meses: las hojas parecen estar algo secas, con manchas blancas y puntitos negros. Si se diera el caso que las plantas muriesen, todavía llego a tiempo para recuperarlas de cara a la próxima temporada sembrándolas de nuevo, dado que las actuales han llegado a florecer ahora siendo sembradas en enero. Por lo pronto, si las lluvias dejan un ambiente más húmedo, puede que las traslade a la zona de sol unos días.

Florece también una hortaliza, el chile habanero (Capsicum chinense). Obtuve la planta sacando las semillas de un fruto desecado que me regaló un amigo en mayo, y tras un primer intento fallido cuando la planta acababa de germinar, a la segunda conseguí establecer esta que tengo ahora. Eso sí, empezó en junio y su crecimiento ha sido lentísimo, más todavía que el de los pimientos Capsicum annuum que casi todos los años acabo sembrando. Las flores han aparecido hace poco y, si las lluvias no las tumban, quizá consigan dar alguno de los picantes frutos que los caracterizan.

Faltan unas pocas plantas por florecer que seguro incluiré en una entrada próxima, junto con aquellas otras que han recuperado las fuerzas o el despliegue total de las . Por ejemplo, está floreciendo la Ipomoea purpurea que tengo en el balcón y no tardarán en hacerlo los Oxalis bowiei, que presentan ya dos varas con flores. El otoño no va a estar exento de colorido, desde luego.

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