lunes, 6 de octubre de 2014

Octubre y un cambio de ciclo

Caracol de jardín (Helix aspersa)
A finales de septiembre la llegada del otoño cumplía con las expectativas y finalmente una serie de lluvias moderadas suponían el primer cambio importante frente a la prolongada sequía que veníamos padeciendo desde inicios de septiembre de 2013. Durante aquel largo periodo el único punto de inflexión fue noviembre del año pasado, en el cual se llegó a acumular una cantidad de lluvia que aún fue inferior a la que hemos tenido en un sólo dia particularmente lluvioso de este mes de octubre recién comenzado. Es casi imposible que a finales de año nos acerquemos a las cifras habituales de precipitación acumulada, pero sería un gran alivio que episodios de lluvia como este se repitiesen al menos una vez al mes hasta diciembre, como todos los años.

Symphyotrichum novi-belgii
Las lluvias se han prolongado de manera intermitente desde el domingo 21 de septiembre hasta el viernes 3 de octubre en Cullera. No dispongo de datos para su consulta, pero la cantidad total acumulada habrá estado alrededor de los 90mm. Destaca sobre todo el día 1 de octubre, el día al que hago referencia más arriba, en el que se desató un poderoso aguacero que dejó unos 45mm en apenas una hora y algunas calles de Cullera llevaban agua hasta la altura del tobillo. Con tanta cantidad de agua precipitada, en la terraza ya he tenido que sacar todas las plantas de sus cubetas y platitos, hasta ahora de poca utilidad, porque el agua llega al borde y hay peligro de que las plantas se pudran. Del mismo modo, prácticamente no he tenido ni que regar en estas dos semanas y la cantidad de agua acumulada en todos los cacharros de la terraza será almacenada, como hago todos los años, para futuros usos. Eso sí, aunque no es ni de lejos la lluvia más abundante caída sobre la terraza -en agosto de 2013 mismo llovió más- van a hacer falta muchas garrafas para acumularla.

Oxalis bowiei
Desde el sábado ha vuelto el sol, y aunque ayer domingo el cielo volvía a ponerse oscuro y de hecho las predicciones apuntaban a lluvia segura, ya no cayó ni una gota. No es ninguna sorpresa que a partir de este momento, las temperaturas máximas sigan superando los 25ºC. Las mínimas bajaron junto a la llegada de las lluvias y se han dejado atrás aquellas madrugadas a más de 21ºC que todavía tuvimos durante casi todo septiembre, pero en general todavía parece que estemos a finales de primavera o principios de verano, situación que no hay manera de saber todavía cuándo variará. A las plantas les va a sentar bien teniendo en cuenta la cantidad de agua que han recibido y la menor intensidad solar, pero más pronto que tarde habrá que volver a regar con asiduidad.

Commelina benghalensis
Pocos cambios en la terraza salvo los que estoy llevando a cabo con los semilleros: el contenedor ya ha sido puesto en marcha de nuevo, con el sustrato sustituido y las primeras plántulas introducidas. He sido tan generoso preparando semilleros que en sólo dos días de plantación ha quedado tan lleno que el resto de siembras, de plantas que prosperan con bastante facilidad sin preparativos, lo haré de manera directa. Sólo queda ver si la vuelta de los cielos despejados y calor no afecta demasiado a las plantas ya establecidas.

Por lo demás, se combinan tres factores: el resurgir de algunas perennes y vivaces, la continuidad de algunas especies de la temporada pasada como las efectivas Zephyranthes carinata y su pasión por la lluvia y la vuelta infalible de las especies otoñales como Symphyotrichum novi-belgii u Oxalis bowiei; la baja para este año, como se veía venir, han sido las Tricyrtis formosana, que tendré que ver si vuelvo a adquirir a la próxima primavera. Las plantas pasaron de tener su mayor densidad en 2013 a asomar a duras penas en 2014. También la Commelina benghalensis vive ahora su mejor momento, cargándose de flores por las mañanas que se cierran y caen pasado el mediodía.

Zephyranthes carinata
Tras las lluvias no pueden faltar los caracoles. Me sigue sorprendiendo muchísimo la cantidad de caracoles que llegan a la terraza por varias razones: de dónde vendrán, puesto que no hay jardines cercanos; y su uso exclusivo de las plantas como refugio sombreado y no como alimento. Esto es así, nunca he encontrado hojas mordidas con su correspondiente rastro de babas: siempre que las plantas han sufrido ataques queda visible o bien el recorte triangular del pico de un gorrión o la destroza total de tallos, cosa que un caracol no haría. Al ejemplar de la foto lo encontré así, tan atrevido, cruzando la terraza a pleno sol. Hay montones como él escondidos bajo cubetas, contenedores y algunas plantas.

Esta época es un poco delicada. Atendiendo al patrón de otros años, al verano parece que le cueste marcharse y el calor sigue haciendo acto de presencia durante unas cuantas semanas más. Lo importante ahora es hacer sitio a todas las plantas, sobre todo a los bulbos, para evitar que se debiliten por la demora. Va a ser un mes movido.

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