lunes, 13 de octubre de 2014

No tan deprisa

Tulbaghia violacea
Con el precedente del año anterior y el propio mes de septiembre que dejamos atrás hace un par de semanas, suponer que el calor volvería a aparecer tras las dos semanas de nubes era algo muy plausible. Y efectivamente, aunque las mínimas se han mantenido invariables, con 18-20ºC y madrugadas más frescas que las agobiantes noches veraniegas de septiembre, un frente de poniente ha llegado esta semana no con ráfagas de viento muy fuertes, pero sí con las consecuencias típicas de este viento: calor y sequedad. Otra vez hemos visto a los termómetros situarse entre los 27 y hasta 31ºC por las tardes, que siguen siendo bastantes aunque la radiación solar ya no apriete tanto como en verano. Las plantas crecidas apenas se han resentido porque muchas siguen aprovechándose del aporte de la lluvia y están resurgiendo, pero el entusiasmo de los semilleros sufre un nuevo retraso.

Commelina benghalensis
No ha sido una "masacre" generalizada, pero como cuando comencé a pasarlos al contenedor de tierra ésta estaba todavía húmeda hasta abajo del todo, aproveché para poner toda clase de plantas, algunas tan sólo con cotiledones. Lo hice así porque los semilleros originales no tengo más remedio que ponerlos a resguardo donde dé menos el sol -si los expusiera, las plantas se quemarían en cuestión de horas- y a consecuencia de esto el diminuto tallo inicial se alarga muchísimo hasta que la planta encuentra la luz que necesita y deja parte de éste postrado en el suelo, apuntando finalmente hacia arriba. La mayoría de plantas de semilla pequeña se han quemado, supongo que más por el viento seco que por el sol, ya que esto ocurrió tras tres días plantadas y muchas plántulas de las que coloqué el pasado día 2 siguen resistiendo sin problema. Esta vez me he curado en salud y las futuras plantas crecen bajo la protección de una pequeña malla antipájaros, que ya han inaugurado su etapa destructiva otoñal rompiéndome el tallo de una dalia que comenzaba a rebrotar tras el shock veraniego.

Ipomoea quamoclit
Poco a poco la terraza vuelve a llenarse de flores de plantas conocidas y alguna que otra nueva; llaman la atención de lejos los azules de la Commelina benghalensis y los rojos de la Ipomoea quamoclit; cerca de ellas florece la Buddleja davidii, de la que todavía no he puesto fotos esperando a que aumente la densidad de sus racimos de flores, cosa que quizá no tarde; también florece de nuevo el Erodium x variabile, que ha aguantado estoicamente el duro verano y demuestra así lo resistente que es. En la parte trasera de la terraza siguen en su máximo los Oxalis bowiei acompañados más discretamente de los Oxalis triangularis, y por detrás ya se evidencia que pronto el Oxalis articulata se unirá a la fiesta.

Erodium x variabile
La novedad para esta semana ha sido la floración de la Tulbaghia violacea. Esta especie me la regalaron en agosto y ha tenido una rápida adaptación en la terraza, como puede verse. Se trata de un pariente sudafricano de los ajos, rizomatosa en lugar de bulbosa Aunque huele como sus parientes y el "aroma" se encuentre igualmente en las flores -que huelen a ajo, a diferencia de las de éstos que son perfumadas- no es una planta utilizada como alimento -si bien ocasionalmente se utilizan las flores para dar sabor-, aunque sí con fines medicinales. Las flores en forma de estrella, rosadas, crecen en umbelas y le dan cierta similitud también a la también africana Agapanthus, pariente suya aunque taxonómicamente más alejada. Las hojas son lineares, finas, y en plantas grandes pueden formar densos cepellones. En mi planta son todavía pocas, lo que le da un aspecto encantador de pequeña bulbosa.

Salamanquesa común
Además de los gorriones, otras especies de fauna se van dejando ver por la terraza. Quizá los voladores más frecuentes todavía sean las libélulas, de los pocos insectos que se ven salvo ocasionales himenópteros, mariposas o las hormigas que nunca sé de dónde salen pero siempre están presentes. Entre los vertebrados nunca faltan las salamanquesas (Tarentola mauretanica) que desde hace años se esconden de día bajo las cubetas y detrás de algunas macetas y estantes. A la de la foto me la encontré dentro del contenedor del compost, del que puede salir y entrar cuando quiera. Parece que el ejemplar en cuestión ha tenido algunos percances en su vida, a juzgar por esa cola crecida después de haberla perdido o la falta de dedos en alguna de sus patas.

Tulbaghia violacea
En resumen, que tras las lluvias de septiembre parece que se vuelva a repetir el patrón del año pasado con sólo unas leves diferencias: ausencia de nubes, temperaturas hacia arriba y un otoño atípico que sólo se deja adivinar por el suave frescor de las madrugadas y el acortamiento de los días. Parece que para seguir adelante con los semilleros deberé imitar el modelo del año pasado, en el que me fié de plantar directamente y el desastre fue tal que el contenedor quedó empobrecido: plantar en noviembre. Las mejores floraciones de anuales y otras herbáceas se dieron gracias a las condiciones más suaves del mes de noviembre, en el que ya se puede exponer a las plantas al sol sin peligro e incluso hacer germinar las semillas en las mismas condiciones. Por tanto, debería darme más prisa en dejar el montaje para bulbosas hecho -los Crocus están brotando ya en sus paquetes- y dejar los semilleros para dentro de una quincena como mínimo.

2 comentarios :

  1. Hola MPBirds, que sorpresa descubrir este currado y bonito Blog, felicidades por tan buen trabajo. Yo el mío lo tengo bastante desatendido, ya que sacar un huequito para esta labor me está costando bastante.

    Enhorabuena también por esas plantas tan bonitas, la Ipomoea quamoclit y la Commelina benghalensis, las desconocía, son líndísimas!!

    Compartir contigo también la desesperación por estos cambios climatológicos tan bestiales que estamos sufriendo, nosotros y nuestras plantas; la verdad, es que cuesta mantenerlas en condiciones óptimas y acertar con la siembra de las de temporada. Es una lucha constante, menos mal que son más fuerte de lo que pensamos a veces, y no dejan de regalarnos belleza y alegría (merece la pena todo el esfuerzo que se hace por ellas).

    Enhorabuena de nuevo y gracias por compartir tus vivencias!
    Saludos
    Manu

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    1. Hola Manuel, gracias por tus palabras :)

      En efecto, los cambios hay que conocerlos durante varias temporadas para adaptarse bien, si no todo es un desastre. En cambio, creo que casi todo lo que he ido reflejando en el blog desde, digamos, otoño de 2013 -cuando esperaba preparar una temporada espectacular y se quedó en 1/3 parte de eso- fue falta de previsión en factores que no tienen siempre que ver con el tiempo. La sequía hizo mucho daño, eso sí, pero la mala elección de especies a juntar, los riegos poco controlados ("más" no es siempre "mejor") fueron más responsables que otros factores. Aprendido eso, espero haber mejorado lo suficiente para que la temporada 2015 sea mucho mejor, pero no dudo que todavía saldrán fallos de los que luego aprenderé y pensaré "pero cómo no tuve eso en cuenta?" :D

      Saludos y nuevamente gracias por tu comentario.

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