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Kleinia grantii |
El inusualmente caluroso inicio de mayo culminaba el pasado jueves día 14 con un dato meteorológico que, sin exagerar un ápice, ha batido varios récords desde que se tienen registros. Además, lo que más me sorprendió fue la efectividad de las previsiones, que anunciaban que efectivamente llegaríamos a ver los termómetros sobrepasar los 40ºC en plena mitad de la primavera y que tal cual había llegado el calor se marcharía, incluso esa misma noche. Y no fallaron demasiado.
Desde mediados de esta semana, teniendo en cuenta esta alerta, ya planifiqué cómo iban a tener que repartirse los riegos para que las plantas no sufriesen. Regué el miércoles por la tarde, repetí con moderación el propio jueves -más que nada porque este día siempre suelo estar en la terraza por las mañanas- y tras observar la situación, regresé el viernes por la tarde, respirando con alivio al ver que las plantas, incluso las anuales sembradas hace dos meses, no habían notado nada del brutal golpe de calor de la tarde anterior. En efecto, estuve siguiendo los datos en Sueca y a cada pocos minutos era una sorpresa: a partir de mediodía entró una masa de aire cálido arrastrada por el viento del sudeste que ya nos situó en los 40ºC -yo abandoné la terraza a 32ºC medidos allí con termómetro de mercurio- que dio su golpe de efecto cuando el viento giró de poniente. En Sueca alcanzamos los 42,7ºC en el punto álgido y una todavía más sorprendente humedad relativa de sólo un 10%. A su vez, en Cullera se alcanzaban los 40,5ºC con un 16% de humedad en el aire. Para Cullera, esta temperatura supone la más alta jamás registrada en la localidad; en nuestro entorno cercano, en la vecina Carcaixent se marcaron 44,4ºC, la temperatura más alta medida en un mes de mayo para Europa.
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Oxalis depressa |
La otra parte, más positiva, es que las previsiones de que las temperaturas volverían a su cauce normal esa misma noche, por increible que pareciese, también fueron ciertas. Normalmente, si esto ocurre en verano, un día en que se sobrepasen los 35ºC deja una madrugada que no baja de los 25-27. El viernes amaneció a 19ºC, aunque sí es cierto que el día volvió a acercarse a los 30 e incluso superarlos en Sueca. El domingo al amanecer, junto a la orilla de L'Albufera en Sollana, ya llegué a ver en el termómetro del coche unos frescos 11,5ºC. Afortunadamente, el calor se fue tal cual vino como estaba previsto y el viento imperante durante los días siguientes soplaba a rachas cambiantes entre el norte y el este.
La vida en la terraza, como se comentaba, ha seguido su curso normal, Han continuado abriéndose flores durante esta semana, la mayoría de especies perennes, sin verse afectadas por las altas temperaturas. Entre las anuales, van floreciendo las últimas
Nigella damascena espontáneas que han aparecido en diversos puntos de la terraza, la mayoría de tonos azules. La de la foto de esta entrada acompaña a las
Cosmos bipinnatus en la maceta que preparé en otoño, aunque este ejemplar no lo he visto germinar hasta hace poco. No obstante, es una planta que, aunque germine durante el otoño, lleva un ritmo moderado y no florece hasta llegada la primera mitad de la primavera.
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Trollius 'Golden Quuen' |
Una de las perennes que ha empezado a florecer es una planta cuya presencia en la terraza responde a un segundo intento, ya que el año pasado la tuve, sobrevivió a duras penas y la perdí a finales de verano. Se trata de
Trollius 'Golden Queen', una ranunculácea de bellas flores naranja con estambres sobresalientes. Lo solemos encontrar como
Trollius chinensis, aunque realmente se trata de un híbrido de éste.con
T. ledebourii. A grandes rasgos, es una especie con cierto parecido a las anémonas y ranúnculos aunque bajo tierra tiene raíces gruesas como los delfinios y aguileñas. Lo cultivo en semisombra y el año pasado aprendí que es de esas plantas que necesitan un suelo fresco y húmedo pero nunca mojado. Después de varias floraciones deformes, en agosto lo que quedaba de planta se había compostado en la maceta. La de este año, aunque más pequeña, parece que va por mejor camino y esta primera flor ha superado con éxito el trance del calor. La premisa es simple: apenas le doy un chorrito de agua siempre y cuando el sustrato no esté húmedo al tacto. Con ello, en ocasiones puedo olvidarme de regarlo durante cuatro o seis días sin problemas.
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Nigella damascena |
Pasamos ahora a una perenne más resistente al calor y falta de agua, pues se trata de una crasa.
Kleinia grantii es una compuesta africana, pariente muy próxima de los senecios, aunque por su aspecto cuando está sin flores pensaríamos que tiene relación con suculentas como Crassulaceae o Aizoaceae. Tiene hojas de color verde-grisáceo espatuladas y carnosas, con un cáudice bajo ellas, una zona engrosada que acumula reservas como un rizoma pero que reposa sobre la superficie y no bajo ella. Esta planta me llamó la atención desde que la descubrí en Internet y cuál fue mi sorpresa al saber que una compañera lo cultivavba y podía enviarme esquejes para el intercambio de semillas y plantas que hacemos varios jardineros cada otoño. Durante meses lo he cultivado con esmero -todo el que pueda requerir una planta que apenas necesita agua- y finalmente he conseguido que emita un capítulo. Se trata de una cabezuela idéntica a la de los senecios, en este caso sin lígulas, pero con flósculos de tubos largos de un intenso color rojo.
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Chaenostoma cordatum |
Encontramos también un nuevo miembro del género de los
Oxalis. Hablamos de
Oxalis depressa, una especie sudafricana de pequeño tamaño, con hojas trifoliadas menores que las flores. Éstas se abren en espiral y quedan con los pétalos superpuestos entre sí: son de color rosado con el interior amarillo ribeteado de blanco. Sólo planté dos tubérculos, los cuales tardaron semanas en brotar y uno de ellos "se equivocó" y empezó a asomar por el agujero de drenaje de la maceta. Al intentar sacarlo se partió el brote, pero en poco tiempo volvió a crecer, esta vez ya en la orientación correcta y a punto de florecer como su compañero.
Finalmente, y a modo de curiosidad, me ha llamado la atención ver cómo la
Chaenostoma cordatum, la reptante sudafricana que adquirí el mes pasado y cuyas flores son de color lila, ha abierto de manera espontánea una flor de color casi blanco. Parece ser que no es la primera vez que lo hace, aunque no es capaz de florecer regularmente en los dos colores a la vez, lo cual resultaría de lo más peculiar.
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