sábado, 23 de mayo de 2015

Semana de cambios

Monarda citriodora
Parece increíble cómo se ha suavizado la situación a lo largo de este inicio de la segunda mitad del mes después de ver cómo comenzaba y, sobre todo, tras el episodio de fuerte calor del día 14. Sólo por las temperaturas se podría decir que el mes está desordenado, que las dos primeras semanas deberían haber ido al final y la que comenzó más o menos el fin de semana anterior bien podría haber sido la inmediatamente siguente a abril. Además, tras un mes sin precipitación alguna, la tarde del martes se puso a llover y para primeras horas de la madrugada se habían acumulado unos 16,5 mm. Estos días apenas se llega a 23ºC de máxima y las minimas en ocasiones están por debajo de los 15ºC, todo ello propiciado por el viento de gregal que ha ido soplando.

En tan avanzadas fechas y con un calor que ha acelerado el final de algunas plantas, la mayoría de lo que queda en la terraza son perennes, aunque siguen habiendo anuales tardías, algunas de ellas simplemente por tratarse de especies tolerantes con el calor que sembré más tarde. En el contenedor las plantas todavía con vida se cuentan con los dedos y ya he empezado a recoger, arrancar y cortar plantas y sus inflorescencias secas para extraer semillas. Curiosamente, hace ya unos días, las Lagurus ovatus que se encontraban en plena floración desaparecieron del todo. No fue un corte de las espigas, ni se han entremezclado con la maraña de tallos secos, ni nada parecido: alguien arrancó sistemáticamente todas las plantas, unas tres, enteras y sin dejar rastro. Sospecho que habrá sido algún gorrión muy hábil que la ha utilizado para su nido y ha aprovechado el espacio libre del contenedor para colarse y realizar la hazaña, pues no he echado en falta más plantas.

Leucanthemum x superbum
Entre las anuales de ciclo más largo cabe destacar a dos especies que estos días ya se encuentran cargadas de flores. Una es la Isotoma axillaris, la pequeña planta australiana pariente de las lobelias y campánulas que comenzó a abrir sus primeras flores a principios de mes. La especie tiene un desarrollo similar al de la compuesta Brachyscome iberidifolia, creciendo despacio durante otoño y amarilleando si tiene demasiada humedad. Eso sí, nunca he probado a sembrarla en primavera dado que sólo la he sembrado una vez (otoño de 2013) y el resto ha salido a base de auto-siembra. No sé si como su compatriota Brachyscome es capaz de crecer más deprisa si se siembra cuando los días ya son más largos y cálidos, cosa que también descubrí cuando estas margaritas australianas se auto-sembraron.

Isotoma axillaris
Sin lugar a dudas, la anual con el ciclo de vida más largo de las que cultivo es la Monarda citriodora. Sembrando la planta en otoño, medio año después todavía nos parecerá que es demasiado pequeña. Hacia mayo da el estirón definitivo y a mediados de mes se pone a florecer. Las primeras las sembré en diciembre de 2013 y florecieron al mayo siguiente durante más de un mes. Posteriormente ya ni siquiera sembré porque aparecieron plántulas espontáneas por todos lados, con lo que aproveché para repicar unas pocas en el contenedor. Finalmente, durante las pasadas lluvias de marzo, dado que iba a utilizar las macetas donde crecían estas plantas, repartí unas cuantas entre dos macetas y regalé unas pocas a unos familiares. De las dos macetas, en una han florecido varias plantas y la otra dejé de regarla en el momento que los gorriones, tras reiteradas visitas, dejaron las plantas reducidas a tallos cortados a ras de suelo. En el contenedor ha florecido una planta y el resto ha sufrido los mismos efectos que todas aquellas especies de crecimiento lento: sus vecinas les privaron de luz y acabaron con ellas. No es una anual para mezclar, visto lo visto.

Gaillardia aristata
Las Gaillardia aristata reafirman su presencia en la terraza un año más. Esta perenne resiste de maravilla el calor y la sequía y cuando se dan las condiciones idóneas, también se resiembra: la cantidad de semillas que dan es más que suficiente para ir desperdigándose y apareciendo de vez en cuando por toda la terraza y así conseguir permanecer año tras año en la terraza. Las primeras plantas, tres, aparecieron de una siembra realizada en enero de 2013 y pervivieron hasta el verano pasado, a la vez que ya habían comenzado a expandirse por otras macetas, Actualmente me quedan unos pocos ejemplares algo más pequeños; uno de ellos lo puse en el contenedor por probar si podía crecer con las anuales, pero creció muy despacio y ha quedado solitario. Cuando adecúe este espacio para la próxima siembra lo trasplantaré a una maceta.

Oxalis depressa
Otra compuesta afianzada en la terraza es el margaritón Leucanthemum x superbum. Plantado en una maceta grande a fin de que se desarrollase mejor, la planta ha pasado de ser una roseta de hojas con capítulos enormes a una planta bien ramificada con cabezuelas que si bien ya no tienen el tamaño inicial -la que traía al comprarla tenía casi el diámtro de un CD- siguen siendo margaritas de gran tamaño. Imagino que la planta con el tiempo se irá haciendo más alta y los capítulos crecerán sobre pedúnculos más alejados. Me quedé un año más sin conocer a su pariente Leucanthemum vulgare, las cuales sembré en el contenedor y son extremadamente lentas, algo que me desconcierta dado que sus semillas suelen incluirse en mezclas de anuales.

En el rincón trasero, los Oxalis depressa siguen mostrando progresos día a día a la vez que sus parientes, quizá salvo los Oxalis tetraphylla, ya empiezan a mostrar una leve decadencia. En este rincón, sin embargo, las inminentes estrellas de la función serán las azucenas, las cuales protagonizarán algunas de las próximas entradas del blog.

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