jueves, 6 de febrero de 2014

Febrero muy primaveral

Oxalis latifolia
Ya es raro que aquí, la transición de un verano a otro -por llamar de alguna manera al período del año en el que las temperaturas bajan y vuelven a subir- tenga una regularidad lógica y moderadamente progresiva. Esto es, que debería ir haciendo cada vez más fresco en otoño, continuar durante el invierno y mejorar a partir de marzo. Pues no: o el calor se alarga demasiado, o el invierno comienza a remitir muy pronto, como es el caso de esta temporada. Lo habitual suele ser que en febrero haya días fríos, a veces con las mínimas absolutas del año, cambiando radicalmente hacia el final y volviéndose muy suave. Queda tiempo para ello, incluso podría saltar a marzo, pero lo cierto es que este año el mes comienza con la misma tendencia con la que acabó enero: poniente, calor y nada de lluvia a la vista, prácticamente lo contrario al resto de la península. La madrugada del pasado día 5 dio una mínima en Cullera de 13ºC, una temperatura que podría ser perfectamente la de un día de principios de mayo. De media mañana a primeras horas de la tarde, de 18ºC en adelante.

Lino común
Las plantas no están más adelantadas porque la época o su talla todavía no lo permiten, porque si no, todavía habría más flores de las que hay. Continúan en flor todas aquellas plantas que empezaron a hacerlo allá por noviembre, siendo pocas las excepciones y muchas de ellas con razón: por ejemplo, el Oxalis bowiei terminó su ciclo por aquel entonces, siendo de momento la única especie del género que tengo que se ajusta a unas fechas para florecer. Los demás florecen siempre que tengan crecimiento, como el Oxalis triangularis o el más reciente Oxalis latifolia, para el cual es indispensable un baño de sol directo durante unas horas para desplegar sus flores y permitir su correcto desarrollo. Dichas flores se parecen a las del mencionado O. triangularis aunque son  todavía más pequeñas. Esta especie, aunque la recibí de un compañero de México, también aparece en algunos puntos de España como invasora.

Gaillardia aristata
Todas las plantas florecidas de la parte soleada siguen a más. Las Mauranthemum paludosum parecen haber coincidido esta vez con su época favorita y no dejan de sacar flores cada vez más grandes y de una duración extraordinaria. Además, la planta ha ido apareciendo en diversas macetas y alegra cada rincón de la terraza. La única compuesta que parece buscar algo más de luz es la gazania, pues las flores no terminan de desplegarse del todo; en el otro extremo, una de las Gaillardia emitió una ramificación desde su base y ha desarrollado el capítulo más grande que yo recuerde desde que tengo la especie, con unos 9 cm. de diámetro. Por su parte, la Geum coccineum tiene menos flores a punto de salir, pero quizá sea algo transitorio, hasta que empiecen a aparecer nuevos tallos. Además, está cercana la floración de nuevas especies sembradas a finales del año pasado.

Espuela de caballero
En el contenedor, los días de calor y los generosos riegos están propiciando un crecimiento desenfrenado en las plántulas, y otras tantas aparecen ahora gracias a la eliminación de las enormes caléndulas que quitaban la luz al rincón donde supuestamente deberían haber crecido plantas más altas que ellas. Mantuve sólo a dos caléndulas en el extremo izquierdo, donde la mayoría de plantas que habitan ya están muy crecidas, casi con total seguridad debido a que es el rincón donde antes se va el sol y retiene mayor humedad, cada vez más ayudada por la sombra que proyectan las plantas más grandes.

En ese mismo rincón también florecen los linos comunes, que abren una flor al día que empieza a perder sus pétalos en la misma tarde. Siempre tienen imperfecciones, como pasaba con los linos rojos, los cuales también parecen estar a punto de florecer. Al menos he remendado el desastre del año pasado, cuando sembré el lino en febrero y justo fueron exterminados por un abrasador poniente cuando comenzaban a florecer, en mayo. Las plantas de este año llevan creciendo desde septiembre y deben andar por 40 cm. de alto o más. Uno de sus vecinos tiene un carácter totalmente opuesto: la espuela de caballero (Consolida ajacis) posee flores que duran semanas, y además la misma y única planta lleva emitiéndolas continuamente desde noviembre. Todavía he recolectado esta semana las vainas de semillas de las primeras flores que tuvo. Se está convirtiendo en una de las especies estrella de esta "pretemporada", y parece que hay más plantas repartidas por el contenedor que acompañarán durante la primavera.

Caléndula amarilla
De todos los bulbos plantados en la terraza, la que se lleva el mérito de ser la primera en florecer es la Scilla siberica. Plantadas en octubre, nunca había conseguido verlas florecer antes de mediados de marzo, y hasta ahora los dos años anteriores acabaron en la basura cuando busqué los bulbos en verano. Este año la estrategia con ellas fue tratarlas como plantas de bosque, y mantengo el sustrato húmedo en uno de los rincones menos expuestos. El resultado fue que a finales del pasado año emergía ya una planta, y las flores se abrirán pronto; en cambio, de las diez que enterré sólo veo dos puntas más asomar. Esta planta parece tener el defecto de querer florecer a toda costa sin sincronizarse con la apertura de hojas: esta vez la cosa quizá sale mejor que el año pasado, pues las flores que se han estropeado intentando abrirse paso pertenecen a una pequeña espiga lateral del bulbo y el pedúnculo de mayor tamaño está emergiendo con el camino despejado. Será un placer poder observar sus flores de color azul auténtico desplegadas.

Mauranthemum paludosum
En el contenedor no parece que los bulbos tengan mucha prisa, y en algunos casos es preocupante. Es pronto, pero llevan tanto tiempo enterrados y se ven tantas diferencias que uno se preocupa. El caso más notable es el de los Crocus, con un crecimiento irregular en el que algunas plantas han emergido y crecen a buen ritmo y otras ni siquiera han roto la tierra. Todavía se puede esperar a marzo, ya que suelen durar floreciendo hasta finales de este mes. Sólo dos especies, los jacintos y los Pseudomuscari azureum parecen estar comenzando a despuntar con flores allí. Por lo pronto, he regado el contenedor para paliar estas largas semanas sin lluvias y asentar un poco la tierra. Unos cuantos riegos harán que se empapen las capas más bajas de sustrato (y compost) y proporcionarán humedad durante un largo tiempo.

Otras vivaces comienzan a sacar hojas o romper tímidamente la tierra, mientras que las anémonas han hecho ya su trabajo, cubriendo de follaje las macetas, y ya asoman las primeras flores que estarán listas la semana que viene o incluso antes. Tengo un pequeño problema con las anémonas este año, y es que parece ser que lo que yo consideré una desaparición de tubérculos el año pasado, resultó ser una simple "reducción". Esto es, que en todas aquellas macetas donde he reaprovechado sustrato que una vez contuvo anémonas, están saliendo. Debe ser que los tubérculos no necesitan ser de la talla que tienen cuando se venden para volver a regenerar una planta, y esto hace que sean indetectables en la tierra.

Durante las próximas semanas, las ventajas que han adquirido estas plantas repercutirán en su temprano desarrollo, pudiendo florecer aunque vuelva a hacer un poco de frío, pues igualmente seguirán beneficiándose de la mayor duración de los días. Es más, las plántulas más jovenes que se desarrollen estos días van a tener más problemas con la sequedad de la tierra que con las bajas temperaturas.

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