sábado, 21 de septiembre de 2013

Septiembre seco

Lobelia siphilitica
Septiembre suele ser un mes de contrastes. El verano termina tal día como hoy, pero el calor no se marcha hasta más adelante, atenuándose lentamente en ocasiones hasta casi primeros de noviembre y en años excepcionales, casi hasta la primera semana de diciembre -por increíble que parezca, algunos años hemos comenzado dicho mes superando los 20ºC a diario. La lluvia suele ser el factor característico de este mes: y es que, desde hace años, en septiembre las lluvias aparecen de golpe y casi siempre concentradas en sólo uno o pocos días. Salvo excepciones como el año pasado o el actual -a falta de que termine el mes- en los que agosto ha tenido lluvias abundantes, a finales de septiembre suele darse un día en el que llueve más en esas 24 horas que en todo el verano precedente. El caso reciente más espectacular fue el del año 2008: la tarde del día 23 de ese mes de septiembre cayeron aquí en mi ciudad, Sueca, casi 290 mm. en unas horas, lo que causó algunos problemas inundando parte de la ciudad debido a que los motores de bombeo del alcantarillado dejaron de funcionar. Todavía quedó agua suficiente para que al día siguiente cayesen otros 50 mm. En contrapunto al actual, fue el mes de septiembre y el mes absoluto con mayor cantidad de precipitaciones de los últimos años.

Estamos ya a día 21, no han caído ni 2 mm. en todo el mes y las previsiones no parecen mucho más optimistas. Si bien ahora mismo en TheWeatherChannel apuntan precipitaciones para Valencia al domingo 29, esto puede variar y mañana mismo esas posibilidades haberse esfumado: días atrás se esperaba la misma previsión para unos días antes. Lo único que vemos a menudo son nubes que tapan el sol durante algunas horas y ayudan a atenuar el calor, pero no dejan caer ni una gota. Aunque todavía da tiempo a alguna sorpresa, este septiembre podría ser el más seco de los últimos años.

Gazania amarilla y naranja
Ante tal panorama, he detenido momentáneamente la preparación de semilleros al aire libre ya que estoy esperando a que la lluvia empape la tierra del contenedor y la mantenga húmeda los días necesarios para que las especies de semillas pequeñas, que son las que quedan por sembrar, tengan tiempo a echar raíces sin encontrarse con el sustrato seco. Las plántulas que saqué adelante en semilleros individuales y trasplanté siguen progresando bastante bien, y las de semillas grandes que he ido repartiendo por varias macetas toleran incluso el sol directo, que aunque es más suave que en la parte central del verano, sigue apretando con fuerza. Uno de estos casos es el de los Lupinus 'Russell', cuyo último ejemplar superviviente ha terminado por secarse a la par que la nueva generación crece en otro rincón de la terraza. A pleno sol he sembrado unos parientes suyos de clima mediterráneo, Lupinus angustifolius, con la esperanza de que toleren mejor nuestro clima.

Salvia farinacea
Aparte de las plantas nuevas obtenidas por semillas, estos días ya han ido llegando a casa varios bulbos que reponen algunas de las especies que se perdieron por el camino -aunque por el momento no han podido ser todas ya que alguna colección no ha llegado a las tiendas este año- y alguna que otra novedad. También he conseguido reponer aquellas perennes de ALDI que no superaron el verano -Campanula glomerata, Lychnis viscaria, Prunella grandiflora y, por si acaso, Leontopodium alpinum- a las que he agregado unas cuantas más como Heuchera, Bergenia y Astilbe. Tan pronto como lleguen el resto de bulbos que estoy esperando, rearmaré el contenedor y los enterraré a la espera de que vayan haciendo su camino.

El resto de plantas de la terraza han estado, sin más, reponiéndose del verano y volviendo a ganar esplendor durante este mes. Se han visto cosas como el reverdecimiento de la Lavandula stoechas, que llevaba meses detenida y seca, justo después de las lluvias de agosto; lo mismo ha pasado de manera espectacular con los Eryngium planum (que están enormes) y las Asclepias tuberosa, que se afanan en rebrotar de bajo tierra. Al igual que éstas, las tres especies de Oxalis -bowiei, triangularis y tetraphylla- se han puesto de acuerdo para rebrotar a la vez y uno de ellos, el triangularis, incluso ha retomado la floración. A la Echinacea purpurea le he podado las partes secas para evitar posibles infecciones y el verde del centro comienza a verse de nuevo.

Tagetes patula
Una nueva especie florece por primera vez en la terraza: la Lobelia siphilitica, una especie norteamericana perenne, amante de la humedad y de crecimiento vertical muy similar a las campánulas y antirrináceas. La planta llegó a casa en enero, en forma de minúsculas semillas que sembré ese mismo mes al sol y bajo plástico. Durante mucho tiempo, las plantas fueron diminutas, lo cual me hizo pensar que quizá habría que esperar al menos hasta el año que viene para verlas florecer. A partir de verano, sin embargo, aquellas pequeñas plantas que seguían pareciendo haber germinado hacía pocos días pegaron un estirón tremendo y se convirtieron en dos rosetas de hojas verdes y muy apretadas. A finales de verano empezaron a aparecer unas estructuras en el centro que apuntaban a ser espigas florales, y así ha sido. Ambas plantas están comenzando a florecer y tienen un aspecto imponente, con flores que parecen una mezcla de lobelia y antirrino, aunque algo desordenadas, pues no parecen estar tan bien colocadas como en otras especies que florecen con este tipo de formación.

Cosmos sulphureus
Las gazanias y la Salvia farinacea continúan a lo suyo, mientras las Cosmos bipinnatus que brotaron a mediados de verano comienzan a ganar altura y sacar alguna flor junto a la gran mata de Tagetes patula, que sigue estando en su esplendor. Su pariente, la Cosmos sulphureus, terminó de secarse hace pocos días, mientras que las Mauranthemum paludosum continúan creciendo a buen ritmo. Dos plantas vivaces siguen sin mostrar crecimiento: la dicentra, que quizá necesite un ambiente más húmedo y fresco, y la Astilbe 'Glut', la cual después de varios rebrotes dejó de crecer. La saqué el otro día de la tierra y el rizoma sigue consistente, aunque sin raíces. Sin embargo, rompiéndole algunos de los bultos que tenía, en uno de ellos todavía apareció el interior de color blanco, así que volví a enterrarla con la esperanza de verla rebrotar.

Cosmos bipinnatus
Otras dos plantas que volverán a florecer en otoño, su época, son las Tricyrtis formosana y el Symphyotrichum novi-belgi. Las Tricyrtis han tenido en éste su mejor año, sin estropearse tanto como otras veces y llegando a casi 60 cm. de altura los tallos más altos. El áster, por su parte, ha tenido una durísima temporada incapacitado para crecer por culpa de los hongos (que todavía le afectan). Sin embargo, y contra todo pronóstico, un pequeño tallo de apenas 20 cm. empezó a emerger a finales del mes pasado y ya muestra los capítulos en formación. Habrá menos flores que el año pasado, desde luego, pero las habrá.

Así comienza el otoño, esperando unas lluvias que tan importantes serán de cara al arranque de esta nueva etapa en la que el calor se irá marchando y las plantas del año que viene comenzarán tímidamente su andanza a la sombra de las especies que todavía lucirán con sus flores durante esta época.

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